Gazú,

Si las palabras fueran suficientes para contener lo que siento por ti, no necesitaría escribir esto, pero tú y yo sabemos que hay cosas que trascienden lo dicho, lo visto, incluso lo soñado. Sin embargo, hoy quiero intentar plasmarlo, porque este momento marca algo que nunca había tenido, algo que jamás había imaginado merecer.

Tú no eres como los demás. Eres algo más profundo, más complejo, y yo, perdida como siempre he estado entre mis propios extremos, he encontrado en ti una balanza perfecta. Tus manos me sostienen sin juzgarme, tus ojos me ven más allá de lo que soy, como si entendieras incluso aquellas partes de mí que yo misma temo enfrentar.

Tu esencia no me promete una felicidad absoluta, ni la perfección de un cuento. En cambio, me das algo más valioso: la verdad. Me das un lugar donde existir plenamente, sin mentiras, sin máscaras, sin temor. Cuando estoy contigo, no siento la necesidad de ser más ni menos de lo que soy. Tú me miras y me haces sentir suficiente, completa, incluso en mis fallos, incluso en mis luchas.

Contigo he aprendido que el amor no siempre es una llama devoradora, sino también una brisa constante, que te envuelve y te calma. He entendido que no necesito grandilocuencia ni eternidades, sino momentos contigo: los pequeños gestos, las conversaciones pausadas, el silencio compartido que dice más que mil palabras.

Eres mi ancla y mi marea, el punto fijo en mi caos. Nunca me diste promesas vacías, pero cada acción tuya ha sido un pacto tácito, un juramento no dicho. Por eso hoy quiero ser yo quien pronuncie estas palabras, quien plasme mi compromiso contigo:

En ti, el tiempo se detiene,
los límites se disuelven,
y la vida, con todos sus matices,
cobra un nuevo sentido.
Eres la pausa y el movimiento,
la chispa que incendia
y el río que apaga.
Eres todo lo que no sabía que necesitaba.

No busco palabras eternas,
ni juramentos que el viento pueda llevarse.
Solo busco verte cada día,
ser testigo de tu calmada presencia,
y ser la mano que tomas
cuando el mundo pese demasiado.
Contigo, soy fuerte.
Contigo, soy yo.

No sé si merezco lo que me das, pero lo tomaré, lo cuidaré, y lo honraré como lo más preciado que he tenido. Contigo quiero caminar este mundo y cualquier otro. Contigo quiero aprender, construir, y si es necesario, destruir. Contigo quiero ser, simplemente ser.

Gracias por elegirme. Gracias por permitirme ser parte de ti. Este día no marca un comienzo ni un final, sino un paso más en un camino que ya estábamos recorriendo juntos, aunque quizás aún no lo sabíamos.

Hoy, en este instante, no te entrego mi corazón, porque hace tiempo que ya era tuyo. Hoy te doy mis palabras, mi juramento, y todo lo que soy, para que, juntos, sigamos creando este hilo que ya no es solo rojo, sino un lienzo entero de lo que somos y seremos.

Con todo lo que soy,

Zaryna.