Lexi...

Supongo que debería empezar con "hermana", o con algo más frío, más distante. Pero no puedo. No contigo.

Esta carta no es para hacerte sentir culpable. No es para exigirte explicaciones. No es para juzgar lo que hiciste, ni las decisiones que tomaste. Hace años, habría escrito eso. Te habría dicho que nos abandonaste. Que me dejaste solo. Que convertiste mi infancia en un eco sin respuestas.

Pero ahora lo sé. Sé todo lo que viviste. Sé el infierno del que huiste. Y me parte el alma pensar que sufriste tanto mientras yo te maldecía en silencio, esperando que volvieras… sin saber que tú también solo estabas sobreviviendo.

Y aún así, Lexi… eso no borra lo que sentí.

Fueron cinco años de silencio, de camas frías, de entrenamientos sin tregua. Cinco años preguntando por qué mi hermana, mi ejemplo, mi refugio… se desvaneció de un día para otro. Cinco años rogando por una verdad que todos me negaban. Me hicieron creer que no importaba. Que debía ser fuerte. Que no merecía respuestas.

Tu nombre se volvió un fantasma. Tus recuerdos, una trampa. Viví tanto tiempo entre el enojo y el amor que terminé encerrándome por completo. Porque si no siento, no duele. Porque si no amo, no me pierdo. Porque si no confío... no me destruyen.

Me volví el hijo que papá quería. El soldado. El heredero. El frío. El vacío.

Pero esta carta no la escribe ese Daniel. Esta carta la escribe el hermano que aún cree que tú eres la única que puede salvar lo que queda.
Papá está muriendo. No puedo decirte con precisión qué es. Solo sé que es magia oscura, que lo está consumiendo y que los sanadores aquí no pueden hacer nada. Solo tú puedes.

No te pido que regreses por él si no puedes perdonarlo. No te pido que me perdones a mí por odiarte en mi dolor. Solo te pido que vengas por quien fuiste alguna vez. Por la sanadora. Por la hija de la luna. Por la mujer que salvaba sin pedir nada a cambio.

Y si no quieres hacerlo por papá... entonces hazlo por mí.

La lechuza que lleva esta carta es tuya. Siempre te esperó. Igual que yo. Aunque nunca lo admita en voz alta.

Daniel Selene.
Tu hermano.
El que nunca dejó de esperarte, aun cuando juró no hacerlo más.