• Ser una rubia romántica y enamoradiza es algo complicado... en especial cuando eres soltera... pero bueno, ¿qué se puede hacer? ¡Hay que disfrutar de la vida!
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  • Hola amiguito~ -La mujer rubia saluda a un gatito que se acerco a ella a buscar un poco de cariño.-
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  • 𝒞 assandra tuvo que aceptar, a la fuerza, las vacaciones que le ofrecieron por parte de su organización. Su forma había presentado inestabilidad y temían que se volviera violenta con sus semejantes. Por ello, con maleta en mano, la mujer tomó un avión rumbo a Asia para asistir a un retiro espiritual.
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    Si antes su cabellera rubia era el centro de atención, lo era aún más el nuevo tono jade que había adoptado tras su —casi— transformación. Incluso su hábito fue guardado hasta que volviera a la normalidad.
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    En el tren, camino a su destino, ella evita la mirada curiosa de un grupo de infantes, mientras ignora la expresión de desaprobación de los más longevos.
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    — ...
    𝒞 assandra tuvo que aceptar, a la fuerza, las vacaciones que le ofrecieron por parte de su organización. Su forma había presentado inestabilidad y temían que se volviera violenta con sus semejantes. Por ello, con maleta en mano, la mujer tomó un avión rumbo a Asia para asistir a un retiro espiritual. ‎ ‎‎‎ ‎ ‎ ‎ ‎‎ ‎ ‎ ‎‎ ‎ ‎ Si antes su cabellera rubia era el centro de atención, lo era aún más el nuevo tono jade que había adoptado tras su —casi— transformación. Incluso su hábito fue guardado hasta que volviera a la normalidad. ‎ ‎‎‎ ‎ ‎ ‎ ‎‎ ‎ ‎ ‎‎ ‎ ‎ En el tren, camino a su destino, ella evita la mirada curiosa de un grupo de infantes, mientras ignora la expresión de desaprobación de los más longevos. ‎ ‎‎‎ ‎ ‎ ‎ ‎‎ ‎ ‎ ‎‎ ‎ ‎ — ...
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  • Salem: Se supone que es mes de la muerte y no has recibido nada Angie

    Te sirve un dolor de cabeza y ansiedad?

    - Salem se rie mientras se come unas galletas, se fue a la playa con la rubia plateada -

    Salem: no te gusta el sol y viniste a la playa..

    Necesito relajarme o quedaré calva ...

    Salem: ve el lado positivo, no tendrás que preocuparte por tu peinado ,con las pelucas usarás color y peinados diferentes..

    - suspiro y se fue a jugar con la pelota de playa-

    Salem: si le das a los mocosos de la esquina te haré una pizza napolitana cuando lleguemos...

    Trato ...
    Salem: Se supone que es mes de la muerte y no has recibido nada Angie Te sirve un dolor de cabeza y ansiedad? - Salem se rie mientras se come unas galletas, se fue a la playa con la rubia plateada - Salem: no te gusta el sol y viniste a la playa.. Necesito relajarme o quedaré calva ... Salem: ve el lado positivo, no tendrás que preocuparte por tu peinado ,con las pelucas usarás color y peinados diferentes.. - suspiro y se fue a jugar con la pelota de playa- Salem: si le das a los mocosos de la esquina te haré una pizza napolitana cuando lleguemos... Trato ...
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Por favor como aguanto el impulso de volverme rubia, si me ponen imagines así, sin duda alguna me encantaría usarla pero no sé si guste
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  • —Esos si que fueron los seis meses mas largos de mi vida....

    -Musitó la rubia mientras alzaba los brazos y se estiraba ruidosamente bajo los inclementes rayos de sol aquella mañana en los terrenos de la catedral. La brisa a penas soplaba así que el calor era intenso; sin embargo esto no parecía molestarle en lo mas mínimo, más bien al contrario, una sensación de satisfacción la inundaba al saber que todo aquello había terminado-

    -En una de sus misiones había sido envenenada por la criatura a la que daba cacería. Lo que la mantuvo en cama por varios meses entre sudores fríos y sueños febriles. Ahora le debía un gran favor a la iglesia que la cuidó y consiguió los remedios que necesitaba.-

    -Dio un par de saltos, se inclino para alcanzar las puntas de sus pies con sus dedos, desperezó su espalda... se sentía un poco rígida, pero volvía a sentirse viva. Ahora debía volver a trabajar, nada en la vida es gratis.-
    —Esos si que fueron los seis meses mas largos de mi vida.... -Musitó la rubia mientras alzaba los brazos y se estiraba ruidosamente bajo los inclementes rayos de sol aquella mañana en los terrenos de la catedral. La brisa a penas soplaba así que el calor era intenso; sin embargo esto no parecía molestarle en lo mas mínimo, más bien al contrario, una sensación de satisfacción la inundaba al saber que todo aquello había terminado- -En una de sus misiones había sido envenenada por la criatura a la que daba cacería. Lo que la mantuvo en cama por varios meses entre sudores fríos y sueños febriles. Ahora le debía un gran favor a la iglesia que la cuidó y consiguió los remedios que necesitaba.- -Dio un par de saltos, se inclino para alcanzar las puntas de sus pies con sus dedos, desperezó su espalda... se sentía un poco rígida, pero volvía a sentirse viva. Ahora debía volver a trabajar, nada en la vida es gratis.-
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  • mis queridos amigos, adivinen para que volví ;)
    esta rubia cachond- ejem digo jeje esta rubia YA CUMPLIÓ 21 AÑOOSS :'D
    (de hecho hasta aprendió a cocinar para prepararles un lindo pastelito ^^)
    siento decir que no estaré hoy muy disponible -~- pero estaré al pendiente de sus mensajes! los quiero ^v^♥♥
    mis queridos amigos, adivinen para que volví ;) esta rubia cachond- ejem digo jeje esta rubia YA CUMPLIÓ 21 AÑOOSS :'D (de hecho hasta aprendió a cocinar para prepararles un lindo pastelito ^^) siento decir que no estaré hoy muy disponible -~- pero estaré al pendiente de sus mensajes! los quiero ^v^♥♥
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    // Del uno al diez, ¿Cuánto parrandearon anoche? Yo alrededor de 150. Volveré cuando pase la resaca. Se los quiere. Besitos en las pompis.

    PD: Les dejo una fotica para que no extrañen al rubiales.
    // Del uno al diez, ¿Cuánto parrandearon anoche? Yo alrededor de 150. Volveré cuando pase la resaca. Se los quiere. Besitos en las pompis. PD: Les dejo una fotica para que no extrañen al rubiales.
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  • The Stripclub.
    Categoría Otros
    Deianira siempre había detestado los lugares donde la vulgaridad se disfrazaba de glamour barato, pero aquella noche hizo una excepción. La invitación anónima había llegado en un sobre negro, con su nombre escrito en tinta dorada, y la mera intriga la había convencido de enfundarse en un vestido ajustado de seda carmesí y tacones negros que parecían un arma letal.

    Empujó la puerta del stripclub con la seguridad de quien estaba acostumbrada a que todo espacio le perteneciera. Una nube densa de humo y perfume baratísimo la envolvió, casi pegándose a su piel pálida y perfectamente perfumada. Los neones vibraban sobre su cabello rubio, iluminando cada mechón como si fueran hebras de fuego líquido. Avanzó con la espalda erguida, la mirada fría y la sonrisa torcida, esa que tantas veces había usado para deshacer egos ajenos.

    La rubia dejó que su mirada barriera el lugar con desdén; hombres con las corbatas sueltas y la moral por el suelo, mujeres en plataformas que giraban sobre sí mismas como muñecas mecánicas, y camareros que corrían como insectos en busca de propinas. Deianira rio por lo bajo, un murmullo altivo que se perdió entre los graves de la música.

    —Patético — susurró, ajustando el tirante de su vestido mientras se abría paso entre la multitud, ignorando las miradas hambrientas que se pegaban a su figura como garrapata.

    Y entonces, ocurrió. Un cuerpo firme chocó contra el suyo; un hombre que no se apartó, y ni siquiera pidió disculpas, como si no supiera con quién acababa de meterse. El vaso en su mano se tambaleó peligrosamente, derramando unas gotas sobre el vestido sedoso de la modelo.

    Deianira arqueó una ceja con gesto felino, levantando el rostro para observarlo. Era alto, de hombros anchos y mirada sombría, alguien que definitivamente no pertenecía al montón de espectadores desesperados. Esa pequeña diferencia lo salvó de recibir una bofetada inmediata.

    —Mira por dónde vas, ¿o necesitas que te enseñe a caminar? — escupió con tono burlón, las palabras marcadas por su acento español. — Imbécil.

    Alexander Skorobogatov
    Deianira siempre había detestado los lugares donde la vulgaridad se disfrazaba de glamour barato, pero aquella noche hizo una excepción. La invitación anónima había llegado en un sobre negro, con su nombre escrito en tinta dorada, y la mera intriga la había convencido de enfundarse en un vestido ajustado de seda carmesí y tacones negros que parecían un arma letal. Empujó la puerta del stripclub con la seguridad de quien estaba acostumbrada a que todo espacio le perteneciera. Una nube densa de humo y perfume baratísimo la envolvió, casi pegándose a su piel pálida y perfectamente perfumada. Los neones vibraban sobre su cabello rubio, iluminando cada mechón como si fueran hebras de fuego líquido. Avanzó con la espalda erguida, la mirada fría y la sonrisa torcida, esa que tantas veces había usado para deshacer egos ajenos. La rubia dejó que su mirada barriera el lugar con desdén; hombres con las corbatas sueltas y la moral por el suelo, mujeres en plataformas que giraban sobre sí mismas como muñecas mecánicas, y camareros que corrían como insectos en busca de propinas. Deianira rio por lo bajo, un murmullo altivo que se perdió entre los graves de la música. —Patético — susurró, ajustando el tirante de su vestido mientras se abría paso entre la multitud, ignorando las miradas hambrientas que se pegaban a su figura como garrapata. Y entonces, ocurrió. Un cuerpo firme chocó contra el suyo; un hombre que no se apartó, y ni siquiera pidió disculpas, como si no supiera con quién acababa de meterse. El vaso en su mano se tambaleó peligrosamente, derramando unas gotas sobre el vestido sedoso de la modelo. Deianira arqueó una ceja con gesto felino, levantando el rostro para observarlo. Era alto, de hombros anchos y mirada sombría, alguien que definitivamente no pertenecía al montón de espectadores desesperados. Esa pequeña diferencia lo salvó de recibir una bofetada inmediata. —Mira por dónde vas, ¿o necesitas que te enseñe a caminar? — escupió con tono burlón, las palabras marcadas por su acento español. — Imbécil. [Thxrussianman95]
    Tipo
    Individual
    Líneas
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    Estado
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  • Capítulo II: El Glamour Personal.

    ​El aire en el camerino era una mezcla densa de laca, perfume caro y el dulzón, casi imperceptible, olor metálico del sudor nervioso. Pero para Deianira, solo había una nota dominante: la punzante necesidad que le quemaba la garganta. Estaba sentada frente al espejo de aumento, rodeada por el frenesí silencioso de su equipo: estilistas puliendo su cabello de ébano, maquilladores dando los últimos toques a unos ojos que ya eran notoriamente felinos.

    ​Fuera de esa burbuja, el estruendo de la música y el rugido amortiguado de la multitud esperándola para el cierre del desfile de Victoria's Secret eran un pulso salvaje. Ella era el acto principal, la razón por la que la prensa y los millones de espectadores se sintonizaban, la misma que en su tiempo libre dirigía el imperio de cosméticos Destroyer of Men.

    ​Deianira se miró en el espejo, no por vanidad—esa ya la tenía garantizada—sino para inspeccionar los pequeños temblores en sus dedos que el corrector apenas podía ocultar. Llevaba el "Fantasy Bra", un arnés de diamantes y esmeraldas que pesaba una fortuna y que, francamente, era la cosa más incómoda que había vestido en meses.

    ​—Estás lista, diosa. Tienes dos minutos —susurró su asistente, con esa mezcla de adoración y terror que todos le profesaban.

    ​La rubia asintió con un movimiento casi imperceptible. Dos minutos. Eso era suficiente.

    ​Deianira se levantó, su bata de seda cayendo al suelo. Eve rápidamente se inclinó para recogerla, momento que la modelo aprovechó. Su mano derecha se deslizó bajo el borde del tocador, encontrando el pequeño estuche de terciopelo que había escondido allí antes de que el glamour se volviera una carga. Un rápido movimiento. Una punzada en la nariz. El mundo se desenfocó por un instante para volverse cristalino, vibrante, manejable. El temblor se detuvo. La necesidad se había calmado, reemplazada por una electricidad fría que prometía dominio.

    ​Se enderezó, la luz del espejo capturando el brillo duro y peligroso en sus ojos celeste-grisáceos. El Fantasy Bra no la estaba usando a ella. Ella lo estaba usando a él.

    ​—Dile al DJ que suba la música. Es hora de darles lo que quieren —dijo, su voz tan pulcra y afilada como un cristal roto.

    ​Caminó hacia la cortina que la separaba de la pasarela. Iba a ser la mejor caminata de su carrera. Iba a vender cada labial de Destroyer of Men sin siquiera intentarlo.
    Capítulo II: El Glamour Personal. ​El aire en el camerino era una mezcla densa de laca, perfume caro y el dulzón, casi imperceptible, olor metálico del sudor nervioso. Pero para Deianira, solo había una nota dominante: la punzante necesidad que le quemaba la garganta. Estaba sentada frente al espejo de aumento, rodeada por el frenesí silencioso de su equipo: estilistas puliendo su cabello de ébano, maquilladores dando los últimos toques a unos ojos que ya eran notoriamente felinos. ​Fuera de esa burbuja, el estruendo de la música y el rugido amortiguado de la multitud esperándola para el cierre del desfile de Victoria's Secret eran un pulso salvaje. Ella era el acto principal, la razón por la que la prensa y los millones de espectadores se sintonizaban, la misma que en su tiempo libre dirigía el imperio de cosméticos Destroyer of Men. ​Deianira se miró en el espejo, no por vanidad—esa ya la tenía garantizada—sino para inspeccionar los pequeños temblores en sus dedos que el corrector apenas podía ocultar. Llevaba el "Fantasy Bra", un arnés de diamantes y esmeraldas que pesaba una fortuna y que, francamente, era la cosa más incómoda que había vestido en meses. ​—Estás lista, diosa. Tienes dos minutos —susurró su asistente, con esa mezcla de adoración y terror que todos le profesaban. ​La rubia asintió con un movimiento casi imperceptible. Dos minutos. Eso era suficiente. ​Deianira se levantó, su bata de seda cayendo al suelo. Eve rápidamente se inclinó para recogerla, momento que la modelo aprovechó. Su mano derecha se deslizó bajo el borde del tocador, encontrando el pequeño estuche de terciopelo que había escondido allí antes de que el glamour se volviera una carga. Un rápido movimiento. Una punzada en la nariz. El mundo se desenfocó por un instante para volverse cristalino, vibrante, manejable. El temblor se detuvo. La necesidad se había calmado, reemplazada por una electricidad fría que prometía dominio. ​Se enderezó, la luz del espejo capturando el brillo duro y peligroso en sus ojos celeste-grisáceos. El Fantasy Bra no la estaba usando a ella. Ella lo estaba usando a él. ​—Dile al DJ que suba la música. Es hora de darles lo que quieren —dijo, su voz tan pulcra y afilada como un cristal roto. ​Caminó hacia la cortina que la separaba de la pasarela. Iba a ser la mejor caminata de su carrera. Iba a vender cada labial de Destroyer of Men sin siquiera intentarlo.
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