• —Despues de un tiempo en primera clase al fin habíamos llegado a Miami y lo primero que hice fue llamar a Mike como le había dicho que haría—

    Oye idiota, ya llegué a miami
    —Despues de un tiempo en primera clase al fin habíamos llegado a Miami y lo primero que hice fue llamar a [meteor_turquoise_zebra_848] como le había dicho que haría— Oye idiota, ya llegué a miami
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  • El corazón de la Diosa se llenó con tranquilidad al saber que en el Olimpo la paz reina y la calma entre los dioses es notoria. A llegado una época de plenitud donde el miedo desaparece y el silencio entre todos no existe, por un buen tiempo.

    —Aphro
    #mitologiagriega
    El corazón de la Diosa se llenó con tranquilidad al saber que en el Olimpo la paz reina y la calma entre los dioses es notoria. A llegado una época de plenitud donde el miedo desaparece y el silencio entre todos no existe, por un buen tiempo. —Aphro #mitologiagriega
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    -Todo legado conlleva una responsabilidad; no es momento de arrepentimientos ni de flaquear, debo de seguir mi camino cueste lo que cueste. Por el bien de Nueva Eridu... Y por todos.
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  • 𝑻𝒉𝒊𝒔 𝒊𝒔 𝒏𝒐𝒘 𝒎𝒚 𝒉𝒐𝒎𝒆
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    Hacía solamente unos días que Lucien Vanserra había llegado a Velaris, y a pesar de la situación entre sus cortes, Feyre no podía ocultar que internamente se alegraba. Siempre le había caído bien Lucien, y la ayudó cuando más lo necesitaba.

    Es por eso que se había propuesto que disfrutase del lugar, que pudiese comprender porqué consideraba aquel su hogar, y que quisiera defenderlo de todo como ella misma hacía.
    No tardó en divisarlo, mirando por uno de los balcones a la ciudad iluminada, y se puso a su lado con una sonrisa.

    -Es precioso, ¿verdad?
    Hacía solamente unos días que [shimmer_amber_pigeon_639] había llegado a Velaris, y a pesar de la situación entre sus cortes, Feyre no podía ocultar que internamente se alegraba. Siempre le había caído bien Lucien, y la ayudó cuando más lo necesitaba. Es por eso que se había propuesto que disfrutase del lugar, que pudiese comprender porqué consideraba aquel su hogar, y que quisiera defenderlo de todo como ella misma hacía. No tardó en divisarlo, mirando por uno de los balcones a la ciudad iluminada, y se puso a su lado con una sonrisa. -Es precioso, ¿verdad?
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  • “Recuerdo del Nacimiento de Zagreus”

    A veces, cuando el silencio me envuelve en los pasillos del Inframundo, me detengo a recordar aquel día.
    El día en que nació nuestro hijo.

    Mi cuerpo no se transformó como el de una mortal. Cambió con lentitud y poder, como si el universo mismo estuviera dentro de mí, latiendo con un pulso antiguo y profundo. La energía que me habitaba alteró todo a mi alrededor: el aire se volvió denso, los jardines florecían sin control, y las sombras murmuraban a cada paso que daba.

    Hades no me dejó sola ni un instante. Estaba conmigo en cada respiración, en cada estremecimiento de mi piel. Me cuidaba con manos firmes y ojos llenos de una ternura que rara vez mostraba a otros. Sentía cómo cada noche, entre palabras y caricias, fortalecíamos lo que habíamos creado juntos.

    Y entonces, llegó el momento.

    Recuerdo el temblor del suelo bajo mis pies. Recuerdo el grito que brotó de lo más profundo de mí, no de dolor, sino de vida. Un llamado primitivo, antiguo, que hizo eco en cada rincón del Inframundo.

    Hades llegó a mi lado cubierto en ceniza, como si él también hubiese ardido en la espera. Me sostuvo con fuerza, y nuestros ojos se encontraron. En ese instante, no éramos rey y reina. Éramos simplemente dos almas esperando recibir un milagro.

    Y cuando nuestro hijo nació…
    no lloró.
    Rugió.

    Un sonido profundo, ancestral, como si la esencia del Inframundo tomara forma en su voz. Tenía el cabello oscuro como la noche sin luna y ojos que parecían hechos de estrellas muertas. En su piel brillaba un fuego que no quemaba, pero que imponía respeto.

    Lo sostuve en brazos, y el mundo pareció detenerse.

    —Nuestro hijo —dije, con lágrimas en los ojos—. Nacido del amor, del poder… del destino.

    Hades lo alzó al cielo oscuro del Inframundo, y en ese preciso instante, algo cambió en el universo.
    El Olimpo despertó inquieto.
    Los dioses sintieron que un nuevo poder caminaba entre los suyos.

    Zagreus había llegado.

    No era solo un niño.

    Era la prueba viviente de que el Inframundo no era estéril.
    Que incluso en la oscuridad más absoluta puede florecer la vida.
    Que el amor no necesita la luz del sol para ser fecundo.
    Que una reina de primavera puede dar a luz entre las cenizas y el fuego, sin perder su esencia, sino transformándola.

    Él fue mi renacer.
    Mi hijo.
    Mi legado.
    La fusión de lo salvaje y lo tierno.
    Del fin y del comienzo.

    Y mientras los dioses se agitaban en sus tronos, temiendo lo que aún no entendían, yo sonreía.

    Porque en mis brazos dormía algo más que poder.
    Dormía esperanza.
    “Recuerdo del Nacimiento de Zagreus” A veces, cuando el silencio me envuelve en los pasillos del Inframundo, me detengo a recordar aquel día. El día en que nació nuestro hijo. Mi cuerpo no se transformó como el de una mortal. Cambió con lentitud y poder, como si el universo mismo estuviera dentro de mí, latiendo con un pulso antiguo y profundo. La energía que me habitaba alteró todo a mi alrededor: el aire se volvió denso, los jardines florecían sin control, y las sombras murmuraban a cada paso que daba. Hades no me dejó sola ni un instante. Estaba conmigo en cada respiración, en cada estremecimiento de mi piel. Me cuidaba con manos firmes y ojos llenos de una ternura que rara vez mostraba a otros. Sentía cómo cada noche, entre palabras y caricias, fortalecíamos lo que habíamos creado juntos. Y entonces, llegó el momento. Recuerdo el temblor del suelo bajo mis pies. Recuerdo el grito que brotó de lo más profundo de mí, no de dolor, sino de vida. Un llamado primitivo, antiguo, que hizo eco en cada rincón del Inframundo. Hades llegó a mi lado cubierto en ceniza, como si él también hubiese ardido en la espera. Me sostuvo con fuerza, y nuestros ojos se encontraron. En ese instante, no éramos rey y reina. Éramos simplemente dos almas esperando recibir un milagro. Y cuando nuestro hijo nació… no lloró. Rugió. Un sonido profundo, ancestral, como si la esencia del Inframundo tomara forma en su voz. Tenía el cabello oscuro como la noche sin luna y ojos que parecían hechos de estrellas muertas. En su piel brillaba un fuego que no quemaba, pero que imponía respeto. Lo sostuve en brazos, y el mundo pareció detenerse. —Nuestro hijo —dije, con lágrimas en los ojos—. Nacido del amor, del poder… del destino. Hades lo alzó al cielo oscuro del Inframundo, y en ese preciso instante, algo cambió en el universo. El Olimpo despertó inquieto. Los dioses sintieron que un nuevo poder caminaba entre los suyos. Zagreus había llegado. No era solo un niño. Era la prueba viviente de que el Inframundo no era estéril. Que incluso en la oscuridad más absoluta puede florecer la vida. Que el amor no necesita la luz del sol para ser fecundo. Que una reina de primavera puede dar a luz entre las cenizas y el fuego, sin perder su esencia, sino transformándola. Él fue mi renacer. Mi hijo. Mi legado. La fusión de lo salvaje y lo tierno. Del fin y del comienzo. Y mientras los dioses se agitaban en sus tronos, temiendo lo que aún no entendían, yo sonreía. Porque en mis brazos dormía algo más que poder. Dormía esperanza.
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  • "La Casa Negra".

    Los días se están volviendo más largos y el frío se va quedando atrás, el invierno se despide poco a poco y con ello se aleja la estación del año favorita del brujo. El anochecer ha llegado más tarde, la temperatura se mantiene agradable, ni siquiera tuvo que encender la calefacción del bar.

    — Tengo que irme y puede que esté perdido por un par de días. No te comas toda la plantita, por favor...

    El bar queda en buenas manos.

    Tolek se dirige a la trastienda donde una habitación sellada por medios mágicos le espera, sólo él es capaz de abrir la puerta que le abre paso directo al único mueble en la estancia: un diván. El brujo gruñe por lo bajo antes de darle la espalda al condenado mueble y cierra la puerta antes de abrir el portal que le lleva a las coordenadas que le ha facilitado su primo.

    Aparece un bosque del otro lado, Tolek puede sentir la vibra perturbadora tan propia de Los Apalaches, pero al contrario de la mayoría, a él no le incomoda en lo más mínimo. Pero aquí, dicha vibra se siente con mayor intensidad, como si las venas mágicas que circulan en el ambiente bombearan de forma errática y distorsionada, una sensación que sólo ha sentido en las backroom.

    Recuerda las palabras de Raffaele: "es la primera vez que me enfrento a espacios liminales".

    — Van a necesitar una guía —concluye, pensando en voz alta y hablándole a la nada.

    "La nada", que en realidad es un todo y algo más. Mientras camina por los alrededores va sondeando la intensidad de la energía que dejó la brecha que trajo la casa hasta aquí en primer lugar. Tras alrededor de media hora de sólo caminar alrededor, Tolek puede establecer un epicentro que debe haber sido el núcleo de la vivienda cuando estuvo aquí, aunque ya solo quedan rastros, potentes, pero con una carga caótica mucho menos significativa.

    Observando a su alrededor, el brujo da cuenta de lo que parece un árbol más pequeño que el resto cuya apariencia le resulta tan familiar como antinatural. Mirando más de cerca, Tolek nota que se trata de un pino de plástico, un árbol de navidad sintético.

    — A Thomas no le gustaba que usáramos árboles de verdad... —murmura, mientras sus dedos acarician tiernamente las hojitas ficticias.

    Ese es el residuo liminal que estaba buscando.

    El brujo clava su bastón justo al costado del pino de plástico.

    — Muéstrame la vena que te alimenta —dice, ordenándole.

    El bastón gana temperatura, la primera señal de que se ha conectado a la fuente de magia más cercana y que, seguramente, sea la que alimenta también al pino.

    Tolek no necesita tocar el bastón para saberlo, pero sí necesita que la vena sea visible para sus ojos humanos, de alguna manera. Para ello, se lleva la mano al bolsillo para sacar un puñado de pequeñas pelotitas similares a pelusas de polvo, de color blanquecino y casi transparente, frágiles como copos de nieve, pero no se derriten. Se acerca la mano a la boca para susurrarles el conjuro que despertará a las pelusas de su letargo, con voz cálida las llama a la vida.

    Las pelusas se sacuden suave y perezosamente hasta desenrollarse como quien extiende el hilo de diminutas madejas de lana clara, van tomando forma de cientos de minúsculas criaturitas largas y aladas, como si a una lombriz le hubieran crecido una docena de pequeñas alitas.

    — Enséñenme el camino —les susurra, antes de liberarlas al viento.

    Las criaturitas, para las que la gente común ha adoptado el nombre de "rods", se dejan llevar con el soplo del aliento del brujo antes de remontar el vuelo. Se vuelven invisibles de lo rápido que son capaces de volar, así que Tolek ya sólo puede esperar a que los pequeños gusanitos con alas puedan cumplirle su petición.

    #ElBrujoCojo ꧁ঔৣ☬✞ 𝕮𝖗𝖔𝖜 ✞☬ঔৣ꧂
    "La Casa Negra". Los días se están volviendo más largos y el frío se va quedando atrás, el invierno se despide poco a poco y con ello se aleja la estación del año favorita del brujo. El anochecer ha llegado más tarde, la temperatura se mantiene agradable, ni siquiera tuvo que encender la calefacción del bar. — Tengo que irme y puede que esté perdido por un par de días. No te comas toda la plantita, por favor... El bar queda en buenas manos. Tolek se dirige a la trastienda donde una habitación sellada por medios mágicos le espera, sólo él es capaz de abrir la puerta que le abre paso directo al único mueble en la estancia: un diván. El brujo gruñe por lo bajo antes de darle la espalda al condenado mueble y cierra la puerta antes de abrir el portal que le lleva a las coordenadas que le ha facilitado su primo. Aparece un bosque del otro lado, Tolek puede sentir la vibra perturbadora tan propia de Los Apalaches, pero al contrario de la mayoría, a él no le incomoda en lo más mínimo. Pero aquí, dicha vibra se siente con mayor intensidad, como si las venas mágicas que circulan en el ambiente bombearan de forma errática y distorsionada, una sensación que sólo ha sentido en las backroom. Recuerda las palabras de Raffaele: "es la primera vez que me enfrento a espacios liminales". — Van a necesitar una guía —concluye, pensando en voz alta y hablándole a la nada. "La nada", que en realidad es un todo y algo más. Mientras camina por los alrededores va sondeando la intensidad de la energía que dejó la brecha que trajo la casa hasta aquí en primer lugar. Tras alrededor de media hora de sólo caminar alrededor, Tolek puede establecer un epicentro que debe haber sido el núcleo de la vivienda cuando estuvo aquí, aunque ya solo quedan rastros, potentes, pero con una carga caótica mucho menos significativa. Observando a su alrededor, el brujo da cuenta de lo que parece un árbol más pequeño que el resto cuya apariencia le resulta tan familiar como antinatural. Mirando más de cerca, Tolek nota que se trata de un pino de plástico, un árbol de navidad sintético. — A Thomas no le gustaba que usáramos árboles de verdad... —murmura, mientras sus dedos acarician tiernamente las hojitas ficticias. Ese es el residuo liminal que estaba buscando. El brujo clava su bastón justo al costado del pino de plástico. — Muéstrame la vena que te alimenta —dice, ordenándole. El bastón gana temperatura, la primera señal de que se ha conectado a la fuente de magia más cercana y que, seguramente, sea la que alimenta también al pino. Tolek no necesita tocar el bastón para saberlo, pero sí necesita que la vena sea visible para sus ojos humanos, de alguna manera. Para ello, se lleva la mano al bolsillo para sacar un puñado de pequeñas pelotitas similares a pelusas de polvo, de color blanquecino y casi transparente, frágiles como copos de nieve, pero no se derriten. Se acerca la mano a la boca para susurrarles el conjuro que despertará a las pelusas de su letargo, con voz cálida las llama a la vida. Las pelusas se sacuden suave y perezosamente hasta desenrollarse como quien extiende el hilo de diminutas madejas de lana clara, van tomando forma de cientos de minúsculas criaturitas largas y aladas, como si a una lombriz le hubieran crecido una docena de pequeñas alitas. — Enséñenme el camino —les susurra, antes de liberarlas al viento. Las criaturitas, para las que la gente común ha adoptado el nombre de "rods", se dejan llevar con el soplo del aliento del brujo antes de remontar el vuelo. Se vuelven invisibles de lo rápido que son capaces de volar, así que Tolek ya sólo puede esperar a que los pequeños gusanitos con alas puedan cumplirle su petición. #ElBrujoCojo [TheCrow]
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  • Año 1240.

    No fue ambición lo que me llevó a desafiarlo, ni sed de poder, fue necesidad, fue instinto, fue la certeza de que, si no lo hacía, la manada terminaría fragmentada o peor, extinguida, él había sido fuerte una vez, respetado incluso, pero se volvió ciego, gobernaba con el miedo, no con el ejemplo, olvidó que un Alpha guía, no impone, que un líder se sacrifica, no se alimenta primero, y cuando lo vi dudar, cuando lo vi dejar atrás a los jóvenes y a los viejos en la última travesía, supe que el momento había llegado.

    No fue una decisión ligera, llevaba días sintiéndolo en la sangre, noches enteras sin dormir, escuchando a la manada respirar débil, o temerosa, el equilibrio se había roto y todos lo sabían, pero nadie se atrevía a decirlo en voz alta, hasta que lo hice yo.

    Lo enfrenté bajo la luna, como manda la ley de los nuestros, sin palabras, solo miradas, la suya desafiante, la mía firme, sin odio, solo verdad, cuando dimos el primer paso, el mundo pareció detenerse, no era solo una pelea por el liderazgo, era una lucha por el alma del grupo, por todo lo que éramos, por todo lo que merecíamos volver a ser.

    Sus colmillos eran veloces, su cuerpo aún fuerte, pero el miedo le temblaba bajo la piel, porque sabía que no luchaba contra un joven temerario, luchaba contra un lobo con propósito, contra uno que no se detenía por dolor, que no retrocedía por dudas, cada zarpazo mío llevaba una historia, cada embestida era el eco de los que había perdido, de los que él había olvidado.

    La pelea no duró una eternidad, pero dejó cicatrices como si lo hubiera hecho, y cuando lo hice caer, cuando su respiración se volvió débil y sus ojos dejaron de desafiarme, no hubo celebración, solo silencio, uno denso, solemne, como si la tierra misma reconociera el cambio.

    No fue el rugido lo que me hizo Alpha, fue la forma en que me mantuve en pie cuando todo dolía, fue mirar a la manada y ver que ya no tenían miedo, que sus ojos no buscaban fuerza, sino dirección, fue cuando los jóvenes se acercaron primero, no con sumisión, sino con confianza, y luego los viejos, inclinando apenas la cabeza, como quien acepta que el nuevo ciclo ha comenzado.

    Desde entonces no he guiado con gritos, ni con castigos, sino con pasos firmes y presencia constante, me gané su respeto no solo porque vencí al anterior, sino porque cargué su sombra y la convertí en guía, porque aprendí que ser Alpha no es llegar arriba, sino quedarse ahí sin perder el alma.
    Año 1240. No fue ambición lo que me llevó a desafiarlo, ni sed de poder, fue necesidad, fue instinto, fue la certeza de que, si no lo hacía, la manada terminaría fragmentada o peor, extinguida, él había sido fuerte una vez, respetado incluso, pero se volvió ciego, gobernaba con el miedo, no con el ejemplo, olvidó que un Alpha guía, no impone, que un líder se sacrifica, no se alimenta primero, y cuando lo vi dudar, cuando lo vi dejar atrás a los jóvenes y a los viejos en la última travesía, supe que el momento había llegado. No fue una decisión ligera, llevaba días sintiéndolo en la sangre, noches enteras sin dormir, escuchando a la manada respirar débil, o temerosa, el equilibrio se había roto y todos lo sabían, pero nadie se atrevía a decirlo en voz alta, hasta que lo hice yo. Lo enfrenté bajo la luna, como manda la ley de los nuestros, sin palabras, solo miradas, la suya desafiante, la mía firme, sin odio, solo verdad, cuando dimos el primer paso, el mundo pareció detenerse, no era solo una pelea por el liderazgo, era una lucha por el alma del grupo, por todo lo que éramos, por todo lo que merecíamos volver a ser. Sus colmillos eran veloces, su cuerpo aún fuerte, pero el miedo le temblaba bajo la piel, porque sabía que no luchaba contra un joven temerario, luchaba contra un lobo con propósito, contra uno que no se detenía por dolor, que no retrocedía por dudas, cada zarpazo mío llevaba una historia, cada embestida era el eco de los que había perdido, de los que él había olvidado. La pelea no duró una eternidad, pero dejó cicatrices como si lo hubiera hecho, y cuando lo hice caer, cuando su respiración se volvió débil y sus ojos dejaron de desafiarme, no hubo celebración, solo silencio, uno denso, solemne, como si la tierra misma reconociera el cambio. No fue el rugido lo que me hizo Alpha, fue la forma en que me mantuve en pie cuando todo dolía, fue mirar a la manada y ver que ya no tenían miedo, que sus ojos no buscaban fuerza, sino dirección, fue cuando los jóvenes se acercaron primero, no con sumisión, sino con confianza, y luego los viejos, inclinando apenas la cabeza, como quien acepta que el nuevo ciclo ha comenzado. Desde entonces no he guiado con gritos, ni con castigos, sino con pasos firmes y presencia constante, me gané su respeto no solo porque vencí al anterior, sino porque cargué su sombra y la convertí en guía, porque aprendí que ser Alpha no es llegar arriba, sino quedarse ahí sin perder el alma.
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    Por fin ha llegado el domingo

    #SeductiveSunday
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  • ¡Esta semana han llegado 21 nuevos personajes 3D a FicRol!

    El universo 3D sigue creciendo sin freno y esta semana damos la bienvenida a 21 nuevas incorporaciones. Nuevas historias, rostros y tramas que vienen a enriquecer aún más la experiencia rolera.

    Ya están todos registrados en el Directorio de Personajes 3D (¡sí, actualizado al día!)

    Te animo a echarles un vistazo, interactuar y abrir puertas a nuevas conexiones.

    ¿Quién sabe? Quizá tu próxima gran trama esté a solo un mensaje de distancia.

    Bienvenidos, nuevos personajes. El escenario es vuestro.
    🚨 ¡Esta semana han llegado 21 nuevos personajes 3D a FicRol! 🚨 El universo 3D sigue creciendo sin freno y esta semana damos la bienvenida a 21 nuevas incorporaciones. Nuevas historias, rostros y tramas que vienen a enriquecer aún más la experiencia rolera. 👥 Ya están todos registrados en el Directorio de Personajes 3D (¡sí, actualizado al día!) Te animo a echarles un vistazo, interactuar y abrir puertas a nuevas conexiones. ¿Quién sabe? Quizá tu próxima gran trama esté a solo un mensaje de distancia. Bienvenidos, nuevos personajes. El escenario es vuestro. 🎭✨
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  • Año 4E 200 — Skyrim, al borde de la ruptura

    El viento ruge en las montañas, pero los oídos de los hombres han olvidado cómo escucharlo.
    Los clanes se fragmentan, los Vigilantes de Stendarr rastrean pactos oscuros, y el Imperio apenas respira tras su guerra contra el Dominio Aldmeri.

    En medio de esta calma quebradiza, el mundo tiembla por una razón que aún no comprende:

    Dos Sangres de Dragón han despertado.

    El primero, elegido por los dioses, siente en su alma el deber de proteger el equilibrio.

    La segunda, nacida del rugido de Alduin, carga un linaje que el mundo debería temer… pero ella no comparte la voluntad de su creador.

    Alduin la observa desde más allá del tiempo.
    Él la ve como su legado, su heredera, su criatura destinada a ser llama y fin.
    Ella, en cambio, se pregunta si su sangre define su destino… o si aún puede elegir otro camino.

    Los dragones duermen.
    El grito ancestral retumba en sueños.
    Y las estrellas aguardan la elección que cambiará el curso de Nirn.
    Año 4E 200 — Skyrim, al borde de la ruptura El viento ruge en las montañas, pero los oídos de los hombres han olvidado cómo escucharlo. Los clanes se fragmentan, los Vigilantes de Stendarr rastrean pactos oscuros, y el Imperio apenas respira tras su guerra contra el Dominio Aldmeri. En medio de esta calma quebradiza, el mundo tiembla por una razón que aún no comprende: Dos Sangres de Dragón han despertado. El primero, elegido por los dioses, siente en su alma el deber de proteger el equilibrio. La segunda, nacida del rugido de Alduin, carga un linaje que el mundo debería temer… pero ella no comparte la voluntad de su creador. Alduin la observa desde más allá del tiempo. Él la ve como su legado, su heredera, su criatura destinada a ser llama y fin. Ella, en cambio, se pregunta si su sangre define su destino… o si aún puede elegir otro camino. Los dragones duermen. El grito ancestral retumba en sueños. Y las estrellas aguardan la elección que cambiará el curso de Nirn.
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