• **El Errante y el Dragón Azul**

    El mundo se abría ante Jimoto como un lienzo infinito, cada viaje una pincelada de experiencias, cada encuentro una historia por contar. Había recorrido valles dorados donde el trigo bailaba con el viento, selvas densas donde la vida vibraba en cada sombra, y desiertos tan vastos que las estrellas parecían más cercanas. Pero fue en las Montañas Esmeralda donde su destino se entrelazó con el de una criatura legendaria.

    El día en que conoció a Shunrei, el Dragón Azul, la neblina cubría los riscos como un manto. Jimoto había oído rumores sobre un ser majestuoso que protegía esas tierras, pero lo que encontró fue una batalla injusta.

    Un grupo de cazadores y taladores clandestinos había invadido el bosque sagrado de la montaña, armados con armas y sierras, listos para acabar con todo lo que se interpusiera en su camino. En el centro del conflicto, Shunrei rugía con furia, su enorme cuerpo de escamas azul celeste reflejando la luz entre los árboles. Su aliento crepitaba con energía, pero algo no estaba bien: sus alas estaban heridas, y aunque peleaba con fiereza, los cazadores lo superaban en número.

    Jimoto no lo pensó dos veces. Se lanzó entre los atacantes con la destreza que había perfeccionado en sus viajes. Con movimientos rápidos, derribó a los taladores más cercanos, arrebatándoles sus herramientas. Usó su velocidad y fuerza para confundir a los cazadores, derribando sin causar mayor daño pues solo quería auyentarles, cuando el líder de los invasores intentó atacar con una daga envenenada, Jimoto la interceptó con su propia mano, partiéndola en dos con un solo movimiento.

    El bosque quedó en silencio. Los cazadores, atónitos, entendieron que no podrían ganar. Uno a uno, huyeron dejando atrás su equipo y su orgullo.

    Shunrei, aún receloso, lo observó con ojos de un azul profundo. Jimoto sintió algo extraño en su mente, como un murmullo antiguo, un lenguaje que no debería entender… pero lo hizo.

    —*Tú… ¿puedes oírme?* —la voz de Shunrei resonó en su mente, profunda y sabia.

    Jimoto parpadeó, sorprendido.

    —Sí… ¿cómo es posible?

    Shunrei inclinó su gran cabeza, inspeccionándolo con curiosidad.

    —*Durante siglos, los humanos han intentado hablarme, pero nunca han comprendido mis palabras. Eres el primero… el único.*

    Desde ese día, Jimoto y Shunrei forjaron una amistad única. El dragón, antiguo guardián de las montañas, compartía con él los secretos de la naturaleza y la historia de los tiempos olvidados. Jimoto, a su vez, le contaba sobre el mundo de los humanos, sobre los lugares que había visto y las maravillas que aún deseaba conocer.

    Juntos, viajaron más allá de las montañas, explorando lo desconocido. Donde Jimoto encontraba peligro, Shunrei lo protegía. Donde el dragón hallaba desesperanza en la humanidad, Jimoto le mostraba la bondad que aún existía.

    Eran diferentes en todo sentido, pero en su soledad compartida encontraron un lazo irrompible. Un viajero de las estrellas y un guardián ancestral, unidos por un destino que aún estaba por escribirse.
    **El Errante y el Dragón Azul** El mundo se abría ante Jimoto como un lienzo infinito, cada viaje una pincelada de experiencias, cada encuentro una historia por contar. Había recorrido valles dorados donde el trigo bailaba con el viento, selvas densas donde la vida vibraba en cada sombra, y desiertos tan vastos que las estrellas parecían más cercanas. Pero fue en las Montañas Esmeralda donde su destino se entrelazó con el de una criatura legendaria. El día en que conoció a Shunrei, el Dragón Azul, la neblina cubría los riscos como un manto. Jimoto había oído rumores sobre un ser majestuoso que protegía esas tierras, pero lo que encontró fue una batalla injusta. Un grupo de cazadores y taladores clandestinos había invadido el bosque sagrado de la montaña, armados con armas y sierras, listos para acabar con todo lo que se interpusiera en su camino. En el centro del conflicto, Shunrei rugía con furia, su enorme cuerpo de escamas azul celeste reflejando la luz entre los árboles. Su aliento crepitaba con energía, pero algo no estaba bien: sus alas estaban heridas, y aunque peleaba con fiereza, los cazadores lo superaban en número. Jimoto no lo pensó dos veces. Se lanzó entre los atacantes con la destreza que había perfeccionado en sus viajes. Con movimientos rápidos, derribó a los taladores más cercanos, arrebatándoles sus herramientas. Usó su velocidad y fuerza para confundir a los cazadores, derribando sin causar mayor daño pues solo quería auyentarles, cuando el líder de los invasores intentó atacar con una daga envenenada, Jimoto la interceptó con su propia mano, partiéndola en dos con un solo movimiento. El bosque quedó en silencio. Los cazadores, atónitos, entendieron que no podrían ganar. Uno a uno, huyeron dejando atrás su equipo y su orgullo. Shunrei, aún receloso, lo observó con ojos de un azul profundo. Jimoto sintió algo extraño en su mente, como un murmullo antiguo, un lenguaje que no debería entender… pero lo hizo. —*Tú… ¿puedes oírme?* —la voz de Shunrei resonó en su mente, profunda y sabia. Jimoto parpadeó, sorprendido. —Sí… ¿cómo es posible? Shunrei inclinó su gran cabeza, inspeccionándolo con curiosidad. —*Durante siglos, los humanos han intentado hablarme, pero nunca han comprendido mis palabras. Eres el primero… el único.* Desde ese día, Jimoto y Shunrei forjaron una amistad única. El dragón, antiguo guardián de las montañas, compartía con él los secretos de la naturaleza y la historia de los tiempos olvidados. Jimoto, a su vez, le contaba sobre el mundo de los humanos, sobre los lugares que había visto y las maravillas que aún deseaba conocer. Juntos, viajaron más allá de las montañas, explorando lo desconocido. Donde Jimoto encontraba peligro, Shunrei lo protegía. Donde el dragón hallaba desesperanza en la humanidad, Jimoto le mostraba la bondad que aún existía. Eran diferentes en todo sentido, pero en su soledad compartida encontraron un lazo irrompible. Un viajero de las estrellas y un guardián ancestral, unidos por un destino que aún estaba por escribirse.
    Me gusta
    3
    0 turnos 0 maullidos 309 vistas
  • Necesito a alguien fuerte y lleno de virtud para que sea mi guardián. Las recompensas y pagos pueden ser variados, pero nunca se arrepentirán de tenerlos.
    Necesito a alguien fuerte y lleno de virtud para que sea mi guardián. Las recompensas y pagos pueden ser variados, pero nunca se arrepentirán de tenerlos.
    Me encocora
    3
    2 turnos 0 maullidos 189 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Para ser gemelos, seguir siendo el más chiquito de los dos es irónico.
    Aunque entiende más aún que Michael estaba destinado a ser guerrero y guardián a diferencia suyo, por algo son similares y diferentes a la vez.
    Para ser gemelos, seguir siendo el más chiquito de los dos es irónico. Aunque entiende más aún que Michael estaba destinado a ser guerrero y guardián a diferencia suyo, por algo son similares y diferentes a la vez.
    Adivinen cual es cual de los hermanos jajajjajajjajsjja
    Me enjaja
    Me gusta
    3
    0 comentarios 0 compartidos 151 vistas
  • Alza en el aire a la cabra, que sostiene con las manos de costado, emocionado.*
    Tengo un guardián!! Lan wangji me regaló un guardián!!
    Alza en el aire a la cabra, que sostiene con las manos de costado, emocionado.* Tengo un guardián!! Lan wangji me regaló un guardián!!
    0 turnos 0 maullidos 292 vistas
  • Desde que se convirtió en su guardián, él ya no había derramado más sangre.
    Robin eran tan querida que nisiquiera los villanos intentaban lastimarla, por otra parte, sus admiradores solían ser tanto respetuosos, y de ello no ocurrir, solían comprender las miradas hostiles del rubio.
    Ya no había cacerías sangrientas, cruzadas contra los vestigios de los eones malditos, ni hablar de la ejecución de criminales amorales. Su vida se había reducido a acompañar a la artista durante sus giras y luego en sus vida cotidiana.
    Le costó mucho entender que nadie en ese universo lo esperaba, que entre las estrellas era el único de su gente y que estos habían alcanzado horizontes que él tenía predestinados. A ojos de muchos era un monstruo que jamás había logrado salvar a nadie, excepto a una sola, alguien que se convirtió en un ancla, atada a sus tobillos y que lo arrastraba al abismo. Sentimientos olvidados desbordaban de su corazón cuando la veía sonreír, cuando la escuchaba emocionarse, o simplemente, cuando estaba ahí presente. Los gritos de antaño desaparecían al escucharla cantar y todo su mundo se ponía de cabeza cuando ella mostraba malestar. Era lo más parecido a un sentir con los de su calaña, pero también era consciente de que ella no era como él, y sin embargo, tantoa años de soledad habían erosionado su fortaleza. Cualquiera reiría al pensar que era una criatura dependiente de su gente, la unión era tan poderosa que se perdía el concepto de individuo, su caso no era diferente a liberar a un pez hogareño en medio del mar.
    Queria no saber porqué esto sucedía, pero un recuerdo lejano le obligada a no indagar en su propia mente; no podía permitirse que ella supiera que escucharla cantar y ser amada por ello no era distinto a desgarrar su corazón. Él había perdido el derecho a sentir tal dicha, pero ella no y es por eso que no podía evitar protegerla hasta el último de los días.

    《Yo no puedo entonar canción alguna, pero no voy a permitir que tu voz sea callada. No hay prados verdes para mi, pero a ti te espera el cielo más gentil y celeste》.
    Desde que se convirtió en su guardián, él ya no había derramado más sangre. Robin eran tan querida que nisiquiera los villanos intentaban lastimarla, por otra parte, sus admiradores solían ser tanto respetuosos, y de ello no ocurrir, solían comprender las miradas hostiles del rubio. Ya no había cacerías sangrientas, cruzadas contra los vestigios de los eones malditos, ni hablar de la ejecución de criminales amorales. Su vida se había reducido a acompañar a la artista durante sus giras y luego en sus vida cotidiana. Le costó mucho entender que nadie en ese universo lo esperaba, que entre las estrellas era el único de su gente y que estos habían alcanzado horizontes que él tenía predestinados. A ojos de muchos era un monstruo que jamás había logrado salvar a nadie, excepto a una sola, alguien que se convirtió en un ancla, atada a sus tobillos y que lo arrastraba al abismo. Sentimientos olvidados desbordaban de su corazón cuando la veía sonreír, cuando la escuchaba emocionarse, o simplemente, cuando estaba ahí presente. Los gritos de antaño desaparecían al escucharla cantar y todo su mundo se ponía de cabeza cuando ella mostraba malestar. Era lo más parecido a un sentir con los de su calaña, pero también era consciente de que ella no era como él, y sin embargo, tantoa años de soledad habían erosionado su fortaleza. Cualquiera reiría al pensar que era una criatura dependiente de su gente, la unión era tan poderosa que se perdía el concepto de individuo, su caso no era diferente a liberar a un pez hogareño en medio del mar. Queria no saber porqué esto sucedía, pero un recuerdo lejano le obligada a no indagar en su propia mente; no podía permitirse que ella supiera que escucharla cantar y ser amada por ello no era distinto a desgarrar su corazón. Él había perdido el derecho a sentir tal dicha, pero ella no y es por eso que no podía evitar protegerla hasta el último de los días. 《Yo no puedo entonar canción alguna, pero no voy a permitir que tu voz sea callada. No hay prados verdes para mi, pero a ti te espera el cielo más gentil y celeste》.
    Me gusta
    Me entristece
    4
    0 turnos 0 maullidos 315 vistas
  • -Guardián de los Caballos Celestiales, título de más bajo nivel entre la jerarquia celestial china que me otorgó el Emperador de Jade. Al enterarme de la verdad sobre mi posición rompí los establos, libere a los caballos y renuncie. Los enemigos usan este título para burlarse de mí, a sabiendas que me molesta que me llamen con ese título.
    -Guardián de los Caballos Celestiales, título de más bajo nivel entre la jerarquia celestial china que me otorgó el Emperador de Jade. Al enterarme de la verdad sobre mi posición rompí los establos, libere a los caballos y renuncie. Los enemigos usan este título para burlarse de mí, a sabiendas que me molesta que me llamen con ese título.
    0 turnos 0 maullidos 244 vistas
  • -No me mires como si fuera un flanco fácil soldado...

    Aquel día había ido a ver los entrenamientos de las legiones sagradas que dirigía su padre, legiones a las que ella debería dirigir pero ella había declinado aquel puesto, seria de las cosas de las que Daniel se encargaría, sin embargo su titulo nobiliario y cargo eclesiástico la volvían una de la grandes autoridades de aquel ejercito, los cuales aun contra todo pronostico le habían sido respetados tras el juicio.

    -"Lo siento no quiera problemas con Ian por molestar a su zorra..." Dijo el hombre con aire burlón, en ese momento reconoció al engreído nieto del gran sabio, el cual había sido el primer candidato a esposo para Alexa y su padre había rechazado.

    - Eres un subordinado soldado... MI PUTO SUBORDINADO... Si no me respetas por mi título te voy a enseñar a respetarme...

    Dijo molesta mientras con los ojos brillantes y las runas iluminando su cuerpo se acercaba al hombre con la clara intención de demostrarle porque tenia el cargo de "Guardián lunar" y porque los mercenarios la llamaban "acecino de luna".
    -No me mires como si fuera un flanco fácil soldado... Aquel día había ido a ver los entrenamientos de las legiones sagradas que dirigía su padre, legiones a las que ella debería dirigir pero ella había declinado aquel puesto, seria de las cosas de las que Daniel se encargaría, sin embargo su titulo nobiliario y cargo eclesiástico la volvían una de la grandes autoridades de aquel ejercito, los cuales aun contra todo pronostico le habían sido respetados tras el juicio. -"Lo siento no quiera problemas con Ian por molestar a su zorra..." Dijo el hombre con aire burlón, en ese momento reconoció al engreído nieto del gran sabio, el cual había sido el primer candidato a esposo para Alexa y su padre había rechazado. - Eres un subordinado soldado... MI PUTO SUBORDINADO... Si no me respetas por mi título te voy a enseñar a respetarme... Dijo molesta mientras con los ojos brillantes y las runas iluminando su cuerpo se acercaba al hombre con la clara intención de demostrarle porque tenia el cargo de "Guardián lunar" y porque los mercenarios la llamaban "acecino de luna".
    Me encocora
    Me gusta
    3
    0 turnos 0 maullidos 571 vistas
  • El salón estaba iluminado con una calidez dorada que hacía brillar los candelabros como estrellas en un cielo artificial. La música flotaba en el aire, acompañada por las risas y el suave tintineo de copas de champán. Iera avanzó con gracia entre los invitados, cada paso cuidadosamente calculado. Su vestido plateado, bordado con pequeños cristales que reflejaban la luz, era perfecto para mezclarse entre la alta sociedad que llenaba el lugar. Nadie sospecharía que, bajo esa apariencia impecable, se ocultaba una hada, una criatura de otro mundo, con una misión que no podía fallar.

    Llevaba consigo el peso de la obligación. No estaba allí para disfrutar de la fiesta ni para mezclarse con los humanos. Había algo oculto en ese lugar, algo que debía recuperar antes de la medianoche. Su mundo dependía de ello.

    Con una copa de champán en la mano, que apenas tocó, observó a los invitados con una mirada calculadora. Había estudiado a cada uno de ellos antes de llegar: políticos, empresarios, figuras públicas. Pero no estaba buscando a una persona; estaba buscando un objeto. Una reliquia escondida que emitía un tenue brillo mágico que sólo ella podía percibir. Sabía que estaba cerca, pero no podía ser demasiado obvia. El riesgo era demasiado alto.

    Mientras caminaba hacia una esquina menos concurrida del salón, sintió una presencia. Alguien la estaba observando. Fingió no darse cuenta, inclinando ligeramente la cabeza y dejando que un mechón de cabello cayera sobre su rostro. Los humanos eran fáciles de engañar, pero este observador no era humano. Podía sentirlo en la forma en que su mirada parecía atravesar su disfraz. Era uno de ellos. Uno de los guardianes enviados para proteger lo que ella necesitaba robar.

    Iera giró lentamente, fingiendo buscar algo en la mesa a su lado, y aprovechó para escanear la habitación con disimulo. Allí estaba él, un hombre alto con un traje impecable, sosteniendo una copa pero sin beber de ella. Su postura relajada no coincidía con la intensidad de su mirada. Sabía quién era ella.

    —Esto se complica… —susurró para sí misma, llevando la copa a sus labios sin beber.

    No había tiempo para dudas. La reliquia estaba en una sala más allá de las puertas dobles al final del salón. La llave estaba en posesión del anfitrión, un hombre cuya sonrisa afable ocultaba secretos oscuros. Iera sabía que tendría que improvisar. Pero primero, debía deshacerse del guardián que seguía sus movimientos.

    Se movió con fluidez hacia la pista de baile, dejando que la multitud la envolviera. Su plan era claro: distraer, confundir, avanzar. Justo cuando creyó haber perdido al hombre, sintió un susurro junto a su oído.

    —No creas que podrás escapar tan fácilmente, pequeña hada.

    El escalofrío recorrió su espalda, pero no permitió que su rostro mostrara sorpresa. En cambio, giró con una sonrisa encantadora, enfrentándose a él.

    —Creo que me está confundiendo, caballero. —Su voz era suave, casi musical, un rastro de su verdadera naturaleza.

    Él sonrió, pero sus ojos brillaban con una intensidad peligrosa.

    —Sabes bien a lo que me refiero. Pero no te preocupes, me aseguraré de que no llegues a esa puerta.

    Sin responder, Iera dejó caer la copa al suelo, el sonido del cristal rompiéndose atrayendo la atención de los demás. Aprovechó la confusión para deslizarse entre los invitados, su corazón latiendo con fuerza. No podía fallar. No esta vez. La medianoche estaba cerca, y si no lograba recuperar la reliquia a tiempo, el equilibrio entre su mundo y el de los humanos se rompería para siempre.
    El salón estaba iluminado con una calidez dorada que hacía brillar los candelabros como estrellas en un cielo artificial. La música flotaba en el aire, acompañada por las risas y el suave tintineo de copas de champán. Iera avanzó con gracia entre los invitados, cada paso cuidadosamente calculado. Su vestido plateado, bordado con pequeños cristales que reflejaban la luz, era perfecto para mezclarse entre la alta sociedad que llenaba el lugar. Nadie sospecharía que, bajo esa apariencia impecable, se ocultaba una hada, una criatura de otro mundo, con una misión que no podía fallar. Llevaba consigo el peso de la obligación. No estaba allí para disfrutar de la fiesta ni para mezclarse con los humanos. Había algo oculto en ese lugar, algo que debía recuperar antes de la medianoche. Su mundo dependía de ello. Con una copa de champán en la mano, que apenas tocó, observó a los invitados con una mirada calculadora. Había estudiado a cada uno de ellos antes de llegar: políticos, empresarios, figuras públicas. Pero no estaba buscando a una persona; estaba buscando un objeto. Una reliquia escondida que emitía un tenue brillo mágico que sólo ella podía percibir. Sabía que estaba cerca, pero no podía ser demasiado obvia. El riesgo era demasiado alto. Mientras caminaba hacia una esquina menos concurrida del salón, sintió una presencia. Alguien la estaba observando. Fingió no darse cuenta, inclinando ligeramente la cabeza y dejando que un mechón de cabello cayera sobre su rostro. Los humanos eran fáciles de engañar, pero este observador no era humano. Podía sentirlo en la forma en que su mirada parecía atravesar su disfraz. Era uno de ellos. Uno de los guardianes enviados para proteger lo que ella necesitaba robar. Iera giró lentamente, fingiendo buscar algo en la mesa a su lado, y aprovechó para escanear la habitación con disimulo. Allí estaba él, un hombre alto con un traje impecable, sosteniendo una copa pero sin beber de ella. Su postura relajada no coincidía con la intensidad de su mirada. Sabía quién era ella. —Esto se complica… —susurró para sí misma, llevando la copa a sus labios sin beber. No había tiempo para dudas. La reliquia estaba en una sala más allá de las puertas dobles al final del salón. La llave estaba en posesión del anfitrión, un hombre cuya sonrisa afable ocultaba secretos oscuros. Iera sabía que tendría que improvisar. Pero primero, debía deshacerse del guardián que seguía sus movimientos. Se movió con fluidez hacia la pista de baile, dejando que la multitud la envolviera. Su plan era claro: distraer, confundir, avanzar. Justo cuando creyó haber perdido al hombre, sintió un susurro junto a su oído. —No creas que podrás escapar tan fácilmente, pequeña hada. El escalofrío recorrió su espalda, pero no permitió que su rostro mostrara sorpresa. En cambio, giró con una sonrisa encantadora, enfrentándose a él. —Creo que me está confundiendo, caballero. —Su voz era suave, casi musical, un rastro de su verdadera naturaleza. Él sonrió, pero sus ojos brillaban con una intensidad peligrosa. —Sabes bien a lo que me refiero. Pero no te preocupes, me aseguraré de que no llegues a esa puerta. Sin responder, Iera dejó caer la copa al suelo, el sonido del cristal rompiéndose atrayendo la atención de los demás. Aprovechó la confusión para deslizarse entre los invitados, su corazón latiendo con fuerza. No podía fallar. No esta vez. La medianoche estaba cerca, y si no lograba recuperar la reliquia a tiempo, el equilibrio entre su mundo y el de los humanos se rompería para siempre.
    Me encocora
    Me gusta
    4
    0 turnos 0 maullidos 797 vistas
  • The dark side of the light

    Yukine caminaba por el Desierto de las sombras, sus pasos resonaban en el silencio opresivo. De repente, una voz espectral hacia eco en el lugar

    "Yukine,"

    susurró la entidad,

    "tu destino está sellado. Soy el Guardián de las Sombras, y he venido por tu alma."

    "Mi alma? ja! yo he venido por tus poderes"

    expreso Yukine en un tono provocador

    "Soy una entidad que habita en la oscuridad más profunda. Te he observado y tu alma será un deleite ya que tu oscuridad interior es grande, joven mago."

    La entidad emergió de las sombras frente al mago sorprendiéndole, con ojos rojos brillantes y una presencia inquietante. La figura vestía una túnica larga y desgarrada, hecha de sombras que parecían moverse con vida propia. Sus manos eran huesudas y emanaban un aura de poder aterrador e inquitante.

    La entidad levantó una mano y el paisaje se oscureció aún más. Una arena de sombras se formó a su alrededor, y la figura espectral adoptó una postura de combate.

    "Prepárate, Yukine. Debes vencerme para obtener el cráneo y el poder que conlleva. y si no logras hacerlo tu alma sera mia"

    "acepto el desafio!"

    grito Yukine alistandose para el enfrentamiento,
    La entidad movió sus manos en intrincados patrones, invocando oscuridad pura que tomaba la forma de lanzas y látigos. La entidad atacó con sombras que se transformaban en lanzas afiladas. Yukine, a pesar de ser joven, era ágil y astuto. Esquivó los ataques y lanzó hechizos de luz que destellaban en la oscuridad.

    los escudos de Yukine se rompian uno a uno por cada ataque de la entidad oscura, era poderoso, su agilidad y defensa no serian suficiente para enfrentar y derrotarlo, debia pensar en algo mientras eludia o bloqueaba los ataques, si las cosas seguian asi era solo cuestion de tiempo para agotar su magia y sucumbir ante la oscuridad.

    Mientras la batalla continuaba, Yukine comenzó a sentir una lucha interna. La oscuridad de la entidad intentaba corromper sus ideales y principios.

    "¿Es este poder lo que realmente quiero? ¿Podré mantener mis principios y valores o seré consumido por la oscuridad?"

    aquellos pensamientos comenzaban a nublar su juicio y crear dudas en si mismo, debilitando sus escudos y disminuyendo su agilidad, haciendo que reciba varios golpes de aquellos látigos oscuros desgarrando sus ropas y piel.

    "Siente la oscuridad fluir a través de ti, Yukine. Déjala consumir tus miedos y dudas. Solo así serás verdaderamente poderoso."

    la voz de la entidad resonaba en la conciencia del mago, consumiéndolo poco a poco en cuerpo y alma, Yukine luchaba por mantener su mente clara; aprovechando que la oscuridad estaba corrompiendo lentamente al mago la entidad intensificó sus ataques, utilizando sombras que se transformaban en cuchillas afiladas y proyectiles oscuros. Yukine comenzó a mostrar signos de fatiga, esquivando con dificultad y recibiendo varios golpes. Las heridas se acumulaban, y la sangre fluía de cortes en su piel.
    The dark side of the light Yukine caminaba por el Desierto de las sombras, sus pasos resonaban en el silencio opresivo. De repente, una voz espectral hacia eco en el lugar "Yukine," susurró la entidad, "tu destino está sellado. Soy el Guardián de las Sombras, y he venido por tu alma." "Mi alma? ja! yo he venido por tus poderes" expreso Yukine en un tono provocador "Soy una entidad que habita en la oscuridad más profunda. Te he observado y tu alma será un deleite ya que tu oscuridad interior es grande, joven mago." La entidad emergió de las sombras frente al mago sorprendiéndole, con ojos rojos brillantes y una presencia inquietante. La figura vestía una túnica larga y desgarrada, hecha de sombras que parecían moverse con vida propia. Sus manos eran huesudas y emanaban un aura de poder aterrador e inquitante. La entidad levantó una mano y el paisaje se oscureció aún más. Una arena de sombras se formó a su alrededor, y la figura espectral adoptó una postura de combate. "Prepárate, Yukine. Debes vencerme para obtener el cráneo y el poder que conlleva. y si no logras hacerlo tu alma sera mia" "acepto el desafio!" grito Yukine alistandose para el enfrentamiento, La entidad movió sus manos en intrincados patrones, invocando oscuridad pura que tomaba la forma de lanzas y látigos. La entidad atacó con sombras que se transformaban en lanzas afiladas. Yukine, a pesar de ser joven, era ágil y astuto. Esquivó los ataques y lanzó hechizos de luz que destellaban en la oscuridad. los escudos de Yukine se rompian uno a uno por cada ataque de la entidad oscura, era poderoso, su agilidad y defensa no serian suficiente para enfrentar y derrotarlo, debia pensar en algo mientras eludia o bloqueaba los ataques, si las cosas seguian asi era solo cuestion de tiempo para agotar su magia y sucumbir ante la oscuridad. Mientras la batalla continuaba, Yukine comenzó a sentir una lucha interna. La oscuridad de la entidad intentaba corromper sus ideales y principios. "¿Es este poder lo que realmente quiero? ¿Podré mantener mis principios y valores o seré consumido por la oscuridad?" aquellos pensamientos comenzaban a nublar su juicio y crear dudas en si mismo, debilitando sus escudos y disminuyendo su agilidad, haciendo que reciba varios golpes de aquellos látigos oscuros desgarrando sus ropas y piel. "Siente la oscuridad fluir a través de ti, Yukine. Déjala consumir tus miedos y dudas. Solo así serás verdaderamente poderoso." la voz de la entidad resonaba en la conciencia del mago, consumiéndolo poco a poco en cuerpo y alma, Yukine luchaba por mantener su mente clara; aprovechando que la oscuridad estaba corrompiendo lentamente al mago la entidad intensificó sus ataques, utilizando sombras que se transformaban en cuchillas afiladas y proyectiles oscuros. Yukine comenzó a mostrar signos de fatiga, esquivando con dificultad y recibiendo varios golpes. Las heridas se acumulaban, y la sangre fluía de cortes en su piel.
    0 turnos 0 maullidos 540 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Paso a advertir que hare a otro personaje que dejé de rolear por cuestiones personales.

    Mientras que Cedric es el gato gruñón.
    Este personaje será un solecito cálido.
    Si pudiera resumirlos seria así:


    Cedric es la frase:
    " Bien, hazme el villano, el antagonista, pero no olvides que tu me creaste y forzaste mi sufrimiento."

    Este nuevo mago es la frase:
    "El ciclo de sufrimiento acaba conmigo, y yo me encargaré de cuidarte, amarte y ser tu guardián con mi vida."
    Paso a advertir que hare a otro personaje que dejé de rolear por cuestiones personales. Mientras que Cedric es el gato gruñón. Este personaje será un solecito cálido. Si pudiera resumirlos seria así: Cedric es la frase: " Bien, hazme el villano, el antagonista, pero no olvides que tu me creaste y forzaste mi sufrimiento." Este nuevo mago es la frase: "El ciclo de sufrimiento acaba conmigo, y yo me encargaré de cuidarte, amarte y ser tu guardián con mi vida."
    Me encocora
    2
    4 comentarios 0 compartidos 208 vistas
Ver más resultados
Patrocinados