[Portland, WA. | 7 years ago.]

Un mar de nervios y emoción llenaban el ser de Ana, recién había cumplido los 18 años de edad y ya por fin podría ir a la universidad a estudiar lo que más le gustaba, literatura inglesa, era increíble y aún recordaba con gran emoción cuando recibió su carta de aceptación de la universidad de Washington, Ray y Ana prácticamente saltaron por horas de la emoción, y obviamente, una gran llamada de su madre desde Savannah para felicitarla por su nuevo logro, estaba emocionada y encantada por lo que vendría en su nuevo camino.

Ray dejó a Anastasia en la entrada de la universidad de Washington, faltaba una semana para que las clases comenzaran, y los alumnos nuevos debían ir por sus horarios, lista de libros e ir por un tour que estaba programado, además de que tenían que ir a hacer su papeleo en caso de que hubieran conseguido alguna casa en las cercanías de la universidad.

Era triste para la castaña, pero no había tenido éxito con la búsqueda de un buen departamento para ella, todos eran realmente costosos y la única manera de poder pagarlos, era consiguiendo alguna roommate, pero ella no estaba del todo segura, pues ella era tranquila y pacífica, y temía encontrar alguna compañera alocada que le gustara hacer fiestas todos los días en casa y causara molestia a los vecinos. Pese a que era tranquila, le gustaba salir de fiesta, pero siempre intentaba ir a lugares tranquilos donde ella se sintiera a gusto, al menos, esperaba que la universidad todo siguiera aquel ritmo.

La castaña se dirigió a la fila para tomar todo lo necesario para sus materias, le resultaba curioso como todas las chicas de su edad parecían más grandes que ella, utilizaban maquillaje, zapatos de tacón y ropa muy, muy pequeña y pegada, Ana parecía no encajar entre la fila, usando unos jeans ajustados, unos converse y la primera playera que encontró en su closet, ¿Para qué complicarse tanto? De cualquier manera, ella ni siquiera sabía muy bien como maquillarse y arreglarse, vivió tanto tiempo con Ray que sólo se había preocupado por cocinarle y cuidar de él, el único maquillaje que llevaba, eran sus mejillas rojas, que solían colorarse con facilidad, ante todo.

— Hey… tú ¡No te metas a la fila! Existimos personas esperando más de una hora, no me hagas ir ahí y sacarte, no por tener cara bonita te saldrás de la tuya…

Una voz la hizo levantar su rostro, justo al frente de ella había una alta chica rubia, su cabello era impecable, y las puntas de éste estaban ligeramente rizadas, su postura era la de una modelo, alta, esbelta y con curvas completamente marcadas de un modo que a cualquiera le daría envidia. Ella mantenía sus manos a la altura de sus caderas en un impresionante modo de combate para poder regañar a la persona que se había colado en la fila, algo en su voz demandaba ser escuchada, y era algo evidente, porque todos la veían dándole la aprobación por lo que había dicho.

Era imposible no mirarla, incluso estando justo detrás de ella, era una persona fuerte e impecable, era totalmente perfecta ante sus ojos, y tal parecía, que Ana se pasó mucho tiempo viéndola, pues aquella chica sintió la mirada de la castaña, ocasionando que volteara hacia atrás, bajó un poco el rostro y observó a la diminuta castaña, y lo que era mejor, no la veía con desaprobación, todo lo contrario, la miraba con extrema curiosidad, tanto como Ana la miraba a ella, «¿Qué estará pensando? Seguro está criticando mi ropa», pensó dentro de ella.

A diferencia de Ana, la chica llevaba ropa muy llamativa, unos pantalones blancos ajustados y una preciosa playera amarilla sin mangas, el escote le lucía muy bien, sus tacones dorados le daban forma a sus delgados pies, y su bolso, no necesitaba ser una experta para saber que era de marca, en efecto… tiene dinero de sobra y para desparramar en lo que ella deseara, Ana pensó que era como una Barbie, pero no en ealgún sentido de la palabra, la imaginaba en un precioso convertible, con su ropa elegante y de marca, su hermoso cabello con aquellos pequeños rizos que caían de su cabello, algo así como una muñeca de colección que no cualquiera podía tener.

Ana estaba sorprendida ante su imaginación, y pensó en que nunca podría estar a la altura de una chica como ella. Una vez más, su voz la hizo despertar de su transe.

—Soy Katherine Kavanagh, pero puedes decirme Kate, ¿Cuál es tu nombre? — La seguridad en ella era impresionante, su firmeza y su facilidad de hablar era increíble a diferencia de Ana.
Kate levantó su mano en espera de estrechar el de la contraria.

—Yo… Uhmm Soy Ana… Anastasia Steele, pero puedes decirme Ana, es un gusto.

Levanta su mano y estrecha su mano con el de la rubia. ¿Por qué se ponía tan nerviosa? Tal vez por el miedo a ser criticada, o por el hecho de sentir que no encajaba como una universitaria cualquiera, sin embargo, Kate se mantuvo sonriente todo el tiempo y se movió un poco sólo para ponerse a lado de la castaña. Era agradable, y realmente se sentía en verdadera compañía. La fila avanzaba muy poco, y a diferencia de Ana, Kate se encargaba de hablar.

—Es un gusto realmente conocerte Ana, eres la primera persona que no me ve con cara de “¿Y esa creída qué?” …. ¿Por qué tardarán tanto? Realmente detesto que sean tan lentos, ¿Apenas les están haciendo los horarios para imprimir o qué?

Kate rodó sus ojos mientras acomodaba hacia atrás su larga cabellera, le dio una mirada a Ana y agregó.

— ¿Cuál será tu especialidad, Ana? Cuestionó con sumo interés, provocando que Ana se sonrojara.

— Voy a estudiar literatura inglesa… me gusta mucho la lectura y me emociona estudiar eso.

Sus mejillas estaban sonrojadas y mordió un poco su labio ante la timidez que la invadía, definitivamente Ana era todo lo contrario a Kate.
— ¿Y tú? ¿Qué estudiarás?

—Estudiaré periodismo, deseo ser en un futuro, la mejor periodista de Nueva York… ¿Qué tal suena eso?

La rubia sonrió con orgullo ante sus palabras, parecía que ya tenía toda su vida resuelta a diferencia de la castaña, que apenas y sabía que estudiaría.

— ¿En dónde te quedarás? Me gustaría visitarte de vez en cuando en mis tiempos libres Tal vez podríamos salir a beber un café o ir a algún bar, ¿Qué dices?

— Me encantaría mucho Kate. Menciona con una genuina sonrisa. — Pero realmente no tengo ahora un lugar donde quedarme, los departamentos eran muy caros y no encontré uno barato, pensaba buscar a una compañera de habitación, pero no estoy segura si podría acomodarme fácilmente.

Menciona con ese pequeño rubor que parecía ya ser parte del rostro de Ana.

— ¿En serio no tienes donde quedarte? Hey, si buscas un departamento, yo tengo la solución, mi padre me ha comprado un departamento por el centro de Portland, es bastante espacioso y tiene habitaciones de más, y si te sientes cómoda, puedes pagarme una cantidad mínima de renta, podría incluso dejarte quedar gratis, pero no pareces la clase de chica que le guste tener las cosas gratis o sin esfuerzo.

¿En serio Ana era tan transparente? ¿Era por eso que ella la observaba demasiado?, ella tenía toda la razón ante la descripción de sus palabras, y una vez más, se sentía avergonzada por ello. Ana se sentía cómoda con Kate, parecía social, pero muy centrada en sus metas, tal vez podría intentar vivir con ella, sonaba muy prometedora la idea.

— Debo admitir que tienes razón, Kate, acepto la oferta mientras me dejes pagar cada cierto tiempo, me gustaría ver el lugar, y podemos ponernos de acuerdo una vez que salgamos de esta eterna fila, ¿Qué te parece?

Estaba confiada ante sus palabras, realmente Kate parecía ser una agradable chica y se sentía totalmente curiosa de conocerla un poco más, y sin duda, esperaba poder forzar una buena amistad con ella, ¿Eso era demasiado cursi?