Brisingr [Glaedr] y Saicere [argentaregina] acababan de encontrarse en la noche, Saicere había puesto una daga en el cuello del demonio y había amenazado con separarle la cabeza de los hombros si este no la dejaba en paz, pero. . . el destino tenía deparado algo diferente para ambos demonios

[Glaedr] y Rhianwen habían decidido comprometerse, al menos de palabra, y por supuesto lo que con ello acarreaba, traer al mundo un heredero poderoso que fuera capaz de proteger Vindur sin problemas.

Habían enumerado sus problemas:
El primero residía en que Saicere a duras penas iba a aceptar aquello.
El segundo en que Brisingr iba a querer vengarse de las humillaciones de Saicere
y el tercero que había un príncipe usurpador al que asesinar y tres reinos que conquistar.

¿Cómo saldrías de aquella?

Rhianwen revisaba y revisaba mapas de Ruthouryn hastiada, no encontraba forma de entrar en guerra con el príncipe Nifrid sin entrar en guerra con Bosset y Akondro.

Debía de haber una solución para aquello, pero ¿Cuál?