• ㅣCulminacion De Una Tragediaㅣ
    Parte 3/3

    —Sirius y Hank escaparon hasta una estacion de trenes,alli descarto su auto y a escondidas se metieron a un tren que se dirigia hacia un pais vecino,estarian lejos de todo en unas 3 horas,el mientras tanto encendio unas de las teles de cortesia y sintonizo las noticias,hablaban de como estaban tomando la ciudad,los militares y diversas organizaciones internacionales se enteraron que Cassandra murio y ahora se abrian paso por la ciudad hasta el centro,Sirius se habia convertido en el hombre mas buscado del mundo.
    Sirius mientras tanto seguia en un trance,luego de matar a todos los que amaba,solo tenia a su hijo,una pequeña voz en su cabeza decia que ahorque al pequeño,este solo puso su mano en su pequeño cuello,pero no podía hacerlo,por mas que intentaba cerrar su mano,no podia,hasta que al fin reacciono,este empezo a sollozar,no podia creer lo que penso en hacerle a su propio hijo—


    —Lo siento....yo no puedo hacerte daño...nunca te haria daño,mi pequeño...


    —El lo abrazo con lagrimas en los ojos,mientras el tren se ponia en marcha,alejandose del lugar—
    ㅣCulminacion De Una Tragediaㅣ Parte 3/3 —Sirius y Hank escaparon hasta una estacion de trenes,alli descarto su auto y a escondidas se metieron a un tren que se dirigia hacia un pais vecino,estarian lejos de todo en unas 3 horas,el mientras tanto encendio unas de las teles de cortesia y sintonizo las noticias,hablaban de como estaban tomando la ciudad,los militares y diversas organizaciones internacionales se enteraron que Cassandra murio y ahora se abrian paso por la ciudad hasta el centro,Sirius se habia convertido en el hombre mas buscado del mundo. Sirius mientras tanto seguia en un trance,luego de matar a todos los que amaba,solo tenia a su hijo,una pequeña voz en su cabeza decia que ahorque al pequeño,este solo puso su mano en su pequeño cuello,pero no podía hacerlo,por mas que intentaba cerrar su mano,no podia,hasta que al fin reacciono,este empezo a sollozar,no podia creer lo que penso en hacerle a su propio hijo— —Lo siento....yo no puedo hacerte daño...nunca te haria daño,mi pequeño... —El lo abrazo con lagrimas en los ojos,mientras el tren se ponia en marcha,alejandose del lugar—
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  • [ADVERTENCIA:TEXTO MUY LARGO]


    ㅣCulminacion De Una Tragediaㅣ
    Parte 2/3


    —Sirius combatio contra sus hermanas,luchando contra su propia sangre espada contra espada,gracias a la resistencia de su armadura,aguanto un par de espadazos inesperados,ellas se separaraban y atacaban a la vez a Sirius,cosa que no podría defender,pero como sabia las virtudes de sus hermanas,sabia como posicionarlas en una forma de combate incómoda para ellas,asi que buscaba separarlas y poner a prueba su estrategia—



    —Como Hana no era buena defendiendose,ella fue la primera en ser atravesada por la espada de Sirius,al hacer esto,El tambien sintio ese dolor en el pecho,esa sensacion de que su alma se fragmentaba,asi como cuando asesino a su padre—


    Holly:"¡¡NOOOOOO!!"


    —Holly al presenciar esto,desato su furia ante Sirius,empezando a propinarle una rafaga de ataques certeros,haciendo que Sirius retroceda,antes de darle el golpe de gracia,Sirius logro encajarle un espadazo a su hermana,ella solo vio su casco plateado,no sabia como,no sabia porqué,pero sabia que era Sirius,dandole una linda sonrisa para despues desplomarse—


    —No se puede explicar con palabras lo que pasaba dentro de esa armadura,no se podia explicar como su corazon latia,solo se podia decir que era un hombre muerto por dentro,el sintio como Cassandra se acerco a el por la espalda,tomando su hombro con cuidado—


    Cassandra:"Impresionante...Mi Lord"

    —El solo se volteo y la abrazo con todas sus fuerzas,ella correspondio el abrazo sin dudarlo,al cabo de unos minutos,el clavo la espada de su padre en el vientre de Casandra,para luego susurrale al oido—


    —Eso fue...por todos los Wimbleton...


    —Ella se separo del abrazo mientras se tomaba el vientre sangrando,viendolo triste y furiosa,justo antes de desplomarse,el la tomo con cuidado y la dejo en el suelo con delicadeza,para luego retirarse del lugar para ir a buscar a su hijo,con la excusa de que Cassandra lo envió,el tomo a Hank,lo abrigo muy bien y salio de la alcaldia a escondidas,para luego salir de la Alcaldia con su hijo en brazos,tomando un auto y escapando de la ciudad a escondidas,dejando todo atras,cuando llego a un pueblo Kilomentros lejos de aquella ciudad,fue a un bosque para enterrar su armadura completa,incluyendo su espada y la de sus hermanas,conservando solo la de su padre—
    [ADVERTENCIA:TEXTO MUY LARGO] ㅣCulminacion De Una Tragediaㅣ Parte 2/3 —Sirius combatio contra sus hermanas,luchando contra su propia sangre espada contra espada,gracias a la resistencia de su armadura,aguanto un par de espadazos inesperados,ellas se separaraban y atacaban a la vez a Sirius,cosa que no podría defender,pero como sabia las virtudes de sus hermanas,sabia como posicionarlas en una forma de combate incómoda para ellas,asi que buscaba separarlas y poner a prueba su estrategia— —Como Hana no era buena defendiendose,ella fue la primera en ser atravesada por la espada de Sirius,al hacer esto,El tambien sintio ese dolor en el pecho,esa sensacion de que su alma se fragmentaba,asi como cuando asesino a su padre— Holly:"¡¡NOOOOOO!!" —Holly al presenciar esto,desato su furia ante Sirius,empezando a propinarle una rafaga de ataques certeros,haciendo que Sirius retroceda,antes de darle el golpe de gracia,Sirius logro encajarle un espadazo a su hermana,ella solo vio su casco plateado,no sabia como,no sabia porqué,pero sabia que era Sirius,dandole una linda sonrisa para despues desplomarse— —No se puede explicar con palabras lo que pasaba dentro de esa armadura,no se podia explicar como su corazon latia,solo se podia decir que era un hombre muerto por dentro,el sintio como Cassandra se acerco a el por la espalda,tomando su hombro con cuidado— Cassandra:"Impresionante...Mi Lord" —El solo se volteo y la abrazo con todas sus fuerzas,ella correspondio el abrazo sin dudarlo,al cabo de unos minutos,el clavo la espada de su padre en el vientre de Casandra,para luego susurrale al oido— —Eso fue...por todos los Wimbleton... —Ella se separo del abrazo mientras se tomaba el vientre sangrando,viendolo triste y furiosa,justo antes de desplomarse,el la tomo con cuidado y la dejo en el suelo con delicadeza,para luego retirarse del lugar para ir a buscar a su hijo,con la excusa de que Cassandra lo envió,el tomo a Hank,lo abrigo muy bien y salio de la alcaldia a escondidas,para luego salir de la Alcaldia con su hijo en brazos,tomando un auto y escapando de la ciudad a escondidas,dejando todo atras,cuando llego a un pueblo Kilomentros lejos de aquella ciudad,fue a un bosque para enterrar su armadura completa,incluyendo su espada y la de sus hermanas,conservando solo la de su padre—
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  • [ADVERTENCIA:TEXTO MUY LARGO]


    ㅣCulminacion De Una Tragediaㅣ
    Parte 1/3

    —La ciudad estuvo bajo el mando de Cassandra y de Sirius,durante nueve meses mantuvieron el embarazo de ella en completo secreto,luego de nueve meses llenos calor y tibieza,su hijo al fin nacio,el nuevo Wimbleton llego en un contexto lleno de violencia y un amor transtornado en el frio cruel de un invierno nevado y blanco—


    —Despues de 5 meses despues de que Hank Ryan Wimbleton,el hijo de Sirius naciera en las habitaciones ocultas de la alcaldia,Cassandra y Sirius volvieron al mandato de la ciudad sin levantar sospecha.
    Una mañana nevada,mientras la familia estaba en el despacho de la alcaldesa,el cual usaban como sala comun para su hogar,escucharon disparos afuera,ella reviso las camaras y vieron a dos figuras femeninas abriendose paso por las puertas de la alcaldia hasta meterse a la fuerza en ella—


    "Son tus hermanas...Diles a las Nodrizas que se lleven a Hank a la habitación del panico"


    —Ella se acerco a Sirius y lo tomo de ambas mejillas—


    "Ya sabes que tienes que hacer,Lord Executor"



    —Sirius asintió y dejo a su hijo con aquellas mujeres,acto seguido se puso su polvorienta armadura y con ayuda de sus garras,trepo por las paredes de las habitaciones hasta dar con el vestíbulo,el cual era oscuro y frio,ellas no detectarian su presencia hasta que el baje.
    Una vez llego al vestibulo en silencio y se quedo colgado en el techo,presto atención a una conversacion que aquellas mujeres mantenian entre si—


    Holly:"La democracia es algo que es sagrado,inquebrantable,¿Porque romperla?"


    Cassandra:"A veces....para que el proletariado se levante en contra del poderoso,hay que romper las reglas..."


    Hana:"¿Y ese mensaje tiene que reclamar víctimas inocentes?"

    Cassandra:"Vicitimas de guerra,diria yo"

    —Las hermanas Wimbleton desenfundaron sus espadas y se prepararon para el combate—


    Cassandra:"Yo creo que yo no soy a la que deben enfrentar,yo creo que deben afrontar sus pecados....yo las declaro culpables de sus pecados..y las condeno a muerte,¿El verdugo?...Mi Lord"


    —Sirius se dejo caer,cayendo de pie frente a ellas,mostrando su apariencia plateada amenazante,ellas no sabian quien era,exceptuando Cassandra—


    Cassandra:"El verdugo se encargara de ustedes"


    —Cassandra giro su cabeza solo para ver a Sirius de espaldas,dirigiendo las siguientes palabras a el—


    Cassandra:"Ahora se decide todo,Mi Lord......Sirve a tu familia como padre y esposo,y entregate a mi,dejando tu apellido y tu pasado atras"


    —Las hermanas Wimbleton solo veian al guerrero plateado,hablando confiandas—

    Holly:"Otro pendejo mas para la tumba"

    Hana:"Hemos enfrentado a rivales mucho mas fuertes e importantes que tu"


    —Sirius al fin tomo la palabra,aprovechando su amplificador de voz aplicado en el traje—

    —No como yo....
    [ADVERTENCIA:TEXTO MUY LARGO] ㅣCulminacion De Una Tragediaㅣ Parte 1/3 —La ciudad estuvo bajo el mando de Cassandra y de Sirius,durante nueve meses mantuvieron el embarazo de ella en completo secreto,luego de nueve meses llenos calor y tibieza,su hijo al fin nacio,el nuevo Wimbleton llego en un contexto lleno de violencia y un amor transtornado en el frio cruel de un invierno nevado y blanco— —Despues de 5 meses despues de que Hank Ryan Wimbleton,el hijo de Sirius naciera en las habitaciones ocultas de la alcaldia,Cassandra y Sirius volvieron al mandato de la ciudad sin levantar sospecha. Una mañana nevada,mientras la familia estaba en el despacho de la alcaldesa,el cual usaban como sala comun para su hogar,escucharon disparos afuera,ella reviso las camaras y vieron a dos figuras femeninas abriendose paso por las puertas de la alcaldia hasta meterse a la fuerza en ella— "Son tus hermanas...Diles a las Nodrizas que se lleven a Hank a la habitación del panico" —Ella se acerco a Sirius y lo tomo de ambas mejillas— "Ya sabes que tienes que hacer,Lord Executor" —Sirius asintió y dejo a su hijo con aquellas mujeres,acto seguido se puso su polvorienta armadura y con ayuda de sus garras,trepo por las paredes de las habitaciones hasta dar con el vestíbulo,el cual era oscuro y frio,ellas no detectarian su presencia hasta que el baje. Una vez llego al vestibulo en silencio y se quedo colgado en el techo,presto atención a una conversacion que aquellas mujeres mantenian entre si— Holly:"La democracia es algo que es sagrado,inquebrantable,¿Porque romperla?" Cassandra:"A veces....para que el proletariado se levante en contra del poderoso,hay que romper las reglas..." Hana:"¿Y ese mensaje tiene que reclamar víctimas inocentes?" Cassandra:"Vicitimas de guerra,diria yo" —Las hermanas Wimbleton desenfundaron sus espadas y se prepararon para el combate— Cassandra:"Yo creo que yo no soy a la que deben enfrentar,yo creo que deben afrontar sus pecados....yo las declaro culpables de sus pecados..y las condeno a muerte,¿El verdugo?...Mi Lord" —Sirius se dejo caer,cayendo de pie frente a ellas,mostrando su apariencia plateada amenazante,ellas no sabian quien era,exceptuando Cassandra— Cassandra:"El verdugo se encargara de ustedes" —Cassandra giro su cabeza solo para ver a Sirius de espaldas,dirigiendo las siguientes palabras a el— Cassandra:"Ahora se decide todo,Mi Lord......Sirve a tu familia como padre y esposo,y entregate a mi,dejando tu apellido y tu pasado atras" —Las hermanas Wimbleton solo veian al guerrero plateado,hablando confiandas— Holly:"Otro pendejo mas para la tumba" Hana:"Hemos enfrentado a rivales mucho mas fuertes e importantes que tu" —Sirius al fin tomo la palabra,aprovechando su amplificador de voz aplicado en el traje— —No como yo....
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  • | Por el cumpleaños de los gemelos Phantomhive <3 |

    [https://www.youtube.com/watch?v=xzEd05Wukyg]
    ___________

    【 ❝𝖧𝖺𝗒 𝖽𝗈𝗌 𝖼𝖺𝗋𝖺𝗌 𝖾𝗇 la misma 𝗆𝗈𝗇𝖾𝖽𝖺. 𝖠𝗆𝗈𝗋 𝗒 𝗈𝖽𝗂𝗈. 𝖵𝗂𝖽𝖺 𝗒 𝗆𝗎𝖾𝗋𝗍𝖾. 𝖲𝗈𝗇 𝗅𝗈 𝗆𝗂𝗌𝗆𝗈.❞ 】

    ___________

    Los pasillos de la mansión Phantomhive se sienten frías y solitarias.

    El viento invernal se escucha fuerte y siniestro, ahogando el eco de sus pisadas, suaves y nostálgicas.

    Ciel continúa con sus pasos hasta que se detiene ante una ventana.

    Copos de nieve caen del cielo gris, fundiéndose contra la tierra del jardín, nívea e impoluta.

    El azul se detiene en lo blanco, puro y hermoso. Sus recuerdos, se tiñen de rojo.

    𝙇𝙖 𝙨𝙖𝙣𝙜𝙧𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙖́ 𝙥𝙤𝙧 𝙩𝙤𝙙𝙖𝙨 𝙥𝙖𝙧𝙩𝙚𝙨. 𝙏𝙤𝙙𝙤𝙨 𝙚𝙨𝙩𝙖́𝙣 𝙢𝙪𝙚𝙧𝙩𝙤𝙨.

    Una divergencia entre el recuerdo de este mismo día hace tres años. Cuando la mansión era alegre y ruidosa, los sirvientes amables y permisivos. Padre y Madre...

    𝐄𝐥 𝐝𝐢́𝐚 𝐦𝐚́𝐬 𝐟𝐞𝐥𝐢𝐳 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐧̃𝐨 𝐬𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐯𝐢𝐞𝐫𝐭𝐞 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐝𝐢́𝐚 𝐦𝐚́𝐬 𝐡𝐨𝐫𝐫𝐢𝐛𝐥𝐞 𝐝𝐞 𝐬𝐮 𝐯𝐢𝐝𝐚.

    La felicidad se empaña de rojo. La tragedia los envuelve en llamas tan ardientes como su odio.

    𝐄𝐬𝐚 𝐧𝐨𝐜𝐡𝐞. 𝐄𝐬𝐞 𝐦𝐞𝐬. 𝐒𝐮 𝐚𝐥𝐦𝐚.

    Ciel cierra los ojos abruptamente, su ceño se frunce por el dolor. La angustia y la soledad se acumulan en su pecho.

    De repente, siente una gentil caricia recorrer su rostro.

    Abre los ojos con cierta confusión.

    Las nubes grises parecían haberse movido un poco, dejando pasar al sol y su luz, posándose suavemente sobre su rostro helado, calentándolo.

    Su expresión confusa se desvanece, y una suave sonrisa se dibuja en sus labios.

    𝐇𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐬𝐮𝐦𝐞𝐫𝐠𝐢𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐭𝐢𝐧𝐢𝐞𝐛𝐥𝐚𝐬, 𝐪𝐮𝐞 𝐲𝐚 𝐧𝐨 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞 𝐯𝐞𝐫 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝.

    Descansó la mano izquierda sobre el cristal mojado y helado.

    Se acercó más a la ventana, y mirando hacia lo alto del cielo gris con atisbos de luz, su sonrisa se ensancha de alegría.

    —Feliz cumpleaños a ti también.

    En esta misma ventana, él pasaba los días observando a Ciel.

    𝐔𝐧𝐨 𝐛𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐥𝐮𝐳. 𝐎𝐭𝐫𝐨 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝.

    Por este instante, siente que están juntos, y que su conexión todavía existe.
    | Por el cumpleaños de los gemelos Phantomhive <3 | [https://www.youtube.com/watch?v=xzEd05Wukyg] ___________ 【 ❝𝖧𝖺𝗒 𝖽𝗈𝗌 𝖼𝖺𝗋𝖺𝗌 𝖾𝗇 la misma 𝗆𝗈𝗇𝖾𝖽𝖺. 𝖠𝗆𝗈𝗋 𝗒 𝗈𝖽𝗂𝗈. 𝖵𝗂𝖽𝖺 𝗒 𝗆𝗎𝖾𝗋𝗍𝖾. 𝖲𝗈𝗇 𝗅𝗈 𝗆𝗂𝗌𝗆𝗈.❞ 】 ___________ Los pasillos de la mansión Phantomhive se sienten frías y solitarias. El viento invernal se escucha fuerte y siniestro, ahogando el eco de sus pisadas, suaves y nostálgicas. Ciel continúa con sus pasos hasta que se detiene ante una ventana. Copos de nieve caen del cielo gris, fundiéndose contra la tierra del jardín, nívea e impoluta. El azul se detiene en lo blanco, puro y hermoso. Sus recuerdos, se tiñen de rojo. 𝙇𝙖 𝙨𝙖𝙣𝙜𝙧𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙖́ 𝙥𝙤𝙧 𝙩𝙤𝙙𝙖𝙨 𝙥𝙖𝙧𝙩𝙚𝙨. 𝙏𝙤𝙙𝙤𝙨 𝙚𝙨𝙩𝙖́𝙣 𝙢𝙪𝙚𝙧𝙩𝙤𝙨. Una divergencia entre el recuerdo de este mismo día hace tres años. Cuando la mansión era alegre y ruidosa, los sirvientes amables y permisivos. Padre y Madre... 𝐄𝐥 𝐝𝐢́𝐚 𝐦𝐚́𝐬 𝐟𝐞𝐥𝐢𝐳 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐧̃𝐨 𝐬𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐯𝐢𝐞𝐫𝐭𝐞 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐝𝐢́𝐚 𝐦𝐚́𝐬 𝐡𝐨𝐫𝐫𝐢𝐛𝐥𝐞 𝐝𝐞 𝐬𝐮 𝐯𝐢𝐝𝐚. La felicidad se empaña de rojo. La tragedia los envuelve en llamas tan ardientes como su odio. 𝐄𝐬𝐚 𝐧𝐨𝐜𝐡𝐞. 𝐄𝐬𝐞 𝐦𝐞𝐬. 𝐒𝐮 𝐚𝐥𝐦𝐚. Ciel cierra los ojos abruptamente, su ceño se frunce por el dolor. La angustia y la soledad se acumulan en su pecho. De repente, siente una gentil caricia recorrer su rostro. Abre los ojos con cierta confusión. Las nubes grises parecían haberse movido un poco, dejando pasar al sol y su luz, posándose suavemente sobre su rostro helado, calentándolo. Su expresión confusa se desvanece, y una suave sonrisa se dibuja en sus labios. 𝐇𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐬𝐮𝐦𝐞𝐫𝐠𝐢𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐭𝐢𝐧𝐢𝐞𝐛𝐥𝐚𝐬, 𝐪𝐮𝐞 𝐲𝐚 𝐧𝐨 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞 𝐯𝐞𝐫 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝. Descansó la mano izquierda sobre el cristal mojado y helado. Se acercó más a la ventana, y mirando hacia lo alto del cielo gris con atisbos de luz, su sonrisa se ensancha de alegría. —Feliz cumpleaños a ti también. En esta misma ventana, él pasaba los días observando a Ciel. 𝐔𝐧𝐨 𝐛𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐥𝐮𝐳. 𝐎𝐭𝐫𝐨 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝. Por este instante, siente que están juntos, y que su conexión todavía existe.
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  • «POV: Boyka»

    Negocio terminado... Sin éxito. Salí de la bodega con gran decepción, yo en serio quería hacer las cosas por las buenas y sin hacer tanto escándalo. —Bueno, se hizo lo que se pudo y aún así salí ganando... ¿Y la gente? —El bar está muerto; ni siquiera quedaron los bartenders, ni hablemos de la clientela. La policía es aterradora para los ineptos.

    Seguía decepcionado cuando salí del bar, dejando un local maltrecho a mis espaldas. Ahora debería buscar a otro proveedor, o hacerlo yo mismo... y ganarme una cita con los peces gordos de la ciudad. Es un asunto muy delicado, no debería ser tan imprudente.

    La ventisca fría de la noche hizo que, por un instante, olvidara mis asuntos. Hubiese permanecido así de no ser por las melodiosas sirenas de la policía, el grito de la gente y una pronunciada columna de humo que se alzaba hasta el cielo a cuatro cuadras desde donde estoy.

    ...

    «POV: Narrador externo»

    Tráfico abundante, calles saturadas en vehículos, un desfile de bocinas que podrían escucharse a cuadras de distancia. Era de esperarse, después de todo nadie quiere perderse las ofertas navideñas. Tantos autos, tantas familias y tantas historias sin contar. No te molesta si nos centramos en una de ellas, ¿verdad?

    Una Honda Odyssey, el vehículo ideal para las familias. De un brillante color rojizo, destacando fuertemente entre el resto de automóviles que poco variaban entre el azul o el negro. Allí van los Jhonson, una feliz familia de cuatro integrantes; Mark, un hombre trabajador y padre de dos adorables niños; Sarah, una madre amorosa y ama de casa; Emily, una niña brillante que ama las aves; y por último, pero no menos importante, Tobias, un chiquillo hiperactivo que adora los deportes de contacto.

    Todo eran risas, todo era felicidad. Luego de un ajetreado día de compras, ya solo faltaba ir por el árbol de navidad que habían encargado hace un día atrás. Lo único que los interrumpe es el tráfico, pero era una oportunidad perfecta para cantar villancicos navideños... y mantener entretenido a Tobias.

    Mark acomoda el espejo retrovisor, dando un fugaz vistazo al par de bendiciones que juegan en los asientos de atrás. Tal vez llegaban a ser problemáticos, berrinchudos y algo malcriados; pero son sus hijos, no podía evitar mirarlos con amor.

    Sus ojos giran en otra dirección, encontrando así la dulce mirada de la mujer que dio a luz a esos niños y le permitió ser el hombre más feliz del mundo; su mujer, su querida esposa. Su último deseo fue que ese breve segundo durara para toda la vida, que fuese eterno para nunca tener que abandonar ese bello sentimiento de satisfacción y plenitud.

    Claro que se cumplió. Por supuesto que se volvió real. Las bocinas, los gritos de los conductores quejumbrosos, las emisoras que debían hacer del embotellamiento algo más pasajero, fueron interrumpidos abruptamente por el estruendoso sonido del acero siendo aplastado, arrancado y arañado.

    Vuelan restos escarlatas sobre los parabrisas cercanos, de ambiguo origen; pintura o sangre, era difícil diferenciarlo entre la confusión.

    Su negrura podría perderse fácilmente en la oscuridad de aquella noche sin luna, sin estrellas, repletas de nubes oscuras. Pero la luz de los faros hacían notable su presencia, perceptible a la vista horrorizada del mundo; allí estaba, aplastando una Honda Odyssey bajo sus negras pezuñas, usando gruesas y puntiagudas garras para trocear poco a poco el capó rojizo del vehículo. Era como un niño inquieto tratando de abrir una bolsa de papas fritas.

    En su mirada no parece haber arrepentimiento, ya que carece de ojos que expresen su infinita angustia. Sin embargo, de aquellas cuencas vacías, derrama un líquido tan negro como el petróleo, no para de salir y manchan cada centímetro de ese blanquecino cráneo donde la carne está ausente. Continúa con su violento actuar, desmantelando el vehículo hasta dar con los pasajeros que perecieron por la mano del monstruo.

    El crujir de la carne y el salpicar de la sangre, eso fue más que suficiente para que la gente reaccionara. Huyen como gallinas, despavoridas empujan a quien sea que tengan enfrente con tal de que su destino no sean las frías fauces de la bestia con los cuernos color carbón.

    Su interés parecía dirigido únicamente a los restos de lo que alguna vez fue una bonita historia de amor, ahora mancillada por sus grises y oscuras zarpas.

    ...

    Noche de desastre. Noche de desgracia. Noche de penas. El rugido de las pistolas y su aliento a pólvora hicieron acto de presencia en la avenida, en el escenario donde se lleva a cabo la tragedia, liberando una lluvia de plomo contra aquello que no comprenden, eso que recibe heridas por doquier y ni siquiera así se detiene.

    Salta de un auto a otro, los aplasta con la inmensa fuerza que ejerce para lanzarse y el peso aterrador de su cuerpo que cae sin remordimientos sobre los techos hasta hacer chillar a los pobres amortiguadores. Tan veloz como el viento, tan decidido como un depredador, la bestia termina atravesando una tormenta de disparos hasta abalanzarse sobre uno de los policías; no hace falta decir que no sobrevivió.

    Los oficiales se dispersan, aterrados e impotentes ante la brutalidad de lo desconocido. Ni siquiera la letalidad de su equipo les permite tener una pizca de calma, pues el monstruo que salió de la nada permanece igual de hambriento e igual de feroz. Los persigue, arrastra sus pezuñas con pesados pasos en busca de las alimañas de las que ansía alimentarse.

    Ellos intentan escapar, escondiéndose entre las patrullas que poco demoran en salir volando ante el violento agarre de la fiera. Gradualmente la tragedia fue decorada con caos; vehículos maltrechos, algunos incendiados, cuerpos inertes de personas que soñaban con un mañana y el fuego de la gasolina fugada por los ataques fieros e inhumanos.
    «POV: Boyka» Negocio terminado... Sin éxito. Salí de la bodega con gran decepción, yo en serio quería hacer las cosas por las buenas y sin hacer tanto escándalo. —Bueno, se hizo lo que se pudo y aún así salí ganando... ¿Y la gente? —El bar está muerto; ni siquiera quedaron los bartenders, ni hablemos de la clientela. La policía es aterradora para los ineptos. Seguía decepcionado cuando salí del bar, dejando un local maltrecho a mis espaldas. Ahora debería buscar a otro proveedor, o hacerlo yo mismo... y ganarme una cita con los peces gordos de la ciudad. Es un asunto muy delicado, no debería ser tan imprudente. La ventisca fría de la noche hizo que, por un instante, olvidara mis asuntos. Hubiese permanecido así de no ser por las melodiosas sirenas de la policía, el grito de la gente y una pronunciada columna de humo que se alzaba hasta el cielo a cuatro cuadras desde donde estoy. ... «POV: Narrador externo» Tráfico abundante, calles saturadas en vehículos, un desfile de bocinas que podrían escucharse a cuadras de distancia. Era de esperarse, después de todo nadie quiere perderse las ofertas navideñas. Tantos autos, tantas familias y tantas historias sin contar. No te molesta si nos centramos en una de ellas, ¿verdad? Una Honda Odyssey, el vehículo ideal para las familias. De un brillante color rojizo, destacando fuertemente entre el resto de automóviles que poco variaban entre el azul o el negro. Allí van los Jhonson, una feliz familia de cuatro integrantes; Mark, un hombre trabajador y padre de dos adorables niños; Sarah, una madre amorosa y ama de casa; Emily, una niña brillante que ama las aves; y por último, pero no menos importante, Tobias, un chiquillo hiperactivo que adora los deportes de contacto. Todo eran risas, todo era felicidad. Luego de un ajetreado día de compras, ya solo faltaba ir por el árbol de navidad que habían encargado hace un día atrás. Lo único que los interrumpe es el tráfico, pero era una oportunidad perfecta para cantar villancicos navideños... y mantener entretenido a Tobias. Mark acomoda el espejo retrovisor, dando un fugaz vistazo al par de bendiciones que juegan en los asientos de atrás. Tal vez llegaban a ser problemáticos, berrinchudos y algo malcriados; pero son sus hijos, no podía evitar mirarlos con amor. Sus ojos giran en otra dirección, encontrando así la dulce mirada de la mujer que dio a luz a esos niños y le permitió ser el hombre más feliz del mundo; su mujer, su querida esposa. Su último deseo fue que ese breve segundo durara para toda la vida, que fuese eterno para nunca tener que abandonar ese bello sentimiento de satisfacción y plenitud. Claro que se cumplió. Por supuesto que se volvió real. Las bocinas, los gritos de los conductores quejumbrosos, las emisoras que debían hacer del embotellamiento algo más pasajero, fueron interrumpidos abruptamente por el estruendoso sonido del acero siendo aplastado, arrancado y arañado. Vuelan restos escarlatas sobre los parabrisas cercanos, de ambiguo origen; pintura o sangre, era difícil diferenciarlo entre la confusión. Su negrura podría perderse fácilmente en la oscuridad de aquella noche sin luna, sin estrellas, repletas de nubes oscuras. Pero la luz de los faros hacían notable su presencia, perceptible a la vista horrorizada del mundo; allí estaba, aplastando una Honda Odyssey bajo sus negras pezuñas, usando gruesas y puntiagudas garras para trocear poco a poco el capó rojizo del vehículo. Era como un niño inquieto tratando de abrir una bolsa de papas fritas. En su mirada no parece haber arrepentimiento, ya que carece de ojos que expresen su infinita angustia. Sin embargo, de aquellas cuencas vacías, derrama un líquido tan negro como el petróleo, no para de salir y manchan cada centímetro de ese blanquecino cráneo donde la carne está ausente. Continúa con su violento actuar, desmantelando el vehículo hasta dar con los pasajeros que perecieron por la mano del monstruo. El crujir de la carne y el salpicar de la sangre, eso fue más que suficiente para que la gente reaccionara. Huyen como gallinas, despavoridas empujan a quien sea que tengan enfrente con tal de que su destino no sean las frías fauces de la bestia con los cuernos color carbón. Su interés parecía dirigido únicamente a los restos de lo que alguna vez fue una bonita historia de amor, ahora mancillada por sus grises y oscuras zarpas. ... Noche de desastre. Noche de desgracia. Noche de penas. El rugido de las pistolas y su aliento a pólvora hicieron acto de presencia en la avenida, en el escenario donde se lleva a cabo la tragedia, liberando una lluvia de plomo contra aquello que no comprenden, eso que recibe heridas por doquier y ni siquiera así se detiene. Salta de un auto a otro, los aplasta con la inmensa fuerza que ejerce para lanzarse y el peso aterrador de su cuerpo que cae sin remordimientos sobre los techos hasta hacer chillar a los pobres amortiguadores. Tan veloz como el viento, tan decidido como un depredador, la bestia termina atravesando una tormenta de disparos hasta abalanzarse sobre uno de los policías; no hace falta decir que no sobrevivió. Los oficiales se dispersan, aterrados e impotentes ante la brutalidad de lo desconocido. Ni siquiera la letalidad de su equipo les permite tener una pizca de calma, pues el monstruo que salió de la nada permanece igual de hambriento e igual de feroz. Los persigue, arrastra sus pezuñas con pesados pasos en busca de las alimañas de las que ansía alimentarse. Ellos intentan escapar, escondiéndose entre las patrullas que poco demoran en salir volando ante el violento agarre de la fiera. Gradualmente la tragedia fue decorada con caos; vehículos maltrechos, algunos incendiados, cuerpos inertes de personas que soñaban con un mañana y el fuego de la gasolina fugada por los ataques fieros e inhumanos.
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  • Myrrh: «Dime, pequeña. ¿Cuántos más tendrán que caer antes de que los necios de este mundo aprendan a soltar su orgullo?

    Zaryna: Demasiados, Myrrh. Siempre son demasiados. Parece que prefieren morir aferrados a su testarudez antes que admitir sus errores.

    Myrrh: «¿Es tan difícil, me pregunto, reconocer una falla? Aceptar que no se puede siempre ganar solo, que a veces, retroceder no es rendirse sino sobrevivir. El orgullo… Una cadena forjada en el miedo a la humildad.»

    Zaryna: Lo he visto tantas veces. Los líderes de las aldeas… la gente que decía protegerme. Decían que tenían todo bajo control mientras el peligro les pasaba por encima. ¿Y quién paga el precio? No ellos. Siempre son los demás.

    Myrrh: «Los orgullosos son buenos en eso. Se esconden detrás de palabras grandes, de promesas vacías… Pero cuando la verdad les alcanza, el sufrimiento lo cargan los inocentes. Tú lo sabes mejor que nadie.»

    Zaryna: Elara... Ella siempre decía que el orgullo podía ser útil, si lo usabas para empujarte a ser mejor. Pero no el orgullo que aplasta a los demás... Ese es veneno.

    Myrrh: «Sabia, como siempre. Pero dime… ¿Acaso viste a alguien escucharla? ¿Viste a alguien dejar de lado su ego para aprender de lo que decía?»

    Zaryna: No… Ni siquiera yo. No como debería.

    Myrrh: «Y ahí está la verdadera tragedia. No es solo su orgullo el que los condena, Zaryna. Es el tuyo, es el mío, es el de todos. Ese fuego que quema desde dentro y ciega hasta a los mejores. Lo único que queda es decidir si aprenderás de ellos… O si repetirás sus errores.»

    Zaryna: No quiero ser como ellos. Si puedo, si me queda algo de fuerza, quiero mostrarles que hay otra forma. Quiero… No, tengo que ser mejor.

    Myrrh: «Entonces recuerda esto, pequeña: el orgullo puede ser un arma… Pero solo si sabes cuándo blandirlo y cuándo dejarlo caer.»
    Myrrh: «Dime, pequeña. ¿Cuántos más tendrán que caer antes de que los necios de este mundo aprendan a soltar su orgullo? Zaryna: Demasiados, Myrrh. Siempre son demasiados. Parece que prefieren morir aferrados a su testarudez antes que admitir sus errores. Myrrh: «¿Es tan difícil, me pregunto, reconocer una falla? Aceptar que no se puede siempre ganar solo, que a veces, retroceder no es rendirse sino sobrevivir. El orgullo… Una cadena forjada en el miedo a la humildad.» Zaryna: Lo he visto tantas veces. Los líderes de las aldeas… la gente que decía protegerme. Decían que tenían todo bajo control mientras el peligro les pasaba por encima. ¿Y quién paga el precio? No ellos. Siempre son los demás. Myrrh: «Los orgullosos son buenos en eso. Se esconden detrás de palabras grandes, de promesas vacías… Pero cuando la verdad les alcanza, el sufrimiento lo cargan los inocentes. Tú lo sabes mejor que nadie.» Zaryna: Elara... Ella siempre decía que el orgullo podía ser útil, si lo usabas para empujarte a ser mejor. Pero no el orgullo que aplasta a los demás... Ese es veneno. Myrrh: «Sabia, como siempre. Pero dime… ¿Acaso viste a alguien escucharla? ¿Viste a alguien dejar de lado su ego para aprender de lo que decía?» Zaryna: No… Ni siquiera yo. No como debería. Myrrh: «Y ahí está la verdadera tragedia. No es solo su orgullo el que los condena, Zaryna. Es el tuyo, es el mío, es el de todos. Ese fuego que quema desde dentro y ciega hasta a los mejores. Lo único que queda es decidir si aprenderás de ellos… O si repetirás sus errores.» Zaryna: No quiero ser como ellos. Si puedo, si me queda algo de fuerza, quiero mostrarles que hay otra forma. Quiero… No, tengo que ser mejor. Myrrh: «Entonces recuerda esto, pequeña: el orgullo puede ser un arma… Pero solo si sabes cuándo blandirlo y cuándo dejarlo caer.»
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  • " 𝐏𝐫𝐨𝐦𝐞𝐭í 𝐩𝐫𝐨𝐭𝐞𝐠𝐞𝐫𝐭𝐞, 𝐲 𝐥𝐨 𝐜𝐮𝐦𝐩𝐥𝐢𝐫é 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐢 𝐜𝐮𝐞𝐫𝐩𝐨 𝐧𝐨 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐚 𝐝𝐚𝐫 𝐩𝐨𝐫 𝐦á𝐬. 𝐈𝐧𝐜𝐥𝐮𝐬𝐨 𝐬𝐢 𝐭𝐞𝐧𝐠𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐚𝐜𝐫𝐢𝐟𝐢𝐜𝐚𝐫𝐦𝐞 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐥𝐥𝐨. "



    La primera mujer que amó con toda su alma fue su madre. Una mujer que vivió en un infierno constante para protegerlo, que sacrificó todo por mantenerlo alejado de los bajos mundos que la devoraban. Fue una mujer que desapareció de su vida tras su cumpleaños número catorce, dejándolo con un vacío que nunca pudo llenar. No volvió a verla hasta el día de su muerte.

    "Ni un solo porcentaje de mí vale lo que tú hiciste por mí. Perdóname, madre... Perdóname por no haberte salvado."


    [...]


    El cielo se teñía de un naranja profundo con tintes de amarillo, como si el sol se ocultara de la ira de un ruso que había perdido todo rastro de cordura.

    La mansión, alguna vez símbolo de grandeza, era ahora un escenario de caos. Las llamas devoraban las paredes con furia, mientras los disparos resonaban en cada rincón. Los empleados, leales más allá del deber, no dudaron en tomar armas para proteger la propiedad de su jefe, luchando como si sus vidas dependieran de ello, como si su sacrificio pudiera redimir aquella tragedia inevitable.

    Hace solo unas horas, Kiev había recibido una carta. Dentro, un anillo de plata con un zafiro incrustado y un mechón de cabello rubio. Cabello que hasta hace poco había acariciado con devoción, cuando sostenía en sus brazos a la mujer que amaba, prometiéndole seguridad para ambos.

    "Iré a comprar ropa." Esas fueron las últimas palabras que escuchó de ella antes de perderla de nuevo.

    Habían pasado días desde su reencuentro, días en los que la felicidad parecía al alcance de sus manos. Ella había regresado, él le había suplicado que se quedara, prometiéndole que movería cielo y tierra para protegerla. Ella, Angyar o Arturia, como solía llamarse, era la única persona capaz de calmar su tormento. Con su voz, con sus caricias, le había dado un respiro de paz. Pero la felicidad fue efímera.


    ¿Cómo fue posible que de un día para otro festejaban su cumpleaños y al rato toda esa felicidad desapareció? ¿Cómo iba a saber que mientras preparaba todo para recuperar a su amada, su padre mando a personas para que lo atacarán? Era imposible saberlo, pero ahí estaban.


    La noche anterior, en un gesto que dejó a Kiev sin palabras, ella había preparado un pastel ruso para celebrar su cumpleaños. Era el mismo pastel que su madre solía hacerle cuando era niño, una memoria dulce y dolorosa que ella, de alguna manera, había traído de vuelta. Al probar el primer bocado, su pecho se llenó de emociones encontradas: nostalgia, gratitud y amor. Había algo casi sagrado en verla dedicar tiempo y esfuerzo para darle un momento de alegría, un regalo que, sin saberlo, sería el último.


    El recuerdo era tan reciente que dolía. Ayer tenía todo; hoy no tenía nada.

    Ahora, con la carta en manos temblorosas y el anillo que simbolizaba su unión arrancado de su contexto, solo quedaba un vacío insondable. El mechón de cabello era una burla cruel, una promesa rota. Su grito desgarró el aire, un trueno de furia y dolor que estremeció hasta las paredes ardientes de su hogar.

    Mandó preparar a su gente, sus mejores hombres. No importaba quién fuera el responsable, no importaba cuántos países tuviera que destruir. Si alguien había tocado siquiera un centímetro de piel de su amada, desataría un infierno que nadie podría detener.

    Pero el destino tenía otros planes. Mientras se preparaba para salir en su búsqueda, el ataque comenzó. Explosiones sacudieron la mansión, las paredes se derrumbaron, y los jardines que ella había admirado se convirtieron en cráteres humeantes. Las armas que ahora lo amenazaban eran creadas por la misma empresa de su padre, el hombre que siempre había sido una sombra en su vida. Era una emboscada, una jugada calculada que lo había tomado desprevenido.

    El dolor físico era insoportable, pero la angustia en su pecho era peor. Kiev sabía que su tiempo se agotaba. Las heridas en su cuerpo lo debilitaban, ¿Morir? Era una palabra que no existía en su vocabulario, viviria por el contrato de la muerte.

    —Encuéntrenla... Márchate y lleva a mis hombres a buscarla. —Las palabras salieron jadeantes, pero firmes, su tono frío ocultaba el miedo desesperado de perderla.

    Marcos, su asistente, quiso protestar, pero la mirada de su jefe era suficiente para detener cualquier objeción. Con un nudo en la garganta y el corazón pesado, dejó al ruso atrás.

    Las últimas imágenes de Kiev que captaron sus ojos fueron devastadoras: su jefe, sometido en el suelo, luchando como una bestia herida mientras varios hombres lo inmovilizaban. Los cuellos rotos de sus atacantes eran prueba de su resistencia, pero al final, lo sedaron. El cuerpo inerte del ruso fue arrastrado entre los escombros, desapareciendo en la noche mientras las llamas seguían consumiendo lo poco que quedaba de su hogar.

    " 𝐏𝐫𝐨𝐦𝐞𝐭í 𝐩𝐫𝐨𝐭𝐞𝐠𝐞𝐫𝐭𝐞, 𝐲 𝐥𝐨 𝐜𝐮𝐦𝐩𝐥𝐢𝐫é 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐢 𝐜𝐮𝐞𝐫𝐩𝐨 𝐧𝐨 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐚 𝐝𝐚𝐫 𝐩𝐨𝐫 𝐦á𝐬. 𝐈𝐧𝐜𝐥𝐮𝐬𝐨 𝐬𝐢 𝐭𝐞𝐧𝐠𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐚𝐜𝐫𝐢𝐟𝐢𝐜𝐚𝐫𝐦𝐞 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐥𝐥𝐨. " La primera mujer que amó con toda su alma fue su madre. Una mujer que vivió en un infierno constante para protegerlo, que sacrificó todo por mantenerlo alejado de los bajos mundos que la devoraban. Fue una mujer que desapareció de su vida tras su cumpleaños número catorce, dejándolo con un vacío que nunca pudo llenar. No volvió a verla hasta el día de su muerte. "Ni un solo porcentaje de mí vale lo que tú hiciste por mí. Perdóname, madre... Perdóname por no haberte salvado." [...] El cielo se teñía de un naranja profundo con tintes de amarillo, como si el sol se ocultara de la ira de un ruso que había perdido todo rastro de cordura. La mansión, alguna vez símbolo de grandeza, era ahora un escenario de caos. Las llamas devoraban las paredes con furia, mientras los disparos resonaban en cada rincón. Los empleados, leales más allá del deber, no dudaron en tomar armas para proteger la propiedad de su jefe, luchando como si sus vidas dependieran de ello, como si su sacrificio pudiera redimir aquella tragedia inevitable. Hace solo unas horas, Kiev había recibido una carta. Dentro, un anillo de plata con un zafiro incrustado y un mechón de cabello rubio. Cabello que hasta hace poco había acariciado con devoción, cuando sostenía en sus brazos a la mujer que amaba, prometiéndole seguridad para ambos. "Iré a comprar ropa." Esas fueron las últimas palabras que escuchó de ella antes de perderla de nuevo. Habían pasado días desde su reencuentro, días en los que la felicidad parecía al alcance de sus manos. Ella había regresado, él le había suplicado que se quedara, prometiéndole que movería cielo y tierra para protegerla. Ella, Angyar o Arturia, como solía llamarse, era la única persona capaz de calmar su tormento. Con su voz, con sus caricias, le había dado un respiro de paz. Pero la felicidad fue efímera. ¿Cómo fue posible que de un día para otro festejaban su cumpleaños y al rato toda esa felicidad desapareció? ¿Cómo iba a saber que mientras preparaba todo para recuperar a su amada, su padre mando a personas para que lo atacarán? Era imposible saberlo, pero ahí estaban. La noche anterior, en un gesto que dejó a Kiev sin palabras, ella había preparado un pastel ruso para celebrar su cumpleaños. Era el mismo pastel que su madre solía hacerle cuando era niño, una memoria dulce y dolorosa que ella, de alguna manera, había traído de vuelta. Al probar el primer bocado, su pecho se llenó de emociones encontradas: nostalgia, gratitud y amor. Había algo casi sagrado en verla dedicar tiempo y esfuerzo para darle un momento de alegría, un regalo que, sin saberlo, sería el último. El recuerdo era tan reciente que dolía. Ayer tenía todo; hoy no tenía nada. Ahora, con la carta en manos temblorosas y el anillo que simbolizaba su unión arrancado de su contexto, solo quedaba un vacío insondable. El mechón de cabello era una burla cruel, una promesa rota. Su grito desgarró el aire, un trueno de furia y dolor que estremeció hasta las paredes ardientes de su hogar. Mandó preparar a su gente, sus mejores hombres. No importaba quién fuera el responsable, no importaba cuántos países tuviera que destruir. Si alguien había tocado siquiera un centímetro de piel de su amada, desataría un infierno que nadie podría detener. Pero el destino tenía otros planes. Mientras se preparaba para salir en su búsqueda, el ataque comenzó. Explosiones sacudieron la mansión, las paredes se derrumbaron, y los jardines que ella había admirado se convirtieron en cráteres humeantes. Las armas que ahora lo amenazaban eran creadas por la misma empresa de su padre, el hombre que siempre había sido una sombra en su vida. Era una emboscada, una jugada calculada que lo había tomado desprevenido. El dolor físico era insoportable, pero la angustia en su pecho era peor. Kiev sabía que su tiempo se agotaba. Las heridas en su cuerpo lo debilitaban, ¿Morir? Era una palabra que no existía en su vocabulario, viviria por el contrato de la muerte. —Encuéntrenla... Márchate y lleva a mis hombres a buscarla. —Las palabras salieron jadeantes, pero firmes, su tono frío ocultaba el miedo desesperado de perderla. Marcos, su asistente, quiso protestar, pero la mirada de su jefe era suficiente para detener cualquier objeción. Con un nudo en la garganta y el corazón pesado, dejó al ruso atrás. Las últimas imágenes de Kiev que captaron sus ojos fueron devastadoras: su jefe, sometido en el suelo, luchando como una bestia herida mientras varios hombres lo inmovilizaban. Los cuellos rotos de sus atacantes eran prueba de su resistencia, pero al final, lo sedaron. El cuerpo inerte del ruso fue arrastrado entre los escombros, desapareciendo en la noche mientras las llamas seguían consumiendo lo poco que quedaba de su hogar.
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  • +las luces de las farolas parpadeaban al ritmo de sus pasos, creando un espectáculo de sombras danzantes que parecía seguir sus movimientos. Blackhole jugaba con la electricidad, distorsionando el entorno como si la realidad misma se plegara ante ellos. La chica, con su frágil figura y su sonrisa apenas visible, parecía una presencia etérea, una ráfaga de oscuridad que se deslizaba entre callejones desiertos. Sus ojos brillaban con emoción contenida, y su caminar pronto se transformó en una carrera ligera, movida por una risa nerviosa que resonaba como un eco en la noche. Lo que otros considerarían aterrador era, para ella, un juego electrizante.

    La criatura de sombras emergió como un espectro de otro plano, persiguiéndola con movimientos erráticos y una agresividad desbordante. Era un desafío emocionante.

    Los escasos transeúntes, atrapados en el radio de acción del demonio y su cazador, no tuvieron tiempo de comprender lo que sucedía antes de verse involucrados. Los gritos se mezclaron con el sonido de cristales rotos y las luces reventando en ráfagas cegadoras.

    Blackhole amplificaba el caos, distorsionando la percepción de quienes miraban. §iძ𝑬 no frenó ni un instante. Si algunos caían, para ella no era tragedia, sino una consecuencia natural. ¿No era la muerte, después de todo, solo otra cara de la misma moneda que sostenía la vida?+
    +las luces de las farolas parpadeaban al ritmo de sus pasos, creando un espectáculo de sombras danzantes que parecía seguir sus movimientos. Blackhole jugaba con la electricidad, distorsionando el entorno como si la realidad misma se plegara ante ellos. La chica, con su frágil figura y su sonrisa apenas visible, parecía una presencia etérea, una ráfaga de oscuridad que se deslizaba entre callejones desiertos. Sus ojos brillaban con emoción contenida, y su caminar pronto se transformó en una carrera ligera, movida por una risa nerviosa que resonaba como un eco en la noche. Lo que otros considerarían aterrador era, para ella, un juego electrizante. La criatura de sombras emergió como un espectro de otro plano, persiguiéndola con movimientos erráticos y una agresividad desbordante. Era un desafío emocionante. Los escasos transeúntes, atrapados en el radio de acción del demonio y su cazador, no tuvieron tiempo de comprender lo que sucedía antes de verse involucrados. Los gritos se mezclaron con el sonido de cristales rotos y las luces reventando en ráfagas cegadoras. Blackhole amplificaba el caos, distorsionando la percepción de quienes miraban. §iძ𝑬 no frenó ni un instante. Si algunos caían, para ella no era tragedia, sino una consecuencia natural. ¿No era la muerte, después de todo, solo otra cara de la misma moneda que sostenía la vida?+
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  • — Quise hacer una broma y casi todos entran en tragedia
    — Quise hacer una broma y casi todos entran en tragedia :STK-61:
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  • «Aún atestada por la bendición estelar, ni siquiera la sepultura nívea fue capaz de borrar los ecos de aquella tragedia».
    «Aún atestada por la bendición estelar, ni siquiera la sepultura nívea fue capaz de borrar los ecos de aquella tragedia».
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