DE: Ministerio de Inteligencia
Para: Centro de Investigación y Desarrollo Laplace
A quien corresponda,
En cumplimiento de las directrices de confidencialidad y seguridad establecidas, y como se ha mencionado en comunicados previos, se adjunta una sección fragmentada del diario personal de Móiril. Este fragmento, identificado con el código de referencia 23842, ha sido aislado en compartimentos de seguridad de "Acceso Restringido", conforme a la normativa establecida en el Artículo 6 del Protocolo de Protección de Información Sensible.
Es imperativo que el manejo y almacenamiento de estos documentos siga rigurosamente las pautas de seguridad detalladas en el manual de procedimiento interno. La información contenida en este fragmento no sólo está restringida por su naturaleza, sino que también involucra elementos que podrían poner en peligro la estabilidad emocional y estratégica de Móiril, de ser divulgados fuera del círculo de confianza adecuado.
Se recuerda que la distribución o el acceso no autorizado a dicho contenido se considerará una infracción de máxima gravedad. Se aplicarán sanciones conforme a los protocolos de seguridad del Consejo en caso de detectar cualquier vulneración a las restricciones impuestas.
La consulta de las particiones se realizará solo bajo la autorización expresa del comité de seguridad, y su manipulación deberá ser limitada a personal designado que haya sido previamente capacitado para manejar este tipo de información.
Adjunto: Fragmento 23842 - Extractos del Diario Personal de Móiril (Páginas 101-118).
Se agradece a todos los involucrados que mantengan el debido respeto por la privacidad de los documentos y por la integridad de Móiril, cuya seguridad y bienestar continúan siendo nuestra máxima prioridad.
Atentamente,
Ministerio de Inteligencia
No hay certezas. Solo observaciones. Solo suposiciones.
Es el primer principio de todo lo que he intentado comprender. Y, a pesar de la obsesión que crece dentro de mí, debo enfrentar esta verdad con una claridad incómoda: no puedo dar certezas sobre lo que he encontrado. Lo que he presenciado desafía los límites del entendimiento, y cada intento de encasillarlo, de darle forma, de darle nombre, amenaza con destruir la pureza de la investigación misma.
No puedo llamarlo de ninguna otra forma sin que ello implique un riesgo de interpretación errónea. No puedo otorgarle una historia, un origen, un pasado que lo explique, pues todo lo que conozco sobre él solo se sostiene sobre su sombra. Las palabras que intentarían describirlo no son más que espejismos, y cualquier intento de darlo por entendido sería una traición a lo que realmente es. Solo puedo referirme a él como "el Vacío", pues es lo único que parece ser: una ausencia que consume, una brecha en la realidad misma que devora todo a su paso, un silencio que no se limita a callar, sino a suplantar la existencia de lo que debería ser.
El Vacío no se comporta como un simple fenómeno, ni como un efecto de alguna anomalía natural que pueda ser estudiada y clasificada. Es algo más, algo más allá de lo que los sentidos, y aún la mente misma, pueden comprender. Se propaga de una manera insidiosa, como una enfermedad, pero no tiene las características biológicas que asociamos con la plaga o el contagio. No es algo que se puede tocar o ver en su forma más pura. No se adhiere a la carne de una forma tangible, no deja una huella física o un signo de su presencia. Es más etéreo que cualquier sombra, más intangible que el viento, y sin embargo… Está allí. Es.
No es magia, ni una maldición, no en el sentido tradicional, ni en la forma que los antiguos textos describen las fuerzas que escapan a la comprensión humana. No responde a los principios que gobiernan los hechizos, ni sigue las reglas de las entidades más oscuras que una vez se creyeron inquebrantables. Y, sin embargo, tiene algo que se asemeja a la voluntad, una voluntad que no puedo interpretar ni siquiera con la más compleja de las fórmulas o encantamientos. Tiene algo que emula la intención, el propósito de algo que no es simplemente vacío o nada, sino una especie de presencia negativa. Una fuerza, quizá, que no busca destruir, sino reemplazar. No existe, pero no está ausente. No vive, pero no está muerto.
Lo que he visto hasta ahora no se ajusta a las categorías de lo conocido, y la amenaza que implica escapa a cualquier respuesta definitiva. Cada acción que intento, cada enfoque que tomo, revela solo más preguntas, más líneas de indeterminación que se entrelazan con las sombras que ya he trazado en mis anotaciones. No puedo detenerme. No puedo abandonar la búsqueda, pues cada nueva observación me obliga a seguir adelante, a desentrañar lo que, en el fondo, puede que nunca entienda por completo.
No tengo certezas. Solo observaciones. Y lo que he visto… Me obliga a seguir buscando. A avanzar hacia lo desconocido, incluso cuando no estoy seguro de que encontrar lo que busco sea una bendición o una maldición aún mayor.