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Original Character.
2D
2D
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Acción , Anime & Mangas , Aventura , Comedia , Contemporáneo , Drama , Slice of Life
Fijado
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Luz serpenteante, sombras nebulosas.
Textos impíos, estudios incesantes.
Leve luz de luna lograba alcanzar a iluminar una pequeña parte de una página del pesado ejemplar postrado sobre la barra dentro de un viejo establecimiento.
Línea a línea, párrafo tras párrafo.
Absurdo.
Un vaso de licor aguardaba del otro lado sobre la barra.
Poderío. Cuidado.
Se hallaba un libro abierto encima del gran tomo, dando el privilegio a su lectora de poder descifrar y saber los conocimientos que guardaban estas profanas escrituras. Un poco más a un lado, un cuaderno de bolsillo, también abierto, recibiendo solo la pulpa de esos jugosos saberes.
Sensatez. Secreto.
Con su índice y pulgar extinguió la llama de la vela que la acompañaba e iluminaba su alrededor, después de tomar lo que quedaba del vaso y recoger sus pertenencias. Salió del local. Sin tener que soltar alguna cosa, se las arregló para buscar las llaves en alguno de los bolsillos de su vestido y asegurarse de que la tienda, quedara bien cerrada.
Dio la vuelta y subió las escaleras hacia su apartamento, dirigiéndose directamente a su habitación, para guardar los libros y sus apuntes en un lugar seguro. Fue a la cocina dónde encontró la botella de licor abierta. Se sirvió otro trago. Lo tomó. La sensación cálida recorrió su garganta. Volteó hacia el espejo. Círculos oscuros rodeaban sus ojos, pupilas dilatadas, respiración desigual.
Miró la hora, faltaban más que unas cuantas horas para el siguiente día.
Entró a su cuarto de baño y se quitó la ropa, de una dejó que el agua fresca de la ducha impactara sobre su rostro, y de ahí, el resto de su cuerpo, mismo que fue despojado de cualquier remanente de tensión ocasionado por la ardua sección de estudio ejecutada hace un rato. El aroma floral de los productos de higiene impregnó en el ambiente. Envolvió su cabello con una toalla después de colocarse la bata de baño. Dio una cepillada rápida a sus dientes.
Sobre la cama yacían unos cuantos objetos, regalos que recibió por parte de algunos allegados. Se sentó a un lado mientras los miraba, una sonrisa de lado naturalmente se formó en su rostro.
"Feliz cumpleaños" decía un sobre con letra manuscrita. No se atrevía a abrirlo, sabía de quien venía. Sacar la carta sería como abrir deliberadamente la caja de pandora.
Se vistió con un conjunto para dormir y se acostó, sin sueño, volteó hacia su guardarropa deseando tener alguna excusa para levantarse para cambiarse completamente de ropa y hacer reventar con una gran fiesta excesiva y también pecaminosa, este intento de apartamento.
Los tragos de licor comenzaban a hacer efecto, su visión se nubló por un segundo. Se levantó de la cama y caminó a la sala de estar, descolgó el teléfono de casa y marcó a su amigo.
Charles Grey
Luz serpenteante, sombras nebulosas. Textos impíos, estudios incesantes. Leve luz de luna lograba alcanzar a iluminar una pequeña parte de una página del pesado ejemplar postrado sobre la barra dentro de un viejo establecimiento. Línea a línea, párrafo tras párrafo. Absurdo. Un vaso de licor aguardaba del otro lado sobre la barra. Poderío. Cuidado. Se hallaba un libro abierto encima del gran tomo, dando el privilegio a su lectora de poder descifrar y saber los conocimientos que guardaban estas profanas escrituras. Un poco más a un lado, un cuaderno de bolsillo, también abierto, recibiendo solo la pulpa de esos jugosos saberes. Sensatez. Secreto. Con su índice y pulgar extinguió la llama de la vela que la acompañaba e iluminaba su alrededor, después de tomar lo que quedaba del vaso y recoger sus pertenencias. Salió del local. Sin tener que soltar alguna cosa, se las arregló para buscar las llaves en alguno de los bolsillos de su vestido y asegurarse de que la tienda, quedara bien cerrada. Dio la vuelta y subió las escaleras hacia su apartamento, dirigiéndose directamente a su habitación, para guardar los libros y sus apuntes en un lugar seguro. Fue a la cocina dónde encontró la botella de licor abierta. Se sirvió otro trago. Lo tomó. La sensación cálida recorrió su garganta. Volteó hacia el espejo. Círculos oscuros rodeaban sus ojos, pupilas dilatadas, respiración desigual. Miró la hora, faltaban más que unas cuantas horas para el siguiente día. Entró a su cuarto de baño y se quitó la ropa, de una dejó que el agua fresca de la ducha impactara sobre su rostro, y de ahí, el resto de su cuerpo, mismo que fue despojado de cualquier remanente de tensión ocasionado por la ardua sección de estudio ejecutada hace un rato. El aroma floral de los productos de higiene impregnó en el ambiente. Envolvió su cabello con una toalla después de colocarse la bata de baño. Dio una cepillada rápida a sus dientes. Sobre la cama yacían unos cuantos objetos, regalos que recibió por parte de algunos allegados. Se sentó a un lado mientras los miraba, una sonrisa de lado naturalmente se formó en su rostro. "Feliz cumpleaños" decía un sobre con letra manuscrita. No se atrevía a abrirlo, sabía de quien venía. Sacar la carta sería como abrir deliberadamente la caja de pandora. Se vistió con un conjunto para dormir y se acostó, sin sueño, volteó hacia su guardarropa deseando tener alguna excusa para levantarse para cambiarse completamente de ropa y hacer reventar con una gran fiesta excesiva y también pecaminosa, este intento de apartamento. Los tragos de licor comenzaban a hacer efecto, su visión se nubló por un segundo. Se levantó de la cama y caminó a la sala de estar, descolgó el teléfono de casa y marcó a su amigo. [EarlGrey] - Conocimientos compartidos.Charlotte ya tenía experiencia enseñando a tocar el violín y en algunas ocasiones (muy remotas), otros instrumentos, aunque estos, más de manera aficionada que profesional. Disfruta el enseñar, en eso no cabe duda.
Llevaba un par de meses ya, enseñando en donde por el momento, residía. De manera acomodada, claro está. Se había hecho de un espacio acondicionado, en específico para lo mismo. En un departamento en el segundo piso de un edificio. Destinado a usarse a ser un punto de diversos negocios, los cuales nunca tuvieron éxito.
El apartado diseñado para recibir a sus ávidos (algunos no tanto) aprendices, estaba situado en una de las esquinas de dicho departamento, contaba con un par de asientos, un atril para partituras y una ventana amplia, brindando al espacio una muy útil, luz natural.
▪︎
Charlotte terminó de afinar ambos instrumentos; uno para su más reciente esperado pupilo y otro para ella, con la intención de usarlo de guía durante la clase.
Se sentó sobre uno de los taburetes y empezó a mover la pierna de arriba a abajo, resultado de su nerviosismo, mientras tenía el móvil en la mano.
>>Buenos días, te espero para la clase de hoy en el lugar previamente acordado.
Envió.
Se levantó del asiento y le dio un vistazo al estudio, checando que nada faltara. En eso posó su mirada en uno de los violines ya afinados, que por cierto era de tamaño completo 4/4.
Tamaño que no era adecuado para su esperado invitado.
—Aaaaahgg.— Se quejó con enfado, y se dirigió rápidamente a buscar el violín correcto.
Charlotte ya tenía experiencia enseñando a tocar el violín y en algunas ocasiones (muy remotas), otros instrumentos, aunque estos, más de manera aficionada que profesional. Disfruta el enseñar, en eso no cabe duda. Llevaba un par de meses ya, enseñando en donde por el momento, residía. De manera acomodada, claro está. Se había hecho de un espacio acondicionado, en específico para lo mismo. En un departamento en el segundo piso de un edificio. Destinado a usarse a ser un punto de diversos negocios, los cuales nunca tuvieron éxito. El apartado diseñado para recibir a sus ávidos (algunos no tanto) aprendices, estaba situado en una de las esquinas de dicho departamento, contaba con un par de asientos, un atril para partituras y una ventana amplia, brindando al espacio una muy útil, luz natural. ▪︎ Charlotte terminó de afinar ambos instrumentos; uno para su más reciente esperado pupilo y otro para ella, con la intención de usarlo de guía durante la clase. Se sentó sobre uno de los taburetes y empezó a mover la pierna de arriba a abajo, resultado de su nerviosismo, mientras tenía el móvil en la mano. >>Buenos días, te espero para la clase de hoy en el lugar previamente acordado. Envió. Se levantó del asiento y le dio un vistazo al estudio, checando que nada faltara. En eso posó su mirada en uno de los violines ya afinados, que por cierto era de tamaño completo 4/4. Tamaño que no era adecuado para su esperado invitado. —Aaaaahgg.— Se quejó con enfado, y se dirigió rápidamente a buscar el violín correcto.TipoIndividualLíneasCualquier líneaEstadoDisponible - Fichita•᷅ ℂ𝕙𝕒𝕣𝕝𝕠𝕥𝕥𝕖 𝕁𝕠𝕗𝕣𝕒𝕟𝕜𝕒 Román 𝔾ü𝕝𝕝𝕖𝕣 •᷄★ *. •᷅ ▼ 🇩🇦🇹🇴🇸 🇧á🇸🇮🇨🇴🇸 ▼ ⚝-.Edad: 20 Años.⚝-.Estatura: 1.64m⚝-.Cumpleaños: 28/10 ⚝-.Signo zodiacal: Escorpio.⚝-.Lugar de residencia: Inglaterra. •✰✪─✦✬✧───✬•⋆ ⇢ ˗ˏˋ 𝐀𝐏𝐀𝐑𝐈𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 .࿐ྂ✧* ~ Cabello negro largo debajo...
- 𝘛𝘩𝘢𝘵 𝘸𝘩𝘪𝘤𝘩 𝘥𝘢𝘯𝘤𝘦𝘴 𝘰𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘣𝘰𝘸𝘴𝘵𝘳𝘪𝘯𝘨 𝘪𝘴 𝘯𝘰𝘵 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘷𝘪𝘰𝘭𝘪𝘯'𝘴 𝘮𝘶𝘴𝘪𝘤, 𝘣𝘶𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘦𝘹𝘤𝘪𝘵𝘦𝘮𝘦𝘯𝘵 𝘰𝘧 𝘢 𝘧𝘢𝘯𝘢𝘵𝘪𝘤𝘢𝘭𝘭𝘺-𝘰𝘣𝘴𝘦𝘴𝘴𝘦𝘥 𝘴𝘰𝘶𝘭.𝘛𝘩𝘢𝘵 𝘸𝘩𝘪𝘤𝘩 𝘥𝘢𝘯𝘤𝘦𝘴 𝘰𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘣𝘰𝘸𝘴𝘵𝘳𝘪𝘯𝘨 𝘪𝘴 𝘯𝘰𝘵 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘷𝘪𝘰𝘭𝘪𝘯'𝘴 𝘮𝘶𝘴𝘪𝘤, 𝘣𝘶𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘦𝘹𝘤𝘪𝘵𝘦𝘮𝘦𝘯𝘵 𝘰𝘧 𝘢 𝘧𝘢𝘯𝘢𝘵𝘪𝘤𝘢𝘭𝘭𝘺-𝘰𝘣𝘴𝘦𝘴𝘴𝘦𝘥 𝘴𝘰𝘶𝘭.
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- Tenlo en cuenta al responder.II. Primeras segundas impresionesEn el pueblo, Junior era conocido como el joven maestro de la mansión Phantomhive, un niño que el conde había tenido la bondad de educar como si fuera suyo. Oficialmente, Junior era el primo del conde Grey, quien le había encargado al conde Phantomhive educar a su familiar porque era un hombre muy ocupado para hacerlo él mismo, y para todos era lógico: se trataba del mayordomo y secretario privado de la mismísima reina.
Pero a las personas les gustaba inventarse sus propias historias, y era escalofriante darse cuenta de lo cerca que estaban de la verdad. A veces, a Junior le recorría un escalofrío cuando escuchaba a estos pueblerinos cuchichear, como si él no pudiera oírlos, sobre su identidad.
"Es el hijo ilegítimo del conde", decían, ignorantes de que estaban tocando la verdad, pero no tenían manera de comprobarlo. Si bien Junior tenía cierto parecido, el rasgo más notable eran sus ojos azules; uno podría decir al mirarlo que se parecía más a su primo Grey.
Sin embargo, al ser criado por el conde Phantomhive, su forma de ser se parecía bastante a la de él.
—¡Oye! —dijo un niño de repente.
Junior lo reconoció como el hijo del panadero. Estaba un poco sucio, al chico le gustaba meterse en cualquier sitio sin importarle ensuciar su ropa.
—¿Quieres jugar?
Fue una invitación amistosa, e inusual. Los niños no solían acercársele. Por lo que Junior asintió intrigado, sin saber a qué jugarían. El niño, felizmente, le entregó una rama gruesa y larga, que incluso tenía algunas hojas. Junior entendió de inmediato.
Charles Grey, su segundo padre, le había enseñado el arte de la esgrima, por lo que sabía manejar una espada, o al menos, manejar esta rama como si lo fuera.
Se posicionó, colocando el pie izquierdo hacia delante, la pierna derecha extendida ligeramente detrás del cuerpo, y sostuvo la rama con firmeza. El niño, por su lado, lo hizo de manera más tosca, sin técnica, con la simpleza de quien juega por diversión.
Entonces, cuando el niño dio la señal, Junior se lanzó al ataque, evadiendo sus golpes con precisión. Y, cuando le tocó el momento de atacar, realizó tres estocadas certeras: una en el pecho, una en el antebrazo y otra en la frente. Pero no contó con que sería demasiado para el niño, quien se cayó de espaldas y se echó a llorar.
La madre vino de inmediato, mirándolo con recelo, pero disculpándose con Junior, como si hubiera sido el niño quien actuó mal. Se llevó a su hijo y se fue tan rápido que no le dio ni tiempo de disculparse... Esta gente lo trataba con un respeto distante, temiendo ofenderlo y recibir la ira del conde Phantomhive.
Suspiró y se fue, soltando la rama con cierto desprecio. ¿Para qué había accedido? No es como si se hubieran hecho amigos, quedaba claro que Junior no era bueno en eso.
Levantó la vista hacia el cielo, su color anaranjado rojizo se reflejó en su mirada azul.
El alba estaba en su esplendor, y era, hermoso.
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