• No dirá nada para que nadie escuché que eso le llegó al corazón. Quiere a su hijita
    No dirá nada para que nadie escuché que eso le llegó al corazón. Quiere a su hijita
    0 turnos 0 maullidos
  • Solo el fin de una historia, es el incio a muchas más.
    Solo el fin de una historia, es el incio a muchas más.
    Me gusta
    Me encocora
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • En cualquier momento se desmaya mi user del sueño y alv.. todo
    En cualquier momento se desmaya mi user del sueño y alv.. todo
    0 turnos 0 maullidos
  • 𝑨𝒅𝒎𝒊𝒕𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒂𝒏𝒕𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒎𝒐𝒅𝒆𝒍𝒐, 𝒎𝒊 𝒄𝒓𝒖𝒔𝒉 𝒎𝒆 𝒓𝒆𝒄𝒉𝒂𝒛𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝒏𝒐 𝒔𝒆𝒓 𝒏𝒂𝒅𝒊𝒆 𝒚 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒐𝒚 𝒇𝒂𝒎𝒐𝒔𝒐, 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆𝒏𝒈𝒐 𝒖𝒏 𝒃𝒖𝒆𝒏 𝒆𝒎𝒑𝒍𝒆𝒐 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒑𝒂𝒈𝒂𝒅𝒐, 𝒎𝒆 𝒃𝒖𝒔𝒄𝒂.... 𝑳𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒂 𝒎𝒖𝒄𝒉𝒂𝒔 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒕𝒂𝒔... 𝒂𝒔𝒊 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒆𝒍 𝒌𝒂𝒓𝒎𝒂.
    𝑨𝒅𝒎𝒊𝒕𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒂𝒏𝒕𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒎𝒐𝒅𝒆𝒍𝒐, 𝒎𝒊 𝒄𝒓𝒖𝒔𝒉 𝒎𝒆 𝒓𝒆𝒄𝒉𝒂𝒛𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝒏𝒐 𝒔𝒆𝒓 𝒏𝒂𝒅𝒊𝒆 𝒚 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒐𝒚 𝒇𝒂𝒎𝒐𝒔𝒐, 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆𝒏𝒈𝒐 𝒖𝒏 𝒃𝒖𝒆𝒏 𝒆𝒎𝒑𝒍𝒆𝒐 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒑𝒂𝒈𝒂𝒅𝒐, 𝒎𝒆 𝒃𝒖𝒔𝒄𝒂.... 𝑳𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒂 𝒎𝒖𝒄𝒉𝒂𝒔 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒕𝒂𝒔... 𝒂𝒔𝒊 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒆𝒍 𝒌𝒂𝒓𝒎𝒂.
    0 turnos 0 maullidos
  • — oye, ya despertaste? Ese mounstro te dejó un poco inconsciente, pero agradezco que estés bien, gracias por haberme salvado, no quiero ser un problema para tí así que mejor me voy... Bay..
    — oye, ya despertaste? Ese mounstro te dejó un poco inconsciente, pero agradezco que estés bien, gracias por haberme salvado, no quiero ser un problema para tí así que mejor me voy... Bay.. :STK-1:
    Me gusta
    Me entristece
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • Un pequeño descanso antes de volver al negocio.
    Un pequeño descanso antes de volver al negocio.
    Me gusta
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • 𝐓𝐡𝐞 𝐥𝐚𝐬𝐭 𝐭𝐢𝐦𝐞 𝐈 𝐟𝐞𝐥𝐭 𝐚𝐥𝐢𝐯𝐞, 𝐈 𝐰𝐚𝐬 𝐝𝐲𝐢𝐧𝐠.
    𝐓𝐡𝐞 𝐥𝐚𝐬𝐭 𝐭𝐢𝐦𝐞 𝐈 𝐟𝐞𝐥𝐭 𝐚𝐥𝐢𝐯𝐞, 𝐈 𝐰𝐚𝐬 𝐝𝐲𝐢𝐧𝐠.
    Me encocora
    5
    9 turnos 0 maullidos
  • //Este rol es una continuación de un regalo que me envió [eniy4]. Lo siento, sigo sin poder poner fotos.//

    -Shadow mira el erizo en sus manos, sus ojos brillaban con alegría.-

    Es...

    -Sin pensarlo, abrazó al erizo. Shadow siempre había tenido una debilidad por los animales, normalmente y especialmente los gatitos, pero el hecho de que ese animal fuese de su misma especie lo hacía especial.-
    //Este rol es una continuación de un regalo que me envió [eniy4]. Lo siento, sigo sin poder poner fotos.// -Shadow mira el erizo en sus manos, sus ojos brillaban con alegría.- Es... -Sin pensarlo, abrazó al erizo. Shadow siempre había tenido una debilidad por los animales, normalmente y especialmente los gatitos, pero el hecho de que ese animal fuese de su misma especie lo hacía especial.-
    1 turno 0 maullidos
  • Ficha
    Nombre: Gigi MurinEdad: ??Orientación: Excelente. No me pierdoOcupación: Atrapar CriminalesHistoria:"¿Eh? ¡Pero si era gracioso! No te enfades conmigo".Nacida y criada bajo la bandera de la Libertad, Gigi Murin es una perseguidora de espíritu libre y un gremlin travieso.Aunque sabe perseguir objetivos por pura intuición, le cuesta memorizar instrucciones...
    Me gusta
    Me encocora
    Me enjaja
    Me shockea
    6
    3 comentarios 0 compartidos
  • Bajo el manto estrellado de una noche sin luna, la playa permanecía en un silencio inquietante, roto solo por el suave murmullo de las olas acariciando la orilla. Desde la profundidad del océano emergió una figura esbelta, envuelta en una capa de piel de foca, sus ojos brillando con una luz que reflejaba la curiosidad y el anhelo.

    Fiadh, la selkie, se deslizó hasta la arena húmeda, dejando atrás su manto de piel sobre una roca. Con un suspiro de alivio, sintió cómo su cuerpo cambiaba, transformándose en una joven humana de cabellos oscuros y piel pálida. Cada paso que daba sobre la arena le provocaba una mezcla de emociones: la libertad de sentir el suelo firme bajo sus pies y la nostalgia de las profundidades marinas.

    Esa noche no era la primera vez que Fiadh se aventuraba en tierra firme, pero sí era la primera vez que lo hacía con un propósito tan claro. Había oído historias de otras selkies que habían encontrado la felicidad entre los humanos, y en su corazón, un deseo insaciable la impulsaba a descubrir si ese sería también su destino.

    Caminó por la orilla hasta llegar a un pequeño pueblo de pescadores, donde las luces de las cabañas parecían brillar con una calidez acogedora. Se detuvo a observar desde la distancia, fascinada por la simplicidad y la armonía con la que los humanos vivían. La risa de los niños, el aroma del pan recién horneado, el sonido de las conversaciones al caer la noche; todo parecía formar parte de un cuadro perfecto, uno en el que anhelaba integrarse.

    Mientras deambulaba por las calles adoquinadas, Fiadh encontró una pequeña posada. La puerta entreabierta dejaba escapar una luz dorada y el sonido de una canción que alguien tocaba con una guitarra. Atraída por la melodía, entró tímidamente y se sentó en una esquina, observando a los parroquianos. Nadie parecía notar su presencia, lo que le dio la oportunidad de soñar despierta con la idea de pertenecer a ese mundo.

    "¿Te gustaría algo de beber?" La voz suave del posadero la sacó de sus pensamientos. Un hombre de edad avanzada, con una sonrisa bondadosa, la miraba con curiosidad.

    Fiadh asintió, sin saber exactamente qué decir. El posadero le trajo una taza de té caliente y se sentó a su lado, comenzando una conversación casual sobre el tiempo y las historias del mar. Con cada palabra, Fiadh se sentía más conectada con la vida humana, más convencida de que su lugar estaba entre ellos.

    Al salir de la posada, la noche había avanzado y el frío empezaba a calar en sus huesos. Se dirigió de vuelta a la playa, donde su capa de piel la esperaba pacientemente. Con un último vistazo hacia el pueblo, Fiadh supo que su corazón ya no pertenecía solo al océano. Tomó su piel de foca, pero en lugar de ponérsela de inmediato, la sostuvo en sus manos, sintiendo el peso de su decisión.
    Bajo el manto estrellado de una noche sin luna, la playa permanecía en un silencio inquietante, roto solo por el suave murmullo de las olas acariciando la orilla. Desde la profundidad del océano emergió una figura esbelta, envuelta en una capa de piel de foca, sus ojos brillando con una luz que reflejaba la curiosidad y el anhelo. Fiadh, la selkie, se deslizó hasta la arena húmeda, dejando atrás su manto de piel sobre una roca. Con un suspiro de alivio, sintió cómo su cuerpo cambiaba, transformándose en una joven humana de cabellos oscuros y piel pálida. Cada paso que daba sobre la arena le provocaba una mezcla de emociones: la libertad de sentir el suelo firme bajo sus pies y la nostalgia de las profundidades marinas. Esa noche no era la primera vez que Fiadh se aventuraba en tierra firme, pero sí era la primera vez que lo hacía con un propósito tan claro. Había oído historias de otras selkies que habían encontrado la felicidad entre los humanos, y en su corazón, un deseo insaciable la impulsaba a descubrir si ese sería también su destino. Caminó por la orilla hasta llegar a un pequeño pueblo de pescadores, donde las luces de las cabañas parecían brillar con una calidez acogedora. Se detuvo a observar desde la distancia, fascinada por la simplicidad y la armonía con la que los humanos vivían. La risa de los niños, el aroma del pan recién horneado, el sonido de las conversaciones al caer la noche; todo parecía formar parte de un cuadro perfecto, uno en el que anhelaba integrarse. Mientras deambulaba por las calles adoquinadas, Fiadh encontró una pequeña posada. La puerta entreabierta dejaba escapar una luz dorada y el sonido de una canción que alguien tocaba con una guitarra. Atraída por la melodía, entró tímidamente y se sentó en una esquina, observando a los parroquianos. Nadie parecía notar su presencia, lo que le dio la oportunidad de soñar despierta con la idea de pertenecer a ese mundo. "¿Te gustaría algo de beber?" La voz suave del posadero la sacó de sus pensamientos. Un hombre de edad avanzada, con una sonrisa bondadosa, la miraba con curiosidad. Fiadh asintió, sin saber exactamente qué decir. El posadero le trajo una taza de té caliente y se sentó a su lado, comenzando una conversación casual sobre el tiempo y las historias del mar. Con cada palabra, Fiadh se sentía más conectada con la vida humana, más convencida de que su lugar estaba entre ellos. Al salir de la posada, la noche había avanzado y el frío empezaba a calar en sus huesos. Se dirigió de vuelta a la playa, donde su capa de piel la esperaba pacientemente. Con un último vistazo hacia el pueblo, Fiadh supo que su corazón ya no pertenecía solo al océano. Tomó su piel de foca, pero en lugar de ponérsela de inmediato, la sostuvo en sus manos, sintiendo el peso de su decisión.
    Me encocora
    1
    0 turnos 0 maullidos
Patrocinados