***Resumen del rol perdido con Jennifer** (vamos allá!!!)
Acto I — La Corona del Caos
La batalla comienza en un cielo desgarrado por el eclipse. Helior Prime desciende envuelto en fuego solar, y su sola presencia amenaza con desintegrarlo todo. Lili, apenas una joven heredera, es protegida por Arc, quien toma su forma ancestral: la dragona lunar. Sus alas la envuelven, guardándola, aunque la fuerza de Helior Prime atraviesa el aire mismo.
Dentro de Arc, Lili lucha por moverse, pero su cuerpo no responde: siente el poder, pero no sabe usarlo. Helior Prime hiere a la dragona y casi la mata, y con ello también a Lili.
Es entonces cuando Jennifer aparece en toda su furia. Con sus palabras y su sangre despierta la herencia del Caos en su hija. La Reina recuerda lo que son: no un accidente, no un error, sino la herencia imposible del abismo y de la luna.
Con un gesto, invoca a su ejército: los seguidores del Caos que, después de siglos, aún aguardaban su llamada. En el campo, las sombras responden, alzando armas por su Reina.
Sobre su frente surge la corona viva del Caos, un fuego con un rostro diminuto tallado en su centro: los ojos rojos del Abismo encarnado. Y lejos, sus hijas Yuna y Albedo sienten lo mismo en sus cabezas, como un sello invisible.
Arc se desploma, pero Lili, inspirada por el vínculo, escucha a Veythra responderle. Sus runas arden, su voz pronuncia en Tharésh’Kael y en la lengua del Vacío al mismo tiempo:
“Basta de arrodillarse, Lili. Levantémonos una vez más.”
Con una determinación desconocida, se incorpora y en sus manos aparece por fin la espada imposible: Veythra Lili, resonando en la mente de todos.
Con un corte, atraviesa el viento y rompe la armadura de Helior Prime. El guerrero retrocede, sorprendido. Y entonces madre e hija se unen: Jennifer pone su mano sobre la de Lili en la empuñadura.
El poder de ambas desgarra cielo y tierra. El tiempo mismo se curva bajo la fuerza de ese golpe. Todo queda en blanco.
Acto II — El Viaje al Pasado
El ataque fue tan devastador que rompió la realidad. Lili abre los ojos en otro tiempo: el pasado. Allí encuentra a una niña con la memoria rota: Jennifer, que se llama a sí misma “Selin”, recordando solo el eco de su madre.
Guiadas por Onyx, ambas viajan hasta el templo de Elune, atravesando el jardín de los Elunai. Onyx les entrega la bitácora con la verdad: Abel y sus ejércitos, el núcleo del Caos protegido como un corazón. Pero Onyx no puede seguirlas al territorio sagrado.
En el templo aguarda Diana, la rubia guerrera, que primero muestra ternura, luego sospecha al percibir la energía de la bitácora en Lili. Y finalmente, aparece Arc, con un nuevo avatar, transformada, casi divina. Reconoce a Jennifer por su verdadero nombre, la abraza, y explica que el vínculo con Veythra no se ha roto del todo.
Al escuchar ese nombre, Veythra resuena en Lili otra vez. Sus runas arden, su cuerpo brilla como fuego eterno, y la espada vuelve a materializarse en sus manos.
Es el inicio de un nuevo despertar.
Selin, sin embargo, carga con una sombra más profunda: fue maldecida por Abel, un ente del caos que ansía el trono de Ozma. Atrapada en un recuerdo de niña, su alma quedó suspendida en un bucle de inocencia y olvido.
Por ello, Diana la llevó al Altar de Yue, para que la luz de la luna purifique su espíritu y le permita regresar a su forma original.
***Resumen del rol perdido con Jennifer** (vamos allá!!!)
Acto I — La Corona del Caos
La batalla comienza en un cielo desgarrado por el eclipse. Helior Prime desciende envuelto en fuego solar, y su sola presencia amenaza con desintegrarlo todo. Lili, apenas una joven heredera, es protegida por Arc, quien toma su forma ancestral: la dragona lunar. Sus alas la envuelven, guardándola, aunque la fuerza de Helior Prime atraviesa el aire mismo.
Dentro de Arc, Lili lucha por moverse, pero su cuerpo no responde: siente el poder, pero no sabe usarlo. Helior Prime hiere a la dragona y casi la mata, y con ello también a Lili.
Es entonces cuando Jennifer aparece en toda su furia. Con sus palabras y su sangre despierta la herencia del Caos en su hija. La Reina recuerda lo que son: no un accidente, no un error, sino la herencia imposible del abismo y de la luna.
Con un gesto, invoca a su ejército: los seguidores del Caos que, después de siglos, aún aguardaban su llamada. En el campo, las sombras responden, alzando armas por su Reina.
Sobre su frente surge la corona viva del Caos, un fuego con un rostro diminuto tallado en su centro: los ojos rojos del Abismo encarnado. Y lejos, sus hijas Yuna y Albedo sienten lo mismo en sus cabezas, como un sello invisible.
Arc se desploma, pero Lili, inspirada por el vínculo, escucha a Veythra responderle. Sus runas arden, su voz pronuncia en Tharésh’Kael y en la lengua del Vacío al mismo tiempo:
“Basta de arrodillarse, Lili. Levantémonos una vez más.”
Con una determinación desconocida, se incorpora y en sus manos aparece por fin la espada imposible: Veythra Lili, resonando en la mente de todos.
Con un corte, atraviesa el viento y rompe la armadura de Helior Prime. El guerrero retrocede, sorprendido. Y entonces madre e hija se unen: Jennifer pone su mano sobre la de Lili en la empuñadura.
El poder de ambas desgarra cielo y tierra. El tiempo mismo se curva bajo la fuerza de ese golpe. Todo queda en blanco.
Acto II — El Viaje al Pasado
El ataque fue tan devastador que rompió la realidad. Lili abre los ojos en otro tiempo: el pasado. Allí encuentra a una niña con la memoria rota: Jennifer, que se llama a sí misma “Selin”, recordando solo el eco de su madre.
Guiadas por Onyx, ambas viajan hasta el templo de Elune, atravesando el jardín de los Elunai. Onyx les entrega la bitácora con la verdad: Abel y sus ejércitos, el núcleo del Caos protegido como un corazón. Pero Onyx no puede seguirlas al territorio sagrado.
En el templo aguarda Diana, la rubia guerrera, que primero muestra ternura, luego sospecha al percibir la energía de la bitácora en Lili. Y finalmente, aparece Arc, con un nuevo avatar, transformada, casi divina. Reconoce a Jennifer por su verdadero nombre, la abraza, y explica que el vínculo con Veythra no se ha roto del todo.
Al escuchar ese nombre, Veythra resuena en Lili otra vez. Sus runas arden, su cuerpo brilla como fuego eterno, y la espada vuelve a materializarse en sus manos.
Es el inicio de un nuevo despertar.
Selin, sin embargo, carga con una sombra más profunda: fue maldecida por Abel, un ente del caos que ansía el trono de Ozma. Atrapada en un recuerdo de niña, su alma quedó suspendida en un bucle de inocencia y olvido.
Por ello, Diana la llevó al Altar de Yue, para que la luz de la luna purifique su espíritu y le permita regresar a su forma original.