• 陸峰


    ‹ Siempre escuchaba a sus espaldas que deberían cancelar los juicios para identificar infectados de forma personal. Por supuesto, como juez principal no estaba de acuerdo, ya que su juicio se basaba en un 99.9% de probabilidad y certeza, según sus exámenes oficiales para convertirse en juez. Aunque ese 1% era poco, pero era significativo para algunos.

    Pero hasta ahora, nunca se ha equivocado. A todas las cientos y cientos de personas que han recibido una bala de su arma, han resultado contaminadas por bacterias, monstruos, insectos, heterogéneos en fase de mutación. Lo cual significa que estaban listos para infectar a otros humanos. Mientras más humanos se contaminen, más inteligentes se vuelven esas criaturas. ›

    ‹ "¿Arrepentirse?" Lu Feng no conoce ese significado. Para él, todas esas muertes en masa han sido solamente para el bien de la humanidad, así ya haya perdido la suya en el transcurso. ›

    陸峰 ‹ Siempre escuchaba a sus espaldas que deberían cancelar los juicios para identificar infectados de forma personal. Por supuesto, como juez principal no estaba de acuerdo, ya que su juicio se basaba en un 99.9% de probabilidad y certeza, según sus exámenes oficiales para convertirse en juez. Aunque ese 1% era poco, pero era significativo para algunos. Pero hasta ahora, nunca se ha equivocado. A todas las cientos y cientos de personas que han recibido una bala de su arma, han resultado contaminadas por bacterias, monstruos, insectos, heterogéneos en fase de mutación. Lo cual significa que estaban listos para infectar a otros humanos. Mientras más humanos se contaminen, más inteligentes se vuelven esas criaturas. › ‹ "¿Arrepentirse?" Lu Feng no conoce ese significado. Para él, todas esas muertes en masa han sido solamente para el bien de la humanidad, así ya haya perdido la suya en el transcurso. ›
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  • "I need my best friend"
    Fandom Legacies
    Categoría Slice of Life
    ㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤ "knock knock"
    ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑
    ㅤㅤㅤㅤ˹ Lizzie Saltzman

    ㅤ𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠
    ㅤ𝘐𝘯𝘵𝘦𝘳𝘯𝘢𝘥𝘰 𝘚𝘢𝘭𝘷𝘢𝘵𝘰𝘳𝘦


    ㅤㅤㅤㅤHabían pasado apenas un par de meses desde que la Escuela Salvatore, bajo el mando de Caroline Forbes, reabriera sus puertas. Un nuevo curso escolar había comenzado y aunque habían conseguido dar la bienvenida a bastantes alumnos, lo cierto era que los alumnos que habían convivido en aquella escuela desde hacia años eran incapaces de olvidar los últimos años: Malivore, Triada, los dioses, Aurora… Y las muertes de Landon e Ethan… Todas aquellas tragedias habían hecho mella y habían tocado a todas las personas de aquel colegio.

    Y, por supuesto, Hope Mikaelson no era diferente. Puede que fuera quien más había perdido en todo aquello… Y, aunque estaba decidida a seguir adelante, había mucho que necesitaba perdonarse. Puede que sus compañeros de clase o el “super-equipo” hubieran decidido hacer borrón y cuenta nueva con las maldades que Hope había llevado a cabo cuando apagó su humanidad… Puede… Pero la tríbrida aun se descubría a si misma recordando los errores de su pasado…

    Y es que había… demasiados errores… Y otros…. Que no era capaz de clasificar.

    Aquella noche, la tríbrida era incapaz de conciliar el dichoso sueño. Ni siquiera le interesaba el examen sobre magia wiccana que tenían a la mañana siguiente. No podía sacarse algo de la cabeza… A aquel cazador… Ese al que había conocido mientras sus sentimientos estaban anulados.

    Resopló.

    Estaba claro que no podría quitárselo de la cabeza hasta que no hablase de ello con… alguien. Y sabia perfectamente quien debía ser ese “alguien”. Solo le quedaba una mejor amiga en esa escuela, alguien a quien a día de hoy consideraba una hermana y que estaba unidas por algo más que una “panda promesa”.

    Salió de la cama y, todavía en bata y zapatillas, caminó hasta el dormitorio de Lizzie, agradeciendo que durmieran tan cerca la una de la otra. Sabía que Josie seguía en Bélgica, asi que por suerte, no molestaría a nadie más. No desde que Lizzie había decidido no compartir habitación. Ventajas de ser la hija de la directora, supuso Hope.

    Llegó hasta la puerta de la rubia y llamó suavemente con los nudillos.

    -¿Lizzie? -la llamó- ¿Estás despierta…? Necesito hablar… de algo…


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #Legacies
    ㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ "knock knock" ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 ㅤㅤㅤㅤ˹ [frost_purple_giraffe_621] ㅤ𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ㅤ𝘐𝘯𝘵𝘦𝘳𝘯𝘢𝘥𝘰 𝘚𝘢𝘭𝘷𝘢𝘵𝘰𝘳𝘦 ㅤ ㅤㅤㅤㅤHabían pasado apenas un par de meses desde que la Escuela Salvatore, bajo el mando de Caroline Forbes, reabriera sus puertas. Un nuevo curso escolar había comenzado y aunque habían conseguido dar la bienvenida a bastantes alumnos, lo cierto era que los alumnos que habían convivido en aquella escuela desde hacia años eran incapaces de olvidar los últimos años: Malivore, Triada, los dioses, Aurora… Y las muertes de Landon e Ethan… Todas aquellas tragedias habían hecho mella y habían tocado a todas las personas de aquel colegio. Y, por supuesto, Hope Mikaelson no era diferente. Puede que fuera quien más había perdido en todo aquello… Y, aunque estaba decidida a seguir adelante, había mucho que necesitaba perdonarse. Puede que sus compañeros de clase o el “super-equipo” hubieran decidido hacer borrón y cuenta nueva con las maldades que Hope había llevado a cabo cuando apagó su humanidad… Puede… Pero la tríbrida aun se descubría a si misma recordando los errores de su pasado… Y es que había… demasiados errores… Y otros…. Que no era capaz de clasificar. Aquella noche, la tríbrida era incapaz de conciliar el dichoso sueño. Ni siquiera le interesaba el examen sobre magia wiccana que tenían a la mañana siguiente. No podía sacarse algo de la cabeza… A aquel cazador… Ese al que había conocido mientras sus sentimientos estaban anulados. Resopló. Estaba claro que no podría quitárselo de la cabeza hasta que no hablase de ello con… alguien. Y sabia perfectamente quien debía ser ese “alguien”. Solo le quedaba una mejor amiga en esa escuela, alguien a quien a día de hoy consideraba una hermana y que estaba unidas por algo más que una “panda promesa”. Salió de la cama y, todavía en bata y zapatillas, caminó hasta el dormitorio de Lizzie, agradeciendo que durmieran tan cerca la una de la otra. Sabía que Josie seguía en Bélgica, asi que por suerte, no molestaría a nadie más. No desde que Lizzie había decidido no compartir habitación. Ventajas de ser la hija de la directora, supuso Hope. Llegó hasta la puerta de la rubia y llamó suavemente con los nudillos. -¿Lizzie? -la llamó- ¿Estás despierta…? Necesito hablar… de algo… #Personajes3D #3D #Comunidad3D #Legacies ㅤ
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  • No me importa si recibo su odio, cualquier mínimo error podría causar la pérdida de muchas vidas humanas. No me hice juez para tener compasión, sino para preservar la humanidad.
    No me importa si recibo su odio, cualquier mínimo error podría causar la pérdida de muchas vidas humanas. No me hice juez para tener compasión, sino para preservar la humanidad.
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  • Inspección.

    ‹ Estaba con sus soldados ayudantes, quiénes también eran jueces aunque aprendices ese día. Revisó la lista de personas sospechosas infectadas que se le otorgó mientras dirigía su mirada hacia una fila de personas que estaban reunidas cerca de ellos. Aunque había un niño que no dejaba de mirarle fijamente. Lu Feng encontró ésto sospechoso. ›

    — ¿De dónde viene ese niño y porqué no deja de mirarme? Quizás está infectado..

    ‹ Justo cuando ya estaba sacando su arma e iba a acercarse a verificar, un solado a su lado habló rápidamente. ›

    — Le tiene miedo, mi señor.

    ‹ Lu Feng se detuvo y le dió una mirada inexpresiva al soldado, pero éste sabía que esa mirada de su líder era de incredulidad. Así que volvió a hablar. ›

    — Estoy seguro de que usted ya le habría juzgado si el niño estuviera infectado sin necesidad de verificar. Entonces la razón por la que le observa tan fervientemente es porque teme de usted.

    ‹ Aún con tanta explicación, Lu Feng siguió neutral. Guardó su arma con suavidad y le devolvió la mirada al infante, quién bajo ese color esmeralda intenso se sintió expuesto y se escondió con pánico detrás de un hombre, Lu Feng supuso que era su padre. Él tampoco estaba infectado. Había experimentado miradas de miedo, rechazo, repulsión y odio. Pero todo era de adultos, ésta era la primera vez que recibía eso de un niño. ›

    ‹ Suspiró levemente y ladeó su cabeza y luego miró al soldado. Éste comprendió y corrió a decirle al padre e hijo que podían irse de la inspección. Ellos se pusieron alegres como si habían tenido otra oportunidad para vivir y se fueron. Aunque no sería lo mismo para otras personas. A los minutos los disparos empezaron a sonar y el juez olvidó ese instante de momentánea humanidad que creyó siempre inexistente. ›
    Inspección. ‹ Estaba con sus soldados ayudantes, quiénes también eran jueces aunque aprendices ese día. Revisó la lista de personas sospechosas infectadas que se le otorgó mientras dirigía su mirada hacia una fila de personas que estaban reunidas cerca de ellos. Aunque había un niño que no dejaba de mirarle fijamente. Lu Feng encontró ésto sospechoso. › — ¿De dónde viene ese niño y porqué no deja de mirarme? Quizás está infectado.. ‹ Justo cuando ya estaba sacando su arma e iba a acercarse a verificar, un solado a su lado habló rápidamente. › — Le tiene miedo, mi señor. ‹ Lu Feng se detuvo y le dió una mirada inexpresiva al soldado, pero éste sabía que esa mirada de su líder era de incredulidad. Así que volvió a hablar. › — Estoy seguro de que usted ya le habría juzgado si el niño estuviera infectado sin necesidad de verificar. Entonces la razón por la que le observa tan fervientemente es porque teme de usted. ‹ Aún con tanta explicación, Lu Feng siguió neutral. Guardó su arma con suavidad y le devolvió la mirada al infante, quién bajo ese color esmeralda intenso se sintió expuesto y se escondió con pánico detrás de un hombre, Lu Feng supuso que era su padre. Él tampoco estaba infectado. Había experimentado miradas de miedo, rechazo, repulsión y odio. Pero todo era de adultos, ésta era la primera vez que recibía eso de un niño. › ‹ Suspiró levemente y ladeó su cabeza y luego miró al soldado. Éste comprendió y corrió a decirle al padre e hijo que podían irse de la inspección. Ellos se pusieron alegres como si habían tenido otra oportunidad para vivir y se fueron. Aunque no sería lo mismo para otras personas. A los minutos los disparos empezaron a sonar y el juez olvidó ese instante de momentánea humanidad que creyó siempre inexistente. ›
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  • Kaori observaba el mundo con una mezcla de hastío y burla apenas disimulada. Le resultaba casi cómico —casi trágico— ver cómo la humanidad se revolcaba en su propia mediocridad con una sonrisa en la cara. La falta de originalidad no era un defecto, no para ellos; era un estandarte. Imitaban, copiaban, repetían patrones sin cuestionar nada, y luego se justificaban con un patético: “Es que soy así”. Como si la estupidez fuera un rasgo de personalidad digno de orgullo.

    Lo que más le irritaba no era que fueran vacíos. Era que fingieran no serlo. Se disfrazaban de interesantes, como niños usando la ropa de sus padres, creyendo que con eso bastaba para ser adultos. Se llenaban la boca con frases que no entendían, referencias que no les pertenecían, estilos que les quedaban grandes. Y cuando alguien les señalaba la falta de sustancia, se defendían con arrogancia, no con argumentos.

    Para Kaori, era simple: no todos merecían llamarse individuos. Algunos eran solo sombras de otros, un eco mal construido de ideas robadas. No les molestaba no pensar, les molestaba que otros lo notaran. Porque, al final del día, era más fácil fingir que lo suyo era una elección que aceptar que no tenían ni imaginación ni inteligencia suficiente para crear algo propio.

    Ella no tenía paciencia para adornos ni para excusas. Si ibas a ser parte del ruido, al menos que tu voz tuviera sentido. De lo contrario, que te callaras. Que te apartaras. Que dejaras de ocupar espacio en un mundo que, con suerte, aún podría salvarse si los huecos dejaran de fingir que están llenos.
    Kaori observaba el mundo con una mezcla de hastío y burla apenas disimulada. Le resultaba casi cómico —casi trágico— ver cómo la humanidad se revolcaba en su propia mediocridad con una sonrisa en la cara. La falta de originalidad no era un defecto, no para ellos; era un estandarte. Imitaban, copiaban, repetían patrones sin cuestionar nada, y luego se justificaban con un patético: “Es que soy así”. Como si la estupidez fuera un rasgo de personalidad digno de orgullo. Lo que más le irritaba no era que fueran vacíos. Era que fingieran no serlo. Se disfrazaban de interesantes, como niños usando la ropa de sus padres, creyendo que con eso bastaba para ser adultos. Se llenaban la boca con frases que no entendían, referencias que no les pertenecían, estilos que les quedaban grandes. Y cuando alguien les señalaba la falta de sustancia, se defendían con arrogancia, no con argumentos. Para Kaori, era simple: no todos merecían llamarse individuos. Algunos eran solo sombras de otros, un eco mal construido de ideas robadas. No les molestaba no pensar, les molestaba que otros lo notaran. Porque, al final del día, era más fácil fingir que lo suyo era una elección que aceptar que no tenían ni imaginación ni inteligencia suficiente para crear algo propio. Ella no tenía paciencia para adornos ni para excusas. Si ibas a ser parte del ruido, al menos que tu voz tuviera sentido. De lo contrario, que te callaras. Que te apartaras. Que dejaras de ocupar espacio en un mundo que, con suerte, aún podría salvarse si los huecos dejaran de fingir que están llenos.
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  • Entonces susurro el salmo de tu nombre. Me pregunto cuántas veces no te vi arrodillado ante mi tempestad hecha templo reverdecido con lo hipócrita de los santos que no son más que bufones de otras tierras que no silban al morir.

    Materializo mis manos con los estigmas del dios en el que crees; pulcritud en tus vestires, pronuncio tu nombre como el amante que reta a la vida por retener de vuelta a lo inexplorado; pero te exploro como un lienzo en filoso paganismo. Tarareo una melodía de jauría de lobos; un maullido, ronroneo a la espera de tu espuelas talladas en mi carne; porque cuando me hago corporeidad; brindo gotas de savia vitae en tu boca que se asemeja al cáliz que tanto tu religión busca con delirio.

    Pero tú, eres cáliz y mis prudencias se persignan con tu gozo. Suspiro y degollo tu cuerpo con el éxtasis al que pretendo someterte. Me hundo en tu virginidad; sé que soy el primero y el único, pero sé que te has tocado en el nombre de mi nombre.

    Me conociste como una lluvia de plata; de impura llama; llano recuerdo desde que fuiste mío bajo los árboles de cerezos donde me atreví a retarte y a emborracharte con la lumbre de mi ombligo hecho oro de pretensiones sólo nacidas de la inocencia de haberte hallado.

    Delineo el abad de tus muñecas, busco tensar la humanidad que no es tuya; porque hace mucho tiempo mi simiente te dejó fluir. Torpe alimaña que soy, te busco entre mis ritos y rasgo tu piel con sigilos prohibidos. Este no es el fin, es la mañana, la tarde y la noche hechas una y echadas a su suerte.

    Maldigo el tiempo y te hago el amor con una cadencia secreta. Abro tus puertas con una oración entre nosotros. No soy macho o hembra, soy un ser que no tiene identidad; pero me llaman el dios madre; el Silonthis Izmigoln, tatuado en tus corazones.

    Me abro ante el pasaje de la realidad y te observo, desde arriba con mis doce cabezas que perdonan el rencor de tus pecados. Puedes verme; me descompongo incorrupto; alabeo de rectitud que penetra tu garganta. Provoco que nuestras extremidades se enlacen como si fuéramos uno y una danza de brujos y cisnes, nos elevamos perennes sobre el altar en el que te desposo.

    Reparto monedas sobre tus ojos, los horado al desengañar tu cuerpo; ese sagrado como mío; y te permito vislumbrarme de porte inenarrable, como un halo de arcoíris de medianoche. Como tú, como el hombre al que besas en tus sueños sin decirlo; escuchas el tic tac de los relojes que marcan tu existencia como mía y al amarte con todos tus ruegos obscenos, me deleito y rio un río de estrellas.

    Te encandilo y pienso en morir a tu lado. Repaso el ejemplo de tu voz; disfruto modular tus ruegos, disfruto hacerte trizas sin dañarte. Susurro, ronroneo con mis dedos sobre tu estampa de dédalos de matices áureos sollozantes.

    Hablo contigo desde tus globos oculares, y rehuso el huso horario de tus denarios; me disfrazo de azucena, porte firme de camelia; hago una nada con las trincheras de tu ser siendo doncel creado por pensamientos y gozo de quebrantados huesos.

    Mi lengua se enlaza con la tuya en arropo de delicia; te ofrezco albaricoques, presas de futuros en almíbar. Ah, si te endiosara no serías capaz de retenerme porque sería tu mismo. Soy la rueda del tiempo, la rueca que hila tus hilares mudos; enarbolados como una manta que nace con el sol que eres.

    Se da un vals; se da en tu nombre y mis susurros se hacen tangibles que escuchas a mi amor desbocado en equilibrio frontal cuál mástil indecoroso. Busco que te retuerzas, las tuercas de tus relojes de tiempos, de tiempos, de tiempos. Tres veces me derramo en ti como la miel de un higo; si fueras hembra estarías preñada de mi pureza hecha calvario. Te amo tanto como adoro mi locura; renazco y tomo las hebras de tu testa y las colecciono entre mis uñas. Recorro lo silvestre que hay en ti y te llamo por tu nombre.

    El verdadero.

    "Aminthedez Polzyrio, ¿por qué te ocultaste tanto tiempo? En cada realidad tiemblo en el tiempo por soñarte; ahora que estás aquí, lo único que amanecerá en ti será el vástago sin amores; un eléboro que retoñará en este sacrificio".

    Te observo. Tu belleza es deslumbrante y lloro; con la amargura de abrazarte ya santificado.

    "Mírame sólo a mí, en esta pieza que juzga tu génesis. No hice más que soñarte hasta este momento. Escúchame. Pide. Reza por tu salvación, porque a mi lado serás el cordero de tu dios que quita el pecado del mundo".

    Verso y delineo tus labios con mis extremidades.

    "Eres tal y cómo te recuerdo; en mis memorias. Eres yo y yo soy tú. Eres mi promesa; la bruma indecorosa que me enloquece".

    Me edifico en la aurora de tu nombre; de tez y voto, de tul y gen de primaveras con aroma a sándalo; materializo mis monstruosidades y confecciono el andar de los orzuelos de mis mejillas; pronto la tinta se derrama como líneas zigzagueantes sobre ti; soberano mi sinuosidad sobre la geografía de tu cuerpo es un pecado original que no decae por más que te sorprendo con mis telares en tu son de tentarme.

    Tomo el augurio de una seda y la ato a tus tobillos para inmovilizarte; me atrevo a hacerlo porque sé que mis oraciones atraerán a las delicias de los imperios que te esconden. Delineo tu hombría con mi voz hecha céfiro; entremezclo las entrañas de las sombras en el centro de tu ombligo al que doy una caricia; y pese a que te hago el amor no me ves; aún no.

    Versa el reguero de mis besos por tu torso y no recapacito; trago y relamo la presencia de tus manualidades; mis dagas de carne te perforan y te anudan y mis alas se baten una dos y tres veces cuando empujo dentro de ti el resto de lo que poseo.

    Impregno mi aroma a limón, a miel y mandarinas sobre el tronco de tu cuello; reparo en tus lunares de tenerlos y empujo nueve veces en ondas de océanos de bruna sal; serpenteo y busco, me inmiscuyo en los cordeles que ato a tu cuello como collares.

    Me rehuso a renunciar a ti, por tu porte; tus afrentas, tu dolor hecho placeres de pura seda. Uno mis labios y aparezco como un genio de gran poder; de ojos lilas y albos cabellos que se derraman sobre ti como una cascada, una ternura que no controlo.

    Te beso al derecho y al revés, verso besos en tu abdomen y ejemplifico otros desordenes de mis memorias desde el pensamiento que te creo. Mis ojos raptan tu silueta y mis alas te protegen; escudan a tu ser, desean todo lo casto para ti como si fuese un deseo de cumpleaños. Susurro y termino de despojar del vestir a tu alma. Tejo un chal sobre tu rostro; o un velo quizá, no lo sé pero sé que te pertenece...como yo te pertenezco.

    Riego tu verdor y te digo, en vilo reestablecido:

    "Ante tu majestad, siempre puedo soñarla como mía; pero este instante es sólo nuestro; esta unión ante el altar. Ellos te entregaron y no habrá marcha atrás; Cayemnar".

    Entonces susurro el salmo de tu nombre. Me pregunto cuántas veces no te vi arrodillado ante mi tempestad hecha templo reverdecido con lo hipócrita de los santos que no son más que bufones de otras tierras que no silban al morir. Materializo mis manos con los estigmas del dios en el que crees; pulcritud en tus vestires, pronuncio tu nombre como el amante que reta a la vida por retener de vuelta a lo inexplorado; pero te exploro como un lienzo en filoso paganismo. Tarareo una melodía de jauría de lobos; un maullido, ronroneo a la espera de tu espuelas talladas en mi carne; porque cuando me hago corporeidad; brindo gotas de savia vitae en tu boca que se asemeja al cáliz que tanto tu religión busca con delirio. Pero tú, eres cáliz y mis prudencias se persignan con tu gozo. Suspiro y degollo tu cuerpo con el éxtasis al que pretendo someterte. Me hundo en tu virginidad; sé que soy el primero y el único, pero sé que te has tocado en el nombre de mi nombre. Me conociste como una lluvia de plata; de impura llama; llano recuerdo desde que fuiste mío bajo los árboles de cerezos donde me atreví a retarte y a emborracharte con la lumbre de mi ombligo hecho oro de pretensiones sólo nacidas de la inocencia de haberte hallado. Delineo el abad de tus muñecas, busco tensar la humanidad que no es tuya; porque hace mucho tiempo mi simiente te dejó fluir. Torpe alimaña que soy, te busco entre mis ritos y rasgo tu piel con sigilos prohibidos. Este no es el fin, es la mañana, la tarde y la noche hechas una y echadas a su suerte. Maldigo el tiempo y te hago el amor con una cadencia secreta. Abro tus puertas con una oración entre nosotros. No soy macho o hembra, soy un ser que no tiene identidad; pero me llaman el dios madre; el Silonthis Izmigoln, tatuado en tus corazones. Me abro ante el pasaje de la realidad y te observo, desde arriba con mis doce cabezas que perdonan el rencor de tus pecados. Puedes verme; me descompongo incorrupto; alabeo de rectitud que penetra tu garganta. Provoco que nuestras extremidades se enlacen como si fuéramos uno y una danza de brujos y cisnes, nos elevamos perennes sobre el altar en el que te desposo. Reparto monedas sobre tus ojos, los horado al desengañar tu cuerpo; ese sagrado como mío; y te permito vislumbrarme de porte inenarrable, como un halo de arcoíris de medianoche. Como tú, como el hombre al que besas en tus sueños sin decirlo; escuchas el tic tac de los relojes que marcan tu existencia como mía y al amarte con todos tus ruegos obscenos, me deleito y rio un río de estrellas. Te encandilo y pienso en morir a tu lado. Repaso el ejemplo de tu voz; disfruto modular tus ruegos, disfruto hacerte trizas sin dañarte. Susurro, ronroneo con mis dedos sobre tu estampa de dédalos de matices áureos sollozantes. Hablo contigo desde tus globos oculares, y rehuso el huso horario de tus denarios; me disfrazo de azucena, porte firme de camelia; hago una nada con las trincheras de tu ser siendo doncel creado por pensamientos y gozo de quebrantados huesos. Mi lengua se enlaza con la tuya en arropo de delicia; te ofrezco albaricoques, presas de futuros en almíbar. Ah, si te endiosara no serías capaz de retenerme porque sería tu mismo. Soy la rueda del tiempo, la rueca que hila tus hilares mudos; enarbolados como una manta que nace con el sol que eres. Se da un vals; se da en tu nombre y mis susurros se hacen tangibles que escuchas a mi amor desbocado en equilibrio frontal cuál mástil indecoroso. Busco que te retuerzas, las tuercas de tus relojes de tiempos, de tiempos, de tiempos. Tres veces me derramo en ti como la miel de un higo; si fueras hembra estarías preñada de mi pureza hecha calvario. Te amo tanto como adoro mi locura; renazco y tomo las hebras de tu testa y las colecciono entre mis uñas. Recorro lo silvestre que hay en ti y te llamo por tu nombre. El verdadero. "Aminthedez Polzyrio, ¿por qué te ocultaste tanto tiempo? En cada realidad tiemblo en el tiempo por soñarte; ahora que estás aquí, lo único que amanecerá en ti será el vástago sin amores; un eléboro que retoñará en este sacrificio". Te observo. Tu belleza es deslumbrante y lloro; con la amargura de abrazarte ya santificado. "Mírame sólo a mí, en esta pieza que juzga tu génesis. No hice más que soñarte hasta este momento. Escúchame. Pide. Reza por tu salvación, porque a mi lado serás el cordero de tu dios que quita el pecado del mundo". Verso y delineo tus labios con mis extremidades. "Eres tal y cómo te recuerdo; en mis memorias. Eres yo y yo soy tú. Eres mi promesa; la bruma indecorosa que me enloquece". Me edifico en la aurora de tu nombre; de tez y voto, de tul y gen de primaveras con aroma a sándalo; materializo mis monstruosidades y confecciono el andar de los orzuelos de mis mejillas; pronto la tinta se derrama como líneas zigzagueantes sobre ti; soberano mi sinuosidad sobre la geografía de tu cuerpo es un pecado original que no decae por más que te sorprendo con mis telares en tu son de tentarme. Tomo el augurio de una seda y la ato a tus tobillos para inmovilizarte; me atrevo a hacerlo porque sé que mis oraciones atraerán a las delicias de los imperios que te esconden. Delineo tu hombría con mi voz hecha céfiro; entremezclo las entrañas de las sombras en el centro de tu ombligo al que doy una caricia; y pese a que te hago el amor no me ves; aún no. Versa el reguero de mis besos por tu torso y no recapacito; trago y relamo la presencia de tus manualidades; mis dagas de carne te perforan y te anudan y mis alas se baten una dos y tres veces cuando empujo dentro de ti el resto de lo que poseo. Impregno mi aroma a limón, a miel y mandarinas sobre el tronco de tu cuello; reparo en tus lunares de tenerlos y empujo nueve veces en ondas de océanos de bruna sal; serpenteo y busco, me inmiscuyo en los cordeles que ato a tu cuello como collares. Me rehuso a renunciar a ti, por tu porte; tus afrentas, tu dolor hecho placeres de pura seda. Uno mis labios y aparezco como un genio de gran poder; de ojos lilas y albos cabellos que se derraman sobre ti como una cascada, una ternura que no controlo. Te beso al derecho y al revés, verso besos en tu abdomen y ejemplifico otros desordenes de mis memorias desde el pensamiento que te creo. Mis ojos raptan tu silueta y mis alas te protegen; escudan a tu ser, desean todo lo casto para ti como si fuese un deseo de cumpleaños. Susurro y termino de despojar del vestir a tu alma. Tejo un chal sobre tu rostro; o un velo quizá, no lo sé pero sé que te pertenece...como yo te pertenezco. Riego tu verdor y te digo, en vilo reestablecido: "Ante tu majestad, siempre puedo soñarla como mía; pero este instante es sólo nuestro; esta unión ante el altar. Ellos te entregaron y no habrá marcha atrás; Cayemnar".
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  • [REGISTRO DE MISIÓN CLASIFICADA — PROTOCOLO CIELO ROJO]

    **Evento: Invasión de Entidad Divina Tipo Trueno (Clase Celestial Omega)**

    **Unidad de Defensa Especial VX | Comandante de campo: Haruki Shinozawa (Kamen Rider VX)**

    **Ubicación:** Santuario Celeste sobre la Cúspide del Monte Izanari
    **Fecha:** Día 3 del Mes de los Relámpagos

    ---

    **[INICIO DEL REGISTRO]**

    Un cielo quebrado por rayos sin origen. Un retumbar que sacude montañas. La tierra tiembla. Desde los cielos descendió una deidad antigua, autoproclamada juez del mundo humano: **Raijintei**, el dios del trueno.

    Su veredicto fue claro:
    —*“La humanidad ha fallado. El juicio ha llegado.”*

    Los cielos se abrieron como grietas ardientes. De las nubes surgieron relámpagos vivos que atacaban ciudades, templos y bases militares. Todo sistema artificial colapsó. Las fuerzas convencionales no pudieron siquiera acercarse.

    Solo uno podía responder.

    —Unidad VX en marcha.

    Cinco miembros armados con tecnología VX tomaron posiciones en la montaña sagrada. Cada uno con funciones especializadas: soporte aéreo, blindaje, artillería pesada, sigilo y combate cerrado. Al frente, **Haruki Shinozawa**, en su armadura esmeralda habitual, dirigía la operación.

    El combate fue apoteósico. La deidad surcaba los cielos con un martillo de rayos, lanzando cadenas de relámpago que desintegraban el terreno. Cada miembro de la unidad atacó con precisión quirúrgica, coordinados por la voz firme de Shinozawa.

    —“¡No piensen en su poder! ¡Recuerden a quién defendemos!”

    Durante quince minutos, el cielo y la tierra fueron uno en caos. El equipo logró herir a Raijintei, rompiendo parte de su armadura de energía divina. Fue entonces que el plan final se ejecutó.

    **Shinozawa activó el protocolo Boost Mode.**

    Su *VX Driver* brilló en rojo. La armadura cambió radicalmente: **color blanco inmaculado con detalles carmesí y ojos rojos intensos**, como brasas del corazón de un volcán. Las líneas de energía se encendieron con poder ciclónico.

    —“Por cada niño que aún sonríe, por cada madre que aún canta, ¡yo no permitiré que tu juicio se cumpla!”

    **“BOOST MODE: CYCLONE HOPPER KICK!”**

    Impulsado por una ráfaga vertical de viento rojo y blanco, Shinozawa saltó más alto que el dios mismo. El cielo se partió cuando descendió en picado, envuelto en un aura ciclónica. La patada final impactó en el núcleo de Raijintei con una fuerza que hizo vibrar continentes.

    El dios cayó.

    La luz regresó.

    El juicio fue detenido.

    ---

    **\[FIN DEL REGISTRO]**
    **Estado del comandante:** Estable, inconsciente por 6 minutos. Recuperado sin lesiones permanentes.

    **Estado de la unidad:** Dos heridos, uno grave pero estable. Misión cumplida.
    [REGISTRO DE MISIÓN CLASIFICADA — PROTOCOLO CIELO ROJO] **Evento: Invasión de Entidad Divina Tipo Trueno (Clase Celestial Omega)** **Unidad de Defensa Especial VX | Comandante de campo: Haruki Shinozawa (Kamen Rider VX)** **Ubicación:** Santuario Celeste sobre la Cúspide del Monte Izanari **Fecha:** Día 3 del Mes de los Relámpagos --- **[INICIO DEL REGISTRO]** Un cielo quebrado por rayos sin origen. Un retumbar que sacude montañas. La tierra tiembla. Desde los cielos descendió una deidad antigua, autoproclamada juez del mundo humano: **Raijintei**, el dios del trueno. Su veredicto fue claro: —*“La humanidad ha fallado. El juicio ha llegado.”* Los cielos se abrieron como grietas ardientes. De las nubes surgieron relámpagos vivos que atacaban ciudades, templos y bases militares. Todo sistema artificial colapsó. Las fuerzas convencionales no pudieron siquiera acercarse. Solo uno podía responder. —Unidad VX en marcha. Cinco miembros armados con tecnología VX tomaron posiciones en la montaña sagrada. Cada uno con funciones especializadas: soporte aéreo, blindaje, artillería pesada, sigilo y combate cerrado. Al frente, **Haruki Shinozawa**, en su armadura esmeralda habitual, dirigía la operación. El combate fue apoteósico. La deidad surcaba los cielos con un martillo de rayos, lanzando cadenas de relámpago que desintegraban el terreno. Cada miembro de la unidad atacó con precisión quirúrgica, coordinados por la voz firme de Shinozawa. —“¡No piensen en su poder! ¡Recuerden a quién defendemos!” Durante quince minutos, el cielo y la tierra fueron uno en caos. El equipo logró herir a Raijintei, rompiendo parte de su armadura de energía divina. Fue entonces que el plan final se ejecutó. **Shinozawa activó el protocolo Boost Mode.** Su *VX Driver* brilló en rojo. La armadura cambió radicalmente: **color blanco inmaculado con detalles carmesí y ojos rojos intensos**, como brasas del corazón de un volcán. Las líneas de energía se encendieron con poder ciclónico. —“Por cada niño que aún sonríe, por cada madre que aún canta, ¡yo no permitiré que tu juicio se cumpla!” **“BOOST MODE: CYCLONE HOPPER KICK!”** Impulsado por una ráfaga vertical de viento rojo y blanco, Shinozawa saltó más alto que el dios mismo. El cielo se partió cuando descendió en picado, envuelto en un aura ciclónica. La patada final impactó en el núcleo de Raijintei con una fuerza que hizo vibrar continentes. El dios cayó. La luz regresó. El juicio fue detenido. --- **\[FIN DEL REGISTRO]** **Estado del comandante:** Estable, inconsciente por 6 minutos. Recuperado sin lesiones permanentes. **Estado de la unidad:** Dos heridos, uno grave pero estable. Misión cumplida.
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  • Kaori observaba el mundo como quien ve una herida supurar sin remedio.
    Le costaba recordar en qué punto exacto la humanidad dejó de evolucionar y empezó a pudrirse desde dentro. Quizás nunca fue distinto —solo que ahora lo disfrazaban peor.

    Para ella, la decadencia no era un apocalipsis ruidoso.
    Era un desfile constante de gente hueca, sonriendo con dientes blanqueados mientras sus almas se llenaban de moho.
    Hablaban de conciencia social con la misma boca que escupía prejuicios.
    Compartían frases profundas que no entendían, solo porque venían en tipografía bonita.
    Vivían rápido, morían despacio… y pensaban aún menos.

    Kaori no odiaba a la humanidad.
    Eso implicaría haber tenido fe en ella alguna vez.
    Lo que sentía era un hastío seco, como polvo en la garganta.
    Cada día confirmaba lo que ya sabía:
    el ser humano no necesitaba monstruos ni castigos divinos.
    Era su propia plaga.
    Y le fascinaba hundirse.
    Kaori observaba el mundo como quien ve una herida supurar sin remedio. Le costaba recordar en qué punto exacto la humanidad dejó de evolucionar y empezó a pudrirse desde dentro. Quizás nunca fue distinto —solo que ahora lo disfrazaban peor. Para ella, la decadencia no era un apocalipsis ruidoso. Era un desfile constante de gente hueca, sonriendo con dientes blanqueados mientras sus almas se llenaban de moho. Hablaban de conciencia social con la misma boca que escupía prejuicios. Compartían frases profundas que no entendían, solo porque venían en tipografía bonita. Vivían rápido, morían despacio… y pensaban aún menos. Kaori no odiaba a la humanidad. Eso implicaría haber tenido fe en ella alguna vez. Lo que sentía era un hastío seco, como polvo en la garganta. Cada día confirmaba lo que ya sabía: el ser humano no necesitaba monstruos ni castigos divinos. Era su propia plaga. Y le fascinaba hundirse.
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  • El cielo apenas comenzaba a teñirse de un naranja pálido cuando Kaori abrió los ojos. No por gusto, sino porque el maldito reloj biológico insistía en que era hora de arrastrarse fuera de la cama. Se quedó acostada un minuto más, observando el techo con el ceño fruncido, como si le guardara rencor por existir.

    —Otra vez este mundo de idiotas —murmuró, su voz ronca por el sueño.

    Se sentó al borde del colchón y estiró los brazos, su camisón negro colgando de un hombro. Fuera, el canto de algún pájaro la hizo rodar los ojos.

    A veces pensaba que la humanidad estaba condenada. No por guerras ni enfermedades. No. Por la estupidez. Por esa masa de gente que vive con el cerebro apagado, que se cree interesante porque vio un video viral o repite frases motivacionales como si fueran sabiduría antigua.

    Mientras se vestía con su habitual conjunto negro y se ajustaba las botas gastadas, Kaori pensó en lo que le esperaba: más gente vacía, buscando tragos que los hicieran sentir profundos por cinco minutos. Algunos creían que ella, por servir copas en un bar de mala muerte, era igual de hueca. Pero al menos Kaori sabía quién era. Y eso, en su opinión, ya la ponía por encima del 90% de la población.

    Salió a la calle sin desayunar, encendiendo un cigarro mientras el viento le revolvía el cabello oscuro.

    —Vamos, mundo. A ver con qué estupidez me sorprendes hoy —masculló con desdén, mientras el sol comenzaba a escalar por el horizonte.
    El cielo apenas comenzaba a teñirse de un naranja pálido cuando Kaori abrió los ojos. No por gusto, sino porque el maldito reloj biológico insistía en que era hora de arrastrarse fuera de la cama. Se quedó acostada un minuto más, observando el techo con el ceño fruncido, como si le guardara rencor por existir. —Otra vez este mundo de idiotas —murmuró, su voz ronca por el sueño. Se sentó al borde del colchón y estiró los brazos, su camisón negro colgando de un hombro. Fuera, el canto de algún pájaro la hizo rodar los ojos. A veces pensaba que la humanidad estaba condenada. No por guerras ni enfermedades. No. Por la estupidez. Por esa masa de gente que vive con el cerebro apagado, que se cree interesante porque vio un video viral o repite frases motivacionales como si fueran sabiduría antigua. Mientras se vestía con su habitual conjunto negro y se ajustaba las botas gastadas, Kaori pensó en lo que le esperaba: más gente vacía, buscando tragos que los hicieran sentir profundos por cinco minutos. Algunos creían que ella, por servir copas en un bar de mala muerte, era igual de hueca. Pero al menos Kaori sabía quién era. Y eso, en su opinión, ya la ponía por encima del 90% de la población. Salió a la calle sin desayunar, encendiendo un cigarro mientras el viento le revolvía el cabello oscuro. —Vamos, mundo. A ver con qué estupidez me sorprendes hoy —masculló con desdén, mientras el sol comenzaba a escalar por el horizonte.
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  • #DiezCosasSobre Ivory Mora Nonn

    Ivory es una quimera, mitad conejo mitad humano, creado en Lunetheria (la tierra de donde nace la magia) por el alquimista Nonn, quien usó el alma de su único amor (muerto por suicidio) para darle conciencia humana.

    Su parte conejo es curiosa, vital y afectuosa; su parte humana es introspectiva, doliente y autodestructiva, lo que lo convierte en un ser fracturado, inestable.

    Aunque parece temer al dolor físico, en realidad lo disfruta como una forma de reconectar con el mundo y con su propia humanidad.

    Su apariencia y su comportamiento oscilan entre la adolescencia y la madurez, lo que genera confusión en quienes lo rodean.

    Le cuesta demasiado confiar, pero, cuando lo logra, lo hace con una entrega total, a veces ciega. Idealiza y se aferra a quienes le brindan seguridad.

    Le es imposible quedarse callado. Habla como si cada palabra pudiera ser parte de un poema o un estocada al corazón; mezcla lirismo con ironía, dulzura con veneno.

    Tiende a desobedecer, provocar y desafiar a figuras de poder, especialmente si siente que lo infantilizan o lo juzgan.

    Ivory no sabe con certeza si es bueno o malo, niño o adulto. Se redefine constantemente a través del vínculo emocional con otros.

    A veces sueña con desaparecer, con saltar, con dejarse ir. Pero también quiere vivir, sentir, ser amado. Su existencia es un vaivén entre ambos extremos.

    Escribe, dibuja, pinta, garabatea… No se considera un artista, para él el arte es terapéutico, una forma de procesar lo que siente.
    #DiezCosasSobre Ivory Mora Nonn Ivory es una quimera, mitad conejo mitad humano, creado en Lunetheria (la tierra de donde nace la magia) por el alquimista Nonn, quien usó el alma de su único amor (muerto por suicidio) para darle conciencia humana. Su parte conejo es curiosa, vital y afectuosa; su parte humana es introspectiva, doliente y autodestructiva, lo que lo convierte en un ser fracturado, inestable. Aunque parece temer al dolor físico, en realidad lo disfruta como una forma de reconectar con el mundo y con su propia humanidad. Su apariencia y su comportamiento oscilan entre la adolescencia y la madurez, lo que genera confusión en quienes lo rodean. Le cuesta demasiado confiar, pero, cuando lo logra, lo hace con una entrega total, a veces ciega. Idealiza y se aferra a quienes le brindan seguridad. Le es imposible quedarse callado. Habla como si cada palabra pudiera ser parte de un poema o un estocada al corazón; mezcla lirismo con ironía, dulzura con veneno. Tiende a desobedecer, provocar y desafiar a figuras de poder, especialmente si siente que lo infantilizan o lo juzgan. Ivory no sabe con certeza si es bueno o malo, niño o adulto. Se redefine constantemente a través del vínculo emocional con otros. A veces sueña con desaparecer, con saltar, con dejarse ir. Pero también quiere vivir, sentir, ser amado. Su existencia es un vaivén entre ambos extremos. Escribe, dibuja, pinta, garabatea… No se considera un artista, para él el arte es terapéutico, una forma de procesar lo que siente.
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