POV Araminta
-¡Silencio!
En este momento necesito tranquilidad, hoy me he levantado con un leve dolor de cabeza y tener que escuchar los gritos entre mis dos hijas, no me viene nada bien.
No me interesa el motivo de su discusión, si se centrasen más en sus labores y menos en discutir. Ahora cada día recibiríamos a diferentes pretendientes, al menos para Rosamund.
Es la única de mis hijas en quién tengo fe de que llegué un día en que encuentre esposo.
-Eres una pesada, Posy.
-Deja de robarme mis bordados.
-No se por qué te aferras tanto a esos feos bordados tuyos.
-¿Y si son tan feos porqué alardeas siempre de ellos ante tus amistades, fingiendo que son tuyos?.
-¡Acaso no me habéis escuchado. Os dije que guardarais silencio!
*
Abajo en las cocinas se puede escuchar a Araminta regañando a sus dos hijas, lo hace alzando la voz. No creo que quiera que el servicio se entere, conociéndola seguro que enseguida se arrepentirá de que aquí abajo la hayamos escuchado perdiendo los estribos con sus hijas.
Enseguida la señora Sullivan nos manda a todos que sigamos con nuestras labores. Todavía algunos pocos estamos terminando de tomar el almuerzo, algo que no le hizo ninguna gracia a la mujer.
Entre aquellos pocos me encuentro yo, desde que me levante tuve muchas tareas que me impidieron venir a las cocinas y comer con el resto.
Por suerte otras criadas les sucedió lo mismo, aún así no nos libramos de esa nefasta mujer.
-¿Están bien la señora y las señoritas?. ¿Necesitan algo más?.
Una de las chicas no se dio cuenta que Sullivan esta siendo sarcástica, antes de que la respondiera, la ayudante de cocina se le cayeron al suelo varias ollas y sartenes al suelo.
Lo que provocó el ruido un pequeño silencio ante todos, enseguida se rompió con los gritos que la pobre Maggie recibió de la cocinera.
El descanso paso en un abrir y cerrar de ojos, mientras recojo del suelo los vestidos de Rosamund y Posy. Mis pensamientos vuelan de nuevo a aquella noche, el baile de máscaras.
Nunca podré olvidar esa noche, fue mágica.
-Señora.
-¿Qué suede ahora?.
-Está aquí el notario.
Llevé la canasta a rebosar hasta la lavandería, luego cuándo termine con la ropa sucia y tenderla. Tengo que volver a limpiar todos los zapatos de Rosamund, no se para que quiere tenerlos todos relucientes, si apenas salen de casa.
Voy a estar hasta la hora de cenar bastante ocupada, ni siquiera tendré tiempo para soñar despierta, como tantas veces suelo hacer para despejarme un poco de mi triste realidad.
Estuve a pocos pasos de caerme de la silla, hasta cuando cierro los ojos me duele todo el cuerpo. Apenas pude disfrutar de la cena que la cocinera y Maggie prepararon para el servicio.
La señora Bowths ha preparado para Maggie, ella y para mí una infusión. También hay otra para el ama de llaves, no ha regresado aún de hablar con la señora.
El resto del servicio algunos están terminando sus tareas y otros ya descansan en sus habitaciones.
-Una tila caliente antes de irse a la cama es lo mejor del mundo.
-Sopla, no quiero que acabes quemandote la lengua.
-Ya aprendí la lección.
-Eso espero, la última vez organizaste un buen escándalo.
-¿Qué sucedió?.
Maggie agacha la cabeza avergonzada, las tres volvimos a soplar nuestras tazas antes de dar otro pequeño sorbo.
-Gracias por la tila, señora Bowths.
-Nos las hemos merecido, sobre todo tú. Siguen poniéndote cada vez más trabajó, la señora y Sullivan te tienen como si fueras su juguete.
-Prefiero que lo paguen conmigo y no con ustedes.
La señora Grace irrumpe en la cocina, a decir por su rostro, parece que ha visto un fantasma.
-¿Se encuentra bien?.
Cuando Maggie se marcho a descansar, la señora Grace primero se asegura de que no haya nadie que pueda escucharnos. Cruzo una mirada con la señora Bowths, ella está igual de desientarada que yo.
-No tenemos mucho tiempo, hay que actuar rápido.
-¿A qué se refiere?.
-Por favor cuéntenos que la preocupa.
-Señora Bowths el día ha llegado. Tenemos que actuar está noche.
-Todo está preparado.
Aquella noche la señora Grace pudo escuchar una conversación privada entre Araminta y Sullivan. En la cuál la señora la pedía que contratase a alguien que se deshiciera de mí, al principio no podía creer lo que nos estaba contando.
Araminta nunca me quiso, siempre quiso deshacerse de mí y más después de descubrir que asistí al baile de máscaras.
La ama de llaves y la cocinera han estado todo este tiempo ayudándome en secreto, la señora Grace me ha conseguido un nuevo trabajó, a las afueras de la cuidad.
También me entregaron un sobre con la cantidad suficiente para mi viaje, todos mis compañeros han colaborado y además la señora Bowths ha preparado algo de comida.
Fue bastante difícil despedirme de ellas, pedí a la señora Bowths que me despidiera con Maggie.
Aquella noche creí que mi libertad había comenzado, pero todavía tenía otros caminos peligrosos que superar. Y no sería hasta un año y medio que Araminta volvería a mi vida.