────────────────────┐
𝗰𝗼𝗻:
Anya Tarasova
└────────────────────
El aire olía a sal, metal viejo, y gasolina derramada, mezclado con la notable humedad del puerto nocturno. El cigarrillo a medio consumir entre sus dedos anillados, ardiendo con un brillo tenue cada vez que inhalaba. De pie junto a una de las columnas del almacén, con su figura apenas delineada por el reflejo a contraluz, barría lentamente la zona con la mirada calculada, sin perder detalle.
Las cajas iban y venían, los muchachos hablaban entre ellos, otro par anotaba stock… como de costumbre. No veía la hora de que operativo acabase rápido, así podría volver a su hotel. Escaneó la escena una vez más antes de acomodar su abrigo. Casi diría que no había nada fuera de lo normal, de no ser por una cara en particular que le llamaba la atención. Entre todas que le resultaban conocidas, era la primera vez que veía la de ella.
Su olfato le dijo que algo olía raro. Más allá de la lejana peste a alga marina, eran sus movimientos controlados, de precisión quirúrgica, su postura limpia, y esa energía... particular. Supo que lo semejante reconoce lo semejante, y se dedicó a continuar con su turno, observando en silencio. Aún no sabía qué conclusiones sacar.
Fue recién mientras estaban realizando el conteo final de la mercancía que decidió acercarse. Exhaló con parsimonia, dejando una estela de humo detrás.
—Primera vez que te veo por aquí —murmuró, su tono plano, sin filo ni cortesía, simplemente una afirmación.
Sus ojos, oscuros como obsidiana, se posaron fijos en ella, manteniendo una mirada que la estudiaba con tranquilidad. No era su intención darse a entender como amenaza. Retiró su caja medio vacía de cigarrillos fuera del bolsillo interior de su abrigo, extendiéndola en dirección de la dama sin romper el contacto visual.
—¿Fumas?
La palabra quedó suspendida en el aire denso del almacén mientras aguardaba pacientemente. Era una invitación a tener una charla casual mientras terminaba el operativo, claro que sí. Pero también era una excusa para consentir su curiosidad.
────────────────────┐
𝗰𝗼𝗻: [flare_amethyst_wolf_903]
└────────────────────
El aire olía a sal, metal viejo, y gasolina derramada, mezclado con la notable humedad del puerto nocturno. El cigarrillo a medio consumir entre sus dedos anillados, ardiendo con un brillo tenue cada vez que inhalaba. De pie junto a una de las columnas del almacén, con su figura apenas delineada por el reflejo a contraluz, barría lentamente la zona con la mirada calculada, sin perder detalle.
Las cajas iban y venían, los muchachos hablaban entre ellos, otro par anotaba stock… como de costumbre. No veía la hora de que operativo acabase rápido, así podría volver a su hotel. Escaneó la escena una vez más antes de acomodar su abrigo. Casi diría que no había nada fuera de lo normal, de no ser por una cara en particular que le llamaba la atención. Entre todas que le resultaban conocidas, era la primera vez que veía la de ella.
Su olfato le dijo que algo olía raro. Más allá de la lejana peste a alga marina, eran sus movimientos controlados, de precisión quirúrgica, su postura limpia, y esa energía... particular. Supo que lo semejante reconoce lo semejante, y se dedicó a continuar con su turno, observando en silencio. Aún no sabía qué conclusiones sacar.
Fue recién mientras estaban realizando el conteo final de la mercancía que decidió acercarse. Exhaló con parsimonia, dejando una estela de humo detrás.
—Primera vez que te veo por aquí —murmuró, su tono plano, sin filo ni cortesía, simplemente una afirmación.
Sus ojos, oscuros como obsidiana, se posaron fijos en ella, manteniendo una mirada que la estudiaba con tranquilidad. No era su intención darse a entender como amenaza. Retiró su caja medio vacía de cigarrillos fuera del bolsillo interior de su abrigo, extendiéndola en dirección de la dama sin romper el contacto visual.
—¿Fumas?
La palabra quedó suspendida en el aire denso del almacén mientras aguardaba pacientemente. Era una invitación a tener una charla casual mientras terminaba el operativo, claro que sí. Pero también era una excusa para consentir su curiosidad.