.Trigger warning ~ sangre, canibalismo.ᐟ.ᐟ

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Ya tenía diez años de edad, en ese año, todo ocurrió de forma caótica. 

Un fin de semana, sus padres invitaron a la casa a una amiga de la familia y a su hijo. Kim Eunwoo fue obligado a salir de su habitación para compartir y jugar forzosamente con su amigo impuesto. Se le hizo curiosa la forma en la que su nuevo compañero jugaba con tanta facilidad, terminando por dejarse llevar por las aventuras inventadas, corriendo detrás de él, riendo, saltando. Primera vez que la presencia de otro niño no lo incomodaba, y aceptó ese cambio en él. Saliendo al patio, todo iba bien entre juegos, hasta que su reciente amigo tropezó con sus pies y cayó fuerte al piso, se acercó a ayudarlo, no dejaba de llorar, iba inocentemente pero se encontró con las rodillas heridas del otro, sangrantes, con la delicada piel despegándose de la carne. No podía pensar en otra cosa que no fuera esa imagen frente a él, dejó de escuchar el llanto de su amigo, se quedó paralizado, observando la herida. Las heridas y la sangre no eran asuntos ajenos a Eunwoo, él ya sabía cómo eran incluso en alguien más, él ya había probado su propia sangre y la reacción que tuvo la primera vez que se cortó fue la de un niño común. ¿Por qué ahora se sentía así? 

Un calor creció en su pecho, sentía que algo quería salir de él, su boca se secó por unos instantes hasta que comprendió que algo buscaba saciarse, y cuando se hizo plenamente consciente de la sangre, ahora esta brillaba para él, fue ahí cuando la saliva apareció repentinamente como si estuviera viendo la comida más exquisita del mundo antes de ser llevada a su boca. Todo se nubló, actuó por inercia, cedió ante sus instintos. Al principio, un sabor a hierro, a metal, luego un cosquilleo, el dulzor abarcaba su lengua y paladar, buscando más. Una vez saciada su sed, ahora tenía hambre. 

 

Un grito aterrorizado lo sacó de su idilio, lo halaron bruscamente del brazo, un golpe en su cara, un jalón de cabello, un llanto imparable y la palabra monstruo repitiéndose en bucle.

 

No sabía cómo, pero sus padres lograron convencer al niño y a sus representantes de guardar silencio sepulcral. No lo volvió a ver, su estadía en aquella escuela de arte duró dos semanas más y luego ocurrió una repentina mudanza. Eunwoo se volvería extranjero a partir de ese momento. Extranjero en otro país, extranjero para sus padres, quienes con miedo dejaron de reconocer a su brillante, talentoso hijo, y al mismo tiempo, lograron entender todas las obras grotescas que su hijo pintaba, las cuales creían eran "sin sentido". Pero nunca fue un extranjero para sí mismo. Kim Eunwoo no se ocultó de sus propios deseos e instintos, aceptó con grata satisfacción el sabor de la sangre.