• Y ¿Si les contara una historia? De un jóven que fue traicionado por su gente y ¿Si les dijera que ese jóven pertenece a la más pura de las razas?
    ¿Estamos tan ciegos que al mirar al cielo no distinguimos maldad?

    ¿Qué tiene de puro y de bueno? Aquel que encadena y tortura a los suyos sin darle siquiera el beneficio de defenderse...
    Creemos ciegamente en esos dioses, esas diosas... Aquellos angeles que velan por la bondad...JA! No me da la eternidad para morir de la risa...
    Que patéticos... Y pensar que confían en que el destierro sería castigo suficiente...

    Me enviaron aquí a la tierra para que no les hiciera daño a quienes ellos parecían...pero ¿Adivinen qué? Aquí en la tierra está lleno de dioses, angeles, enviados del cielo, está plagado de inocentes pecadores... Así que, lejos de un castigo... Me doy cuenta de que me han dado las más perfecta oportunidad de venganza...

    Hace unos horas lo maté...me suplico en el nombre del cielo... Que patético... Y ¿Saben? Su sangre era del mismo color que la mía...nada nos hace diferentes al final...

    Cuidense de mi, enviados del cielo... Voy a matarlos a todos...
    Y ¿Si les contara una historia? De un jóven que fue traicionado por su gente y ¿Si les dijera que ese jóven pertenece a la más pura de las razas? ¿Estamos tan ciegos que al mirar al cielo no distinguimos maldad? ¿Qué tiene de puro y de bueno? Aquel que encadena y tortura a los suyos sin darle siquiera el beneficio de defenderse... Creemos ciegamente en esos dioses, esas diosas... Aquellos angeles que velan por la bondad...JA! No me da la eternidad para morir de la risa... Que patéticos... Y pensar que confían en que el destierro sería castigo suficiente... Me enviaron aquí a la tierra para que no les hiciera daño a quienes ellos parecían...pero ¿Adivinen qué? Aquí en la tierra está lleno de dioses, angeles, enviados del cielo, está plagado de inocentes pecadores... Así que, lejos de un castigo... Me doy cuenta de que me han dado las más perfecta oportunidad de venganza... Hace unos horas lo maté...me suplico en el nombre del cielo... Que patético... Y ¿Saben? Su sangre era del mismo color que la mía...nada nos hace diferentes al final... Cuidense de mi, enviados del cielo... Voy a matarlos a todos...
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  • Recuerdo del nacimiento de Melínoe

    Hay noches tan densas en el Inframundo, tan llenas de presencias calladas, que siento a Melínoe caminar entre los límites del sueño y la vigilia.
    Mi hija.
    La más silenciosa.
    La que nació sin un grito, sin fuego, sin caos.
    La que nació de lo invisible.

    No fue como con Zagreus. No hubo temblores, ni visiones, ni cielos que se desgarraran. Su llegada fue como un susurro en medio del abismo.
    Supe que venía porque mis sombras se volvían más largas.
    Porque los muertos me miraban con otros ojos.
    Porque soñaba con cosas que aún no habían sucedido.

    Melínoe creció en mi vientre como la bruma crece en los bosques: sin prisa, sin peso, como si siempre hubiera estado allí.

    Hades no decía nada. Me observaba con respeto, como si presintiera que esta vez no se trataba de fuego, sino de algo más sutil.
    Un alma antigua. Una presencia que no buscaba ser adorada, sino temida.

    Cuando la hora llegó, no supe si estaba dormida o despierta.
    Mi cuerpo no dolía.
    Solo se abría.
    Como si un velo fuera retirado entre mundos.

    Y entonces la tuve en brazos.

    Tan pequeña.
    Tan callada.
    Sus ojos no eran oscuros como los de su hermano… eran pálidos, casi traslúcidos, como los de los espíritus que aún no saben que han muerto.
    Su piel era fría, pero no incómoda. Era como la piedra bajo la luna.
    Y sus dedos se aferraron a los míos con una fuerza inesperada.

    —Melínoe —susurré—. Eres la hija de la noche que camina.
    La heredera de los susurros.
    La guía de los que no descansan.

    Hades se acercó, la tomó con cuidado y por un momento, por único instante, lo vi temblar.
    No de miedo.
    De reconocimiento.

    —Ella ve cosas —murmuró— que ni los dioses deberíamos ver.

    La envolvimos en telas de sombra.
    La bañamos en aguas del Leteo.
    La protegimos de la mirada del Olimpo.

    Porque Melínoe no vino a desafiar a los dioses.
    No vino a reclamar tronos ni venganzas.

    Ella nació para caminar entre lo invisible.
    Para tocar los límites del alma.
    Para visitar a los vivos en sueños…
    y recordarles que todos somos sombra, por dentro y por fuera.

    La crié entre los rincones más secretos del Inframundo, allí donde ni siquiera los ecos se atreven a quedarse. Le enseñé a escuchar las voces de los que murmuran desde el otro lado del velo, a distinguir entre el lamento y el deseo, entre la pena y el engaño. Caminábamos de la mano por pasadizos que solo nosotras conocíamos, donde los sueños de los vivos cruzaban sin saberlo, y los muertos olvidados susurraban nombres que nadie más podía oír.

    Le enseñé a moverse sin ser vista, a tocar un corazón dormido sin perturbarlo, a hablar con los que aún no aceptan que han partido. Le mostré cómo el mundo está lleno de almas errantes que solo necesitan una guía suave, una presencia que no imponga miedo, sino paz.

    Y ella aprendía. Siempre en silencio. Siempre con esa mirada distante y serena. No buscaba respuestas, solo entendimiento.

    Ahora, cuando las lámparas parpadean sin causa, cuando escucho pasos suaves detrás de mí sin que nadie esté allí…
    sé que es ella.
    Mi hija.
    La que nunca lloró.
    La que nació del silencio.
    La que camina entre los velos y nunca se pierde.

    Recuerdo del nacimiento de Melínoe Hay noches tan densas en el Inframundo, tan llenas de presencias calladas, que siento a Melínoe caminar entre los límites del sueño y la vigilia. Mi hija. La más silenciosa. La que nació sin un grito, sin fuego, sin caos. La que nació de lo invisible. No fue como con Zagreus. No hubo temblores, ni visiones, ni cielos que se desgarraran. Su llegada fue como un susurro en medio del abismo. Supe que venía porque mis sombras se volvían más largas. Porque los muertos me miraban con otros ojos. Porque soñaba con cosas que aún no habían sucedido. Melínoe creció en mi vientre como la bruma crece en los bosques: sin prisa, sin peso, como si siempre hubiera estado allí. Hades no decía nada. Me observaba con respeto, como si presintiera que esta vez no se trataba de fuego, sino de algo más sutil. Un alma antigua. Una presencia que no buscaba ser adorada, sino temida. Cuando la hora llegó, no supe si estaba dormida o despierta. Mi cuerpo no dolía. Solo se abría. Como si un velo fuera retirado entre mundos. Y entonces la tuve en brazos. Tan pequeña. Tan callada. Sus ojos no eran oscuros como los de su hermano… eran pálidos, casi traslúcidos, como los de los espíritus que aún no saben que han muerto. Su piel era fría, pero no incómoda. Era como la piedra bajo la luna. Y sus dedos se aferraron a los míos con una fuerza inesperada. —Melínoe —susurré—. Eres la hija de la noche que camina. La heredera de los susurros. La guía de los que no descansan. Hades se acercó, la tomó con cuidado y por un momento, por único instante, lo vi temblar. No de miedo. De reconocimiento. —Ella ve cosas —murmuró— que ni los dioses deberíamos ver. La envolvimos en telas de sombra. La bañamos en aguas del Leteo. La protegimos de la mirada del Olimpo. Porque Melínoe no vino a desafiar a los dioses. No vino a reclamar tronos ni venganzas. Ella nació para caminar entre lo invisible. Para tocar los límites del alma. Para visitar a los vivos en sueños… y recordarles que todos somos sombra, por dentro y por fuera. La crié entre los rincones más secretos del Inframundo, allí donde ni siquiera los ecos se atreven a quedarse. Le enseñé a escuchar las voces de los que murmuran desde el otro lado del velo, a distinguir entre el lamento y el deseo, entre la pena y el engaño. Caminábamos de la mano por pasadizos que solo nosotras conocíamos, donde los sueños de los vivos cruzaban sin saberlo, y los muertos olvidados susurraban nombres que nadie más podía oír. Le enseñé a moverse sin ser vista, a tocar un corazón dormido sin perturbarlo, a hablar con los que aún no aceptan que han partido. Le mostré cómo el mundo está lleno de almas errantes que solo necesitan una guía suave, una presencia que no imponga miedo, sino paz. Y ella aprendía. Siempre en silencio. Siempre con esa mirada distante y serena. No buscaba respuestas, solo entendimiento. Ahora, cuando las lámparas parpadean sin causa, cuando escucho pasos suaves detrás de mí sin que nadie esté allí… sé que es ella. Mi hija. La que nunca lloró. La que nació del silencio. La que camina entre los velos y nunca se pierde.
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  • Matty Giovanni Garrido Lombardi
    El horror para un italiano que coman las ricas pastas así
    ¡QUE HORROR!
    #Falsoitaliano #venganza
    [blaze_lime_lobster_410] El horror para un italiano que coman las ricas pastas así ¡QUE HORROR! #Falsoitaliano #venganza
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  • —¿¡DESGRACIADO, HEFESTOOO!? TAN....TAN TÍPICO DE TI HACER ESTO CON UN PAPEL —gritó al cielo, su ira no era común, pero odió a todos los pelos del cuerpo de su hermano y odió con toda su alma no estar en el Olimpo para darle un mensaje directo.

    Pero muy en el fondo, no lo iba a admitir tan libremente. Pero le habia quitado de su malestar infantil, con solo un pvto comentario, un maldito juego. Y ya estaba alli, enojada pero unos ojos traviesos donde esperaba darle su merecida venganza.

    :STK-44: —¿¡DESGRACIADO, HEFESTOOO!? TAN....TAN TÍPICO DE TI HACER ESTO CON UN PAPEL —gritó al cielo, su ira no era común, pero odió a todos los pelos del cuerpo de su hermano y odió con toda su alma no estar en el Olimpo para darle un mensaje directo. Pero muy en el fondo, no lo iba a admitir tan libremente. Pero le habia quitado de su malestar infantil, con solo un pvto comentario, un maldito juego. Y ya estaba alli, enojada pero unos ojos traviesos donde esperaba darle su merecida venganza.
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  • En tiempos de guerra hay que ser fuerte físicamente, pero sobretodo mentalmente. Este era el caso de Hinata Hyuga.

    Durante la guerra había perdido a miembros de su clan, y lo más valioso que le quedaba en el mundo, a su primo mayor Neji Hyuga. Aún así, se mantenía con la mente limpia, sin dejarse llevar por el dolor y la furia. Sabía que su primo estaría orgulloso de ella por pensar con claridad y no dejarse cegar por la venganza o ira.

    —Neji-niisan...—murmuraba su nombre con tristeza.
    En tiempos de guerra hay que ser fuerte físicamente, pero sobretodo mentalmente. Este era el caso de Hinata Hyuga. Durante la guerra había perdido a miembros de su clan, y lo más valioso que le quedaba en el mundo, a su primo mayor Neji Hyuga. Aún así, se mantenía con la mente limpia, sin dejarse llevar por el dolor y la furia. Sabía que su primo estaría orgulloso de ella por pensar con claridad y no dejarse cegar por la venganza o ira. —Neji-niisan...—murmuraba su nombre con tristeza.
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  • Aquel era un día aburrido. No tenía deberes de la universidad y tampoco tenía trabajos recientes por los cuales debiera preocuparse; tampoco había hecho planes para salir, y sus hermanas habían aprovechado el día para ir a visitar a los abuelos. ¿En qué momento había pensado que era buena idea quedarse en casa para hacer nada? Quizás en el momento que no le habían dado la opción de acompañarlas. Tanto Irina como Irisha habían dejado la residencia familiar antes de que él despertara de su segundo sueño. Nikolay había tenido problemas para dormir la noche anterior y, aunque se había despertado temprano, el sueño le había terminado de vencer haciéndolo despertarse cerca del medio día.

    Casi toda la tarde, luego del almuerzo, sea había pasado mirando su teléfono celular en búsqueda de una actividad interesante, algo que ver o que hacer para aventurarse a salir de casa. Sin embargo, mientras que bajaba en su línea de tiempo en Facebook, se encontró con un video que captó su atención: Era un drama chino, con un título un tanto largo y absurdo, que usaba una voz robótica y común de mujer para traducir a su idioma. ¿Esas eran las novelas chinas que sus hermanas ocasionalmente veían? Quizá. No sabía qué tenían de interesantes pero, conforme la historia fue avanzando, se sintió más y más metido en ella hasta que el video finalizó. Estaba incompleto, era la parte uno de dos, se había quedado en la mejor parte y ahora necesitaba entender qué había pasado y si Lin Sunsheng había logrado vengarse de su hermana por lo que le hiciera en su vida pasada.

    A pesar de entrar al perfil del dueño y revisar sus últimos videos, Nikolay no pudo encontrarlo. Era absurdo que tuviesen un montón de videos de historias similares pero que, en los primeros treinta, no estuviese la continuación de la historia que quería. Aún así, prefirió no darle demasiada atención y se metió a otra historia. ¿Por qué casi todas tocaban el mismo tema de una segunda vida para vengarse? ¿por qué muchas veces la venganza se veía tan lejana? Eran un tanto absurdos, porque los intentos de la protagonista siempre se veían forzados de alguna manera estúpida, y ni hablar de las veces en que terminaba quedándose sola sin ningún apoyo delante de los maleantes. Era una fórmula sosa, repetitiva... Y aún así era bastante adictiva.

    Nikolay había visto ya unos ocho o diez videos similares, de una duración de entre veinte a treinta minutos, se había olvidado por completo del mundo exterior hasta que su teléfono le advirtió que la batería estaba próxima a terminarse. Fue allí donde notó que el tiempo se le había ido en nada: No había buscado una actividad que hacer, no había visto algun restaurante o café para visitar y, al final del día, no había salido de casa como un adolescente de su edad.

    Y si... ¿Y si él también tenía la oportunidad de renacer, algún día, para enmendar sus errores del pasado? Nikolay suspiró y apoyó la cabeza contra el espaldar del asiento. Sin duda, muchas cosas serian diferentes, muchas otras cambiarían y, probablemente, no tendría que verse forzado a guardad silencio por el resto de su vida ante las amenazas de un familiar cercano.

    « Ojalá mi vida fuese como ese drama chino de Sunsheng. »
    Aquel era un día aburrido. No tenía deberes de la universidad y tampoco tenía trabajos recientes por los cuales debiera preocuparse; tampoco había hecho planes para salir, y sus hermanas habían aprovechado el día para ir a visitar a los abuelos. ¿En qué momento había pensado que era buena idea quedarse en casa para hacer nada? Quizás en el momento que no le habían dado la opción de acompañarlas. Tanto Irina como Irisha habían dejado la residencia familiar antes de que él despertara de su segundo sueño. Nikolay había tenido problemas para dormir la noche anterior y, aunque se había despertado temprano, el sueño le había terminado de vencer haciéndolo despertarse cerca del medio día. Casi toda la tarde, luego del almuerzo, sea había pasado mirando su teléfono celular en búsqueda de una actividad interesante, algo que ver o que hacer para aventurarse a salir de casa. Sin embargo, mientras que bajaba en su línea de tiempo en Facebook, se encontró con un video que captó su atención: Era un drama chino, con un título un tanto largo y absurdo, que usaba una voz robótica y común de mujer para traducir a su idioma. ¿Esas eran las novelas chinas que sus hermanas ocasionalmente veían? Quizá. No sabía qué tenían de interesantes pero, conforme la historia fue avanzando, se sintió más y más metido en ella hasta que el video finalizó. Estaba incompleto, era la parte uno de dos, se había quedado en la mejor parte y ahora necesitaba entender qué había pasado y si Lin Sunsheng había logrado vengarse de su hermana por lo que le hiciera en su vida pasada. A pesar de entrar al perfil del dueño y revisar sus últimos videos, Nikolay no pudo encontrarlo. Era absurdo que tuviesen un montón de videos de historias similares pero que, en los primeros treinta, no estuviese la continuación de la historia que quería. Aún así, prefirió no darle demasiada atención y se metió a otra historia. ¿Por qué casi todas tocaban el mismo tema de una segunda vida para vengarse? ¿por qué muchas veces la venganza se veía tan lejana? Eran un tanto absurdos, porque los intentos de la protagonista siempre se veían forzados de alguna manera estúpida, y ni hablar de las veces en que terminaba quedándose sola sin ningún apoyo delante de los maleantes. Era una fórmula sosa, repetitiva... Y aún así era bastante adictiva. Nikolay había visto ya unos ocho o diez videos similares, de una duración de entre veinte a treinta minutos, se había olvidado por completo del mundo exterior hasta que su teléfono le advirtió que la batería estaba próxima a terminarse. Fue allí donde notó que el tiempo se le había ido en nada: No había buscado una actividad que hacer, no había visto algun restaurante o café para visitar y, al final del día, no había salido de casa como un adolescente de su edad. Y si... ¿Y si él también tenía la oportunidad de renacer, algún día, para enmendar sus errores del pasado? Nikolay suspiró y apoyó la cabeza contra el espaldar del asiento. Sin duda, muchas cosas serian diferentes, muchas otras cambiarían y, probablemente, no tendría que verse forzado a guardad silencio por el resto de su vida ante las amenazas de un familiar cercano. « Ojalá mi vida fuese como ese drama chino de Sunsheng. »
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  • A lo largo de los años he aprendido que el asesinato no siempre es una elección. A veces es justicia… a veces es venganza… y a veces, simplemente, es supervivencia. No soy un asesino por naturaleza, pero este mundo, este club, esta vida… me hicieron uno. Cada vez que aprieto el gatillo, no lo hago solo por rabia o por proteger a los míos. Lo hago porque en este lugar, si no matas, mueres. Y aunque cada muerte me deja más vacío, más lejos de quien alguna vez quise ser, también me recuerda por qué empecé. Protejo a mi club, a mi familia, porque es lo único que tengo. Pero no te equivoques… los fantasmas no desaparecen. Te siguen, te miran, te juzgan en cada espejo. Y cuando finalmente llegue mi hora, no estaré pidiendo perdón… estaré esperando el castigo.

    A lo largo de los años he aprendido que el asesinato no siempre es una elección. A veces es justicia… a veces es venganza… y a veces, simplemente, es supervivencia. No soy un asesino por naturaleza, pero este mundo, este club, esta vida… me hicieron uno. Cada vez que aprieto el gatillo, no lo hago solo por rabia o por proteger a los míos. Lo hago porque en este lugar, si no matas, mueres. Y aunque cada muerte me deja más vacío, más lejos de quien alguna vez quise ser, también me recuerda por qué empecé. Protejo a mi club, a mi familia, porque es lo único que tengo. Pero no te equivoques… los fantasmas no desaparecen. Te siguen, te miran, te juzgan en cada espejo. Y cuando finalmente llegue mi hora, no estaré pidiendo perdón… estaré esperando el castigo.
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  • De pequeña, Ysoria era una niña tranquila y tan dulce como el caramelo. Iba a teatro por órden de su madre, cosa de la que hoy en día está agradecida.

    Su relación con su madre era perfecta, pero no conocía a su padre, ya que éste se había esfumado a los pocos meses de su nacimiento, con la triste excusa de "no estoy listo, y no es mi responsabilidad".

    En cambio, Ysoria, cuando cumplió los catorce años, tenía a su padrastro: un hombre frío, manipulador y de alta clase social y económica. Diariamente, ella tenía que ver a escondidas como él invitaba mujeres mientras su madre estaba trabajando, generándole un odio inmenso al hombre.

    Cuando cumplió los dieciocho años, y su progenitora pereció, el hombre se le había empezado a acercar de manera sugestiva, lo cual no le había gustado en lo más mínimo. Pero, una lámpara se prendió en su cabeza, mostrando una sola palabra: "venganza".

    La ahora adulta, había aceptado los acercamientos de su padrastro, pero sin sobrepasar las líneas. Ahí fue cuando comenzó a usar sus habilidades de actuación.

    Odiaba al hombre con todo lo que era, pero se las arregló para que el ponga la herencia a su nombre. Y meses luego de eso, mientras el tipo dormía, robó una cuchilla de la cocina y subió silenciosamente a la habitación de éste, terminando por apuñalarlo una y otra, y otra, y otra vez, soltando todo aquello que en algún momento, se guardó.


    En memoria de su madre, se dedicó a repetir esas escenas con total elegancia y gusto.

    La sed de sangre, nublaba su juicio.

    De pequeña, Ysoria era una niña tranquila y tan dulce como el caramelo. Iba a teatro por órden de su madre, cosa de la que hoy en día está agradecida. Su relación con su madre era perfecta, pero no conocía a su padre, ya que éste se había esfumado a los pocos meses de su nacimiento, con la triste excusa de "no estoy listo, y no es mi responsabilidad". En cambio, Ysoria, cuando cumplió los catorce años, tenía a su padrastro: un hombre frío, manipulador y de alta clase social y económica. Diariamente, ella tenía que ver a escondidas como él invitaba mujeres mientras su madre estaba trabajando, generándole un odio inmenso al hombre. Cuando cumplió los dieciocho años, y su progenitora pereció, el hombre se le había empezado a acercar de manera sugestiva, lo cual no le había gustado en lo más mínimo. Pero, una lámpara se prendió en su cabeza, mostrando una sola palabra: "venganza". La ahora adulta, había aceptado los acercamientos de su padrastro, pero sin sobrepasar las líneas. Ahí fue cuando comenzó a usar sus habilidades de actuación. Odiaba al hombre con todo lo que era, pero se las arregló para que el ponga la herencia a su nombre. Y meses luego de eso, mientras el tipo dormía, robó una cuchilla de la cocina y subió silenciosamente a la habitación de éste, terminando por apuñalarlo una y otra, y otra, y otra vez, soltando todo aquello que en algún momento, se guardó. En memoria de su madre, se dedicó a repetir esas escenas con total elegancia y gusto. La sed de sangre, nublaba su juicio.
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  • —Su madre lo encontró y cobro venganza por sus dos hijos menores,pero no lo hizo con su espada o con un arma,lo golpeó con sus puños hasta matarlo,no se detuvo nunca hasta que sintio que dejo de respirar,al morir,nuevamente se encontro en el purgatorio,eso solo lo enfurecio aun mas—


    —¡¡LUCILLEEE..VOY A MATARTEEEE!!
    —Su madre lo encontró y cobro venganza por sus dos hijos menores,pero no lo hizo con su espada o con un arma,lo golpeó con sus puños hasta matarlo,no se detuvo nunca hasta que sintio que dejo de respirar,al morir,nuevamente se encontro en el purgatorio,eso solo lo enfurecio aun mas— —¡¡LUCILLEEE..VOY A MATARTEEEE!!
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  • Hace horas había cerrado los ojos, pensando que su momento de desaparecer había llegado, pero se equivocaba.

    Para que un alma en pena vuelva a la vida un monje debe completar un ritual con pasos muy complejos. Este monje necesitaría un alma, un voluntario, incienso de lavandas, vino tinto y sangre de un humano de corazón malvado. Todos los ingredientes debe ser acomodados a la perfección para que él alma en pena no ascienda al cielo o descienda al infierno.

    Para la suerte de Wàng Xīn un monje estaba dispuesto a devolver la vida. Pero eso significaría que ya no podría cumplir su venganza, debería acostumbrarse a la vida del siglo XXI y convivir con los humanos de ahora.

    Al finalizar con el ritual, la joven despertó, con suma delicadeza, sintiendo la pesadez de su cuerpo por primera vez se incorporó, sentándose con lentitud. Otra vez estaba viva.
    Hace horas había cerrado los ojos, pensando que su momento de desaparecer había llegado, pero se equivocaba. Para que un alma en pena vuelva a la vida un monje debe completar un ritual con pasos muy complejos. Este monje necesitaría un alma, un voluntario, incienso de lavandas, vino tinto y sangre de un humano de corazón malvado. Todos los ingredientes debe ser acomodados a la perfección para que él alma en pena no ascienda al cielo o descienda al infierno. Para la suerte de Wàng Xīn un monje estaba dispuesto a devolver la vida. Pero eso significaría que ya no podría cumplir su venganza, debería acostumbrarse a la vida del siglo XXI y convivir con los humanos de ahora. Al finalizar con el ritual, la joven despertó, con suma delicadeza, sintiendo la pesadez de su cuerpo por primera vez se incorporó, sentándose con lentitud. Otra vez estaba viva.
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