Entre sombras desenterradas
Hacía ya mucho tiempo que Alex no visitaba los vestigios de lo que eran las antiguas academias para alquimistas. La orden solía abandonar los complejos cuando estos ya tenían algunas decenas o centenares de años; la piedra agrietada del viejo templo, los farallones ominosos que relucían ante la cala en la cual habían encallado viejos barcos abandonados, e incluso la presencia de cuerpos y esqueletos parcialmente erosionados no daban una buena señal para los que osaran asomar las narices por aquel sitio. La antigua generación de mutantes era todo un entramado de misterios sin resolver, recovecos en la historia que no debían ser exhumados o esclarecidos por mentes curiosas, pero ahora, ante esa enorme ensenada, el grupo conformado por el susodicho y cinco habilidosas personas más estaban a merced de la oscura senda que se avecinaba.
Los aventureros habían sido convocados por una antigua y noble casa de la realeza del oeste para recopilar información y hacer un trabajo logístico, con el fin de poder aprovechar todo recurso natural, magia antigua y misterios que se pudieran usar en las próximas guerras que se rumoreaban estaban cerca. El pelilargo miró a sus compañeros de viaje mientras con su índice derecho indicaba el camino a seguir.
—Muy bien, escuchen todos, se sabe poco de los antiguos alquimistas y sus métodos para ocultar misterios a lo largo del tiempo, ni siquiera la nueva orden conoce mucho de lo que ocurre por estos sitios, así que será difícil. Quien quiera claudicar, que hable ahora o se largue de mi vista; los demás, síganme—Dijo a la par que daba sus primeras pisadas por fuera del barco, sintiendo la humedad en sus pies junto a un ligero vaho en los alrededores.
Los aventureros habían sido convocados por una antigua y noble casa de la realeza del oeste para recopilar información y hacer un trabajo logístico, con el fin de poder aprovechar todo recurso natural, magia antigua y misterios que se pudieran usar en las próximas guerras que se rumoreaban estaban cerca. El pelilargo miró a sus compañeros de viaje mientras con su índice derecho indicaba el camino a seguir.
—Muy bien, escuchen todos, se sabe poco de los antiguos alquimistas y sus métodos para ocultar misterios a lo largo del tiempo, ni siquiera la nueva orden conoce mucho de lo que ocurre por estos sitios, así que será difícil. Quien quiera claudicar, que hable ahora o se largue de mi vista; los demás, síganme—Dijo a la par que daba sus primeras pisadas por fuera del barco, sintiendo la humedad en sus pies junto a un ligero vaho en los alrededores.
Hacía ya mucho tiempo que Alex no visitaba los vestigios de lo que eran las antiguas academias para alquimistas. La orden solía abandonar los complejos cuando estos ya tenían algunas decenas o centenares de años; la piedra agrietada del viejo templo, los farallones ominosos que relucían ante la cala en la cual habían encallado viejos barcos abandonados, e incluso la presencia de cuerpos y esqueletos parcialmente erosionados no daban una buena señal para los que osaran asomar las narices por aquel sitio. La antigua generación de mutantes era todo un entramado de misterios sin resolver, recovecos en la historia que no debían ser exhumados o esclarecidos por mentes curiosas, pero ahora, ante esa enorme ensenada, el grupo conformado por el susodicho y cinco habilidosas personas más estaban a merced de la oscura senda que se avecinaba.
Los aventureros habían sido convocados por una antigua y noble casa de la realeza del oeste para recopilar información y hacer un trabajo logístico, con el fin de poder aprovechar todo recurso natural, magia antigua y misterios que se pudieran usar en las próximas guerras que se rumoreaban estaban cerca. El pelilargo miró a sus compañeros de viaje mientras con su índice derecho indicaba el camino a seguir.
—Muy bien, escuchen todos, se sabe poco de los antiguos alquimistas y sus métodos para ocultar misterios a lo largo del tiempo, ni siquiera la nueva orden conoce mucho de lo que ocurre por estos sitios, así que será difícil. Quien quiera claudicar, que hable ahora o se largue de mi vista; los demás, síganme—Dijo a la par que daba sus primeras pisadas por fuera del barco, sintiendo la humedad en sus pies junto a un ligero vaho en los alrededores.
Tipo
Grupal
Líneas
4
Estado
Disponible
