• El mercado del pueblo bullía de actividad. Los puestos ofrecían desde frutas frescas hasta herramientas de herrería, y los comerciantes alzaban la voz para atraer a los transeúntes. Skuld caminaba despacio entre la multitud, sosteniendo una pequeña bolsa de monedas mientras Cayus flotaba a su lado, sus grandes ojos observando con curiosidad todo a su alrededor.

    —¿Qué te parece esto? —preguntó Skuld, deteniéndose frente a un puesto que exhibía dulces cubiertos de azúcar.

    Cayus emitió un suave bip, inclinándose hacia adelante para mirar los dulces, pero luego dejó escapar un ruidito seco, como si bufara. Skuld arqueó una ceja y suspiró.

    —Sí, ya sé. No alcanza para nada.

    Siguieron caminando, pasando por un puesto de amuletos, otro de frutas y uno más de herramientas de cocina. Cada vez que Skuld intentaba sacar su pequeña bolsa de monedas, Cayus lanzaba un pip pip alarmado, flotando delante de ella como si quisiera impedirle comprar.

    Finalmente, se detuvieron frente a un panadero que mostraba sus hogazas doradas y humeantes. Skuld examinó las monedas restantes en su bolsa y luego miró al panadero.

    —Una barra de pan, por favor.

    El panadero le entregó la hogaza envuelta en un trozo de papel marrón. Skuld suspiró, sosteniéndola con ambas manos mientras se alejaban del bullicio. Cayus flotaba detrás de ella, emitiendo un leve brrr de lo que parecía ser resignación.

    Llegaron a las afueras del pueblo, donde un árbol solitario ofrecía su sombra. Skuld se sentó bajo él, rompiendo el pan en dos. Extendió un trozo hacia Cayus, quien se acercó y lo tomó entre sus diminutas manitas.

    —Bueno, no fue lo que esperaba, pero al menos tenemos esto —dijo Skuld, más para sí misma que para su pequeño compañero.

    Cayus emitió un suave bip bip, su tono de piel cambiando a un cálido color dorado mientras mordisqueaba el pan. Skuld no pudo evitar sonreír al verlo.

    Se reclinó contra el tronco del árbol, arrancando pequeños pedazos del pan y llevándoselos a la boca. El sol filtrado entre las hojas pintaba el suelo con manchas de luz, y el suave viento hacía que las ramas crujieran de forma relajante.

    Cayus flotó hasta apoyarse contra su hombro, soltando un leve brrr de satisfacción.

    —Supongo que no estuvo tan mal después de todo, ¿verdad?

    Aunque Cayus no respondió con palabras, su color dorado y la tranquilidad que irradiaba eran respuesta suficiente. Y así, compartiendo una simple hogaza de pan bajo un árbol, ambos disfrutaron del momento, felices por la pequeña aventura que habían vivido juntos.
    El mercado del pueblo bullía de actividad. Los puestos ofrecían desde frutas frescas hasta herramientas de herrería, y los comerciantes alzaban la voz para atraer a los transeúntes. Skuld caminaba despacio entre la multitud, sosteniendo una pequeña bolsa de monedas mientras Cayus flotaba a su lado, sus grandes ojos observando con curiosidad todo a su alrededor. —¿Qué te parece esto? —preguntó Skuld, deteniéndose frente a un puesto que exhibía dulces cubiertos de azúcar. Cayus emitió un suave bip, inclinándose hacia adelante para mirar los dulces, pero luego dejó escapar un ruidito seco, como si bufara. Skuld arqueó una ceja y suspiró. —Sí, ya sé. No alcanza para nada. Siguieron caminando, pasando por un puesto de amuletos, otro de frutas y uno más de herramientas de cocina. Cada vez que Skuld intentaba sacar su pequeña bolsa de monedas, Cayus lanzaba un pip pip alarmado, flotando delante de ella como si quisiera impedirle comprar. Finalmente, se detuvieron frente a un panadero que mostraba sus hogazas doradas y humeantes. Skuld examinó las monedas restantes en su bolsa y luego miró al panadero. —Una barra de pan, por favor. El panadero le entregó la hogaza envuelta en un trozo de papel marrón. Skuld suspiró, sosteniéndola con ambas manos mientras se alejaban del bullicio. Cayus flotaba detrás de ella, emitiendo un leve brrr de lo que parecía ser resignación. Llegaron a las afueras del pueblo, donde un árbol solitario ofrecía su sombra. Skuld se sentó bajo él, rompiendo el pan en dos. Extendió un trozo hacia Cayus, quien se acercó y lo tomó entre sus diminutas manitas. —Bueno, no fue lo que esperaba, pero al menos tenemos esto —dijo Skuld, más para sí misma que para su pequeño compañero. Cayus emitió un suave bip bip, su tono de piel cambiando a un cálido color dorado mientras mordisqueaba el pan. Skuld no pudo evitar sonreír al verlo. Se reclinó contra el tronco del árbol, arrancando pequeños pedazos del pan y llevándoselos a la boca. El sol filtrado entre las hojas pintaba el suelo con manchas de luz, y el suave viento hacía que las ramas crujieran de forma relajante. Cayus flotó hasta apoyarse contra su hombro, soltando un leve brrr de satisfacción. —Supongo que no estuvo tan mal después de todo, ¿verdad? Aunque Cayus no respondió con palabras, su color dorado y la tranquilidad que irradiaba eran respuesta suficiente. Y así, compartiendo una simple hogaza de pan bajo un árbol, ambos disfrutaron del momento, felices por la pequeña aventura que habían vivido juntos.
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  • El sol apenas asomaba por el horizonte cuando Carmina se levantó. Era domingo, el único día que podía disfrutar de un poco de tranquilidad antes de que la tienda debajo cobrara vida. En silencio, se dirigió a la pequeña cocina del apartamento. Su abuela todavía dormía, y Carmina se permitió tomar el mando del espacio. Preparó café y una rebanada de pan con mantequilla mientras escuchaba el murmullo distante de la ciudad despertándose. Desde la ventana, veía cómo los primeros rayos de sol iluminaban las calles vacías. Con su taza en mano, se sentó a la mesa, disfrutando de la paz efímera.

    El sol apenas asomaba por el horizonte cuando Carmina se levantó. Era domingo, el único día que podía disfrutar de un poco de tranquilidad antes de que la tienda debajo cobrara vida. En silencio, se dirigió a la pequeña cocina del apartamento. Su abuela todavía dormía, y Carmina se permitió tomar el mando del espacio. Preparó café y una rebanada de pan con mantequilla mientras escuchaba el murmullo distante de la ciudad despertándose. Desde la ventana, veía cómo los primeros rayos de sol iluminaban las calles vacías. Con su taza en mano, se sentó a la mesa, disfrutando de la paz efímera.
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  • Está todo muy tranquilo. Y la tranquilidad no es normal en Bon Temps. Ningún vampiro la ha liado últimamente. Nadie se quiere apoderar del pueblo, ni ha venido gente extraña. Da miedo tanta paz.
    Está todo muy tranquilo. Y la tranquilidad no es normal en Bon Temps. Ningún vampiro la ha liado últimamente. Nadie se quiere apoderar del pueblo, ni ha venido gente extraña. Da miedo tanta paz.
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  • - Un pequeño paseo por las montañas del mundo terrenal no se desperdicia de ninguna manera, aunque... Creo que de cierta forma extraño lo atormentante y sombrío que puede ser el infierno... ¿Que opinas?

    *Te mira fijamente a los ojos expectante, puedes notar una tranquilidad en su mirada y una relajación en su respirar*
    - Un pequeño paseo por las montañas del mundo terrenal no se desperdicia de ninguna manera, aunque... Creo que de cierta forma extraño lo atormentante y sombrío que puede ser el infierno... ¿Que opinas? *Te mira fijamente a los ojos expectante, puedes notar una tranquilidad en su mirada y una relajación en su respirar*
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  • A veces había momentos donde él desde altos sitios observaba la ciudad, un pueblo, cualquier clase de localidad, miraba a las personas caminando en las calles, haciendo sus respectivas vidas y continuando con sus existencias. Pero no había un fin en ello, ni nada especial, era como observar un terrario por horas y ver como los insectos hacen su vida en esa prisión, o ver una pecera y a los peces en lo suyo. El observar animales en un zoológico también podría servir como una comparación buena a esa clase de observación.

    No sabría si describirlo como una afición, o simplemente una costumbre, para muchos sería perder el tiempo inútilmente, no tener nada mejor que hacer. Pero cuando la vida de alguien es extensa, por no decir, longeva o incluso tratarse de inmortalidad, el concepto de perder el tiempo y derrocharlo deja de tener sentido.

    Esa aparente tranquilidad finalizaría con el sonido de su teléfono móvil, al cual presto atención al mirar la pantalla de este. — Supongo que se acabó la tranquilidad.
    A veces había momentos donde él desde altos sitios observaba la ciudad, un pueblo, cualquier clase de localidad, miraba a las personas caminando en las calles, haciendo sus respectivas vidas y continuando con sus existencias. Pero no había un fin en ello, ni nada especial, era como observar un terrario por horas y ver como los insectos hacen su vida en esa prisión, o ver una pecera y a los peces en lo suyo. El observar animales en un zoológico también podría servir como una comparación buena a esa clase de observación. No sabría si describirlo como una afición, o simplemente una costumbre, para muchos sería perder el tiempo inútilmente, no tener nada mejor que hacer. Pero cuando la vida de alguien es extensa, por no decir, longeva o incluso tratarse de inmortalidad, el concepto de perder el tiempo y derrocharlo deja de tener sentido. Esa aparente tranquilidad finalizaría con el sonido de su teléfono móvil, al cual presto atención al mirar la pantalla de este. — Supongo que se acabó la tranquilidad.
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  • Aquí estoy..shhhh...aquí estoy... no me voy a ir,
    Lo prometo. ──

    Comentaba el joven con aparente tranquilidad, mientras intentaba calmar la furia de su "patrón" aquella aberración maligna que alguna vez fue humano.
    Aquí estoy..shhhh...aquí estoy... no me voy a ir, Lo prometo. ── Comentaba el joven con aparente tranquilidad, mientras intentaba calmar la furia de su "patrón" aquella aberración maligna que alguna vez fue humano.
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  • Esta noche avanza lentamente. La vieja camioneta traquetea un poco al recorrer las calles de piedra del austero poblado, pero su motor ronronea con una calma reconfortante, como si estuviera en sintonía con la tranquilidad de la noche. Las luces de las pocas casas encendidas proyectan sombras largas y caprichosas mientras el bosque cercano parece observarlos desde la oscuridad. Khan conduce en silencio, de vez en cuando dirigiéndole a Tolek Zientek una mirada fugaz y cálida, una sonrisa contenida en el borde de sus labios. No necesita muchas palabras para compartir lo que siente; su mera presencia lo dice todo.

    Más pronto que tarde, aparca en un rincón apartado, donde las estrellas brillan y el mundo parece tan lejano como el tiempo mismo.

    Sin más preámbulo, rodea el asiento y se sienta junto al brujo en la parte trasera. La noche es fría, pero el calor de su cuerpo les abriga.

    Miradas, un roce casual que se convierte en una caricia. Los dedos de Khan, ásperos y fuertes, exploran con ternura el rostro de Tolek, reconociendo al cachorro por quien veló tiempo atrás, aún sin las cicatrices. No permite que la tensión entre ambos crezca. Va a por sus labios para cubrirlos con un beso profundo, como si en ese acto hubiera un lenguaje propio que solo ellos comparten.

    Khan lo abraza, su mano recorriendo lentamente las suaves curvas de su espalda, acercándolo aún más en tanto se acomoda sobre él demandando el espacio entre sus piernas. Hay algo feroz y contenido en cada movimiento, una intensidad que parece arrastrar consigo ecos del fuego que encierra su pecho, de pasiones enterradas bajo capas de control y siglos de soledad.

    A pesar de su fuerza, Khan se muestra gentil, cuidando cada toque, cada caricia para con su amante.

    #SeductiveSunday #TheBalrog
    Esta noche avanza lentamente. La vieja camioneta traquetea un poco al recorrer las calles de piedra del austero poblado, pero su motor ronronea con una calma reconfortante, como si estuviera en sintonía con la tranquilidad de la noche. Las luces de las pocas casas encendidas proyectan sombras largas y caprichosas mientras el bosque cercano parece observarlos desde la oscuridad. Khan conduce en silencio, de vez en cuando dirigiéndole a [Tolek] una mirada fugaz y cálida, una sonrisa contenida en el borde de sus labios. No necesita muchas palabras para compartir lo que siente; su mera presencia lo dice todo. Más pronto que tarde, aparca en un rincón apartado, donde las estrellas brillan y el mundo parece tan lejano como el tiempo mismo. Sin más preámbulo, rodea el asiento y se sienta junto al brujo en la parte trasera. La noche es fría, pero el calor de su cuerpo les abriga. Miradas, un roce casual que se convierte en una caricia. Los dedos de Khan, ásperos y fuertes, exploran con ternura el rostro de Tolek, reconociendo al cachorro por quien veló tiempo atrás, aún sin las cicatrices. No permite que la tensión entre ambos crezca. Va a por sus labios para cubrirlos con un beso profundo, como si en ese acto hubiera un lenguaje propio que solo ellos comparten. Khan lo abraza, su mano recorriendo lentamente las suaves curvas de su espalda, acercándolo aún más en tanto se acomoda sobre él demandando el espacio entre sus piernas. Hay algo feroz y contenido en cada movimiento, una intensidad que parece arrastrar consigo ecos del fuego que encierra su pecho, de pasiones enterradas bajo capas de control y siglos de soledad. A pesar de su fuerza, Khan se muestra gentil, cuidando cada toque, cada caricia para con su amante. #SeductiveSunday #TheBalrog
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  • +después de gatear por los estrechos ductos de ventilación durante unos veinte minutos, §iძ𝑬 se desliza hasta una suerte de enorme piscina encastrada entre los interminables pasillos de aspecto gris y monótono, como los de una oficina. El agua le recibe con una tibieza extraña de hallar en las Backrooms, sin olor, ni sabor, solo una suave corriente que le arrulla con gentileza.

    Al emerger, su habitual hoodie negro ha sido reemplazado por un bañador, ceñido a su cuerpo, que se adapta perfectamente, permitiéndole moverse con comodidad. Divertida, chapotea suavemente en el agua, explorando la tranquilidad inusual del ambiente de la Safe Zone+

    #backrooms #SeductiveSunday
    +después de gatear por los estrechos ductos de ventilación durante unos veinte minutos, §iძ𝑬 se desliza hasta una suerte de enorme piscina encastrada entre los interminables pasillos de aspecto gris y monótono, como los de una oficina. El agua le recibe con una tibieza extraña de hallar en las Backrooms, sin olor, ni sabor, solo una suave corriente que le arrulla con gentileza. Al emerger, su habitual hoodie negro ha sido reemplazado por un bañador, ceñido a su cuerpo, que se adapta perfectamente, permitiéndole moverse con comodidad. Divertida, chapotea suavemente en el agua, explorando la tranquilidad inusual del ambiente de la Safe Zone+ #backrooms #SeductiveSunday
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  • “Querida Hermana:

    Se que el hecho de que haya vuelto luego de un par de años desaparecido, sin recuerdos, te ha afectado en cierta forma, tal vez a todos, pero así son las cosas. Sin olvidar el asunto que ocurrió con esa mafia rusa donde están Rubi y Ryan, aunque eso quedo ahí y no paso a mayores. ¿Verdad?

    Bueno, el asunto del ataque de esos hombres y yo haber estado inmiscuido indirectamente y por coincidencias retorcidas de la vida en ese asunto, me dejo pensando en lo inseguro que es si yo haya o no haya sido visto por esos sujetos, así que tome una decisión.

    Tú eres la líder de la familia por ahora, confió en que harás bien las cosas. Yo he decidido marcharme temporalmente, así, si hay algunos de esos sujetos buscándome, los mantendré alejado de ti y los demás, ya que estarán en mi búsqueda. Si no, bueno, de todas formas me encargaré de mis propios asuntos lejos de ti y los demás hermanos.

    Al reverso de esta carta te anote un nuevo número de teléfono donde me podrás contactar en caso de que ocurra algo que de verdad sea necesario.

    Aunque no intentes llamarme en estos próximos días, tendré el celular apagado, ya que tampoco es como que me dé la gana recibir llamadas, quiero un tiempo de tranquilidad.

    Se que nada volverá a ser como antes, sé que nunca recuperaré los recuerdos y nunca volveré a ser el mismo a quién recuerdas, pero eres mi hermana, los demás son mis hermanos, así que siempre los apoyaré.

    Tengo planes, estoy armando ciertas cosas en donde me encuentro ahora mismo, si llegan a funcionar y todo sale como lo planeo, nos traerá grandes beneficios a futuro, deséame suerte hermanita.

    ¡Nos vemos!

    Atentamente: Flavio Di Vincenzo.”

    ----------------------------------

    El envió de dicha carta había sido exitoso, el sobre se encontraba ahora mismo en el escritorio de Elisabetta, sería cosa de tiempo cuando ella finalmente le toque leer la respectiva correspondencia.
    “Querida Hermana: Se que el hecho de que haya vuelto luego de un par de años desaparecido, sin recuerdos, te ha afectado en cierta forma, tal vez a todos, pero así son las cosas. Sin olvidar el asunto que ocurrió con esa mafia rusa donde están Rubi y Ryan, aunque eso quedo ahí y no paso a mayores. ¿Verdad? Bueno, el asunto del ataque de esos hombres y yo haber estado inmiscuido indirectamente y por coincidencias retorcidas de la vida en ese asunto, me dejo pensando en lo inseguro que es si yo haya o no haya sido visto por esos sujetos, así que tome una decisión. Tú eres la líder de la familia por ahora, confió en que harás bien las cosas. Yo he decidido marcharme temporalmente, así, si hay algunos de esos sujetos buscándome, los mantendré alejado de ti y los demás, ya que estarán en mi búsqueda. Si no, bueno, de todas formas me encargaré de mis propios asuntos lejos de ti y los demás hermanos. Al reverso de esta carta te anote un nuevo número de teléfono donde me podrás contactar en caso de que ocurra algo que de verdad sea necesario. Aunque no intentes llamarme en estos próximos días, tendré el celular apagado, ya que tampoco es como que me dé la gana recibir llamadas, quiero un tiempo de tranquilidad. Se que nada volverá a ser como antes, sé que nunca recuperaré los recuerdos y nunca volveré a ser el mismo a quién recuerdas, pero eres mi hermana, los demás son mis hermanos, así que siempre los apoyaré. Tengo planes, estoy armando ciertas cosas en donde me encuentro ahora mismo, si llegan a funcionar y todo sale como lo planeo, nos traerá grandes beneficios a futuro, deséame suerte hermanita. ¡Nos vemos! Atentamente: Flavio Di Vincenzo.” ---------------------------------- El envió de dicha carta había sido exitoso, el sobre se encontraba ahora mismo en el escritorio de Elisabetta, sería cosa de tiempo cuando ella finalmente le toque leer la respectiva correspondencia.
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  • Que bueno, la noche eterna es muy bonita tanta tranquilidad es muy relajante una noche como está .
    Que bueno, la noche eterna es muy bonita tanta tranquilidad es muy relajante una noche como está .
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