Pasaron días desde lo último ocurrido, aquel caos que creyeron nunca iba a terminar. Para este punto quizá deberían estar acostumbrados, pero no era así. Sin importar cuántas veces ocurriera algún desastre era difícil acostumbrarse.
Entonces, los días tranquilos eran valiosos. Demasiado. Era necesario disfrutarlos al máximo. Y, justo por eso, Eve pensó que sería una buen idea el salir aquel sábado por la tarde para distraerse un poco, para que Mark pudiera tomar un respiro. Tal vez celebrar como iban a hacerlo antes.
Así es como terminaron en el Arcade, lleno de luces neón, música retro y niños y adolescentes por doquier. Había mucho para elegir, pero algo llamó la atención de la pelirroja tras dar unos pasos en el interior del lugar mientras sostenía la mano del pelinegro.
──Oye, Mark, mira eso ──señaló hacia una de las máquinas con peluches en el interior, la garra esperando pacientemente. Entre lo que se podía sacar de esta, había un peluche en particular que llamaba la atención por sus colores amarillo y azul. El único que quedaba──. ¡Un pequeño Invincible! Hay que conseguirlo.
Ni siquiera esperó a que él respondiera, caminó hacia la máquina, llevando consigo a su pareja.
──Quien lo obtenga primero se lo queda.
Pasaron días desde lo último ocurrido, aquel caos que creyeron nunca iba a terminar. Para este punto quizá deberían estar acostumbrados, pero no era así. Sin importar cuántas veces ocurriera algún desastre era difícil acostumbrarse.
Entonces, los días tranquilos eran valiosos. Demasiado. Era necesario disfrutarlos al máximo. Y, justo por eso, Eve pensó que sería una buen idea el salir aquel sábado por la tarde para distraerse un poco, para que Mark pudiera tomar un respiro. Tal vez celebrar como iban a hacerlo antes.
Así es como terminaron en el Arcade, lleno de luces neón, música retro y niños y adolescentes por doquier. Había mucho para elegir, pero algo llamó la atención de la pelirroja tras dar unos pasos en el interior del lugar mientras sostenía la mano del pelinegro.
──Oye, Mark, mira eso ──señaló hacia una de las máquinas con peluches en el interior, la garra esperando pacientemente. Entre lo que se podía sacar de esta, había un peluche en particular que llamaba la atención por sus colores amarillo y azul. El único que quedaba──. ¡Un pequeño Invincible! Hay que conseguirlo.
Ni siquiera esperó a que él respondiera, caminó hacia la máquina, llevando consigo a su pareja.
──Quien lo obtenga primero se lo queda.