• No sé quién soy.
    No sé qué fui.
    Pero a veces, en sueños…
    Veo sangre sobre arena caliente.
    Oigo voces gritando un nombre que no entiendo.
    Una sensación de deber.
    Y siempre… siempre el juego.
    No es un juego como el que él juega con sus amigos.
    No es diversión. Llamarlo juicio sería más preciso.
    Cada vez que me llama, aunque no sepa que lo hace,
    alguien tiembla.
    Y yo… tiemblo también.
    ¿Soy su escudo?
    ¿Es correcto?
    A veces me pregunto si tiene miedo de mí.
    A veces... Yo también lo tengo.
    #Monorol #pensamientos
    No sé quién soy. No sé qué fui. Pero a veces, en sueños… Veo sangre sobre arena caliente. Oigo voces gritando un nombre que no entiendo. Una sensación de deber. Y siempre… siempre el juego. No es un juego como el que él juega con sus amigos. No es diversión. Llamarlo juicio sería más preciso. Cada vez que me llama, aunque no sepa que lo hace, alguien tiembla. Y yo… tiemblo también. ¿Soy su escudo? ¿Es correcto? A veces me pregunto si tiene miedo de mí. A veces... Yo también lo tengo. #Monorol #pensamientos
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Ya tenéis disponible la versión más reciente del directorio de personajes 3D . Como cada domingo, he realizado la actualización para que todos los datos estén al día.

    Si falta tu personaje, si has hecho un cambio de nombre, de ID, o has decidido cambiar de personaje, por favor avísame por DM. También si detectas algún error o ves a alguien que ya no está activo y no aparece reflejado, o al contrario... Cada detalle suma para mantener el registro lo más completo y útil posible.

    Gracias por la colaboración y por seguir haciendo de este espacio algo tan organizado y vivo.
    ¡Nos leemos en el Inicio!
    Ya tenéis disponible la versión más reciente del directorio de personajes 3D 🧠✨. Como cada domingo, he realizado la actualización para que todos los datos estén al día. 🔎 Si falta tu personaje, si has hecho un cambio de nombre, de ID, o has decidido cambiar de personaje, por favor avísame por DM. También si detectas algún error o ves a alguien que ya no está activo y no aparece reflejado, o al contrario... Cada detalle suma para mantener el registro lo más completo y útil posible. Gracias por la colaboración y por seguir haciendo de este espacio algo tan organizado y vivo. 💜 ¡Nos leemos en el Inicio! 🌌📚
    DIRECTORIO PERSONAJES 3D Y FANDOMS
    ¡Hola FicRolers! ✨ Aquí teneis un directorio completo de los Personajes 3D que existen en FicRol. He considerado que, quizás ver el cómputo completo de los personajes 3D más activos os anime a agregar a otros personajes, intentar crear personajes en otro fandom, etc... Os cuento algunas caracteristicas: Está separado por fandoms, salvo en el caso de...
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  • El viento soplaba con suavidad en la cima de la montaña, acariciando las hojas del árbol solitario donde descansaba un hombre de semblante tranquilo, recostado con los brazos detrás de la cabeza. A unos metros, sentado al borde del risco, estaba Kyu —el Pequeño Vagabundo— con las piernas colgando y la mirada fija en el vasto horizonte teñido de dorado por la puesta de sol.

    —Dime, Kyu… —preguntó su maestro con voz pausada—, ¿has comenzado a recordar algo?

    El pequeño asintió levemente, con una sonrisa serena en el rostro.
    —Sí… una canción —respondió, apretando contra su pecho el libro donde anotaba sus pensamientos—. Es una canción de cuna… no sé por qué, pero cada vez que la tarareo, siento que me guía. Como si me estuviera llamando.

    —¿A dónde te guía? —preguntó el maestro, sin moverse.

    —Hacia mi mamá… creo. No recuerdo su rostro… ni siquiera su nombre. Y no sé si tengo apellido. Pero siento que esa canción es suya. Y que si la sigo… podré encontrarla.

    El maestro cerró los ojos y sonrió con ternura.
    —Tienes un corazón muy fuerte, pequeño.

    Kyu se volteó un poco, dejando que su mirada se perdiera en el cielo.
    —No sé qué encontraré cuando llegue. Quizás... quizás no me reconozcan. O quizá ya no estén… pero… quiero saber. Quiero entender por qué nací en este mundo tan raro… tan lleno de cosas buenas, y también de cosas feas. Pero con gente que aún así sonríe.

    El maestro lo observó en silencio, su mirada velada por una sombra de nostalgia. En su mente, pensó con tristeza:
    *"Para este punto, después de todos los desastres que sufrió el mundo… probablemente ya están muertos. Tal vez nunca lo sepa con certeza. Pero no puedo destruir esa esperanza en sus ojos… no ahora. No cuando ha llegado tan lejos..."*

    Y así, sin palabras que rompieran el momento, ambos se quedaron en la cima, envueltos en el murmullo del viento, compartiendo el silencio y los pensamientos que sólo el horizonte podía guardar. El sol descendía poco a poco, tiñendo de esperanza un cielo que parecía prometer que, algún día, las respuestas llegarían.
    El viento soplaba con suavidad en la cima de la montaña, acariciando las hojas del árbol solitario donde descansaba un hombre de semblante tranquilo, recostado con los brazos detrás de la cabeza. A unos metros, sentado al borde del risco, estaba Kyu —el Pequeño Vagabundo— con las piernas colgando y la mirada fija en el vasto horizonte teñido de dorado por la puesta de sol. —Dime, Kyu… —preguntó su maestro con voz pausada—, ¿has comenzado a recordar algo? El pequeño asintió levemente, con una sonrisa serena en el rostro. —Sí… una canción —respondió, apretando contra su pecho el libro donde anotaba sus pensamientos—. Es una canción de cuna… no sé por qué, pero cada vez que la tarareo, siento que me guía. Como si me estuviera llamando. —¿A dónde te guía? —preguntó el maestro, sin moverse. —Hacia mi mamá… creo. No recuerdo su rostro… ni siquiera su nombre. Y no sé si tengo apellido. Pero siento que esa canción es suya. Y que si la sigo… podré encontrarla. El maestro cerró los ojos y sonrió con ternura. —Tienes un corazón muy fuerte, pequeño. Kyu se volteó un poco, dejando que su mirada se perdiera en el cielo. —No sé qué encontraré cuando llegue. Quizás... quizás no me reconozcan. O quizá ya no estén… pero… quiero saber. Quiero entender por qué nací en este mundo tan raro… tan lleno de cosas buenas, y también de cosas feas. Pero con gente que aún así sonríe. El maestro lo observó en silencio, su mirada velada por una sombra de nostalgia. En su mente, pensó con tristeza: *"Para este punto, después de todos los desastres que sufrió el mundo… probablemente ya están muertos. Tal vez nunca lo sepa con certeza. Pero no puedo destruir esa esperanza en sus ojos… no ahora. No cuando ha llegado tan lejos..."* Y así, sin palabras que rompieran el momento, ambos se quedaron en la cima, envueltos en el murmullo del viento, compartiendo el silencio y los pensamientos que sólo el horizonte podía guardar. El sol descendía poco a poco, tiñendo de esperanza un cielo que parecía prometer que, algún día, las respuestas llegarían.
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  • La mañana apenas despuntaba en la cima de aquella colina escondida, donde el viento traía consigo el murmullo de hojas y el cantar de aves lejanas. El maestro de Nen, un hombre de mirada aguda y sonrisa contenida, caminaba con paso rápido por el claro del bosque, donde solía encontrar al pequeño vagabundo cada amanecer… pero esta vez, habían pasado **dos días enteros** sin rastro de su alumno.

    —¿Dónde te metiste, mocoso? —murmuró entre dientes, aunque la preocupación se notaba en cada paso tenso que daba.

    Y entonces, como si el mundo hubiese esperado justo ese momento, escuchó una voz familiar:

    —¡¡Maestroooo!! —gritó el pequeño vagabundo mientras corría cuesta abajo, chapoteando en los charcos y agitando algo en su mano con total orgullo—. ¡¡Mireeeeeeee!!

    El hombre se giró, preparado para reprenderlo… hasta que lo vio.

    El niño estaba cubierto de tierra, tenía una curita en la mejilla, y el dobladillo de su pantalón estaba roto. Pero aun así, **su sonrisa era más brillante que el sol filtrado entre los árboles**, y en su mano alzada… sostenía nada más y nada menos que **una licencia de cazador profesional**.

    El maestro se quedó inmóvil unos segundos, como si sus ojos no pudieran creerlo.

    —...¿Eso es… una...? —empezó a decir, pero el pequeño se le adelantó, levantándola aún más alto.

    —¡Sí! ¡Me la dieron después de pasar un montón de pruebas locas y un bosque raro que hablaba! ¡Ah! ¡Y una sala que me quería comer! Pero al final me dejaron quedármela… ¡dijeron que ahora soy un “cazador profesional”! —declaró con orgullo, inflando el pecho.

    El maestro soltó una risa entre incrédula y resignada, se acercó y le dio una leve palmada en la cabeza.

    —Entonces ahora eres un cazador profesional, ¿eh, Kyu? —dijo, llamándolo por su nombre real, algo que no hacía muy seguido.

    Kyu sonrió aún más, como si eso fuera un premio en sí mismo.

    —¡Sí! ¿Eso significa que ahora puedo entrar a ruinas secretas y cazar monstruos peligrosos?

    El maestro entrecerró los ojos y suspiró profundamente, cruzándose de brazos.

    —Eso significa que estuviste en uno de los exámenes más peligrosos que existen y que **podrías haber muerto al menos diez veces sin darte cuenta**.

    Kyu parpadeó.

    —¿Oh? ¡Pero no lo hice! ¡Así que eso fue suerte, ¿verdad?! —rió alegremente.

    El maestro bajó la cabeza y se cubrió la cara con una mano, entre frustración y orgullo.

    —No… eso fue Nen. Y probablemente, una montaña de milagros.

    Y mientras el pequeño bailaba en círculos celebrando su nueva profesión con total entusiasmo, el maestro no pudo evitar sonreír.

    Porque aunque el mundo era brutal y difícil, **ese niño ingenuo, valiente y brillante… lo enfrentaba con una chispa que ningún Peligro podía apagar**.
    La mañana apenas despuntaba en la cima de aquella colina escondida, donde el viento traía consigo el murmullo de hojas y el cantar de aves lejanas. El maestro de Nen, un hombre de mirada aguda y sonrisa contenida, caminaba con paso rápido por el claro del bosque, donde solía encontrar al pequeño vagabundo cada amanecer… pero esta vez, habían pasado **dos días enteros** sin rastro de su alumno. —¿Dónde te metiste, mocoso? —murmuró entre dientes, aunque la preocupación se notaba en cada paso tenso que daba. Y entonces, como si el mundo hubiese esperado justo ese momento, escuchó una voz familiar: —¡¡Maestroooo!! —gritó el pequeño vagabundo mientras corría cuesta abajo, chapoteando en los charcos y agitando algo en su mano con total orgullo—. ¡¡Mireeeeeeee!! El hombre se giró, preparado para reprenderlo… hasta que lo vio. El niño estaba cubierto de tierra, tenía una curita en la mejilla, y el dobladillo de su pantalón estaba roto. Pero aun así, **su sonrisa era más brillante que el sol filtrado entre los árboles**, y en su mano alzada… sostenía nada más y nada menos que **una licencia de cazador profesional**. El maestro se quedó inmóvil unos segundos, como si sus ojos no pudieran creerlo. —...¿Eso es… una...? —empezó a decir, pero el pequeño se le adelantó, levantándola aún más alto. —¡Sí! ¡Me la dieron después de pasar un montón de pruebas locas y un bosque raro que hablaba! ¡Ah! ¡Y una sala que me quería comer! Pero al final me dejaron quedármela… ¡dijeron que ahora soy un “cazador profesional”! —declaró con orgullo, inflando el pecho. El maestro soltó una risa entre incrédula y resignada, se acercó y le dio una leve palmada en la cabeza. —Entonces ahora eres un cazador profesional, ¿eh, Kyu? —dijo, llamándolo por su nombre real, algo que no hacía muy seguido. Kyu sonrió aún más, como si eso fuera un premio en sí mismo. —¡Sí! ¿Eso significa que ahora puedo entrar a ruinas secretas y cazar monstruos peligrosos? El maestro entrecerró los ojos y suspiró profundamente, cruzándose de brazos. —Eso significa que estuviste en uno de los exámenes más peligrosos que existen y que **podrías haber muerto al menos diez veces sin darte cuenta**. Kyu parpadeó. —¿Oh? ¡Pero no lo hice! ¡Así que eso fue suerte, ¿verdad?! —rió alegremente. El maestro bajó la cabeza y se cubrió la cara con una mano, entre frustración y orgullo. —No… eso fue Nen. Y probablemente, una montaña de milagros. Y mientras el pequeño bailaba en círculos celebrando su nueva profesión con total entusiasmo, el maestro no pudo evitar sonreír. Porque aunque el mundo era brutal y difícil, **ese niño ingenuo, valiente y brillante… lo enfrentaba con una chispa que ningún Peligro podía apagar**.
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  • Mis recuerdos sobre ti se desvanecen con el viento. ¿Dónde te has metido?. Décadas han pasado y no encuentro ningún rastro de tu existencia.

    Una parte de mi se da por vencido pero este corazón te pertenece, Dahlia. Quiero escucharte decir mi nombre real, quiero esconder mi rostro en tu regazo y juntos volver a esa época donde nada más importaba que nuestro amor.

    || Gracias por la imagen Oz.
    Mis recuerdos sobre ti se desvanecen con el viento. ¿Dónde te has metido?. Décadas han pasado y no encuentro ningún rastro de tu existencia. Una parte de mi se da por vencido pero este corazón te pertenece, Dahlia. Quiero escucharte decir mi nombre real, quiero esconder mi rostro en tu regazo y juntos volver a esa época donde nada más importaba que nuestro amor. || Gracias por la imagen Oz.
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  • 𝘠𝘰 𝘯𝘰 𝘧𝘶𝘪 𝘤𝘰𝘯𝘴𝘵𝘳𝘶𝘪𝘥𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘭𝘢 𝘨𝘶𝘦𝘳𝘳𝘢.

    Yo no fui construido para la guerra.
    No nací para arrasar con mi aliento, ni para romper murallas con mis garras.

    Fui tallado como roca viva para recordar.

    En mis alas no hay llamas, sino planos antiguos.
    En mis escamas no hay orgullo, sino los nombres de aquellos que levantaron algo más grande que ellos mismos: hogares, ciudades… ideas.

    He recorrido más planos de los que tú podrías imaginar,
    y en cada uno vi cómo el caos aprendía a hablar más rápido que el entendimiento.
    Vi cómo la pasión podía incendiar bibliotecas.
    Vi cómo el poder podía desmoronar catedrales con una sola palabra mal pronunciada.

    Y entonces entendí:
    la muralla no es una prisión.
    Es una línea de quietud entre el miedo y la esperanza.

    Por eso construyo.
    Por eso enseño.
    Por eso levanto piedra sobre piedra, no para esconderme… sino para demostrar que aún hay algo digno de ser resguardado.

    Si me ves elevarme sobre las almenas, no te arrodilles por temor.
    Hazlo por respeto.

    Porque yo no soy el dragón que devora.
    Soy el que se quedó para que no todo se derrumbara.
    𝘠𝘰 𝘯𝘰 𝘧𝘶𝘪 𝘤𝘰𝘯𝘴𝘵𝘳𝘶𝘪𝘥𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘭𝘢 𝘨𝘶𝘦𝘳𝘳𝘢. Yo no fui construido para la guerra. No nací para arrasar con mi aliento, ni para romper murallas con mis garras. Fui tallado como roca viva para recordar. En mis alas no hay llamas, sino planos antiguos. En mis escamas no hay orgullo, sino los nombres de aquellos que levantaron algo más grande que ellos mismos: hogares, ciudades… ideas. He recorrido más planos de los que tú podrías imaginar, y en cada uno vi cómo el caos aprendía a hablar más rápido que el entendimiento. Vi cómo la pasión podía incendiar bibliotecas. Vi cómo el poder podía desmoronar catedrales con una sola palabra mal pronunciada. Y entonces entendí: la muralla no es una prisión. Es una línea de quietud entre el miedo y la esperanza. Por eso construyo. Por eso enseño. Por eso levanto piedra sobre piedra, no para esconderme… sino para demostrar que aún hay algo digno de ser resguardado. Si me ves elevarme sobre las almenas, no te arrodilles por temor. Hazlo por respeto. Porque yo no soy el dragón que devora. Soy el que se quedó para que no todo se derrumbara.
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    Cuentan los abuelos que, mucho antes de que los volcanes durmieran, cuando el cielo aún sangraba estrellas nuevas y los ríos cantaban nombres olvidados, existía un dios que no podía ser contenido en forma alguna. No era sol ni luna. No era viento ni lluvia. Era todos ellos y ninguno...
    Cuentan los abuelos que, mucho antes de que los volcanes durmieran, cuando el cielo aún sangraba estrellas nuevas y los ríos cantaban nombres olvidados, existía un dios que no podía ser contenido en forma alguna. No era sol ni luna. No era viento ni lluvia. Era todos ellos y ninguno...
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  • Nombre: Alice Black
    Estilo: Elegancia oscura, sofisticación atrevida, vanguardia con actitud.
    Especialidad: Alta costura, pasarela internacional, campañas editoriales.

    Descripción de moda en la agencia:

    Alice Black es una figura icónica dentro del mundo de la moda. Su presencia en pasarela es magnética y feroz, marcando cada paso con la seguridad de una reina del estilo. Su nombre ya evoca misterio y elegancia, y ella lo lleva como una firma: sofisticada, moderna, inolvidable.

    Su estilo fusiona la oscuridad con el glamour. Capaz de vestir una pieza minimalista con la misma fuerza con la que domina un vestido de gala con transparencias, Alice es la musa de diseñadores que buscan una modelo con carácter y profundidad estética. Desde trajes estructurados hasta siluetas vaporosas, ella no solo luce la moda, la interpreta.

    Con mirada firme y postura imponente, Alice Black representa a la mujer que no teme romper esquemas. Ya sea luciendo cuero negro en editoriales góticas o vestidos de alta costura bañados en cristales bajo luces tenues, su esencia permanece: poderosa, seductora, artística.

    Frase de elegancia:
    "No sigo la moda. La convierto en una declaración." – Alice Black

    Nombre: Alice Black Estilo: Elegancia oscura, sofisticación atrevida, vanguardia con actitud. Especialidad: Alta costura, pasarela internacional, campañas editoriales. Descripción de moda en la agencia: Alice Black es una figura icónica dentro del mundo de la moda. Su presencia en pasarela es magnética y feroz, marcando cada paso con la seguridad de una reina del estilo. Su nombre ya evoca misterio y elegancia, y ella lo lleva como una firma: sofisticada, moderna, inolvidable. Su estilo fusiona la oscuridad con el glamour. Capaz de vestir una pieza minimalista con la misma fuerza con la que domina un vestido de gala con transparencias, Alice es la musa de diseñadores que buscan una modelo con carácter y profundidad estética. Desde trajes estructurados hasta siluetas vaporosas, ella no solo luce la moda, la interpreta. Con mirada firme y postura imponente, Alice Black representa a la mujer que no teme romper esquemas. Ya sea luciendo cuero negro en editoriales góticas o vestidos de alta costura bañados en cristales bajo luces tenues, su esencia permanece: poderosa, seductora, artística. Frase de elegancia: "No sigo la moda. La convierto en una declaración." – Alice Black
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    Nombre artístico: Valeria Crimson

    Descripción de la agencia de modelaje:

    Valeria Crimson es la encarnación del magnetismo en pasarela. Su piel blanca como el marfil resplandece bajo los focos, brindándole un aura etérea que resalta con cada movimiento. De estatura alta y silueta esbelta, su figura armoniosa combina elegancia y presencia, proyectando confianza en cada pose.

    Su cabello rubio, largo y sedoso, cae en cascada dorada que atrapa la luz con naturalidad, enmarcando un rostro de rasgos finos y mirada enigmática. Pero lo que verdaderamente cautiva son sus ojos carmesí: intensos, hipnóticos, casi sobrenaturales. Una mirada que atraviesa la lente con poder y seducción.

    Valeria posee una pechonalidad generosa y bien proporcionada, que lleva con seguridad y clase, destacando en sesiones de alta moda, lencería elegante y estilismos vanguardistas. Es una modelo que no solo se limita a lucir prendas, sino que las transforma en expresión viva de estilo, fuerza y sensualidad refinada.

    Con cada sesión, deja una huella visual imborrable, demostrando por qué es una musa para diseñadores y fotógrafos por igual.
    Nombre artístico: Valeria Crimson Descripción de la agencia de modelaje: Valeria Crimson es la encarnación del magnetismo en pasarela. Su piel blanca como el marfil resplandece bajo los focos, brindándole un aura etérea que resalta con cada movimiento. De estatura alta y silueta esbelta, su figura armoniosa combina elegancia y presencia, proyectando confianza en cada pose. Su cabello rubio, largo y sedoso, cae en cascada dorada que atrapa la luz con naturalidad, enmarcando un rostro de rasgos finos y mirada enigmática. Pero lo que verdaderamente cautiva son sus ojos carmesí: intensos, hipnóticos, casi sobrenaturales. Una mirada que atraviesa la lente con poder y seducción. Valeria posee una pechonalidad generosa y bien proporcionada, que lleva con seguridad y clase, destacando en sesiones de alta moda, lencería elegante y estilismos vanguardistas. Es una modelo que no solo se limita a lucir prendas, sino que las transforma en expresión viva de estilo, fuerza y sensualidad refinada. Con cada sesión, deja una huella visual imborrable, demostrando por qué es una musa para diseñadores y fotógrafos por igual.
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  • La puerta al otro mundo
    Fandom Oc
    Categoría Otros
    El joven adolescente italiano, de unos dieciséis años, entraba a su casa prácticamente bailando sobre sus pasos. Su cabello rubio caía en mechones lacios, ligeramente desordenados, con puntas que parecían peinadas por el viento —o por pura rebeldía juvenil—. Tenía ese aire despreocupado, con una sonrisa encantadora pegada al rostro, y esos ojos azules como el cielo de Sicilia en pleno verano: brillantes, intensos y llenos de vida.

    — Mamma mia, ¡oggi si que va a ser grande, eh! —dijo en voz alta mientras dejaba caer su mochila al suelo y se sacaba los botines de fútbol con un solo movimiento, casi como si estuviera en pleno cambio de set entre partidos.

    Era un chico explosivamente sociable, de esos que saludan a todos por los pasillos del colegio, que se aprende los nombres de los profesores en la primera semana y que siempre tiene alguna anécdota graciosa que contar. Se le conocía por ser el alma del equipo de fútbol y, últimamente, también del de voleibol. Corría, saltaba, reía. Siempre estaba en movimiento, como si quedarse quieto fuera un castigo.

    — Allora, hoy es el directo, ¿capito? ¡Mi primer stream! —dijo, hablando al aire como si estuviera ya frente a una cámara, con ese acento marcado que hacía que cualquier palabra sonara más divertida—. Compré un microfonito piccolo, pero suena benissimo. Y las luces... ¡Las luces, por favor! Son morado brillante, como para una disco, ¡una locura!

    Subió corriendo las escaleras hasta su cuarto —una mezcla ordenada de pósters de fútbol, medallas de voleibol y estanterías con figuras de anime— y encendió todo el set-up que había estado preparando con tanto entusiasmo.

    — Va bene, chicos, esto va a estar épico. ¿Quién está listo pa' verme hacer el ridículo en vivo, eh?

    Movía las manos al hablar, como todo buen italiano, y no podía evitar poner caras expresivas cada vez que decía algo. Tenía un carisma que se contagiaba, y aunque no tenía idea si alguien se conectaría a su primer directo, él lo viviría como si tuviera mil personas viéndolo.

    Porque para él, más que la fama, era el momento. La emoción. Y sobre todo, la conexión.

    — Andiamo! Vamos a encender esa cámara, poner música buena... ¡y que empiece la fiesta virtual!
    El joven adolescente italiano, de unos dieciséis años, entraba a su casa prácticamente bailando sobre sus pasos. Su cabello rubio caía en mechones lacios, ligeramente desordenados, con puntas que parecían peinadas por el viento —o por pura rebeldía juvenil—. Tenía ese aire despreocupado, con una sonrisa encantadora pegada al rostro, y esos ojos azules como el cielo de Sicilia en pleno verano: brillantes, intensos y llenos de vida. — Mamma mia, ¡oggi si que va a ser grande, eh! —dijo en voz alta mientras dejaba caer su mochila al suelo y se sacaba los botines de fútbol con un solo movimiento, casi como si estuviera en pleno cambio de set entre partidos. Era un chico explosivamente sociable, de esos que saludan a todos por los pasillos del colegio, que se aprende los nombres de los profesores en la primera semana y que siempre tiene alguna anécdota graciosa que contar. Se le conocía por ser el alma del equipo de fútbol y, últimamente, también del de voleibol. Corría, saltaba, reía. Siempre estaba en movimiento, como si quedarse quieto fuera un castigo. — Allora, hoy es el directo, ¿capito? ¡Mi primer stream! —dijo, hablando al aire como si estuviera ya frente a una cámara, con ese acento marcado que hacía que cualquier palabra sonara más divertida—. Compré un microfonito piccolo, pero suena benissimo. Y las luces... ¡Las luces, por favor! Son morado brillante, como para una disco, ¡una locura! Subió corriendo las escaleras hasta su cuarto —una mezcla ordenada de pósters de fútbol, medallas de voleibol y estanterías con figuras de anime— y encendió todo el set-up que había estado preparando con tanto entusiasmo. — Va bene, chicos, esto va a estar épico. ¿Quién está listo pa' verme hacer el ridículo en vivo, eh? Movía las manos al hablar, como todo buen italiano, y no podía evitar poner caras expresivas cada vez que decía algo. Tenía un carisma que se contagiaba, y aunque no tenía idea si alguien se conectaría a su primer directo, él lo viviría como si tuviera mil personas viéndolo. Porque para él, más que la fama, era el momento. La emoción. Y sobre todo, la conexión. — Andiamo! Vamos a encender esa cámara, poner música buena... ¡y que empiece la fiesta virtual!
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