Cuidaba de la gema de su esposo y de su retoño junto al Lord, al menos algo bueno salía de la peculiar paternidad y es que su bebé nunca estaría sin un padre para protegerla, pero ello no le quitaba el cierto recelo de saber que cualquier aparecido podía sentirse con derechos.

Algo tenía claro, para él, los únicos padres legítimos eran su cervatillo, Lord y él mismo, aunque mirando la gema, suspiraba mientras la dejaba reposar segura, encogiédose de hombros.

—Cariño... Ojalá pudieras estar consciente y ver a nuestra bebé.
Te extraño demasiado...

Despertó después de un par de días después.*
Tengo que ir por Alastor, espero no encontrarme con nadie...
*Murmurando camina con la cabeza baja, no desea llamar la atención solo necesita ver a su hijo.*

••~Nerina, una sirena pelirroja de ojos verdosos, era la princesa de un reino submarino llamado Atlantis. Desde pequeña, se distinguió no solo por su belleza, sino también por su espíritu fuerte y su corazón compasivo. A diferencia de otras princesas, que solían quedarse en el palacio de coral, Nerina pasaba sus días nadando entre las criaturas del mar, aprendiendo de ellas y ayudándolas siempre que podía.

Como futura reina, Nerina sabía que su deber no era solo gobernar, sino también proteger y cuidar a todos los habitantes del océano. Así, dedicaba su tiempo a mediar entre los delfines y las tortugas, a resolver disputas entre los cangrejos y a mantener el equilibrio en los arrecifes. Era amada por todos, no solo por su linaje real, sino por su bondad y sabiduría.~••

•~En pocas palabras solo soy alguien que intenta escapar de su propio mundo ~•

Viernes noche, preparandome ¿quien me acompaña esta noche? A pasarla bien.... ¿Cómo me veo?

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La estrella que seguía hace unas semanas no daba señales de su existencia, pero Liz aún observaba los cielos y sus constelaciones con esperanza, en ese lugar montañoso; un refugio para el alma. Respiraba tranquila atesorando ese momento de paz, al amanecer debería dejar todo esto atrás con gran pesar

Nada es eterno, como lo es todo en nuestro pequeño universo, destinado a la extinción, me aferró a mi orgullo, a mi propia fé, a lo que soy, un Basilio, un Dragón de sangre ardiente y dulce pasión

¿ que tal me veo ? , jamas habia probado este estilo...

_ Fotitos que se tomaron ayer. –

Uh? , buenos días! Todos ustedes por aquí amigos míos.