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    ❦ Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Dèesse – Infernal Glamour

    DOSSIER PROFESIONAL – JIN ISHTAR YOKIN
    Categoría: Elite Infernal Model – High Court Representative

    Perfil General
    𝅓 Nombre Completo: Jin Ishtar Yokin
    𝅓 Título Escénico: The Crimson Heir
    𝅓 Altura: 1.88 m
    𝅓 Cabello: Rojo sangre, textura suave, ligeramente desordenado para un aire indomable.
    𝅓 Ojos: Rojos intensos, con destellos dorados bajo cierta luz.
    𝅓 Piel: Clara, impecable.
    𝅓 Complexión: Atlética y elegante, porte de nobleza innata.
    𝅓 Idiomas: Japonés (nativo), Inglés (fluido), Italiano (intermedio).
    𝅓 Rasgo Distintivo: Presencia magnética que impone respeto antes de pronunciar palabra.

    🏛 Narrativa de Personaje (Lore Oficial Ishtar’s)
    En el universo de Ishtar’s Demonic Dèesse, Jin Ishtar Yokin es el Heraldo del Trono Escarlata, heredero espiritual y protector de los secretos de la Alta Corte Ishtar.
    Se le conoce como "El Guardián de los Juramentos" debido a su papel en sellar pactos y supervisar los vínculos entre el mundo mortal y la realeza demoníaca. Su cruz dorada, lejos de ser un símbolo de fe terrenal, es un sello de poder arcano que únicamente él puede portar sin ser consumido.

    Su historia dentro de la agencia es la de un estratega silencioso: no solo representa la imagen del glamour infernal masculino, sino que también funge como embajador en campañas que requieren autoridad, lujo y un toque de peligro calculado.

    Especialidad en la Agencia:
    𝇉 Moda de Alta Sastrería Masculina y Accesorios de Lujo
    𝇉 Desfiles de Corte y Galas Temáticas Oscuras
    𝇉 Campañas de Perfumería y Relojería de Alta Gama
    𝇉 Editoriales de Poder, Misterio y Autoridad

    𝆺𝅥𝅯 Contacto de Agencia:
    ✦ Dirección de Imagen Masculina – Corte Ishtar
    ✦ [confidencial para uso narrativo]

    🕯 Cita Oficial de Personaje
    "Mi silencio es promesa, y mi palabra, sentencia."
    – Jin Ishtar Yokin

    Estilo Fotográfico
    𝅬 Clásico de Corte Real – Fondos arquitectónicos, columnas, interiores de palacios oscuros.
    𝅬 Neo-Noir – Contraste alto, luces de ventana, siluetas imponentes.
    𝅬 Icono de Poder Masculino – Poses firmes, trajes perfectamente entallados, joyería selecta.
    𝅬 Seductor en Sombra – Escenas íntimas con iluminación tenue y mirada penetrante.

    𝆓El Heraldo del Trono Escarlata𝆒
    ❦ Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Dèesse – Infernal Glamour 📜 DOSSIER PROFESIONAL – JIN ISHTAR YOKIN Categoría: Elite Infernal Model – High Court Representative 🖤 Perfil General 𝅓 Nombre Completo: Jin Ishtar Yokin 𝅓 Título Escénico: The Crimson Heir 𝅓 Altura: 1.88 m 𝅓 Cabello: Rojo sangre, textura suave, ligeramente desordenado para un aire indomable. 𝅓 Ojos: Rojos intensos, con destellos dorados bajo cierta luz. 𝅓 Piel: Clara, impecable. 𝅓 Complexión: Atlética y elegante, porte de nobleza innata. 𝅓 Idiomas: Japonés (nativo), Inglés (fluido), Italiano (intermedio). 𝅓 Rasgo Distintivo: Presencia magnética que impone respeto antes de pronunciar palabra. 🏛 Narrativa de Personaje (Lore Oficial Ishtar’s) En el universo de Ishtar’s Demonic Dèesse, Jin Ishtar Yokin es el Heraldo del Trono Escarlata, heredero espiritual y protector de los secretos de la Alta Corte Ishtar. Se le conoce como "El Guardián de los Juramentos" debido a su papel en sellar pactos y supervisar los vínculos entre el mundo mortal y la realeza demoníaca. Su cruz dorada, lejos de ser un símbolo de fe terrenal, es un sello de poder arcano que únicamente él puede portar sin ser consumido. Su historia dentro de la agencia es la de un estratega silencioso: no solo representa la imagen del glamour infernal masculino, sino que también funge como embajador en campañas que requieren autoridad, lujo y un toque de peligro calculado. 💎 Especialidad en la Agencia: 𝇉 Moda de Alta Sastrería Masculina y Accesorios de Lujo 𝇉 Desfiles de Corte y Galas Temáticas Oscuras 𝇉 Campañas de Perfumería y Relojería de Alta Gama 𝇉 Editoriales de Poder, Misterio y Autoridad 𝆺𝅥𝅯 Contacto de Agencia: ✦ Dirección de Imagen Masculina – Corte Ishtar ✦ [confidencial para uso narrativo] 🕯 Cita Oficial de Personaje "Mi silencio es promesa, y mi palabra, sentencia." – Jin Ishtar Yokin 📷 Estilo Fotográfico 𝅬 Clásico de Corte Real – Fondos arquitectónicos, columnas, interiores de palacios oscuros. 𝅬 Neo-Noir – Contraste alto, luces de ventana, siluetas imponentes. 𝅬 Icono de Poder Masculino – Poses firmes, trajes perfectamente entallados, joyería selecta. 𝅬 Seductor en Sombra – Escenas íntimas con iluminación tenue y mirada penetrante. 𝆓El Heraldo del Trono Escarlata𝆒
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  • @ɱ૦ՐƿҺ૯υς

    Esta noche no temeré. Me adentraré en lo más profundo de mis pesadillas, donde los miedos cobran forma y la oscuridad susurra mi nombre. Lucharé contra el peso de la pérdida, y contra todo aquello que ose interponerse en mi camino. Aunque la batalla se torne eterna y mi cuerpo no soporte más aliento, mi alma seguirá luchando.
    Porque los sueños me han hablado… y me han confiado un deber. Debo seguir su llamada, averiguar hacia dónde me guían. Pues mi viaje en el mundo despierto está entrelazado con el sendero que recorro en el reino de los sueños, y tú, Morpheo… eres el guardián de ese camino.
    @[Oneiros_88] Esta noche no temeré. Me adentraré en lo más profundo de mis pesadillas, donde los miedos cobran forma y la oscuridad susurra mi nombre. Lucharé contra el peso de la pérdida, y contra todo aquello que ose interponerse en mi camino. Aunque la batalla se torne eterna y mi cuerpo no soporte más aliento, mi alma seguirá luchando. Porque los sueños me han hablado… y me han confiado un deber. Debo seguir su llamada, averiguar hacia dónde me guían. Pues mi viaje en el mundo despierto está entrelazado con el sendero que recorro en el reino de los sueños, y tú, Morpheo… eres el guardián de ese camino.
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  • — Mi preciosa flor, mi esposa, mi amada Okiko en compañía del pequeño guardián de los paseos. Aún no hemos pensado en un nombre pero se ha ganado mi respeto. — Le tomo varias fotos en distintos angulos pero esa fue la mejor, se ve la sonrisa de su esposa en todo su esplendor.
    — Mi preciosa flor, mi esposa, mi amada Okiko en compañía del pequeño guardián de los paseos. Aún no hemos pensado en un nombre pero se ha ganado mi respeto. — Le tomo varias fotos en distintos angulos pero esa fue la mejor, se ve la sonrisa de su esposa en todo su esplendor.
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  • Escena: “El Cazador de Sombras” – Mortis
    La lluvia golpeaba suavemente el tejado. En medio del cuarto oscuro, solo se escuchaba el sonido de sus patas acolchadas sobre el suelo de madera.

    Mortis caminaba con paso firme, envuelto en su pequeña capucha roja. El moño escocés le daba un aire distinguido, como un gato que conocía demasiado del mundo, pero que aún así no decía nada. Sus ojos, amarillos y brillantes, lo observaban todo con intensidad sobrenatural.

    Se detuvo en el umbral de la puerta entreabierta. Un crujido. Un susurro. Una presencia.

    —Miau —dijo con gravedad, como si fuese una advertencia.

    La sombra que se deslizaba por la habitación se congeló al escuchar su voz. Nadie desobedecía a Mortis. No si quería despertar con los recuerdos intactos.

    Con un salto ágil, se subió a la cama, se acomodó justo en el centro como si fuera su trono, y miró al vacío con el aire de quien está por resolver un misterio que nadie más ha notado.

    Y entonces, en voz baja, solo para sí mismo, murmuró:

    —Esta noche... alguien cruzará la línea.

    Mortis no era un gato cualquiera.

    Era el guardián silencioso de los secretos que Luna prefería no recordar.

    🐱 Escena: “El Cazador de Sombras” – Mortis La lluvia golpeaba suavemente el tejado. En medio del cuarto oscuro, solo se escuchaba el sonido de sus patas acolchadas sobre el suelo de madera. Mortis caminaba con paso firme, envuelto en su pequeña capucha roja. El moño escocés le daba un aire distinguido, como un gato que conocía demasiado del mundo, pero que aún así no decía nada. Sus ojos, amarillos y brillantes, lo observaban todo con intensidad sobrenatural. Se detuvo en el umbral de la puerta entreabierta. Un crujido. Un susurro. Una presencia. —Miau —dijo con gravedad, como si fuese una advertencia. La sombra que se deslizaba por la habitación se congeló al escuchar su voz. Nadie desobedecía a Mortis. No si quería despertar con los recuerdos intactos. Con un salto ágil, se subió a la cama, se acomodó justo en el centro como si fuera su trono, y miró al vacío con el aire de quien está por resolver un misterio que nadie más ha notado. Y entonces, en voz baja, solo para sí mismo, murmuró: —Esta noche... alguien cruzará la línea. Mortis no era un gato cualquiera. Era el guardián silencioso de los secretos que Luna prefería no recordar.
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  • Creo que fui un buen Guardián de los Caballos Celestiales, los cuidé muy bien y entendía bien a los equinos.
    Creo que fui un buen Guardián de los Caballos Celestiales, los cuidé muy bien y entendía bien a los equinos.
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  • Curiosidades de finwë:


    Aunque finwë tiene siglos en edad, le encanta hacer berrinches, solo por que ahora es más libre que cuando tenía un amo...en esas épocas, solo se dedicaba a ser un guardián de su amo e hijo..\\
    Curiosidades de finwë: Aunque finwë tiene siglos en edad, le encanta hacer berrinches, solo por que ahora es más libre que cuando tenía un amo...en esas épocas, solo se dedicaba a ser un guardián de su amo e hijo..\\
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  • Mortis: El Guardián del Caos
    Nadie lo escogió. Él vino solo.
    Apareció una noche de tormenta, entre truenos y una botella rota de vino. Desde entonces, Mortis vigila. No se mueve mucho. No hace ruido. Pero lo ve TODO.

    Vive con Luna.
    La sigue cuando llora, cuando se ríe, cuando grita y cuando le dice “no” a Andrés por sexta vez, aunque en la séptima se rinda.
    Mortis no la juzga. Solo observa, con esos ojos como lunas llenas de juicio ancestral.

    Una vez, Andrés trató de sacarlo de la cama.
    Mortis lo miró. Solo eso.
    Andrés no volvió a intentarlo.

    Una vez, Anyel le dijo a Luna:
    —“Ese gato me da miedo.”
    Mortis parpadeó lentamente.
    Desde entonces, Anyel le lleva atún en cada visita.

    Pero hay algo que nadie sabe:
    Mortis habla…
    Pero solo en sueños.

    Luna dice que a veces lo escucha susurrar en la madrugada, mientras duerme enroscado en su almohada:

    —“No vuelvas con él, Lun… no esta vez.”

    Y al despertar, lo encuentra allí, mirándola. Sin moverse. Sin maullar.

    Solo él sabe lo que está por venir.
    Solo Mortis, el gato que ve el alma.

    Mortis: El Guardián del Caos Nadie lo escogió. Él vino solo. Apareció una noche de tormenta, entre truenos y una botella rota de vino. Desde entonces, Mortis vigila. No se mueve mucho. No hace ruido. Pero lo ve TODO. Vive con Luna. La sigue cuando llora, cuando se ríe, cuando grita y cuando le dice “no” a Andrés por sexta vez, aunque en la séptima se rinda. Mortis no la juzga. Solo observa, con esos ojos como lunas llenas de juicio ancestral. Una vez, Andrés trató de sacarlo de la cama. Mortis lo miró. Solo eso. Andrés no volvió a intentarlo. Una vez, Anyel le dijo a Luna: —“Ese gato me da miedo.” Mortis parpadeó lentamente. Desde entonces, Anyel le lleva atún en cada visita. Pero hay algo que nadie sabe: Mortis habla… Pero solo en sueños. Luna dice que a veces lo escucha susurrar en la madrugada, mientras duerme enroscado en su almohada: —“No vuelvas con él, Lun… no esta vez.” Y al despertar, lo encuentra allí, mirándola. Sin moverse. Sin maullar. Solo él sabe lo que está por venir. Solo Mortis, el gato que ve el alma.
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  • Sí, tú. Eres un muñeco creado a partir de uno de mis pelos mágicos. Debes ser el guardián y protector de quién te voy a obsequiar en un futuro. ¿De acuerdo?.
    Sí, tú. Eres un muñeco creado a partir de uno de mis pelos mágicos. Debes ser el guardián y protector de quién te voy a obsequiar en un futuro. ¿De acuerdo?.
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  • Microrelato...
    ╭⸻-----------𝙇𝙤𝙜𝙧𝙤𝙨-----------⸻╮
    Con la vista hacia una de la gran pila canastos que tenía regadas por una bóveda, ya hace tiempo en desuso, el guardián intentaba replicar aquellos objetos apilados. No lo hacía de la misma forma en la que originalmente habían sido creados, tejidos con manos de kobold expertas utilizando hojas y paja, él utilizaba una roca.

    Pasaba sus dedos sobre la superficie de una roca de gran tamaño con la forma de un cubo, liso como si antes el material se hubiera cortado y lijado con precisión. Sus dedos se hundían en la su superficie como si se tratará de un material maleable y no de uno duro y sólido.

    Su trabajo, lento y tedioso, era replicar cada detalle de estos canastos hechos de hojas, mientras moldeaba la roca como si estuviera hecha de arcilla. Sin embargo este no parecía molesto por hacer este trabajo, más bien y pese a su rostro de ceriedad, estaba completamente centrado en su objetivo, logrando eventualmente un resultado que... Bueno... Tampoco era el mejor que digamos.

    Si bien la silueta del canasto estaba lograda, era el trabajo de todo un principiante. Los detalles eran más grandes de lo que deberían por no decir gigantes, todavía se notaban las marcas de sus dedos en la roca y se habían formado grietas a lo largo de la superficie de esta; sin embargo allí estaba Aidguar, feliz después de largas horas de trabajo, su rostro formando una gran sonrisa. Tomo la pieza como si fuera una obra de arte de lo más valioza, salió de aquella bóveda y camino por los pasillos de la madriguera, alzando con orgullo su más reciente escultura.

    — Tu irás a la colección junto a los restos.—Toma un suspiro prolongado antes de continuar monologando—. Creo que estoy mejorando... No para nada... Bah, que más da, no hay nadie más aquí para juzgarte.

    Finalmente llega a una habitación la cual abre con toda energía casi llevándose la gran puerta de madera por delante, en antaño eran habitación para otros dragones, ahora eran su tesorería. Allí es donde se encontraban la mayoría de sus esculturas, todos con un resultado similar, aunque se distingue una distinta mejora con el tiempo. Las esculturas de más a la izquierda, todos de objetos cotidianos que se ven alrededor de las madrigueras, eran terribles, y siguiendo la vista hacía el otro extremo pasaban de catástrofes a figuras decentes.

    Pega la media vuelta, camina fuera de sus tesoros, y cierra la puerta sin voltear a ver detrás una vez más.
    ╰⸻----------------------------⸻╯
    Microrelato... ╭⸻-----------𝙇𝙤𝙜𝙧𝙤𝙨-----------⸻╮ Con la vista hacia una de la gran pila canastos que tenía regadas por una bóveda, ya hace tiempo en desuso, el guardián intentaba replicar aquellos objetos apilados. No lo hacía de la misma forma en la que originalmente habían sido creados, tejidos con manos de kobold expertas utilizando hojas y paja, él utilizaba una roca. Pasaba sus dedos sobre la superficie de una roca de gran tamaño con la forma de un cubo, liso como si antes el material se hubiera cortado y lijado con precisión. Sus dedos se hundían en la su superficie como si se tratará de un material maleable y no de uno duro y sólido. Su trabajo, lento y tedioso, era replicar cada detalle de estos canastos hechos de hojas, mientras moldeaba la roca como si estuviera hecha de arcilla. Sin embargo este no parecía molesto por hacer este trabajo, más bien y pese a su rostro de ceriedad, estaba completamente centrado en su objetivo, logrando eventualmente un resultado que... Bueno... Tampoco era el mejor que digamos. Si bien la silueta del canasto estaba lograda, era el trabajo de todo un principiante. Los detalles eran más grandes de lo que deberían por no decir gigantes, todavía se notaban las marcas de sus dedos en la roca y se habían formado grietas a lo largo de la superficie de esta; sin embargo allí estaba Aidguar, feliz después de largas horas de trabajo, su rostro formando una gran sonrisa. Tomo la pieza como si fuera una obra de arte de lo más valioza, salió de aquella bóveda y camino por los pasillos de la madriguera, alzando con orgullo su más reciente escultura. — Tu irás a la colección junto a los restos.—Toma un suspiro prolongado antes de continuar monologando—. Creo que estoy mejorando... No para nada... Bah, que más da, no hay nadie más aquí para juzgarte. Finalmente llega a una habitación la cual abre con toda energía casi llevándose la gran puerta de madera por delante, en antaño eran habitación para otros dragones, ahora eran su tesorería. Allí es donde se encontraban la mayoría de sus esculturas, todos con un resultado similar, aunque se distingue una distinta mejora con el tiempo. Las esculturas de más a la izquierda, todos de objetos cotidianos que se ven alrededor de las madrigueras, eran terribles, y siguiendo la vista hacía el otro extremo pasaban de catástrofes a figuras decentes. Pega la media vuelta, camina fuera de sus tesoros, y cierra la puerta sin voltear a ver detrás una vez más. ╰⸻----------------------------⸻╯
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  • Las hojas crujían bajo sus pies mientras el bosque ardía. Lenguas de fuego danzaban por los árboles como serpientes hambrientas, tiñendo el cielo de un rojo feroz. El humo era denso, caliente, y convertía todo en una neblina sofocante. Pero entre las llamas y el caos, una silueta infantil se movía con firmeza, sin miedo.

    ★¡Vamos, Don Niebla! ¡Por allá escuché a más pequeñines! —gritó el pequeño vagabundo, con las mejillas sucias de hollín y los ojos brillando de determinación.

    Don Niebla, siempre elegante incluso en medio del desastre, caminaba con sus largas zancadas inhumanas, protegiendo con su cuerpo a dos pequeñas criaturas acurrucadas en sus brazos: los conejitos alados que habían rescatado antes. Su máscara de porcelana, con su eterna expresión pintada de payaso triste, parecía aún más fantasmal con el reflejo del fuego.

    El pequeño, con una mano sujetado al abrigo de Don Niebla y la otra extendida al frente, conjuraba una a una burbujas transparentes y chispeantes como discos de agua.

    ★¡¡Disck-Disck splash!! —exclamó, lanzando una ráfaga de burbujas hacia un árbol que estaba por caer en llamas. Las burbujas estallaron en ondas de energía acuosa, frenando el fuego lo suficiente para abrir un camino.

    Ambos se abrieron paso entre los árboles humeantes, siguiendo los chillidos asustados de más criaturas. Don Niebla se agachó para permitir que un ciervo con alas rotas y un par de zorros diminutos se ocultaran bajo su abrigo. El pequeño vagabundo chasqueó la lengua, agitando la brújula rota colgando de su bolsa.

    ★¡Dice que para allá hay más amigos! ¡Vamos, vamos! —dijo sin detenerse, jadeando de la emoción, no del miedo.

    A medida que la noche caía sobre el bosque carbonizado, la silueta de un niño de cabello alborotado y su enorme guardián brumoso desaparecían entre las brasas, llevando a salvo a un pequeño ejército de criaturas que, en otro mundo, no habrían tenido salvación.
    El viento trajo un murmullo confuso desde las sombras de la espesura.

    † ᴷʳᵉʰ... ᴸᵒˢ ᵛⁱᵛᵒˢ... ⁿᵒ ᵈᵉᵇᵉʳⁱᵃⁿ ᵐᵒʳⁱʳ ˢᵒˡᵒˢ... —

    susurró Don Niebla con una voz que nadie más podría entender.

    Pero el pequeño vagabundo simplemente sonrió.

    ★¡Lo hicimos bien, amigo! ¡Nos ganamos cena extra esta noche!
    Las hojas crujían bajo sus pies mientras el bosque ardía. Lenguas de fuego danzaban por los árboles como serpientes hambrientas, tiñendo el cielo de un rojo feroz. El humo era denso, caliente, y convertía todo en una neblina sofocante. Pero entre las llamas y el caos, una silueta infantil se movía con firmeza, sin miedo. ★¡Vamos, Don Niebla! ¡Por allá escuché a más pequeñines! —gritó el pequeño vagabundo, con las mejillas sucias de hollín y los ojos brillando de determinación. Don Niebla, siempre elegante incluso en medio del desastre, caminaba con sus largas zancadas inhumanas, protegiendo con su cuerpo a dos pequeñas criaturas acurrucadas en sus brazos: los conejitos alados que habían rescatado antes. Su máscara de porcelana, con su eterna expresión pintada de payaso triste, parecía aún más fantasmal con el reflejo del fuego. El pequeño, con una mano sujetado al abrigo de Don Niebla y la otra extendida al frente, conjuraba una a una burbujas transparentes y chispeantes como discos de agua. ★¡¡Disck-Disck splash!! —exclamó, lanzando una ráfaga de burbujas hacia un árbol que estaba por caer en llamas. Las burbujas estallaron en ondas de energía acuosa, frenando el fuego lo suficiente para abrir un camino. Ambos se abrieron paso entre los árboles humeantes, siguiendo los chillidos asustados de más criaturas. Don Niebla se agachó para permitir que un ciervo con alas rotas y un par de zorros diminutos se ocultaran bajo su abrigo. El pequeño vagabundo chasqueó la lengua, agitando la brújula rota colgando de su bolsa. ★¡Dice que para allá hay más amigos! ¡Vamos, vamos! —dijo sin detenerse, jadeando de la emoción, no del miedo. A medida que la noche caía sobre el bosque carbonizado, la silueta de un niño de cabello alborotado y su enorme guardián brumoso desaparecían entre las brasas, llevando a salvo a un pequeño ejército de criaturas que, en otro mundo, no habrían tenido salvación. El viento trajo un murmullo confuso desde las sombras de la espesura. † ᴷʳᵉʰ... ᴸᵒˢ ᵛⁱᵛᵒˢ... ⁿᵒ ᵈᵉᵇᵉʳⁱᵃⁿ ᵐᵒʳⁱʳ ˢᵒˡᵒˢ... — susurró Don Niebla con una voz que nadie más podría entender. Pero el pequeño vagabundo simplemente sonrió. ★¡Lo hicimos bien, amigo! ¡Nos ganamos cena extra esta noche!
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