Un año.
Había transcurrido exactamente un año desde que recibiera la prestigiosa invitación para la Gala Met de FicRol. Ahora, un año después a sus manos llegaba un elegante sobre de color azul metalizado con un sello de color blanco donde podía verse el emblema del orgulloso felino de FicRol. En el reverso, en fina y elegante letra de color plateada rezaba un nombre: Hope Andrea Mikaelson.
Los ojos azules de la hija de Klaus Mikaelson observaron el cuidado con el que estaba hecha aquella invitación, casi parecía hecha con cariño si uno se paraba a pensarlo. Claro que un vampiro sin humanidad no se detenía a apreciar esos detalles. Por ese motivo, Hope, simplemente abrió el sobre mientras caminaba por la suite del hotel donde se hospedaba. Dejó a un lado el sobre y se sentó en uno de los mullidos sofás. Cruzó sus piernas enfundadas en unos vaqueros oscuros mientras sus orbes zafíreos leían rápidamente el contenido de la misiva.
“Estimada señorita Mikaelson;
Con motivo del primer aniversario de nuestra plataforma queremos informarle gratamente de que ha sido invitada a la primera gala de Aniversario de FicRol. Como ganadora de la Met Gala del año 2023 seria un placer contar con su presencia en este evento del mes de Abril.
Cordialmente, FicRol”
Hope alzó sus ojos desde el escrito y los centró en el armario donde habia ido colocando de forma precisa toda la ropa que habia ido comprando y consiguiendo desde que saliera de la Escuela Salvatore, desde que apagara su humanidad. Aun podía ver el vestido azul que habia llevado a la mencionada Gala Met. El vestido rojo con el que habia asistido a la fiesta de Navidad en casa de su padre, el precioso vestido oscuro de pedrería que habia portado para la Gala de Walpurgis de su familia…
Necesitaría algo que ponerse, estaba claro.
❧ Llegada la hora, Hope habia alquilado un servicio de limusinas que la habia llevado directa a la alfombra roja del evento. Llegaba sola y con la barbilla alta, una Mikaelson no necesitaba a nadie más que a uno mismo para destacar y, la verdad era, Hope destacaba por sí sola.
La pasarela estaba decorada con un gusto exquisito, los fotógrafos se agolpaban aquí y allí y los orbes azules miraban a su alrededor sin terminar de centrarse en nadie. Como siempre, y debido a su naturaleza hosca y esquiva, no conocía a nadie porque no se habia molestado en establecer lazos con nadie. Todos estaban encantados de volver a verse, de encontrarse, de saludarse. Y Hope, allí, podría parecer una extraña y… sin embargo, cualquiera pensar que era aquel el lugar al que pertenecía.
La falda de su vestido de color bermellón se mecía suavemente conforme los pasos de la tríbrida avanzaban y lo que en realidad buscaban sus ojos claros era algo que llevarse a los labios. Un vaso de whisky o… la carótida de un incauto…