• ICK! QUE ES ESTO?

    (Ve una foto donde le hacen orejitas de conejo, algo molestó al ver eso y notar que estaba distraído.)

    ESTOS ANIMALES! >:v cómo que esto ya tiene más de 79k de vistas y más likes?!

    (Rompe el teléfono aplastando lo con la mamá obviamente lastimandose con los vidrios)

    ICK! QUE ES ESTO? (Ve una foto donde le hacen orejitas de conejo, algo molestó al ver eso y notar que estaba distraído.) ESTOS ANIMALES! >:v cómo que esto ya tiene más de 79k de vistas y más likes?! (Rompe el teléfono aplastando lo con la mamá obviamente lastimandose con los vidrios)
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  • No tengo que dar a nadie explicarciomes lo que soy .
    ¿O si? , y soy asi .
    No tengo que dar a nadie explicarciomes lo que soy . ¿O si? , y soy asi .
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  • Mmm...es tan cansado convivir con tanta gente en los conciertos, solo quiero estar en casa con mí amado y abrazarlo... cómo quisiera hacer eso todos los días

    (Mirando el techo más serio de lo normal dejando ver su seriedad por primera vez, pues aquel no suele estar de esa manera )

    ...llevo sin dormir tantas noches que perdí la cuenta, mí amado estará bien en su trabajo?
    Mmm...es tan cansado convivir con tanta gente en los conciertos, solo quiero estar en casa con mí amado y abrazarlo... cómo quisiera hacer eso todos los días (Mirando el techo más serio de lo normal dejando ver su seriedad por primera vez, pues aquel no suele estar de esa manera ) ...llevo sin dormir tantas noches que perdí la cuenta, mí amado estará bien en su trabajo?
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  • Al final si me levanté para trabajar, soy alguien hiperactivo y no me puedo quedar quieto pese a estar deprimido, quizás vaya a beber a mi bar favorito para despejar mi cabeza

    - Dicho aquello se levantó de su cama, se cambió, salió de la habitación de uno de los hoteles en donde se quedaba, tenía hogar pero estar ahí le recordaba a su pareja, por lo que iba a dormir a otros lugares para no molestar a sus hermanos. Miró su reloj y luego se subió a su moto para empezar a conducir al bar que frecuentaba siempre, pero no bebía alcohol, solo bebía tragos de frutas -
    Al final si me levanté para trabajar, soy alguien hiperactivo y no me puedo quedar quieto pese a estar deprimido, quizás vaya a beber a mi bar favorito para despejar mi cabeza - Dicho aquello se levantó de su cama, se cambió, salió de la habitación de uno de los hoteles en donde se quedaba, tenía hogar pero estar ahí le recordaba a su pareja, por lo que iba a dormir a otros lugares para no molestar a sus hermanos. Miró su reloj y luego se subió a su moto para empezar a conducir al bar que frecuentaba siempre, pero no bebía alcohol, solo bebía tragos de frutas -
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  • ni sloane es humana ni yo vampiro los dos somos.... DRAGONES! Sloane Sparks
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  • El sol de la tarde se colaba tímidamente entre las copas de los árboles, tiñendo de oro viejo los senderos del parque. Sentados en un banco de madera desgastado, dos figuras contrastaban violentamente con la tranquilidad del lugar: un niño pecoso, con ropa sucia pero mirada vivaz, y una criatura imposible, alargada, vestida con un traje negro pulcro y una máscara de porcelana sin expresión.

    El pequeño vagabundo columpiaba las piernas, tarareando una melodía sin ton ni son. Sostenía un libro bajo un brazo, mientras la otra mano jugueteaba con una piedra que había encontrado camino al banco.

    —Hoy fue raro —dijo, rompiendo el silencio—. Los patos empezaron a pelear entre ellos. Uno le arrancó las plumas al otro del puro coraje, como si supieran algo que yo no.

    La criatura giró lentamente su cabeza hacia él. Sus largos dedos tamborilearon el borde del banco con un ritmo imposible de seguir.

    —⸮⸗𐑂ɸ̶̸͘ᗷ⸸ ᒐ̶̶ᓭ𐐬...? —respondió con una voz que no era voz, como el crujido de hojas mojadas arrastradas por el viento.

    El niño se encogió de hombros, como si lo hubiera entendido.

    —Quizá pelean por las sobras de pan que lanza la señora con sombrero amarillo. O tal vez... —sus ojos brillaron con una chispa de emoción—, tal vez saben que el mundo se está torciendo un poco más, y no pueden evitar volverse locos.

    —⸮⫷⫷̶̡̕Ŋ͘͢͜ɻ̷̛̝͞⨕⸮ —el ser volvió a responder. Esta vez más bajo, como un murmullo enterrado en lo profundo de un pozo.

    El pequeño vagabundo rió.

    —Sí, yo también pienso que es culpa del tipo del reloj roto. Siempre aparece justo antes de que las cosas se pongan raras.

    Hubo una pausa. El niño miró al cielo, luego al lago donde los patos se revolvían aún, en plena batalla acuática. A lo lejos, un cuervo graznó, y por un instante, el parque pareció contarse un secreto a sí mismo.

    —¿Sabes? Me gusta hablar contigo, me entiendes perfecto —dijo el pequeño vagabundo, y recostó la cabeza en el brazo del monstruo, como si fuera un viejo amigo.

    La criatura no respondió. Solo se quedó inmóvil, como una estatua que respira apenas. Pero su sombra se inclinó hacia el niño, protegiéndolo de la última luz del día.

    Y así quedaron: el niño y lo imposible, compartiendo una charla incomprensible, justo en medio del caos trivial de los patos furiosos.
    El sol de la tarde se colaba tímidamente entre las copas de los árboles, tiñendo de oro viejo los senderos del parque. Sentados en un banco de madera desgastado, dos figuras contrastaban violentamente con la tranquilidad del lugar: un niño pecoso, con ropa sucia pero mirada vivaz, y una criatura imposible, alargada, vestida con un traje negro pulcro y una máscara de porcelana sin expresión. El pequeño vagabundo columpiaba las piernas, tarareando una melodía sin ton ni son. Sostenía un libro bajo un brazo, mientras la otra mano jugueteaba con una piedra que había encontrado camino al banco. —Hoy fue raro —dijo, rompiendo el silencio—. Los patos empezaron a pelear entre ellos. Uno le arrancó las plumas al otro del puro coraje, como si supieran algo que yo no. La criatura giró lentamente su cabeza hacia él. Sus largos dedos tamborilearon el borde del banco con un ritmo imposible de seguir. —⸮⸗𐑂ɸ̶̸͘ᗷ⸸ ᒐ̶̶ᓭ𐐬...? —respondió con una voz que no era voz, como el crujido de hojas mojadas arrastradas por el viento. El niño se encogió de hombros, como si lo hubiera entendido. —Quizá pelean por las sobras de pan que lanza la señora con sombrero amarillo. O tal vez... —sus ojos brillaron con una chispa de emoción—, tal vez saben que el mundo se está torciendo un poco más, y no pueden evitar volverse locos. —⸮⫷⫷̶̡̕Ŋ͘͢͜ɻ̷̛̝͞⨕⸮ —el ser volvió a responder. Esta vez más bajo, como un murmullo enterrado en lo profundo de un pozo. El pequeño vagabundo rió. —Sí, yo también pienso que es culpa del tipo del reloj roto. Siempre aparece justo antes de que las cosas se pongan raras. Hubo una pausa. El niño miró al cielo, luego al lago donde los patos se revolvían aún, en plena batalla acuática. A lo lejos, un cuervo graznó, y por un instante, el parque pareció contarse un secreto a sí mismo. —¿Sabes? Me gusta hablar contigo, me entiendes perfecto —dijo el pequeño vagabundo, y recostó la cabeza en el brazo del monstruo, como si fuera un viejo amigo. La criatura no respondió. Solo se quedó inmóvil, como una estatua que respira apenas. Pero su sombra se inclinó hacia el niño, protegiéndolo de la última luz del día. Y así quedaron: el niño y lo imposible, compartiendo una charla incomprensible, justo en medio del caos trivial de los patos furiosos.
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  • — Él es mío y si un idiota como tú piensa que puede tenerlo, te equivocas.—
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  • Me gustan los días así, relajados

    Aurora Cupper
    Me gustan los días así, relajados [glow_beryl_hippo_480]
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  • —El mundo es de quienes sonríen cuando sólo hay motivos para llorar.
    —El mundo es de quienes sonríen cuando sólo hay motivos para llorar.
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  • (HACE MUCHOS CICLOS)

    *La piedra crujió** bajo los pies del dragón mientras avanzaba. Sus ojos, aún en su forma humana, brillaban con el fuego antiguo de los dragones.

    Frente a él, colgando despreocupadamente de su capa como si fuera una cuerda de lavandería, se encontraba **Naru Saigo**, suspendido en el aire por una sola mano del dragón ancestral.

    —**¡Oropo…!** —gruñó, apretando los dientes—. Tu disfraz no engaña a un ser de mi linaje. Has vuelto, ¿para qué esta vez? ¿Destruir otra era? ¿Reescribir otro destino?

    **Naru** alzó ambas cejas bajo la capucha, con una expresión más aburrida que preocupada.

    —Em… sí, disculpa, ¿"Oropo"?
    *(mueve las manos con suavidad, como quien calma a un niño)*
    —Creo que estás confundiendo al "gran enemigo del tiempo" con un tipo que solo quería sentarse bajo un árbol y comer una tarta de pera en paz.

    El dragón parpadeó, sus ojos de fuego vacilaron.

    —No juegues conmigo, impostor.

    —Créeme, si fuera ese tal Oropo… probablemente te estaría dando un monólogo dramático en este mismo momento, hablando del dolor eterno, la traición de los dioses y alguna que otra frase pretenciosa sobre la existencia.
    *(hace una pausa)*
    Yo, en cambio, solo tengo hambre y los bolsillos llenos de migajas de pan.

    El dragón lo bajó lentamente, dejándolo de pie en el suelo con una mezcla de confusión y fastidio. Naru se acomodó la capa, se sacudió el polvo y chasqueó la lengua.

    —Además —añadió, señalándose a sí mismo—, ¿te parezco el tipo de sujeto que planea genocidios metafísicos? Apenas planeo mis almuerzos.

    El dragón frunció el ceño, ahora más curioso que enfadado.

    —Entonces… ¿quién eres?

    Naru sonrió, girando sobre sus talones para marcharse.

    —Solo un héroe errante. Con un muy mal historial con capas largas, aparentemente.

    Y con eso, desapareció entre los árboles, dejando a al dragón rascándose la cabeza.
    (HACE MUCHOS CICLOS) *La piedra crujió** bajo los pies del dragón mientras avanzaba. Sus ojos, aún en su forma humana, brillaban con el fuego antiguo de los dragones. Frente a él, colgando despreocupadamente de su capa como si fuera una cuerda de lavandería, se encontraba **Naru Saigo**, suspendido en el aire por una sola mano del dragón ancestral. —**¡Oropo…!** —gruñó, apretando los dientes—. Tu disfraz no engaña a un ser de mi linaje. Has vuelto, ¿para qué esta vez? ¿Destruir otra era? ¿Reescribir otro destino? **Naru** alzó ambas cejas bajo la capucha, con una expresión más aburrida que preocupada. —Em… sí, disculpa, ¿"Oropo"? *(mueve las manos con suavidad, como quien calma a un niño)* —Creo que estás confundiendo al "gran enemigo del tiempo" con un tipo que solo quería sentarse bajo un árbol y comer una tarta de pera en paz. El dragón parpadeó, sus ojos de fuego vacilaron. —No juegues conmigo, impostor. —Créeme, si fuera ese tal Oropo… probablemente te estaría dando un monólogo dramático en este mismo momento, hablando del dolor eterno, la traición de los dioses y alguna que otra frase pretenciosa sobre la existencia. *(hace una pausa)* Yo, en cambio, solo tengo hambre y los bolsillos llenos de migajas de pan. El dragón lo bajó lentamente, dejándolo de pie en el suelo con una mezcla de confusión y fastidio. Naru se acomodó la capa, se sacudió el polvo y chasqueó la lengua. —Además —añadió, señalándose a sí mismo—, ¿te parezco el tipo de sujeto que planea genocidios metafísicos? Apenas planeo mis almuerzos. El dragón frunció el ceño, ahora más curioso que enfadado. —Entonces… ¿quién eres? Naru sonrió, girando sobre sus talones para marcharse. —Solo un héroe errante. Con un muy mal historial con capas largas, aparentemente. Y con eso, desapareció entre los árboles, dejando a al dragón rascándose la cabeza.
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