(4 años atrás)
Meses antes de que un compromiso forzado se planteara en la mesa, y el caos surgiera a causa de ello; Elliot trataba de vivir su día a día con la esperanza de que aquella ridiculez fuese olvidada por su familia y así poder tomar un poco de autonomía de sus planes a futuro.
A pesar de que dicho tema no se mencionaba y tampoco parecían querer forzar el noviazgo entre él y su amiga; el castaño aun creía que había muchas cosas las cuales era mejor mantener para sí mismo, encerrando sus deseos en una caja fuerte que nadie podría abrir. Empezando por los sentimientos que día a día amenazaban con consumirlo cuando estaba cerca de Peter White.
La compañía de aquel pelinegro le resultaba agradable, tal como los días de lluvia que tanta paz le transmitían; era genuinamente amable, comprometido, su tranquilidad le hacía sentir seguro y su timidez era sumamente adorable, además incluso sin articular palabras, mutuamente entendían los pensamientos del otro.
Sin embargo ¿qué posibilidades había de que fuera mutuo? ¿qué posibilidades tenía de ser correspondido por otro hombre?; y mas importante, aunque hubiese una remota posibilidad ¿cuánto podría durar dicha felicidad?
Muchas veces evitaba pensar en ello, con temor a encontrar una respuesta desagradable a aquellas dudas que se acumulaban.
Sumado a la incertidumbre, no creía que realmente hubiese algo más existiendo, puesto que jamás percibió señales claras de que Peter también tuviera los mismos sentimientos. Solo un corazón parecía volverse loco por la compañía del otro, por ende, no le quedó mas remedio que enmudecer sus latidos de tal forma que pudiese pasar desapercibida su ansia de amor.
Dentro de su cabeza, aseguraba que Peter solo lo veía como un amigo; y el cariño ofrecido no debía deformarse por sus ilusiones, porque si eso ocurría entonces no podría contenerse y probablemente cometería un grave error más adelante.
Nunca hubo una aclaración, jamás tuvo el valor de preguntar, simplemente no se atrevía siquiera a suponer que las atenciones ofrecidas por el pelinegro pudiesen tener otras intenciones más allá de la amistad; después de todo, alguien tan reservado y tímido como lo era aquel joven, no daba entrada a suponer que quisiera a Elliot de forma romántica. Todo era simple y pura amabilidad.
Frente al fracaso que jamás tuvo un comienzo, Elliot desistió en su amor no correspondido.
Él siempre había sido bastante pragmatico, mantenía grandes grilletes de acero pesado en sus pies en un intento por mantenerse sujeto a la realidad, evitar las fantasías ridículas y no apostar su "todo" cuando había mínimas posibilidades de éxito. Tenía que ser el cien porciento, de lo contrario, no se arriesgaba.
No había espacio para un amor imposible en su vida, porque eso provocaría una explosión de aquel cúmulo de sentimientos negativos que no podría llevar de forma madura. Y aun mas que el romance, valoraba totalmente su amistad por aquel hermoso joven, por tanto, por el bien de esa relación, enterraría cualquier confusión que estuviese en sus adentros. Creyendo que si ocultaba aquel deseo, su amistad podría florecer durante más tiempo.