• En el corazón de la espesura, un roble se erguía entre los demás como un guardián olvidado, adornado con cientos de listones rojos que pendían de sus ramas desnudas. Bajo él, una espada antigua, oscura y manchada por los años, descansaba flotante al ras de la tierra. Se decía que eran sellos de una prisión destinada a contener una criatura antigua, cuyo poder se rumoreaba devastador, pero hacía siglos que nadie había osado acercarse para confirmar las leyendas.

    Hace una semana, sin previo aviso, un incendio comenzó a arrasar el bosque con una furia desmedida. Las llamas, como bestias salvajes, devoraban todo a su paso mientras el cielo se oscurecía bajo una capa plomiza de ceniza. El viento traía consigo el olor de la destrucción, y los reinos circundantes comenzaron a alarmarse al ver cómo las partículas de ceniza cubrían sus campos y aldeas. Pero algo extraño ocurrió cuando el fuego alcanzó el epicentro: una luz dorada brilló momentáneamente debajo de la espada, y las llamas, voraces en todo lo demás, se detuvieron.

    En las próximas horas y días, los aldeanos lejanos comenzaron a hablar en susurros, sus historias llenas de miedo y advertencias. Decían que la criatura encerrada había despertado lo suficiente para proteger su prisión de ser destruida. Nadie sabía si aquello era un simple rumor o una advertencia verdadera de que el sello comenzaba a debilitarse. Entretanto, los gobernantes de los reinos, viendo las señales de destrucción desde la distancia, enviaron a sus mejores soldados a investigar. Los guerreros avanzaron cubiertos por una capa de ceniza, esperando encontrar un volcán o un pirómano que explicara el desastre, pero lo que hallaron fue algo mucho más inquietante.

    Se toparon con el árbol ancestral y solitario en medio de la desolación. El aire alrededor del árbol era denso, pesado, como si algo invisible estuviera observando desde las sombras. Ninguno de ellos había visto algo igual: Permanecía ileso, protegido por una fuerza misteriosa, mientras el resto del bosque había sido reducido a cenizas.

    Uno de los soldados, joven e imprudente, se adelantó hacia la espada misteriosa. Al extender su mano, una ráfaga de viento súbito lo hizo retroceder, moviendo los listones con una furia que no parecía natural. El capitán del grupo, más sabio y experimentado, ordenó detenerse. Comprendía que lo que enfrentaban no era un simple fenómeno natural, sino algo mucho más antiguo y peligroso. Las llamas habían respetado aquel lugar por una razón, y lo que yacía bajo la espada no debía ser despertado.

    Mientras los guerreros montaban guardia a gran distancia, esperando instrucciones de sus reinos, los rumores de la criatura aprisionada comenzaron a extenderse como la ceniza que aún flotaba en el aire. Los reyes y señores de las tierras cercanas deliberaban, divididos entre el temor y la ambición. Algunos creían que debían dejar el sello intacto, temerosos de desatar un mal imposible de controlar. Otros, seducidos por el poder que podría esconderse bajo el árbol, pensaban que era hora de tomar la espada y enfrentar el misterio que había permanecido oculto por tanto tiempo. El destino del reino pendía de un hilo, mientras la sombra de la criatura permanecía al acecho.

    En el corazón de la espesura, un roble se erguía entre los demás como un guardián olvidado, adornado con cientos de listones rojos que pendían de sus ramas desnudas. Bajo él, una espada antigua, oscura y manchada por los años, descansaba flotante al ras de la tierra. Se decía que eran sellos de una prisión destinada a contener una criatura antigua, cuyo poder se rumoreaba devastador, pero hacía siglos que nadie había osado acercarse para confirmar las leyendas. Hace una semana, sin previo aviso, un incendio comenzó a arrasar el bosque con una furia desmedida. Las llamas, como bestias salvajes, devoraban todo a su paso mientras el cielo se oscurecía bajo una capa plomiza de ceniza. El viento traía consigo el olor de la destrucción, y los reinos circundantes comenzaron a alarmarse al ver cómo las partículas de ceniza cubrían sus campos y aldeas. Pero algo extraño ocurrió cuando el fuego alcanzó el epicentro: una luz dorada brilló momentáneamente debajo de la espada, y las llamas, voraces en todo lo demás, se detuvieron. En las próximas horas y días, los aldeanos lejanos comenzaron a hablar en susurros, sus historias llenas de miedo y advertencias. Decían que la criatura encerrada había despertado lo suficiente para proteger su prisión de ser destruida. Nadie sabía si aquello era un simple rumor o una advertencia verdadera de que el sello comenzaba a debilitarse. Entretanto, los gobernantes de los reinos, viendo las señales de destrucción desde la distancia, enviaron a sus mejores soldados a investigar. Los guerreros avanzaron cubiertos por una capa de ceniza, esperando encontrar un volcán o un pirómano que explicara el desastre, pero lo que hallaron fue algo mucho más inquietante. Se toparon con el árbol ancestral y solitario en medio de la desolación. El aire alrededor del árbol era denso, pesado, como si algo invisible estuviera observando desde las sombras. Ninguno de ellos había visto algo igual: Permanecía ileso, protegido por una fuerza misteriosa, mientras el resto del bosque había sido reducido a cenizas. Uno de los soldados, joven e imprudente, se adelantó hacia la espada misteriosa. Al extender su mano, una ráfaga de viento súbito lo hizo retroceder, moviendo los listones con una furia que no parecía natural. El capitán del grupo, más sabio y experimentado, ordenó detenerse. Comprendía que lo que enfrentaban no era un simple fenómeno natural, sino algo mucho más antiguo y peligroso. Las llamas habían respetado aquel lugar por una razón, y lo que yacía bajo la espada no debía ser despertado. Mientras los guerreros montaban guardia a gran distancia, esperando instrucciones de sus reinos, los rumores de la criatura aprisionada comenzaron a extenderse como la ceniza que aún flotaba en el aire. Los reyes y señores de las tierras cercanas deliberaban, divididos entre el temor y la ambición. Algunos creían que debían dejar el sello intacto, temerosos de desatar un mal imposible de controlar. Otros, seducidos por el poder que podría esconderse bajo el árbol, pensaban que era hora de tomar la espada y enfrentar el misterio que había permanecido oculto por tanto tiempo. El destino del reino pendía de un hilo, mientras la sombra de la criatura permanecía al acecho.
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  • 「 Even before I knew it 」Priv.c/Heeseung Lee
    Fandom Original
    Categoría Fantasía
    Heeseung Lee ⸻⟢

    – Te encontré –.

    Sonó esa voz a espaldas del contrario, como si viniese desde lejos, como si ya no quedasen fuerzas en esas cuerdas vocales después de aquel día que se hizo eterno, más eterno que su propia existencia. Y bastó con que se volteara para confirmarlo con los ojos embebidos en una angustia que no nacía desde la tristeza sino desde un tangible y tan ajeno cansancio.

    Se hacían sobre su rostro las marcas de los golpes que había recibido esa mañana y notable la inestabilidad con la que, dueño de tantas emociones extrañas, ahora debía lidiar. Avanzó así, sin pensarlo, casi como si aquel fuese el encuentro de dos almas conocidas, de dos viejos amigos y es que aunque ese chico no supiera, lo había estado observando por tanto tiempo, lo sentía tan cercano – Al fin… –.

    Se compungía al pronunciarse y siendo la primera vez en que cada consonante se ataba a su vocal en medio de aquel plano, una sonrisa que pronto iba a desvanecerse precedió a aquel nombre...

    – Heeseung –.

    Iba a avanzar, iba hacia él, necesitaba tanto acortar la distancia. No obstante el aire se le fue, al igual que se quebraba ese último hilo de vitalidad que sostenía luego de haber vivido como un mortal por contadas horas, padeciéndolo como el peor de los martirios.

    Se desvaneció frente a su protegido, delante de ese muchacho a quien había elegido al fin, convencido de que sería el indicado, el que le daría finalmente la posibilidad de graduarse como ángel guardián. Yacía desmayado a sus pies, a merced de la bondad de quien, sabía, por extraño que todo resultase, no iba a dejarlo sólo.
    [Lee_space20] ⸻⟢ – Te encontré –. Sonó esa voz a espaldas del contrario, como si viniese desde lejos, como si ya no quedasen fuerzas en esas cuerdas vocales después de aquel día que se hizo eterno, más eterno que su propia existencia. Y bastó con que se volteara para confirmarlo con los ojos embebidos en una angustia que no nacía desde la tristeza sino desde un tangible y tan ajeno cansancio. Se hacían sobre su rostro las marcas de los golpes que había recibido esa mañana y notable la inestabilidad con la que, dueño de tantas emociones extrañas, ahora debía lidiar. Avanzó así, sin pensarlo, casi como si aquel fuese el encuentro de dos almas conocidas, de dos viejos amigos y es que aunque ese chico no supiera, lo había estado observando por tanto tiempo, lo sentía tan cercano – Al fin… –. Se compungía al pronunciarse y siendo la primera vez en que cada consonante se ataba a su vocal en medio de aquel plano, una sonrisa que pronto iba a desvanecerse precedió a aquel nombre... – Heeseung –. Iba a avanzar, iba hacia él, necesitaba tanto acortar la distancia. No obstante el aire se le fue, al igual que se quebraba ese último hilo de vitalidad que sostenía luego de haber vivido como un mortal por contadas horas, padeciéndolo como el peor de los martirios. Se desvaneció frente a su protegido, delante de ese muchacho a quien había elegido al fin, convencido de que sería el indicado, el que le daría finalmente la posibilidad de graduarse como ángel guardián. Yacía desmayado a sus pies, a merced de la bondad de quien, sabía, por extraño que todo resultase, no iba a dejarlo sólo.
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  • -"Aquel día también estaba lloviendo"- Pensaba Kazuo mientras subía el monte Inari en dirección a su templo. Esa tarde había estado haciendo algunas compras en la ciudad de abajo, sobre todo algunas especias y plantas. A mitad de camino, la lluvia comenzó a caer de forma tímida, aunque, a medida que pasaban los minutos, esta caía con más fuerza. No le molestaba la lluvia en sí, ningún acto de la naturaleza podría importunarlo. Pero la lluvia le hacía sentir un denso pesar. -"Aquel día también estaba lloviendo"-, volvía a recitar en su cabeza, como si fuera un mantra. Aunque pasaran cientos de años, seguiría recordándolo. Jamás olvidaría aquel crepúsculo tintado de sangre, jamás los olvidaría.

    Unas cálidas gotas se deslizaban por sus mejillas, haciendo contraste con las frías que caían de la lluvia sobre estas. -"¿Estaba llorando?"-. El zorro solo se permitía, en su soledad, desmontar su fachada de serenidad perpetua, dejándose arrollar por la culpa y la pena.

    Siempre que llovía, el bosque se entristecía. Se entristecía porque Kazuo lo hacía. El zorro era su guardián, aquel que mantenía el equilibrio entre lo divino y lo mundano, entre lo tangible y lo abstracto, entre el mundo de los vivos y el de los espíritus. Si el zorro lloraba, el bosque lo hacía con él.

    Kazuo apoyaba su diestra en la columna de uno de los Torii que guiaban la ruta, sintiendo sus hombros pesados, cargados por un ente invisible que lo apaleaba sin piedad. Es en esas ocasiones es cuando sentía el cansancio de la inmortalidad, el cansancio de ver morir a los que ama, el cansancio de ver cómo el mundo sigue su camino siendo él un mero espectador.

    Se dejó caer al suelo, apoyando su espalda en la columna de madera del viejo Torii, elevando su rostro para que la lluvia se llevase sus lágrimas y así poder borrar el llanto de sus ojos.

    -"Aquel día también estaba lloviendo."-
    -"Aquel día también estaba lloviendo"- Pensaba Kazuo mientras subía el monte Inari en dirección a su templo. Esa tarde había estado haciendo algunas compras en la ciudad de abajo, sobre todo algunas especias y plantas. A mitad de camino, la lluvia comenzó a caer de forma tímida, aunque, a medida que pasaban los minutos, esta caía con más fuerza. No le molestaba la lluvia en sí, ningún acto de la naturaleza podría importunarlo. Pero la lluvia le hacía sentir un denso pesar. -"Aquel día también estaba lloviendo"-, volvía a recitar en su cabeza, como si fuera un mantra. Aunque pasaran cientos de años, seguiría recordándolo. Jamás olvidaría aquel crepúsculo tintado de sangre, jamás los olvidaría. Unas cálidas gotas se deslizaban por sus mejillas, haciendo contraste con las frías que caían de la lluvia sobre estas. -"¿Estaba llorando?"-. El zorro solo se permitía, en su soledad, desmontar su fachada de serenidad perpetua, dejándose arrollar por la culpa y la pena. Siempre que llovía, el bosque se entristecía. Se entristecía porque Kazuo lo hacía. El zorro era su guardián, aquel que mantenía el equilibrio entre lo divino y lo mundano, entre lo tangible y lo abstracto, entre el mundo de los vivos y el de los espíritus. Si el zorro lloraba, el bosque lo hacía con él. Kazuo apoyaba su diestra en la columna de uno de los Torii que guiaban la ruta, sintiendo sus hombros pesados, cargados por un ente invisible que lo apaleaba sin piedad. Es en esas ocasiones es cuando sentía el cansancio de la inmortalidad, el cansancio de ver morir a los que ama, el cansancio de ver cómo el mundo sigue su camino siendo él un mero espectador. Se dejó caer al suelo, apoyando su espalda en la columna de madera del viejo Torii, elevando su rostro para que la lluvia se llevase sus lágrimas y así poder borrar el llanto de sus ojos. -"Aquel día también estaba lloviendo."-
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  • Sabia que su nueva "cuñada" se había quedado aquella noche con su hermano, así como el lo había hecho unos días antes, cuando lo tuvo que cubrir con sus padres para no levantar sospechas.

    Le enternecía el hecho de que su hermanito se hubiera enamorado, solo esperaba que los sabios no interfirieran en aquella relaciona, ya que a ella no lo podrían casar para continuar el legado de los hijos de la luna, sabia que a Daniel lo comprometerían con alguna noble para así continuar con el legado Selene.

    Sin embargo ella como heredera del titulo de guardián del conocimiento sabia cosas que no todos conocían.

    La chica ya se había ido, tras desayunar con su hermano. Ella le dijo a su hermano que cuando pudiera fuera a buscarla a biblioteca de la casa.
    Sabia que su nueva "cuñada" se había quedado aquella noche con su hermano, así como el lo había hecho unos días antes, cuando lo tuvo que cubrir con sus padres para no levantar sospechas. Le enternecía el hecho de que su hermanito se hubiera enamorado, solo esperaba que los sabios no interfirieran en aquella relaciona, ya que a ella no lo podrían casar para continuar el legado de los hijos de la luna, sabia que a Daniel lo comprometerían con alguna noble para así continuar con el legado Selene. Sin embargo ella como heredera del titulo de guardián del conocimiento sabia cosas que no todos conocían. La chica ya se había ido, tras desayunar con su hermano. Ella le dijo a su hermano que cuando pudiera fuera a buscarla a biblioteca de la casa.
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  • El trabajo como guardián nunca terminaba, cada vez que regresaba al templo en las montañas...

    Era atacado por bandidos que deseaban destruir todo a su paso, así como el templo. Gao no le importaba terminar herido y pelear contra grupos grandes o que hacían trampa...
    El trabajo como guardián nunca terminaba, cada vez que regresaba al templo en las montañas... Era atacado por bandidos que deseaban destruir todo a su paso, así como el templo. Gao no le importaba terminar herido y pelear contra grupos grandes o que hacían trampa...
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  • °°En el silencio de la noche oscura,
    donde las estrellas susurran su canción,
    el viento lleva sueños de ternura,
    y el alma navega en su meditación.
    Las hojas caen, danzando sin prisa,
    como susurros de un tiempo que se va,
    y en cada rincón, la vida improvisa,
    un nuevo comienzo en la soledad.
    El corazón, guardián de mil secretos,
    late con fuerza, buscando paz,
    y en cada latido, se tejen los versos,
    de una historia que nunca se irá.°°
    °°En el silencio de la noche oscura, donde las estrellas susurran su canción, el viento lleva sueños de ternura, y el alma navega en su meditación. Las hojas caen, danzando sin prisa, como susurros de un tiempo que se va, y en cada rincón, la vida improvisa, un nuevo comienzo en la soledad. El corazón, guardián de mil secretos, late con fuerza, buscando paz, y en cada latido, se tejen los versos, de una historia que nunca se irá.°°
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  • Tan pequeña era, tan inocente que no dimensionaba que su compañero de juegos y aventuras era su sombra, su guardián. Ignora de los planes de la voluntad dorada.

    Solo era una niña que después de algunas cuantas travesuras se quedaba dormida junto a él.

    A Blaidd lo considera un gran amigo.
    Tan pequeña era, tan inocente que no dimensionaba que su compañero de juegos y aventuras era su sombra, su guardián. Ignora de los planes de la voluntad dorada. Solo era una niña que después de algunas cuantas travesuras se quedaba dormida junto a él. A Blaidd lo considera un gran amigo.
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  • 𝗩𝗜𝗡𝗗𝗨𝗥 𝗧𝗛𝗘 𝗥𝗘𝗔𝗟𝗠 𝗢𝗙 𝗢𝗣𝗣𝗢𝗥𝗧𝗨𝗡𝗜𝗧𝗬, 𝗧𝗥𝗔𝗩𝗘𝗟𝗟𝗘𝗥
    Fandom Faerthae: Continent of Ruthouryn
    Categoría Acción
    Acababa de llegar un nuevo viajero a Vindur, un reino que tras un años en guerra empezaba a ser una tierra de oportunidades, antiguamente ya lo había sido pero vivían en una austeridad completa el ambiente era lúgubre y casi rozando la “pobreza” una pobreza dada por antiguas políticas y tal vez no las mejores decisiones de sus monarcas.

    Actualmente, al haber cambios en la política, la alianza con Fjellriket, la familia real verse reducida a una sola persona y la muerte de parte de los ciudadanos de Vindur habían quedado miles de trabajos vacantes, había miles de oportunidades que tomar, había cientos de caminos que explorar y Rhianwen lo sabía, así que mandó un mensaje a todos los reinos circundantes:

    " 𝑺𝒆 𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒊𝒕𝒂 𝒓𝒆𝒑𝒐𝒃𝒍𝒂𝒓 𝒍𝒂𝒔 𝒛𝒐𝒏𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒂𝒍 𝒚 𝒂𝒍𝒓𝒆𝒅𝒆𝒅𝒐𝒓𝒆𝒔, 𝒔𝒆 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒆𝒏 𝒃𝒖𝒆𝒏𝒐𝒔 𝒔𝒖𝒆𝒍𝒅𝒐𝒔 𝒚 𝒂𝒚𝒖𝒅𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝒑𝒓𝒐𝒑𝒊𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒅𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒂𝒑𝒐𝒚𝒂𝒓 𝒖𝒏𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒊𝒈𝒏𝒂, 𝒏𝒐 𝒉𝒂𝒃𝒓𝒊́𝒂 𝒅𝒊𝒔𝒄𝒓𝒊𝒎𝒊𝒏𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆 𝒓𝒂𝒛𝒂𝒔.”

    Y con aquel mensaje hizo que bastantes viajeros de todos lados acabasen llegando a Vindur huyendo de futuras guerras y buscando una lucha en común, sobrevivir en aquel mundo que ya era lo suficientemente cruel.

    La Regina Máxima de Vindur accedió a una audiencia con aquel nuevo viajero, eso sí, ella iría acompañada de Basthas, su fiel guardián, un hombre que de poco no sobrepasaba los dos metros que vestía ropas de guerra y en su casco oscuro no se podía ni siquiera vislumbrar su rostro.

    -- Basthas, quédate a mi lado, si este nuevo viajero tiene malas intenciones tienes permiso para actuar.

    El gran guardián gruñó algo, no hablaría pues había hecho voto de silencio, se acercó a la puerta del despacho de Rhianwen y dejó entrar al viajero para que tuviera su merecida audiencia con la Regina de Vindur.
    Acababa de llegar un nuevo viajero a Vindur, un reino que tras un años en guerra empezaba a ser una tierra de oportunidades, antiguamente ya lo había sido pero vivían en una austeridad completa el ambiente era lúgubre y casi rozando la “pobreza” una pobreza dada por antiguas políticas y tal vez no las mejores decisiones de sus monarcas. Actualmente, al haber cambios en la política, la alianza con Fjellriket, la familia real verse reducida a una sola persona y la muerte de parte de los ciudadanos de Vindur habían quedado miles de trabajos vacantes, había miles de oportunidades que tomar, había cientos de caminos que explorar y Rhianwen lo sabía, así que mandó un mensaje a todos los reinos circundantes: " 𝑺𝒆 𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒊𝒕𝒂 𝒓𝒆𝒑𝒐𝒃𝒍𝒂𝒓 𝒍𝒂𝒔 𝒛𝒐𝒏𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒂𝒍 𝒚 𝒂𝒍𝒓𝒆𝒅𝒆𝒅𝒐𝒓𝒆𝒔, 𝒔𝒆 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒆𝒏 𝒃𝒖𝒆𝒏𝒐𝒔 𝒔𝒖𝒆𝒍𝒅𝒐𝒔 𝒚 𝒂𝒚𝒖𝒅𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝒑𝒓𝒐𝒑𝒊𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒅𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒂𝒑𝒐𝒚𝒂𝒓 𝒖𝒏𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒊𝒈𝒏𝒂, 𝒏𝒐 𝒉𝒂𝒃𝒓𝒊́𝒂 𝒅𝒊𝒔𝒄𝒓𝒊𝒎𝒊𝒏𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆 𝒓𝒂𝒛𝒂𝒔.” Y con aquel mensaje hizo que bastantes viajeros de todos lados acabasen llegando a Vindur huyendo de futuras guerras y buscando una lucha en común, sobrevivir en aquel mundo que ya era lo suficientemente cruel. La Regina Máxima de Vindur accedió a una audiencia con aquel nuevo viajero, eso sí, ella iría acompañada de Basthas, su fiel guardián, un hombre que de poco no sobrepasaba los dos metros que vestía ropas de guerra y en su casco oscuro no se podía ni siquiera vislumbrar su rostro. -- Basthas, quédate a mi lado, si este nuevo viajero tiene malas intenciones tienes permiso para actuar. El gran guardián gruñó algo, no hablaría pues había hecho voto de silencio, se acercó a la puerta del despacho de Rhianwen y dejó entrar al viajero para que tuviera su merecida audiencia con la Regina de Vindur.
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  • 𝐖𝐄𝐋𝐂𝐎𝐌𝐄 𝐓𝐎 𝐕𝐈𝐍𝐃𝐔𝐑, 𝐓𝐑𝐀𝐕𝐄𝐋𝐋𝐄𝐑
    Fandom Faerthae: Continent of Ruthouryn
    Categoría Otros
    Tras la gran batalla del norte, la Regina Máxima de Vindur: Rhianwen de Limoine, había quedado viuda y por desgracia había perdido a los gemelos que crecían en su vientre, lo que no había perdido era a su fiel caballero Basthas, que hundiéndose en un corazón de piedra al haber perdido a su amigo y Regis Máximo, había hecho voto de silencio.

    Parte del castillo había tenido que ser reconstruido usando mármoles gélidos de Fjellriket, lo que le dio un aspecto más elegante a aquel austero castillo.

    La Regina máxima ya no temía perder nada pues habiendo perdido a su marido y sus hijos ¿Qué le quedaba?, aquella mañana caminaba por el patio interior seguida por su silente guardián. Aquel patio interior gozaba de unos manzanos que daban frutos gracias a la magia de las líneas ley que gobernaba bajo aquel castillo, había unos parterres de rosas blancas rodeando los manzanos, y cada dos manzanos había un banco de mármol para que las personas que habían decidido vivir en el castillo pudieran gozar de los pocos rayos del sol que se podían aprovechar por las mañanas.

    -- ¡Su excelentísima Regina Máxima!

    Exclamó el chambelán que se apresuraba a llegar hasta su regina.

    Rhianwen giró su cabeza hacia el chambelán, y el guardián gruñó a modo de advertencia, ni siquiera permitía que el servicio se acercase demasiado a la Regina.

    -- ¿Qué quieres Sebastián?

    Dijo la voz de la Regina con tono triste y tan frío como los picos helados de Fjellriket.

    -- Hay una persona que desea verla, su excelentísima.

    Explicó el chambelán que hacía una reverencia a modo de disculpa excesivamente formal.
    El guardián gruñó, no le gustaban las visitas, no después de la guerra.

    -- Hacedle pasar y retiraos, Basthas...

    La Regina miró a la oscuridad que había en el casco de su guardián, donde se suponía que debería de haber un rostro.

    -- No te separes de mis espaldas, y si ves algún extraño movimiento, tienes mi permiso para matar a nuestra visita.

    El guardián asintió con un gruñido suave. Mataría a cualquier persona que tocase a su amiga y Regina máxima.
    Tras la gran batalla del norte, la Regina Máxima de Vindur: Rhianwen de Limoine, había quedado viuda y por desgracia había perdido a los gemelos que crecían en su vientre, lo que no había perdido era a su fiel caballero Basthas, que hundiéndose en un corazón de piedra al haber perdido a su amigo y Regis Máximo, había hecho voto de silencio. Parte del castillo había tenido que ser reconstruido usando mármoles gélidos de Fjellriket, lo que le dio un aspecto más elegante a aquel austero castillo. La Regina máxima ya no temía perder nada pues habiendo perdido a su marido y sus hijos ¿Qué le quedaba?, aquella mañana caminaba por el patio interior seguida por su silente guardián. Aquel patio interior gozaba de unos manzanos que daban frutos gracias a la magia de las líneas ley que gobernaba bajo aquel castillo, había unos parterres de rosas blancas rodeando los manzanos, y cada dos manzanos había un banco de mármol para que las personas que habían decidido vivir en el castillo pudieran gozar de los pocos rayos del sol que se podían aprovechar por las mañanas. -- ¡Su excelentísima Regina Máxima! Exclamó el chambelán que se apresuraba a llegar hasta su regina. Rhianwen giró su cabeza hacia el chambelán, y el guardián gruñó a modo de advertencia, ni siquiera permitía que el servicio se acercase demasiado a la Regina. -- ¿Qué quieres Sebastián? Dijo la voz de la Regina con tono triste y tan frío como los picos helados de Fjellriket. -- Hay una persona que desea verla, su excelentísima. Explicó el chambelán que hacía una reverencia a modo de disculpa excesivamente formal. El guardián gruñó, no le gustaban las visitas, no después de la guerra. -- Hacedle pasar y retiraos, Basthas... La Regina miró a la oscuridad que había en el casco de su guardián, donde se suponía que debería de haber un rostro. -- No te separes de mis espaldas, y si ves algún extraño movimiento, tienes mi permiso para matar a nuestra visita. El guardián asintió con un gruñido suave. Mataría a cualquier persona que tocase a su amiga y Regina máxima.
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  • A song of a lion and a wolf
    Fandom Juego de Tronos
    Categoría Drama
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝑇ℎ𝑒𝑟𝑒'𝑠 𝑎 𝑙𝑖𝑛𝑒 𝑡ℎ𝑎𝑡 𝑤𝑒’𝑙𝑙 𝑐𝑟𝑜𝑠𝑠
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝐴𝑛𝑑 𝑡ℎ𝑒𝑟𝑒’𝑠 𝑛𝑜 𝑟𝑒𝑡𝑢𝑟𝑛
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀ 𝑇ℎ𝑒𝑟𝑒'𝑠 𝑎 𝑡𝑖𝑚𝑒 𝑎𝑛𝑑 𝑎 𝑝𝑙𝑎𝑐𝑒
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝑁𝑜 𝑏𝑟𝑖𝑑𝑔𝑒𝑠 𝑙𝑒𝑓𝑡 𝑡𝑜 𝑏𝑢𝑟𝑛 𝑎𝑛𝑦𝑚𝑜𝑟𝑒

    ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍⤹ Rol con 𝙅𝘼𝙄𝙈𝙀 𝙇𝘼𝙉𝙉𝙄𝙎𝙏𝙀𝙍

    —Robb Stark, primogénito de Lord Eddark y Lady Catelyn Stark, heredero de Invernalia y futuro Guardián del Norte. Eran palabras que lo llevaban persiguiendo desde pequeño. Eran palabras que cargaban con ellas una responsabilidad y un deber que debía cumplir a toda costa, algo que prometía una vida de infelicidad. Familia, deber, honor, las palabras de la casa de su madre resonaban a diario en su cabeza, eran las que dictaban cómo iría su vida: se casaría con una mujer a la que no amaría nunca; tendría hijos, un heredero que le sucediera a él; y nunca actuar en pos de sus deseos. Siempre lo había tenido claro, ningún momento de flaqueza, ninguno hasta aquel día en Invernalia…

    Robert había llegado con toda su comitiva, pero el rey era lo que menos le importaba de todo al heredero de Invernalia. Había escuchado rumores, y los rumores eran Sansa hablando con todo aquel que podía sobre, mayormente, el príncipe Joffrey, pero también sobre su tío, Jaime Lannister, el Matareyes. Lo había descrito como uno de los hombres más apuestos de los Siete Reinos, pero las palabras de su hermana no hicieron justicia a lo que Robb vio cuando aquel caballero se retiró el yelmo. Por suerte, o por desgracia, Robert no tardó en acercarse a ellos y se vio obligado a poner su atención en el rey. No tuvo tanta suerte, sin embargo, la noche del banquete.

    Había llevado a Arya a sus aposentos para que se acostase y volvía hacia el gran salón. Tuvo que atravesar el patio para poder hacerlo y fue entonces cuando vio a ser Jaime allí fuera, iluminado únicamente por la luz de la luna, una imagen que le hizo contener la respiración por completo, su primer y único momento de duda sobre sus responsabilidades como heredero. Le costó retirarse, volver al Gran Salón y fingir que no había pasado nada, rezando a los antiguos dioses y a los nuevos por que el Lannister no lo hubiese visto, pues se había quedado un buen tiempo contemplando al león. Se quedó completamente grabado en su retina, dudaba mucho poder quitarse de la cabeza semejante visión. La buena noticia era que no volvería a ver a aquel hombre nunca, quizá en la boda de Sansa y Joffrey, poco más. Cuán equivocado estaba.

    La cadena de sucesos fue rápida. Su señor padre fue apresado, acusado de alta traición y el castigo era la muerte, no había vuelta atrás, debía marchar al sur con sus huestes y rescatar a su padre y sus hermanas. Convencer a sus vasallos de marchar junto a él no fue tan difícil como en un principio pensó que sería, pronto se vio envuelto en un conflicto bélico contra una de las casas más poderosas de Poniente. Pero Robb era astuto y muy inteligente, pronto demostró ser uno de los mejores estrategas de los Siete Reinos, consiguiendo engañar al mismísimo Tywin Lannister. La recompensa fue tener en su poder, a modo de rehén, a su primogénito, el hombre al que no creyó volver a ver, pero cuya imagen seguía grabada en su memoria como si lo hubiese visto la noche anterior. Jaime Lannister era ahora su prisionero.
    Lo tenían en una jaula en solitario, vigilado las veinticuatro horas del día, pues su valor era incalculable, la moneda de cambio para liberar a su padre y sus hermanas. No contaba, sin embargo, con la ejecución de su padre, que cambió la naturaleza de aquella guerra por completo. Ya no se trataba de liberar a su familia, sino de también vengar a su señor padre. Sin embargo Jaime seguía siendo de gran utilidad para recuperar a Sansa y Arya, así que debía mantenerlo como prisionero, con vida, una decisión que, sin saberlo, le iba a costar cara.

    Tenerlo tan cerca le había hecho revivir más que nunca aquella imagen del Guardia Real bañado en luz de luna en el patio de Invernalia, ahora era incapaz de apartarla de su mente. Por eso mismo se encontró, casi sin darse cuenta, de camino hacia la jaula del Lannister, acompañado únicamente por Viento Gris, ordenando a los guardias retirarse, quedándose a solas con él. Se mantuvo fuera de la prisión, mirando atento a Jaime, sin decir ni una palabra. Realmente no sabía qué narices estaba haciendo allí, qué lo había impulsado a presentarse ante él y qué lo mantenía allí clavado al suelo sin moverse ni mediar palabra. Pero allí estaba, contemplando como lo hizo meses atrás, aunque en una situación muy distinta—


    Créditos de la imagen a iomhair en Tumblr: https://www.tumblr.com/iomhair/690879471120793600/asoiaf-rare-pairs-week-2022-enemies-to-lovers?source=share
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝑇ℎ𝑒𝑟𝑒'𝑠 𝑎 𝑙𝑖𝑛𝑒 𝑡ℎ𝑎𝑡 𝑤𝑒’𝑙𝑙 𝑐𝑟𝑜𝑠𝑠 ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝐴𝑛𝑑 𝑡ℎ𝑒𝑟𝑒’𝑠 𝑛𝑜 𝑟𝑒𝑡𝑢𝑟𝑛 ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀ 𝑇ℎ𝑒𝑟𝑒'𝑠 𝑎 𝑡𝑖𝑚𝑒 𝑎𝑛𝑑 𝑎 𝑝𝑙𝑎𝑐𝑒 ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝑁𝑜 𝑏𝑟𝑖𝑑𝑔𝑒𝑠 𝑙𝑒𝑓𝑡 𝑡𝑜 𝑏𝑢𝑟𝑛 𝑎𝑛𝑦𝑚𝑜𝑟𝑒 ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍⤹ Rol con [KINGSL4YER] —Robb Stark, primogénito de Lord Eddark y Lady Catelyn Stark, heredero de Invernalia y futuro Guardián del Norte. Eran palabras que lo llevaban persiguiendo desde pequeño. Eran palabras que cargaban con ellas una responsabilidad y un deber que debía cumplir a toda costa, algo que prometía una vida de infelicidad. Familia, deber, honor, las palabras de la casa de su madre resonaban a diario en su cabeza, eran las que dictaban cómo iría su vida: se casaría con una mujer a la que no amaría nunca; tendría hijos, un heredero que le sucediera a él; y nunca actuar en pos de sus deseos. Siempre lo había tenido claro, ningún momento de flaqueza, ninguno hasta aquel día en Invernalia… Robert había llegado con toda su comitiva, pero el rey era lo que menos le importaba de todo al heredero de Invernalia. Había escuchado rumores, y los rumores eran Sansa hablando con todo aquel que podía sobre, mayormente, el príncipe Joffrey, pero también sobre su tío, Jaime Lannister, el Matareyes. Lo había descrito como uno de los hombres más apuestos de los Siete Reinos, pero las palabras de su hermana no hicieron justicia a lo que Robb vio cuando aquel caballero se retiró el yelmo. Por suerte, o por desgracia, Robert no tardó en acercarse a ellos y se vio obligado a poner su atención en el rey. No tuvo tanta suerte, sin embargo, la noche del banquete. Había llevado a Arya a sus aposentos para que se acostase y volvía hacia el gran salón. Tuvo que atravesar el patio para poder hacerlo y fue entonces cuando vio a ser Jaime allí fuera, iluminado únicamente por la luz de la luna, una imagen que le hizo contener la respiración por completo, su primer y único momento de duda sobre sus responsabilidades como heredero. Le costó retirarse, volver al Gran Salón y fingir que no había pasado nada, rezando a los antiguos dioses y a los nuevos por que el Lannister no lo hubiese visto, pues se había quedado un buen tiempo contemplando al león. Se quedó completamente grabado en su retina, dudaba mucho poder quitarse de la cabeza semejante visión. La buena noticia era que no volvería a ver a aquel hombre nunca, quizá en la boda de Sansa y Joffrey, poco más. Cuán equivocado estaba. La cadena de sucesos fue rápida. Su señor padre fue apresado, acusado de alta traición y el castigo era la muerte, no había vuelta atrás, debía marchar al sur con sus huestes y rescatar a su padre y sus hermanas. Convencer a sus vasallos de marchar junto a él no fue tan difícil como en un principio pensó que sería, pronto se vio envuelto en un conflicto bélico contra una de las casas más poderosas de Poniente. Pero Robb era astuto y muy inteligente, pronto demostró ser uno de los mejores estrategas de los Siete Reinos, consiguiendo engañar al mismísimo Tywin Lannister. La recompensa fue tener en su poder, a modo de rehén, a su primogénito, el hombre al que no creyó volver a ver, pero cuya imagen seguía grabada en su memoria como si lo hubiese visto la noche anterior. Jaime Lannister era ahora su prisionero. Lo tenían en una jaula en solitario, vigilado las veinticuatro horas del día, pues su valor era incalculable, la moneda de cambio para liberar a su padre y sus hermanas. No contaba, sin embargo, con la ejecución de su padre, que cambió la naturaleza de aquella guerra por completo. Ya no se trataba de liberar a su familia, sino de también vengar a su señor padre. Sin embargo Jaime seguía siendo de gran utilidad para recuperar a Sansa y Arya, así que debía mantenerlo como prisionero, con vida, una decisión que, sin saberlo, le iba a costar cara. Tenerlo tan cerca le había hecho revivir más que nunca aquella imagen del Guardia Real bañado en luz de luna en el patio de Invernalia, ahora era incapaz de apartarla de su mente. Por eso mismo se encontró, casi sin darse cuenta, de camino hacia la jaula del Lannister, acompañado únicamente por Viento Gris, ordenando a los guardias retirarse, quedándose a solas con él. Se mantuvo fuera de la prisión, mirando atento a Jaime, sin decir ni una palabra. Realmente no sabía qué narices estaba haciendo allí, qué lo había impulsado a presentarse ante él y qué lo mantenía allí clavado al suelo sin moverse ni mediar palabra. Pero allí estaba, contemplando como lo hizo meses atrás, aunque en una situación muy distinta— Créditos de la imagen a iomhair en Tumblr: https://www.tumblr.com/iomhair/690879471120793600/asoiaf-rare-pairs-week-2022-enemies-to-lovers?source=share
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