Nota del usuario: El relato que estás a punto de leer pertenece a la trama que llevo (yo, user de Jack Tessaro) con Angie Brooks (desde 2022) inspirada en Criminal Minds. Los personajes son originales, aunque en la trama son mencionados personajes canónicos de la ficción televisiva. 

Se ruega discreción. Disfruta del relato pues está extraído de los roles escritos, directamente. 
Los textos en rojo son pertenecientes a las respuestas de Angie

Disfruta del relato, gracias por leer

 

(…) Los siguientes cuatro años pasaron sin pena ni gloria para Jack Tessaro. Lo cierto es que su obsesión por encontrar al asesino de su mujer, al hombre que destruyó su vida sumergieron a Tessaro en una espiral bastante fea de la que Jack ni siquiera se daba cuenta. Dos semanas después del funeral de Grace ya había vendido la casa que compartió con ella. Una casa que ella eligió, porque era la que más le gustaba. Se trasladó a una casa baja a las afueras de Quántico, lejos del ruido, del caos, del tráfico. Porque allí era donde mejor podía trabajar, o donde mejor podía desarrollar su obsesión. A pesar de que habían pasado casi cuatro años desde que se trasladase, la verdad es que, apenas parecía que allí realmente vivía alguien. Jack era tremendamente pulcro y ordenado, sí. Pero su casa parecía sacada del folleto de cualquier agencia inmobiliaria y, de no ser por su ropa perfectamente ordenada en cajones y armarios y algún que otro efecto personal en el cuarto de baño pareciera que realmente allí no vivía nadie y que la casa estaba presta para ser alquilada o comprada.

Por otro lado, los ratos que Jack no pasaba en el trabajo o inmerso en el caso que lo torturaba día tras día, los pasaba bebiendo. Rara era la vez que no se tomaba un par de copas al volver a casa. El whisky se convirtió en su peor aliado durante esos dos años. Y, aunque guardaba las apariencias en el trabajo, la verdad era que no podía engañar a nadie y cuando llegó el momento de buscar un nuevo jefe de equipo para su facción de investigadores de la UAC, Jack vio como ese puesto le pasaba rozando las narices para terminar asignándoselo a su amigo y compañero Martin Hammond. Y a Jack… ni le importó. A pesar de que era un puesto que llevaba ambicionando desde que entró en el FBI, la verdad fue que le dio absolutamente igual. Strauss lo llamó a su despacho solo para decirle que el puesto hubiera sido suyo, pero que el FBI no podía tolerar que un líder de equipo tuviera la clase de problemas que Jack tenía y que se esforzaba por no solucionar. Así que… Jack anotó mentalmente aquella perdida a la lista de cosas que aquel hombre le había arrebatado… A pesar de que la elección había sido suya. Y en lugar de darle un puesto de poder le redujo las horas de campo y lo estableció como asesor durante dieciséis horas semanales para profesores de criminología de la universidad de Virginia.

El resto de sus días eran… normales. Iba al trabajo, atrapaba asesinos en serie, volvía a casa, bebía, seguía buscando a ese hombre que parecía haberse esfumado en el aire y… repetía el mismo patrón. Dia tras día. Bueno, había una variable diferente. La verdad era que, desde que Luke le había dicho que la joven Angela Brooks había entrado en la academia y se estaba especializando en perfiles psicológicos, Jack había empezado a mostrar interés por el proceso académico de la muchacha. Porque si podría ayudarla, lo haría. Sentía que se lo debía. Eso era lo único que podía hacer por ella, ya que había fracasado en la única tarea que la joven le pidió años atrás: encontrar al hombre que mató a sus padres. Cuando, una tarde, aquel nuevo perfil llegó a sus manos (entregado por el profesor Josh Neiderhalft) Jack no podía creerse que aquel era un trabajo universitario. Un trabajo realizado por Angie. Jack lo leyó, lo estudió. Lo comparó con el perfil que la UAC había hecho años atrás y… Angie tenía razón, el perfil de la UAC estaba equivocado. Así que Jack se reunió con Martin Hammond y Aaron Hotchner, quienes, acto seguido fueron a hablar con Erin Strauss. Ese perfil pudo poner en marcha una nueva investigación federal que d tuvo como resultado la captura de un asesino que había eludido a las autoridades durante más de quince años. Y entonces, el veredicto fue claro. Si una mente como la de Angie Brooks había conseguido dar con la clave para capturar a un peligroso asesino en serie, el FBI necesitaba a esa mujer en sus filas.

Y a Jack ni siquiera le sorprendió el día que Martin Hammond le comentó, en confidencia que la joven Brooks se uniría al equipo en los próximos días. Lo único que Jack había pedido era que Angie nunca supiera que la persona que consiguió que ella pusiera un pie en el FBI había sido él. Ella nunca debería saberlo. Ella se merecía aquello, pero él… Él prefería permanecer a la sombra. La mañana que Angela Brooks se incorporaba al FBI, Jack se descubrió a si mismo bastante nervioso. Había tomado su segundo café de la mañana y miraba la cafetera planteándose tomar el tercero. En ese momento, Derek Morgan, del equipo de Hotchner, se acercó a él con una impresionante sonrisa.

-¿No crees que tres cafés serian demasiado, JT? -preguntó divertido.

-Nunca es suficiente cafeína- declaró el federal provocando una risa divertida en Morgan, quien le dio una palmada en la espalda mientras pasaba por su lado para servirse una taza para sí mismo.

-He oído que tenéis una nueva incorporación -comentó el especialista en crímenes por obsesión. Jack asintió.

-El FBI necesita a la chica que nos dio un golpe de realidad y nos ayudó a capturar al asesino de Boulder -contestó Jack, declinando mentalmente el tercer café del día. En lugar de ello tomó una botella de agua de la nevera.

-Leí su perfil. Era bastante bueno… Es normal que la agencia la quiera… Será una gran incorporación.

-Estoy seguro -dijo Jack abriendo su botella. .

-¿Se llama Brooks, ¿no? -preguntó Morgan, pensativo, con su taza en la mano.

-Angela Brooks, si… -asintió Jack.

-¿La hija del capitán Brooks? ¿No era él tu…? -Morgan dejó la pregunta en el aire porque sabía que había dado en el clavo.

-¿La hija de mi amigo? Sí, es ella -asintió Jack sin ningún tipo de emoción en la voz antes de dar un trago a su café. Luego miró, al contrario- ¿Y tú no deberías estar en una reunión o algo?

-Lo haría, pero…- señaló hacia las puertas de cristal donde se veía claramente el hall de la planta y el ascensor. Aaron Hotchner caminaba hacia allí con su maletín y aire preocupado- Hotch tiene reunión con los jefazos…

-Ajá… -asintió Jack mirando la espalda de Hotchner.

En ese momento el ascensor se abrió, y cuando la joven Angie Brooks, la nueva incorporación a la Unidad de Analisis de Conducta fue a salir del ascensor, su menudo cuerpo topó de bruces contra un hombre de traje, de aspecto serio y… bastante confundido.

- Perdón… -se disculpó la muchacha, con evidente nerviosismo al tiempo en que el agente la miró analizando su rostro.

Angie se quedó paralizada por un instante, sin saber muy bien qué debía decir a continuación, y antes de decidir si esa era o no su planta, por fin el silencio se rompió .

-¿Sale? – preguntó después, casi con cierta prisa prisa. Luego miró el identificador de la planta en la pantalla digital del ascensor, y añadió- ¿Salgo?

Ambos se quedaron mirando por un instante, y la mirada del contrario descendió del rostro de la rubia a su chaqueta. Angie siguió la dirección de su mirada y fue justo en ese instante cuando cayó en cuenta que no llevaba su identificador.

Hizo una suave mueca a modo de fastidio por su error, y volvió a mirar al agente .

-¿Dónde está su identificador? – preguntó el agente.

 Y aunque la pregunta era respetuosa, no quedaba duda de que aquel hombre era un alto cargo.

Angie abrió la boca repetidas veces pensando en la respuesta porque en ese instante no recordaba dónde diablos dejó el identificador.

-Creo que me la he dejado en el coche… -logró decir, maldiciendo una vez más su cabeza.

 

Por supuesto, tanto Morgan como JT fueron testigos del momento en que Angie se daba de bruces contra el cuerpo del experimentado federal.

-Ouch… Menudo primer contacto…- bromeó Morgan dejando ir luego una risa.

Jack chasqueó la lengua antes de dejar su taza sobre la encimera de la pequeña cocina y caminó, abriendo luego las puertas hasta llegar al lado de Hotch y Angie.

-Pediremos que te hagan uno provisional -dijo Jack rápidamente acercándose hasta Hotch y la muchacha- No hay de qué preocuparse -miró a Hotch y ambos hombres se dedicaron un respetuoso asentimiento de cabeza- Hotch -lo saludó.

-Hola, JT -saludó Hotch de vuelta.

-Es Angela Brooks, y es la nueva incorporación de la unidad B -aclaró Jack rápidamente- Seguro que mañana no se le olvida colgárselo del cuello si hace falta.

-De acuerdo, buenos días…- dijo Hotchner solamente y luego entró al ascensor que Jennifer Jareau sostenía para él.

Jack posó respetuosamente una mano en la espalda de Angie y la guio por el hall hasta las puertas de cristal grabadas con el blasón del FBI.

- Dime que ese no es mi jefe… - preguntó Angie, nerviosa y aliviada de ver aparecer una cara conocida.

-Oh, no…- respondió él con su habitual tono serio- Tu jefe soy yo…- respondió él, aunque claramente no era así. Pero solo la estaba tomando el pelo. Fue su respuesta lo que provocó que Jack la mirara enarcando una ceja.

La respuesta de Jack no era la que ella esperaba, y no hizo más que provocar que todas sus alarmas saltaran. Antes, años atrás podía conseguir saludar a Jack sin problemas, y estar cerca de él, pero tras las dos últimas veces que se vieron, tras la muerte de sus padres, tras el funeral de Grace, quien sabía que podía surgir de todo ello. Así que casi sin pensarlo soltó un "yuju" mental, seguido de un nuevo pensamiento en voz alta:

-Pues no sé cuál de los dos imponéis más...

 

-Relájate, era una broma… -la tranquilizó él- Seremos compañeros. Nada más…

Jack sostuvo la puerta para que la muchacha entrara y luego se colocó a su lado.

-¿Te han enseñado esto? -preguntó, y como la chica parecía más perdida que un octogenario en un concierto de Justin Bieber, él mismo se ofreció para hacerle una visita rápida.

Señaló las mesas donde Morgan, Prentiss y Reid repasaban unos informes y también los despachos que había sobre estos y la sala a sus espaldas.

-Aquí trabaja el equipo A -dijo Jack- La joya de la corona: Aaron Hotchner, David Rossi…- dijo señalando los dos despachos- Los dos te suenan -comentó- Hotchner es el tipo con el que te has chocado en el ascensor y…. Rossi es, básicamente, uno de los dos fundadores de la unidad de Análisis de Conducta… Aparte de ser un escritor celebre, un excelente cocinero de fetuccini y… un mal perdedor al póker…- dejó ir una rápida sonrisa y luego le señaló la sala donde el equipo de Hotchner solía exponer sus casos- Esa es la mesa redonda donde se reúnen… El sueño de cualquier perfilista es ser parte de esa mesa -ironizó- Pero… -le hizo girar sobre sus talones para enseñarle las puertas acristaladas a sus espaldas que comunicaban con la zona donde ellos trabajarían- La zona que necesitas controlar es esta… Caminó con ella hasta las puertas de cristal y, como eran automáticas, se abrieron ante su llegada.

-Aquí trabajamos nosotros… -señaló las mesas, los dos despachos y la pequeña sala de reuniones- No es tan impresionante como lo que tiene el equipo A, pero nos defendemos bastante bien… -comentó Jack.

-Ese es mi despacho  - señaló el que estaba al lado del de Hammond- No te apures, solo soy agente de supervisión… el tipo al que tienes que rendir cuentas es… aquel…

En ese momento Martin Hammond, el Jefe de Equipo de la unidad B de la UAC, se acercaba a ellos con una enorme sonrisa en los labios, alargando una mano para estrechar la de la joven.

-Gracias… -logró responder Angie para que solo JT lo escuchara.

-¿Agente Brooks? -preguntó Hammond- Es un enorme placer tenerte en el equipo. Nos impresionó muchísimo tu perfil y… supe desde que lo leí que te necesitaba jugando en mi equipo. Soy Martin Hammond. Veo que ya conoces a JT. ¿Has sido bueno con ella?

- El placer es mío…- respondió Angie, todavía algo cortada e impresionada por todo lo que conllevaba estar allí- Sí -respondió mirando rápidamente a JT- Lo ha sido…

Jack curvó levemente una suave sonrisa. Una que se desvaneció demasiado pronto.

-Aunque no lo hubiera sido, ella no me tiene miedo…- comentó Jack- Si me disculpáis… Creo que García está a punto de mandarnos un caso. Iré a ver… -explicó antes de darse la vuelta y salir por las puertas automáticas.

-Un gran tipo JT… Es una lástima lo que le pasó.... Podría haber llegado muy lejos...- suspiró Hammond viendo marchar a Tessaro, luego miró a Angie- Ven, te enseñaré tu mesa y… responderé cualquier pregunta…

Angie no pasó por alto las fugaces sonrisas de Jack, y asintió ante el último comentario de él antes de dejarla sola con su nuevo jefe. La joven asintió de nuevo en respuesta al comentario de Hammond sin saber realmente qué añadir. A su modo de ver, verlo como una lástima era quedarse corto porque JT no solo había perdido a Grace, sino, tal y como dejó ver su jefe, sino también grandes oportunidades de trabajo. Y no necesitaba ser adivina como para saber que Jack no había pasado página, tal y como indicaron las palabras de Martín. Y, obviamente la alianza que seguía llevando en recuerdo de su pérdida.

Su jefe, como era habitual dentro de la sede del FBI, vestía con un traje, pero por lo demás parecía ser un hombre bastante afable y no tardó en hacer sentir a Angie más tranquila. Comenzó a andar para llevarla hasta la única mesa que estaba libre junto a otras dos.

- Esta será tu mesa… Estarás junto a Lauren Smith y Sean Wesson - comenzó a decir, y señaló las dos mesas que estaban cerca de la suya. Las dos llenas de informes y papeles.

A Angie no pudo dejar pasar la curiosidad en los apellidos de sus compañeros, pues si hubiese un tercero apellidado “Colt” parecería un mal chiste.

 

JT entró en el despacho de Penélope García, encontrando la puerta abierta y a la analista de sistemas disfrutando del que, con toda seguridad era, el tercer café del día. De por sí, Penélope era una mujer risueña, vivaracha y activa, pero cuando juntabas esa personalidad con tres dosis de cafeína, salía coctel molotov, así que cuando Jack entró en el pequeño habitáculo, su primera tarea fue apartar de las manos de la rubia su taza de café con forma de pulpo. Jack compuso una expresión confusa al ver la taza, pero aún más lo fue cuando vio lo que había en el interior de la taza. Lejos de encontrar café, lo que vio y lo que llegó a sus fosas nasales era…

-¿Tila? -preguntó Jack- ¿Te estás tomando una tila? ¿Tú?

Penélope asintió varias veces.

-Ajá- dijo, solamente.

-García, ¿qué pasa?

Como respuesta, la muchacha dio a la tecla “enter” de su teclado e, inmediatamente, en las pantallas comenzaron a reproducirse imágenes de un atraco a un banco, con rehenes. El edificio estaba rodeado por la policía y algunos activos de los SWAT. Los ojos de Jack se abrieron con sorpresa.

-Esto es grave -dijo Jack solamente- ¿Dónde está Hotch?

-Ha ido a hablar con Strauss y con el director… -respondió Penélope en tono bajo- Pero no te has enterado por mí.

-Entonces nos necesitan allí - respondió Jack- Luego te veo.

-Tened cuidado - respondió la rubia solamente. Pues los dos sabían que, en un momento como aquel las dos unidades de la UAC serían necesarias. Jack redujo la distancia entre la oficina de García y el espacio en que trabajaba su equipo en menos de veinte segundos.

La mirada de Martin se desvió desde ella hacía la entrada a la UAC, y Angie miró en la misma dirección observando como Hotchner se dirigía hacía donde estaban ellos y llamaba a Martin desde la puerta.

- Ahora vuelvo

Y dicho eso, Martin se acercó hasta Hotch para hablar en privado mientras Angie se quedaba junto a su mesa, deslizando sus dedos por la madera oscura de esta, sin apartar su mirada de los dos hombres que apenas intercambiaron unas palabras antes de que su jefe volviese hasta ella.

- Lo siento pero hoy no va a ser un día tranquilo…

Y dicho eso, el agente sacó el teléfono de su móvil y tecleó en este dando aviso al resto del equipo. Guardó el teléfono, y volvió a mirar a Angie

- Hay un secuestro, y ambos equipos participaremos - comenzó a decir, y antes de que Angie dijese nada, continuó- Sé que todavía no te han entrenado para este tipo de situaciones…

 

 En ese momento, Hotch salía de la “zona B” y se dirigía hacia su despacho mientras escribía un mensaje, probablemente a García para que reuniera al equipo.

-Ponte el chaleco, JT. Nos vamos - dijo Hotchner solamente.

Jack caminó rápidamente hasta su zona de trabajo, donde encontró a Martin todavía hablando con Angie.

- JT -le dijo cuando lo vio llegar- Solicitan nuestra presencia en el atraco al Liberty. Tienen rehenes, y la cosa no pinta bien. Iremos junto con el equipo A… Wesson y Smith irán directamente allí – Informó Hammond, y añadió- Pon a la agente Brooks al tanto de los protocolos de actuación en este tipo de situaciones. Tendrá que saltarse las clases teóricas -bromeó.

Angie, que ni siquiera había dejado su maletín sobre la mesa, miró a Jack a la par que Martin concluía:

-Salimos en cinco minutos -. dijo antes de ir en dirección a su despacho dejándoles solos.

 

Los ojos marrones de Jack se centraron en el rostro de la joven y esbozó una rápida sonrisa para tranquilizarla.

-Todo irá bien- aseguró- Deja eso aquí, no te hará falta donde vamos…- le dijo en referencia a su maletín.

- Tú dirás cómo funciona esto, Jack- dijo con decisión dejando el maletín sobre la mesa, no iba a quedarse pasmada allí sin saber qué hacer. Así que toda su atención era para él, y estaba dispuesta a darlo todo.

Y una vez que la chica soltó el accesorio, JT la hizo acompañarlo hasta el ascensor.

-Lo primero que tienes que saber…- dijo Jack mientras llamaba al ascensor- Es que ningún atraco es igual que el anterior. Nada es rutina, Angie… Un secuestrador no es igual que el anterior y a cada uno le mueven cosas distintas…- explicó- A veces detrás de un atraco con rehenes hay otras intenciones… -el ascensor se abrió y Jack volvió a colocar en la espalda de la joven su mano diestra acompañándola al entrar.

Asintió ante la primera afirmación; cada atraco era único y llevado a cabo por diferentes motivaciones. Se apuntó aquello mentalmente mientras entraban al ascensor, y continuó memorizando cada una de las palabras que Jack le dirigía. Algunas de las lecciones eran básicas, pues nadie en su sano juicio entraría a saco sin protección a no ser que buscase la muerte propia o la de otros.

-Si algún rehén sale herido, si piden que bajemos las armas… no es culpa nuestra, ¿de acuerdo…? No te cargues ese peso sobre los hombros…- aclaró el más experimentado marcando luego el botón del sótano B, donde estaban aparcados los todoterrenos oficiales.

-Nunca desafíes la orden de un superior. Debes llevar siempre el chaleco, debes llevar siempre el arma desenfundada cuando vayamos a entrar. Nuestra misión es proteger al civil y detener al malhechor, sí. Pero lo más importante eres tú… No merece la pena morir por tener poca cabeza… -explicaba Jack- Nunca entramos a bocajarro, podríamos poner en peligro nuestras vidas y las de los rehenes, por ello, los negociadores intentarán siempre liberar al mayor número de rehenes intentando cumplir algunas de las exigencias de los atracadores….

-Nunca vayas sola, Angie. Es muy importante. Nunca entres sola, a no ser que sea una orden directa…- dejó ir el aire por la nariz- Comúnmente, si las fuerzas de la ley llegan en los primeros cuatro minutos desde que inicia el atraco, tendremos más posibilidades de encontrarlos dentro, pero en atracos con rehenes esto no es bueno… significa que tienen un plan… El ascensor llegó hasta el sub- sótano.

-¿Has pasado el examen de puntería? -preguntó Jack, luego cayó en la cuenta de la rapidez con que se había dado todo- Da igual, no te preocupes. Hoy no tendrás que disparar…- dijo Jack mientras llegaban a su todoterreno.

La pregunta de Jack en cuanto a la evaluación del uso de armas la respondió él mismo, recordando a la joven que estaba bastante verde al haber entrado antes de tiempo en el FBI. Tenía conocimientos sobre defensa personal, manejo y disparo de un arma, defensa de arma blanca, entre otros… Pero todos ellos adquiridos pero no evaluados, lo que significaba que a ojos de la ley federal todavía no era una agente propiamente dicha, y eso la dejaba en desventaja durante algún tiempo con respecto a sus compañeros, limitando las acciones que podría aportar al equipo.

Jack abrió el maletero y se quitó la chaqueta americana para luego sacar del coche dos chalecos antibalas con el nombre de la agencia grabado en el pecho y la espalda. Le dio uno a la muchacha y se puso el suyo rápidamente, en menos de tres segundos, dada su más que curtida experiencia y al ver que Angie aun buscaba el modo de encajar el velcro, Jack se apresuró a ayudarla. Tiró del velcro del costado y se lo fijó fuertemente al abdomen.

-Si alguna vez te enfrentas a un atracador, nunca te gires… No muestres las zonas más vulnerables del cuerpo bajo el chaleco…- Jack usó dos de sus dedos para apretar en la zona bajo la axila de ella- Bam -imitó suavemente el sonido de un disparo- Directo al corazón… -luego descendió a la zona sobre la cadera de ella, en su costado- Bam… Riñones e intestinos… -la miró fijamente a los ojos- Nunca les apartes la mirada, ¿de acuerdo?

No era la primera vez que se ponía uno de aquellos chalecos, pero la habilidad que tenía Jack era algo que solo se conseguía con los años, y no en unas pocas clases. Por ello mismo, Angie se mostró algo torpe y prefirió facilitarle la labor a Jack mientras él se lo ponía. Asintió rápidamente al recordatorio del agente sobre cómo evitar recibir un disparo en los órganos principales que le causarían una muerte desagradable cuando él representó con sus dedos un arma, y verbalizó el sonido de un posible disparo. Asintió ante la pregunta de Jack con una expresión formal en su rostro ante la seriedad del asunto, y es que ahora aquel hombre era prácticamente la persona en la que recae el peso de que no se le olvidase nada importante de decir, porque sería importante en caso de una actuación por parte del FBI si los rehenes no estaban dispuestos a colaborar.

Tras eso se colocó la funda del arma de la cadera y también la de la cartuchera que llevaba atada al tobillo.

-Irás conmigo. Y una vez allí… No te separes de mi…- dijo él- No es una orden, pero te salvará la vida…

- Tranquilo, no tengo en mente ir por mi cuenta, ni hacer ninguna tontería. Seré algo así como tu sombra… - Dijo, mientras caminaba por el lado derecho del coche para ocupar la parte del copiloto.

Entraron rápidamente al coche y Jack arrancó. En menos de quince segundos ya viajaban como una flecha por las calles, seguidos de Hammond, Smith y Wesson, en el segundo todoterreno. Delante de Angie y Jack, iba la unidad A. Jack podía ver perfectamente la matrícula del coche de Derek Morgan.

-Normalmente cuando llegamos la policía ya se ha encargado de crear un cordón policial, pero, por si acaso… Cortaremos las calles aledañas al tráfico e impediremos a la gente acercarse a un mínimo de trescientos metros. Eso incluye el desalojo de edificios cercanos, comercios… - explicaba Jack de forma apresurada, recordando los puntos más importantes del manual- Pero de momento… Hoy limítate a observar y obedecer, ¿de acuerdo?

- De acuerdo - Respondió, dejando claro que había captado el mensaje. Y entonces Jack prosiguió con el protocolo de actuación directa con los secuestradores, y cómo se llevaban a cabo la comunicación con ellos. Asintió varias veces, admirando la seguridad que mostraba Jack. No sería la primera vez que actuaba en un atraco, supuso, y se veía a la legua que tenía experiencia en ese tipo de situaciones, y a saber en cuantas otras más. La verdad era que aunque se mostraba concentrada, su pie se movía nervioso.

Miró a Jack. En silencio, Angie alababa el modo en que él era capaz de contarle todo aquello sin perder el hilo de su propios pensamientos mientras conducía. Y esa mexcla de control y seguridad que desprendía el agente Tessaro hacía sentir a Angie que podía estar segura de que si hacía lo que él le decía, no correría peligro. Eso sin contar el hecho de que cabía la posibilidad de que el FBI entrase en acción.

-Lo primero que intentaremos siempre es establecer comunicaciones con el interior… Cámaras, teléfonos, lo que sea… Solo así sabremos qué es lo que quieren. Con un poco de suerte, García podrá identificarlos por reconocimiento facial y sabremos más de ellos. Luego observamos y comenzamos a crear el perfil.

-Si alguna vez tienes que negociar con uno de ellos, intenta calmarlo, averiguar qué es lo que quiere es lo primordial. Siempre intentamos convencerlos de que salgan…- decía Jack con la voz más calmada de lo que realmente debería ser para alguien que estaba conduciendo a ciento veinte por mitad de las calles de Virginia- Pero nunca funciona…- dejó ir una sonrisa rápida- Luego negociamos. Si quieren un coche les pedimos un acto de buena fe: liberar algún rehén. Si quieren un médico, les pedimos otra liberación… La misión es que haya las menos víctimas mortales posibles… Y, por supuesto, arrestar a los criminales… ¿Alguna pregunta? -claramente, preguntó aquello sabiendo que la joven tenía ciento veinte millones de preguntas surcando su cabeza- Un millón, ya lo sé… Lo único que tienes que recordar es no separarte de mí, ¿me oyes? Cuidaré de ti.

- Eso es lo único sobre lo que no tengo ninguna pregunta… - Dijo, intentando tener un poco de humor en cómo serían las cosas a partir de ese momento.

 

* * *

 

Pocos momentos después, y tras aparcar sus vehículos al otro lado del cordón policial, las dos unidades de la UAC, traspasaban el cordón policial. Jack lo alzó y permitió que Angie pasara delante, luego caminó hasta colocarse a su lado.

Salió del coche con decisión, y caminó junto a Jack observando el despliegue de unidades que había por la zona. Algo digno de una película, pero eso era la vida real y más valía darse cuenta de que su vida había cambiado, y ahora ya no estaba en el curso, ni en la academia y que una mala acción podía tener consecuencias.

-Agente Brooks - le dijo, a medida que los agentes de la unidad A caminaban con ellos- Te presento a los agentes David Rossi, Derek Morgan, Emily Prentiss y Jennifer Jareau. Él es el Doctor Reid. Todos son miembros del equipo de Hotchner, al cual has conocido en el ascensor- señaló luego a los otros dos miembros de su propio equipo- Y ellos, los agentes Smith y Wesson… A Hammond ya lo conoces… -carraspeó y en ese momento llegaban ante el capitán de la policía y el jefe de los SWAT, quienes ya estaban hablando con Hotchner.

El rostro de cada uno de los que le presentaron mostraba la realidad en la que se encontraba la situación en el banco. Aun así todos se mostraron respetuosos y asintieron como respuesta a su presentación, Angie correspondió a sus saludos rápidos con la misma rigurosidad. No podían perder tiempo en una presentación más extendida.

-Según el equipo táctico - decía el jefe de los SWAT mientras llegaban hasta la carpa policial- y el equipo de comunicaciones, son cuatro atracadores… Dentro hay una veintena de rehenes y han disparado contra los dos guardias de seguridad. No sabemos si están vivos o muertos… Las cámaras no nos dejan ver demasiado…

-¿Hay salidas de subsuelo? -preguntó Jack.

-Hay una compuerta que no se usa desde la ley seca -explicó el jefe de policía.

-Quiero agentes cubriendo las alcantarillas, recorriendo los túneles -dijo Hotchner.

-¿Qué hay en las plantas superiores? -preguntó Prentiss.

-Oficinas, algunas ocupadas, otras en alquiler. No se puede acceder a ellas del banco. Aun así, hemos ordenado el desalojo. Tenemos dos equipos en las puertas traseras. Están en una ratonera… -dijo el jefe de policía con una sonrisa de suficiencia.

-Eso solo los hace más peligrosos…- recalcó Jack- Verse rodeados los volverá más imprudentes y si se sienten acorralados no dudaran en disparar a matar.

-¿Qué piden?- preguntó Rossi.

-Lo de siempre. Un coche, camino libre hacia el aeropuerto y un avión privado…

Jack rodó los ojos.

-Se burlan de nosotros…

Angie estuvo completamente de acuerdo con aquella afirmación. Algo que no expresó en voz alta, por supuesto. Aquellas exigencias eran completamente absurdas, no se llevarían a cabo, y si era un grupo de 4 hombres bien organizados… Algo no cuadraba. Se movió inquieta mientras se colocaba el pinganillo con el que estar comunicada con el resto de sus compañeros en caso de ser necesario entrar en acción.

-Si se han encerrado allí dentro sin garantías y con rehenes sabiendo que podríamos cortarles el paso…- comenzó a decir Jack, pero en ese momento, Derek Morgan puso su teléfono en manos libres, dando paso a Penélope García, la gran Penélope quien había salvado el pellejo a los dos equipos de la UAC.

Derek Morgan llamó por teléfono a García mientras el resto seguía hablando sobre las exigencias de los secuestradores .

-Hola, preciosa. Dime que ya sabes quienes son esos tipos… - García debió contestar afirmativamente, porque acto seguido Derek dijo- Te pongo en altavoz.

La voz de Penélope García sonó desde el teléfono de Morgan.

- Todos ellos están fichados por vandalismo desde… desde siempre. – García comenzó a enumerar los diferentes delitos que esa pandilla tenia en su haber, y los nombres correspondientes de los atracadores.

-Pero… Aquí viene lo interesante. El caso es que decidí hacer una búsqueda de si hubo algún atraco en la zona de Georgia donde estuvieron estos últimos años trabajando en la obra… Y resulta que hace un año, en el banco PenBank, una pequeña sucursal, un grupo de cuatro individuos con pasamontañas se llevaron todo el dinero que había…. - Hizo una pequeña pausa, y añadió - La verdad es que fueron bastante efectivos, y no tardaron más de dos minutos en entrar y salir.

-Gracias, guapa - casi concluía la llamada Derek, cuando García le volvió a interrumpir.

-Espera, guaperas, eso no es todo… -el teclado de García sonó al otro lado de la linea- He encontrado el informe de un atraco hace unos seis meses en Fort Mill, Charlotte, y parece que eran los mismos… En ninguno de los dos atracos hubo heridos, pero en esa ocasión sí llegó a actuar la policía cuando uno de los empleados dio la alarma, aunque no los atraparon ya que escaparon por la zona de alcantarillado...

- Consiguieron lo que querían y ahora han venido a por algo más grande… - apuntó Rossi, acto seguido.

- ¿Quién dio aviso a la policía? - Preguntó Smith.

-Escucharon los disparos desde fuera y dieron el aviso -respondió el capitán de los SWAT.

 

 

 

Gracias a Penélope los tenían. Sus nombres, edades… Joder, hasta los números de pie de sus botas. Jack admiraba a esa joven. Admiraba su rapidez, su habilidad y su constante buen humor a pesar de las cosas horribles que veía a diario. García no era agente del FBI, no era criminóloga, no era perfilista, era solo… una cerebrito que había decidido poner sus servicios a disposición del Despacho Federal de Investigaciones de los Estados Unidos. Por eso a Jack le asombraba que pudiera conservar el buen humor a pesar de las cosas horribles que se tenía que ver obligada a ver. Sabia también de su afición a decorar exageradamente su despacho y a ver videos de crías de animalitos… Por ello, en alguna ocasión, Jack había contribuido con algún regalo tonto tales como un pequeño peluche de un unicornio o… un calendario de crías de animales que García estuvo luciendo en la pared incluso aunque ya estaba claro que había pasado la fecha. El experimentado federal esbozó una sonrisa fugaz al ver el modo diligente con que la analista afrontaba aquel caso y ahora les informaba de recientes atracos, de los trabajos anteriores de estas personas…. Era asombrosa.

Pronto todos los miembros de los dos equipos de la UAC fueron conscientes de una cosa… Esos tipos se habían vuelto más atrevidos con cada atraco… Y así lo exteriorizó Rossi. Jack asintió.

-No se arriesgarían a hacer esto a lo tonto -dijo Jack- Son profesionales. Este golpe está medido… Algo se nos escapa…

Angie se movió algo inquieta, pasando el peso de uno de sus pies al otro, mientras Reid le explicaba al agente de policía como esa clase de grupos iban aumentando progresivamente su nivel de violencia, y buscaban objetivos más grandes al salirle bien la jugada.

En ese momento sus ojos oscuros se fijaron en el modo en que Angie se removía inquieta en el sitio, también a ella había algo que le chirriaba en todo aquello. Y, como sabía que no se atrevería a compartirlo con todo el equipo, se acercó a ella para apartarla y que pudiera hablar con él con más libertad.

-Hay algo que te chirria… Una duda a la que le das vueltas… Vamos, dilo…- la apremió él, para que se diera cuenta de que era buena, de que era igual de valida que los demás- Has llegado aquí, has visto el escenario, las pruebas… Dime qué es lo que no encaja… -le dijo él con tono suave, pero para que supiera que necesitaba su opinión.

- Saben que no se les va a conceder lo que piden… Y tienen conocimiento de la estructura del banco, lo demostraron en el anterior atraco al escapar por el alcantarillado. Entraron disparando directamente a los guardias de seguridad, sin silenciadores, lo que implica que parece que no les importaba que la policía llegase… ¿Y si ya saben cómo escapar? ¿Y si tienen todo planeado desde un primer momento? No les importaría que estuviéramos aquí, y sabrían cómo íbamos a actuar porque ya lo vieron en el anterior atraco… Saben que taparemos la zona de alcantarillado… Así que, buscaran otro modo o ya lo tienen previsto. Saben de construcción, y no creo que les dé por volar algo… -

-Eso es…- sonrió Jack de manera amplia dándose cuenta de que habían pensado exactamente lo mismo- Ven… -le hizo una señal con la mano acercándose así con la joven hasta Hotchner y Hammond.

-La agente Brooks ha tenido una idea… -expresó Jack. Morgan también estaba allí, así que, Jack se giró hacia él- Llama a García…

Tras una breve llamada, la analista les informó de la reciente reforma en los cuartos de baño que, casualmente, compartían pared con el edificio de al lado.

-Seguro que montaron una pared de pladur para poder escapar sin problemas… -masculló Jack. En ese momento, las cámaras mostraron cómo los cuatro atracadores estaban llenando de explosivos la sala central del banco, las puertas, ventanas… Aquello sería una masacre y la onda expansiva destrozaría lo menos cincuenta metros a su alrededor, llevándose también al dispositivo policial con ellos.

-Tenemos que entrar -le dijo Jack a Hotchner, quien estuvo totalmente de acuerdo con él. Rápidamente entre los dos lideres de ambos equipos, Hotchner y Hammond, se estableció un plan de ataque.

-Hay que actuar rápido, aún están colocando las cargas y les llevará unos momentos armar los mecanismos de los explosivos. Los artificieros irán delante. Colarán bombonas de gas de distracción antes de que puedan disparar. Un equipo entrará por la pared de los cuartos de baño… Al pillarles desprevenidos, un equipo entrará al mismo tiempo por la puerta principal entraremos y trataremos de sacar a todos los rehenes posibles. -dijo Hotchner con su habitual tono grave y autoritario.

Hammond se adelantó.

-JT, Brooks, iréis con Jareau, Hotchner y Morgan por la puerta principal. Smith, Wesson, Reid y Prentiss vendréis conmigo por la otra entrada. Una vez que lo tuvieron todo claro, tenían solo treinta segundos para ponerse en marcha, así que Jack se agachó y cogió el arma de su tobillo tendiéndosela a Angie, quien parecía dudosa de coger el arma.

-JT…- le advirtió Hotchner.

-No la dejaré entrar desarmada, Hotch… -sentenció Jack- Y la necesitamos ahí dentro… No tiene licencia, pero sabe disparar, sabe pelear perfectamente… No es un peligro.

-Vale, pero la quiero en retaguardia- advirtió Hotch mientras echaba a andar hacia el banco escondiéndose entre los coches, cubierto por los artificieros y los escudos de los SWAT.

-Cúbreme las espaldas- le dijo Jack a Angie. Luego le hizo una señal con la mano para que se agachara y lo siguiera tras Hotchner. Aunque en las películas y series de la tele ese tipo de intervenciones parecen durar medio episodio, la verdad es otra muy distinta, todo se desarrollaba demasiado rápido y demasiado lento al mismo tiempo. Cuando tuvieron la confirmación de Hammond de empezar a tirar la pared de pladur, y asestaron el primer golpe a la pared, el equipo que Hotchner lideraba se apresuró a intervenir. Los artificieros abrieron ligeramente las puertas, soltando varias latas de gas blanco totalmente opaco. Aquel gesto advirtió a los atracadores, quienes dispararon sus armas a ciegas. Se escucharon gritos desde el interior del banco, pero por suerte las balas solo rebotaron en cristales y paredes gracias a que el instinto de supervivencia de los rehenes les hizo tirarse al suelo.

-¡Ahora!- habló Hotchner a todos los efectivos de aquella incursión. En ese momento, los efectivos entraron en el banco. El equipo de Hotchner por la puerta principal y el equipo de Hammond por el cuarto de baño. Jack, Angie y JJ fueron los encargados de dejar salir a todos los rehenes, sacándolos por completo de la línea de fuego y cuando el humo empezó a disiparse, los cuatro atracadores estaban rodeados por los dos equipos de la UAC.

-Soltad las armas y saldremos de aquí… -dijo Jack- Sanos y salvos…

-Os concederemos la pena mínima por haber colaborado y entregado las armas… No habéis matado a nadie, saldréis a la calle en cinco años… -prosiguió Hotchner.

-Brian -dijo Jack hablando directamente con uno de los atracadores- ¿Quieres que tu hija Penny viva sabiendo que su padre murió por nada?-preguntó Jack intentando remover la conciencia del más joven de los atracadores.

-Hago esto por Penny…- respondió el atracador.

Angie se mantenía detrás de Jack, tal y como él le había pedido, y porque no quería recibir un balazo en su primer día por tomar una mala decisión. Estaba preparada para usar el arma en caso de ser necesario, y se sentía más segura teniendo una gracias a su compañero, pero esperaba que la estrategia de éste al usar a la hija de unos de los atracadores fuera suficiente como para que bajase el arma, y los demás con él.

-Basta de chorradas -se quejó otro de los atracadores, el que parecía ser el líder. Se adelantó sosteniendo su arma y disparó. En una fracción de segundo la bala impactó contra el chaleco de Jack, justo contra el pecho. El impulso del proyectil hizo que Jack cayera hacia atrás, justo contra Angie. Lo último que Jack sintió mientras se quedaba sin aire y perdía el sentido, eran los brazos de la joven sosteniéndolo.

- ¡Jack! - Le llamó, aunque él no reaccionó, tomando su rostro entre sus manos con suavidad. Descendió su mirada hacía el impacto de la bala, rezando porque el chaleco hubiera hecho su trabajo, rezando por no ver sangre manando de un agujero en el pecho de Jack, para comprobar que no había sangre justo cuando Hotch llegó a su lado.

Todo se convirtió en un caos en un solo segundo. Hotchner disparó en el mismo momento que el atracador que disparó contra Jack, abatiéndolo enseguida. Y pronto aquello se convirtió en un campo de guerra. Las balas iban y venían y de pronto… silencio. Los cuatro atracadores fueron abatidos y ningún rehén fue herido. Aquello fue una victoria agridulce, pues el propósito del FBI es no matar a los malhechores si puede evitarse. Por eso cada baja era un motivo que lamentar.

Rápidamente Hotchner se agachó al lado de Angie para comprobar el estado de un inconsciente Jack, comprobando que la bala había golpeado en el chaleco y que no habría nada que lamentar.

-Se pondrá bien- le dijo Hotchner a Angie- Quédate con él, Brooks, voy a pedir una camilla… -dijo, mientras se incorporaba y pedía, por radio, una camilla y sanitarios que atendieran a Jack y lo sacaran de allí.

- Sí - Respondió, sin apartar su mirada del rostro de Jack. No necesitaba que Aaron le dijese que se quedase con él, porque no pensaba dejarle solo. No pensaba apartarse de su lado hasta que le atendieran. Y lo que pasaba a su alrededor en ese momento, poco o nada le importaba ya, e ignoró por completo las idas y venidas de los agentes o las palabras de algunos de ellos, de que se pondría bien. Entre ellos Morgan y JJ, quienes estaban a su lado asegurando a Angie que iban a entrar los sanitarios de un momento a otro, y que solamente estaba inconsciente por el impacto de bala.