Cálida nieve
Fandom Kuroshitsuji/Black Butler OC y otros
Categoría Slice of Life
Copos de nieve caían del cielo.
Danzantes. Delicados y parsimoniosos.
Una vista helada y hermosa.
Jean alzó la mano, sintiendo un pinchazo de frialdad depositarse en su palma.
—Parece que esta noche nevará intensamente —dedujo con tranquilidad, bajando la vista hacia su mano y observando la nieve derretirse por su calor corporal.
Bajó el brazo y miró a Hiro contemplativamente.
El androide —vestido como un mayordomo por Sebastian, bajo el jardín rodeado del más impoluto blanco, parecía un adolescente común y corriente.
Solo sus ojos, parpadeando una antinatural luz rojiza, daban cuenta de su verdadera naturaleza.
Jean se quedó observándolo fijamente, con un rostro taciturno que parecía suavizarse a medida que transcurrían los segundos.
—Esta es… —por alguna razón, dudó en continuar.
Hiro había llegado a la mansión Phantomhive para cumplir una orden de su padre.
Naturalmente, la imposición del conde Phantomhive lo había irritado profundamente.
La primera vez que Jean había tenido trato con él, lo había detestado al instante, y, seguramente, esa versión de sí mismo jamás se habría imaginado encontrarse en esta situación:
Hiro era de su total confianza.
Además... de su amigo.
Jean apretó los labios, y finalmente, venciendo a su vergüenza, musitó:
—Esta es tu primera Navidad con nosotros.
Luego, rápidamente, se corrigió con torpeza. —Por supuesto, si tienes pensado pasarlo aquí. Tienes un hermano esperándote.
Dio un paso hacia delante, agachándose para tomar un poco de nieve entre sus manos.
Ocultando sus emociones.
A pesar de los guantes negros que portaba, la frialdad traspasó hacia sus manos.
—Deduzco que la Navidad en tu época es muy distinta —cambió de tema; haciendo una bola de nieve, Jean se enderezó y la lanzó sin mucha fuerza hacia un tocón.
Este se balanceó, pareciendo que se caería de lado, pero al final, se quedó quieto.
—Estoy seguro que algunas tradiciones habrán perdurado —añadió con una certeza arrogante—. Retorcidas, deformadas; para bien o para mal, este es un patrón que ha sucedido a lo largo de la historia de la humanidad. Los mismos símbolos navideños, como armar un árbol y decorarlo en el salón, o el mismo Santa Claus, un santo de raíces paganas, provienen de tradiciones antiguas distorsionadas. No sería sorprendente que en el futuro, continuara siendo así.
---
Hiro
Danzantes. Delicados y parsimoniosos.
Una vista helada y hermosa.
Jean alzó la mano, sintiendo un pinchazo de frialdad depositarse en su palma.
—Parece que esta noche nevará intensamente —dedujo con tranquilidad, bajando la vista hacia su mano y observando la nieve derretirse por su calor corporal.
Bajó el brazo y miró a Hiro contemplativamente.
El androide —vestido como un mayordomo por Sebastian, bajo el jardín rodeado del más impoluto blanco, parecía un adolescente común y corriente.
Solo sus ojos, parpadeando una antinatural luz rojiza, daban cuenta de su verdadera naturaleza.
Jean se quedó observándolo fijamente, con un rostro taciturno que parecía suavizarse a medida que transcurrían los segundos.
—Esta es… —por alguna razón, dudó en continuar.
Hiro había llegado a la mansión Phantomhive para cumplir una orden de su padre.
Naturalmente, la imposición del conde Phantomhive lo había irritado profundamente.
La primera vez que Jean había tenido trato con él, lo había detestado al instante, y, seguramente, esa versión de sí mismo jamás se habría imaginado encontrarse en esta situación:
Hiro era de su total confianza.
Además... de su amigo.
Jean apretó los labios, y finalmente, venciendo a su vergüenza, musitó:
—Esta es tu primera Navidad con nosotros.
Luego, rápidamente, se corrigió con torpeza. —Por supuesto, si tienes pensado pasarlo aquí. Tienes un hermano esperándote.
Dio un paso hacia delante, agachándose para tomar un poco de nieve entre sus manos.
Ocultando sus emociones.
A pesar de los guantes negros que portaba, la frialdad traspasó hacia sus manos.
—Deduzco que la Navidad en tu época es muy distinta —cambió de tema; haciendo una bola de nieve, Jean se enderezó y la lanzó sin mucha fuerza hacia un tocón.
Este se balanceó, pareciendo que se caería de lado, pero al final, se quedó quieto.
—Estoy seguro que algunas tradiciones habrán perdurado —añadió con una certeza arrogante—. Retorcidas, deformadas; para bien o para mal, este es un patrón que ha sucedido a lo largo de la historia de la humanidad. Los mismos símbolos navideños, como armar un árbol y decorarlo en el salón, o el mismo Santa Claus, un santo de raíces paganas, provienen de tradiciones antiguas distorsionadas. No sería sorprendente que en el futuro, continuara siendo así.
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Hiro
Copos de nieve caían del cielo.
Danzantes. Delicados y parsimoniosos.
Una vista helada y hermosa.
Jean alzó la mano, sintiendo un pinchazo de frialdad depositarse en su palma.
—Parece que esta noche nevará intensamente —dedujo con tranquilidad, bajando la vista hacia su mano y observando la nieve derretirse por su calor corporal.
Bajó el brazo y miró a Hiro contemplativamente.
El androide —vestido como un mayordomo por Sebastian, bajo el jardín rodeado del más impoluto blanco, parecía un adolescente común y corriente.
Solo sus ojos, parpadeando una antinatural luz rojiza, daban cuenta de su verdadera naturaleza.
Jean se quedó observándolo fijamente, con un rostro taciturno que parecía suavizarse a medida que transcurrían los segundos.
—Esta es… —por alguna razón, dudó en continuar.
Hiro había llegado a la mansión Phantomhive para cumplir una orden de su padre.
Naturalmente, la imposición del conde Phantomhive lo había irritado profundamente.
La primera vez que Jean había tenido trato con él, lo había detestado al instante, y, seguramente, esa versión de sí mismo jamás se habría imaginado encontrarse en esta situación:
Hiro era de su total confianza.
Además... de su amigo.
Jean apretó los labios, y finalmente, venciendo a su vergüenza, musitó:
—Esta es tu primera Navidad con nosotros.
Luego, rápidamente, se corrigió con torpeza. —Por supuesto, si tienes pensado pasarlo aquí. Tienes un hermano esperándote.
Dio un paso hacia delante, agachándose para tomar un poco de nieve entre sus manos.
Ocultando sus emociones.
A pesar de los guantes negros que portaba, la frialdad traspasó hacia sus manos.
—Deduzco que la Navidad en tu época es muy distinta —cambió de tema; haciendo una bola de nieve, Jean se enderezó y la lanzó sin mucha fuerza hacia un tocón.
Este se balanceó, pareciendo que se caería de lado, pero al final, se quedó quieto.
—Estoy seguro que algunas tradiciones habrán perdurado —añadió con una certeza arrogante—. Retorcidas, deformadas; para bien o para mal, este es un patrón que ha sucedido a lo largo de la historia de la humanidad. Los mismos símbolos navideños, como armar un árbol y decorarlo en el salón, o el mismo Santa Claus, un santo de raíces paganas, provienen de tradiciones antiguas distorsionadas. No sería sorprendente que en el futuro, continuara siendo así.
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[Hiritox3]
Tipo
Grupal
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible