• A veces había momentos donde él desde altos sitios observaba la ciudad, un pueblo, cualquier clase de localidad, miraba a las personas caminando en las calles, haciendo sus respectivas vidas y continuando con sus existencias. Pero no había un fin en ello, ni nada especial, era como observar un terrario por horas y ver como los insectos hacen su vida en esa prisión, o ver una pecera y a los peces en lo suyo. El observar animales en un zoológico también podría servir como una comparación buena a esa clase de observación.

    No sabría si describirlo como una afición, o simplemente una costumbre, para muchos sería perder el tiempo inútilmente, no tener nada mejor que hacer. Pero cuando la vida de alguien es extensa, por no decir, longeva o incluso tratarse de inmortalidad, el concepto de perder el tiempo y derrocharlo deja de tener sentido.

    Esa aparente tranquilidad finalizaría con el sonido de su teléfono móvil, al cual presto atención al mirar la pantalla de este. — Supongo que se acabó la tranquilidad.
    A veces había momentos donde él desde altos sitios observaba la ciudad, un pueblo, cualquier clase de localidad, miraba a las personas caminando en las calles, haciendo sus respectivas vidas y continuando con sus existencias. Pero no había un fin en ello, ni nada especial, era como observar un terrario por horas y ver como los insectos hacen su vida en esa prisión, o ver una pecera y a los peces en lo suyo. El observar animales en un zoológico también podría servir como una comparación buena a esa clase de observación. No sabría si describirlo como una afición, o simplemente una costumbre, para muchos sería perder el tiempo inútilmente, no tener nada mejor que hacer. Pero cuando la vida de alguien es extensa, por no decir, longeva o incluso tratarse de inmortalidad, el concepto de perder el tiempo y derrocharlo deja de tener sentido. Esa aparente tranquilidad finalizaría con el sonido de su teléfono móvil, al cual presto atención al mirar la pantalla de este. — Supongo que se acabó la tranquilidad.
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  • Aquí estoy..shhhh...aquí estoy... no me voy a ir,
    Lo prometo. ──

    Comentaba el joven con aparente tranquilidad, mientras intentaba calmar la furia de su "patrón" aquella aberración maligna que alguna vez fue humano.
    Aquí estoy..shhhh...aquí estoy... no me voy a ir, Lo prometo. ── Comentaba el joven con aparente tranquilidad, mientras intentaba calmar la furia de su "patrón" aquella aberración maligna que alguna vez fue humano.
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  • Esta noche avanza lentamente. La vieja camioneta traquetea un poco al recorrer las calles de piedra del austero poblado, pero su motor ronronea con una calma reconfortante, como si estuviera en sintonía con la tranquilidad de la noche. Las luces de las pocas casas encendidas proyectan sombras largas y caprichosas mientras el bosque cercano parece observarlos desde la oscuridad. Khan conduce en silencio, de vez en cuando dirigiéndole a Tolek Zientek una mirada fugaz y cálida, una sonrisa contenida en el borde de sus labios. No necesita muchas palabras para compartir lo que siente; su mera presencia lo dice todo.

    Más pronto que tarde, aparca en un rincón apartado, donde las estrellas brillan y el mundo parece tan lejano como el tiempo mismo.

    Sin más preámbulo, rodea el asiento y se sienta junto al brujo en la parte trasera. La noche es fría, pero el calor de su cuerpo les abriga.

    Miradas, un roce casual que se convierte en una caricia. Los dedos de Khan, ásperos y fuertes, exploran con ternura el rostro de Tolek, reconociendo al cachorro por quien veló tiempo atrás, aún sin las cicatrices. No permite que la tensión entre ambos crezca. Va a por sus labios para cubrirlos con un beso profundo, como si en ese acto hubiera un lenguaje propio que solo ellos comparten.

    Khan lo abraza, su mano recorriendo lentamente las suaves curvas de su espalda, acercándolo aún más en tanto se acomoda sobre él demandando el espacio entre sus piernas. Hay algo feroz y contenido en cada movimiento, una intensidad que parece arrastrar consigo ecos del fuego que encierra su pecho, de pasiones enterradas bajo capas de control y siglos de soledad.

    A pesar de su fuerza, Khan se muestra gentil, cuidando cada toque, cada caricia para con su amante.

    #SeductiveSunday #TheBalrog
    Esta noche avanza lentamente. La vieja camioneta traquetea un poco al recorrer las calles de piedra del austero poblado, pero su motor ronronea con una calma reconfortante, como si estuviera en sintonía con la tranquilidad de la noche. Las luces de las pocas casas encendidas proyectan sombras largas y caprichosas mientras el bosque cercano parece observarlos desde la oscuridad. Khan conduce en silencio, de vez en cuando dirigiéndole a [Tolek] una mirada fugaz y cálida, una sonrisa contenida en el borde de sus labios. No necesita muchas palabras para compartir lo que siente; su mera presencia lo dice todo. Más pronto que tarde, aparca en un rincón apartado, donde las estrellas brillan y el mundo parece tan lejano como el tiempo mismo. Sin más preámbulo, rodea el asiento y se sienta junto al brujo en la parte trasera. La noche es fría, pero el calor de su cuerpo les abriga. Miradas, un roce casual que se convierte en una caricia. Los dedos de Khan, ásperos y fuertes, exploran con ternura el rostro de Tolek, reconociendo al cachorro por quien veló tiempo atrás, aún sin las cicatrices. No permite que la tensión entre ambos crezca. Va a por sus labios para cubrirlos con un beso profundo, como si en ese acto hubiera un lenguaje propio que solo ellos comparten. Khan lo abraza, su mano recorriendo lentamente las suaves curvas de su espalda, acercándolo aún más en tanto se acomoda sobre él demandando el espacio entre sus piernas. Hay algo feroz y contenido en cada movimiento, una intensidad que parece arrastrar consigo ecos del fuego que encierra su pecho, de pasiones enterradas bajo capas de control y siglos de soledad. A pesar de su fuerza, Khan se muestra gentil, cuidando cada toque, cada caricia para con su amante. #SeductiveSunday #TheBalrog
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  • +después de gatear por los estrechos ductos de ventilación durante unos veinte minutos, §iძ𝑬 se desliza hasta una suerte de enorme piscina encastrada entre los interminables pasillos de aspecto gris y monótono, como los de una oficina. El agua le recibe con una tibieza extraña de hallar en las Backrooms, sin olor, ni sabor, solo una suave corriente que le arrulla con gentileza.

    Al emerger, su habitual hoodie negro ha sido reemplazado por un bañador, ceñido a su cuerpo, que se adapta perfectamente, permitiéndole moverse con comodidad. Divertida, chapotea suavemente en el agua, explorando la tranquilidad inusual del ambiente de la Safe Zone+

    #backrooms #SeductiveSunday
    +después de gatear por los estrechos ductos de ventilación durante unos veinte minutos, §iძ𝑬 se desliza hasta una suerte de enorme piscina encastrada entre los interminables pasillos de aspecto gris y monótono, como los de una oficina. El agua le recibe con una tibieza extraña de hallar en las Backrooms, sin olor, ni sabor, solo una suave corriente que le arrulla con gentileza. Al emerger, su habitual hoodie negro ha sido reemplazado por un bañador, ceñido a su cuerpo, que se adapta perfectamente, permitiéndole moverse con comodidad. Divertida, chapotea suavemente en el agua, explorando la tranquilidad inusual del ambiente de la Safe Zone+ #backrooms #SeductiveSunday
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  • “Querida Hermana:

    Se que el hecho de que haya vuelto luego de un par de años desaparecido, sin recuerdos, te ha afectado en cierta forma, tal vez a todos, pero así son las cosas. Sin olvidar el asunto que ocurrió con esa mafia rusa donde están Rubi y Ryan, aunque eso quedo ahí y no paso a mayores. ¿Verdad?

    Bueno, el asunto del ataque de esos hombres y yo haber estado inmiscuido indirectamente y por coincidencias retorcidas de la vida en ese asunto, me dejo pensando en lo inseguro que es si yo haya o no haya sido visto por esos sujetos, así que tome una decisión.

    Tú eres la líder de la familia por ahora, confió en que harás bien las cosas. Yo he decidido marcharme temporalmente, así, si hay algunos de esos sujetos buscándome, los mantendré alejado de ti y los demás, ya que estarán en mi búsqueda. Si no, bueno, de todas formas me encargaré de mis propios asuntos lejos de ti y los demás hermanos.

    Al reverso de esta carta te anote un nuevo número de teléfono donde me podrás contactar en caso de que ocurra algo que de verdad sea necesario.

    Aunque no intentes llamarme en estos próximos días, tendré el celular apagado, ya que tampoco es como que me dé la gana recibir llamadas, quiero un tiempo de tranquilidad.

    Se que nada volverá a ser como antes, sé que nunca recuperaré los recuerdos y nunca volveré a ser el mismo a quién recuerdas, pero eres mi hermana, los demás son mis hermanos, así que siempre los apoyaré.

    Tengo planes, estoy armando ciertas cosas en donde me encuentro ahora mismo, si llegan a funcionar y todo sale como lo planeo, nos traerá grandes beneficios a futuro, deséame suerte hermanita.

    ¡Nos vemos!

    Atentamente: Flavio Di Vincenzo.”

    ----------------------------------

    El envió de dicha carta había sido exitoso, el sobre se encontraba ahora mismo en el escritorio de Elisabetta, sería cosa de tiempo cuando ella finalmente le toque leer la respectiva correspondencia.
    “Querida Hermana: Se que el hecho de que haya vuelto luego de un par de años desaparecido, sin recuerdos, te ha afectado en cierta forma, tal vez a todos, pero así son las cosas. Sin olvidar el asunto que ocurrió con esa mafia rusa donde están Rubi y Ryan, aunque eso quedo ahí y no paso a mayores. ¿Verdad? Bueno, el asunto del ataque de esos hombres y yo haber estado inmiscuido indirectamente y por coincidencias retorcidas de la vida en ese asunto, me dejo pensando en lo inseguro que es si yo haya o no haya sido visto por esos sujetos, así que tome una decisión. Tú eres la líder de la familia por ahora, confió en que harás bien las cosas. Yo he decidido marcharme temporalmente, así, si hay algunos de esos sujetos buscándome, los mantendré alejado de ti y los demás, ya que estarán en mi búsqueda. Si no, bueno, de todas formas me encargaré de mis propios asuntos lejos de ti y los demás hermanos. Al reverso de esta carta te anote un nuevo número de teléfono donde me podrás contactar en caso de que ocurra algo que de verdad sea necesario. Aunque no intentes llamarme en estos próximos días, tendré el celular apagado, ya que tampoco es como que me dé la gana recibir llamadas, quiero un tiempo de tranquilidad. Se que nada volverá a ser como antes, sé que nunca recuperaré los recuerdos y nunca volveré a ser el mismo a quién recuerdas, pero eres mi hermana, los demás son mis hermanos, así que siempre los apoyaré. Tengo planes, estoy armando ciertas cosas en donde me encuentro ahora mismo, si llegan a funcionar y todo sale como lo planeo, nos traerá grandes beneficios a futuro, deséame suerte hermanita. ¡Nos vemos! Atentamente: Flavio Di Vincenzo.” ---------------------------------- El envió de dicha carta había sido exitoso, el sobre se encontraba ahora mismo en el escritorio de Elisabetta, sería cosa de tiempo cuando ella finalmente le toque leer la respectiva correspondencia.
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  • Que bueno, la noche eterna es muy bonita tanta tranquilidad es muy relajante una noche como está .
    Que bueno, la noche eterna es muy bonita tanta tranquilidad es muy relajante una noche como está .
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  • ——— PRESAGIO (parte II)

    El silencio se hace en el bosque que le rodea, como si las aves, los pequeños animalillos e incluso los mismo árboles aguardaran, expectantes, el desarrollo de aquel peculiar encuentro. Khan, notando aquello, vuelve la mirada a lo alto por un instante, ceñudo, molesto, sintiéndose transportado a una era donde, como maiar, era capaz de hablar con la naturaleza, pero ahora sin la capacidad de entenderle con la misma facilidad.

    El oso avanza sin dar señales de temor o cautela, por el contrario, el animal, de pronto, se acerca con una intensidad feroz, que lo reta de frente.

    Esta criatura no se apartará.

    Khan siente cómo una chispa de furia le recorre la piel y, en vez de esperar, huir o refugiarse en el interior de su camioneta, decide encararlo; si el bosque quiere enviarle un mensaje, él lo recibirá como acostumbra, de frente.

    Dando un paso decidido, luego otro y otro más, Khan acelera hasta romper en una breve carrera, sus botas aplastan las hojas secas bajo el peso de su cuerpo. El oso responde, poniéndose sobre sus patas traseras, erguido y monumental. Su gruñido llena el bosque, profundo y vibrante, pero no provoca en Khan ni un solo paso de retroceso. Al contrario, le arranca una sonrisa desafiante, la misma que revela su propio poder contenido, una presencia que, aunque sellada, nunca ha dejado de ser imponente.

    Los últimos pasos los da en un impulso arremetido, con la fuerza contenida en sus músculos preparados para impactar contra el oso, pero, justo en el instante en que extiende las manos, listas para asirse a las garras y enfrascarse en una encarnizada pelea, el aire cambia.

    El enorme cuerpo del oso se disuelve frente a los ojos del hombre, la imponente silueta se desvanece como un banco de niebla dispersado por el viento.

    Las manos de Khan encuentran solo vacío, en su lugar queda una tranquilidad imperturbable, como si nada hubiera sucedido. El aroma del bosque llena sus pulmones de nuevo, pero ahora tiene un matiz diferente, un eco de magia antigua que percibe, vagamente familiar, aunque sigue sin descifrar.

    Inmóvil, Khan observa el espacio donde estaba el oso, sus manos aún tensas por el impulso de la confrontación. Su respiración, aunque calmada, vibra con un atisbo de frustración y desconcierto. Este no ha sido un oso común, y tampoco una simple ilusión. Es una señal, una advertencia, tal vez un mensaje que le deja con más preguntas que respuestas, pero algo en el aire le hace intuir que este encuentro no es más que el presagio de lo que está por venir.
    ——— PRESAGIO (parte II) El silencio se hace en el bosque que le rodea, como si las aves, los pequeños animalillos e incluso los mismo árboles aguardaran, expectantes, el desarrollo de aquel peculiar encuentro. Khan, notando aquello, vuelve la mirada a lo alto por un instante, ceñudo, molesto, sintiéndose transportado a una era donde, como maiar, era capaz de hablar con la naturaleza, pero ahora sin la capacidad de entenderle con la misma facilidad. El oso avanza sin dar señales de temor o cautela, por el contrario, el animal, de pronto, se acerca con una intensidad feroz, que lo reta de frente. Esta criatura no se apartará. Khan siente cómo una chispa de furia le recorre la piel y, en vez de esperar, huir o refugiarse en el interior de su camioneta, decide encararlo; si el bosque quiere enviarle un mensaje, él lo recibirá como acostumbra, de frente. Dando un paso decidido, luego otro y otro más, Khan acelera hasta romper en una breve carrera, sus botas aplastan las hojas secas bajo el peso de su cuerpo. El oso responde, poniéndose sobre sus patas traseras, erguido y monumental. Su gruñido llena el bosque, profundo y vibrante, pero no provoca en Khan ni un solo paso de retroceso. Al contrario, le arranca una sonrisa desafiante, la misma que revela su propio poder contenido, una presencia que, aunque sellada, nunca ha dejado de ser imponente. Los últimos pasos los da en un impulso arremetido, con la fuerza contenida en sus músculos preparados para impactar contra el oso, pero, justo en el instante en que extiende las manos, listas para asirse a las garras y enfrascarse en una encarnizada pelea, el aire cambia. El enorme cuerpo del oso se disuelve frente a los ojos del hombre, la imponente silueta se desvanece como un banco de niebla dispersado por el viento. Las manos de Khan encuentran solo vacío, en su lugar queda una tranquilidad imperturbable, como si nada hubiera sucedido. El aroma del bosque llena sus pulmones de nuevo, pero ahora tiene un matiz diferente, un eco de magia antigua que percibe, vagamente familiar, aunque sigue sin descifrar. Inmóvil, Khan observa el espacio donde estaba el oso, sus manos aún tensas por el impulso de la confrontación. Su respiración, aunque calmada, vibra con un atisbo de frustración y desconcierto. Este no ha sido un oso común, y tampoco una simple ilusión. Es una señal, una advertencia, tal vez un mensaje que le deja con más preguntas que respuestas, pero algo en el aire le hace intuir que este encuentro no es más que el presagio de lo que está por venir.
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  • Primer Día
    Fandom Multifandom
    Categoría Comedia
    Este rol es de principios de Septiembre, los siguientes roles ya serán todos actuales.

    Ahora toca viajar un poco al pasado.

    Este rol puede contener palabras malsonantes, aviso de ante mano por si las moscas

    Estoy muy nerviosa por dentro ya que por fuera tengo mi mejor cara, no deseo que mis tíos me agobien con cientos de preguntas para que les confiese que tengo miedo de empezar en la universidad.
    Tengo mucha suerte de que el campus no se encuentre muy lejos de donde vivo con mis tíos.
    Al no vivir tan lejos puedo seguir viviendo con ellos, mi tío me llevó en su vieja furgoneta después de desayunar.

    Por otra parte estoy contenta ya que Elisabeth y Ivanna van también al mismo campus. Aunque estudiamos carreras diferentes, podremos vernos después de las clases y seguiremos viéndonos.
    Al principio iba muy perdida pero por suerte el destino quiso que sin querer chocará contra otra chica de mi misma edad.
    La cuál se llama Emily y lo mejor de todo, es que las dos estamos en primero de Literatura.
    Juntas fuimos hasta la secretaría del campus a recoger nuestros horarios, la verdad es que Emily esta igual de nerviosa que yo.

    -¡Todavía no me creó que este aquí. Siempre quise que me cogieran en esta universidad!
    Comenta Emily muy animada, yo también lo estoy, solo que a diferencia de ella, la emoción la llevo por dentro.

    No podía creer lo grande, moderna y preciosa que es el aula. Al ver que no somos las últimas pude volver a respirar con tranquilidad, todavía faltan muchos compañeros por llegar y también el profesor.

    Emily y yo tomamos asiento en la tercera fila, justamente en el medio.

    Tengo muchas ganas de comenzar esta nueva etapa, soy universitaria.


    𝗠𝗮𝘁𝘁𝗵𝗲𝘄 𝗪𝗶𝗹𝗹𝗶𝗮𝗺𝘀
    Este rol es de principios de Septiembre, los siguientes roles ya serán todos actuales. Ahora toca viajar un poco al pasado. Este rol puede contener palabras malsonantes, aviso de ante mano por si las moscas Estoy muy nerviosa por dentro ya que por fuera tengo mi mejor cara, no deseo que mis tíos me agobien con cientos de preguntas para que les confiese que tengo miedo de empezar en la universidad. Tengo mucha suerte de que el campus no se encuentre muy lejos de donde vivo con mis tíos. Al no vivir tan lejos puedo seguir viviendo con ellos, mi tío me llevó en su vieja furgoneta después de desayunar. Por otra parte estoy contenta ya que Elisabeth y Ivanna van también al mismo campus. Aunque estudiamos carreras diferentes, podremos vernos después de las clases y seguiremos viéndonos. Al principio iba muy perdida pero por suerte el destino quiso que sin querer chocará contra otra chica de mi misma edad. La cuál se llama Emily y lo mejor de todo, es que las dos estamos en primero de Literatura. Juntas fuimos hasta la secretaría del campus a recoger nuestros horarios, la verdad es que Emily esta igual de nerviosa que yo. -¡Todavía no me creó que este aquí. Siempre quise que me cogieran en esta universidad! Comenta Emily muy animada, yo también lo estoy, solo que a diferencia de ella, la emoción la llevo por dentro. No podía creer lo grande, moderna y preciosa que es el aula. Al ver que no somos las últimas pude volver a respirar con tranquilidad, todavía faltan muchos compañeros por llegar y también el profesor. Emily y yo tomamos asiento en la tercera fila, justamente en el medio. Tengo muchas ganas de comenzar esta nueva etapa, soy universitaria. [Thx_Snow]
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  • -la noche era larga así que no tenía mucho que hacer joven princesa solo se sentó a leer un poco esas historias que ella tanto de gustaban y más estado así de tranquilidad la noche .-
    -la noche era larga así que no tenía mucho que hacer joven princesa solo se sentó a leer un poco esas historias que ella tanto de gustaban y más estado así de tranquilidad la noche .-
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  • Carmina salió de casa una tarde de otoño, cuando el aire era fresco y las hojas de los árboles caían en una cascada de colores dorados y rojizos. La calle estaba tranquila, solo el sonido de las hojas crujientes bajo sus pies acompañaba sus pensamientos. Llevaba consigo una bufanda que su abuela Lucia le había tejido, y cada vez que el viento la rodeaba, sentía el cálido abrazo de su familia, como un consuelo en medio de la incertidumbre.

    Mientras avanzaba, miraba a su alrededor. Observaba cómo el sol bañaba los árboles en un resplandor cálido, creando sombras alargadas que hacían que el paisaje pareciera un cuadro. Carmina no pudo evitar sonreír al ver a algunos niños jugando con las hojas caídas y a las personas con una expresión de calma, como si el mundo entero compartiera un instante de paz.

    Sus pensamientos, sin embargo, no estaban tan serenos. Sentía que algo dentro de ella había cambiado, como si una parte de sí misma se le hubiera escapado sin darse cuenta. Se esforzaba por recordar esa versión suya que era plena y segura, pero todo parecía lejano, como si no fuera realmente suyo. La inquietud de no reconocerse a sí misma le pesaba más que cualquier otra cosa, y a esa sensación se unía una soledad que últimamente la inundaba, incluso cuando estaba rodeada de otros.

    Carmina se detuvo un momento y se sentó en una banca, rodeada de hojas y del aroma terroso del otoño. Cerró los ojos y respiró profundo, dejando que el viento frío llenara sus pulmones. En medio de sus pensamientos, comprendió que esos momentos de tranquilidad, de simple belleza, le recordaban lo que realmente importaba. Las dudas y la tristeza eran parte de ella, sí, pero también lo eran esos instantes de felicidad que parecían surgir de la nada, como pequeñas luces en medio de la penumbra.

    Miró al cielo, donde unas nubes suaves se movían lentamente, y de repente sintió que, a pesar de la incertidumbre, todo estaba bien. Aunque no tenía todas las respuestas y aún no entendía por qué sentía que algo de sí misma se había perdido, comprendía que a veces solo era cuestión de permitir que el tiempo y el cambio siguieran su curso. Aquel paseo en medio del otoño le enseñó que la felicidad podía estar en los detalles más simples y que, a pesar de sus miedos y de esa soledad que la envolvía, siempre habría momentos para encontrar paz en lo inesperado.

    Con una sonrisa tranquila y una nostalgia en el corazón, Carmina se levantó y siguió caminando, sintiendo que, de algún modo, ese día de otoño había traído un poco de claridad a su alma, incluso si no tenía todas las respuestas.

    Carmina salió de casa una tarde de otoño, cuando el aire era fresco y las hojas de los árboles caían en una cascada de colores dorados y rojizos. La calle estaba tranquila, solo el sonido de las hojas crujientes bajo sus pies acompañaba sus pensamientos. Llevaba consigo una bufanda que su abuela Lucia le había tejido, y cada vez que el viento la rodeaba, sentía el cálido abrazo de su familia, como un consuelo en medio de la incertidumbre. Mientras avanzaba, miraba a su alrededor. Observaba cómo el sol bañaba los árboles en un resplandor cálido, creando sombras alargadas que hacían que el paisaje pareciera un cuadro. Carmina no pudo evitar sonreír al ver a algunos niños jugando con las hojas caídas y a las personas con una expresión de calma, como si el mundo entero compartiera un instante de paz. Sus pensamientos, sin embargo, no estaban tan serenos. Sentía que algo dentro de ella había cambiado, como si una parte de sí misma se le hubiera escapado sin darse cuenta. Se esforzaba por recordar esa versión suya que era plena y segura, pero todo parecía lejano, como si no fuera realmente suyo. La inquietud de no reconocerse a sí misma le pesaba más que cualquier otra cosa, y a esa sensación se unía una soledad que últimamente la inundaba, incluso cuando estaba rodeada de otros. Carmina se detuvo un momento y se sentó en una banca, rodeada de hojas y del aroma terroso del otoño. Cerró los ojos y respiró profundo, dejando que el viento frío llenara sus pulmones. En medio de sus pensamientos, comprendió que esos momentos de tranquilidad, de simple belleza, le recordaban lo que realmente importaba. Las dudas y la tristeza eran parte de ella, sí, pero también lo eran esos instantes de felicidad que parecían surgir de la nada, como pequeñas luces en medio de la penumbra. Miró al cielo, donde unas nubes suaves se movían lentamente, y de repente sintió que, a pesar de la incertidumbre, todo estaba bien. Aunque no tenía todas las respuestas y aún no entendía por qué sentía que algo de sí misma se había perdido, comprendía que a veces solo era cuestión de permitir que el tiempo y el cambio siguieran su curso. Aquel paseo en medio del otoño le enseñó que la felicidad podía estar en los detalles más simples y que, a pesar de sus miedos y de esa soledad que la envolvía, siempre habría momentos para encontrar paz en lo inesperado. Con una sonrisa tranquila y una nostalgia en el corazón, Carmina se levantó y siguió caminando, sintiendo que, de algún modo, ese día de otoño había traído un poco de claridad a su alma, incluso si no tenía todas las respuestas.
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