—Cuando Tristan era Vanitas, me pidió matrimonio, me preguntó..
¿Aun desea eso?

*Finalmente habia encontrado a quien buscaba. En medio de lo que parecia un bosque interminable, una serie de particulas azules se reunian hasta manifestarse completamente en ese entorno* Debe estar aqui... *Murmuro para si misma conforme comenzaba a recorrer el area*

*A sus ojos el mismo bosque parecia un laberinto sin fin y sin embargo estaba segura que eventualmente la encontraria* Fauna? *Menciono su miembro como si de alguna forma el bosque pudiera escucharle. Sino las plantas, quiza las criaturas que lo habitan le harian saber a su compañera de su llegada a su territorio*

━ Dibújame como una obra de arte.

La obra de arte.

-en el jadrin de su mundo pensativa.-

¿Crees que recuperare mi color otra vez?

-mientras escuchaba el sonido de la sombra de su propio odio hacia aquellos que la traicionaron.-

— Lluvia en Octubre. . . ¿Esto era mal augurio? Seguramente es de mala suerte que una llegue al mismo tiempo que un aguacero. —

—Que precioso~

Miró el collar en su joyero, llevando los pendientes para hacer el juego.

—Los usaré en mi cumpleaños~

Que tranquilidad... en estos días

𝑫𝒆 𝒕𝒐𝒅𝒂𝒔 𝒍𝒂𝒔 𝒕𝒂𝒓𝒆𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒆 𝒅𝒂𝒃𝒂𝒏 𝒅í𝒂 𝒂 𝒅í𝒂, 𝒍𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒎á𝒔 𝒅𝒊𝒔𝒇𝒓𝒖𝒕𝒂𝒃𝒂 𝒆𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒊𝒎𝒑𝒊𝒆𝒛𝒂. 𝑳𝒆 𝒅𝒂𝒃𝒂𝒏 𝒔𝒖𝒔 á𝒓𝒆𝒂𝒔 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒑𝒐𝒅í𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓 𝒔𝒐𝒍𝒂, 𝒆𝒍 𝒒𝒖𝒊𝒕𝒂𝒓 𝒍𝒂 𝒔𝒖𝒄𝒊𝒆𝒅𝒂𝒅 𝒍𝒆 𝒅𝒂𝒃𝒂 𝒄𝒊𝒆𝒓𝒕𝒂 𝒑𝒂𝒛 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊é𝒏 𝒚 𝒔𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒄𝒆𝒏𝒕𝒓𝒂𝒃𝒂 𝒆𝒏 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒕𝒂𝒍𝒍𝒆𝒔 𝒇𝒖𝒆𝒓𝒂𝒏 𝒅𝒆𝒔𝒍𝒖𝒎𝒃𝒓𝒂𝒏𝒕𝒆𝒔.

𝑷𝒂𝒓𝒆𝒄í𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓 𝒆𝒏 𝒔𝒖 𝒎𝒖𝒏𝒅𝒐 𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒓𝒂𝒔 𝒔𝒆 𝒂𝒔𝒆𝒈𝒖𝒓𝒂𝒃𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒕𝒖𝒊𝒍𝒍𝒂 𝒅𝒆 𝑴𝒂𝒓í𝒂 𝒒𝒖𝒆𝒅𝒂𝒓𝒂 𝒃𝒓𝒊𝒍𝒍𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒂𝒑𝒓𝒐𝒑𝒊𝒂𝒅𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆. 𝑺𝒊𝒏 𝒆𝒎𝒃𝒂𝒓𝒈𝒐, 𝒂𝒍 𝒗𝒆𝒓𝒍𝒆 𝒆𝒍 𝒓𝒐𝒔𝒕𝒓𝒐, 𝒔𝒆𝒏𝒕í𝒂 𝒊𝒏𝒄𝒐𝒎𝒐𝒅𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂𝒃𝒂 𝒅𝒊𝒓𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒆𝒏 𝒔𝒖 𝒗𝒊𝒆𝒏𝒕𝒓𝒆. 𝑵𝒐 𝒍𝒆 𝒅𝒊𝒐 𝒊𝒎𝒑𝒐𝒓𝒕𝒂𝒏𝒄𝒊𝒂.

𝐌𝐚𝐫í𝐚, 𝐪𝐮𝐞 𝐚 𝐬𝐮𝐟𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨, 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚 𝐬𝐢𝐝𝐨 𝐞𝐬𝐜𝐥𝐚𝐯𝐚, 𝐪𝐮𝐞 𝐨𝐛𝐥𝐢𝐠𝐚𝐫𝐨𝐧 𝐚 𝐜𝐮𝐦𝐩𝐥𝐢𝐫.

𝑷𝒂𝒔ó 𝒆𝒍 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆ñ𝒐 𝒕𝒓𝒐𝒛𝒐 𝒅𝒆 𝒕𝒓𝒂𝒑𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒔𝒖𝒑𝒆𝒓𝒊𝒐𝒓 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒄𝒂𝒃𝒆𝒛𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒕𝒖𝒊𝒍𝒍𝒂, 𝒍𝒖𝒆𝒈𝒐 𝒆𝒍 𝒓𝒐𝒔𝒕𝒓𝒐 𝒚, 𝒆𝒏𝒕𝒐𝒏𝒄𝒆𝒔, 𝒏𝒐𝒕ó 𝒍𝒂𝒔 𝒎𝒂𝒏𝒄𝒉𝒂𝒔 𝒓𝒐𝒋𝒂𝒔 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒕𝒓𝒂𝒑𝒐 𝒃𝒍𝒂𝒏𝒄𝒐. 𝑳𝒂𝒔 𝒐𝒃𝒔𝒆𝒓𝒗ó 𝒖𝒏 𝒎𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐, 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍 𝒄𝒆ñ𝒐 𝒇𝒓𝒖𝒏𝒄𝒊𝒅𝒐, 𝒄𝒐𝒏𝒇𝒖𝒏𝒅𝒊𝒅𝒂. 𝑷𝒂𝒓𝒂 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒗𝒊𝒐 𝒂 𝑴𝒂𝒓í𝒂, 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒚𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒃𝒂 𝒍𝒍𝒐𝒓𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒓𝒐𝒋𝒐. 𝑺𝒂𝒏𝒈𝒓𝒆.

𝐄𝐧 𝐬𝐮𝐬 𝐥á𝐠𝐫𝐢𝐦𝐚𝐬 𝐜𝐚𝐞 𝐞𝐥 𝐝𝐨𝐥𝐨𝐫.

𝑺𝒆 𝒂𝒍𝒆𝒋ó 𝒖𝒏𝒐𝒔 𝒑𝒂𝒔𝒐𝒔, 𝒂𝒑𝒓𝒆𝒕𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒍𝒐𝒔 𝒍𝒂𝒃𝒊𝒐𝒔. 𝑳𝒂 𝒊𝒏𝒄𝒐𝒎𝒐𝒅𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒆𝒏 𝒔𝒖 𝒆𝒔𝒕ó𝒎𝒂𝒈𝒐 𝒔𝒆 𝒕𝒐𝒓𝒏ó 𝒆𝒏 𝒏á𝒖𝒔𝒆𝒂𝒔 𝒚 𝒔𝒆 𝒂𝒍𝒆𝒋ó 𝒅𝒆 𝒂𝒍𝒍í 𝒊𝒏𝒎𝒆𝒅𝒊𝒂𝒕𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆. 𝑷𝒐𝒓 𝒉𝒐𝒚 𝒏𝒐 𝒊𝒃𝒂 𝒂 𝒍𝒊𝒎𝒑𝒊𝒂𝒓 𝒏𝒊𝒏𝒈𝒖𝒏𝒂 𝒐𝒕𝒓𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒕𝒖𝒂.