• Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Por milenios, había sido un espíritu distante, abstraído en su tarea de crear realidades efímeras para los mortales. No sentía apego por nada de lo que soñaba, porque sabía que al despertar, todo desaparecería. Era su maldición y su don: todo lo que amaba solo existía en el espacio entre un latido y otro.

    Hasta que la vio a ella.

    Ella no aparecía en los sueños, porque su esencia no podía ser contenida por lo onírico. Era vida pura, juventud perpetua, energía renovada. Su risa no se disolvía al amanecer. Sus pasos no se desvanecían al abrir los ojos. Ella era real, y eso le dolía a Morfeo de una manera que nunca antes había sentido.

    Este día, como castigo por su padre, dormía, y soñaba.


    >> Comienzo del sueño:

    Todo comenzaba en la casa de los dios, la observó en el Olimpo sirviendo néctar a los dioses, su andar despreocupado, su voz que parecía despertar incluso a las estatuas dormidas. No era solo su belleza, sino la forma en que existía: sin miedo al tiempo, sin miedo al error. Ella era todo lo que los sueños no eran... ella era presente.

    Sin previo aviso, ella lo miró.

    —¿Tú... eres Morfeo? —le preguntó Hebe con una mezcla de sorpresa y ternura.

    Él titubeó. Acostumbrado a ser visto solo en sueños, sentirse mirado en la vigilia lo desarmó.

    —Lo soy. —respondió con voz baja, como si temiera despertar de ella.

    Hebe sonrió, esa sonrisa suya que parecía un amanecer recién inventado.

    —Pensé que solo aparecías cuando uno dormía... Pero creo que te soñé despierta.—

    Fue entonces cuando algo cambió. Morfeo, por primera vez en toda su eternidad, sintió que él era el sueño de alguien más. No un capricho pasajero, sino una ilusión con sentido.

    Ella le enseñaba a reír sin temor al ridículo. Él le mostraba paisajes imposibles, estrellas que bailaban con el mar, cielos que se desbordaban en flores. Morfeo no sabía si estaba robando instantes al destino o si el destino finalmente le estaba sonriendo.

    Y se enamoró. Como solo un dios que nunca había amado puede hacerlo. Sin medida, sin defensa, sin lógica.

    Pero sabía también que Hebe no era suya. No podía encerrarla en un sueño, no podía darle cadenas de eternidad disfrazadas de caricias. Hebe pertenecía a la vida, al ahora, al correr del tiempo que no toca a los dioses, pero que ella hacía danzar a su antojo.

    Fin del sueño <<

    Por milenios, había sido un espíritu distante, abstraído en su tarea de crear realidades efímeras para los mortales. No sentía apego por nada de lo que soñaba, porque sabía que al despertar, todo desaparecería. Era su maldición y su don: todo lo que amaba solo existía en el espacio entre un latido y otro. Hasta que la vio a ella. Ella no aparecía en los sueños, porque su esencia no podía ser contenida por lo onírico. Era vida pura, juventud perpetua, energía renovada. Su risa no se disolvía al amanecer. Sus pasos no se desvanecían al abrir los ojos. Ella era real, y eso le dolía a Morfeo de una manera que nunca antes había sentido. Este día, como castigo por su padre, dormía, y soñaba. >> Comienzo del sueño: Todo comenzaba en la casa de los dios, la observó en el Olimpo sirviendo néctar a los dioses, su andar despreocupado, su voz que parecía despertar incluso a las estatuas dormidas. No era solo su belleza, sino la forma en que existía: sin miedo al tiempo, sin miedo al error. Ella era todo lo que los sueños no eran... ella era presente. Sin previo aviso, ella lo miró. —¿Tú... eres Morfeo? —le preguntó Hebe con una mezcla de sorpresa y ternura. Él titubeó. Acostumbrado a ser visto solo en sueños, sentirse mirado en la vigilia lo desarmó. —Lo soy. —respondió con voz baja, como si temiera despertar de ella. Hebe sonrió, esa sonrisa suya que parecía un amanecer recién inventado. —Pensé que solo aparecías cuando uno dormía... Pero creo que te soñé despierta.— Fue entonces cuando algo cambió. Morfeo, por primera vez en toda su eternidad, sintió que él era el sueño de alguien más. No un capricho pasajero, sino una ilusión con sentido. Ella le enseñaba a reír sin temor al ridículo. Él le mostraba paisajes imposibles, estrellas que bailaban con el mar, cielos que se desbordaban en flores. Morfeo no sabía si estaba robando instantes al destino o si el destino finalmente le estaba sonriendo. Y se enamoró. Como solo un dios que nunca había amado puede hacerlo. Sin medida, sin defensa, sin lógica. Pero sabía también que Hebe no era suya. No podía encerrarla en un sueño, no podía darle cadenas de eternidad disfrazadas de caricias. Hebe pertenecía a la vida, al ahora, al correr del tiempo que no toca a los dioses, pero que ella hacía danzar a su antojo. Fin del sueño <<
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  • No necesitas cerrar los ojos para ser promesa, ni dormir para renacer.

    Eres la aurora que no se cansa, la copa que no se vacía, el instante antes del beso, la risa que aún no ha dolido.

    Yo, en cambio, soy sombra que abraza sin tocar, soy el eco del deseo cuando la luz se apaga.

    Tú das vino, yo ofrezco espejismos.
    Tú eres presente, yo, el reflejo del mañana que jamás llega.

    Pero aún así te nombro en mis dominios, te dibujo en la espuma de los sueños de aquellos que no saben que anhelan tu eternidad.

    Y si alguna noche te duermes por descuido, prometo sostener tu juventud como un cristal sagrado entre mis dedos de humo.

    Porque hasta el sueño más profundo se vuelve dulce si lleva tu nombre.
    No necesitas cerrar los ojos para ser promesa, ni dormir para renacer. Eres la aurora que no se cansa, la copa que no se vacía, el instante antes del beso, la risa que aún no ha dolido. Yo, en cambio, soy sombra que abraza sin tocar, soy el eco del deseo cuando la luz se apaga. Tú das vino, yo ofrezco espejismos. Tú eres presente, yo, el reflejo del mañana que jamás llega. Pero aún así te nombro en mis dominios, te dibujo en la espuma de los sueños de aquellos que no saben que anhelan tu eternidad. Y si alguna noche te duermes por descuido, prometo sostener tu juventud como un cristal sagrado entre mis dedos de humo. Porque hasta el sueño más profundo se vuelve dulce si lleva tu nombre.
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  • #MonoRol

    𝐶𝑟𝑖𝑡𝑖𝑐𝑎... 𝐴 𝑙𝑎 𝑠𝑢𝑝𝑒𝑟𝑓𝑖𝑐𝑖𝑎𝑙𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑦 𝑙𝑜 𝑣𝑎𝑐𝑖𝑜

    La música, que para los demás era un símbolo de alegría y celebración, para él joven peliblanco se convirtió en un telón de fondo para el dilema que comenzaba a consumirlo. Sus ojos, que antes buscaban escapar, ahora estaban fijos en... La chica que le gustaba....

    Jade.

    La veía con otros ojos, ojos cargados de una mezcla de tristeza y resentimiento.

    En la academia se había inaugurado un baile de celebración y él... Quería bailar con aquella chica pero... No sabía y aunque lo intentó...

    Ella prefirió el dulce veneno... Que al pan salado e incipido.

    La oportunidad perdida pesaba sobre él. No era solo el rechazo; era la herida que había llegado para quedarse, una marca que no desaparecería fácilmente. Dorian, en su juventud e inseguridad, se encontró atrapado en una pregunta que parecía tan antigua como el tiempo mismo:

    ¿Por qué las mujeres prefieren a los chicos malos?

    El chico popular que bailaba con Jade, con su porte robusto y su sonrisa pícara, era todo lo que Dorian no era. Elegante, audaz, seductor. Y mientras ella se movía al ritmo de la música en los brazos de aquel hombre, Dorian no podía evitar compararse, buscar en sí mismo las razones de su insuficiencia.

    "¿Qué me falta? ¿Por qué no soy suficiente?"

    Pensamientos que se repetían... Cada uno más doloroso que el anterior.

    La tristeza que lo invadió no era solo por Jade....

    Era por él mismo.

    Quizás ese dilema, no lo dejaría dormir esa noche. Porque, las heridas no solo se sienten; se quedan, se convierten en parte de quienes las llevan....
    #MonoRol 𝐶𝑟𝑖𝑡𝑖𝑐𝑎... 𝐴 𝑙𝑎 𝑠𝑢𝑝𝑒𝑟𝑓𝑖𝑐𝑖𝑎𝑙𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑦 𝑙𝑜 𝑣𝑎𝑐𝑖𝑜 La música, que para los demás era un símbolo de alegría y celebración, para él joven peliblanco se convirtió en un telón de fondo para el dilema que comenzaba a consumirlo. Sus ojos, que antes buscaban escapar, ahora estaban fijos en... La chica que le gustaba.... Jade. La veía con otros ojos, ojos cargados de una mezcla de tristeza y resentimiento. En la academia se había inaugurado un baile de celebración y él... Quería bailar con aquella chica pero... No sabía y aunque lo intentó... Ella prefirió el dulce veneno... Que al pan salado e incipido. La oportunidad perdida pesaba sobre él. No era solo el rechazo; era la herida que había llegado para quedarse, una marca que no desaparecería fácilmente. Dorian, en su juventud e inseguridad, se encontró atrapado en una pregunta que parecía tan antigua como el tiempo mismo: ¿Por qué las mujeres prefieren a los chicos malos? El chico popular que bailaba con Jade, con su porte robusto y su sonrisa pícara, era todo lo que Dorian no era. Elegante, audaz, seductor. Y mientras ella se movía al ritmo de la música en los brazos de aquel hombre, Dorian no podía evitar compararse, buscar en sí mismo las razones de su insuficiencia. "¿Qué me falta? ¿Por qué no soy suficiente?" Pensamientos que se repetían... Cada uno más doloroso que el anterior. La tristeza que lo invadió no era solo por Jade.... Era por él mismo. Quizás ese dilema, no lo dejaría dormir esa noche. Porque, las heridas no solo se sienten; se quedan, se convierten en parte de quienes las llevan....
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  • El sol acariciaba el cielo cuando ella descendió del Olimpo, con una ultima misión. Su risa aún tenía la inocencia de los siglos, pero sus ojos… sus ojos hablaban de experiencias que antes no conocía. Había cambiado. Ya no era solo la diosa de la juventud: era el resultado de haber sido herida… y haber renacido.

    Caminaba descalza sobre la hierba, y a cada paso, pequeñas flores brotaban bajo sus pies. Su cabello, largo y blanco como la paz eterna, flotaba con cada brisa, brillante, fuerte, indomable.

    —Antes creía que la juventud era eterna sólo por serlo —susurró, alzando un mechón entre sus dedos—. Pero aprendí que incluso la luz necesita cuidados para no apagarse.

    Se detuvo frente a un espejo de agua. Su reflejo era más que belleza: era resiliencia.

    —Me rompieron, sí… —dijo, sin bajar la mirada—. Pero me recompongo más fuerte. Y ahora, no hay sombra que me apague.

    A su lado, un frasco blanco con dorado del shampoo: Pantene, descansaba como un tesoro celestial. Ella lo alzó entre sus manos con la misma reverencia con la que brindaba néctar a los dioses.

    —Esto no es un simple shampoo. Es un escudo, un bálsamo, un recordatorio de que incluso las diosas necesitan cuidarse. Mi cabello no solo brilla… resiste. Vive. Habla de mí.

    Y con una sonrisa traviesa, pero decidida, se giró al espectador invisible que la miraba desde el mundo terrenal.

    —Si quieres sentirte radiante, viva… y fuerte, como yo… Elige bien. Pantene. Brilla con fuerza. Como una diosa.

    #momentopeloteo #desafiodivino
    El sol acariciaba el cielo cuando ella descendió del Olimpo, con una ultima misión. Su risa aún tenía la inocencia de los siglos, pero sus ojos… sus ojos hablaban de experiencias que antes no conocía. Había cambiado. Ya no era solo la diosa de la juventud: era el resultado de haber sido herida… y haber renacido. Caminaba descalza sobre la hierba, y a cada paso, pequeñas flores brotaban bajo sus pies. Su cabello, largo y blanco como la paz eterna, flotaba con cada brisa, brillante, fuerte, indomable. —Antes creía que la juventud era eterna sólo por serlo —susurró, alzando un mechón entre sus dedos—. Pero aprendí que incluso la luz necesita cuidados para no apagarse. Se detuvo frente a un espejo de agua. Su reflejo era más que belleza: era resiliencia. —Me rompieron, sí… —dijo, sin bajar la mirada—. Pero me recompongo más fuerte. Y ahora, no hay sombra que me apague. A su lado, un frasco blanco con dorado del shampoo: Pantene, descansaba como un tesoro celestial. Ella lo alzó entre sus manos con la misma reverencia con la que brindaba néctar a los dioses. —Esto no es un simple shampoo. Es un escudo, un bálsamo, un recordatorio de que incluso las diosas necesitan cuidarse. Mi cabello no solo brilla… resiste. Vive. Habla de mí. Y con una sonrisa traviesa, pero decidida, se giró al espectador invisible que la miraba desde el mundo terrenal. —Si quieres sentirte radiante, viva… y fuerte, como yo… Elige bien. Pantene. Brilla con fuerza. Como una diosa. #momentopeloteo #desafiodivino
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  • «Es hora, ahorita me toca a mi. ¡ah! Pero mi corazon esta loquito otra vez, ¡Por Zeus que no me muerda la lengua! Non, ¡Por Athena, bendiceme con tu sabiduría!»pensó antes de que Hikaru escuchara su respuesta. Todo estaba dicho sin palabras, pero ella ansiaba darle algo justo aunque no sabía como decirle todo lo que su corazón y alma significaba para todo lo dicho por él.

    Se rascó la nuca con nervios, desordenando con frustracion su larga melena blanca. «¡debo! ¡yo debo ser valiente también! ¡vamos, Hebe! ¡que la juventud nos ilumine que hoy para mi misma debo sacar vitalidad!»se echó ánimos a sí misma.
    «Es hora, ahorita me toca a mi. ¡ah! Pero mi corazon esta loquito otra vez, ¡Por Zeus que no me muerda la lengua! Non, ¡Por Athena, bendiceme con tu sabiduría!»pensó antes de que Hikaru escuchara su respuesta. Todo estaba dicho sin palabras, pero ella ansiaba darle algo justo aunque no sabía como decirle todo lo que su corazón y alma significaba para todo lo dicho por él. Se rascó la nuca con nervios, desordenando con frustracion su larga melena blanca. «¡debo! ¡yo debo ser valiente también! ¡vamos, Hebe! ¡que la juventud nos ilumine que hoy para mi misma debo sacar vitalidad!»se echó ánimos a sí misma. :STK-26:
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  • ❝A veces me permito dudar un instante, luego lo observo y si realmente mi corazón dicta que ayude a esa joven criatura, es cuando voy a ofrecerle un poco de fuerzas. Pero tal como dudo un instante, dudo también que deseen mi ayuda, hoy día nadie reza o da ofrendas ni por ni para la Diosa de la juventud y vitalidad..."
    ❝A veces me permito dudar un instante, luego lo observo y si realmente mi corazón dicta que ayude a esa joven criatura, es cuando voy a ofrecerle un poco de fuerzas. Pero tal como dudo un instante, dudo también que deseen mi ayuda, hoy día nadie reza o da ofrendas ni por ni para la Diosa de la juventud y vitalidad..."
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  • - Espero no me extrañen mucho...

    *Fueron mis palabras mientras terminaba de guardar el último abrigo en el bolso de viaje. Después de varios retrasos (uno bastante vergonzoso que incluyó alcohol y una declaración de amor que no fue correspondida), por fin iniciaria mi viaje al norte ¿El objetivo? Conseguir Mithirl, un material necesario para reparar mi espada.*

    - Debería dejar un mensaje por las dudas - Nuevamente me hablé a mi mismo, mirando a la ventana y lancé un suspiro, acompañado de una sonrisa - Creo que ella se enfadaría si parto sin aviso, en especial después que dije que la acompañaría.

    *Hablaba de Hebe, la pequeña juventud del Olimpo, a quien por esa misma ventana solía ver correr de aquí para allá organizando eventos, ahora con un tigre(cosas raras del Olimpo). La imagen me hizo sonreir, incluso flaqueé un poco en mi determinación pero me negué: Debía ser egoísta al menos por unos días. Con eso en mente, haciendo que a mi maleta la cargue y cubra el viento, tomé mi espada, maltrecha por batallas anteriores, para salir de mi habitación hacia el salón principal, donde deje un mensaje a la diosa de la noche.*

    "Querida familia del Olimpo, me iré dos días al norte, ni uno más, ni uno menos. Esperadme, si tienen algun mensaje que dar, Febo o la miama noche os ayudaran.

    Hermes"

    *Dejado el mensaje a la bella noche, sonreí con calma y partí del Olimpo, habiendo ya hecho mi sacrificio a Hestia para la buena ventura de la familia, mientras Febo asomaba sus rayos. Me despedí con un discreto saludo, encarando al frio norte.*
    - Espero no me extrañen mucho... *Fueron mis palabras mientras terminaba de guardar el último abrigo en el bolso de viaje. Después de varios retrasos (uno bastante vergonzoso que incluyó alcohol y una declaración de amor que no fue correspondida), por fin iniciaria mi viaje al norte ¿El objetivo? Conseguir Mithirl, un material necesario para reparar mi espada.* - Debería dejar un mensaje por las dudas - Nuevamente me hablé a mi mismo, mirando a la ventana y lancé un suspiro, acompañado de una sonrisa - Creo que ella se enfadaría si parto sin aviso, en especial después que dije que la acompañaría. *Hablaba de Hebe, la pequeña juventud del Olimpo, a quien por esa misma ventana solía ver correr de aquí para allá organizando eventos, ahora con un tigre(cosas raras del Olimpo). La imagen me hizo sonreir, incluso flaqueé un poco en mi determinación pero me negué: Debía ser egoísta al menos por unos días. Con eso en mente, haciendo que a mi maleta la cargue y cubra el viento, tomé mi espada, maltrecha por batallas anteriores, para salir de mi habitación hacia el salón principal, donde deje un mensaje a la diosa de la noche.* "Querida familia del Olimpo, me iré dos días al norte, ni uno más, ni uno menos. Esperadme, si tienen algun mensaje que dar, Febo o la miama noche os ayudaran. Hermes" *Dejado el mensaje a la bella noche, sonreí con calma y partí del Olimpo, habiendo ya hecho mi sacrificio a Hestia para la buena ventura de la familia, mientras Febo asomaba sus rayos. Me despedí con un discreto saludo, encarando al frio norte.*
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    ❝La juventud es una fuente inagotable de vitalidad… hasta que alguien decide probar si su dedo gordo del pie puede resistir la furia de un plumazo. Spoiler: no puede."

    *Los demás: ¿Porque no pueden?

    ⟩ Porque un plumazo suena elegante y ligero, pero en realidad, si alguien deja caer algo pesado (como una estatua, un jarrón olímpico o incluso un trono divino) sobre su dedo gordo del pie, la juventud y la vitalidad se desvanecen en un grito de dolor épico digno del Monte Olimpo.
    ❝La juventud es una fuente inagotable de vitalidad… hasta que alguien decide probar si su dedo gordo del pie puede resistir la furia de un plumazo. Spoiler: no puede." *Los demás: ¿Porque no pueden? ⟩ Porque un plumazo suena elegante y ligero, pero en realidad, si alguien deja caer algo pesado (como una estatua, un jarrón olímpico o incluso un trono divino) sobre su dedo gordo del pie, la juventud y la vitalidad se desvanecen en un grito de dolor épico digno del Monte Olimpo.
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  • ❝A veces las criaturas de tiempo limitado hablan tonterías ridículas, ¡Soy la Diosa de la Juventud y Vitalidad! ¡Odio que hagan vista gorda de mi presencia! —la molestia en su rostro era notorio— La resignación, el conformismo y la desesperación en que muchas criaturas se hunden con facilidad me incordian, ¡Jmp! teniendo cerca a la Diosa de la Eterna Juventud, es un chiste de mal gusto. Si tan solo dieran una ofrenda al fuego honrando mi nombre, su destino no sería tan trágico; pero está comprobado que hoy día, los humanos se han vuelto mas estúpidos e ignorantes.

    ¿Dónde quedó la fe y conocimiento? tener un Dios cerca les debería indicar que pueden pedir un favor de última esperanza; pero si lo que desean es morir, intervendré porque... Quiénes se ahogan con la ignorante resignación, tks... Solo hacen que mis manos quieran mostrarle lo que Némesis hará con ellos, pero, si su muerte las Moiras ya lo sabían, tampoco...es que pueda hacer algo. Si morir joven fue su destino, no le puedo sumar vida"
    ❝A veces las criaturas de tiempo limitado hablan tonterías ridículas, ¡Soy la Diosa de la Juventud y Vitalidad! ¡Odio que hagan vista gorda de mi presencia! —la molestia en su rostro era notorio— La resignación, el conformismo y la desesperación en que muchas criaturas se hunden con facilidad me incordian, ¡Jmp! teniendo cerca a la Diosa de la Eterna Juventud, es un chiste de mal gusto. Si tan solo dieran una ofrenda al fuego honrando mi nombre, su destino no sería tan trágico; pero está comprobado que hoy día, los humanos se han vuelto mas estúpidos e ignorantes. ¿Dónde quedó la fe y conocimiento? tener un Dios cerca les debería indicar que pueden pedir un favor de última esperanza; pero si lo que desean es morir, intervendré porque... Quiénes se ahogan con la ignorante resignación, tks... Solo hacen que mis manos quieran mostrarle lo que Némesis hará con ellos, pero, si su muerte las Moiras ya lo sabían, tampoco...es que pueda hacer algo. Si morir joven fue su destino, no le puedo sumar vida"
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  • —Buenos días espero lo esten teniendo, ¡Yo por fin estoy desperezando el cuerpo! Jajaja ~ —risueña saluda con un vestido sencillo y juvenil, Digno de ella, la Diosa de la Juventud y Vitalidad.
    —Buenos días espero lo esten teniendo, ¡Yo por fin estoy desperezando el cuerpo! Jajaja ~ —risueña saluda con un vestido sencillo y juvenil, Digno de ella, la Diosa de la Juventud y Vitalidad.
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