• *sentado en la cornisa de un edificio admirando todo capaz sea la última vez en su cabeza resuena una palabra acosador una palabra que hiere a Luka jr trato de cambiar pero el pasado siempre te sigue buscando sus cigarros capaz y es su última vez fumando*

    Fue una buena vida aunque no se si funcionará ya que soy mitad demonio...

    Aunque creo que es lo mejor,creo que siempre me va a perseguir esa palabra que yo no soy lo que no entienden es que me duele que me digan algo que nada que ver

    *Suspiro y me pongo de pie*

    El vacía... Seguro iré al limbo...

    *Empieza a escribir una carta a sus familiares*

    Tío te dejo mi reino gracias por cuidarme todo el tiempo,papá megumi siempre estarás en mi corazón te quiero mucho,papá Luka gracias por todo el amor que me diste, y por último a mi hermana Claire espero te cuides y me recuerdes como el chico feliz que era

    *Mediante una llamarada envía la carta a alastor Luka y Claire y megumi*

    *Después de 2 horas Luka jr tomaría la decisión de tirarse caería durante 15 segundos al caer al suelo se escucharía como se rompen sus huesos y se forma un charco de sangre los paramédicos llegarían a la escena se lo llevarían al hospital donde estaría en coma no se iría sin despedirse de sus padres de su hermana y su tío favorito el los escucharía aunque estuviera en coma*
    *sentado en la cornisa de un edificio admirando todo capaz sea la última vez en su cabeza resuena una palabra acosador una palabra que hiere a Luka jr trato de cambiar pero el pasado siempre te sigue buscando sus cigarros capaz y es su última vez fumando* Fue una buena vida aunque no se si funcionará ya que soy mitad demonio... Aunque creo que es lo mejor,creo que siempre me va a perseguir esa palabra que yo no soy lo que no entienden es que me duele que me digan algo que nada que ver *Suspiro y me pongo de pie* El vacía... Seguro iré al limbo... *Empieza a escribir una carta a sus familiares* Tío te dejo mi reino gracias por cuidarme todo el tiempo,papá megumi siempre estarás en mi corazón te quiero mucho,papá Luka gracias por todo el amor que me diste, y por último a mi hermana Claire espero te cuides y me recuerdes como el chico feliz que era *Mediante una llamarada envía la carta a alastor Luka y Claire y megumi* *Después de 2 horas Luka jr tomaría la decisión de tirarse caería durante 15 segundos al caer al suelo se escucharía como se rompen sus huesos y se forma un charco de sangre los paramédicos llegarían a la escena se lo llevarían al hospital donde estaría en coma no se iría sin despedirse de sus padres de su hermana y su tío favorito el los escucharía aunque estuviera en coma*
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    Roleo romance pero bajo mis términos, no hago romance solo para "fingir" ser una familia feliz, esas cosas mejor en live action, el romance va estrechamente relacionado con aventuras, etc.
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  • Llegadas y secretos
    Categoría Aventura
    ᴬⁿⁱˡˡᵒ Superchica Kᵃʳᵃ ᙆᵒʳ⁻ᴱˡ

    "May the road rise up to meet you, may the wind be always at your back."

    Hope siempre había sido una pequeña tormenta con nombre propio. Su cabello rojo revuelto, botas gastadas y una actitud que hacía fruncir el ceño a cualquier adulto con autoridad. Había pasado los diecisiete años de su vida en un rincón lluvioso de Irlanda, donde los días grises combinaban perfectamente con su humor en la mayoria de los días grises y lluviosos.

    Así que cuando le ofrecieron un programa de intercambio para estudiar en otro país, no lo pensó dos veces. Escapar y ver algo más. Empezar de cero, aunque fuera por unos meses. Extrañaria a sus ovejas, su familia, el olor del campo pero era hora de un cambio drástico para ella. Lo que no esperaba era terminar en un barrio tan perfectamente americano que parecía sacado de una película. Casas blancas con jardines cuidados, vecinos sonrientes y una escuela que parecía más un centro comercial que un instituto.

    La familia que la había recibido estaba compuesta principalmente por una mujer llamada Kara. Pero desde que llegó, Kara habia sido una especie de sombra presente. Parecía sumamente ocupada y aunque Hope ya estaba en edad de cuidarse sola no estaba acostumbrada a tanta libertad. Habia escuchado de lo liberal que eran los yankees pero a pesar que siempre habia un plato de comida en su mesa Hope comenzaba a sentirse un poco sola.

    Habia algo en Kara que encontraba un poco raro. En las dos semanas que llevaba allí, apenas la habia visto un par de veces, y siempre entrando o saliendo apresuradamente, como si quisiera evitar ser vista.

    Su cuarto estaba siempre cerrado con llave como si escondiera un gran secreto que nadie podia revelar. Por supuesto, pensar que algo realmente extraño pasaba no se le cruzaba por la cabeza. Había crecido con historias de superhéroes, sí, pero como cualquiera: en cómics, películas y cuentos para no dormir. La vida real no era así. ¿O sí? Se pregunto aquella noche que intentaba seguirle el paso en medio de la oscuridad.
    [An0uk] "May the road rise up to meet you, may the wind be always at your back." Hope siempre había sido una pequeña tormenta con nombre propio. Su cabello rojo revuelto, botas gastadas y una actitud que hacía fruncir el ceño a cualquier adulto con autoridad. Había pasado los diecisiete años de su vida en un rincón lluvioso de Irlanda, donde los días grises combinaban perfectamente con su humor en la mayoria de los días grises y lluviosos. Así que cuando le ofrecieron un programa de intercambio para estudiar en otro país, no lo pensó dos veces. Escapar y ver algo más. Empezar de cero, aunque fuera por unos meses. Extrañaria a sus ovejas, su familia, el olor del campo pero era hora de un cambio drástico para ella. Lo que no esperaba era terminar en un barrio tan perfectamente americano que parecía sacado de una película. Casas blancas con jardines cuidados, vecinos sonrientes y una escuela que parecía más un centro comercial que un instituto. La familia que la había recibido estaba compuesta principalmente por una mujer llamada Kara. Pero desde que llegó, Kara habia sido una especie de sombra presente. Parecía sumamente ocupada y aunque Hope ya estaba en edad de cuidarse sola no estaba acostumbrada a tanta libertad. Habia escuchado de lo liberal que eran los yankees pero a pesar que siempre habia un plato de comida en su mesa Hope comenzaba a sentirse un poco sola. Habia algo en Kara que encontraba un poco raro. En las dos semanas que llevaba allí, apenas la habia visto un par de veces, y siempre entrando o saliendo apresuradamente, como si quisiera evitar ser vista. Su cuarto estaba siempre cerrado con llave como si escondiera un gran secreto que nadie podia revelar. Por supuesto, pensar que algo realmente extraño pasaba no se le cruzaba por la cabeza. Había crecido con historias de superhéroes, sí, pero como cualquiera: en cómics, películas y cuentos para no dormir. La vida real no era así. ¿O sí? Se pregunto aquella noche que intentaba seguirle el paso en medio de la oscuridad.
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  • Se presenta públicamente, luciendo un traje negro y parado con seguridad hace una reverencia

    -dioses, bestias, simples mortales, les habla el semi dios Khaya! He recorrido la tierra lo suficiente y me he percatado de todas las criaturas que vagan solas por este mundo, por ello he decidido ofrecer mi humilde morada como centro para todos aquellos que como yo, están aburridos....-

    Le sonríe a todos con seguridad y amabilidad

    -asi que dioses, bestias, mortales aburridos! Acerquense a mi y formemos una gran familia...todos son bienvenidos en el cielo~


    [°•°•°Grupo en perfil°•°•°]

    Se presenta públicamente, luciendo un traje negro y parado con seguridad hace una reverencia -dioses, bestias, simples mortales, les habla el semi dios Khaya! He recorrido la tierra lo suficiente y me he percatado de todas las criaturas que vagan solas por este mundo, por ello he decidido ofrecer mi humilde morada como centro para todos aquellos que como yo, están aburridos....- Le sonríe a todos con seguridad y amabilidad -asi que dioses, bestias, mortales aburridos! Acerquense a mi y formemos una gran familia...todos son bienvenidos en el cielo~ [°•°•°Grupo en perfil°•°•°]
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  • "Caminando con los Muertos" (Parte IV)

    Tolek necesita dos cosas, por ahora, para no volver a perder el norte: un punto de referencia y un ojo en el cielo.

    Sin dejar de mirar al frente hacia donde la aparición, el brujo clava su bastón en el piso, destellos mágicos crecen como raíces sobre el lodo y abrazan el suelo a su alrededor tomando la forma de una sencilla telaraña de hilos plateados. Este es su punto de referencia, una baliza helada en medio de la nada.

    Luego, Tolek toma a Lester con una mano y lo lanza al cielo. El ave se apresura a extender las alas, orientarse y dirigirse hacia donde el brujo está mirando, sus ojos de cuervo llevan consigo la misma magia que le permite a su amo ver más allá.

    — Amo, ¡Veo las almas! —Exclama, emocionado—. Están reuniéndose más adelante, no sé por qué...

    De la misma forma que Lester no necesita emitir sonido alguno para comunicarse con su amo, este puede decirle sin hablar palabra alguna.

    — Adelántate, yo te sigo.

    Y la caminata duraría alrededor de quince minutos, si es que el caprichoso tiempo del mundo de los muertos se dejara medir. Quince minutos de silencio por parte del brujo, quien todavía arrastra el resabio del baño de angustia de las almas liberadas, y no quiere hablar. Lester podría querer empezar a hacer preguntas, y aun si escogiera no responderlas, cada pensamiento en la dirección incorrecta podría ser el único necesario para llevarle a perder el control.

    De pronto, una nube como un enjambre de almas perdidas se revela como una madeja enrollada entorno a... ¿Entorno a qué?

    — Amo, son demasiadas. No puedo ver qué las está atrayendo —reporta el ave desde su posición en las alturas, mientras vuela en círculos alrededor como un cazador que ha encontrado a su presa.

    El brujo sabe que sólo hay una forma de averiguar qué es lo que está llamando la atención de las almas y que Veles está interesado en que él encuentre.

    Camina con firmeza, con la prisa de la expectativa. Las almas son tantas que revuelven el ambiente como miles de banderas ondeando en la misma dirección llevadas por un viento salvaje que arrastra en la cercanía. La sensación es abrumadora, pero Tolek persiste e insiste en aproximarse cada vez más, empujando contra la fuerza que le repele.

    Basta que roce la superficie de la esfera para que un grito desolador escape partiendo el aire, como el grito de una banshee, aunque incapaz de congelar a quien ha nacido del hielo. Otras almas le hacen eco, angustiadas y agónicas, reconocen en el brujo una esencia parecida al que les condenó a la eterna miseria del dolor y el sufrimiento. Se retuercen, intentan alejarse de él alterando así la uniformidad de la madeja. El desbalance se acentúa conforme el terror se apodera de ellas hasta que finalmente, la bola colapsa y las almas vuelven a dispersarse como una burbuja que explota, sólo que en lugar de ser de jabón parece ser de aceite hirviendo. Tolek cierra los ojos por mero impulso.

    — ¿Lester?

    El cuervo grita en lo alto y el brujo entiende que él está bien. Luego, el brujo puede devolver su atención al frente, abriendo los ojos lentamente.

    — ¡Un huevo! —Exclama, indignado.

    Tolek levanta el puño al cielo.

    — ¿En serio? ¿Me estás viendo la cara de papá pato? ¡Más vale que no sea de dragón! —Protesta, maldiciendo su mala suerte.

    Una profunda risa gutural resuena no en el cielo, sino debajo en el suelo, como si fuera la tierra misma burlándose del brujo.

    — Sí, tú ríete... —agrega, tensando los labios.

    Veles es, en parte, el dios de las travesuras, después de todo.
    Pero el brujo nota algo que hace a este huevo algo peculiar, pequeños detalles que lo hacen similar a una de esas costosas piezas de joyería que solían presumir los zares en tiempos de antes.

    — Oh, ya veo. Es una de esas cosas... —piensa en voz alta, más relajado.

    El brujo se inclina para coger el objeto con cuidado, como si estuviera cayendo en una trampa de forma tan voluntaria como le caracteriza. El pequeño huevo, que puede rodear perfectamente con los dedos, se siente cálido al tacto y emana un suave aroma a hierba de ruda. Tolek se lo guarda en el bolsillo mágico de su abrigo antes de enderezarse.

    Y al levantar la mirada puede ver que hay detalles nuevos en el paisaje. En el cielo hay auroras brillando con el mismo tono que lo hacía el huevo antes de que lo tomara, pero más importante que ello, puede ver la brecha por la que han entrado las almas.

    — Amo, ya puedes presumir de que le agarraste un huevo a Veles.

    Pero Tolek no puede prestar atención al troleo de su familiar esta vez, su mirada está fija, perdida en la brecha que arde como una herida en el cielo. Puede ver más allá al interior de una diminuta abertura, un fondo de paredes cubiertas de un papel mural amarillento que reconoce.

    #ElBrujoCojo §iძ𝑬
    "Caminando con los Muertos" (Parte IV) Tolek necesita dos cosas, por ahora, para no volver a perder el norte: un punto de referencia y un ojo en el cielo. Sin dejar de mirar al frente hacia donde la aparición, el brujo clava su bastón en el piso, destellos mágicos crecen como raíces sobre el lodo y abrazan el suelo a su alrededor tomando la forma de una sencilla telaraña de hilos plateados. Este es su punto de referencia, una baliza helada en medio de la nada. Luego, Tolek toma a Lester con una mano y lo lanza al cielo. El ave se apresura a extender las alas, orientarse y dirigirse hacia donde el brujo está mirando, sus ojos de cuervo llevan consigo la misma magia que le permite a su amo ver más allá. — Amo, ¡Veo las almas! —Exclama, emocionado—. Están reuniéndose más adelante, no sé por qué... De la misma forma que Lester no necesita emitir sonido alguno para comunicarse con su amo, este puede decirle sin hablar palabra alguna. — Adelántate, yo te sigo. Y la caminata duraría alrededor de quince minutos, si es que el caprichoso tiempo del mundo de los muertos se dejara medir. Quince minutos de silencio por parte del brujo, quien todavía arrastra el resabio del baño de angustia de las almas liberadas, y no quiere hablar. Lester podría querer empezar a hacer preguntas, y aun si escogiera no responderlas, cada pensamiento en la dirección incorrecta podría ser el único necesario para llevarle a perder el control. De pronto, una nube como un enjambre de almas perdidas se revela como una madeja enrollada entorno a... ¿Entorno a qué? — Amo, son demasiadas. No puedo ver qué las está atrayendo —reporta el ave desde su posición en las alturas, mientras vuela en círculos alrededor como un cazador que ha encontrado a su presa. El brujo sabe que sólo hay una forma de averiguar qué es lo que está llamando la atención de las almas y que Veles está interesado en que él encuentre. Camina con firmeza, con la prisa de la expectativa. Las almas son tantas que revuelven el ambiente como miles de banderas ondeando en la misma dirección llevadas por un viento salvaje que arrastra en la cercanía. La sensación es abrumadora, pero Tolek persiste e insiste en aproximarse cada vez más, empujando contra la fuerza que le repele. Basta que roce la superficie de la esfera para que un grito desolador escape partiendo el aire, como el grito de una banshee, aunque incapaz de congelar a quien ha nacido del hielo. Otras almas le hacen eco, angustiadas y agónicas, reconocen en el brujo una esencia parecida al que les condenó a la eterna miseria del dolor y el sufrimiento. Se retuercen, intentan alejarse de él alterando así la uniformidad de la madeja. El desbalance se acentúa conforme el terror se apodera de ellas hasta que finalmente, la bola colapsa y las almas vuelven a dispersarse como una burbuja que explota, sólo que en lugar de ser de jabón parece ser de aceite hirviendo. Tolek cierra los ojos por mero impulso. — ¿Lester? El cuervo grita en lo alto y el brujo entiende que él está bien. Luego, el brujo puede devolver su atención al frente, abriendo los ojos lentamente. — ¡Un huevo! —Exclama, indignado. Tolek levanta el puño al cielo. — ¿En serio? ¿Me estás viendo la cara de papá pato? ¡Más vale que no sea de dragón! —Protesta, maldiciendo su mala suerte. Una profunda risa gutural resuena no en el cielo, sino debajo en el suelo, como si fuera la tierra misma burlándose del brujo. — Sí, tú ríete... —agrega, tensando los labios. Veles es, en parte, el dios de las travesuras, después de todo. Pero el brujo nota algo que hace a este huevo algo peculiar, pequeños detalles que lo hacen similar a una de esas costosas piezas de joyería que solían presumir los zares en tiempos de antes. — Oh, ya veo. Es una de esas cosas... —piensa en voz alta, más relajado. El brujo se inclina para coger el objeto con cuidado, como si estuviera cayendo en una trampa de forma tan voluntaria como le caracteriza. El pequeño huevo, que puede rodear perfectamente con los dedos, se siente cálido al tacto y emana un suave aroma a hierba de ruda. Tolek se lo guarda en el bolsillo mágico de su abrigo antes de enderezarse. Y al levantar la mirada puede ver que hay detalles nuevos en el paisaje. En el cielo hay auroras brillando con el mismo tono que lo hacía el huevo antes de que lo tomara, pero más importante que ello, puede ver la brecha por la que han entrado las almas. — Amo, ya puedes presumir de que le agarraste un huevo a Veles. Pero Tolek no puede prestar atención al troleo de su familiar esta vez, su mirada está fija, perdida en la brecha que arde como una herida en el cielo. Puede ver más allá al interior de una diminuta abertura, un fondo de paredes cubiertas de un papel mural amarillento que reconoce. #ElBrujoCojo [SideBlackHole]
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  • "Caminando con los Muertos" (Parte III)

    Es un crujido el que retumba en el ambiente haciendo eco en el pecho del brujo como lo haría un parlante de cualquier concierto metal, pero sin ruido.

    — Amo, eso no es natural... —advierte Lester, quien ha sentido exactamente lo mismo y luce sus plumas erizadas cual gato espantado.

    Tolek no dice nada, pero aprecia la advertencia. Pronto, alza una mano para aplastar al cuervo contra su cuerpo, pues presiente la llegada de las consecuencias de la brecha rota.

    Una onda expansiva gélida empuja llevándose consigo las almas, los cadáveres fantasmales, los restos que descansaban a su alrededor. Todo vuela violentamente lejos hacia atrás, dejando al brujo y al cuervo como diminutas motas en medio de un trazo marcado sobre el lodo por un pincel gigante que hubiera barrido por encima de ellos.

    Para el brujo cuyas raíces calan intrínsecas en la naturaleza misma del frío elemental, la ráfaga le resulta energizante como una ducha helada. Marcas antiguas brillan pulsando en símbolos paganos surcando su piel cuando absorbe la esencia del impulso.

    — Puede que no sea natural de aquí ahora, pero lo fue, más que cualquier otra cosa, aunque hace ya mucho tiempo.

    Las voces de las almas que han resultado liberadas arrastran consigo una mortaja más antigua que las edades actuales, más foráneas, pero a la vez también originales. Tolek resuena con el dolor que estas arrastran y disfruta, por repulsivo que le parezca, cuando el instinto del Liche se agita en su interior exigiendo ser alimentado.

    El brujo se encoge conteniéndose a sí mismo, presiona quizás demasiado al ave sobre su hombro, aunque sólo quiera protegerle. Cierra los ojos con fuerza y respira profundo.

    — Amo, me vas a hacer puré de cuervo —protesta Lester, su voz resonando en la mente del brujo.

    Tolek sacude la cabeza con fuerza en un intento por deshacerse de la lujuria de la muerte que intenta apoderarse de él.

    — Lo siento —murmura en respuesta.

    Afloja así la presión sobre el ave, antes de alzar la cabeza enderezando el cuerpo. Ha perdido la dirección de donde apareció la brecha y hacia donde huyeron las almas ya dispersas.

    — ¿Has visto dónde ha sido eso? —Pregunta, impaciente, a su ave guía.

    Pero Lester estaba cubierto por la manota del brujo, ¿Cómo podría haber visto algo?

    — Amo, no pude. Estaba ocupado siendo estampilla.

    El brujo deja escapar un gruñido de frustración mientras observa alrededor donde no ve más que un interminable horizonte igual en todas direcciones, hasta que algo toma forma a lo lejos rompiendo la silueta monótona del más allá.

    Es la figura recortada de una criatura demasiado alta para ser humana, con cuernos saliendo de su cabeza cuyo rostro cadavérico se muestra similar al de un ciervo sin piel alguna, sus ojos destellando apenas en el vacío de sus cuencas.

    Tolek enfrenta los ojos de la criatura que, otra vez, le parece más familiar aún que la esencia liberada de la brecha rota. Es una presencia antigua, rancia y marchita como el aroma de una cueva enmohecida y encerrada, pero a la vez llena de vida como las ciénagas a la luz del sol de primavera.

    Veles.

    Y en cuanto Tolek le reconoce, prestándose a posar una rodilla en el fangoso suelo en reverencia al espíritu guardián de su clan, la figura desaparece.

    — ¡Amo, ese era...! —Exclama el cuervo.

    — Nos está señalando el camino.

    #ElBrujoCojo §iძ𝑬
    "Caminando con los Muertos" (Parte III) Es un crujido el que retumba en el ambiente haciendo eco en el pecho del brujo como lo haría un parlante de cualquier concierto metal, pero sin ruido. — Amo, eso no es natural... —advierte Lester, quien ha sentido exactamente lo mismo y luce sus plumas erizadas cual gato espantado. Tolek no dice nada, pero aprecia la advertencia. Pronto, alza una mano para aplastar al cuervo contra su cuerpo, pues presiente la llegada de las consecuencias de la brecha rota. Una onda expansiva gélida empuja llevándose consigo las almas, los cadáveres fantasmales, los restos que descansaban a su alrededor. Todo vuela violentamente lejos hacia atrás, dejando al brujo y al cuervo como diminutas motas en medio de un trazo marcado sobre el lodo por un pincel gigante que hubiera barrido por encima de ellos. Para el brujo cuyas raíces calan intrínsecas en la naturaleza misma del frío elemental, la ráfaga le resulta energizante como una ducha helada. Marcas antiguas brillan pulsando en símbolos paganos surcando su piel cuando absorbe la esencia del impulso. — Puede que no sea natural de aquí ahora, pero lo fue, más que cualquier otra cosa, aunque hace ya mucho tiempo. Las voces de las almas que han resultado liberadas arrastran consigo una mortaja más antigua que las edades actuales, más foráneas, pero a la vez también originales. Tolek resuena con el dolor que estas arrastran y disfruta, por repulsivo que le parezca, cuando el instinto del Liche se agita en su interior exigiendo ser alimentado. El brujo se encoge conteniéndose a sí mismo, presiona quizás demasiado al ave sobre su hombro, aunque sólo quiera protegerle. Cierra los ojos con fuerza y respira profundo. — Amo, me vas a hacer puré de cuervo —protesta Lester, su voz resonando en la mente del brujo. Tolek sacude la cabeza con fuerza en un intento por deshacerse de la lujuria de la muerte que intenta apoderarse de él. — Lo siento —murmura en respuesta. Afloja así la presión sobre el ave, antes de alzar la cabeza enderezando el cuerpo. Ha perdido la dirección de donde apareció la brecha y hacia donde huyeron las almas ya dispersas. — ¿Has visto dónde ha sido eso? —Pregunta, impaciente, a su ave guía. Pero Lester estaba cubierto por la manota del brujo, ¿Cómo podría haber visto algo? — Amo, no pude. Estaba ocupado siendo estampilla. El brujo deja escapar un gruñido de frustración mientras observa alrededor donde no ve más que un interminable horizonte igual en todas direcciones, hasta que algo toma forma a lo lejos rompiendo la silueta monótona del más allá. Es la figura recortada de una criatura demasiado alta para ser humana, con cuernos saliendo de su cabeza cuyo rostro cadavérico se muestra similar al de un ciervo sin piel alguna, sus ojos destellando apenas en el vacío de sus cuencas. Tolek enfrenta los ojos de la criatura que, otra vez, le parece más familiar aún que la esencia liberada de la brecha rota. Es una presencia antigua, rancia y marchita como el aroma de una cueva enmohecida y encerrada, pero a la vez llena de vida como las ciénagas a la luz del sol de primavera. Veles. Y en cuanto Tolek le reconoce, prestándose a posar una rodilla en el fangoso suelo en reverencia al espíritu guardián de su clan, la figura desaparece. — ¡Amo, ese era...! —Exclama el cuervo. — Nos está señalando el camino. #ElBrujoCojo [SideBlackHole]
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  • El cansancio pesaba como plomo sobre los frágiles hombros de Carmina, quien dedicaba cada día a mantener en pie el negocio familiar: aquella vieja tienda de conveniencia fundada por su abuelo muchos años atrás. Ahora, ese pequeño local era el sustento de ella y su abuela, el último hilo que las mantenía a flote tras tantas pérdidas.

    Esa noche, tras cenar en silencio y tomar un baño caliente, Carmina se dejó caer sobre la cama sin siquiera cambiar la expresión cansada de su rostro. Solo alcanzó a conectar su celular al cargador antes de hundir la cabeza en la almohada. En cuestión de segundos, el sueño comenzó a arrastrarla, aunque ella juraría que seguía despierta… simplemente acostada, inmóvil, con la vista perdida en el techo.

    Todo a su alrededor comenzó a tornarse difuso, como si un filtro opaco cubriera la realidad. Una niebla suave, casi imperceptible, envolvía su habitación. “Es el cansancio,” pensó, convencida de que solo estaba en esa frontera extraña entre el sueño y la vigilia.

    Entonces lo sintió.

    Unos brazos la rodearon por la espalda, envolviéndola en un abrazo cálido, apacible, profundamente familiar. No se asustó. Al contrario, su cuerpo se relajó como si lo hubiera estado esperando desde siempre. De reojo, distinguió una figura masculina tras ella… y supo, sin dudar, que lo conocía.

    Él empezó a murmurarle algo al oído, pero las palabras no lograban tomar forma: eran apenas un zumbido suave, como ruido blanco que acariciaba su mente sin dejarse entender.

    Carmina quiso girarse, quería verlo con claridad. Confirmar lo que su corazón ya le gritaba: “¿Eres tú?” Pero le era imposible moverse. Su cuerpo permanecía inmóvil, atrapado en esa bruma cálida e inestable. Hasta que, con un esfuerzo desesperado, finalmente logró voltearse.

    Por un instante, lo vio.

    Ese rostro… tan amado, tan añorado. Él le sonrió, como si todo estuviera bien.

    Y entonces desapareció.

    Carmina despertó de golpe, sola en su cama. Las luces seguían encendidas. El celular aún cargaba en la mesita de noche. El cuarto estaba exactamente igual que antes, pero el aire se sentía más frío.

    Solo había sido un sueño.

    Un sueño más.

    Tal vez la única manera en que volvería a verlo.

    Y su ausencia, una vez más, volvió a doler como una herida que nunca cerró.
    El cansancio pesaba como plomo sobre los frágiles hombros de Carmina, quien dedicaba cada día a mantener en pie el negocio familiar: aquella vieja tienda de conveniencia fundada por su abuelo muchos años atrás. Ahora, ese pequeño local era el sustento de ella y su abuela, el último hilo que las mantenía a flote tras tantas pérdidas. Esa noche, tras cenar en silencio y tomar un baño caliente, Carmina se dejó caer sobre la cama sin siquiera cambiar la expresión cansada de su rostro. Solo alcanzó a conectar su celular al cargador antes de hundir la cabeza en la almohada. En cuestión de segundos, el sueño comenzó a arrastrarla, aunque ella juraría que seguía despierta… simplemente acostada, inmóvil, con la vista perdida en el techo. Todo a su alrededor comenzó a tornarse difuso, como si un filtro opaco cubriera la realidad. Una niebla suave, casi imperceptible, envolvía su habitación. “Es el cansancio,” pensó, convencida de que solo estaba en esa frontera extraña entre el sueño y la vigilia. Entonces lo sintió. Unos brazos la rodearon por la espalda, envolviéndola en un abrazo cálido, apacible, profundamente familiar. No se asustó. Al contrario, su cuerpo se relajó como si lo hubiera estado esperando desde siempre. De reojo, distinguió una figura masculina tras ella… y supo, sin dudar, que lo conocía. Él empezó a murmurarle algo al oído, pero las palabras no lograban tomar forma: eran apenas un zumbido suave, como ruido blanco que acariciaba su mente sin dejarse entender. Carmina quiso girarse, quería verlo con claridad. Confirmar lo que su corazón ya le gritaba: “¿Eres tú?” Pero le era imposible moverse. Su cuerpo permanecía inmóvil, atrapado en esa bruma cálida e inestable. Hasta que, con un esfuerzo desesperado, finalmente logró voltearse. Por un instante, lo vio. Ese rostro… tan amado, tan añorado. Él le sonrió, como si todo estuviera bien. Y entonces desapareció. Carmina despertó de golpe, sola en su cama. Las luces seguían encendidas. El celular aún cargaba en la mesita de noche. El cuarto estaba exactamente igual que antes, pero el aire se sentía más frío. Solo había sido un sueño. Un sueño más. Tal vez la única manera en que volvería a verlo. Y su ausencia, una vez más, volvió a doler como una herida que nunca cerró.
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  • - Una noche oscura, la respiración de Elías estaba acelerada, su corazón parecía a punto de explotar, las sombras que le eran tan familiares, repentinamente se sentían como un monstruo cerniéndose sobre él, todo parecía tan borroso, casi no podía escucharse a si mismo, sentía un peso en su espalda pero ¿Qué era? No lo sabía, pero sabía que necesitaba buscar ayuda, corriendo incansablemente a través del bosque, era el camino más directo hacia el pueblo, o al menos eso creía él ¿Qué estaba pasando?¿Qué eran todas estas sensaciones que había en el cuerpo de Elías? Habían muchas preguntas y ninguna tenía respuesta, pero su cuerpo no paraba de decirle que continuara corriendo a pesar del cansancio, su cuerpo estaba comenzando a rendirse.

    - En la oscuridad, un sentimiento desgarrador recorrió a Elías, cayó al suelo al tropezar con lo que parecía ser la raíz de un árbol, miró hacia atrás y ahí estaba, el cuerpo herido de una persona pero ¿Quién era esta persona? Por algún motivo sentía la necesidad de llevarla donde la pudieran ayudar, quería salvarla, entonces al acercarse, todo había terminado, trató de ver si respiraba, de revisar su pulso, todo en un desesperado intento de decirse a si mismo que seguía viva, que no había muerto, pero era demasiado tarde, Elías miró a sus manos, no eran suyas, eran unas manos humanas, ahora llenas de sangre, volvió a mirar al cuerpo, una sensación inhumana recorrió todo su ser, sensaciones que para Elías eran desconocidas pero ¿Siquiera era Elías en este momento? Elías volvió a mirar a sus manos y ahí estaban, sus garras, se acercó al cuerpo, lo sostuvo y lleno de angustia y dolor, su voz resonó por un momento - Prometiste que nunca me abandonarías -.

    Elías despertó, era una pesadilla, pero había una nueva sensación recorriendo su cuerpo - "¿Qué ha sido eso?" - Pensó para si mismo, todo le resultaba tan extrañamente familiar, pero al mismo tiempo era tan distante, se sentía tan ajeno a todas las sensaciones que acababan de recorrer su cuerpo, pero de cierta manera eran familiares, de igual manera, rápidamente decidió descartarlo, ya que no era capaz de entender todo lo que acababa de ocurrir, al fin y al cabo, era solamente una pesadilla ¿No...?

    - Una noche oscura, la respiración de Elías estaba acelerada, su corazón parecía a punto de explotar, las sombras que le eran tan familiares, repentinamente se sentían como un monstruo cerniéndose sobre él, todo parecía tan borroso, casi no podía escucharse a si mismo, sentía un peso en su espalda pero ¿Qué era? No lo sabía, pero sabía que necesitaba buscar ayuda, corriendo incansablemente a través del bosque, era el camino más directo hacia el pueblo, o al menos eso creía él ¿Qué estaba pasando?¿Qué eran todas estas sensaciones que había en el cuerpo de Elías? Habían muchas preguntas y ninguna tenía respuesta, pero su cuerpo no paraba de decirle que continuara corriendo a pesar del cansancio, su cuerpo estaba comenzando a rendirse. - En la oscuridad, un sentimiento desgarrador recorrió a Elías, cayó al suelo al tropezar con lo que parecía ser la raíz de un árbol, miró hacia atrás y ahí estaba, el cuerpo herido de una persona pero ¿Quién era esta persona? Por algún motivo sentía la necesidad de llevarla donde la pudieran ayudar, quería salvarla, entonces al acercarse, todo había terminado, trató de ver si respiraba, de revisar su pulso, todo en un desesperado intento de decirse a si mismo que seguía viva, que no había muerto, pero era demasiado tarde, Elías miró a sus manos, no eran suyas, eran unas manos humanas, ahora llenas de sangre, volvió a mirar al cuerpo, una sensación inhumana recorrió todo su ser, sensaciones que para Elías eran desconocidas pero ¿Siquiera era Elías en este momento? Elías volvió a mirar a sus manos y ahí estaban, sus garras, se acercó al cuerpo, lo sostuvo y lleno de angustia y dolor, su voz resonó por un momento - Prometiste que nunca me abandonarías -. Elías despertó, era una pesadilla, pero había una nueva sensación recorriendo su cuerpo - "¿Qué ha sido eso?" - Pensó para si mismo, todo le resultaba tan extrañamente familiar, pero al mismo tiempo era tan distante, se sentía tan ajeno a todas las sensaciones que acababan de recorrer su cuerpo, pero de cierta manera eran familiares, de igual manera, rápidamente decidió descartarlo, ya que no era capaz de entender todo lo que acababa de ocurrir, al fin y al cabo, era solamente una pesadilla ¿No...?
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  • Aquel era un día aburrido. No tenía deberes de la universidad y tampoco tenía trabajos recientes por los cuales debiera preocuparse; tampoco había hecho planes para salir, y sus hermanas habían aprovechado el día para ir a visitar a los abuelos. ¿En qué momento había pensado que era buena idea quedarse en casa para hacer nada? Quizás en el momento que no le habían dado la opción de acompañarlas. Tanto Irina como Irisha habían dejado la residencia familiar antes de que él despertara de su segundo sueño. Nikolay había tenido problemas para dormir la noche anterior y, aunque se había despertado temprano, el sueño le había terminado de vencer haciéndolo despertarse cerca del medio día.

    Casi toda la tarde, luego del almuerzo, sea había pasado mirando su teléfono celular en búsqueda de una actividad interesante, algo que ver o que hacer para aventurarse a salir de casa. Sin embargo, mientras que bajaba en su línea de tiempo en Facebook, se encontró con un video que captó su atención: Era un drama chino, con un título un tanto largo y absurdo, que usaba una voz robótica y común de mujer para traducir a su idioma. ¿Esas eran las novelas chinas que sus hermanas ocasionalmente veían? Quizá. No sabía qué tenían de interesantes pero, conforme la historia fue avanzando, se sintió más y más metido en ella hasta que el video finalizó. Estaba incompleto, era la parte uno de dos, se había quedado en la mejor parte y ahora necesitaba entender qué había pasado y si Lin Sunsheng había logrado vengarse de su hermana por lo que le hiciera en su vida pasada.

    A pesar de entrar al perfil del dueño y revisar sus últimos videos, Nikolay no pudo encontrarlo. Era absurdo que tuviesen un montón de videos de historias similares pero que, en los primeros treinta, no estuviese la continuación de la historia que quería. Aún así, prefirió no darle demasiada atención y se metió a otra historia. ¿Por qué casi todas tocaban el mismo tema de una segunda vida para vengarse? ¿por qué muchas veces la venganza se veía tan lejana? Eran un tanto absurdos, porque los intentos de la protagonista siempre se veían forzados de alguna manera estúpida, y ni hablar de las veces en que terminaba quedándose sola sin ningún apoyo delante de los maleantes. Era una fórmula sosa, repetitiva... Y aún así era bastante adictiva.

    Nikolay había visto ya unos ocho o diez videos similares, de una duración de entre veinte a treinta minutos, se había olvidado por completo del mundo exterior hasta que su teléfono le advirtió que la batería estaba próxima a terminarse. Fue allí donde notó que el tiempo se le había ido en nada: No había buscado una actividad que hacer, no había visto algun restaurante o café para visitar y, al final del día, no había salido de casa como un adolescente de su edad.

    Y si... ¿Y si él también tenía la oportunidad de renacer, algún día, para enmendar sus errores del pasado? Nikolay suspiró y apoyó la cabeza contra el espaldar del asiento. Sin duda, muchas cosas serian diferentes, muchas otras cambiarían y, probablemente, no tendría que verse forzado a guardad silencio por el resto de su vida ante las amenazas de un familiar cercano.

    « Ojalá mi vida fuese como ese drama chino de Sunsheng. »
    Aquel era un día aburrido. No tenía deberes de la universidad y tampoco tenía trabajos recientes por los cuales debiera preocuparse; tampoco había hecho planes para salir, y sus hermanas habían aprovechado el día para ir a visitar a los abuelos. ¿En qué momento había pensado que era buena idea quedarse en casa para hacer nada? Quizás en el momento que no le habían dado la opción de acompañarlas. Tanto Irina como Irisha habían dejado la residencia familiar antes de que él despertara de su segundo sueño. Nikolay había tenido problemas para dormir la noche anterior y, aunque se había despertado temprano, el sueño le había terminado de vencer haciéndolo despertarse cerca del medio día. Casi toda la tarde, luego del almuerzo, sea había pasado mirando su teléfono celular en búsqueda de una actividad interesante, algo que ver o que hacer para aventurarse a salir de casa. Sin embargo, mientras que bajaba en su línea de tiempo en Facebook, se encontró con un video que captó su atención: Era un drama chino, con un título un tanto largo y absurdo, que usaba una voz robótica y común de mujer para traducir a su idioma. ¿Esas eran las novelas chinas que sus hermanas ocasionalmente veían? Quizá. No sabía qué tenían de interesantes pero, conforme la historia fue avanzando, se sintió más y más metido en ella hasta que el video finalizó. Estaba incompleto, era la parte uno de dos, se había quedado en la mejor parte y ahora necesitaba entender qué había pasado y si Lin Sunsheng había logrado vengarse de su hermana por lo que le hiciera en su vida pasada. A pesar de entrar al perfil del dueño y revisar sus últimos videos, Nikolay no pudo encontrarlo. Era absurdo que tuviesen un montón de videos de historias similares pero que, en los primeros treinta, no estuviese la continuación de la historia que quería. Aún así, prefirió no darle demasiada atención y se metió a otra historia. ¿Por qué casi todas tocaban el mismo tema de una segunda vida para vengarse? ¿por qué muchas veces la venganza se veía tan lejana? Eran un tanto absurdos, porque los intentos de la protagonista siempre se veían forzados de alguna manera estúpida, y ni hablar de las veces en que terminaba quedándose sola sin ningún apoyo delante de los maleantes. Era una fórmula sosa, repetitiva... Y aún así era bastante adictiva. Nikolay había visto ya unos ocho o diez videos similares, de una duración de entre veinte a treinta minutos, se había olvidado por completo del mundo exterior hasta que su teléfono le advirtió que la batería estaba próxima a terminarse. Fue allí donde notó que el tiempo se le había ido en nada: No había buscado una actividad que hacer, no había visto algun restaurante o café para visitar y, al final del día, no había salido de casa como un adolescente de su edad. Y si... ¿Y si él también tenía la oportunidad de renacer, algún día, para enmendar sus errores del pasado? Nikolay suspiró y apoyó la cabeza contra el espaldar del asiento. Sin duda, muchas cosas serian diferentes, muchas otras cambiarían y, probablemente, no tendría que verse forzado a guardad silencio por el resto de su vida ante las amenazas de un familiar cercano. « Ojalá mi vida fuese como ese drama chino de Sunsheng. »
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  • Y otra cosa tan importante como la anterior, porque me pareció ver a mi hermano por estos lados? Solo falta que vengan los otros tres y familia completa, y la preciosa historia de porque tengo hermanos, es porque mi papi con una mujer diferente tuvo cuatro niños sobrenaturales
    Y otra cosa tan importante como la anterior, porque me pareció ver a mi hermano por estos lados? Solo falta que vengan los otros tres y familia completa, y la preciosa historia de porque tengo hermanos, es porque mi papi con una mujer diferente tuvo cuatro niños sobrenaturales
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