• Así yo todos los dias... -Arregla su larguísima cabellera rubia usando un ondulador eléctrico en las puntas.-
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    Un poder tan abrumador que eventualmente las chinches terminarían sucumbiendo. La misión era capturar cerebros vivos cueste lo que cueste. Creo que a veces la Legión a la que combatía Shinn hacía cosas de ese tipo... Así conseguían a los "pastores", que normalmente eran dinosauria...
    Pero en el caso de los cerebros de las chinches se trataba de aplastar por completo al enemigo.
    El amor es una guerra.
    Casi no hablo de esto, porque es doloroso, pero yo ya estuve casado una vez, ¿Sabes?
    Por eso creo que tengo la experiencia de haber usado ese tipo de poder abrumador, lo cual me servirá ahora para dejar en claro que mi Reina dorada es solo mía, ya que cuando me fui por la crisis que tuve no sólo perdí a la Reina de las flores ( cosa que todavía me molesta un poco, pero recuerda la enseñanza de Zaratustra sobre el pasar de largo), sino que también la Reina dorada conoció a alguien más... Y cuando regresé a ese estorbo pude superar, aunque en días recientes se han dado avistamientos que me ponen alerta...
    Debo mantener la serenidad y confiar en mis habilidades. Recuerda a la rubia lesbiana culpable de que la Reina de las flores se ensuciara. Si pese a ser lesbiana decidió abortar porque yo también fui causa de ello, entonces también tengo todo lo necesario para hacer legítimo y dejar bien en claro que mi Reina dorada es solo mía...

    Pobre loco, nadie entiende un cuerno, ¿Verdad Fausto?
    Un poder tan abrumador que eventualmente las chinches terminarían sucumbiendo. La misión era capturar cerebros vivos cueste lo que cueste. Creo que a veces la Legión a la que combatía Shinn hacía cosas de ese tipo... Así conseguían a los "pastores", que normalmente eran dinosauria... Pero en el caso de los cerebros de las chinches se trataba de aplastar por completo al enemigo. El amor es una guerra. Casi no hablo de esto, porque es doloroso, pero yo ya estuve casado una vez, ¿Sabes? Por eso creo que tengo la experiencia de haber usado ese tipo de poder abrumador, lo cual me servirá ahora para dejar en claro que mi Reina dorada 👑💛 es solo mía, ya que cuando me fui por la crisis que tuve no sólo perdí a la Reina de las flores (😤 cosa que todavía me molesta un poco, pero recuerda la enseñanza de Zaratustra sobre el pasar de largo), sino que también la Reina dorada 👑💛 conoció a alguien más... Y cuando regresé a ese estorbo pude superar, aunque en días recientes se han dado avistamientos que me ponen alerta... Debo mantener la serenidad y confiar en mis habilidades. Recuerda a la rubia lesbiana culpable de que la Reina de las flores se ensuciara. Si pese a ser lesbiana decidió abortar porque yo también fui causa de ello, entonces también tengo todo lo necesario para hacer legítimo y dejar bien en claro que mi Reina dorada 👑💛 es solo mía... 😂😅 Pobre loco, nadie entiende un cuerno, ¿Verdad Fausto?
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  • —¿Cómo puedes desayunar tantos pastelillos y estar así de delgada? — Preguntó una camarera.
    — Soy alienígena. — Respondió la rubia como si nada.
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  • Parque de Diversiones | Tarde Cálida y Alborotada

    El sol brillaba con una intensidad casi burlona, como si quisiera competir con la energía de los fuegos artificiales que más tarde decorarían el cielo. El parque de diversiones estaba en su punto máximo de bullicio; risas infantiles, música colorida, y el chasquido intermitente de los juegos mecánicos llenaban el ambiente.

    Entre toda la multitud, una chica rubia de ojos vivos y chispeantes se movía con paso ágil, sujetando un algodón de azúcar entre los dedos. Llevaba el cabello atado en una media coleta que bailaba con cada paso, y unos lentes oscuros grandes que le cubrían media cara. Era imposible no notarla. No por su estilo, sino por la calidez que irradiaba. Literalmente. Cada persona que pasaba cerca sentía como si el aire subiera unos cuantos grados.

    —Hey, hey, tranquilo… —dijo con suavidad, hincándose frente a un pequeño niño de unos cinco años que lloraba desconsolado junto a un puesto de helados. El algodón quedó a un lado, olvidado mientras ella le ofrecía una sonrisa cálida—. ¿Te perdiste, pequeño sol?

    Intentó calmarlo sin invadir su espacio, extendiendo una mano con cuidado. Su temperatura era anormal, pero los niños, a veces, percibían eso como algo tranquilizador. Como una mamá gallina con su pollito.

    Entonces, alguien más se acercó.

    Un chico joven, cabello alborotado, mirada curiosa, pero con ese tipo de energía que vibra como una batería bien cargada. Aliona giró la cabeza y lo miró. Su ceja se alzó suavemente, como evaluando al recién llegado con ese descaro elegante que se heredaba sin querer de cierta celebridad humana antorcha.

    —¿Tú también viniste al rescate? —preguntó con una sonrisa de lado, divertida—. Parece que al menos alguien más notó el caos.

    Mientras juntos trataban de calmar al niño, apareció una pareja desesperada entre la multitud. Aliona se levantó al verlos y alzó la mano, llamando su atención. El reencuentro fue rápido, lleno de agradecimientos y lágrimas de alivio.

    Y cuando los padres se alejaron con el pequeño, la chica rubia se quedó en el mismo lugar, ahora con su algodón derretido en la mano y una expresión de ligera derrota.

    —Genial… ahora tengo jarabe rosa en toda la mano —resopló, sacudiéndose los dedos—. Aunque al menos valió la pena.

    Miró al chico otra vez, con un dejo de interés genuino.

    —¿Cómo te llamas, héroe de parque de diversiones?


    Thomas Maximoff
    Parque de Diversiones | Tarde Cálida y Alborotada El sol brillaba con una intensidad casi burlona, como si quisiera competir con la energía de los fuegos artificiales que más tarde decorarían el cielo. El parque de diversiones estaba en su punto máximo de bullicio; risas infantiles, música colorida, y el chasquido intermitente de los juegos mecánicos llenaban el ambiente. Entre toda la multitud, una chica rubia de ojos vivos y chispeantes se movía con paso ágil, sujetando un algodón de azúcar entre los dedos. Llevaba el cabello atado en una media coleta que bailaba con cada paso, y unos lentes oscuros grandes que le cubrían media cara. Era imposible no notarla. No por su estilo, sino por la calidez que irradiaba. Literalmente. Cada persona que pasaba cerca sentía como si el aire subiera unos cuantos grados. —Hey, hey, tranquilo… —dijo con suavidad, hincándose frente a un pequeño niño de unos cinco años que lloraba desconsolado junto a un puesto de helados. El algodón quedó a un lado, olvidado mientras ella le ofrecía una sonrisa cálida—. ¿Te perdiste, pequeño sol? Intentó calmarlo sin invadir su espacio, extendiendo una mano con cuidado. Su temperatura era anormal, pero los niños, a veces, percibían eso como algo tranquilizador. Como una mamá gallina con su pollito. Entonces, alguien más se acercó. Un chico joven, cabello alborotado, mirada curiosa, pero con ese tipo de energía que vibra como una batería bien cargada. Aliona giró la cabeza y lo miró. Su ceja se alzó suavemente, como evaluando al recién llegado con ese descaro elegante que se heredaba sin querer de cierta celebridad humana antorcha. —¿Tú también viniste al rescate? —preguntó con una sonrisa de lado, divertida—. Parece que al menos alguien más notó el caos. Mientras juntos trataban de calmar al niño, apareció una pareja desesperada entre la multitud. Aliona se levantó al verlos y alzó la mano, llamando su atención. El reencuentro fue rápido, lleno de agradecimientos y lágrimas de alivio. Y cuando los padres se alejaron con el pequeño, la chica rubia se quedó en el mismo lugar, ahora con su algodón derretido en la mano y una expresión de ligera derrota. —Genial… ahora tengo jarabe rosa en toda la mano —resopló, sacudiéndose los dedos—. Aunque al menos valió la pena. Miró al chico otra vez, con un dejo de interés genuino. —¿Cómo te llamas, héroe de parque de diversiones? [T0MMY]
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    —Oficialmente he vuelto a ser rubia.
    —Oficialmente he vuelto a ser rubia. :STK-20:
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  • 𝒯𝒽𝑒 ℬ𝑒𝑔𝒾𝓃𝓃𝒾𝓃𝑔 𝑜𝒻 𝓉𝒽𝑒 ℰ𝓃𝒹: 𝒞𝑜𝓊𝓃𝒸𝒾𝓁
    Fandom N/A
    Categoría Suspenso
    ** El lugar... ¿Realmente importaba?
    Algún lugar de Europa Oriental, allá donde las más grandes leyendas de horror surgieron y cobraron fuerza con el pasar de las décadas.

    Imbuidos bajo la protección de un manto que les separaba del "mundo real", mejor llamado entre los Inmortales: "Reino de Sombras". Creado a partir de un poder considerado divino para los simples mortales e ignorantes de la materia. Un mundo que cuya existencia es ignorada por el resto de la humanidad y la vida moderna. Un mundo establecido sobre la tangente de la realidad, sujeto a sus propias leyes de espacio tiempo, pero conectados únicamente por un simple punto.

    La puerta se abrió en un pesado sonido que se dispersó en el eco que se producía en aquel gran salón. Una mesa redonda y oscura, rodeada de algunos asientos, se hallaba en el centro de dicho salón, iluminado no solo por el gran candelabro que colgaba sobre la mesa, sino también por la luz que atravesaba el ventanal para dispersar la penumbra que contrastaba ligeramente de las afueras, pues tenues ruidos desconocidos, pero perceptibles eran audibles. ¿Quién sabe la clase de horrores uno podría hallarse si se aventurase al exterior? Tan solo Rubí y el mismo Dr. Dee sabían la clase de criaturas rondando las afueras de dicho castillo.

    Dee sería el primero en cruzar la puerta. Se mostraba seguro de sí mismo, con el mismo porte de un rey llegando a sus dominios, dispuesto a lo que sea por cumplir con sus más oscuros deseos. Y, al igual que un rey, el atuendo no era algo que podía faltar ya que nunca dejaba de lucir tan pulcro y ordenado. Vistiendo un elegante traje satinado negro, con algunas delgadas líneas marrón en vertical, donde la corbata y zapatos hicieron juego, y la camisa era lo único blanco que lucía. Por otra parte, llevaba aquel abrigo sobrepuesto en sus hombros. Ni siquiera su dorada cabellera era algo que había dejado libre, pues aunque atado en una cinta detrás de la nuca, no dejaba ni un solo mechón libre.

    Avanzó, su imperturbable mirada se mantuvo en aquella mesa a la que estaba por tomar asiento. Mientras tanto, un grupo le seguía: su escolta personal. Aquel joven pelirrojo, el primero de sus creaciones y quien fungia de mayordomo y asistente personal: Arthur Dee; por otra parte, a su izquierda avanzaba una rubia mujer de buen físico, algo mayor en comparación con el chico anterior: Katherine Dee. Y a sus espaldas, una criatura de abundante pelaje y prminente altura, caminando igual a como lo hacía una persona normal; creación de su amada y sanguinaria aliada Rubí, mismo al que llamó "Havoc".

    Continuó su avance hasta que, finalmente, alcanzó la silla y se dispuso a descansar en la misma silla que parecía ser quien encabezaría dicha reunión.

    — Arthur, en cuanto los demás lleguen, no se demoren en absurdas formalidades... sólo hazlos pasar. —

    Indicó al homúnculo en voz firme y autoritaria, totalmente decidido a comenzar con lo que años atrás se había propuesto. **

    𝓔𝓵𝓲𝔃𝓪𝓫𝓮𝓽𝓱 𝓡𝓾𝓫𝔂 , 𝕬𝖗𝖙𝖍𝖚𝖗 𝕯𝖊𝖊 ⚙️, Sir Marquis Thornvale, Ⲧⲹⳕⳑⲁⲥⲁⲧⲹⳕⲛ , 𝕵𝖆𝖈𝖐 𝕿𝖍𝖊 𝕽𝖎𝖕𝖕𝖊𝖗 , Ꭺꮓꭱꮖꭼꮮ ,
    ** El lugar... ¿Realmente importaba? Algún lugar de Europa Oriental, allá donde las más grandes leyendas de horror surgieron y cobraron fuerza con el pasar de las décadas. Imbuidos bajo la protección de un manto que les separaba del "mundo real", mejor llamado entre los Inmortales: "Reino de Sombras". Creado a partir de un poder considerado divino para los simples mortales e ignorantes de la materia. Un mundo que cuya existencia es ignorada por el resto de la humanidad y la vida moderna. Un mundo establecido sobre la tangente de la realidad, sujeto a sus propias leyes de espacio tiempo, pero conectados únicamente por un simple punto. La puerta se abrió en un pesado sonido que se dispersó en el eco que se producía en aquel gran salón. Una mesa redonda y oscura, rodeada de algunos asientos, se hallaba en el centro de dicho salón, iluminado no solo por el gran candelabro que colgaba sobre la mesa, sino también por la luz que atravesaba el ventanal para dispersar la penumbra que contrastaba ligeramente de las afueras, pues tenues ruidos desconocidos, pero perceptibles eran audibles. ¿Quién sabe la clase de horrores uno podría hallarse si se aventurase al exterior? Tan solo Rubí y el mismo Dr. Dee sabían la clase de criaturas rondando las afueras de dicho castillo. Dee sería el primero en cruzar la puerta. Se mostraba seguro de sí mismo, con el mismo porte de un rey llegando a sus dominios, dispuesto a lo que sea por cumplir con sus más oscuros deseos. Y, al igual que un rey, el atuendo no era algo que podía faltar ya que nunca dejaba de lucir tan pulcro y ordenado. Vistiendo un elegante traje satinado negro, con algunas delgadas líneas marrón en vertical, donde la corbata y zapatos hicieron juego, y la camisa era lo único blanco que lucía. Por otra parte, llevaba aquel abrigo sobrepuesto en sus hombros. Ni siquiera su dorada cabellera era algo que había dejado libre, pues aunque atado en una cinta detrás de la nuca, no dejaba ni un solo mechón libre. Avanzó, su imperturbable mirada se mantuvo en aquella mesa a la que estaba por tomar asiento. Mientras tanto, un grupo le seguía: su escolta personal. Aquel joven pelirrojo, el primero de sus creaciones y quien fungia de mayordomo y asistente personal: Arthur Dee; por otra parte, a su izquierda avanzaba una rubia mujer de buen físico, algo mayor en comparación con el chico anterior: Katherine Dee. Y a sus espaldas, una criatura de abundante pelaje y prminente altura, caminando igual a como lo hacía una persona normal; creación de su amada y sanguinaria aliada Rubí, mismo al que llamó "Havoc". Continuó su avance hasta que, finalmente, alcanzó la silla y se dispuso a descansar en la misma silla que parecía ser quien encabezaría dicha reunión. — Arthur, en cuanto los demás lleguen, no se demoren en absurdas formalidades... sólo hazlos pasar. — Indicó al homúnculo en voz firme y autoritaria, totalmente decidido a comenzar con lo que años atrás se había propuesto. ** [H0mmunculi], [cosmic_jade_rat_258], [Pumpkin_Man], [W1ld_hunter], [Fr0m_H3ll], [The.Hellhound],
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  • Ryan

    𝒀𝒐𝒖 𝒉𝒂𝒗𝒆 𝒎𝒚 𝒉𝒆𝒂𝒓𝒕
    𝑨𝒏𝒅 𝒘𝒆'𝒍𝒍 𝒏𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒃𝒆 𝒘𝒐𝒓𝒍𝒅𝒔 𝒂𝒑𝒂𝒓𝒕
    𝑴𝒂𝒚𝒃𝒆 𝒊𝒏 𝒎𝒂𝒈𝒂𝒛𝒊𝒏𝒆𝒔
    𝑩𝒖𝒕 𝒚𝒐𝒖'𝒍𝒍 𝒔𝒕𝒊𝒍𝒍 𝒃𝒆 𝒎𝒚 𝒔𝒕𝒂𝒓
    𝑩𝒂𝒃𝒚, '𝒄𝒂𝒖𝒔𝒆 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝒅𝒂𝒓𝒌
    𝒀𝒐𝒖 𝒄𝒂𝒏'𝒕 𝒔𝒆𝒆 𝒔𝒉𝒊𝒏𝒚 𝒄𝒂𝒓𝒔
    𝑨𝒏𝒅 𝒕𝒉𝒂𝒕'𝒔 𝒘𝒉𝒆𝒏 𝒚𝒐𝒖 𝒏𝒆𝒆𝒅 𝒎𝒆 𝒕𝒉𝒆𝒓𝒆
    𝑾𝒊𝒕𝒉 𝒚𝒐𝒖, 𝑰'𝒍𝒍 𝒂𝒍𝒘𝒂𝒚𝒔 𝒔𝒉𝒂𝒓𝒆
    𝑩𝒆𝒄𝒂𝒖𝒔𝒆...

    𝑾𝒉𝒆𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝒔𝒖𝒏 𝒔𝒉𝒊𝒏𝒆, 𝒘𝒆 𝒔𝒉𝒊𝒏𝒆 𝒕𝒐𝒈𝒆𝒕𝒉𝒆𝒓
    𝑻𝒐𝒍𝒅 𝒚𝒐𝒖 𝑰'𝒍𝒍 𝒃𝒆 𝒉𝒆𝒓𝒆 𝒇𝒐𝒓𝒆𝒗𝒆𝒓
    𝑺𝒂𝒊𝒅 𝑰'𝒍𝒍 𝒂𝒍𝒘𝒂𝒚𝒔 𝒃𝒆 𝒚𝒐𝒖𝒓 𝒇𝒓𝒊𝒆𝒏𝒅
    𝑻𝒐𝒐𝒌 𝒂𝒏 𝒐𝒂𝒕𝒉, 𝑰'𝒎𝒂 𝒔𝒕𝒊𝒄𝒌 𝒊𝒕 𝒐𝒖𝒕 𝒕𝒐 𝒕𝒉𝒆 𝒆𝒏𝒅
    𝑵𝒐𝒘 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝒊𝒕'𝒔 𝒓𝒂𝒊𝒏𝒊𝒏𝒈 𝒎𝒐𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒂𝒏 𝒆𝒗𝒆𝒓
    𝑲𝒏𝒐𝒘 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝒘𝒆'𝒍𝒍 𝒔𝒕𝒊𝒍𝒍 𝒉𝒂𝒗𝒆 𝒆𝒂𝒄𝒉 𝒐𝒕𝒉𝒆𝒓
    𝒀𝒐𝒖 𝒄𝒂𝒏 𝒔𝒕𝒂𝒏𝒅 𝒖𝒏𝒅𝒆𝒓 𝒎𝒚 𝒖𝒎𝒃𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂

    Ser guardaespaldas de un tipo que te saca dos cabezas y media de altura era ridículo pero acepté. Trabajo es trabajo.

    De melena rubia, ojos traviesos y porte irreal, ese era Ryan.
    La comunidad femenina moría por tenerlo en sus vidas pero cuando te mueves por círculos oscuros y no precisamente legales, el amor, la atracción y todos esos factores salen por la ventana.

    Lo importante no era mantenerlo a salvo de mujeres o vicios sino de él mismo.
    Sus constantes retos lo tenían al filo del precipicio y el jefe necesitaba mantenerlo con vida.

    Ahí entré yo.

    De principio era su sombra y nos tolerabamos pero con el tiempo y las circunstancias conocimos detalles que nos llevaron a cometer más de una locura.
    Cumplía parte de mi trabajo aunque no de la manera esperada porque lo cuidaba, si. Lo entregaba en una pieza y respirando pero herido en la mayoría de ocasiones por seguirle las locuras, fueran buenas, malas, divertidas o jodidas.

    Nos conocimos a un punto en que dejamos de vernos como trabajo y comenzamos a ser compañeros, cómplices, hermanos...

    Bajamos hasta el último nivel del infierno y logramos volver... juntos.

    Ryan es ese hermano que siempre quise tener, esa mala influencia que te enseña cuan valiente puedes ser, ese shot de adrenalina que te da los mejores recuerdos (aunque los nuestros suelen ser cicatrices o manchas en los expedientes), ese lugar seguro al cual acudir cuando la oscuridad te consume...

    Gracias a ti estoy aquí, jamás podré pagarte por ese favor pero a cambio prometo brillar siempre a tu lado.

    Este año más de vida te lo dedico, sabes bien el motivo.

    Mientras yo esté aquí, tú espalda siempre estará protegida.

    Te adoro mucho Ryan.

    [Ryan_Al_72] 𝒀𝒐𝒖 𝒉𝒂𝒗𝒆 𝒎𝒚 𝒉𝒆𝒂𝒓𝒕 𝑨𝒏𝒅 𝒘𝒆'𝒍𝒍 𝒏𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒃𝒆 𝒘𝒐𝒓𝒍𝒅𝒔 𝒂𝒑𝒂𝒓𝒕 𝑴𝒂𝒚𝒃𝒆 𝒊𝒏 𝒎𝒂𝒈𝒂𝒛𝒊𝒏𝒆𝒔 𝑩𝒖𝒕 𝒚𝒐𝒖'𝒍𝒍 𝒔𝒕𝒊𝒍𝒍 𝒃𝒆 𝒎𝒚 𝒔𝒕𝒂𝒓 𝑩𝒂𝒃𝒚, '𝒄𝒂𝒖𝒔𝒆 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝒅𝒂𝒓𝒌 𝒀𝒐𝒖 𝒄𝒂𝒏'𝒕 𝒔𝒆𝒆 𝒔𝒉𝒊𝒏𝒚 𝒄𝒂𝒓𝒔 𝑨𝒏𝒅 𝒕𝒉𝒂𝒕'𝒔 𝒘𝒉𝒆𝒏 𝒚𝒐𝒖 𝒏𝒆𝒆𝒅 𝒎𝒆 𝒕𝒉𝒆𝒓𝒆 𝑾𝒊𝒕𝒉 𝒚𝒐𝒖, 𝑰'𝒍𝒍 𝒂𝒍𝒘𝒂𝒚𝒔 𝒔𝒉𝒂𝒓𝒆 𝑩𝒆𝒄𝒂𝒖𝒔𝒆... 𝑾𝒉𝒆𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝒔𝒖𝒏 𝒔𝒉𝒊𝒏𝒆, 𝒘𝒆 𝒔𝒉𝒊𝒏𝒆 𝒕𝒐𝒈𝒆𝒕𝒉𝒆𝒓 𝑻𝒐𝒍𝒅 𝒚𝒐𝒖 𝑰'𝒍𝒍 𝒃𝒆 𝒉𝒆𝒓𝒆 𝒇𝒐𝒓𝒆𝒗𝒆𝒓 𝑺𝒂𝒊𝒅 𝑰'𝒍𝒍 𝒂𝒍𝒘𝒂𝒚𝒔 𝒃𝒆 𝒚𝒐𝒖𝒓 𝒇𝒓𝒊𝒆𝒏𝒅 𝑻𝒐𝒐𝒌 𝒂𝒏 𝒐𝒂𝒕𝒉, 𝑰'𝒎𝒂 𝒔𝒕𝒊𝒄𝒌 𝒊𝒕 𝒐𝒖𝒕 𝒕𝒐 𝒕𝒉𝒆 𝒆𝒏𝒅 𝑵𝒐𝒘 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝒊𝒕'𝒔 𝒓𝒂𝒊𝒏𝒊𝒏𝒈 𝒎𝒐𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒂𝒏 𝒆𝒗𝒆𝒓 𝑲𝒏𝒐𝒘 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝒘𝒆'𝒍𝒍 𝒔𝒕𝒊𝒍𝒍 𝒉𝒂𝒗𝒆 𝒆𝒂𝒄𝒉 𝒐𝒕𝒉𝒆𝒓 𝒀𝒐𝒖 𝒄𝒂𝒏 𝒔𝒕𝒂𝒏𝒅 𝒖𝒏𝒅𝒆𝒓 𝒎𝒚 𝒖𝒎𝒃𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂 Ser guardaespaldas de un tipo que te saca dos cabezas y media de altura era ridículo pero acepté. Trabajo es trabajo. De melena rubia, ojos traviesos y porte irreal, ese era Ryan. La comunidad femenina moría por tenerlo en sus vidas pero cuando te mueves por círculos oscuros y no precisamente legales, el amor, la atracción y todos esos factores salen por la ventana. Lo importante no era mantenerlo a salvo de mujeres o vicios sino de él mismo. Sus constantes retos lo tenían al filo del precipicio y el jefe necesitaba mantenerlo con vida. Ahí entré yo. De principio era su sombra y nos tolerabamos pero con el tiempo y las circunstancias conocimos detalles que nos llevaron a cometer más de una locura. Cumplía parte de mi trabajo aunque no de la manera esperada porque lo cuidaba, si. Lo entregaba en una pieza y respirando pero herido en la mayoría de ocasiones por seguirle las locuras, fueran buenas, malas, divertidas o jodidas. Nos conocimos a un punto en que dejamos de vernos como trabajo y comenzamos a ser compañeros, cómplices, hermanos... Bajamos hasta el último nivel del infierno y logramos volver... juntos. Ryan es ese hermano que siempre quise tener, esa mala influencia que te enseña cuan valiente puedes ser, ese shot de adrenalina que te da los mejores recuerdos (aunque los nuestros suelen ser cicatrices o manchas en los expedientes), ese lugar seguro al cual acudir cuando la oscuridad te consume... Gracias a ti estoy aquí, jamás podré pagarte por ese favor pero a cambio prometo brillar siempre a tu lado. Este año más de vida te lo dedico, sabes bien el motivo. Mientras yo esté aquí, tú espalda siempre estará protegida. Te adoro mucho Ryan.
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  • La noche caía pesada sobre la ciudad, llena de misterio y vibrante energía. La carretera en la que se encontraban estaba alejada de la vista común, un espacio reservado para aquellos que preferían jugar con el peligro y la ilegalidad. El aire estaba cargado con el sonido de motores rugiendo, mezclado con el zumbido de las luces de neón de un cartel gigantesco que iluminaba la zona.

    Nyssara, con su gorra roja bajada hasta los ojos y una peluca rubia que caía perfectamente sobre su cabeza, observaba todo desde una esquina. Ella no era parte de la carrera, solo una espectadora, pero en este caos controlado sentía una extraña sensación de pertenencia.
    El aire estaba cargado con el sonido de motores rugiendo, mezclado con el zumbido de las luces de neón de un cartel gigantesco que iluminaba la zona.

    La adrenalina de la gente, el rugir de los autos, y esa vibrante sensación de estar justo al borde de algo peligroso, la hacía sentirse como si estuviera en una película. Por una vez, quería ser parte del desorden, del caos que la rodeaba.

    -¿Estás segura de que quieres quedarte aquí?—preguntó Tayler, echándole un vistazo rápido mientras ajustaba su casco y se preparaba para subirse al coche. Su voz era tranquila, pero en sus ojos se veía la familiar mezcla de tensión y concentración.

    Nyssara asintió, sin perder la mirada del letrero neón que parpadeaba con colores llamativos, creando un ambiente artificialmente futurista en medio de la oscuridad.

    -Sí, solo quiero ver cómo se hace. Como te dije, te debo este favor después de aquella vez...—respondió, así recordando el momento en donde fue a su "rescate" el día que tuvo la discusión con Anyel, no se habían vuelto a ver desde aquella vez. Sin embargo, trató de recompenerse moviendo ligeramente su cabeza, para regalarle una sonrisa ligera, aunque algo nerviosa. Aunque no iba a correr, el ambiente le daba esa sensación de estar en la cuerda floja. La idea de observar todo desde lejos tenía su propio tipo de emoción. Y más sabiendo que la noche era joven, y en este tipo de lugares, las sorpresas siempre aparecían.

    Tayler se inclinó sobre el coche, mirando a su alrededor con cautela. Todo en ese ambiente le era familiar, pero era obvio que no quería arriesgarse con algo que pudiera poner en peligro a Nyssara. Los competidores se agrupaban alrededor de la pista, algunos observando con una mezcla de expectativas y tensión, otros, como Nyssara, sentados al margen.

    —Escucha, las reglas siguen siendo las mismas. Solo mírame desde aquí, bajo el letrero, y no dejes que te metan en conversaciones—le advirtió Tayler con seriedad —Si alguien te pregunta, solo dile que eres mi amiga. Nada de involucrarse más de lo necesario. Y si las cosas se ponen feas, no dudes en irte.

    Nyssara sonrió, con un aire un poco más relajado mientras asentía, tomando una posición más cómoda bajo el letrero neón, observando cómo los coches rugían alistándose para arrancar.

    —Claro, no te preocupes. Solo estaré aquí, tranquila—dijo, aunque algo en su tono dejaba claro que, aunque no iba a correr, definitivamente estaba disfrutando de cada segundo del espectáculo.

    Tayler, con su casco colocado y la mirada decidida, no tardó en meterse al auto, subiendo la ventana mientras giraba el motor. El sonido vibró en sus huesos, llenando la atmósfera con su promesa de velocidad y adrenalina.

    Con un último vistazo hacia Nyssara, Tayler aceleró, pasando entre los otros coches que esperaban la señal para arrancar. La oscuridad se tragó su figura, y Nyssara se quedó allí, observando en silencio, su corazón latiendo más rápido a medida que los autos comenzaban a moverse, deslizándose a una velocidad peligrosa sobre el asfalto.

    La carrera había comenzado, pero para Nyssara, la verdadera emoción estaba en estar allí, en ese lugar tan extraño y ajeno. No necesitaba correr. El caos ya la había alcanzado.

    La noche caía pesada sobre la ciudad, llena de misterio y vibrante energía. La carretera en la que se encontraban estaba alejada de la vista común, un espacio reservado para aquellos que preferían jugar con el peligro y la ilegalidad. El aire estaba cargado con el sonido de motores rugiendo, mezclado con el zumbido de las luces de neón de un cartel gigantesco que iluminaba la zona. Nyssara, con su gorra roja bajada hasta los ojos y una peluca rubia que caía perfectamente sobre su cabeza, observaba todo desde una esquina. Ella no era parte de la carrera, solo una espectadora, pero en este caos controlado sentía una extraña sensación de pertenencia. El aire estaba cargado con el sonido de motores rugiendo, mezclado con el zumbido de las luces de neón de un cartel gigantesco que iluminaba la zona. La adrenalina de la gente, el rugir de los autos, y esa vibrante sensación de estar justo al borde de algo peligroso, la hacía sentirse como si estuviera en una película. Por una vez, quería ser parte del desorden, del caos que la rodeaba. -¿Estás segura de que quieres quedarte aquí?—preguntó Tayler, echándole un vistazo rápido mientras ajustaba su casco y se preparaba para subirse al coche. Su voz era tranquila, pero en sus ojos se veía la familiar mezcla de tensión y concentración. Nyssara asintió, sin perder la mirada del letrero neón que parpadeaba con colores llamativos, creando un ambiente artificialmente futurista en medio de la oscuridad. -Sí, solo quiero ver cómo se hace. Como te dije, te debo este favor después de aquella vez...—respondió, así recordando el momento en donde fue a su "rescate" el día que tuvo la discusión con Anyel, no se habían vuelto a ver desde aquella vez. Sin embargo, trató de recompenerse moviendo ligeramente su cabeza, para regalarle una sonrisa ligera, aunque algo nerviosa. Aunque no iba a correr, el ambiente le daba esa sensación de estar en la cuerda floja. La idea de observar todo desde lejos tenía su propio tipo de emoción. Y más sabiendo que la noche era joven, y en este tipo de lugares, las sorpresas siempre aparecían. Tayler se inclinó sobre el coche, mirando a su alrededor con cautela. Todo en ese ambiente le era familiar, pero era obvio que no quería arriesgarse con algo que pudiera poner en peligro a Nyssara. Los competidores se agrupaban alrededor de la pista, algunos observando con una mezcla de expectativas y tensión, otros, como Nyssara, sentados al margen. —Escucha, las reglas siguen siendo las mismas. Solo mírame desde aquí, bajo el letrero, y no dejes que te metan en conversaciones—le advirtió Tayler con seriedad —Si alguien te pregunta, solo dile que eres mi amiga. Nada de involucrarse más de lo necesario. Y si las cosas se ponen feas, no dudes en irte. Nyssara sonrió, con un aire un poco más relajado mientras asentía, tomando una posición más cómoda bajo el letrero neón, observando cómo los coches rugían alistándose para arrancar. —Claro, no te preocupes. Solo estaré aquí, tranquila—dijo, aunque algo en su tono dejaba claro que, aunque no iba a correr, definitivamente estaba disfrutando de cada segundo del espectáculo. Tayler, con su casco colocado y la mirada decidida, no tardó en meterse al auto, subiendo la ventana mientras giraba el motor. El sonido vibró en sus huesos, llenando la atmósfera con su promesa de velocidad y adrenalina. Con un último vistazo hacia Nyssara, Tayler aceleró, pasando entre los otros coches que esperaban la señal para arrancar. La oscuridad se tragó su figura, y Nyssara se quedó allí, observando en silencio, su corazón latiendo más rápido a medida que los autos comenzaban a moverse, deslizándose a una velocidad peligrosa sobre el asfalto. La carrera había comenzado, pero para Nyssara, la verdadera emoción estaba en estar allí, en ese lugar tan extraño y ajeno. No necesitaba correr. El caos ya la había alcanzado.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    - Huye, master, huye y no mires atrás, por lo que más quieras. ¡Huye! ¡La rubia no tendrá piedad!
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  • In the midnight hour, she cried more, more, more
    With a rebel yell she cried more, more, more
    In the midnight hour babe more, more, more
    With a rebel yell more, more, more
    More, more, more!

    https://youtu.be/VdphvuyaV_I?si=TwvqM3yeJcGpaSuS

    Así de inspirados estaban los de la foto, que hasta me dio ganas de ir en una motocicleta a toda velocidad.

    Y esto no tiene nada que ver pero...¿Por qué siempre me confunden con rubia si soy castaña?

    In the midnight hour, she cried more, more, more With a rebel yell she cried more, more, more In the midnight hour babe more, more, more With a rebel yell more, more, more More, more, more! 🎶 https://youtu.be/VdphvuyaV_I?si=TwvqM3yeJcGpaSuS Así de inspirados estaban los de la foto, que hasta me dio ganas de ir en una motocicleta a toda velocidad. Y esto no tiene nada que ver pero...¿Por qué siempre me confunden con rubia si soy castaña?
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