“Hola papá,
Ni siquiera sé cómo empezar esta carta, incluso me siento algo ridícula sabiendo que son palabras que nunca leerás… La parte mala de la muerte, supongo… Pero Caroline cree que me ayudará. “
Tamborileó con el bolígrafo encima de aquel montón de folios apilados en los que, se supone, tenia que escribir todo aquello que le preocupaba, todo aquello que había hecho y que le avergonzaba. Ni siquiera sabia porqué lo estaba haciendo, por ello un suspiro casi sarcástico escapó de entre los labios de la tríbrida.
Los últimos meses habían sido… complicados. No había sido ella misma, desde que decidiera apagar su humanidad había perdido todo aquello que la convertía en si misma, todo aquello por lo que sus padres habían luchado, todo lo que habían querido para ella y ahora… Ahora, la verdad era que Hope Mikaelson estaba… avergonzada. El tour de las disculpas iba a ser demasiado largo y ella estaba… avergonzada. ¿Por donde empezar? Había destrozado demasiadas vidas, había hecho cosas… horribles que, aunque quisiera no podría olvidar. Cada vez que cerraba los ojos la sangre, los gritos, se clavaban en su cerebro de forma aguda, sobresaltándola, torturándola. Escenas e imágenes que Hope prefería no revelar a nadie. O asi había sido durante aquellos primeros meses desde que Caroline tomara los mandos de la Escuela Salvatore. Aunque había intentado adaptarse a la nueva normalidad, Hope había empezado a sentir que ese no era su lugar, que su etapa estudiantil había terminado y que en aquella escuela ya no había nada más para ella… Por todas esas cosas, al final, había terminado renegando de su propia cabezonería y había acudido al despacho de Caroline, la nueva directora. Si Alaric se había convertido en su punto de referencia y la persona que -después de todos esos años- conocía todo de ella… seguramente Caroline tambien pudiera llegar a comprenderla.
Caroline la recibió en su despacho y tras sentarse con ella en los sillones cerca de la chimenea la había escuchado en silencio mientras Hope ponía en palabras su dilema.
-No se me da bien hablar de mis propios problemas… -terminó por decir Hope con cierto aire cansado.
-¿Porqué no lo escribes? -preguntó Caroline- Conocí a alguien hace mucho tiempo… Un vampiro. Había vivido… demasiadas cosas, había hecho… demasiadas cosas y… su único modo de darle un sentido a cada uno de sus dias, la única forma de ver el continente era… analizar el contenido…
-Stefan Salvatore…- asintió Hope quien había sido capaz de hilar conceptos demasiado rapido. Uno de los diarios de Stefan estaba expuesto en una vitrina de la biblioteca junto a algunos efectos personales más. Al parecer el único diario superviviente después de que el propio Stefan quemara los demás. Un diario proveniente de un mundo prisión- Tu… marido…- inspiró Hope profundamente.
-Así es. Stefan era… un vampiro demasiado atormentado… Nunca se perdonó del todo por los errores de su pasado. Nunca terminó de aceptar su vampirismo. No del todo. Pero sus diarios eran lo que le hacían querer vivir un día más sin sucumbir a la sangre humana, su perdición… De algún modo leer sus propias palabras escritas lo ayudaba a pelear un día más…
Las palabras de Caroline parecían llegar como un eco lejano ahora que Hope estaba de vuelta frente a su escritorio. Volvió a tamborilear con su bolígrafo sobre el papel y decidió dejar de ponerse trabas.
“Siempre se me ha dado mejor pintar que escribir. Creo que en eso me parezco algo a ti… Asi que no esperes una sincronía ni un hilo correcto de pensamientos. Creo que soltaré aquí lo primero que se me pase por la cabeza…
Apagué mi humanidad. Y lo hice porque el dolor de matar a Landon fue superior a cualquier otro sentimiento positivo que pudiera experimentar. Desde ahí todo fue a peor… Cada vez que cierro los ojos puedo ver todas y cada una de las maldades que he cometido estos meses…. Y creo que prefiero enumerarlas por orden cronológico.
Traté fatal a la tia Rebekah. Cuando ella solo quiso ayudarme, quizás llevarme a casa le escupí en la cara -no literalmente- y en el “por y para siempre”. Porque la verdad era que no podía soportar regresar a un sitio en el que sabia que tu no estarías. No he sido capaz de regresar a Nueva Orleans desde que te fuiste, papá… Siento tu ausencia en cada calle, en cada acorde que resuena en Bourbon Street, en cada piedra del cementerio de Lafayette, en cada collar de Mardi Gras.
Le di una paliza de muerte a Alaric y, honestamente, no sé cómo demonios sigue con vida a día de hoy. Creo que ese hombre realmente tiene siete vidas…
Para protegerme de la Triada perseguí y eliminé uno a uno a cada uno de sus miembros. Matar a la bruja no fue difícil… y decapitar al lobo se me hizo hasta divertido… Al igual que quemar viva a toda su manada cuando conseguí la ubicación del vampiro.
Aurora…. Esa mujer te odiaba más que cualquier persona que hayas conocido. O puede que solo fuera el corazón roto de una mujer despechada. Me lo puso realmente difícil… Tanto que hasta intercambió nuestros cuerpos. Y, te prometo, que nunca me había sentido tan desprotegida como en el momento en que me vi dentro del cuerpo de Aurora. A pesar de ser una vampira muy antigua…
¿Qué más? Ah… Sí… Engañe a Lizzie Saltzman, quien se supone que era amiga mía, haciéndole creer que había recuperado mi humanidad solo para conseguir que me ayudara a intercambiar de nuevo mi cuerpo con el de Aurora y luego… le partí el cuello. Poco podía saber yo que Lizzie había tomado mi sangre… La convertí en vampiro. Vuelvo a tener un linaje… Y lo más raro de todo… Descubrí que Lizzie estaba vinculada a mi… ¿Cómo y por qué? No tengo ni idea… Fue demasiado raro enseñar a Lizzie a ser un vampiro al mismo tiempo que sabía que haría cualquier cosa por mi… Es irónico, solo queria vivir sola mi inmortalidad y… cada vez me aparecían más trabas en el camino…
Y hablando de trabas… Dioses. De esos que aparecían en cuentos y viejas leyendas. Honestamente, aunque se cambiaron los nombres creo que he conocido a Zeus, Hefesto y… Prometeo.
Quise mantenerme lejos de aquella lucha, incluso estaba esperando a que todo el poder del olimpo recayera sobre la Escuela Salvatore y los redujera a todos a polvo… Casi esperaba que Zeus resolviera asi todos mis problemas, pero… Al final decidí ayudar. Porque aunque la escuela fuera reducida a cenizas, daría igual… Zeus y su prole seguirían siendo mi problema después. Opto por llamarlo Zeus porque Ken me parece un nombre demasiado ridículo para un dios.
El profesor Vardemus tenia una especie de trasto capaz de leer las probabilidades de éxito en una pelea… No sé como explicarlo, pero Alaric fue capaz de darle un uso practico e interesante. Evaluamos asi nuestras probabilidades de éxito al enfrentarnos a Zeus y los suyos.
Es curioso… Me negaba a ver que lo único que necesitábamos para ganar a los dioses era… que mi humanidad regresara. Todas las posibilidades de ataque mientras mi humanidad estuviera apagada nos condenarían al fracaso. Estaba segura de que era tarea mía enfrentarme a Ken y a su gente… A pesar de mi falta de humanidad una parte de mi queria proteger a mis amigos… Aun no lo entiendo… Mi humanidad me decía derecha y yo escogía izquierda y siempre me equivocaba… Hasta que la dejé decidir por mí.
Sabía que la opción más facil era recuperar mi humanidad pero… me daba tanto miedo… ¿Cómo podrían perdonarme mis amigos, mi familia o yo misma?
Estuve a punto de perder el control. Hasta que Alaric me partió el cuello. Y luego… Bueno, supongo que tengo buenos amigos y que ellos y mi familia nunca tiraron la toalla conmigo. Vincent creo un hechizo de proyección astral para mí. Me obligó a regresar a casa. Rebekah estaba convencida de que podrían conseguir que regresara mi humanidad, que esta estaba parpadeando. Yo solo queria que me dejaran en paz… Era tan cabezota… Todo lo que había hecho durante mi etapa sin humanidad demostraba la certeza evidente de que queria que mi humanidad regresara, todo… absolutamente todo. Pero me daba tanta vergüenza, tanto miedo. Aun me la da…
La tia Rebekah tenia razon, mi humanidad estaba parpadeando… pero me resistía a verlo…
Hasta que ella pronunció aquellas palabras. La música lo llenaba todo en aquel pasacalles. El color, la vida… Todo aquello era por ti…
<<Es por tu padre. Su funeral es hoy, Hope…>>
Aquel fue el primer golpe de efecto…
El segundo fue ver aquella urna. Freya habia usado magia para recoger pedazo a pedazo cada mota de ceniza adherida a los muros de Jackson Street, de Nueva Orleans…
Freya y Rebekah… esas dos son demasiado convincentes y supieron cómo hacerme llegar la idea de tu legado, papá… Los Mikaelson hemos hecho cosas horribles a lo largo de toda nuestra historia, dijo Rebekah, pero al final nuestra mayor fortaleza era la familia. Tú se lo demostraste….
Casi sonrío al recordar que las dos piensan que es posible que pueda tener familia propia. Freya cree que es posible. A mi me resulta del todo imposible, pero… yo estoy aquí, ¿no? Mi mera existencia es imposible y, sin embargo…
La posibilidad de concebir vida fue el siguiente golpe de efecto.
Tanto tiempo resistiéndome a regresar a casa, y resulta que era lo que mi humanidad necesitaba para deshacer todas las capas de frialdad y resentimiento. No voy a ser tan necia para suponer que mi etapa sin humanidad me hizo más fuerte porque me hizo ver todas estas cosas… Pero supongo que necesitaba recordar que no estaba sola, que tenia esperanza y que mi familia todavía me queria…
Y que ponían en mis manos una decisión… La de elegir donde dejarte descansar en paz para siempre… Y verbalizar el hecho de querer llevarte conmigo para elegir el sitio perfecto fue prácticamente una bola de demolición. Te había extrañado durante tanto tiempo… que en ese momento no me di cuenta del impacto de mis propias palabras…
Mi propia humanidad recobrando fuerza y esquivando cada embite de la frialdad de mi falta de sentimientos. Y teniendo la fuerza suficiente como para ganar la batalla… Para volver a casa. Para hacerle justicia a tu legado, papá.
Podría decir que todo fue bien a partir de ese día, que mi vida regreso a la normalidad y que no tendría nada de que preocuparme desde entonces, pero… como siempre, no tuve demasiado tiempo de preocuparme por mí misma… Había un dios al que patear el culo.
No solo cambiaste mi vida o la de tu familia, papá… Aquel día, el día que me enfrenté a Ken vi a la mujer de la que te enamoraste un día, a la verdadera Aurora de Martell, la Aurora libre de resentimientos, valiente, cálida y cariñosa. Esa Aurora me salvó la vida cuando Ken quiso empalarme con una lanza que me hubiera destruido.
Esa mujer te queria de verdad. Tanto como te odiaba, supongo. Y la perdoné por cada atrocidad, por cada horror, por cada traición… La dejé ir en paz porque es lo que todos anhelamos. La paz.
¿Cómo derroté a Ken? Bueno… No lo hice yo. O al menos no lo hice sola. Pero esa creo que es otra historia. Lo único que importa es que Lizzie Saltzman salvó mi vida a pesar de cada atrocidad, a pesar de haberla matado, de haberla convertido. Y MG, y Kaleb… incluso Jed. Y Cleo. Había pasado tanto tiempo creyendo que el peso del mundo estaba sobre mis hombros que no me di cuenta de que siempre había tenido la fuerza que necesitaba. La de mi familia, la de mis amigos…
Pero aquello, nada de aquello ha logrado aliviar el nudo en mi estomago… Ahora tengo que encontrar la forma de perdonarme a mi misma y no creo que quedarme en la Escuela Salvatore me ofrezca lo que necesito. Liberada de Malivore, de mi falta de humanidad, de Ken… Ahora creo que tengo que buscar mi camino en otro lugar. Estos meses he pensado en que, quizás volver a casa sea un buen remedio. He pasado mucho tiempo fuera… y tengo mucho por lo que intentar perdonarme…”
-Esto no tiene sentido…-resolvió al final Hope tirando el bolígrafo sobre la mesa. Pero entonces se olvidó de su recuerdo más importante, ese que resolvía todas las dudas que la habían estado asolando durante años…
“Conozco mi legado”
Volvió a escribir tras unos instantes y haber recuperado el bolígrafo
“Desde que te perdí, desde que Elijah y tu decidisteis sacrificaros por mi me he hecho una sola pregunta: ¿Serias capaz de encontrar la paz? No era capaz de pensar siquiera en seguir adelante si no resolvía esa duda. Tenías tanto por lo que culparte que no sabía si serias capaz de ver las cosas buenas que mereces…
Pero, como dicen, hay que tener amigos hasta en el infierno. Y yo tengo un exnovio… Uno con contactos… No sé como consiguieron dar contigo. Pero lo hicieron. Y gracias a ellos, saber que tú estabas en paz, que eras feliz… me ayudaron a cerrar un doloroso capitulo de mi vida. Te echo de menos y creo que nunca dejaré de hacerlo, pero tal y como dijiste en ese póstumo mensaje yo soy tu paz…
Ahora, creo que yo he de buscar la mía… Gracias, papá. Por tu legado, por no rendirte y por, al final de todo, ser tu mejor versión de ti mismo…”
Reunió las hojas de papel en que había escrito aquella carta que sabia que su padre nunca leería, y una ligera sonrisa surcó sus labios. Tenia mucho que resolver en adelante, pero tenia toda la eternidad para hacerlo. Su padre había necesitado más de mil años para darse cuenta de que su fuerza era su familia, ella no pensaba tardar tanto tiempo para sanar cada herida…
Sostuvo los folios en una de sus manos y susurró:
-Incendia
Sabia que esas palabras nunca llegarían a su padre, o tal vez si… Aquel mundo era raro, complicado y… maravilloso. ¿Quién podía decirle que Klaus no seria capaz de recibir aquellas paginas en el otro lado?
Aquel capitulo de la vida de Hope había terminado. Ahora… otro empezaba. Asi que apagó la lampara del escritorio y se giró para cerrar la maleta sobre la cama de su dormitorio en la Escuela Salvatore.
Era hora de regresar a casa.