| Escrito inspirada en esta canción.

https://www.youtube.com/watch?v=x-ITC_t2Lio

Lo hice como un ejercicio de escritura, y hace rato que quería hacer algo así utilizando una canción. 

Le hice unas pequeñas correciones a la traducción, la verdad que esto lo escribí como hace un año o más, ni me acuerdo jkajka. En todo caso, seguro lo ando corrigiendo después.

 


 


La vileza del mundo lo había profanado, arrebatándole su pureza con un placer retorcido.

Pero Ciel no podía desmoronarse; aunque no tuviera la fuerza ni el poder, tenía un deber que cumplir.

Abrazó con fuerza a su hermano menor, como si eso pudiera protegerlo de lo que estaba por suceder.

 

Camino a ciegas sobre el mar congelado, donde la luz ha fallado.

Me aferro a la luz que quema.

Hasta donde te arrastran las mentiras.

 

Entre la desesperación y el terror que ofrecía la muerte, Ciel sintió un inusual alivio al ser arrebatado de los brazos de su hermano; prefería ser él quien muriera.

Pero luego pensó en los horrores que aún tendría que experimentar y deseó poder arrastrarlo con él a la muerte.

Quizás las polillas necesitan un camino, quizás las llamas sean todo lo que tienen.

Luchó. Se retorció.

Usó todas sus fuerzas, pero no tenía oportunidad contra aquellos adultos que lo sujetaban sobre el altar.

 

Intenté rescatarte, pero fallé.

La daga descendía con una lentitud tortuosa, haciéndolo sufrir hasta el último segundo.

 

El mismo viejo pecado se repite una y otra vez.

 

El hierro de la daga se fusionó contra el hierro de su sangre; su pecho se destrozó y su boca apenas soltó un silbido de dolor.

Su visión se oscureció como su mente, y la muerte, le ofreció el consuelo de no volver a sentir dolor.

 

Puedo ver con claridad que hay una línea trazada a nuestros pies.

 

Cuando abrió los ojos, se encontró con una cara familiar, pero su primera reacción fue alejarse lo más posible de aquel hombre.

Sin embargo, Ciel no podía moverse; su cuerpo… se sentía dormido.

 

Enterrados bajo tierra, escondemos nuestro pozo oscuro con hojas.

 

Ciel se calmó cuando los recuerdos regresaron.

Observó la imagen reflejada en el espejo.

Era él.

Su cuerpo lucía como debía, tal vez no tan impoluto; algunas cicatrices se esparcían por zonas no visibles.

Todo este tiempo, el Sepulturero había estado cuidado de su cuerpo, y pasivamente, Ciel había observado a su hermano en cada paso.

Se alejó del espejo, y le dirigió una mirada a su salvador.

Ciel estaba listo.

Una sonrisa se formó en sus labios al pensar que, después de tanto tiempo, por fin podría hablarle.

—El momento ha llegado.

 

Nos aferramos a las raíces y dormimos, descendiendo a las profundidades, donde la luz ya no existe.

 

La mansión Phantomhive parecía intacta, como si las llamas nunca la hubieran consumido aquella noche. Sin embargo, en su interior había algunos cambios que Ciel no podía reprochar; su hermano tenía buen gusto.

Subió las escaleras y se detuvo frente al lugar donde antes colgaba un hermoso cuadro de sus padres. Esbozó una sonrisa y miró de reojo a Elizabeth, quien lucía tensa y evitaba su mirada sin darse cuenta de que él la observaba.

Poco después, tal como lo esperaba, su hermano regresó a casa.

 

Quizás las polillas necesitan un camino, quizás las llamas sean todo lo que tienen.

 

Su hermano estaba allí, empapado como un cachorro bajo la lluvia.

Ciel queria correr hacia él. 

Abrazarlo.

No quiero verte mentir.

A su alrededor, la gente murmuraba.

Ciel esbozó una sonrisa.

—¿Un impostor? —dijo con firmeza, sin dejar espacio para la duda. —Eso sí que tiene gracia.

Para dar énfasis a sus palabras, apoyó su mano derecha sobre su pecho, señalándose a sí mismo.

—El verdadero Ciel Phantomhive soy yo.

Dos condes. Dos Ciel. Un mentiroso.

Intenté rescatarte, pero fallé.

 

Ciel apretó el puño con fuerza, su mirada destilaba odio al clavarse en el demonio, parado allí con tanta tranquilidad que le hervía la sangre.

Pero sonrió.

—Qué atrevimiento el tuyo, al hacerme "eso" aquel día.

Quien había hurgado en sus entrañas.
Quien le había arrebatado su posesión, su derecho, su ánima.

 

El mismo viejo pecado se repite una y otra vez.

 

—Lo escuché del abuelo —prosiguió Ciel, explicando los hechos. —Cómo ocultaron que tenían un gemelo, diciendo que murió quemado.

Bueno... eso habría creído él, cuando el demonio quemó aquel horrible lugar.

Sus miradas, del mismo azul profundo, chocaron en un evidente contraste.

Ciel transmitía una inquietante felicidad, su hermano, una miseria palpable.

—Y así seguiste engañando a todo el mundo.

Se cruzó de brazos sin apartar la mirada de su hermano, quien bajó la cabeza y se aferraba a sus propios brazos, buscando sostenerse de algo para no desmoronarse.

—Qué mal de tu parte.

Puedo ver con claridad que hay una línea trazada a nuestros pies.

 

Soltó una carcajada, fuera de lugar dada la tensión en el ambiente.

—No tienes que verte como si fueras a llorar —continuó con diversión. —Como ya dije, no voy a regañarte por tus mentiras.

 

¿Es así como me pagas?

 

Scotland Yard irrumpió en la mansión Phantomhive, registrando la propiedad y encontrando pruebas que incriminaban a su hermano en el caso que él mismo había estado investigando como perro guardián de la reina.

Incluso Bravat apareció, señalandolo como su señor; el culpable de los asesinatos ocurridos en el salón de música Sphere.

Ciel no ocultó su sonrisa de satisfacción.

"Jaque."

Me diste fuerzas para seguir, y luego silenciaste mis pensamientos.

 

Bajo la mirada de Lizzy y los Midford, la policía esposó a su hermano y a sus sirvientes. 

Él mantuvo la cabeza baja, incapaz de emitir una sola palabra en su defensa, mientras era arrastrado hacia los carruajes de Yard que lo llevarían directo a la cárcel, o al menos, esa era la intención.

Ciel esperaba que escapara antes y respondiera a su jugada.

 

¿Cómo puedo devolverte el favor?

 

La lluvia seguía cayendo, los truenos retumbaban en la noche de revelaciones, haciendo vibrar su corazón de felicidad.

—Lizzy —dijo Ciel con una sonrisa suave. —Deberías regresar.

Luego miró a su primo y a su tío.

—Mañana, con más calma, contaré en detalle lo que ocurrió.

 

Un cúmulo de pesadillas envuelto en este lamento.

 

—Se ve contento —señaló Undertaker.

Ambos caminaban por un pasillo tenuemente iluminado por faroles y el ocasional resplandor de los relámpagos en el exterior.

—Lo estoy —respondió Ciel. —Mi hermano ahora sabe que estoy vivo.

Su rostro confuso y miserable fue simplemente hermoso.

Quería correr hacia él y abrazarlo con fuerzas, hasta que sus lágrimas se secaran.

 

Si vuelves a aparecer en mi mente, te maldeciré.

 

Sin que su hermano se hubiera dado cuenta, el tablero estaba dispuesto sobre la mesa desde el comienzo.

 

Un enjambre te acosará hasta que mueras solo.

 

Ciel había hecho su revelación, ejecutando un primer movimiento visible, aunque no el primero dentro de este juego.

 

Si vuelve a aparecer en mi mente, te maldeciré.

¿Quién ganaría este juego de ajedrez?

Esta pelea de hermanos.

Un enjambre te acosará hasta que mueras solo.

Una lucha que trascendia la vida y la muerte.