• "𝕽𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖅𝖔𝖗𝖗𝖔"... (Recuerdos pasados de Kazuo).

    No sabía cómo había llegado junto a esa familia. Los primeros días fueron duros; tenía miedo y se negaba a acercarse o dar mano con ninguno de ellos. Lo único que recordaba antes de estar allí era que huía frenéticamente por el bosque, con los pulmones ardiendo por el esfuerzo. Después de eso... su cuerpo ya no era el mismo. Era igual al de aquellos seres que caminaban en dos patas y destruían el amado bosque donde solía vivir. Era como si su instinto de pura supervivencia le hubiese instigado a transformarse, y el destino a qué estuviera con esas personas.

    Esa familia se comunicaba de una forma que él no entendía. Eran una hembra y un macho adultos, con dos crías. Así los entendió Kazuo cuando los vio por primera vez. Poco a poco, esa familia fue ganándose su confianza, a base de amor, respeto y paciencia. Pasaron los meses y, aunque Kazuo aún no hablaba como ellos, empezó a comprender más de su complejo lenguaje.

    Llegó un momento en que Kazuo quiso salir y explorar, salir de aquella casa con los que ahora eran sus hermanos, acompañar a sus padres a la aldea cercana en busca de provisiones. Pero aquel pelo color de luna y sus ojos color zafiro eran demasiado llamativos en tiempos de hostilidad y guerra.

    —Mi niño… la mejor arma para protegerse es ser invisible —decía la gentil mujer mientras teñía el cabello plateado de Kazuo en un negro azabache.

    Con el tiempo, no solo cambió el color. Para que su pelo fuera más fácil de manejar, cortaron su larga melena plateada, evitando que los mechones rozaran sus hombros y los mancharan de tinta seca. Al final, el zorro lo entendió, y aquello se convirtió en un hábito para él.

    Siglos después, ya sabiendo controlar su transformación, Kazuo continuaba usando su melena corta y negra. Era un hábito que lo anclaba dolorosamente a su pasado, al recuerdo de la familia que tanto le enseñó y tanto le amó. Aquellos que le dieron un nombre, aquellos que le enseñaron el significado de un hogar.
    "𝕽𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖅𝖔𝖗𝖗𝖔"... (Recuerdos pasados de Kazuo). No sabía cómo había llegado junto a esa familia. Los primeros días fueron duros; tenía miedo y se negaba a acercarse o dar mano con ninguno de ellos. Lo único que recordaba antes de estar allí era que huía frenéticamente por el bosque, con los pulmones ardiendo por el esfuerzo. Después de eso... su cuerpo ya no era el mismo. Era igual al de aquellos seres que caminaban en dos patas y destruían el amado bosque donde solía vivir. Era como si su instinto de pura supervivencia le hubiese instigado a transformarse, y el destino a qué estuviera con esas personas. Esa familia se comunicaba de una forma que él no entendía. Eran una hembra y un macho adultos, con dos crías. Así los entendió Kazuo cuando los vio por primera vez. Poco a poco, esa familia fue ganándose su confianza, a base de amor, respeto y paciencia. Pasaron los meses y, aunque Kazuo aún no hablaba como ellos, empezó a comprender más de su complejo lenguaje. Llegó un momento en que Kazuo quiso salir y explorar, salir de aquella casa con los que ahora eran sus hermanos, acompañar a sus padres a la aldea cercana en busca de provisiones. Pero aquel pelo color de luna y sus ojos color zafiro eran demasiado llamativos en tiempos de hostilidad y guerra. —Mi niño… la mejor arma para protegerse es ser invisible —decía la gentil mujer mientras teñía el cabello plateado de Kazuo en un negro azabache. Con el tiempo, no solo cambió el color. Para que su pelo fuera más fácil de manejar, cortaron su larga melena plateada, evitando que los mechones rozaran sus hombros y los mancharan de tinta seca. Al final, el zorro lo entendió, y aquello se convirtió en un hábito para él. Siglos después, ya sabiendo controlar su transformación, Kazuo continuaba usando su melena corta y negra. Era un hábito que lo anclaba dolorosamente a su pasado, al recuerdo de la familia que tanto le enseñó y tanto le amó. Aquellos que le dieron un nombre, aquellos que le enseñaron el significado de un hogar.
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  • Adivinad quién ha llegado.

    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    Adivinad quién ha llegado. #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏: 𝐄𝐋 𝐈𝐍𝐈𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋
    Fandom DnD, Baldur's Gate
    Categoría Slice of Life
    A las manos de Rennyn había llegado un nuevo caso, un hombre había desaparecido en la Alta Ciudad de Baldurs Gate, un hombre con influencias importantes, claro… “Desaparecer” era un término muy vago ya que lo único encontrado de él era una cantidad ingente de sangre por el suelo de su morada.

    La única pista que tenían para investigar eran las relaciones de este hombre, es decir, amigos, vecinos, familiares, enemigos.

    Por una parte tenía que el desaparecido era una persona amable con ganas de vivir la vida, según contaban sus amigos.
    Por otra parte tenía a un hombre cariñoso y comprensivo, según su familia.
    Por último tenía que era un hombre que debía demasiado dinero, según sus enemigos.

    Hubiera sido fácil apuntar con el dedo a cualquiera de los que decían que debía dinero ¿Verdad? Y eso hubiera sido un error de novato.



    Aquella noche había ido a su taberna de confianza a beber un buen vino, a veces el alcohol hace que todo vaya más lento y a Rennyn le de el tiempo suficiente para pensar en qué y cómo debe de actuar, le da tiempo para repasar punto por punto aquello que está investigando.

    Y así fue se sumió en sus pensamientos de tal forma que se vio a sí misma en la escena del crimen, en una vista como el de una tercera persona, las manchas de sangre parecían demasiado calculadas, era como si específicamente se hubiera rociado la sangre para ocultar algo, tal vez un rastro ¿Era sangre humana? Eso habría que analizarlo, tal vez si encontraba a alguien con el olfato agudo… Lo segundo en lo que se fijó es que en las paredes había muy pocas manchas por lo que si hubiera, por ejemplo, degollado al desaparecido, este tendría que haber estado suspendido en el aire de forma horizontal, por lo que era demasiado improbable que el desaparecido estuviera muerto. Otra de las cosas que se fijó es que la casa estaba descuidada y no había arrastre de cosas o huellas en la sangre que indicasen unos pasos y alguien moviendo el cuerpo.

    Sin duda toda aquella sangre, primero, no era humana y segundo estaba puesta ahí para ocultar más pistas. Ahora sabía lo que tenía que hacer, enviaría a los guardias a que investigasen la zona, revisar sótanos ocultos, habitaciones ocultas, tal vez hasta una salida al tejado que no hubieran visto, quería que examinasen los tablones de madera del suelo buscando indicios de forcejeo y lucha, quería una segunda opinión.

    Aquella misma noche, tras su reflexión junto al alcohol hasta altas horas de la noche, caminó hasta quedar frente a la puerta de su hogar, no había luz alguna en las ventanas, por alguna razón esperaba que sí la hubiera, pero vivía sola.

    Se quedó mirando aquella puerta de madera pulida, con detalles chapados en oro, un pomo dorado perfectamente redondo, tuvo el ademán de tomar el pomo y girarlo, pero no lo hizo ¿Qué iba a encontrar? Polvo, telas de araña y ratas.

    Dio varios pasos atrás observando las dos ventanas que había sobre la puerta, daban al segundo piso, a lo que sería su habitación, allí si uno forzaba la vista, si uno no miraba, observaba podía adivinar unas cortinas de gasa blancas translúcidas, y tras ellas… la figura de un ser sonriendo.

    Rennyn dio media vuelta atemorizada, volvería a “dormir” a su despacho, allí al menos se concentraría en su nuevo caso.

    Tras una larga caminata desde su hogar hasta los juzgados, subió a su despacho, encendió las velas para tener la lumbre suficiente como para que pareciera un lugar “acogedor” y se sentó sobre su gran silla con las almohadillas forradas con terciopelo rojo.

    — Si han ocultado que está, presuntamente, vivo.
    Si han perdido el tiempo en borrar un rastro derramando sangre…
    Tenemos que encontrar un desliz, algo debe de haber, algo se nos escapa.

    Había cogido una pluma, la había cargado de tinta y escribía rápidamente, con una letra que solo Rennyn entendía, detallaba y documentaba el caso, sabía que aquello no quedaría resuelto en dos días. Necesitaba más información aquello era demasiado poco como para tener una hipótesis digna de un gran erudito de la resolución de casos.

    Y mientras escribía le vino el recuerdo de aquella sonrisa siniestra que veía de vez en cuando en la ventana de su habitación más allá de la medianoche, la pluma se le resbaló de la mano dejando una gran mancha de tinta, se maldijo por haberse manchado. Y aquella sensación de querer abrir por la ventana, y saltar de esta y acabar con todo apareció en su menudo cuerpo, si bien no era la primera vez que lo pensaba desde que perdió la Perla familiar, aquel tesoro de la familia Silvershield, sí que caminó hasta el ventanal y abrió de par en par.

    — Si por mil veces el mundo pereciera, estoy con aquellos que piensan que el mundo perecerá con el fuego.

    Decir aquello en voz alta le dio una terrible idea, prender fuego a su hogar.

    Desde el ventanal de su despacho podía ver el tejado de su morada en desuso, y si... ¿Y si le prendía fuego y dejaba que todo ardiera hasta los cimientos? Empezaba a necesitar darle a su pasado un bautismo de fuego.
    A las manos de Rennyn había llegado un nuevo caso, un hombre había desaparecido en la Alta Ciudad de Baldurs Gate, un hombre con influencias importantes, claro… “Desaparecer” era un término muy vago ya que lo único encontrado de él era una cantidad ingente de sangre por el suelo de su morada. La única pista que tenían para investigar eran las relaciones de este hombre, es decir, amigos, vecinos, familiares, enemigos. Por una parte tenía que el desaparecido era una persona amable con ganas de vivir la vida, según contaban sus amigos. Por otra parte tenía a un hombre cariñoso y comprensivo, según su familia. Por último tenía que era un hombre que debía demasiado dinero, según sus enemigos. Hubiera sido fácil apuntar con el dedo a cualquiera de los que decían que debía dinero ¿Verdad? Y eso hubiera sido un error de novato. Aquella noche había ido a su taberna de confianza a beber un buen vino, a veces el alcohol hace que todo vaya más lento y a Rennyn le de el tiempo suficiente para pensar en qué y cómo debe de actuar, le da tiempo para repasar punto por punto aquello que está investigando. Y así fue se sumió en sus pensamientos de tal forma que se vio a sí misma en la escena del crimen, en una vista como el de una tercera persona, las manchas de sangre parecían demasiado calculadas, era como si específicamente se hubiera rociado la sangre para ocultar algo, tal vez un rastro ¿Era sangre humana? Eso habría que analizarlo, tal vez si encontraba a alguien con el olfato agudo… Lo segundo en lo que se fijó es que en las paredes había muy pocas manchas por lo que si hubiera, por ejemplo, degollado al desaparecido, este tendría que haber estado suspendido en el aire de forma horizontal, por lo que era demasiado improbable que el desaparecido estuviera muerto. Otra de las cosas que se fijó es que la casa estaba descuidada y no había arrastre de cosas o huellas en la sangre que indicasen unos pasos y alguien moviendo el cuerpo. Sin duda toda aquella sangre, primero, no era humana y segundo estaba puesta ahí para ocultar más pistas. Ahora sabía lo que tenía que hacer, enviaría a los guardias a que investigasen la zona, revisar sótanos ocultos, habitaciones ocultas, tal vez hasta una salida al tejado que no hubieran visto, quería que examinasen los tablones de madera del suelo buscando indicios de forcejeo y lucha, quería una segunda opinión. Aquella misma noche, tras su reflexión junto al alcohol hasta altas horas de la noche, caminó hasta quedar frente a la puerta de su hogar, no había luz alguna en las ventanas, por alguna razón esperaba que sí la hubiera, pero vivía sola. Se quedó mirando aquella puerta de madera pulida, con detalles chapados en oro, un pomo dorado perfectamente redondo, tuvo el ademán de tomar el pomo y girarlo, pero no lo hizo ¿Qué iba a encontrar? Polvo, telas de araña y ratas. Dio varios pasos atrás observando las dos ventanas que había sobre la puerta, daban al segundo piso, a lo que sería su habitación, allí si uno forzaba la vista, si uno no miraba, observaba podía adivinar unas cortinas de gasa blancas translúcidas, y tras ellas… la figura de un ser sonriendo. Rennyn dio media vuelta atemorizada, volvería a “dormir” a su despacho, allí al menos se concentraría en su nuevo caso. Tras una larga caminata desde su hogar hasta los juzgados, subió a su despacho, encendió las velas para tener la lumbre suficiente como para que pareciera un lugar “acogedor” y se sentó sobre su gran silla con las almohadillas forradas con terciopelo rojo. — Si han ocultado que está, presuntamente, vivo. Si han perdido el tiempo en borrar un rastro derramando sangre… Tenemos que encontrar un desliz, algo debe de haber, algo se nos escapa. Había cogido una pluma, la había cargado de tinta y escribía rápidamente, con una letra que solo Rennyn entendía, detallaba y documentaba el caso, sabía que aquello no quedaría resuelto en dos días. Necesitaba más información aquello era demasiado poco como para tener una hipótesis digna de un gran erudito de la resolución de casos. Y mientras escribía le vino el recuerdo de aquella sonrisa siniestra que veía de vez en cuando en la ventana de su habitación más allá de la medianoche, la pluma se le resbaló de la mano dejando una gran mancha de tinta, se maldijo por haberse manchado. Y aquella sensación de querer abrir por la ventana, y saltar de esta y acabar con todo apareció en su menudo cuerpo, si bien no era la primera vez que lo pensaba desde que perdió la Perla familiar, aquel tesoro de la familia Silvershield, sí que caminó hasta el ventanal y abrió de par en par. — Si por mil veces el mundo pereciera, estoy con aquellos que piensan que el mundo perecerá con el fuego. Decir aquello en voz alta le dio una terrible idea, prender fuego a su hogar. Desde el ventanal de su despacho podía ver el tejado de su morada en desuso, y si... ¿Y si le prendía fuego y dejaba que todo ardiera hasta los cimientos? Empezaba a necesitar darle a su pasado un bautismo de fuego.
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  • Afuera del club, en un rincón apenas iluminado por las luces rojas que parpadeaban desde la entrada, Adam se encontraba descansando, inmerso en sus pensamientos mientras disfrutaba de una lenta calada de su cigarro negro. La gente iba y venía, entrando y saliendo en medio del bullicio, pero él observaba en silencio, saboreando ese breve instante de calma en su mundo, aunque escaso de entretenimiento.

    Sus ojos seguían cada movimiento alrededor, su mente parecía estar en otro lugar. Recordó que había delegado las bebidas al nuevo personal de barra, y una leve sonrisa apareció en su rostro, satisfecho de dejar esa tarea en manos ajenas, al menos por un rato.

    — ¿Hmm? Quizás debería volver a la barra... —
    Afuera del club, en un rincón apenas iluminado por las luces rojas que parpadeaban desde la entrada, Adam se encontraba descansando, inmerso en sus pensamientos mientras disfrutaba de una lenta calada de su cigarro negro. La gente iba y venía, entrando y saliendo en medio del bullicio, pero él observaba en silencio, saboreando ese breve instante de calma en su mundo, aunque escaso de entretenimiento. Sus ojos seguían cada movimiento alrededor, su mente parecía estar en otro lugar. Recordó que había delegado las bebidas al nuevo personal de barra, y una leve sonrisa apareció en su rostro, satisfecho de dejar esa tarea en manos ajenas, al menos por un rato. — ¿Hmm? Quizás debería volver a la barra... —
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  • 𝓐𝑡𝑎𝑟𝑎𝑥𝑖𝑎: 𝑡𝑟𝑎𝑛𝑞𝑢𝑖𝑙𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑑𝑒𝑙 𝑎𝑙𝑚𝑎 𝑦 𝑎𝑢𝑠𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑑𝑒 𝑝𝑎𝑠𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠
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    Categoría Slice of Life
    Había copas de zinc y de cristal tiradas por toda la cocina, era como si hubiera habido una fiesta de adolescentes en la casa del Viento, pero lo único que había pasado era Nesta Archeron.

    Rhysand una vez dijo que Velaris no estaba preparada para Nesta Archeron, y era cierto, realmente nadie estaba preparada para Lady Death afrontando sus errores y luchando por ellos, nadie estaba preparado para el renacimiento de las Valkyrias, ni para una fae que luchó contra el interior del caldero y salió de allí con sentencias de muerte por delante.

    Feyre era el corazón de La Corte Noche, era algo que estaba más que a la vista, Feyre era un Nexo entre todos, una unión perfecta de amor y entendimiento pero Nesta Archeron era una espada ejecutora, cortaría, decapitaría y laceraría a todo aquel que se propusiera dañar a sus hermanas, no solo a Elain y a Feyre, si no a Emerie y a Gwyn, a su nueva familia, La Corte Noche y por supuesto... a-

    Nesta abrió los ojos, había sido una noche dura de desgarrarse las cuerdas vocales entre gritos de frustración, entre bebidas y meditaciones, había hablado largo y tendido con aquella casa que parecía cuidarla y con su soledad.

    La soledad... aquella que tanto le dolía y le había dolido, aquella que la empujó a un error fatal.

    Nesta sabía bastante bien que toda su vida la habían hecho caminar por senderos que ni si quiera deseaba recorrer, su madre, su padre... que le robaran a su hermana y tener el valor de ir en busca de ella para recuperarla de vuelta, que terceras personas decidieran convertirla en una inmortal, uno o dos lazos de apareamiento no pedidos ni deseados, incluso un poder de pura muerte arrebatado con uñas y dientes de un poder superior.

    Había llegado a una conclusión, solo se debía lealtad a ella misma, y tal vez un poco a su Alta Lady y a su Alto Lord, pero sobre todo, primero iba ella, siempre ella. No iba a doblegarse ante nadie, no iba a romperse ante nadie y lo que había estado haciendo hasta aquel preciso momento era dejar que los demás la movieran en una marea incontrolable de ira, sufrimiento y desazón. Como si fuerran niños de trece años enfadados por haber jugado con juguetes ajenos. Azriel no tenía derecho a exigirle nada, tampoco Cassian, y de la misma forma ella tampoco tenía derecho a exigirle nada a ninguno de los dos, y aunque en parte lo entendía, la hipocresía del dolor se mantenía, por que en el fondo le dolía que Azriel se hubiera marchado o que Cassian no fuera ni capaz de mirarle a la cara, y que le doliera... ¿No era lo más humano del mundo?

    Poniéndose en pie para colocarse su uniforme invernal de Valkyria, a la vez que la Casa se deshacía de aquel estropicio que se había formado la noche anterior, a cada paso más se afianzaba en sus palabras y más segura estaba de su opinión.
    "Nesta Archeron, eres tuya y solo tuya, no eres de madre, no eres de Feyre, no eres de las Valkyrias, ni eres de Azriel, eres tuya".

    Se miró fijamente al espejo, y se sorprendió de la imagen que el espejo le devolvió. Nesta de humana había sido hermosa, pero de fae era devastadora, eso era un hecho, pero lo que vio fue a una mujer fuerte que lucharía con garras y colmillos, vio a una conquistadora y se sonrió a si misma, a su reflejo. Tal vez, por primera vez en años no deseaba morir, tal vez por primera vez en años sabía lo que quería hacer, tal vez por primera vez en años no se sintió rota. Se tenía a si misma.

    Su mente había hecho "Click", no había que huir, no debía de huir pues no había ningún peligro, ella /era/ el peligro.

    Se peinó los cabellos, recogiéndoselos y trenzándoselos, sus ojos azules grisáceos brillaron con el reflejo de las luces de la casa del viento, la casa la estaba halagando a su manera. Nesta colocó a Ataraxia en su funda y colgó esta en su cintura.

    La vida seguía como las cosas que no tenían mucho sentido, y tal vez las cosas que no tenían mucho sentido eran las que debían ser protegidas.

    Nesta salió de casa y dejó que la fría brisa invernal le acariciase las mejillas, pronto llegaría el solsticio de Invierno, y con ello la nieve sería permanente en las calles y las montañas.

    Nesta sonrió por la ironía de su pensamiento, toda su vida se la había pasado escalando montañas, y esta vez, volvería a escapar esa maldita montaña que tenía delante.

    Aquello lo pensó mirando fijamente el pico de la montaña Ramiel.
    Había copas de zinc y de cristal tiradas por toda la cocina, era como si hubiera habido una fiesta de adolescentes en la casa del Viento, pero lo único que había pasado era Nesta Archeron. Rhysand una vez dijo que Velaris no estaba preparada para Nesta Archeron, y era cierto, realmente nadie estaba preparada para Lady Death afrontando sus errores y luchando por ellos, nadie estaba preparado para el renacimiento de las Valkyrias, ni para una fae que luchó contra el interior del caldero y salió de allí con sentencias de muerte por delante. Feyre era el corazón de La Corte Noche, era algo que estaba más que a la vista, Feyre era un Nexo entre todos, una unión perfecta de amor y entendimiento pero Nesta Archeron era una espada ejecutora, cortaría, decapitaría y laceraría a todo aquel que se propusiera dañar a sus hermanas, no solo a Elain y a Feyre, si no a Emerie y a Gwyn, a su nueva familia, La Corte Noche y por supuesto... a- Nesta abrió los ojos, había sido una noche dura de desgarrarse las cuerdas vocales entre gritos de frustración, entre bebidas y meditaciones, había hablado largo y tendido con aquella casa que parecía cuidarla y con su soledad. La soledad... aquella que tanto le dolía y le había dolido, aquella que la empujó a un error fatal. Nesta sabía bastante bien que toda su vida la habían hecho caminar por senderos que ni si quiera deseaba recorrer, su madre, su padre... que le robaran a su hermana y tener el valor de ir en busca de ella para recuperarla de vuelta, que terceras personas decidieran convertirla en una inmortal, uno o dos lazos de apareamiento no pedidos ni deseados, incluso un poder de pura muerte arrebatado con uñas y dientes de un poder superior. Había llegado a una conclusión, solo se debía lealtad a ella misma, y tal vez un poco a su Alta Lady y a su Alto Lord, pero sobre todo, primero iba ella, siempre ella. No iba a doblegarse ante nadie, no iba a romperse ante nadie y lo que había estado haciendo hasta aquel preciso momento era dejar que los demás la movieran en una marea incontrolable de ira, sufrimiento y desazón. Como si fuerran niños de trece años enfadados por haber jugado con juguetes ajenos. Azriel no tenía derecho a exigirle nada, tampoco Cassian, y de la misma forma ella tampoco tenía derecho a exigirle nada a ninguno de los dos, y aunque en parte lo entendía, la hipocresía del dolor se mantenía, por que en el fondo le dolía que Azriel se hubiera marchado o que Cassian no fuera ni capaz de mirarle a la cara, y que le doliera... ¿No era lo más humano del mundo? Poniéndose en pie para colocarse su uniforme invernal de Valkyria, a la vez que la Casa se deshacía de aquel estropicio que se había formado la noche anterior, a cada paso más se afianzaba en sus palabras y más segura estaba de su opinión. "Nesta Archeron, eres tuya y solo tuya, no eres de madre, no eres de Feyre, no eres de las Valkyrias, ni eres de Azriel, eres tuya". Se miró fijamente al espejo, y se sorprendió de la imagen que el espejo le devolvió. Nesta de humana había sido hermosa, pero de fae era devastadora, eso era un hecho, pero lo que vio fue a una mujer fuerte que lucharía con garras y colmillos, vio a una conquistadora y se sonrió a si misma, a su reflejo. Tal vez, por primera vez en años no deseaba morir, tal vez por primera vez en años sabía lo que quería hacer, tal vez por primera vez en años no se sintió rota. Se tenía a si misma. Su mente había hecho "Click", no había que huir, no debía de huir pues no había ningún peligro, ella /era/ el peligro. Se peinó los cabellos, recogiéndoselos y trenzándoselos, sus ojos azules grisáceos brillaron con el reflejo de las luces de la casa del viento, la casa la estaba halagando a su manera. Nesta colocó a Ataraxia en su funda y colgó esta en su cintura. La vida seguía como las cosas que no tenían mucho sentido, y tal vez las cosas que no tenían mucho sentido eran las que debían ser protegidas. Nesta salió de casa y dejó que la fría brisa invernal le acariciase las mejillas, pronto llegaría el solsticio de Invierno, y con ello la nieve sería permanente en las calles y las montañas. Nesta sonrió por la ironía de su pensamiento, toda su vida se la había pasado escalando montañas, y esta vez, volvería a escapar esa maldita montaña que tenía delante. Aquello lo pensó mirando fijamente el pico de la montaña Ramiel.
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  • 𝓛𝑎 𝑙𝑖𝑏𝑒𝑟𝑡𝑎𝑑 𝑒𝑠𝑝𝑖𝑛𝑎𝑑𝑎.
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    Categoría Slice of Life
    — STARTER ABIERTO;

    Tamlin había decidido salir a pasear por los alrededores de la Corte Primavera solo ¿Cómo si no? Ya no estaba Lucien, ni Alis, ni tampoco... Feyre, menos aún Ianthe, era una bestia encerrada en su castillo obligada a tener solo la compañía de sus enseres, a veces, de lo aburrido que estaba se ponía a hablar con una tetera, o con un candelabro.

    Su paseo lo había llevado al riachuelo donde Nayades y Ninfas se bañaban, quedaban algunos meses para Calanmai pero ya sentía a las Ninfas acicalarse y mostrar sus mejores rostros. Sin poder evitarlo sonrió ante la mirada de una de ellas, y esta sonrió de vuelta.

    Tamlin colocó las manos a sus espaldas y siguió caminando, hacía tiempo que no había ataques de los boges, ni ningún suriel le daba por saco molestando a sus allegados, hacía tiempo que la soledad había traído paz. En su paseo, el Alto Lord de primavera llegó hasta un gran árbol donde dos faes alados estaban sentados en una de las ramas más gruesas y bajas de este, elegantemente, ambos faes, los cuales poseían un color de piel marrón como la madera de un fresno, hicieron una reverencia con una sonrisa.
    Tamlin siempre había cuidado de aquellos que vivían en aquellas tierras y los había defendido de los monstruos que les atacaban, lo malo es que la corte Primavera no era la más frugal de todas las cortes y pedía un diezmo cada cierto tiempo, aquel tema no le agradaba tanto a los faes, claro.

    El paseo del rubio fae se extendió hasta un jardín de rosas blancas, había crecido así de forma natural, nadie las había ideo a cuidar, ni tampoco las prestaba más atención que para disfrutar de ellas, Tamlin pensó en la belleza de lo caótico e inesperado, de hecho aquel pensamiento le hizo sonreir pensando que gracias al caos que había sufrido estaba libre de Amarantha, de Hybern, de Rhysand (Por el momento), que aunque estuviera solo... era libre, después de cincuenta años nadie podía doblegarlo en sus propias tierras, no había nadie que lo hiciera.

    La mano de Tamlin se extendió para cortar una rosa blanca y llevársela a la nariz para disfrutar del aroma, el aroma de la libertad con espinas y todo.
    — STARTER ABIERTO; Tamlin había decidido salir a pasear por los alrededores de la Corte Primavera solo ¿Cómo si no? Ya no estaba Lucien, ni Alis, ni tampoco... Feyre, menos aún Ianthe, era una bestia encerrada en su castillo obligada a tener solo la compañía de sus enseres, a veces, de lo aburrido que estaba se ponía a hablar con una tetera, o con un candelabro. Su paseo lo había llevado al riachuelo donde Nayades y Ninfas se bañaban, quedaban algunos meses para Calanmai pero ya sentía a las Ninfas acicalarse y mostrar sus mejores rostros. Sin poder evitarlo sonrió ante la mirada de una de ellas, y esta sonrió de vuelta. Tamlin colocó las manos a sus espaldas y siguió caminando, hacía tiempo que no había ataques de los boges, ni ningún suriel le daba por saco molestando a sus allegados, hacía tiempo que la soledad había traído paz. En su paseo, el Alto Lord de primavera llegó hasta un gran árbol donde dos faes alados estaban sentados en una de las ramas más gruesas y bajas de este, elegantemente, ambos faes, los cuales poseían un color de piel marrón como la madera de un fresno, hicieron una reverencia con una sonrisa. Tamlin siempre había cuidado de aquellos que vivían en aquellas tierras y los había defendido de los monstruos que les atacaban, lo malo es que la corte Primavera no era la más frugal de todas las cortes y pedía un diezmo cada cierto tiempo, aquel tema no le agradaba tanto a los faes, claro. El paseo del rubio fae se extendió hasta un jardín de rosas blancas, había crecido así de forma natural, nadie las había ideo a cuidar, ni tampoco las prestaba más atención que para disfrutar de ellas, Tamlin pensó en la belleza de lo caótico e inesperado, de hecho aquel pensamiento le hizo sonreir pensando que gracias al caos que había sufrido estaba libre de Amarantha, de Hybern, de Rhysand (Por el momento), que aunque estuviera solo... era libre, después de cincuenta años nadie podía doblegarlo en sus propias tierras, no había nadie que lo hiciera. La mano de Tamlin se extendió para cortar una rosa blanca y llevársela a la nariz para disfrutar del aroma, el aroma de la libertad con espinas y todo.
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  • El momento ha llegado. mi ojo, está completo nuevamente. Después de días soportando la lentitud de la regeneración, finalmente puedo despedirme de este parche que, aunque práctico, jamás estuvo a la altura de mi porte.

    -Un ultimo adiós a nuestro amigo parchesito
    El momento ha llegado. mi ojo, está completo nuevamente. Después de días soportando la lentitud de la regeneración, finalmente puedo despedirme de este parche que, aunque práctico, jamás estuvo a la altura de mi porte. -Un ultimo adiós a nuestro amigo parchesito
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  • ¿He llegado a amar verdaderamente a alguien alguna vez?
    ¿Soy digno de lo que poseo?

    Hoy, el intrincado tejido de las relaciones personales se ha transformado.
    Ahora son una serie de trampas insidiosas.
    Mientras el miedo muta, cambiando mi repertorio de aliados y confidentes.

    Poseo acciones valoradas en un millones de dólares,
    Sin embargo, la serenidad del sueño me elude noche tras noche.

    ¿En qué abismo me he convertido?
    ¿He llegado a amar verdaderamente a alguien alguna vez? ¿Soy digno de lo que poseo? Hoy, el intrincado tejido de las relaciones personales se ha transformado. Ahora son una serie de trampas insidiosas. Mientras el miedo muta, cambiando mi repertorio de aliados y confidentes. Poseo acciones valoradas en un millones de dólares, Sin embargo, la serenidad del sueño me elude noche tras noche. ¿En qué abismo me he convertido?
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  • Cumpleaños en la nieve (celebración para el Alto Lord)
    Fandom ACOTAR
    Categoría Fantasía
    𝐦𝐢𝐧𝐢𝐧𝐨𝐫𝐦𝐚𝐬

    - el rol es para pasarlo bien (dentro de lo que se pueda) y despejar a los personajes de todo lo que ha pasado, y celebrar el cumple del Alto Lord.
    - estaremos en las montañas, cerca del campamento ilyrio, todo está nevado y se trata de interactuar en ese entorno.
    - hay una cabaña con todo lo necesario: comida, bebida, sillones, sofás, mantas...
    - para responder a todos procurad mencionar para que salten los avisos.
    - si queréis interactuar solo con alguien concreto, mencionad a ese alguien en otro rol nuevo, siempre respondiendo este starter para no perder el hilo.


    𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧
    El inviernos había llegado a Velaris y sus montañas estaban totalmente nevadas. Las calles ya olían a los olores de la época, las tiendas empezaban a estar decoradas de forma festiva y la gente ya iba abrigada.

    Pero nuestros protagonistas tenían algo muy importante que celebrar: el cumpleaños del Alto Lord de la corte Noche.

    Entre unas cosas y otras, querían intentar olvidar todo lo que había pasado los meses anteriores e intentar relajarse un poco, y para eso ella aquel evento, para disfrutar de un día todos juntos.


    𝕰𝑙𝑎𝑖𝑛 𝕬𝑟𝑐𝘩𝑒𝑟𝑜𝑛 𝕮assian  ︎ ︎ ︎ ︎ 𝕸orrigɑn  ︎ ︎ ︎ ︎ 𝐑𝐡𝐲𝐬𝐚𝐧𝐝 𝕬𝖟𝖗𝖎𝖊𝖑 𝐅𝐞𝐲𝐫𝐞 𝐀𝐫𝐜𝐡𝐞𝐫𝐨𝐧 𝕾𝖚𝖗𝖎𝖊𝖑 𝑇𝘢𝘮𝘭𝘪𝘯​ 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝐶𝘰𝘳𝘵𝘦 𝑃​𝘳𝘪𝘮𝘢𝘷𝘦𝘳𝘢 𝕷𝘂𝗰𝗶𝗲𝗻 𝗩𝗮𝗻𝘀𝗲𝗿𝗿𝗮 𝑨𝙢𝙧𝙚𝙣 𝕹𝐞𝐬𝐭𝐚 𝕬𝐫𝐜𝐡𝐞𝐫𝐨𝐧 Dámaris
    𝐦𝐢𝐧𝐢𝐧𝐨𝐫𝐦𝐚𝐬 - el rol es para pasarlo bien (dentro de lo que se pueda) y despejar a los personajes de todo lo que ha pasado, y celebrar el cumple del Alto Lord. - estaremos en las montañas, cerca del campamento ilyrio, todo está nevado y se trata de interactuar en ese entorno. - hay una cabaña con todo lo necesario: comida, bebida, sillones, sofás, mantas... - para responder a todos procurad mencionar para que salten los avisos. - si queréis interactuar solo con alguien concreto, mencionad a ese alguien en otro rol nuevo, siempre respondiendo este starter para no perder el hilo. 𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 El inviernos había llegado a Velaris y sus montañas estaban totalmente nevadas. Las calles ya olían a los olores de la época, las tiendas empezaban a estar decoradas de forma festiva y la gente ya iba abrigada. Pero nuestros protagonistas tenían algo muy importante que celebrar: el cumpleaños del Alto Lord de la corte Noche. Entre unas cosas y otras, querían intentar olvidar todo lo que había pasado los meses anteriores e intentar relajarse un poco, y para eso ella aquel evento, para disfrutar de un día todos juntos. [Seer.flower] [twilight_gold_mule_929] [Third.1n.Command] [High.Lord] [spirit_lime_fox_273] [high1ady] [The_Suriel] [Spring_HighLord] [glimmer_turquoise_monkey_752] [Second_in_Command] [THE_VALKYRIE] [glowing.night]
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    10
    Estado
    Disponible
    3 turnos 1 maullido 763 vistas
  • Dean nunca había sido un hombre detallista. Al menos eso había pensado sobre si mismo durante demasiado tiempo. Pero tambien había llegado casi a convencerse de que él no quería una vida tranquila, una vida normal, un matrimonio, una relación, una casa e hijos. Barbacoas y partidos de futbol los domingos.

    Sin embargo, su tiempo con Lisa había demostrado que no se le daba nada mal ser un padre de mi familia, llevar una vida como el resto del mundo, y lo peor no era que no se le diera mal, si no que le gustaba.

    El gran problema era que él no podia olvidar todo cuanto sabia que vivía acechando en las sombras. Y aquella vida con Lisa estaba demasiado lejos de lo que su pasado le había obligado a ser.

    Pero ahora... Con Hope podia tener el punto intermedio, lo mejor de los dos mundos, si es que su mundo tenia algo de bueno.
    Lo que si sabia era que no iba a dinamitar la paz y la seguridad de Hope por estar cerca, porque Hope había nacido, crecido y vivido en el mundo de las sombras, como él.

    De modo que el mayor de los hermanos que ahora ocupaba el bunker, había sacado a relucir de nuevo aquel lado suyo que escondía tanto que incluso a él llegaba a sorprenderle, caminaba por el pasillo, cargando una bandeja, con dos cafés, un vaso opaco con leche calentada a temperatura corporal, dos zumos, dos platos con seis tortitas repartidas, dos huevos y bacon.

    Siente la mirada y la sonrisa de Sam cuando se cruzan, él dirección a las habitaciones y el mas joven a la cocina, pero ninguno de los dos dice nada.

    El cazador abre la puerta con el codo y deja la bandeja en su lado de la cama para que Hope Mikaelson la viera cuando se despertase.

    — Buenos diaaaas...
    Dean nunca había sido un hombre detallista. Al menos eso había pensado sobre si mismo durante demasiado tiempo. Pero tambien había llegado casi a convencerse de que él no quería una vida tranquila, una vida normal, un matrimonio, una relación, una casa e hijos. Barbacoas y partidos de futbol los domingos. Sin embargo, su tiempo con Lisa había demostrado que no se le daba nada mal ser un padre de mi familia, llevar una vida como el resto del mundo, y lo peor no era que no se le diera mal, si no que le gustaba. El gran problema era que él no podia olvidar todo cuanto sabia que vivía acechando en las sombras. Y aquella vida con Lisa estaba demasiado lejos de lo que su pasado le había obligado a ser. Pero ahora... Con Hope podia tener el punto intermedio, lo mejor de los dos mundos, si es que su mundo tenia algo de bueno. Lo que si sabia era que no iba a dinamitar la paz y la seguridad de Hope por estar cerca, porque Hope había nacido, crecido y vivido en el mundo de las sombras, como él. De modo que el mayor de los hermanos que ahora ocupaba el bunker, había sacado a relucir de nuevo aquel lado suyo que escondía tanto que incluso a él llegaba a sorprenderle, caminaba por el pasillo, cargando una bandeja, con dos cafés, un vaso opaco con leche calentada a temperatura corporal, dos zumos, dos platos con seis tortitas repartidas, dos huevos y bacon. Siente la mirada y la sonrisa de Sam cuando se cruzan, él dirección a las habitaciones y el mas joven a la cocina, pero ninguno de los dos dice nada. El cazador abre la puerta con el codo y deja la bandeja en su lado de la cama para que [thetribrid] la viera cuando se despertase. — Buenos diaaaas...
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