• Galletas porque me dio antojo y tengo que matar el tiempo libre en algo
    Galletas porque me dio antojo y tengo que matar el tiempo libre en algo
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  • –(" Creó que Mark ya está sospechando de mi actitud... ¿Soy demasiado obvia?")

    °Dije mientras evitaba totalmente el contacto visual, Pero sabía que eso solo haría que empeorarán las cosas.°

    –(" Realmente no se cómo decir estas cosas... Nada en la vida te prepara para esto y realmente no me gustaría arruinar lo que tengo con el..")

    –" Eres mi todo y más..."

    –(" Realmente lo ama y preferiría arrancarme la lengua con un cortaúñas antes que dejarlo... Pero tampoco quiero ejercer presión..")

    –(" El es un espíritu libre y no quiero encadenarlo de está forma...")

    –"Oye Mark Grayson 士 ... ¿Podemos hablar?"
    💭–(" Creó que Mark ya está sospechando de mi actitud... ¿Soy demasiado obvia?") °Dije mientras evitaba totalmente el contacto visual, Pero sabía que eso solo haría que empeorarán las cosas.° 💭–(" Realmente no se cómo decir estas cosas... Nada en la vida te prepara para esto y realmente no me gustaría arruinar lo que tengo con el..") –" Eres mi todo y más..." 💭–(" Realmente lo ama y preferiría arrancarme la lengua con un cortaúñas antes que dejarlo... Pero tampoco quiero ejercer presión..") 💭–(" El es un espíritu libre y no quiero encadenarlo de está forma...") –"Oye [ripple_green_whale_824] ... ¿Podemos hablar?"
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  • ── No me mires así... Las flores son preciosas...

    Aquella corona de flores se la había regalado su cuñada y no planeaba quitársela hasta que terminara el día, así ella no lo viera no se las quitaría, ella había perdido una hermana y si Alexa tenia que llevar flores todo el día para que Adriana fuera feliz y libre como siempre era, lo haría sin dudar.

    ── Y no quiero ningún comentario, me las dio mi hermanita y no me las voy a quitar...
    ── No me mires así... Las flores son preciosas... Aquella corona de flores se la había regalado su cuñada y no planeaba quitársela hasta que terminara el día, así ella no lo viera no se las quitaría, ella había perdido una hermana y si Alexa tenia que llevar flores todo el día para que Adriana fuera feliz y libre como siempre era, lo haría sin dudar. ── Y no quiero ningún comentario, me las dio mi hermanita y no me las voy a quitar...
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  • Diario Semanal De Darküs Volkøv.

    Nunca me gustó que otros decidieran por mí, pero en este caso fue el padre de Lía quien selló el destino. Ese viejo cabrón me puso un arma invisible en la sien, me entregó a su hija como moneda de cambio y dejó claro que si no cumplía, había una bala de plata esperándome. Y no era solo la mía, también la de ella. Lo que hacía aún más sucio todo este trato.

    Él cree que al ponerla conmigo la protege, que nadie mejor que yo para cuidarla, para darle un futuro en un mundo lleno de traiciones y cuchillos en la oscuridad. Lo que no entiende —o quizá sí y no le importa— es que Lía no quiere saber nada de esto, no quiere una vida marcada por la mafia, ni por secretos, ni por amenazas. Ella solo quiere algo que yo jamás tuve, amor verdadero, libre de cadenas. Y ese no estaba en el contrato.

    Por eso la traje conmigo, por eso la retuve en la isla. No porque deseara ser su carcelero, sino porque era la única forma de salvarnos a los dos. Quería hacerlo bien, por las buenas, sin necesidad de imponerme. Y se lo dije, no me interesa romperla, me interesa que elija quedarse. Que se comprometa en aquella isla de los dos. Pero ella me devuelve odio y reproches, me recuerda a cada segundo que me ve como el verdugo que le arrebató la libertad molestándolo en cada palabra.

    Sé que no es fácil mirarla y no ceder, porque tiene fuego en la mirada y esa rebeldía me provoca más de lo que debería. Ella me reta, me insulta, me desafía, y en cada palabra me demuestra que no será fácil doblegarla. Y aun así, ahí está el problema: no quiero que se doblegue, quiero que me vea y elija, aunque seamos dos piezas de un ajedrez podrido.

    El tiempo se acaba y lo sé. Si no acepta, ambos tenemos una bala escrita con nuestros nombres. Y en mi mundo, no hay espacio para finales felices ni cuentos de hadas. Así que le di la opción, dejar que yo la convenza por las buenas, o arrastrarla por la fuerza. Porque lo que Lia no entiende es que su padre puede haberla usado como pieza, pero conmigo… conmigo no hay salida.

    Lia Russell
    Diario Semanal De Darküs Volkøv. Nunca me gustó que otros decidieran por mí, pero en este caso fue el padre de Lía quien selló el destino. Ese viejo cabrón me puso un arma invisible en la sien, me entregó a su hija como moneda de cambio y dejó claro que si no cumplía, había una bala de plata esperándome. Y no era solo la mía, también la de ella. Lo que hacía aún más sucio todo este trato. Él cree que al ponerla conmigo la protege, que nadie mejor que yo para cuidarla, para darle un futuro en un mundo lleno de traiciones y cuchillos en la oscuridad. Lo que no entiende —o quizá sí y no le importa— es que Lía no quiere saber nada de esto, no quiere una vida marcada por la mafia, ni por secretos, ni por amenazas. Ella solo quiere algo que yo jamás tuve, amor verdadero, libre de cadenas. Y ese no estaba en el contrato. Por eso la traje conmigo, por eso la retuve en la isla. No porque deseara ser su carcelero, sino porque era la única forma de salvarnos a los dos. Quería hacerlo bien, por las buenas, sin necesidad de imponerme. Y se lo dije, no me interesa romperla, me interesa que elija quedarse. Que se comprometa en aquella isla de los dos. Pero ella me devuelve odio y reproches, me recuerda a cada segundo que me ve como el verdugo que le arrebató la libertad molestándolo en cada palabra. Sé que no es fácil mirarla y no ceder, porque tiene fuego en la mirada y esa rebeldía me provoca más de lo que debería. Ella me reta, me insulta, me desafía, y en cada palabra me demuestra que no será fácil doblegarla. Y aun así, ahí está el problema: no quiero que se doblegue, quiero que me vea y elija, aunque seamos dos piezas de un ajedrez podrido. El tiempo se acaba y lo sé. Si no acepta, ambos tenemos una bala escrita con nuestros nombres. Y en mi mundo, no hay espacio para finales felices ni cuentos de hadas. Así que le di la opción, dejar que yo la convenza por las buenas, o arrastrarla por la fuerza. Porque lo que Lia no entiende es que su padre puede haberla usado como pieza, pero conmigo… conmigo no hay salida. [ripple_platinum_crow_772]
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  • •Recuerdos de Haku•

    {Hoy comenzaba otro día de entrenamiento. Las clases con mi nuevo mentor solían ser duras y agotadoras, pero cada jornada me dejaba con la sensación de que mis fuerzas crecían, y también mis ganas.}

    {Por suerte, aquella mañana no encontré al espectro fanfarrón en ninguna parte. No era raro que los espíritus prefirieran vagar a su antojo, apareciendo y desapareciendo sin aviso. Pero cuando era niña para mi desgracia, él no lo hacía. Todas las noches, justo cuándo apagaba la luz y me acurrucaba en mi cama, ahí estaba. De pie, paradote contra el brillo de la ventana, recordándome con su sola presencia que no me dejaría sola. Él podía sentir mi miedo, lo olía como un cuervo puede oler la carne muerta. Y hasta el día de hoy estoy convencida de que fue él quien perturbaba mis sueños, retorciéndolos hasta volverlos pesadillas. Dolorosas, pero cada una me dejaba una enseñanza, un consejo. Él se colaba en mi mente mientras dormía.}

    {Al principio, entre nosotros no hubo palabras. Solo estaba yo, creciendo bajo su presencia, acostumbrándome poco a poco a tenerlo como un espectador silencioso en cada momento de mi vida. Estaba ahí en mis cumpleaños, en navidades, en las fiestas escolares e incluso en los viajes familiares. Siempre, como una sombra.}

    {Con el tiempo me atreví a hablarle. En realidad, era yo quien llenaba las habitaciones y rincones con mi voz, contándole cosas sin parar mientras él escuchaba en un silencio que a veces se volvía insoportable. Solo respondía cuando quería, con esa voz metálica y áspera. Recuerdo un día en especial. Estábamos en el campo, visitando a la mujer más anciana de la familia de mi madre. Me atreví a decirle que su forma humanoide me incomodaba, y que no tenía nada de espiritual. Y claro… lo ofendí. Se irguió frente a mí, con su rostro serio cómo siempre, y me preguntó con un tono desafiante qué forma debería tomar entonces.}

    {Mi mirada se perdió por alguna parte, donde corría libre el caballo más hermoso que yo había visto. El de la abuela. Señalé con una sonrisa brillante.}

    —Un caballo como el de la abuela… es el más hermoso de todo el campo.

    {Y justo en ese momento, un águila voló por los cielos sobre nuestras cabezas, dejando escapar un chillido. Con la emoción de una niña, lo señalé con el dedo.}

    —¡Un águila! ¡Mira, Puff, un águila!

    {El espíritu, en silencio, pareció tomar nota. Y esa misma tarde decidió tomar las formas de las dos criaturas que más me fascinaban. Así nació la forma que aún conserva: mitad caballo, mitad águila. Ya no era una sombra, sino un ser majestuoso que representaba lo que él más amaba en el mundo: La libertad.}


    •Recuerdos de Haku•📖 {Hoy comenzaba otro día de entrenamiento. Las clases con mi nuevo mentor solían ser duras y agotadoras, pero cada jornada me dejaba con la sensación de que mis fuerzas crecían, y también mis ganas.} {Por suerte, aquella mañana no encontré al espectro fanfarrón en ninguna parte. No era raro que los espíritus prefirieran vagar a su antojo, apareciendo y desapareciendo sin aviso. Pero cuando era niña para mi desgracia, él no lo hacía. Todas las noches, justo cuándo apagaba la luz y me acurrucaba en mi cama, ahí estaba. De pie, paradote contra el brillo de la ventana, recordándome con su sola presencia que no me dejaría sola. Él podía sentir mi miedo, lo olía como un cuervo puede oler la carne muerta. Y hasta el día de hoy estoy convencida de que fue él quien perturbaba mis sueños, retorciéndolos hasta volverlos pesadillas. Dolorosas, pero cada una me dejaba una enseñanza, un consejo. Él se colaba en mi mente mientras dormía.} {Al principio, entre nosotros no hubo palabras. Solo estaba yo, creciendo bajo su presencia, acostumbrándome poco a poco a tenerlo como un espectador silencioso en cada momento de mi vida. Estaba ahí en mis cumpleaños, en navidades, en las fiestas escolares e incluso en los viajes familiares. Siempre, como una sombra.} {Con el tiempo me atreví a hablarle. En realidad, era yo quien llenaba las habitaciones y rincones con mi voz, contándole cosas sin parar mientras él escuchaba en un silencio que a veces se volvía insoportable. Solo respondía cuando quería, con esa voz metálica y áspera. Recuerdo un día en especial. Estábamos en el campo, visitando a la mujer más anciana de la familia de mi madre. Me atreví a decirle que su forma humanoide me incomodaba, y que no tenía nada de espiritual. Y claro… lo ofendí. Se irguió frente a mí, con su rostro serio cómo siempre, y me preguntó con un tono desafiante qué forma debería tomar entonces.} {Mi mirada se perdió por alguna parte, donde corría libre el caballo más hermoso que yo había visto. El de la abuela. Señalé con una sonrisa brillante.} —Un caballo como el de la abuela… es el más hermoso de todo el campo. {Y justo en ese momento, un águila voló por los cielos sobre nuestras cabezas, dejando escapar un chillido. Con la emoción de una niña, lo señalé con el dedo.} —¡Un águila! ¡Mira, Puff, un águila! {El espíritu, en silencio, pareció tomar nota. Y esa misma tarde decidió tomar las formas de las dos criaturas que más me fascinaban. Así nació la forma que aún conserva: mitad caballo, mitad águila. Ya no era una sombra, sino un ser majestuoso que representaba lo que él más amaba en el mundo: La libertad.}
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  • -El dulce omega estaba paseando por el parque ya que iba a una librería a comprar unos libros que quería leer desde hace muchos días estaba muy emocionado así que era inevitable que liberara su aroma mientras caminaba miraba su suéter favorito el cual tenía girasoles que le encantaban-
    -El dulce omega estaba paseando por el parque ya que iba a una librería a comprar unos libros que quería leer desde hace muchos días estaba muy emocionado así que era inevitable que liberara su aroma mientras caminaba miraba su suéter favorito el cual tenía girasoles que le encantaban-
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  • El Bartender de La Rapsodia
    Fandom OC
    Categoría Original
    ||Rol libre, únase el que quiera||

    El aire en La Rapsodia Carmesí vibraba con una energía palpable, una mezcla embriagadora de sudor, luces estroboscópicas carmesíes y el latido profundo de la música electrónica que Alexander mismo había compuesto. El club, escondido tras una fachada anodina en una calle lateral de Hongdae, era su santuario secreto, un lugar donde las convenciones se desvanecían y la gente se entregaba al ritmo primal.

    Esta noche, sin embargo, Alexander no estaba en la cabina del DJ ni guiando los movimientos de sus bailarines. Vestido con una camiseta negra ajustada que dejaba entrever los músculos tensos de sus brazos y un delantal de cuero oscuro, se movía con una eficiencia silenciosa detrás de la barra. Su cabello azabache, generalmente impecable, estaba ligeramente revuelto, y su intensa mirada café observaba la pista de baile como un halcón acechando a su presa.

    Fingir ser un simple bartender era una estrategia. Le permitía observar, sentir el pulso del club, identificar cualquier amenaza potencial sin levantar sospechas. Su aroma, usualmente una mezcla embriagadora de cedro y metal, estaba sutilmente reprimido, mezclándose con los efluvios de alcohol y feromonas que flotaban en el aire.

    Una joven con cabello de color fantasía y ojos delineados con glitter se acercó a la barra. Su aroma dulce y ligeramente ansioso la delataba como una Omega nerviosa.

    "Un 'Sangre de Demonio', por favor," pidió, su voz apenas audible por encima del ritmo palpitante.

    Alexander asintió con una cortesía fría y profesional, sus movimientos al preparar el cóctel eran precisos y rápidos, producto de años de disciplina militar. Mientras vertía el licor carmesí, sus sentidos agudizados captaron una conversación cerca de la entrada. Dos hombres con auras ásperas y un aroma familiar a Alfa estaban hablando en voz baja, sus miradas recorriendo el club con una intensidad que no era de simples curiosos.

    Su instinto licántropo se encendió, una punzada de alerta recorriéndole la espalda. Eran Alfas desconocidos, y su presencia en su territorio era una nota discordante en la sinfonía de la noche.

    Entregó el cóctel a la joven, sus dedos rozando brevemente los de ella. Pudo sentir una ligera descarga de excitación nerviosa, un testimonio de la energía que emanaba incluso de su fachada de bartender.

    "Aquí tienes," dijo, su voz un murmullo grave que apenas superaba la música. Sus ojos, por un instante, se encontraron con los de ella, transmitiendo una calma inusual en medio del caos.

    Mientras la Omega se alejaba hacia la pista de baile, Alexander apoyó los antebrazos en la barra, su mirada fija en los dos Alfas de la entrada. Su fachada de bartender tranquilo no reflejaba la tensión que se acumulaba bajo su piel. Su lado demoníaco disfrutaba del peligro, la anticipación del conflicto. Su lado licántropo, en cambio, sentía la necesidad de proteger su territorio, su manada de bailarines que se movían ajenos a la potencial amenaza.

    Una leve sonrisa, fría y depredadora, curvó sus labios por un instante. Fingir ser alguien que no era tenía sus ventajas. Subestimarlo sería su mayor error. La noche en La Rapsodia Carmesí aún era joven, y Alexander Wolfen estaba listo para cualquier melodía que tuviera que bailar.
    ||Rol libre, únase el que quiera|| El aire en La Rapsodia Carmesí vibraba con una energía palpable, una mezcla embriagadora de sudor, luces estroboscópicas carmesíes y el latido profundo de la música electrónica que Alexander mismo había compuesto. El club, escondido tras una fachada anodina en una calle lateral de Hongdae, era su santuario secreto, un lugar donde las convenciones se desvanecían y la gente se entregaba al ritmo primal. Esta noche, sin embargo, Alexander no estaba en la cabina del DJ ni guiando los movimientos de sus bailarines. Vestido con una camiseta negra ajustada que dejaba entrever los músculos tensos de sus brazos y un delantal de cuero oscuro, se movía con una eficiencia silenciosa detrás de la barra. Su cabello azabache, generalmente impecable, estaba ligeramente revuelto, y su intensa mirada café observaba la pista de baile como un halcón acechando a su presa. Fingir ser un simple bartender era una estrategia. Le permitía observar, sentir el pulso del club, identificar cualquier amenaza potencial sin levantar sospechas. Su aroma, usualmente una mezcla embriagadora de cedro y metal, estaba sutilmente reprimido, mezclándose con los efluvios de alcohol y feromonas que flotaban en el aire. Una joven con cabello de color fantasía y ojos delineados con glitter se acercó a la barra. Su aroma dulce y ligeramente ansioso la delataba como una Omega nerviosa. "Un 'Sangre de Demonio', por favor," pidió, su voz apenas audible por encima del ritmo palpitante. Alexander asintió con una cortesía fría y profesional, sus movimientos al preparar el cóctel eran precisos y rápidos, producto de años de disciplina militar. Mientras vertía el licor carmesí, sus sentidos agudizados captaron una conversación cerca de la entrada. Dos hombres con auras ásperas y un aroma familiar a Alfa estaban hablando en voz baja, sus miradas recorriendo el club con una intensidad que no era de simples curiosos. Su instinto licántropo se encendió, una punzada de alerta recorriéndole la espalda. Eran Alfas desconocidos, y su presencia en su territorio era una nota discordante en la sinfonía de la noche. Entregó el cóctel a la joven, sus dedos rozando brevemente los de ella. Pudo sentir una ligera descarga de excitación nerviosa, un testimonio de la energía que emanaba incluso de su fachada de bartender. "Aquí tienes," dijo, su voz un murmullo grave que apenas superaba la música. Sus ojos, por un instante, se encontraron con los de ella, transmitiendo una calma inusual en medio del caos. Mientras la Omega se alejaba hacia la pista de baile, Alexander apoyó los antebrazos en la barra, su mirada fija en los dos Alfas de la entrada. Su fachada de bartender tranquilo no reflejaba la tensión que se acumulaba bajo su piel. Su lado demoníaco disfrutaba del peligro, la anticipación del conflicto. Su lado licántropo, en cambio, sentía la necesidad de proteger su territorio, su manada de bailarines que se movían ajenos a la potencial amenaza. Una leve sonrisa, fría y depredadora, curvó sus labios por un instante. Fingir ser alguien que no era tenía sus ventajas. Subestimarlo sería su mayor error. La noche en La Rapsodia Carmesí aún era joven, y Alexander Wolfen estaba listo para cualquier melodía que tuviera que bailar.
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    Cualquier línea
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  • Se busca pareja para este lindo aunque por tiempo limitado, se encuentra como Mujer, pero eso no significa que dejaré libre para cualquier idiota llegar a romancear con mi hermanito, entienden?
    Se busca pareja para este lindo aunque por tiempo limitado, se encuentra como Mujer, pero eso no significa que dejaré libre para cualquier idiota llegar a romancear con mi hermanito, entienden?
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  • «Me hubiera gustado ofrecerle la manzana.... Cómo debería haber sido. Sin embargo, el viejo exigió nuestro matrimonio. Y ahora simplemente vago en incertidumbre... Todo lo que está sucediendo es tan confuso....»pensó acostado un momento bajo la sombra de un árbol. En el mundo mortal, solo una hora para disfrutar de su "tiempo libre" y luego debería regresar al Inframundo.
    «Me hubiera gustado ofrecerle la manzana.... Cómo debería haber sido. Sin embargo, el viejo exigió nuestro matrimonio. Y ahora simplemente vago en incertidumbre... Todo lo que está sucediendo es tan confuso....»pensó acostado un momento bajo la sombra de un árbol. En el mundo mortal, solo una hora para disfrutar de su "tiempo libre" y luego debería regresar al Inframundo.
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  • Nihal The Dragon Había decidido llevarlo a aquel lugar, el sitio que había reservado solo para aquellas personas que le mantenían de pie, tomo su mano y lo guío entre las ruinas de aquel palacio, los vestigios de aquella guerra, con cuidado se adentro con él en el bosque cercano, hasta que entre los grandes abetos se abrió paso aquella construcción de cristal, había tomado todo su tiempo libre en ella con la esperanza de que el dragón la viera en algún momento, se aclaro la garganta, y le miró de reojo al estar frente a la puerta de aquel invernadero — Cuando la guerra termino, quise preservar todo lo bello que estar tierras tenían, las flores y plantas que la reina había amado, todas aquellas que me había enseñado a cuidar, deseaba que al volver pudieras verlas— Dicho esto abrió las puertas permitiendo la entrada del dragón al recinto —
    [The.CosmicDragon.Nihal] Había decidido llevarlo a aquel lugar, el sitio que había reservado solo para aquellas personas que le mantenían de pie, tomo su mano y lo guío entre las ruinas de aquel palacio, los vestigios de aquella guerra, con cuidado se adentro con él en el bosque cercano, hasta que entre los grandes abetos se abrió paso aquella construcción de cristal, había tomado todo su tiempo libre en ella con la esperanza de que el dragón la viera en algún momento, se aclaro la garganta, y le miró de reojo al estar frente a la puerta de aquel invernadero — Cuando la guerra termino, quise preservar todo lo bello que estar tierras tenían, las flores y plantas que la reina había amado, todas aquellas que me había enseñado a cuidar, deseaba que al volver pudieras verlas— Dicho esto abrió las puertas permitiendo la entrada del dragón al recinto —
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