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    - Huye, master, huye y no mires atrás, por lo que más quieras. ¡Huye! ¡La rubia no tendrá piedad!
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  • In the midnight hour, she cried more, more, more
    With a rebel yell she cried more, more, more
    In the midnight hour babe more, more, more
    With a rebel yell more, more, more
    More, more, more!

    https://youtu.be/VdphvuyaV_I?si=TwvqM3yeJcGpaSuS

    Así de inspirados estaban los de la foto, que hasta me dio ganas de ir en una motocicleta a toda velocidad.

    Y esto no tiene nada que ver pero...¿Por qué siempre me confunden con rubia si soy castaña?

    In the midnight hour, she cried more, more, more With a rebel yell she cried more, more, more In the midnight hour babe more, more, more With a rebel yell more, more, more More, more, more! 🎶 https://youtu.be/VdphvuyaV_I?si=TwvqM3yeJcGpaSuS Así de inspirados estaban los de la foto, que hasta me dio ganas de ir en una motocicleta a toda velocidad. Y esto no tiene nada que ver pero...¿Por qué siempre me confunden con rubia si soy castaña?
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  • La diosa que olvidó su libertad
    Parte 4
    *Hestia llevó ambas manos a sus hombros y desató lentamente la única prenda que aún llevaba puesta: su toga sagrada. No lo hizo con vergüenza, sino con determinación y serenidad. La tela blanca y dorada cayó al suelo en un susurro de seda antigua, deslizándose como si también entendiera el significado de ese momento.
    La diosa quedó completamente desnuda en medio de la tienda. La luz cálida delineó suavemente la perfección de su espalda, la noble curvatura de su cintura, y parte de su cadera. Patricia, que aún no reaccionaba, se quedó helada al verla así, con la espalda descubierta frente al perchero, contemplando el body como quien observa su destino inevitable.
    Patricia: —¡Eh! Espere... ¿qué está...?
    La joven no sabía si cubrirse los ojos o seguir mirando. La desnudez de Hestia no era vulga, Era sensual en una manera majestuosa. Intimidante. Hermosa en un modo arcaico, como si estuviera viendo una pintura viviente de una época anterior a la vergüenza
    La diosa tomó el body con cuidado, aún sin vestirlo, y lo sostuvo a la altura de su pecho. Se giró apenas, lo suficiente para mirar a Patricia de reojo.
    —¿Esta prenda es de tu propiedad?
    —¿Eh? Yo... no, bueno... es de la tienda. Pero... cuesta dinero, no puedo darte cosas así como así...
    —Lo imaginé —dijo Hestia. Su voz no mostraba decepción, sino comprensión.
    Entonces, extendió su mano con la palma hacia arriba. Cerró los ojos un instante. Una suave llama, pequeña y constante, surgió del centro de su palma. Una flama cálida, danzante, que no quemaba el aire sino que lo envolvía con respeto. Patricia abrió los ojos con asombro.
    De aquella llama, sin previo aviso, comenzaron a materializarse tres monedas doradas, antiguas, brillantes como el sol en la cima del mediodía. Las monedas se sostuvieron en el fuego como flotando, antes de caer con un tintineo metálico en la palma extendida de la diosa.
    Patricia se cubrió la boca. Estaba segura: Hestia no tenía absolutamente nada oculto. Estaba completamente desnuda… y sin embargo, de su mano desnuda y en llamas habían aparecido monedas de oro sólido.
    —¿Esto... es magia? —preguntó la chica, dando un paso atrás con incredulidad.
    —si…así le dicen los humanos….magia…- respondió Hestia con dulzura, pero firmeza—.
    Patricia temblaba. Las monedas eran reales. Podía ver los grabados, el peso. Ni siquiera en películas había visto algo así. Hestia dio un paso hacia ella, aún con el body en una mano y las monedas en la otra.
    —¿Esto será suficiente?
    La joven asintió en silencio, sin poder apartar los ojos del fuego que aún danzaba en la mano de la diosa.
    —S-sí... más que suficiente...
    La diosa sonrió. Y, entonces, lentamente, se llevó la prenda de cuero al cuerpo… lista para vestirla, ahora sí, con toda la dignidad y solemnidad que una diosa puede tener al adoptar su nuevo símbolo.
    El aire en la tienda se había vuelto denso, casi reverente, tras el gesto inesperado de la diosa. Desnuda frente al body negro que colgaba con provocadora elegancia, Hestia lo tomó entre sus manos como si ya supiera que le pertenecía desde antes de tocarlo. Patricia, aún de pie a unos pasos detrás, la miraba sin atreverse a respirar, sus ojos brillando entre la incredulidad y la fascinación.
    Sin temor, sin recato ni vacilación, lo deslizó sobre su cuerpo. El body era ceñido, de tela negra con un leve brillo satinado que se ajustaba como una segunda piel. La parte delantera cubría lo justo, moldeando sus caderas, definiendo su cintura, abrazando sus muslos las piernas y cubriendo los pies como una segunda piel, subió el cierre hasta llegar al busto, se miro en un espejo grande que encontró en una pared cercana, en ese momento la niña reaccionó, y tomo de un aparador cercano unos lentes negros para sol femeninos y se los dio a la pelirroja *
    Patricia: - estos lentes vienen con el traje…es …una promoción, también son suyos ahora-
    La diosa de los puso sonriendo se miro denuevo en el espejo, posa erguida, se nota que le gusta como le queda el nuevo atuendo, en ese momento respira un poco ondo por satisfacción y el cierre comenzó a ceder...

    Un sonido agudo, clack... clack..., rompió el silencio

    El cierre cedió de golpe al sobrepasar la curva de los pechos divinos, y los senos blancos de Hestia emergieron gloriosos y pesados, rebosando con naturalidad desde la abertura, como si rechazaran cualquier intento de ser contenidos. Patricia se tapó la boca con ambas manos, roja como un tomate. Trata de disculparse como si ese accidente hubiera sido su culpa
    Patricia: - hay, disculpa!... El traje ni está hecho para cubrir, tus… encantos son…muy grandes…-

    —No te preocupes —dijo Hestia, bajando la mirada a su pecho descubierto con naturalidad, sin vergüenza ni sorpresa—. Si ya he pagado por él… ¿me pertenece, verdad?

    —S-Sí… totalmente —asintió la joven, sin poder quitarle los ojos de encima a los senos descubiertos …*

    —Entonces puedo modificarlo —afirmó Hestia con calma, y luego la miró sonriendo —. Retrocede.

    Patricia, obediente, dio un par de pasos hacia atrás, como si su instinto entendiera que iba a presenciar algo fuera de este mundo.

    Hestia recita suavemente una palabra ….”consagración” y mientras vuelve a subir lentamente el cierre Una llama roja intensa surgió de sus palmas, girando lentamente en espiral hasta que abrazó todo su cuerpo con un rugido antiguo. Las sombras danzaron por las paredes de la tienda. La temperatura subió. El body negro comenzó a arder sin consumirse, cambiando a medida que el fuego lo transformaba.

    El cierre se volvió grueso, dorado y resistente, con un grabado antiguo en espiral que parecía fundido en el metal mismo. La tela adoptó un diseño más firme y estructurado, lleno de grabados en relieve como llamas sagradas que se desplazaban sutilmente por su cuerpo con cada respiración. Sus caderas fueron marcadas por cortes más agresivos, mientras unas botas negras de tacón alto se materializaban desde el fuego y subían abrazando sus piernas hasta por encima de las rodillas. Cada hebilla y refuerzo de las botas tenía un tinte rojo profundo, como si fueran templadas en el corazón de una forja divina.

    Su cuello fue rodeado por un collar ornamentado de obsidiana y oro, del cual colgaba un pequeño fragmento con forma de llama. En sus orejas, aretes de rubí oscuro aparecieron, suspendidos por cadenas finísimas de oro, Los lentes negros que Patricia le había ofrecido —originalmente sencillos— tocados también por las llamas. Su estructura cambió ante los ojos atónitos de la chica: se curvaron con un diseño más estilizado, adoptando cristales rojo oscuro, semitransparentes, con marco negro elegante decorado con pequeñas líneas incandescentes, como venas de lava encerradas en vidrio. Los ángulos laterales tenían una leve forma de ala, sugiriendo poder, misterio y fuego.

    Cuando la transformación cesó, y el fuego se desvaneció como una exhalación caliente, Hestia no era la misma, su rostro lucía maquillaje suave pero que resalta la intensidad de su mirada y combina aún más con su nuevo aspecto, lo más notorio fue su cabello, ahora luce suelto, un poco más largo y un poco más rizado con luces rubias doradas, la melena de cabello ahora tiene la forma de un velo hecho de fuego

    Patricia cayó de rodillas lentamente, boquiabierta.

    —D-Dios mío…

    —No —corrigió Hestia, bajando la mirada hacia ella con una leve sonrisa—. Diosa…-
    Patricia:- pensé…pensé que … pensé que solo eras….perdón! Perdón, que grosera soy…Pensé que usted era …-
    *Patricia recordó el aspecto con la diosa entro a la tienda , la elegante toga blanca impecable que portaba, la tiara de laureles….ahora tienen sentido…*
    Patricia: - hay no! Que hice ! …Una verdadera diosa griega apareció ante mi…y yo la corrimpi! -
    *La niña lo expreso con auténtica angustia poniéndose las manos a la cara pero hestia soltó una carcajada cristalina *
    Hestia:- tranquila!...jajaja, estoy bien,...no hiciste nada malo, al contrario…le devolviste toda su fuerza a mi fuego, estoy muy agradecida contigo, vamos ponte de pie …-
    *Con la mano de la diosa la niña se puso de pie, comenzó a hablar con algo de tartamudeo, ahora que sabe quién es realmente la visitante está realmente nerviosa apesar de que ya había convivido con la diosa roda noche *
    Patricia: - pe…pero… si usted existe …entonces el resto de los dioses de el Olimpo …-
    Hestia: -...si…ellos también existen, son mi familia, te hablé de ellos , siempre están viajando y haciendo de las suyas, casi nunca están en casa -
    Patricia: - WOW!...pero…ellos, que dirán cuando usted…cuando usted vuelva al Olimpo así ?
    Hestia: - no pienso volver al Olimpo, no pronto, quiero viajar, ahora que estoy aquí quiero dar un paseo en la tierra, me gustaría tener una de esas hermosas motocicleta que aparecen en los videos que mostraste, una Harley Davidson -
    (Continuará...)
    La diosa que olvidó su libertad Parte 4 *Hestia llevó ambas manos a sus hombros y desató lentamente la única prenda que aún llevaba puesta: su toga sagrada. No lo hizo con vergüenza, sino con determinación y serenidad. La tela blanca y dorada cayó al suelo en un susurro de seda antigua, deslizándose como si también entendiera el significado de ese momento. La diosa quedó completamente desnuda en medio de la tienda. La luz cálida delineó suavemente la perfección de su espalda, la noble curvatura de su cintura, y parte de su cadera. Patricia, que aún no reaccionaba, se quedó helada al verla así, con la espalda descubierta frente al perchero, contemplando el body como quien observa su destino inevitable. Patricia: —¡Eh! Espere... ¿qué está...? La joven no sabía si cubrirse los ojos o seguir mirando. La desnudez de Hestia no era vulga, Era sensual en una manera majestuosa. Intimidante. Hermosa en un modo arcaico, como si estuviera viendo una pintura viviente de una época anterior a la vergüenza La diosa tomó el body con cuidado, aún sin vestirlo, y lo sostuvo a la altura de su pecho. Se giró apenas, lo suficiente para mirar a Patricia de reojo. —¿Esta prenda es de tu propiedad? —¿Eh? Yo... no, bueno... es de la tienda. Pero... cuesta dinero, no puedo darte cosas así como así... —Lo imaginé —dijo Hestia. Su voz no mostraba decepción, sino comprensión. Entonces, extendió su mano con la palma hacia arriba. Cerró los ojos un instante. Una suave llama, pequeña y constante, surgió del centro de su palma. Una flama cálida, danzante, que no quemaba el aire sino que lo envolvía con respeto. Patricia abrió los ojos con asombro. De aquella llama, sin previo aviso, comenzaron a materializarse tres monedas doradas, antiguas, brillantes como el sol en la cima del mediodía. Las monedas se sostuvieron en el fuego como flotando, antes de caer con un tintineo metálico en la palma extendida de la diosa. Patricia se cubrió la boca. Estaba segura: Hestia no tenía absolutamente nada oculto. Estaba completamente desnuda… y sin embargo, de su mano desnuda y en llamas habían aparecido monedas de oro sólido. —¿Esto... es magia? —preguntó la chica, dando un paso atrás con incredulidad. —si…así le dicen los humanos….magia…- respondió Hestia con dulzura, pero firmeza—. Patricia temblaba. Las monedas eran reales. Podía ver los grabados, el peso. Ni siquiera en películas había visto algo así. Hestia dio un paso hacia ella, aún con el body en una mano y las monedas en la otra. —¿Esto será suficiente? La joven asintió en silencio, sin poder apartar los ojos del fuego que aún danzaba en la mano de la diosa. —S-sí... más que suficiente... La diosa sonrió. Y, entonces, lentamente, se llevó la prenda de cuero al cuerpo… lista para vestirla, ahora sí, con toda la dignidad y solemnidad que una diosa puede tener al adoptar su nuevo símbolo. El aire en la tienda se había vuelto denso, casi reverente, tras el gesto inesperado de la diosa. Desnuda frente al body negro que colgaba con provocadora elegancia, Hestia lo tomó entre sus manos como si ya supiera que le pertenecía desde antes de tocarlo. Patricia, aún de pie a unos pasos detrás, la miraba sin atreverse a respirar, sus ojos brillando entre la incredulidad y la fascinación. Sin temor, sin recato ni vacilación, lo deslizó sobre su cuerpo. El body era ceñido, de tela negra con un leve brillo satinado que se ajustaba como una segunda piel. La parte delantera cubría lo justo, moldeando sus caderas, definiendo su cintura, abrazando sus muslos las piernas y cubriendo los pies como una segunda piel, subió el cierre hasta llegar al busto, se miro en un espejo grande que encontró en una pared cercana, en ese momento la niña reaccionó, y tomo de un aparador cercano unos lentes negros para sol femeninos y se los dio a la pelirroja * Patricia: - estos lentes vienen con el traje…es …una promoción, también son suyos ahora- La diosa de los puso sonriendo se miro denuevo en el espejo, posa erguida, se nota que le gusta como le queda el nuevo atuendo, en ese momento respira un poco ondo por satisfacción y el cierre comenzó a ceder... Un sonido agudo, clack... clack..., rompió el silencio El cierre cedió de golpe al sobrepasar la curva de los pechos divinos, y los senos blancos de Hestia emergieron gloriosos y pesados, rebosando con naturalidad desde la abertura, como si rechazaran cualquier intento de ser contenidos. Patricia se tapó la boca con ambas manos, roja como un tomate. Trata de disculparse como si ese accidente hubiera sido su culpa Patricia: - hay, disculpa!... El traje ni está hecho para cubrir, tus… encantos son…muy grandes…- —No te preocupes —dijo Hestia, bajando la mirada a su pecho descubierto con naturalidad, sin vergüenza ni sorpresa—. Si ya he pagado por él… ¿me pertenece, verdad? —S-Sí… totalmente —asintió la joven, sin poder quitarle los ojos de encima a los senos descubiertos …* —Entonces puedo modificarlo —afirmó Hestia con calma, y luego la miró sonriendo —. Retrocede. Patricia, obediente, dio un par de pasos hacia atrás, como si su instinto entendiera que iba a presenciar algo fuera de este mundo. Hestia recita suavemente una palabra ….”consagración” y mientras vuelve a subir lentamente el cierre Una llama roja intensa surgió de sus palmas, girando lentamente en espiral hasta que abrazó todo su cuerpo con un rugido antiguo. Las sombras danzaron por las paredes de la tienda. La temperatura subió. El body negro comenzó a arder sin consumirse, cambiando a medida que el fuego lo transformaba. El cierre se volvió grueso, dorado y resistente, con un grabado antiguo en espiral que parecía fundido en el metal mismo. La tela adoptó un diseño más firme y estructurado, lleno de grabados en relieve como llamas sagradas que se desplazaban sutilmente por su cuerpo con cada respiración. Sus caderas fueron marcadas por cortes más agresivos, mientras unas botas negras de tacón alto se materializaban desde el fuego y subían abrazando sus piernas hasta por encima de las rodillas. Cada hebilla y refuerzo de las botas tenía un tinte rojo profundo, como si fueran templadas en el corazón de una forja divina. Su cuello fue rodeado por un collar ornamentado de obsidiana y oro, del cual colgaba un pequeño fragmento con forma de llama. En sus orejas, aretes de rubí oscuro aparecieron, suspendidos por cadenas finísimas de oro, Los lentes negros que Patricia le había ofrecido —originalmente sencillos— tocados también por las llamas. Su estructura cambió ante los ojos atónitos de la chica: se curvaron con un diseño más estilizado, adoptando cristales rojo oscuro, semitransparentes, con marco negro elegante decorado con pequeñas líneas incandescentes, como venas de lava encerradas en vidrio. Los ángulos laterales tenían una leve forma de ala, sugiriendo poder, misterio y fuego. Cuando la transformación cesó, y el fuego se desvaneció como una exhalación caliente, Hestia no era la misma, su rostro lucía maquillaje suave pero que resalta la intensidad de su mirada y combina aún más con su nuevo aspecto, lo más notorio fue su cabello, ahora luce suelto, un poco más largo y un poco más rizado con luces rubias doradas, la melena de cabello ahora tiene la forma de un velo hecho de fuego Patricia cayó de rodillas lentamente, boquiabierta. —D-Dios mío… —No —corrigió Hestia, bajando la mirada hacia ella con una leve sonrisa—. Diosa…- Patricia:- pensé…pensé que … pensé que solo eras….perdón! Perdón, que grosera soy…Pensé que usted era …- *Patricia recordó el aspecto con la diosa entro a la tienda , la elegante toga blanca impecable que portaba, la tiara de laureles….ahora tienen sentido…* Patricia: - hay no! Que hice ! …Una verdadera diosa griega apareció ante mi…y yo la corrimpi! - *La niña lo expreso con auténtica angustia poniéndose las manos a la cara pero hestia soltó una carcajada cristalina * Hestia:- tranquila!...jajaja, estoy bien,...no hiciste nada malo, al contrario…le devolviste toda su fuerza a mi fuego, estoy muy agradecida contigo, vamos ponte de pie …- *Con la mano de la diosa la niña se puso de pie, comenzó a hablar con algo de tartamudeo, ahora que sabe quién es realmente la visitante está realmente nerviosa apesar de que ya había convivido con la diosa roda noche * Patricia: - pe…pero… si usted existe …entonces el resto de los dioses de el Olimpo …- Hestia: -...si…ellos también existen, son mi familia, te hablé de ellos , siempre están viajando y haciendo de las suyas, casi nunca están en casa - Patricia: - WOW!...pero…ellos, que dirán cuando usted…cuando usted vuelva al Olimpo así ? Hestia: - no pienso volver al Olimpo, no pronto, quiero viajar, ahora que estoy aquí quiero dar un paseo en la tierra, me gustaría tener una de esas hermosas motocicleta que aparecen en los videos que mostraste, una Harley Davidson - (Continuará...)
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  • Los días habían sido largos en el Olimpo, cargados de ecos, decisiones antiguas y memorias que parecían no desvanecerse nunca. Pero Hera, la reina de los cielos, no era solo de mármol y solemnidad. Había algo en ella que empezaba a buscar cambio, una brisa nueva que le murmuraba que el ciclo debía romperse… aunque fuera solo por una noche.

    Se miró frente al espejo de obsidiana. El reflejo le devolvía la misma imagen que había conocido durante siglos: su cabello oscuro, como el firmamento en guerra. Pero en sus ojos brillaba una idea inesperada. Por primera vez en una eternidad, deseó verse diferente. No por nadie más, sino por ella.

    —¿Y si el oro del sol pudiera ser mío? —murmuró.

    Sin más, conjuró la esencia del amanecer, atrapó la luz del alba entre sus dedos y la llevó a sus cabellos. En segundos, mechones dorados comenzaron a ondear con suavidad, como si el sol mismo hubiese decidido vivir en ellos. Hera sonrió, no con arrogancia, sino con una ternura que solo las diosas cansadas de sus propias sombras conocen.

    Vestida con un ligero atuendo de estrellas, partió sola, dejando atrás columnas y altares. Su destino era el lago celestial, oculto entre nubes de algodón, donde el agua reflejaba el cielo y el tiempo se detenía a mirar.

    Cuando llegó, el atardecer ya comenzaba a besar el horizonte. El cielo se teñía de oro y lavanda, como si celebrara el cambio con ella. Hera se acercó a la orilla, el viento acariciando su cabello recién transformado, y se quedó quieta, contemplando su reflejo en el lago. Por un instante, no era la reina del Olimpo. No era esposa de un dios ni madre de una estirpe divina.

    Era solo una mujer mirando su alma reflejada en la calma del mundo.

    —Tal vez... —susurró— la eternidad no está en la gloria, sino en momentos como este.

    Y se quedó ahí, mientras el último rayo de sol le iluminaba el rostro. Rubia como la promesa de un nuevo comienzo.
    Los días habían sido largos en el Olimpo, cargados de ecos, decisiones antiguas y memorias que parecían no desvanecerse nunca. Pero Hera, la reina de los cielos, no era solo de mármol y solemnidad. Había algo en ella que empezaba a buscar cambio, una brisa nueva que le murmuraba que el ciclo debía romperse… aunque fuera solo por una noche. Se miró frente al espejo de obsidiana. El reflejo le devolvía la misma imagen que había conocido durante siglos: su cabello oscuro, como el firmamento en guerra. Pero en sus ojos brillaba una idea inesperada. Por primera vez en una eternidad, deseó verse diferente. No por nadie más, sino por ella. —¿Y si el oro del sol pudiera ser mío? —murmuró. Sin más, conjuró la esencia del amanecer, atrapó la luz del alba entre sus dedos y la llevó a sus cabellos. En segundos, mechones dorados comenzaron a ondear con suavidad, como si el sol mismo hubiese decidido vivir en ellos. Hera sonrió, no con arrogancia, sino con una ternura que solo las diosas cansadas de sus propias sombras conocen. Vestida con un ligero atuendo de estrellas, partió sola, dejando atrás columnas y altares. Su destino era el lago celestial, oculto entre nubes de algodón, donde el agua reflejaba el cielo y el tiempo se detenía a mirar. Cuando llegó, el atardecer ya comenzaba a besar el horizonte. El cielo se teñía de oro y lavanda, como si celebrara el cambio con ella. Hera se acercó a la orilla, el viento acariciando su cabello recién transformado, y se quedó quieta, contemplando su reflejo en el lago. Por un instante, no era la reina del Olimpo. No era esposa de un dios ni madre de una estirpe divina. Era solo una mujer mirando su alma reflejada en la calma del mundo. —Tal vez... —susurró— la eternidad no está en la gloria, sino en momentos como este. Y se quedó ahí, mientras el último rayo de sol le iluminaba el rostro. Rubia como la promesa de un nuevo comienzo.
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  • Muchas rubias, todas parecen hijas suyas, es... ¿Extraño?
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  • ¡NOTICIA DE ÚLTIMA HORA!
    Transmisión en vivo desde las inmediaciones del estadio de Mazda, Hiroshima


    "¡Caos, espuma y gritos en dialecto romano! Lo que parecía ser una tranquila celebración por la victoria del equipo local se ha convertido en una escena digna del Coliseo Romano. La responsable: una misteriosa rubia. Que estaba claramente bajo los efectos del alcohol y causó varios disturbios por el vecindario."

    Testigos afirman que la mujer, que responde al nombre de "Blondie Máxima" (según ella, emperatriz legítima de Roma y ahora de Hiroshima), irrumpió en la celebración gritando;

    "No tengo ni idea...hip, pero parece que lo rojo ganó! Y la bandera de Roma tiene color rojo...¿No? Significa que hay que beber!"

    La susodicha fue vista brindando con cerveza varias horas hasta confundir una estatua religiosa del templo con un antiguo senador romano, el asunto fue comprometido por las muchas obsenidades hacia dicha estatua.

    La policía local intentó detenerla, pero la susodicha pudo escapar entre la multitud del festejo. Las autoridades piden que si ven una rubia de entre unos 25-30 años bajo los efectos del alcohol causando problemas. Se pongan en contacto rápidamente.

    Ahora, el tiempo.

    | Vuelvo en un par de meses cuando dejen de buscar a Bee. Saludos a todos. (?
    📺 ¡NOTICIA DE ÚLTIMA HORA! 📍 Transmisión en vivo desde las inmediaciones del estadio de Mazda, Hiroshima 🔴🎤 "¡Caos, espuma y gritos en dialecto romano! Lo que parecía ser una tranquila celebración por la victoria del equipo local se ha convertido en una escena digna del Coliseo Romano. La responsable: una misteriosa rubia. Que estaba claramente bajo los efectos del alcohol y causó varios disturbios por el vecindario." Testigos afirman que la mujer, que responde al nombre de "Blondie Máxima" (según ella, emperatriz legítima de Roma y ahora de Hiroshima), irrumpió en la celebración gritando; "No tengo ni idea...hip, pero parece que lo rojo ganó! Y la bandera de Roma tiene color rojo...¿No? Significa que hay que beber!" La susodicha fue vista brindando con cerveza varias horas hasta confundir una estatua religiosa del templo con un antiguo senador romano, el asunto fue comprometido por las muchas obsenidades hacia dicha estatua. La policía local intentó detenerla, pero la susodicha pudo escapar entre la multitud del festejo. Las autoridades piden que si ven una rubia de entre unos 25-30 años bajo los efectos del alcohol causando problemas. Se pongan en contacto rápidamente. Ahora, el tiempo. | Vuelvo en un par de meses cuando dejen de buscar a Bee. Saludos a todos. (?
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  • — Y tú que me vez el atractivo, también estás dos saben bailar. — Mueve los pectorales les enseña a las "elfas" como usar bien los músculos.

    — Hey, díganle a la chaparrita con espadota que es hora de irnos, ya tengo el oro suficiente y una elfa rubia que me enseñó las piernotas. — Reza porque nadie lo mate.
    — Y tú que me vez el atractivo, también estás dos saben bailar. — Mueve los pectorales les enseña a las "elfas" como usar bien los músculos. — Hey, díganle a la chaparrita con espadota que es hora de irnos, ya tengo el oro suficiente y una elfa rubia que me enseñó las piernotas. — Reza porque nadie lo mate.
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  • — Esa rubia me prometió elfas y atenciones de origen dulce que te hacen babear. Pero no veo ni elfas ni babas. — Mientras tanto está pasando por una crisis de identidad.



    || bonjour, les pido que respeten la historia de cada personaje y no me lleguen con meta rol sacado del *** de favor, gracias.
    — Esa rubia me prometió elfas y atenciones de origen dulce que te hacen babear. Pero no veo ni elfas ni babas. — Mientras tanto está pasando por una crisis de identidad. || bonjour, les pido que respeten la historia de cada personaje y no me lleguen con meta rol sacado del *** de favor, gracias.
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  • Me puedo ir acostumbrando a que una linda rubia duerma conmigo

    Alessia Leone
    Me puedo ir acostumbrando a que una linda rubia duerma conmigo [eclipse_silver_bat_642]
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  • Salem que hago de almuerzo..
    - el gato la mira y maulla-
    ¿Cómo que van a salir con Francesco? .. y por qué no me invitan..
    - ambos gatos se van por la ventana dejando a la rubia sola -
    Traidores..
    Salem que hago de almuerzo.. - el gato la mira y maulla- ¿Cómo que van a salir con Francesco? .. y por qué no me invitan.. - ambos gatos se van por la ventana dejando a la rubia sola - Traidores..
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