• Se limpió bien la sangre de las garras antes de tomar a su bebé en brazos para arrullarlo y revisar que todo estuviera en orden, sin poder evitar pensar en la clara amenaza a su esposo y sabiendo que era algo inevitable, aunque esperaba tener un poco más de tiempo.

    —Esa niña... recuerdo haberla visto antes...

    Musitó suave, nunca tuvo trato con ella pero sabía de buena fuente que era un modo de mantener a Sesshomaru neutro, por lo menos con sus amenazas, pensando en como hacerse de ella, mirando a su bebé.

    —Una "hermanita" no estaría de más ¿No lo crees, Sebastian?
    Si ella te aprecia, él no será tan idiota de lastimar a mi familia para no herirla a ella.
    Se limpió bien la sangre de las garras antes de tomar a su bebé en brazos para arrullarlo y revisar que todo estuviera en orden, sin poder evitar pensar en la clara amenaza a su esposo y sabiendo que era algo inevitable, aunque esperaba tener un poco más de tiempo. —Esa niña... recuerdo haberla visto antes... Musitó suave, nunca tuvo trato con ella pero sabía de buena fuente que era un modo de mantener a Sesshomaru neutro, por lo menos con sus amenazas, pensando en como hacerse de ella, mirando a su bebé. —Una "hermanita" no estaría de más ¿No lo crees, Sebastian? Si ella te aprecia, él no será tan idiota de lastimar a mi familia para no herirla a ella.
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  • La niebla se pegaba a los tobillos como una súplica. Entre las sombras quebradizas del bosque, sólo se oía el crujir de las hojas húmedas bajo las botas del cazador. El amanecer aún no asomaba; era la hora muerta, cuando el mundo calla y los susurros de lo invisible se hacen carne.

    Lucien avanzaba con la espada en alto, el crucifijo al cuello y los ojos entornados, adiestrados para distinguir el movimiento del viento del de algo más antiguo, más astuto. Había seguido las señales: las vacas sin sangre, los cánticos rotos entre los árboles, la niña que hablaba en lenguas que su madre no conocía.

    Decían que era una bruja joven, pero poderosa. Había nacido bajo un eclipse y llorado flores negras. La aldea la quería muerta. Él, en cambio, sólo quería verla.

    A lo lejos, una figura blanca se deslizó entre los abedules. No corría, no huía: lo esperaba.

    La madrugada tembló.

    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    La niebla se pegaba a los tobillos como una súplica. Entre las sombras quebradizas del bosque, sólo se oía el crujir de las hojas húmedas bajo las botas del cazador. El amanecer aún no asomaba; era la hora muerta, cuando el mundo calla y los susurros de lo invisible se hacen carne. Lucien avanzaba con la espada en alto, el crucifijo al cuello y los ojos entornados, adiestrados para distinguir el movimiento del viento del de algo más antiguo, más astuto. Había seguido las señales: las vacas sin sangre, los cánticos rotos entre los árboles, la niña que hablaba en lenguas que su madre no conocía. Decían que era una bruja joven, pero poderosa. Había nacido bajo un eclipse y llorado flores negras. La aldea la quería muerta. Él, en cambio, sólo quería verla. A lo lejos, una figura blanca se deslizó entre los abedules. No corría, no huía: lo esperaba. La madrugada tembló. #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • - "¿Sufrir?, ustedes no han tenido que cuidar de Aisha en su forma de niña. Eso si es sufrir... ser niñero de Aisha"
    - "¿Sufrir?, ustedes no han tenido que cuidar de Aisha en su forma de niña. Eso si es sufrir... ser niñero de Aisha"
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  • EL DESPERTAR
    Fandom Terror
    Categoría Terror
    *Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth.
    Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes.
    Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera.
    Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.*

    —Buen día, buen hombre.

    *Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.*

    —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad?

    *Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.*

    —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí?
    —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades...

    *Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.*

    —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque...

    *Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.*

    —¿Se encuentra bien?
    —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!?

    *Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.*

    —¡Espere!

    *Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin.
    Mi cariño estaba tan desconcertada como yo.*

    —¿Qué es ese papel?

    *Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.*

    —¿Qué es esto?
    *Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth. Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes. Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera. Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.* —Buen día, buen hombre. *Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.* —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad? *Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.* —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí? —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades... *Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.* —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque... *Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.* —¿Se encuentra bien? —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!? *Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.* —¡Espere! *Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin. Mi cariño estaba tan desconcertada como yo.* —¿Qué es ese papel? *Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.* —¿Qué es esto?
    Tipo
    Individual
    Líneas
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    Estado
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Otra foto con mis hijas Albedo y Yuna

    Albedo Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar desde que era muy pequeña quería demostrar que era fuerte y ruda, por eso siempre en el momento que yo la estaba alimentando y su hermana mayor Yuna Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar llegaba, Albedo dejaba de comer para que su hermana no la viera que aun no dejaba la teta.
    Por otro lado, Yuna nunca dejo de comer cuando Ayane la alimentaba, valla niña, casi nunca me dejaba beber la lechita de mi 𝐀yane 𝐈𝐬𝐡𝐭𝐚𝐫



    Otra foto con mis hijas Albedo y Yuna [Albedo1] desde que era muy pequeña quería demostrar que era fuerte y ruda, por eso siempre en el momento que yo la estaba alimentando y su hermana mayor [Yuna_Ishtar] llegaba, Albedo dejaba de comer para que su hermana no la viera que aun no dejaba la teta. Por otro lado, Yuna nunca dejo de comer cuando Ayane la alimentaba, valla niña, casi nunca me dejaba beber la lechita de mi [Ayane_Ishtar]
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  • “Donde mueren las voces”

    Soundtrack: https://www.youtube.com/watch?v=QHnwDuzR1wg&list=RDQHnwDuzR1wg&start_radio=1

    Nysarra tenía nueve años y ojos demasiado cansados para su edad. No porque supiera mucho, sino porque veía más de lo que debía. Los otros niños en el campamento decían que estaba loca, que hablaba sola, que tenía pesadillas a gritos.
    Solo su hermano mayor, Elian, le creía.
    Elian le había dado un pequeño aparato de metal, como un walkie-talkie sin antena.
    —Si te pasa algo... algo de verdad, aprieta este botón. Yo vendré. Siempre — Y él lo hacía. Siempre.

    Pero la noche del tercer viernes, los muertos no susurraban... gritaban.

    Nysarra temblaba en su litera mientras las sombras se estiraban por las paredes. Aquello no era como los otros fantasmas. No se lamentaba ni pedía ayuda. Este ser quería algo. Sentía su hambre. Cuando vio cómo la forma oscura se materializaba frente a su cama, con ojos como carbones ardientes y dedos que goteaban sombra líquida, no pensó. Corrió. Descalza, con los pies helados, se internó en el bosque, tropezando con raíces y ramas. La criatura venía tras ella, siempre detrás, sin hacer ruido pero llenándolo todo. En medio de su huida, sus dedos se cerraron alrededor del aparato de Elian. Lo apretó.

    Y él vino.

    Apareció con linterna en mano, gritando su nombre entre la oscuridad.
    —¡Nia! ¿Dónde estás?- Ella corrió hacia su voz, pero el suelo era barro resbaloso y la orilla del río estaba cerca.

    Un mal paso.
    Un grito.
    Agua helada.

    El mundo giró. Nysarra apenas sabía flotar. Gritó. Tragó agua. Brazos fuertes la tomaron.

    Elian.

    Entre la corriente, logró empujarla hacia una rama. Ella se sostuvo, temblando, llorando.

    —¡Sube! —le gritó entre sollozos.
    —La rama no aguanta a los dos —respondió él. Le sonrió. Como siempre. Como si no tuviera miedo. Y se soltó.
    —¡¡Elian!!- Gritó Nyssa desesperada.
    —Te amo, Nia. Nunca olvides eso- Su cuerpo fue arrastrado por el agua. Nysarra bajó como pudo, rodando por barro, raíces, ramas. Sangraba, tenía raspones en el rostro y piernas, pero no se detuvo. Lo encontró flotando cerca de la orilla, inmóvil, con los ojos cerrados. Lo arrastró fuera del río, con manos temblorosas.
    —Vamos, Elian. Ya, despierta... -Le apretó el pecho. Le sopló aire. Lloró sobre él. Pero su hermano ya no estaba. El campamento despertó con su llanto. La encontraron abrazada al cuerpo. Y entonces comenzaron los murmullos.

    "Es su culpa."
    "Esa niña está maldita."
    "¿No decía que hablaba con los muertos?"

    Nyssara solo calló. Desde ese día evitaba hablar de Elian. No porque lo hubiera olvidado, sino porque pronunciar su nombre dolía más que el silencio. En sueños, él seguía apareciendo. Nunca hablaba. A veces estaba de pie bajo el agua, con la linterna encendida en la mano, aún goteando río. Otras, aparecía en la rama rota, justo antes de soltarse, con esa sonrisa suya que parecía perdonarlo todo. Y a veces… solo estaba allí, de pie junto a su cama, empapado y temblando, con los ojos llenos de amor y pena.

    El aparato que Elian le había dado aún descansaba bajo su almohada. Lo apretaba cada noche, sabiendo que no volvería a responder. Y sin embargo, parte de ella no dejaba de esperar. Dejó de llorar en voz alta. Se guardó el dolor como un secreto sucio, como si haber sobrevivido fuera un castigo que debía pagar en silencio.

    Dejó de ser la misma. La poca esperanza que alguna vez había habitado en su pecho se desvaneció. Ya no soñaba con días mejores, ni buscaba consuelo. Solo existía. Su familia también cambió. Su madre apenas la miraba, como si temiera lo que vería en sus ojos. Su padre hablaba con distancia, como si las palabras se volvieran espinas en su garganta. Nadie lo decía, pero todos la juzgaban. Como si su dolor fuera menos válido. Como si su existencia fuera una culpa.
    “Donde mueren las voces” Soundtrack: https://www.youtube.com/watch?v=QHnwDuzR1wg&list=RDQHnwDuzR1wg&start_radio=1 Nysarra tenía nueve años y ojos demasiado cansados para su edad. No porque supiera mucho, sino porque veía más de lo que debía. Los otros niños en el campamento decían que estaba loca, que hablaba sola, que tenía pesadillas a gritos. Solo su hermano mayor, Elian, le creía. Elian le había dado un pequeño aparato de metal, como un walkie-talkie sin antena. —Si te pasa algo... algo de verdad, aprieta este botón. Yo vendré. Siempre — Y él lo hacía. Siempre. Pero la noche del tercer viernes, los muertos no susurraban... gritaban. Nysarra temblaba en su litera mientras las sombras se estiraban por las paredes. Aquello no era como los otros fantasmas. No se lamentaba ni pedía ayuda. Este ser quería algo. Sentía su hambre. Cuando vio cómo la forma oscura se materializaba frente a su cama, con ojos como carbones ardientes y dedos que goteaban sombra líquida, no pensó. Corrió. Descalza, con los pies helados, se internó en el bosque, tropezando con raíces y ramas. La criatura venía tras ella, siempre detrás, sin hacer ruido pero llenándolo todo. En medio de su huida, sus dedos se cerraron alrededor del aparato de Elian. Lo apretó. Y él vino. Apareció con linterna en mano, gritando su nombre entre la oscuridad. —¡Nia! ¿Dónde estás?- Ella corrió hacia su voz, pero el suelo era barro resbaloso y la orilla del río estaba cerca. Un mal paso. Un grito. Agua helada. El mundo giró. Nysarra apenas sabía flotar. Gritó. Tragó agua. Brazos fuertes la tomaron. Elian. Entre la corriente, logró empujarla hacia una rama. Ella se sostuvo, temblando, llorando. —¡Sube! —le gritó entre sollozos. —La rama no aguanta a los dos —respondió él. Le sonrió. Como siempre. Como si no tuviera miedo. Y se soltó. —¡¡Elian!!- Gritó Nyssa desesperada. —Te amo, Nia. Nunca olvides eso- Su cuerpo fue arrastrado por el agua. Nysarra bajó como pudo, rodando por barro, raíces, ramas. Sangraba, tenía raspones en el rostro y piernas, pero no se detuvo. Lo encontró flotando cerca de la orilla, inmóvil, con los ojos cerrados. Lo arrastró fuera del río, con manos temblorosas. —Vamos, Elian. Ya, despierta... -Le apretó el pecho. Le sopló aire. Lloró sobre él. Pero su hermano ya no estaba. El campamento despertó con su llanto. La encontraron abrazada al cuerpo. Y entonces comenzaron los murmullos. "Es su culpa." "Esa niña está maldita." "¿No decía que hablaba con los muertos?" Nyssara solo calló. Desde ese día evitaba hablar de Elian. No porque lo hubiera olvidado, sino porque pronunciar su nombre dolía más que el silencio. En sueños, él seguía apareciendo. Nunca hablaba. A veces estaba de pie bajo el agua, con la linterna encendida en la mano, aún goteando río. Otras, aparecía en la rama rota, justo antes de soltarse, con esa sonrisa suya que parecía perdonarlo todo. Y a veces… solo estaba allí, de pie junto a su cama, empapado y temblando, con los ojos llenos de amor y pena. El aparato que Elian le había dado aún descansaba bajo su almohada. Lo apretaba cada noche, sabiendo que no volvería a responder. Y sin embargo, parte de ella no dejaba de esperar. Dejó de llorar en voz alta. Se guardó el dolor como un secreto sucio, como si haber sobrevivido fuera un castigo que debía pagar en silencio. Dejó de ser la misma. La poca esperanza que alguna vez había habitado en su pecho se desvaneció. Ya no soñaba con días mejores, ni buscaba consuelo. Solo existía. Su familia también cambió. Su madre apenas la miraba, como si temiera lo que vería en sus ojos. Su padre hablaba con distancia, como si las palabras se volvieran espinas en su garganta. Nadie lo decía, pero todos la juzgaban. Como si su dolor fuera menos válido. Como si su existencia fuera una culpa.
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  • Juguemos en el bosque
    Mientras el lobo no está
    Juguemos en el bosque
    Mientras el lobo no está
    -canto la niña mientras caminaba por el bosque-
    🎶Juguemos en el bosque Mientras el lobo no está Juguemos en el bosque Mientras el lobo no está🎶 -canto la niña mientras caminaba por el bosque-
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  • -mira su reflejo en la ventana con rabia y desprecio sosteniendo su cuchillo con fuerza, toda la fuerza que tiene su diminuto cuerpo.- "odio esto.. lo odio, lo odio mucho" -exclamo la niña y empezó a romper la ventana usando el cuchillo que tenia a mano, parece haberse vuelto loca y da un poco de miedo-
    -mira su reflejo en la ventana con rabia y desprecio sosteniendo su cuchillo con fuerza, toda la fuerza que tiene su diminuto cuerpo.- "odio esto.. lo odio, lo odio mucho" -exclamo la niña y empezó a romper la ventana usando el cuchillo que tenia a mano, parece haberse vuelto loca y da un poco de miedo-
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  • Ahora entiendo porque el pobre mortis está traumado esa niña no es normal
    Ahora entiendo porque el pobre mortis está traumado esa niña no es normal
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  • ¿Sería muy raro ir vestida así a un restaurante de comida rápida?.

    Puntuando las 12 me piro como la cenicienta. Déjenme escapar de esta cárcel llamada cena de negocios. Yo no tengo negocio, pero tengo que cumplir capricho como buena niña con privilegios(?.

    Si saben de algún lugar, pasen dato, no sean envidiosos(?.
    ¿Sería muy raro ir vestida así a un restaurante de comida rápida?. Puntuando las 12 me piro como la cenicienta. Déjenme escapar de esta cárcel llamada cena de negocios. Yo no tengo negocio, pero tengo que cumplir capricho como buena niña con privilegios(?. Si saben de algún lugar, pasen dato, no sean envidiosos(?.
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