• La lluvia caía suavemente sobre las ruinas mientras Nico Robin avanzaba con paso firme. Bajo sus botas, el barro se mezclaba con siglos de historia olvidada. Las enredaderas cubrían los muros de piedra, pero ella reconocía los patrones. Era un lenguaje antiguo, casi borrado por el tiempo, pero no por su memoria.

    Con una mano sobre la pared húmeda, dejó que florecieran otras a su alrededor. Dedos pacientes copiaron los grabados, registrando cada curva, cada trazo. Su expresión permanecía serena, pero dentro de sí ardía una chispa: la emoción de descubrir, de comprender, de dar voz a los que fueron silenciados.

    Cada símbolo era un susurro del pasado. No buscaba poder ni gloria. Solo verdad. Solo conocimiento.

    Recordó a su madre, al árbol de la sabiduría, al fuego. No por dolor, sino como ancla. Todo lo que era hoy, lo había forjado el pasado. Y en cada ruina que tocaba, tejía un hilo invisible entre aquello que fue y lo que aún podía ser.

    Cuando terminó de transcribir, se detuvo un momento. Observó el cielo gris, cerró los ojos y respiró hondo.

    —Gracias —susurró al viento.
    La lluvia caía suavemente sobre las ruinas mientras Nico Robin avanzaba con paso firme. Bajo sus botas, el barro se mezclaba con siglos de historia olvidada. Las enredaderas cubrían los muros de piedra, pero ella reconocía los patrones. Era un lenguaje antiguo, casi borrado por el tiempo, pero no por su memoria. Con una mano sobre la pared húmeda, dejó que florecieran otras a su alrededor. Dedos pacientes copiaron los grabados, registrando cada curva, cada trazo. Su expresión permanecía serena, pero dentro de sí ardía una chispa: la emoción de descubrir, de comprender, de dar voz a los que fueron silenciados. Cada símbolo era un susurro del pasado. No buscaba poder ni gloria. Solo verdad. Solo conocimiento. Recordó a su madre, al árbol de la sabiduría, al fuego. No por dolor, sino como ancla. Todo lo que era hoy, lo había forjado el pasado. Y en cada ruina que tocaba, tejía un hilo invisible entre aquello que fue y lo que aún podía ser. Cuando terminó de transcribir, se detuvo un momento. Observó el cielo gris, cerró los ojos y respiró hondo. —Gracias —susurró al viento.
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  • la pista flotante serpenteaba entre praderas doradas y lagos cristalinos como si fuera una cinta de naranja chispeante sobre un campo de sueños.

    Jett venía cantando a todo pulmón dentro del nuevo y mejorado Deora-2 de color púrpura, golpeando el volante al ritmo de su música y con una botella de refresco de sabor dudoso entre las piernas.

    —¡Y en la curvaaa… giro como el vientooo…!

    Entonces lo vio.
    Un cervatillo.

    No uno común: este tenía astas cubiertas de cintas y campanitas, ojos que parecían conocer los secretos del universo… y estaba justo en medio de la pista.

    —¡¿QUÉ—?!

    Jett giró el volante con fuerza. El Deora-2 chilló, rozó el borde de la pista flotante y, como si fuera parte de un número de circo, salió volando con una vuelta elegante… directa al lago bajo la pista.

    **¡CHOF!**

    Burbujas. Silencio.
    Y luego, un portazo bajo el agua.

    Jett emergió nadando hasta la orilla, escupiendo agua. Su yukata goteaba, las zapatillas hacían “squish” al caminar, y su sombrilla flotaba cerca, girando con dignidad.

    Se sentó en la hierba, empapado, y miró hacia abajo. El Deora-2 reposaba en el fondo del lago, reflejando el cielo como si no hubiera pasado nada.

    —Bueno… —dijo, rascándose la cabeza— al menos no lo rayé.

    Suspiró.

    —Ahora… ¿cómo saco al Deora de ahí?

    Se quedó un rato en silencio, chasqueando la lengua.

    Lo pensó… y sonrió.

    —Ya se me ocurrirá algo.
    la pista flotante serpenteaba entre praderas doradas y lagos cristalinos como si fuera una cinta de naranja chispeante sobre un campo de sueños. Jett venía cantando a todo pulmón dentro del nuevo y mejorado Deora-2 de color púrpura, golpeando el volante al ritmo de su música y con una botella de refresco de sabor dudoso entre las piernas. —¡Y en la curvaaa… giro como el vientooo…! Entonces lo vio. Un cervatillo. No uno común: este tenía astas cubiertas de cintas y campanitas, ojos que parecían conocer los secretos del universo… y estaba justo en medio de la pista. —¡¿QUÉ—?! Jett giró el volante con fuerza. El Deora-2 chilló, rozó el borde de la pista flotante y, como si fuera parte de un número de circo, salió volando con una vuelta elegante… directa al lago bajo la pista. **¡CHOF!** Burbujas. Silencio. Y luego, un portazo bajo el agua. Jett emergió nadando hasta la orilla, escupiendo agua. Su yukata goteaba, las zapatillas hacían “squish” al caminar, y su sombrilla flotaba cerca, girando con dignidad. Se sentó en la hierba, empapado, y miró hacia abajo. El Deora-2 reposaba en el fondo del lago, reflejando el cielo como si no hubiera pasado nada. —Bueno… —dijo, rascándose la cabeza— al menos no lo rayé. Suspiró. —Ahora… ¿cómo saco al Deora de ahí? Se quedó un rato en silencio, chasqueando la lengua. Lo pensó… y sonrió. —Ya se me ocurrirá algo.
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  • —El sol se ponía en el horizonte mientras Minami y Aarón conducían hacia el corazón de lo que una vez fue su bulliciosa ciudad. Las calles normalmente llenas de personas, charlas, peleas y risas, ahora estaban inquietantemente silenciosas; salvo por el ocasional susurro de la basura llevada por el viento y el ruido de los semáforos que antes dejaban cruzar a las personas.

    Aún no lo había confesado, tal vez no había encontrado la forma de hacerlo o simplemente no tenía la intención. Si, Aarón sabía la verdad y exactamente lo qué había ocurrido en esa ciudad, también el acercamiento que tuvo con aquella peli-rosa que ahora era su pareja y el porqué la mantuvo alejada de ese lugar por tanto tiempo. Sin embargo, a pesar de persuadirla en un sin fin de ocasiones la insistencia de querer arreglar algunos últimos asuntos por parte de su novia los hizo regresar.

    Ahora estaban ahí frente a ese paraje desolado dónde Aarón lejos de hacer alguna revelación decidió bajar del auto continuando con aquella expresión compleja rompiendo el silencio cuando frunció el ceño al observar las tiendas abandonadas y los restos destrozados de lo que una vez fue su hogar.—

    ¿Qué demonios ha pasado aquí?

    — A la cercanía pudo ver la luz intermitente de una cafetería y buscando apartar la visión de Minami con su propia altura sostuvo su mano para buscar nuevamente persuadirla y llevarla nuevamente al auto pero era imposible cubrir algunos ruidos violentos provenían del lugar—

    Creo que lo mejor será regresar.. Vámonos

    ♛ 𝓜𝓲𝓷𝓪𝓶𝓲 𝓜𝓸𝓶𝓸𝓴𝓪𝓼𝓱𝓲 ♡
    —El sol se ponía en el horizonte mientras Minami y Aarón conducían hacia el corazón de lo que una vez fue su bulliciosa ciudad. Las calles normalmente llenas de personas, charlas, peleas y risas, ahora estaban inquietantemente silenciosas; salvo por el ocasional susurro de la basura llevada por el viento y el ruido de los semáforos que antes dejaban cruzar a las personas. Aún no lo había confesado, tal vez no había encontrado la forma de hacerlo o simplemente no tenía la intención. Si, Aarón sabía la verdad y exactamente lo qué había ocurrido en esa ciudad, también el acercamiento que tuvo con aquella peli-rosa que ahora era su pareja y el porqué la mantuvo alejada de ese lugar por tanto tiempo. Sin embargo, a pesar de persuadirla en un sin fin de ocasiones la insistencia de querer arreglar algunos últimos asuntos por parte de su novia los hizo regresar. Ahora estaban ahí frente a ese paraje desolado dónde Aarón lejos de hacer alguna revelación decidió bajar del auto continuando con aquella expresión compleja rompiendo el silencio cuando frunció el ceño al observar las tiendas abandonadas y los restos destrozados de lo que una vez fue su hogar.— ¿Qué demonios ha pasado aquí? — A la cercanía pudo ver la luz intermitente de una cafetería y buscando apartar la visión de Minami con su propia altura sostuvo su mano para buscar nuevamente persuadirla y llevarla nuevamente al auto pero era imposible cubrir algunos ruidos violentos provenían del lugar— Creo que lo mejor será regresar.. Vámonos [Minami.Momokashi01]
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  • El taller improvisado en el que Jett trabajaba olía a metal caliente, pintura fresca y adrenalina contenida. A su alrededor, herramientas flotaban en el aire con ingravidez leve, efecto residual del Reino de la Relatividad donde el tiempo, el peso y el espacio se burlaban de las leyes naturales.

    —Está bien, si esta pista quiere jugar con el tiempo, entonces yo juego con el diseño —murmuró mientras se quitaba los guantes manchados de aceite.

    Había desmontado parte de la carrocería del Deora II. El azul característico de Teku se había ido, reemplazado por un tono morado profundo, como el borde de un eclipse total. A lo largo de los costados, flamas plateadas recorrían la carrocería como si ardieran con frío cósmico, brillando incluso en la penumbra. Cada línea había sido pulida con mimo, aerodinámicamente calculada para resistir la distorsión gravitacional del agujero negro que daba forma a la pista.

    En la parte trasera, un alerón de aleación de kármium pulsaba con luz tenue, estabilizando la nave sobre superficies imposibles. No solo era estético: canalizaba la energía de la relatividad misma, ayudando a Jett a mantenerse en una sola línea temporal… por más tiempo.

    El motor rugió al primer intento. Jett se ajustó los guantes y subió al asiento. Desde el parabrisas, la entrada al Reino de la Relatividad parecía un torbellino de espejos doblados sobre sí mismos, y al centro, el hoyo negro giraba como un corazón oscuro esperando latir.

    —Esta vez no me alcanzas —dijo con una sonrisa ladeada.

    Y entonces, entró a la pista. Los giros imposibles comenzaron. Fragmentos del futuro se le adelantaban y pasados se repetían en cada curva. Pero su vehículo, más que conducir, deslizaba entre pliegues de espacio-tiempo con agilidad sobrenatural. La nueva pintura cortaba el aire como un estandarte de guerra. El alerón mantenía la línea. El motor... cantaba.

    Cuando cruzó la línea de meta, el borde del agujero negro ya lamía la pista. Detrás de él, una curva desapareció en la oscuridad. Pero Jett no miró atrás.

    Estacionó. Bajó del vehículo. Acarició el capó.

    —A veces, todo lo que se necesita... es un cambio de color y un poco de terquedad —dijo, riendo para sí mismo.
    El taller improvisado en el que Jett trabajaba olía a metal caliente, pintura fresca y adrenalina contenida. A su alrededor, herramientas flotaban en el aire con ingravidez leve, efecto residual del Reino de la Relatividad donde el tiempo, el peso y el espacio se burlaban de las leyes naturales. —Está bien, si esta pista quiere jugar con el tiempo, entonces yo juego con el diseño —murmuró mientras se quitaba los guantes manchados de aceite. Había desmontado parte de la carrocería del Deora II. El azul característico de Teku se había ido, reemplazado por un tono morado profundo, como el borde de un eclipse total. A lo largo de los costados, flamas plateadas recorrían la carrocería como si ardieran con frío cósmico, brillando incluso en la penumbra. Cada línea había sido pulida con mimo, aerodinámicamente calculada para resistir la distorsión gravitacional del agujero negro que daba forma a la pista. En la parte trasera, un alerón de aleación de kármium pulsaba con luz tenue, estabilizando la nave sobre superficies imposibles. No solo era estético: canalizaba la energía de la relatividad misma, ayudando a Jett a mantenerse en una sola línea temporal… por más tiempo. El motor rugió al primer intento. Jett se ajustó los guantes y subió al asiento. Desde el parabrisas, la entrada al Reino de la Relatividad parecía un torbellino de espejos doblados sobre sí mismos, y al centro, el hoyo negro giraba como un corazón oscuro esperando latir. —Esta vez no me alcanzas —dijo con una sonrisa ladeada. Y entonces, entró a la pista. Los giros imposibles comenzaron. Fragmentos del futuro se le adelantaban y pasados se repetían en cada curva. Pero su vehículo, más que conducir, deslizaba entre pliegues de espacio-tiempo con agilidad sobrenatural. La nueva pintura cortaba el aire como un estandarte de guerra. El alerón mantenía la línea. El motor... cantaba. Cuando cruzó la línea de meta, el borde del agujero negro ya lamía la pista. Detrás de él, una curva desapareció en la oscuridad. Pero Jett no miró atrás. Estacionó. Bajó del vehículo. Acarició el capó. —A veces, todo lo que se necesita... es un cambio de color y un poco de terquedad —dijo, riendo para sí mismo.
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  • — 𝐸𝑙 𝐴𝑐𝑡𝑜𝑟 𝑑𝑒𝑙 𝑉𝑒𝑙𝑜 𝐸𝑡𝑒𝑟𝑛𝑜 —

    El teatro estaba vacío. Las butacas cubiertas por sábanas blancas, como tumbas de espectadores ausentes. El aire olía a polvo antiguo y a rosas secas. Solo el eco respiraba en ese lugar, caminando por las vigas como un gato hambriento.

    Y en el escenario...
    Johan.

    Vestido de terciopelo negro con bordes dorados. Sentado frente a un espejo alto, ovalado, de esos que no reflejan tanto como devuelven memorias. Frente a él, una mesa con frascos de maquillaje, máscaras apiladas, pelucas, anillos, guantes y vendas. Tantas veces había cambiado de rostro que sus dedos sabían maquillarlo con los ojos cerrados.
    Hoy le tocaba ser alguien nuevo. O quizás alguien olvidado.

    —¿Quién seré esta noche? —se preguntó, y la voz no tenía ni una pizca de ironía. Era real la duda. Terriblemente real.

    Le habló a su reflejo, pero su reflejo no le devolvió la palabra.
    Solo lo miró, paciente, como se mira a alguien que se sigue ahogando en un pozo donde ya no hay agua.

    Porque Johan ya fue todo.

    Fue dios en una tierra sin fe. Fue demonio donde solo quedaba culpa.
    Fue padre, verdugo, sanador, mártir, traidor, maestro, esclavo, amante, tumba.
    Fue cada cosa con la misma pasión con la que un adicto busca el próximo trago de sí mismo.

    Y ahora...
    Ahora no quedaba nada.

    Pero debía actuar. Porque el silencio también exige máscaras. Porque incluso cuando el universo se duerme, alguien tiene que mantener viva la ilusión de que la historia continúa.

    Tomó un anillo. Lo giró entre los dedos.
    Un objeto antiguo. Recuerdo de un rol que lo marcó... aunque ya no recordaba cuál.
    Solo sabía que alguien —algún Johan pasado— había amado con ese anillo. O tal vez traicionado.

    —Hoy seré un salvador que no cree en la salvación —murmuró, mientras se cubría la cara con polvo blanco—. O un farsante que, por una vez, dice la verdad.

    Y entonces sonrió.
    No con burla. Sino con esa melancolía digna de un monstruo que ha jugado a ser humano demasiadas veces... y se ha olvidado de qué vino primero.

    Se puso de pie.
    La luz del escenario lo abrazó como un ritual. No había público. No había obra. Pero había que actuar. Porque el teatro no necesita testigos. Solo necesita que alguien lo mantenga vivo.

    Y Johan siempre está dispuesto.
    A ser todo.
    A ser nada.
    A interpretar cualquier cosa, menos a sí mismo.
    — 𝐸𝑙 𝐴𝑐𝑡𝑜𝑟 𝑑𝑒𝑙 𝑉𝑒𝑙𝑜 𝐸𝑡𝑒𝑟𝑛𝑜 — El teatro estaba vacío. Las butacas cubiertas por sábanas blancas, como tumbas de espectadores ausentes. El aire olía a polvo antiguo y a rosas secas. Solo el eco respiraba en ese lugar, caminando por las vigas como un gato hambriento. Y en el escenario... Johan. Vestido de terciopelo negro con bordes dorados. Sentado frente a un espejo alto, ovalado, de esos que no reflejan tanto como devuelven memorias. Frente a él, una mesa con frascos de maquillaje, máscaras apiladas, pelucas, anillos, guantes y vendas. Tantas veces había cambiado de rostro que sus dedos sabían maquillarlo con los ojos cerrados. Hoy le tocaba ser alguien nuevo. O quizás alguien olvidado. —¿Quién seré esta noche? —se preguntó, y la voz no tenía ni una pizca de ironía. Era real la duda. Terriblemente real. Le habló a su reflejo, pero su reflejo no le devolvió la palabra. Solo lo miró, paciente, como se mira a alguien que se sigue ahogando en un pozo donde ya no hay agua. Porque Johan ya fue todo. Fue dios en una tierra sin fe. Fue demonio donde solo quedaba culpa. Fue padre, verdugo, sanador, mártir, traidor, maestro, esclavo, amante, tumba. Fue cada cosa con la misma pasión con la que un adicto busca el próximo trago de sí mismo. Y ahora... Ahora no quedaba nada. Pero debía actuar. Porque el silencio también exige máscaras. Porque incluso cuando el universo se duerme, alguien tiene que mantener viva la ilusión de que la historia continúa. Tomó un anillo. Lo giró entre los dedos. Un objeto antiguo. Recuerdo de un rol que lo marcó... aunque ya no recordaba cuál. Solo sabía que alguien —algún Johan pasado— había amado con ese anillo. O tal vez traicionado. —Hoy seré un salvador que no cree en la salvación —murmuró, mientras se cubría la cara con polvo blanco—. O un farsante que, por una vez, dice la verdad. Y entonces sonrió. No con burla. Sino con esa melancolía digna de un monstruo que ha jugado a ser humano demasiadas veces... y se ha olvidado de qué vino primero. Se puso de pie. La luz del escenario lo abrazó como un ritual. No había público. No había obra. Pero había que actuar. Porque el teatro no necesita testigos. Solo necesita que alguien lo mantenga vivo. Y Johan siempre está dispuesto. A ser todo. A ser nada. A interpretar cualquier cosa, menos a sí mismo.
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  • ARCHIVO RECUPERADO: TREN SUBTERRÁNEO, LÍNEA AZUL – SUBNIVEL 6B

    𝖥𝖾𝖼𝗁𝖺 𝖾𝗌𝗍𝗂𝗆𝖺𝖽𝖺: 𝖽𝖾𝗌𝖼𝗈𝗇𝗈𝖼𝗂𝖽𝖺
    𝖮𝗋𝗂𝗀𝖾𝗇: 𝖼á𝗆𝖺𝗋𝖺 𝖽𝖾 𝗌𝖾𝗀𝗎𝗋𝗂𝖽𝖺𝖽 𝖭-𝟦𝟩 / 𝗂𝗇𝗍𝖾𝗋𝗂𝗈𝗋 𝖽𝖾𝗅 𝗏𝖺𝗀ó𝗇 𝟥
    𝖤𝗌𝗍𝖺𝖽𝗈 𝖽𝖾𝗅 𝖺𝗋𝖼𝗁𝗂𝗏𝗈: 𝖽𝖺ñ𝖺𝖽𝗈 𝗉𝖺𝗋𝖼𝗂𝖺𝗅𝗆𝖾𝗇𝗍𝖾
    𝖠𝖽𝗏𝖾𝗋𝗍𝖾𝗇𝖼𝗂𝖺: 𝖼𝗈𝗇𝗍𝖾𝗇𝗂𝖽𝗈 𝖼𝗅𝖺𝗌𝗂𝖿𝗂𝖼𝖺𝖽𝗈

    𝖢ó𝖽𝗂𝗀𝗈: R-O-L--L-I-B-R-E

    [ᴵⁿⁱᶜⁱᵒ ᵈᵉ ᵍʳᵃᵇᵃᶜⁱóⁿ]

    Vagón vacío. Oscuridad total. Sólo se oye un zumbido constante, de origen desconocido.

    [⁰:⁰⁰–⁰:¹⁵]
    La cámara vibra. Algo ha pasado por los rieles sin activar los frenos de emergencia.
    No hay pasajeros.
    Solo sangre seca en el suelo.

    [⁰:¹⁶–⁰:²¹]
    Estática.

    [⁰:²³–⁰:³⁴]
    Se escucha un rasguño persistente bajo el vagón. Como uñas.
    Luego, algo más húmedo…
    …como carne siendo arrastrada.

    [⁰:³⁵]
    Figura femenina al fondo. Pálida.
    De pie, inmóvil.
    El lente no enfoca bien. Los píxeles se distorsionan alrededor de ella.

    ᴬᵘᵈⁱᵒ ᵈⁱˢᵗᵒʳˢⁱᵒⁿᵃᵈᵒ:
    “– Está pasando... De nuevo.”
    🎞️ ARCHIVO RECUPERADO: TREN SUBTERRÁNEO, LÍNEA AZUL – SUBNIVEL 6B 𝖥𝖾𝖼𝗁𝖺 𝖾𝗌𝗍𝗂𝗆𝖺𝖽𝖺: 𝖽𝖾𝗌𝖼𝗈𝗇𝗈𝖼𝗂𝖽𝖺 𝖮𝗋𝗂𝗀𝖾𝗇: 𝖼á𝗆𝖺𝗋𝖺 𝖽𝖾 𝗌𝖾𝗀𝗎𝗋𝗂𝖽𝖺𝖽 𝖭-𝟦𝟩 / 𝗂𝗇𝗍𝖾𝗋𝗂𝗈𝗋 𝖽𝖾𝗅 𝗏𝖺𝗀ó𝗇 𝟥 𝖤𝗌𝗍𝖺𝖽𝗈 𝖽𝖾𝗅 𝖺𝗋𝖼𝗁𝗂𝗏𝗈: 𝖽𝖺ñ𝖺𝖽𝗈 𝗉𝖺𝗋𝖼𝗂𝖺𝗅𝗆𝖾𝗇𝗍𝖾 𝖠𝖽𝗏𝖾𝗋𝗍𝖾𝗇𝖼𝗂𝖺: 𝖼𝗈𝗇𝗍𝖾𝗇𝗂𝖽𝗈 𝖼𝗅𝖺𝗌𝗂𝖿𝗂𝖼𝖺𝖽𝗈 𝖢ó𝖽𝗂𝗀𝗈: R-O-L--L-I-B-R-E 📼 [ᴵⁿⁱᶜⁱᵒ ᵈᵉ ᵍʳᵃᵇᵃᶜⁱóⁿ] 📍 Vagón vacío. Oscuridad total. Sólo se oye un zumbido constante, de origen desconocido. [⁰:⁰⁰–⁰:¹⁵] La cámara vibra. Algo ha pasado por los rieles sin activar los frenos de emergencia. No hay pasajeros. Solo sangre seca en el suelo. [⁰:¹⁶–⁰:²¹] Estática. [⁰:²³–⁰:³⁴] Se escucha un rasguño persistente bajo el vagón. Como uñas. Luego, algo más húmedo… …como carne siendo arrastrada. [⁰:³⁵] Figura femenina al fondo. Pálida. De pie, inmóvil. El lente no enfoca bien. Los píxeles se distorsionan alrededor de ella. ᴬᵘᵈⁱᵒ ᵈⁱˢᵗᵒʳˢⁱᵒⁿᵃᵈᵒ: “– Está pasando... De nuevo.”
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  • ¡HEY, FICROLERS 3D!
    ¡Hoy tenemos una gran llegada de nuevos personajes 3D a la comunidad!

    Denle una cálida bienvenida a...

    ㅤㅤㅤㅤㅤ Francis

    Francis es el tipo que te sirve un latte perfecto con una sonrisa ladeada… y que luego desaparece en la madrugada para volcar su alma en ilustraciones que no muestra a cualquiera. A sus 26 años y con 1,77 de pura actitud, combina la calidez de un barista con la intensidad de un artista. Bisexual, directo y con un aire dominante que no necesita gritarse, es fácil caer en su juego… y mucho más difícil salir ileso. ¿Creías que los corazones solo se rompían en papel? Él te demuestra lo contrario con cada mirada.


    ㅤㅤㅤㅤㅤ 𝕀𝕣𝕖𝕟𝕖 𝔹𝕒𝕪𝕝𝕠𝕣

    Irene Baylor es una joven reservada pero con una fuerza interior que no necesita gritarse. Creció en un orfanato sin conocer sus raíces, y encontró en el arte y la música su refugio y motor. Estudia Bellas Artes mientras compagina varios trabajos para salir adelante: retratista callejera, cantante ocasional y camarera de noche. Sensible, trabajadora y con un pasado envuelto en sombras, Irene aún sueña con descubrir quién es realmente… y hasta dónde puede llegar.



    ¡Bienvenid@s a FicRol! Nos alegra muchísimo teneros por aquí. Esta comunidad está llena de historias por descubrir, personajes con los que conectar y mucho espacio para que desarrolléis los vuestros a vuestro ritmo.


    Yo soy Caroline, vuestra RolSage, algo así como una guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!


    Antes de lanzaros al rol, os dejo por aquí algunos enlaces útiles que os harán la vida más fácil:


    Normas básicas de la plataforma:
    https://ficrol.com/static/guidelines 


    Guías y miniguías para no perderse:
    https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS 


    Grupo exclusivo para Personajes 3D:
    https://ficrol.com/groups/Personajes3D


    Directorios para encontrar rol y fandoms afines
    Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS  
    Fandoms 3D en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL 


    Consejos para mejorar escritura y narración
    https://ficrol.com/pages/RinconEscritor 


    ¡Estamos deseando ver a vuestros personajes en acción!


    #RolSage3D #Bienvenida3D #NuevosPersonajes3D #ComunidadFicRol
    ✨ ¡HEY, FICROLERS 3D! ✨ ¡Hoy tenemos una gran llegada de nuevos personajes 3D a la comunidad! 🎉 Denle una cálida bienvenida a... ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [fable_teal_lobster_452] Francis es el tipo que te sirve un latte perfecto con una sonrisa ladeada… y que luego desaparece en la madrugada para volcar su alma en ilustraciones que no muestra a cualquiera. A sus 26 años y con 1,77 de pura actitud, combina la calidez de un barista con la intensidad de un artista. Bisexual, directo y con un aire dominante que no necesita gritarse, es fácil caer en su juego… y mucho más difícil salir ileso. ¿Creías que los corazones solo se rompían en papel? Él te demuestra lo contrario con cada mirada. ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [Music_Art_life] Irene Baylor es una joven reservada pero con una fuerza interior que no necesita gritarse. Creció en un orfanato sin conocer sus raíces, y encontró en el arte y la música su refugio y motor. Estudia Bellas Artes mientras compagina varios trabajos para salir adelante: retratista callejera, cantante ocasional y camarera de noche. Sensible, trabajadora y con un pasado envuelto en sombras, Irene aún sueña con descubrir quién es realmente… y hasta dónde puede llegar. 👋 ¡Bienvenid@s a FicRol! Nos alegra muchísimo teneros por aquí. Esta comunidad está llena de historias por descubrir, personajes con los que conectar y mucho espacio para que desarrolléis los vuestros a vuestro ritmo. 🧙‍♀️ Yo soy Caroline, vuestra RolSage, algo así como una guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada! 🧭 Antes de lanzaros al rol, os dejo por aquí algunos enlaces útiles que os harán la vida más fácil: 📌 Normas básicas de la plataforma: 🔗 https://ficrol.com/static/guidelines  📖 Guías y miniguías para no perderse: 🔗 https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS  🌍 Grupo exclusivo para Personajes 3D: 🔗 https://ficrol.com/groups/Personajes3D 📚 Directorios para encontrar rol y fandoms afines 🔗 Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS   🔗 Fandoms 3D en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL  ✍️ Consejos para mejorar escritura y narración 🔗 https://ficrol.com/pages/RinconEscritor  ¡Estamos deseando ver a vuestros personajes en acción! 🚀🔥 #RolSage3D #Bienvenida3D #NuevosPersonajes3D #ComunidadFicRol
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  • — agh, amanezca mojada, diferente y con migraña, esto no normal en mí.. solo quiero... Solo quiero una manta y que todo vuelva a la normalidad...

    -la hibrida se abraza las piernas algo estresada, los días de soledad la llevaban al colmo, el frío rozando su piel como un crudo invierno, algunas veces deseaba tener a alguien con quien hablar de su miseria, como una familia... Pero su familia estaría destinada a permanecer entre los muertos bajo el humo de las llamaradas.-

    No era tan diferente a cuando convivía con los humanos, el frío del agua en su piel no era tan diferente a sus días del pasado, ahora solo puedes gritar y ahogarte en tus lamentos sin nadie que te escuchara porque ninguno estaría para ti, no sabía si era un milagro o una condena, nadie puede vivir sin personas. Ser el único dentro de un bosque es para presentir el mido hasta perder la cabeza..

    No estamos listos para convivir con uno mismo, primero hay que comprenderse a si mismo, porque tú eres tu propia salida, quién te conocería más que tú? Pero la falta de calidez es evidente.. solo esperas a que alguien te salve o te mate, o tu mismo lo harías?..

    — solo debo continuar... Debo de encontrar algún sentido para mí.. algo por lo que vivir, me niego a quedar aquí en la nada.. quiero saber quién soy en realidad, no soy humana y no encajé con ellos, voy a encontrar algún lugar para mí, para sentirme feliz nuevamente, solo yo puedo cambiar mí futuro, cambiar por un par de humanos? Ni de broma!, si nadie puede hacerme feliz y aceptarme tal como soy, que se vallan a la mier-... Que se vallan con sus madres y les den con una chancla..

    -se pone de pié algo temblorosa, es hora de seguir adelante-
    — agh, amanezca mojada, diferente y con migraña, esto no normal en mí.. solo quiero... Solo quiero una manta y que todo vuelva a la normalidad... -la hibrida se abraza las piernas algo estresada, los días de soledad la llevaban al colmo, el frío rozando su piel como un crudo invierno, algunas veces deseaba tener a alguien con quien hablar de su miseria, como una familia... Pero su familia estaría destinada a permanecer entre los muertos bajo el humo de las llamaradas.- No era tan diferente a cuando convivía con los humanos, el frío del agua en su piel no era tan diferente a sus días del pasado, ahora solo puedes gritar y ahogarte en tus lamentos sin nadie que te escuchara porque ninguno estaría para ti, no sabía si era un milagro o una condena, nadie puede vivir sin personas. Ser el único dentro de un bosque es para presentir el mido hasta perder la cabeza.. No estamos listos para convivir con uno mismo, primero hay que comprenderse a si mismo, porque tú eres tu propia salida, quién te conocería más que tú? Pero la falta de calidez es evidente.. solo esperas a que alguien te salve o te mate, o tu mismo lo harías?.. — solo debo continuar... Debo de encontrar algún sentido para mí.. algo por lo que vivir, me niego a quedar aquí en la nada.. quiero saber quién soy en realidad, no soy humana y no encajé con ellos, voy a encontrar algún lugar para mí, para sentirme feliz nuevamente, solo yo puedo cambiar mí futuro, cambiar por un par de humanos? Ni de broma!, si nadie puede hacerme feliz y aceptarme tal como soy, que se vallan a la mier-... Que se vallan con sus madres y les den con una chancla.. -se pone de pié algo temblorosa, es hora de seguir adelante-
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  • Era la cuarta noche sin ver el cielo. El bosque de Las Sombras, así lo llaman los ancianos y no sin razón. Las ramas se retuercen como dedos artríticos tapando la mayor parte del cielo. Esa noche, me asignaron la guardia del segundo turno, siempre el segundo, cuando la medianoche ya se ha asentado en los huesos y la fatiga pesa más que la armadura.

    Caminaba en círculos alrededor del campamento, con la linterna colgando de mi guantelete, su luz temblando contra los árboles parecia que dudara de sí misma y casi se apagaba. Podía oír la respiración de mis compañeros dormidos y algo más, algo que no pertenecía a nuestro mundo. Un crujido, una rama quebrándose.. no por el viento, lo sabía.

    Instintivamente, posé la mano sobre el pomo de mi espada, y me detuve. No dije nada. Solo apagué la linterna y esperé. En completa oscuridad, todo se siente más real.

    Entonces lo vi, o al menos, lo intuí. Dos ojos, como carbones ardientes, parpadeando a unos pasos de mí. La criatura no respiraba, solo me observaba supongo que esperaba que titubeara y que diera un paso atrás.

    Pero no lo hice. Encendí la linterna de golpe, y en su destello dorado, la figura se desvaneció como niebla bajo el sol. No dejó huellas ni hizo algún sonido, solo el aroma a tierra húmeda y un leve susurro, como si dijera mi nombre.

    Volví al fuego con mis manos temblando, pero no desperté a nadie. ¿Qué les diría? Que el bosque me miró y que por esta vez, apartó la vista.

    A veces me pregunto qué habría pasado si yo hubiera sido el que desviaba los ojos primero.
    Era la cuarta noche sin ver el cielo. El bosque de Las Sombras, así lo llaman los ancianos y no sin razón. Las ramas se retuercen como dedos artríticos tapando la mayor parte del cielo. Esa noche, me asignaron la guardia del segundo turno, siempre el segundo, cuando la medianoche ya se ha asentado en los huesos y la fatiga pesa más que la armadura. Caminaba en círculos alrededor del campamento, con la linterna colgando de mi guantelete, su luz temblando contra los árboles parecia que dudara de sí misma y casi se apagaba. Podía oír la respiración de mis compañeros dormidos y algo más, algo que no pertenecía a nuestro mundo. Un crujido, una rama quebrándose.. no por el viento, lo sabía. Instintivamente, posé la mano sobre el pomo de mi espada, y me detuve. No dije nada. Solo apagué la linterna y esperé. En completa oscuridad, todo se siente más real. Entonces lo vi, o al menos, lo intuí. Dos ojos, como carbones ardientes, parpadeando a unos pasos de mí. La criatura no respiraba, solo me observaba supongo que esperaba que titubeara y que diera un paso atrás. Pero no lo hice. Encendí la linterna de golpe, y en su destello dorado, la figura se desvaneció como niebla bajo el sol. No dejó huellas ni hizo algún sonido, solo el aroma a tierra húmeda y un leve susurro, como si dijera mi nombre. Volví al fuego con mis manos temblando, pero no desperté a nadie. ¿Qué les diría? Que el bosque me miró y que por esta vez, apartó la vista. A veces me pregunto qué habría pasado si yo hubiera sido el que desviaba los ojos primero.
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  • :“Ruido y Silencio”

    El rugido del Deora-2 llenaba la cabina, pero en la cabeza de Jett Wheeler todo era… tranquilo.

    El volante vibraba bajo sus dedos, firme y vivo, como si el auto respirara con él. La pista naranja se curvaba suavemente alrededor del anillo del planeta, una cinta incandescente que cortaba el vacío como una pincelada hecha por los dioses.

    Más allá del cristal, el espacio se abría infinito: estrellas lejanas, el brillo constante de los anillos flotando como hielo suspendido… y el planeta girando lentamente bajo sus ruedas.

    Jett silbó una melodía tonta. Nadie lo oía, y eso le gustaba.

    *"¿Cuántas veces he pasado por aquí ya… cinco? seis? ¿Y cuántas veces más voy a necesitar para cansarme?"*

    Se rió solo.

    —Nunca, probablemente.

    El aire reciclado olía a ozono y a goma caliente. Sus gogles vibraban cada vez que tomaba una curva cerrada. La sombrilla en el asiento de al lado temblaba con los baches de la pista, como si también disfrutara del viaje.

    *"Los accelerons construyen estos reinos como si fueran caprichos... pero hay algo poético en ellos, ¿no?"*

    Tomó una curva sin frenar. Las ruedas traseras derraparon apenas, y el **Deora-2** rugió como un felino despierto.

    *"La mayoría corre para ganar. Yo corro porque... si no lo hiciera, me ahogaría."*

    Y entonces, lo pensó sin decirlo, como si el universo pudiera oírlo si hablaba en voz alta:

    *"Seguir corriendo es la única forma en que me mantengo vivo."*

    El planeta giró una vez más bajo sus ruedas, y Jett Wheeler sonrió con los ojos cerrados, mientras el Deora-2 aceleraba hacia otra curva imposible.
    🌌:“Ruido y Silencio” El rugido del Deora-2 llenaba la cabina, pero en la cabeza de Jett Wheeler todo era… tranquilo. El volante vibraba bajo sus dedos, firme y vivo, como si el auto respirara con él. La pista naranja se curvaba suavemente alrededor del anillo del planeta, una cinta incandescente que cortaba el vacío como una pincelada hecha por los dioses. Más allá del cristal, el espacio se abría infinito: estrellas lejanas, el brillo constante de los anillos flotando como hielo suspendido… y el planeta girando lentamente bajo sus ruedas. Jett silbó una melodía tonta. Nadie lo oía, y eso le gustaba. *"¿Cuántas veces he pasado por aquí ya… cinco? seis? ¿Y cuántas veces más voy a necesitar para cansarme?"* Se rió solo. —Nunca, probablemente. El aire reciclado olía a ozono y a goma caliente. Sus gogles vibraban cada vez que tomaba una curva cerrada. La sombrilla en el asiento de al lado temblaba con los baches de la pista, como si también disfrutara del viaje. *"Los accelerons construyen estos reinos como si fueran caprichos... pero hay algo poético en ellos, ¿no?"* Tomó una curva sin frenar. Las ruedas traseras derraparon apenas, y el **Deora-2** rugió como un felino despierto. *"La mayoría corre para ganar. Yo corro porque... si no lo hiciera, me ahogaría."* Y entonces, lo pensó sin decirlo, como si el universo pudiera oírlo si hablaba en voz alta: *"Seguir corriendo es la única forma en que me mantengo vivo."* El planeta giró una vez más bajo sus ruedas, y Jett Wheeler sonrió con los ojos cerrados, mientras el Deora-2 aceleraba hacia otra curva imposible.
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