Los días habían transcurrido con normalidad en la mansión Phantomhive.
Pero, el joven amo de la casa se hallaba algo inquieto, preguntando constantemente a los sirvientes si su envío había llegado. La respuesta siempre era la misma, y los sirvientes empezaban a cansarse de esta rutina.
—No, joven amo.
Para su disgusto, Junior no poseía en la mansión los elementos necesarios para crear el metal propio del armazón del androide que tenía en casa. Sus órganos estaban recubiertos con un tipo de material tan específico que ni siquiera se había desarrollado en Inglaterra. De hecho, todo en Hiro era algo que aún no se había "descubierto", por llamarlo de alguna manera.
Por lo tanto, utilizando los contactos de su madre, Junior se había comunicado con un importante metalúrgico, siendo muy preciso en el tipo de metal que quería que le confeccionara, dejando al hombre confundido. Sin embargo, este accedió, pensando que las cartas provenían del perro guardián de la reina, y no de un niño de 13 años.
—Señor Hiro —dijo, acercándose inusualmente al androide por cuenta propia. Pero, considerando lo que había sucedido, Junior debía hacerlo para comprobar su estado de salud.
—¿Cómo se encuentra?
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Hiro
Pero, el joven amo de la casa se hallaba algo inquieto, preguntando constantemente a los sirvientes si su envío había llegado. La respuesta siempre era la misma, y los sirvientes empezaban a cansarse de esta rutina.
—No, joven amo.
Para su disgusto, Junior no poseía en la mansión los elementos necesarios para crear el metal propio del armazón del androide que tenía en casa. Sus órganos estaban recubiertos con un tipo de material tan específico que ni siquiera se había desarrollado en Inglaterra. De hecho, todo en Hiro era algo que aún no se había "descubierto", por llamarlo de alguna manera.
Por lo tanto, utilizando los contactos de su madre, Junior se había comunicado con un importante metalúrgico, siendo muy preciso en el tipo de metal que quería que le confeccionara, dejando al hombre confundido. Sin embargo, este accedió, pensando que las cartas provenían del perro guardián de la reina, y no de un niño de 13 años.
—Señor Hiro —dijo, acercándose inusualmente al androide por cuenta propia. Pero, considerando lo que había sucedido, Junior debía hacerlo para comprobar su estado de salud.
—¿Cómo se encuentra?
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Hiro
Los días habían transcurrido con normalidad en la mansión Phantomhive.
Pero, el joven amo de la casa se hallaba algo inquieto, preguntando constantemente a los sirvientes si su envío había llegado. La respuesta siempre era la misma, y los sirvientes empezaban a cansarse de esta rutina.
—No, joven amo.
Para su disgusto, Junior no poseía en la mansión los elementos necesarios para crear el metal propio del armazón del androide que tenía en casa. Sus órganos estaban recubiertos con un tipo de material tan específico que ni siquiera se había desarrollado en Inglaterra. De hecho, todo en Hiro era algo que aún no se había "descubierto", por llamarlo de alguna manera.
Por lo tanto, utilizando los contactos de su madre, Junior se había comunicado con un importante metalúrgico, siendo muy preciso en el tipo de metal que quería que le confeccionara, dejando al hombre confundido. Sin embargo, este accedió, pensando que las cartas provenían del perro guardián de la reina, y no de un niño de 13 años.
—Señor Hiro —dijo, acercándose inusualmente al androide por cuenta propia. Pero, considerando lo que había sucedido, Junior debía hacerlo para comprobar su estado de salud.
—¿Cómo se encuentra?
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[Hiritox3]