Aún ni amanece, el brujo está durmiendo.
De pronto, un cuervo aterriza sobre su almohada, acto seguido le picotea la nariz.
— ¿Ngh? ¿Lester...? —Pregunta, adormilado y apenas abriendo el ojo bueno—. Oh, tú no eres Lester. ¿Qué sucede?
Efectivamente, el cuervo que le despierta no es Lester, sino uno de los guardias a los que ha encargado la labor de vigilar a Khan.
— ¿Se trata de Khan? —Indaga, ya mucho más despierto dada la urgencia.
Tolek cierra los ojos y apoya un pulgar sobre la cabeza del ave para recuperar los recuerdos de lo que el animal vio.
— Una pesadilla, aparentemente —teoriza—. Está bien, Khan puede lidiar con ello. No estallará, ya no lo hizo —deduce.
Tranquiliza así al cuervo que, tras entregar el mensaje, alza el vuelo hasta posarse en lo alto del armario.
— Gracias, lo están haciendo bien —agradece al ave.
Luego, toma el celular para enviarle un mensaje a Khan. Aunque sabe que todo está bien con respecto al raciocinio inestable del balrog, no puede evitar preocuparse por él, por la angustia que debe existir detrás de esa pesadilla, por Khan.
#ElBrujoCojo
De pronto, un cuervo aterriza sobre su almohada, acto seguido le picotea la nariz.
— ¿Ngh? ¿Lester...? —Pregunta, adormilado y apenas abriendo el ojo bueno—. Oh, tú no eres Lester. ¿Qué sucede?
Efectivamente, el cuervo que le despierta no es Lester, sino uno de los guardias a los que ha encargado la labor de vigilar a Khan.
— ¿Se trata de Khan? —Indaga, ya mucho más despierto dada la urgencia.
Tolek cierra los ojos y apoya un pulgar sobre la cabeza del ave para recuperar los recuerdos de lo que el animal vio.
— Una pesadilla, aparentemente —teoriza—. Está bien, Khan puede lidiar con ello. No estallará, ya no lo hizo —deduce.
Tranquiliza así al cuervo que, tras entregar el mensaje, alza el vuelo hasta posarse en lo alto del armario.
— Gracias, lo están haciendo bien —agradece al ave.
Luego, toma el celular para enviarle un mensaje a Khan. Aunque sabe que todo está bien con respecto al raciocinio inestable del balrog, no puede evitar preocuparse por él, por la angustia que debe existir detrás de esa pesadilla, por Khan.
#ElBrujoCojo
Aún ni amanece, el brujo está durmiendo.
De pronto, un cuervo aterriza sobre su almohada, acto seguido le picotea la nariz.
— ¿Ngh? ¿Lester...? —Pregunta, adormilado y apenas abriendo el ojo bueno—. Oh, tú no eres Lester. ¿Qué sucede?
Efectivamente, el cuervo que le despierta no es Lester, sino uno de los guardias a los que ha encargado la labor de vigilar a Khan.
— ¿Se trata de Khan? —Indaga, ya mucho más despierto dada la urgencia.
Tolek cierra los ojos y apoya un pulgar sobre la cabeza del ave para recuperar los recuerdos de lo que el animal vio.
— Una pesadilla, aparentemente —teoriza—. Está bien, Khan puede lidiar con ello. No estallará, ya no lo hizo —deduce.
Tranquiliza así al cuervo que, tras entregar el mensaje, alza el vuelo hasta posarse en lo alto del armario.
— Gracias, lo están haciendo bien —agradece al ave.
Luego, toma el celular para enviarle un mensaje a Khan. Aunque sabe que todo está bien con respecto al raciocinio inestable del balrog, no puede evitar preocuparse por él, por la angustia que debe existir detrás de esa pesadilla, por Khan.
#ElBrujoCojo
┊ ✧ : Dᴇʟ Lɪʙʀᴏ ᴅᴇ Gᴜᴋ﹣Kʜᴀɴ﹐ Ꭲꭺꮇᏼꮻꭱꭼꮪ ꭹ Ꮲꭼꮪꭺꭰꮖꮮꮮꭺꮪ : ✧ ┊
¡Barrum! ¡Barrum! Retumban los tambores. Tambores de guerra.
Las tropas avanzan. Hordas de orcos a la delantera. Hombres del sur, con arcos y flechas, más atrás.
¡Barrum! ¡Barrum!
En la retaguardia, van los Balrogs, unos pocos de ellos bastan para levantar una espesa cortina de humo negro con la que ocultan las fuerzas del señor oscuro de sus enemigos.
¡Barrum! ¡Barrum!
Uno solo basta para espantar a los wargos que los escoltan, junto a sus fieros jinetes. Muchos encuentran su final anticipado bajo las garras de las bestias de fuego, entre las fauces de los Balrogs, como si fueran incapaces de distinguir aliados de enemigos, como si el amo que gobierna su voluntad no existiera, como si la muerte y la destrucción por si mismas fueran el único propósito de su existencia.
¡Barrum! ¡Barrum!
¡BARRUM!
Khan despierta agitado e inquieto por los recuerdos que le atormentan. La guerra, uno de los muchos horrores que le tocó vivir. Exhala densas nubes de humo negro y su cuerpo quema al tacto. No tarda en dejar la cama y a su amante, antes de ahogarle o calcinarle, para ir hasta la azotea donde, contemplando el estéril paisaje de la ciudad, puede darse un momento para recuperar su centro no sin antes maldecir al pequeño alienígena del tamborcito y su enajenado defensor.
#TheBalrog
¡Barrum! ¡Barrum! Retumban los tambores. Tambores de guerra.
Las tropas avanzan. Hordas de orcos a la delantera. Hombres del sur, con arcos y flechas, más atrás.
¡Barrum! ¡Barrum!
En la retaguardia, van los Balrogs, unos pocos de ellos bastan para levantar una espesa cortina de humo negro con la que ocultan las fuerzas del señor oscuro de sus enemigos.
¡Barrum! ¡Barrum!
Uno solo basta para espantar a los wargos que los escoltan, junto a sus fieros jinetes. Muchos encuentran su final anticipado bajo las garras de las bestias de fuego, entre las fauces de los Balrogs, como si fueran incapaces de distinguir aliados de enemigos, como si el amo que gobierna su voluntad no existiera, como si la muerte y la destrucción por si mismas fueran el único propósito de su existencia.
¡Barrum! ¡Barrum!
¡BARRUM!
Khan despierta agitado e inquieto por los recuerdos que le atormentan. La guerra, uno de los muchos horrores que le tocó vivir. Exhala densas nubes de humo negro y su cuerpo quema al tacto. No tarda en dejar la cama y a su amante, antes de ahogarle o calcinarle, para ir hasta la azotea donde, contemplando el estéril paisaje de la ciudad, puede darse un momento para recuperar su centro no sin antes maldecir al pequeño alienígena del tamborcito y su enajenado defensor.
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