• [𝑼𝒏 𝒑𝒐𝒄𝒐 𝒎á𝒔 𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒐, 𝒚 𝒗𝒐𝒚 𝒂 𝒅𝒊𝒔𝒑𝒂𝒓𝒂𝒓 𝒂 𝒂𝒍𝒈𝒖𝒊𝒆𝒏.── 𝐋𝐄𝐓 𝐌𝐄 𝐅𝐈𝐍𝐃 𝐘𝐎𝐔]






    Papeles.
    Montones de papeles.
    Tantos que parecían irreales, casi un mal chiste de oficina. Una tortura lenta disfrazada de burocracia.

    No solo llevaba semanas sin salir de la oficina, sino que además tenía que lidiar con los hijos de puta que el ruso había mandado. Dar un paso en falso significaba desatar una cadena de explosiones que ya no podía contener.
    Y enviarlos a matar... imposible. No eran hombres cualquiera. Eran entrenados por Kiev. No dejaban rastros. No seguían patrones. Y eso, justo eso, lo estaba volviendo loco.

    Malditos rusos.

    La vigilancia sobre sus movimientos se había intensificado. Por un momento temió que aquella carta enviada a Italia hubiera salido a la luz. Pero no... aún no.
    Aún respiraba.

    Y respiraba mal.

    Las reuniones lo drenaban. Como si cada palabra fuera un trago de veneno lento. Lo mantenía en pie solo la idea de que sus domingos eran sagrados. Los pocos días donde el silencio no era enemigo.

    Pero ni eso era suficiente. El cansancio le calaba en los huesos. La presión no solo pesaba en la espalda, sino que le nublaba el sueño.
    Pesadillas, sudor frío, esa voz…
    Esa maldita voz rusa repitiéndosele detrás del cráneo.

    —Un poco más… un poco más y me vuelo los sesos. —murmuró con la voz rasposa, tragándose la rabia que ya le ardía en el pecho.

    Estaba harto.
    Agotado.
    Y dejar todo atrás ya empezaba a parecer una opción razonable.

    Fue entonces cuando los pasos comenzaron.
    Rápidos, desordenados.
    Gritos afuera, su gente alterada. Algunas voces femeninas alzadas.

    Molestia. Otra vez. Otra interrupción. Otro intento, quizás, de clavarle un puñal.

    —¿Ahora quién mierda...? —susurró, los dientes apretados.

    Las puertas se abrieron de golpe. El viento estalló en la oficina y las pilas de papeles volaron por el aire, como si el mundo hubiera estornudado justo en su escritorio.

    Ya no lo pensó.
    Actuó.

    Abrió el cajón.
    Sacó el arma.
    Y disparó.

    Solo que…

    En el instante en que el sonido de la bala aún rebotaba en las paredes, sus ojos la reconocieron.
    Cabello rojo.
    Ojos dorados.
    La furia brillando en su expresión.

    Y entonces sí.
    Todo se detuvo.

    El humo del disparo flotó en el aire como una burla.

    —Merde... —escupió Ryan, sintiendo cómo el estómago se le hundía.

    La había cagado.

    [...3...]
    [𝑼𝒏 𝒑𝒐𝒄𝒐 𝒎á𝒔 𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒐, 𝒚 𝒗𝒐𝒚 𝒂 𝒅𝒊𝒔𝒑𝒂𝒓𝒂𝒓 𝒂 𝒂𝒍𝒈𝒖𝒊𝒆𝒏.── 𝐋𝐄𝐓 𝐌𝐄 𝐅𝐈𝐍𝐃 𝐘𝐎𝐔] Papeles. Montones de papeles. Tantos que parecían irreales, casi un mal chiste de oficina. Una tortura lenta disfrazada de burocracia. No solo llevaba semanas sin salir de la oficina, sino que además tenía que lidiar con los hijos de puta que el ruso había mandado. Dar un paso en falso significaba desatar una cadena de explosiones que ya no podía contener. Y enviarlos a matar... imposible. No eran hombres cualquiera. Eran entrenados por Kiev. No dejaban rastros. No seguían patrones. Y eso, justo eso, lo estaba volviendo loco. Malditos rusos. La vigilancia sobre sus movimientos se había intensificado. Por un momento temió que aquella carta enviada a Italia hubiera salido a la luz. Pero no... aún no. Aún respiraba. Y respiraba mal. Las reuniones lo drenaban. Como si cada palabra fuera un trago de veneno lento. Lo mantenía en pie solo la idea de que sus domingos eran sagrados. Los pocos días donde el silencio no era enemigo. Pero ni eso era suficiente. El cansancio le calaba en los huesos. La presión no solo pesaba en la espalda, sino que le nublaba el sueño. Pesadillas, sudor frío, esa voz… Esa maldita voz rusa repitiéndosele detrás del cráneo. —Un poco más… un poco más y me vuelo los sesos. —murmuró con la voz rasposa, tragándose la rabia que ya le ardía en el pecho. Estaba harto. Agotado. Y dejar todo atrás ya empezaba a parecer una opción razonable. Fue entonces cuando los pasos comenzaron. Rápidos, desordenados. Gritos afuera, su gente alterada. Algunas voces femeninas alzadas. Molestia. Otra vez. Otra interrupción. Otro intento, quizás, de clavarle un puñal. —¿Ahora quién mierda...? —susurró, los dientes apretados. Las puertas se abrieron de golpe. El viento estalló en la oficina y las pilas de papeles volaron por el aire, como si el mundo hubiera estornudado justo en su escritorio. Ya no lo pensó. Actuó. Abrió el cajón. Sacó el arma. Y disparó. Solo que… En el instante en que el sonido de la bala aún rebotaba en las paredes, sus ojos la reconocieron. Cabello rojo. Ojos dorados. La furia brillando en su expresión. Y entonces sí. Todo se detuvo. El humo del disparo flotó en el aire como una burla. —Merde... —escupió Ryan, sintiendo cómo el estómago se le hundía. La había cagado. [...3...]
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  • Grayhaven' Mysteries - The Sorcerer & The Medium.
    Fandom Jujutsu Kaisen/Original.
    Categoría Suspenso
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Oregón, 4 de Agosto, 2025.

    ⠀⠀Al norte de los bosques de Estados Unidos, se extiende una frondosa región repleta de arboledas y ruinas de madera vieja, húmeda, cubierta por historias muertas tanto en lenguas como en memorias. El pueblo de Grayhaven. Un sitio gris, olvidado por el turismo, pero rememorado por la presencia de una institución bien reputada: la universidad privada de Saint Elric.
    ⠀⠀Las farolas chillan con viento frío y niebla incluso durante el día. Es un entorno lúgubre, siempre azotado por una horca al cuello de los visitantes, como si nunca fueran bienvenidos...

    ⠀⠀Por suerte para él; era justamente la clase de ambientes que estaba buscando. Opresión, conflicto, desesperación. Era una lista de rasgos que llenaban sus fuerzas, y claro que será osado al entrar como si este sitio fuera de su propia pertenencia.

    ⠀⠀La entrada al pueblo del hechicero sin tiempo no fue bien recibida. Los habitantes del sitio vivían en una armonía silenciosa, casi ritual. Aferrados a viejas costumbres y supersticiones, era indudable que el deleite más morboso de esta gente eran los rumores formados a través de chismes y leyendas locales. Un lugar precioso para el desarrollo de maldiciones.

    ⠀⠀Tal vez por eso se sintió bastante atraído a ese sitio.

    ⠀⠀La carrera de medicina forense no era su fuerte, pero no había conseguido un mejor lugar dónde encajar su identidad falsa con los elementos que allí había. Todo era muy estrecho, muy de nicho, demasiado conocido entre sí para meterse en otra clase de rubros. Algo desapercibido, pero no tan anormal. Fue óptimo.

    ⠀⠀Era memorizar información y seguir un guion. Lo haría fácilmente, siempre fue así.

    ⠀⠀Fue entonces que, temprano y sin retrasos, aproximadamente a las siete de la mañana, con un sol tapado con una máscara de nubes, las puertas de ese aula se abrieron. Un hombre levemente más alto que el promedio, de rasgos diaguitas, tono de piel ligeramente morena y unos distintivos ojos azul cielo, casi fosforescentes en esa decadente atmósfera, había entrado. Se había teñido el pelo, su característico color albino se vio opacado por un castaño artificial, pero valía la pena.

    ⠀⠀⸻Mi nombre es Lucio⸻ Concretó al posar sus manos sobre el escritorio de madera rugoso. Salvado de la humedad nada más por estar a resguardo de la calefacción interior. La zona era bastante fría, pero no se veía afectado.
    ⠀⠀⸻Seré su profesor de medicina forense, y seguramente me verán en algunas áreas más de humanidades. La universidad fue tan generosa de contratarme a pesar de ser tan recelosa con las admisiones⸻ Puesto que, a parte de ser privada de un pueblo poco transitado, tenía cierto prestigio por sacar adelante a excelentes policías y abogados. ⸻Quiero dar honor a esa amabilidad y esforzarme al máximo con ustedes. ¿Qué tal si nos presentamos?⸻ Mencionó el hombre. Su identidad falsa fue bien planificada, aguantará unos meses.

    ⠀⠀De movimientos refinados y firmes, poco tortuosos, fluidos, acostumbraba a actuar, a hablar. Por otro lado, su cara concretaba expresiones agridulces, era un misterio si realmente quería estar allí o no.

    ⠀⠀Pero se pegaría a su papel. Como siempre lo ha hecho. Había la posibilidad de encontrar cosas interesantes en ese sitio, no se las perdería por nada del mundo.

    ⠀⠀En este pueblo rodeado de maleficio...

    Nyssara Starfen
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Oregón, 4 de Agosto, 2025. ⠀ ⠀⠀Al norte de los bosques de Estados Unidos, se extiende una frondosa región repleta de arboledas y ruinas de madera vieja, húmeda, cubierta por historias muertas tanto en lenguas como en memorias. El pueblo de Grayhaven. Un sitio gris, olvidado por el turismo, pero rememorado por la presencia de una institución bien reputada: la universidad privada de Saint Elric. ⠀⠀Las farolas chillan con viento frío y niebla incluso durante el día. Es un entorno lúgubre, siempre azotado por una horca al cuello de los visitantes, como si nunca fueran bienvenidos... ⠀⠀Por suerte para él; era justamente la clase de ambientes que estaba buscando. Opresión, conflicto, desesperación. Era una lista de rasgos que llenaban sus fuerzas, y claro que será osado al entrar como si este sitio fuera de su propia pertenencia. ⠀⠀La entrada al pueblo del hechicero sin tiempo no fue bien recibida. Los habitantes del sitio vivían en una armonía silenciosa, casi ritual. Aferrados a viejas costumbres y supersticiones, era indudable que el deleite más morboso de esta gente eran los rumores formados a través de chismes y leyendas locales. Un lugar precioso para el desarrollo de maldiciones. ⠀⠀Tal vez por eso se sintió bastante atraído a ese sitio. ⠀⠀La carrera de medicina forense no era su fuerte, pero no había conseguido un mejor lugar dónde encajar su identidad falsa con los elementos que allí había. Todo era muy estrecho, muy de nicho, demasiado conocido entre sí para meterse en otra clase de rubros. Algo desapercibido, pero no tan anormal. Fue óptimo. ⠀⠀Era memorizar información y seguir un guion. Lo haría fácilmente, siempre fue así. ⠀⠀Fue entonces que, temprano y sin retrasos, aproximadamente a las siete de la mañana, con un sol tapado con una máscara de nubes, las puertas de ese aula se abrieron. Un hombre levemente más alto que el promedio, de rasgos diaguitas, tono de piel ligeramente morena y unos distintivos ojos azul cielo, casi fosforescentes en esa decadente atmósfera, había entrado. Se había teñido el pelo, su característico color albino se vio opacado por un castaño artificial, pero valía la pena. ⠀⠀⸻Mi nombre es Lucio⸻ Concretó al posar sus manos sobre el escritorio de madera rugoso. Salvado de la humedad nada más por estar a resguardo de la calefacción interior. La zona era bastante fría, pero no se veía afectado. ⠀⠀⸻Seré su profesor de medicina forense, y seguramente me verán en algunas áreas más de humanidades. La universidad fue tan generosa de contratarme a pesar de ser tan recelosa con las admisiones⸻ Puesto que, a parte de ser privada de un pueblo poco transitado, tenía cierto prestigio por sacar adelante a excelentes policías y abogados. ⸻Quiero dar honor a esa amabilidad y esforzarme al máximo con ustedes. ¿Qué tal si nos presentamos?⸻ Mencionó el hombre. Su identidad falsa fue bien planificada, aguantará unos meses. ⠀⠀De movimientos refinados y firmes, poco tortuosos, fluidos, acostumbraba a actuar, a hablar. Por otro lado, su cara concretaba expresiones agridulces, era un misterio si realmente quería estar allí o no. ⠀⠀Pero se pegaría a su papel. Como siempre lo ha hecho. Había la posibilidad de encontrar cosas interesantes en ese sitio, no se las perdería por nada del mundo. ⠀⠀En este pueblo rodeado de maleficio... [frost_black_deer_503]
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  • Once Upon a Siren
    Fandom OC
    Categoría Original
    Gin Katsuragi

    Aquella noche parecía estar perfectamente acompañada por el sonido de las hojas mecidas por el viento que entonaban una melodía triste como si la misma naturaleza pudiera percibir lo que pasaba por su mente y su corazón. Miyabi abrió los ojos lentamente notando que el sudor frío que solía cubrir su frente al despertar no estaba.

    Por primera vez en tanto tiempo la pesadilla repetitiva no había venido a buscarla. La aldea devorada por las llamas, las voces ahogadas por el humo, la soledad gritando en su pecho se habían desvanecido en un silencio inusualmente pacífico. Sí, era la primera vez que amanecía sin dolor o miedo y solo podía atribuírselo a Gin.

    Su primer encuentro había sido tan improbable y violento en sus inicios, ella había intentado matarlo al confundirlo con un miembro del fenix negro. Él, en lugar de atacar de vuelta se había transformado en algo que desafiaba toda lógica acogiéndola a pesar de sus amenazas, entendiendo sus motivos y sobretodo su dolor.

    "¿Cómo era posible que, en tan poco tiempo, alguien pudiera convertirse en un refugio?" Pensó cuando sus ojos se pasearon por el rostro pacífico de Gin quién parecia descansar tranquilo a su lado. Sabía que aunque él no pudiera leer su mente, de alguna extraña manera podía percibir lo que sentía. La luz de las velas de la habitación comenzaba a extinguirse aunque la luna brindara suficiente luz para notar los detalles en el rostro del hombre que tenía al lado.

    Miyabi se sentó cerca a la ventana abrazando sus rodillas contra el pecho con los ojos clavados en la cicatriz que brillaba en su muñeca con un tenue fulgor azulado. La marca de su misión. Un recordatorio vivo de lo que era y de lo que tenía que hacer.

    Las voces susurraban en los bordes de su conciencia, lejanas pero insistentes: "Aún no ha terminado. No puedes permitirte sentir." Pero ya era demasiado tarde. Su corazón latía con una fuerza que no conocía desde antes de perderlo todo. Cada vez que Gin estaba cerca, sentía que algo dentro de ella se encendía, algo que había enterrado con los restos de su pasado.
    "¿Qué soy para ti, Gin?"

    La pregunta había quedado flotando entre ellos como algo que no se había atrevido a preguntar en voz alta aunque lo sabía y temía a la respuesta tanto como a las sombras que la seguían. Aquellas que no conocían el descanso.

    Por mucho que él prometiera protegerla, una parte de ella sabía que la batalla aún no había terminado y algo que él no sabia era que tal vez la verdadera lucha de Miyabi no era contra los fantasmas del pasado sino contra el miedo a vivir, a no ser merecedora a lo que se le fue negado al resto de su aldea.

    Esa noche, mientras el cielo comenzaba a teñirse de estrellas, Miyabi se levantó en silencio; sus manos parecían cobrar posesión de aquella pluma que Gin había dejado sobre el escritorio escribiendo algo que sólo él comprendería, una referencia al lugar que había dado inicio a todo, el primer encuentro en alguna otra vida que habia generado aquella chispa entre ellos y una promesa rota de su parte que no pensaba volver a romper. Quería estar con Gin para siempre y para éso tenía que llevarlo con ella a descubrir aquello que le impedía sentir profundamente con todo el corazón.

    La marea parecía más fuerte que la última vez que estuvo en ese lugar. El sonido del viento y de las olas golpeando el muelle era lo único que la acompañaban, la cicatriz en su muñeca parecía haberse calmado producto en parte de aquel alejamiento, como si fuera una recompensa a estar sola. Sabia que Gin llegaría pronto, podía sentirlo en su corazón por lo que sólo se dedicó a esperar mientras miles de burbujas se formaban en el infinito océano frente a ella.
    [Katsuragi01] Aquella noche parecía estar perfectamente acompañada por el sonido de las hojas mecidas por el viento que entonaban una melodía triste como si la misma naturaleza pudiera percibir lo que pasaba por su mente y su corazón. Miyabi abrió los ojos lentamente notando que el sudor frío que solía cubrir su frente al despertar no estaba. Por primera vez en tanto tiempo la pesadilla repetitiva no había venido a buscarla. La aldea devorada por las llamas, las voces ahogadas por el humo, la soledad gritando en su pecho se habían desvanecido en un silencio inusualmente pacífico. Sí, era la primera vez que amanecía sin dolor o miedo y solo podía atribuírselo a Gin. Su primer encuentro había sido tan improbable y violento en sus inicios, ella había intentado matarlo al confundirlo con un miembro del fenix negro. Él, en lugar de atacar de vuelta se había transformado en algo que desafiaba toda lógica acogiéndola a pesar de sus amenazas, entendiendo sus motivos y sobretodo su dolor. "¿Cómo era posible que, en tan poco tiempo, alguien pudiera convertirse en un refugio?" Pensó cuando sus ojos se pasearon por el rostro pacífico de Gin quién parecia descansar tranquilo a su lado. Sabía que aunque él no pudiera leer su mente, de alguna extraña manera podía percibir lo que sentía. La luz de las velas de la habitación comenzaba a extinguirse aunque la luna brindara suficiente luz para notar los detalles en el rostro del hombre que tenía al lado. Miyabi se sentó cerca a la ventana abrazando sus rodillas contra el pecho con los ojos clavados en la cicatriz que brillaba en su muñeca con un tenue fulgor azulado. La marca de su misión. Un recordatorio vivo de lo que era y de lo que tenía que hacer. Las voces susurraban en los bordes de su conciencia, lejanas pero insistentes: "Aún no ha terminado. No puedes permitirte sentir." Pero ya era demasiado tarde. Su corazón latía con una fuerza que no conocía desde antes de perderlo todo. Cada vez que Gin estaba cerca, sentía que algo dentro de ella se encendía, algo que había enterrado con los restos de su pasado. "¿Qué soy para ti, Gin?" La pregunta había quedado flotando entre ellos como algo que no se había atrevido a preguntar en voz alta aunque lo sabía y temía a la respuesta tanto como a las sombras que la seguían. Aquellas que no conocían el descanso. Por mucho que él prometiera protegerla, una parte de ella sabía que la batalla aún no había terminado y algo que él no sabia era que tal vez la verdadera lucha de Miyabi no era contra los fantasmas del pasado sino contra el miedo a vivir, a no ser merecedora a lo que se le fue negado al resto de su aldea. Esa noche, mientras el cielo comenzaba a teñirse de estrellas, Miyabi se levantó en silencio; sus manos parecían cobrar posesión de aquella pluma que Gin había dejado sobre el escritorio escribiendo algo que sólo él comprendería, una referencia al lugar que había dado inicio a todo, el primer encuentro en alguna otra vida que habia generado aquella chispa entre ellos y una promesa rota de su parte que no pensaba volver a romper. Quería estar con Gin para siempre y para éso tenía que llevarlo con ella a descubrir aquello que le impedía sentir profundamente con todo el corazón. La marea parecía más fuerte que la última vez que estuvo en ese lugar. El sonido del viento y de las olas golpeando el muelle era lo único que la acompañaban, la cicatriz en su muñeca parecía haberse calmado producto en parte de aquel alejamiento, como si fuera una recompensa a estar sola. Sabia que Gin llegaría pronto, podía sentirlo en su corazón por lo que sólo se dedicó a esperar mientras miles de burbujas se formaban en el infinito océano frente a ella.
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  • Reunión
    Fandom Los Bridgerton
    Categoría Original
    Lord Bayron Benedict Bridgerton

    Guardo unos documentos en el primer cajón del escritorio que se encuentra a la derecha bajo llave.
    Mi esposa sigue visitando a su madre, este miércoles se va a leer el testamento de mi suegro.

    Su fortuna me vendrá a la perfección para poder llevar acabo mi nuevo negocio, pronto me reuniré con mi socio.
    Lord Bayron [BenedictArtB] Guardo unos documentos en el primer cajón del escritorio que se encuentra a la derecha bajo llave. Mi esposa sigue visitando a su madre, este miércoles se va a leer el testamento de mi suegro. Su fortuna me vendrá a la perfección para poder llevar acabo mi nuevo negocio, pronto me reuniré con mi socio.
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  • — No le cae bien la secretaria de Diego Alejandro De La Vega pero a falta de otra modelo, y habiendo ocupado el escritorio del ex auror, Danielle se entretiene en dibujar a la buena mujer.—
    — No le cae bien la secretaria de [THER0GUEAUROR] pero a falta de otra modelo, y habiendo ocupado el escritorio del ex auror, Danielle se entretiene en dibujar a la buena mujer.—
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  • Oda Soichiro ("Issac") (織田 宗一郎)

    Edad: 2X años
    Estatura: 1.93 m
    Cabello: Negro azabache, siempre procura llevarlo corto o muy bien peinado.
    Ojos: Negros bastante profundos. Sin embargo su mirada expresa lo que sus palabras no pueden articular.

    Vestimenta: Lo más sencilla posible, zapatillas cómodas para estar caminando y de pie bastante tiempo. Pantalones de lona o material cómodo, camisetas sin estampados a veces sin mangas.

    Apariencia y Estilo:
    Issac es un hombre de lo más común y tranquilo, para él que está casi todo el día dentro de una cocina, su apariencia es normal y su estilo casi nunca transpira más allá, es más común verlo en la calle con su mandil en un costado de su cintura, para pronto volvérselo a colocar cuando vuelve a trabajar.

    Personalidad:
    A pesar de su estatura, su voz o ese semblante que intenta ser duro, Issac es como el hermano mayor que te regaña por no traer almuerzo, pero él trajo uno para ti.

    Es hogareño, amable, acomedido, caballeroso y empático; lo cual se ha ganado el corazón de varios en el barrio.

    Inclusive cuando los extranjeros vienen, él suele ser quien los pone en su lugar o les ayuda, gracias a que en la escuela no solo aprendió inglés, si no que también sabe español, coreano, un poco de alemán.

    Pero debajo de aquella actitud tan amable y empática, se oculta un muchacho que en su juventud no tuvo apoyo emocional de sus padres, asi que podría decirse que "Issac es el adulto que le hubiera ayudado en su juventud"


    Historia personal:

    Nacido en una familia japonesa ultra conservadora (y racista) Soichiro fue un excelente niño en la escuela, hasta que su maestra de primaria a*co*so al pobre niño.

    Avergonzados y culpando al niño, lo cambiaron a una escuela para solo varones. Ahi fue normal hasta que uno de sus amigos le dio su primer beso y de ahí supo que había algo "raro" con él, algo que no podía compartir con los demás.

    Siguió con su vida, hasta que tuvo un novio en secreto de todos, fue hasta que su madre los atrapó de la mano regresando de casa que se desató el infierno.

    Lo mantuvieron en estricta vigilancia, una calificación menor de 90 era un fracaso, iban por él a la escuela y lo vigilaban al punto de no tener privacidad.

    Una vez que acabó la preparatoria, lo mandaron a Tokio con su tio, el cual pronto entendió por que le estaban "regalando" al chico.

    Fue grande su sorpresa cuando Soichiro no solo decidió empezar a estudiar para ser policía, si no que trabajaba con su tio en el restaurante para pagarse todas sus cosas, inclusive, cuando podía le daba "renta" a su tío.

    Eventualmente, lo logró, se convirtió en un policía, pero cuando descubrieron que vivía en uno de los barrios con más concentración de yakuzas, le ofrecieron un trabajo encubierto, asi que ahora trabaja un 50% en aquel local que su ahora difunto Tio le heredó y 50% detrás de un escritorio o patrullando las calles en bicicleta o a pie.

    Siempre manteniendo en secreto su vida sentimental porque hasta la fecha, siente miedo por las mujeres y se prohibió a si mismo sentir algo por hombres, al punto de incluso sentir culpa.

    DATOS CURIOSOS:
    Su platillo favorito es el inari udon y los takoyakis, en un buen dia puede comer hasta 30-40 bolitas de pulpo.
    Sí bebe alcohol y sake, también fuma, pero severamente ocasional, a lo mucho 2 ó 3 cigarros al mes.

    Es fanatico de closet de Baby Metal, pero su banda favorita es Mr.Children, le gusta ir al karaoke con los viejos a cantar, no tolera la comida dulce, pero aún así se esmera en que los dorayakis queden con masita dulce.

    Su dia empieza a las 4:30am, que es cuando desayuna, sale a hacer ejercicio, toma una ducha y va al local a cortar los vegetales y la comida para ese dia.
    Y su día en el restaurante acaba a las 9pm. Para entonces ya todo esta limpio y lo último que quedó sin vender es ofrecido afuera del local completamente gratis.

    Claro que después de ello, pasa un reporte de lo que sucedió en el barrio a la policía en caso de algo relevante a la yakuza, trata de personas, nuevos avistamientos de delincuentes etc.

    Le gustan mucho los gatos y los perros, pero su animal favorito, es el pingüino, de vez en cuando va al acuario a verlos, solo por que sí.


    ¿De dónde vino el Issac?
    Debido a que fue "amigo de cartas" de varios extranjeros, su nombre de amigo lo cambió a "Issac" no confundir con Isaac.
    Eventualmente, le perdió el respeto al nombre de Soichiro por todos los regaños que llegó a recibir, lo asocia con algo malo.
    Oda Soichiro ("Issac") (織田 宗一郎) Edad: 2X años Estatura: 1.93 m Cabello: Negro azabache, siempre procura llevarlo corto o muy bien peinado. Ojos: Negros bastante profundos. Sin embargo su mirada expresa lo que sus palabras no pueden articular. Vestimenta: Lo más sencilla posible, zapatillas cómodas para estar caminando y de pie bastante tiempo. Pantalones de lona o material cómodo, camisetas sin estampados a veces sin mangas. Apariencia y Estilo: Issac es un hombre de lo más común y tranquilo, para él que está casi todo el día dentro de una cocina, su apariencia es normal y su estilo casi nunca transpira más allá, es más común verlo en la calle con su mandil en un costado de su cintura, para pronto volvérselo a colocar cuando vuelve a trabajar. Personalidad: A pesar de su estatura, su voz o ese semblante que intenta ser duro, Issac es como el hermano mayor que te regaña por no traer almuerzo, pero él trajo uno para ti. Es hogareño, amable, acomedido, caballeroso y empático; lo cual se ha ganado el corazón de varios en el barrio. Inclusive cuando los extranjeros vienen, él suele ser quien los pone en su lugar o les ayuda, gracias a que en la escuela no solo aprendió inglés, si no que también sabe español, coreano, un poco de alemán. Pero debajo de aquella actitud tan amable y empática, se oculta un muchacho que en su juventud no tuvo apoyo emocional de sus padres, asi que podría decirse que "Issac es el adulto que le hubiera ayudado en su juventud" Historia personal: Nacido en una familia japonesa ultra conservadora (y racista) Soichiro fue un excelente niño en la escuela, hasta que su maestra de primaria a*co*so al pobre niño. Avergonzados y culpando al niño, lo cambiaron a una escuela para solo varones. Ahi fue normal hasta que uno de sus amigos le dio su primer beso y de ahí supo que había algo "raro" con él, algo que no podía compartir con los demás. Siguió con su vida, hasta que tuvo un novio en secreto de todos, fue hasta que su madre los atrapó de la mano regresando de casa que se desató el infierno. Lo mantuvieron en estricta vigilancia, una calificación menor de 90 era un fracaso, iban por él a la escuela y lo vigilaban al punto de no tener privacidad. Una vez que acabó la preparatoria, lo mandaron a Tokio con su tio, el cual pronto entendió por que le estaban "regalando" al chico. Fue grande su sorpresa cuando Soichiro no solo decidió empezar a estudiar para ser policía, si no que trabajaba con su tio en el restaurante para pagarse todas sus cosas, inclusive, cuando podía le daba "renta" a su tío. Eventualmente, lo logró, se convirtió en un policía, pero cuando descubrieron que vivía en uno de los barrios con más concentración de yakuzas, le ofrecieron un trabajo encubierto, asi que ahora trabaja un 50% en aquel local que su ahora difunto Tio le heredó y 50% detrás de un escritorio o patrullando las calles en bicicleta o a pie. Siempre manteniendo en secreto su vida sentimental porque hasta la fecha, siente miedo por las mujeres y se prohibió a si mismo sentir algo por hombres, al punto de incluso sentir culpa. DATOS CURIOSOS: Su platillo favorito es el inari udon y los takoyakis, en un buen dia puede comer hasta 30-40 bolitas de pulpo. Sí bebe alcohol y sake, también fuma, pero severamente ocasional, a lo mucho 2 ó 3 cigarros al mes. Es fanatico de closet de Baby Metal, pero su banda favorita es Mr.Children, le gusta ir al karaoke con los viejos a cantar, no tolera la comida dulce, pero aún así se esmera en que los dorayakis queden con masita dulce. Su dia empieza a las 4:30am, que es cuando desayuna, sale a hacer ejercicio, toma una ducha y va al local a cortar los vegetales y la comida para ese dia. Y su día en el restaurante acaba a las 9pm. Para entonces ya todo esta limpio y lo último que quedó sin vender es ofrecido afuera del local completamente gratis. Claro que después de ello, pasa un reporte de lo que sucedió en el barrio a la policía en caso de algo relevante a la yakuza, trata de personas, nuevos avistamientos de delincuentes etc. Le gustan mucho los gatos y los perros, pero su animal favorito, es el pingüino, de vez en cuando va al acuario a verlos, solo por que sí. ¿De dónde vino el Issac? Debido a que fue "amigo de cartas" de varios extranjeros, su nombre de amigo lo cambió a "Issac" no confundir con Isaac. Eventualmente, le perdió el respeto al nombre de Soichiro por todos los regaños que llegó a recibir, lo asocia con algo malo.
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  • #DespertarEnLaCasa

    No recordaba haber llegado ahí.

    Isidro se incorporó con lentitud, como si temiera que entre las sombras del cuarto pudiera ocultarse la Parca misma. Eso era habitual en él, sentir miedo de que su vida acabara nada más comenzara el día. Pero al ver que no se movía ni una rata por los suelos, pudo abandonar la cama vieja y con olor a sangre en la que había dormido. Comprobó entonces, al caminar un poco por el cuarto, que no eran solamente las sábanas las que tenían ese tufo; era toda la habitación. Aquello era un miasma que la invadía, y que no provenía de un foco que no fuera la totalidad del espacio.

    Su miedo inicial pasó pronto, reemplazado por curiosidad. El olor a sangre era muy acogedor, al fin y al cabo, y le llevaba a querer investigar. Terminó por acercarse al escritorio, dispuesto a sentarse para escribir algo en su cuaderno, pero vio entonces una nota, y la leyó. En realidad necesitó alumbrarse con una vela y cerillas, que no tardó en encontrar dentro de un cajón del escritorio. Eso le permitió ver (o más bien ignorar, pues se centraba solamente en el papel) que las paredes del cuarto estaban cubiertas de tajos y magulladuras, como si se hubiera desatado una auténtica batalla, y no faltaban tampoco unas manchas que habían pasado ya de carmín puro a marrón oscuro. Por el suelo estaban tirados su capa, sombrero, espada y revolver. Pero nada de eso le importaba tanto ahora. “Estás a salvo aquí.”

    —¿Qué fantochada es esta? —murmuró. Entonces vio el bulto de sus cosas tiradas por el suelo, y decidió que era momento de salir a ver dónde estaba. Se envolvió en la capa oscura, se ciñó el sombrero, y enfundó el revolver y la espada en su cinturón. Entonces abrió la puerta con cuidado, y salió. De no ser por la vela que aún llevaba en la mano, hubiera sido fácil pasarlo desapercibido por la oscuridad.
    #DespertarEnLaCasa No recordaba haber llegado ahí. Isidro se incorporó con lentitud, como si temiera que entre las sombras del cuarto pudiera ocultarse la Parca misma. Eso era habitual en él, sentir miedo de que su vida acabara nada más comenzara el día. Pero al ver que no se movía ni una rata por los suelos, pudo abandonar la cama vieja y con olor a sangre en la que había dormido. Comprobó entonces, al caminar un poco por el cuarto, que no eran solamente las sábanas las que tenían ese tufo; era toda la habitación. Aquello era un miasma que la invadía, y que no provenía de un foco que no fuera la totalidad del espacio. Su miedo inicial pasó pronto, reemplazado por curiosidad. El olor a sangre era muy acogedor, al fin y al cabo, y le llevaba a querer investigar. Terminó por acercarse al escritorio, dispuesto a sentarse para escribir algo en su cuaderno, pero vio entonces una nota, y la leyó. En realidad necesitó alumbrarse con una vela y cerillas, que no tardó en encontrar dentro de un cajón del escritorio. Eso le permitió ver (o más bien ignorar, pues se centraba solamente en el papel) que las paredes del cuarto estaban cubiertas de tajos y magulladuras, como si se hubiera desatado una auténtica batalla, y no faltaban tampoco unas manchas que habían pasado ya de carmín puro a marrón oscuro. Por el suelo estaban tirados su capa, sombrero, espada y revolver. Pero nada de eso le importaba tanto ahora. “Estás a salvo aquí.” —¿Qué fantochada es esta? —murmuró. Entonces vio el bulto de sus cosas tiradas por el suelo, y decidió que era momento de salir a ver dónde estaba. Se envolvió en la capa oscura, se ciñó el sombrero, y enfundó el revolver y la espada en su cinturón. Entonces abrió la puerta con cuidado, y salió. De no ser por la vela que aún llevaba en la mano, hubiera sido fácil pasarlo desapercibido por la oscuridad.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Propuesta de rol :3 al que le interesa interactúa con el post o me manda soli.
    En caso de no interesarle esta trama tengo algunas mas que escribí.

    Un dia una pareja de científicos estaban apuntó de crear la IA definitiva, una que junto a un cuerpo androide, buscaban replicar la consciencia humana.
    Y justo aquel dia que iniciarían el proceso para activar a la androide, la esposa del científico tuvo un accidente mientras se dirigía al laboratorio..
    Está murió y devastó al científico al Punto en que su mente se quebró. Tanto que decidió usurpar el cementerio donde se encontraba su difunta esposa. Todo con la loca idea de usar a la androide para rescatar de la muerte a su mujer.
    Su conocimiento e ingenió le daban lo suficiente como para que pudiera transplantar partes importantes del cadáver de su esposa a lo que ahora empezaba a ser un cyborg, un adroide con un cerebro híbrido entre humano y robot.
    Todo parecia ir bien, eso hasta que hubo una pequeña falla en un momento crítico...
    Cuando la memoria de su esposa estaba siendo inyectada en la androide, la energia del lugar decayo, haciendo que todo se apagara..
    Al tener una sola oportunidad el científico simplemente colapso y quedo tendido en su escritorio mientras pensaba en como había perdido a su esposa..
    Pero una luz iluminó el lugar, la Cyborg que ahora aunque se veia casi como una réplica robot de la apariencia joven de su espsoa. Despertó y empezó a hacer ruidos..
    El científico creyo que todo estaba bien, pero para su mala suerte, los recuerdos de su esposa habían sido destruidos y reemplazados por la Inteligencia artificial que parecía tener conciencia..
    Aqui es donde inicia el rol, el al verla como una falla se desquitara con la androide todo su amargo sentir, aunque no se puede deshacer porque se ve como la versión joven de su esposa,
    Mientras la androide que con conciencia pero sin saber quien es, resguarda solo las emociones de la esposa muerta. Por lo que ella en un principio sin entenderlo sentira que solo debe vivir por su creador mientras intenta comprender que son las emociones humanas que siente.
    Muchas cosas pasaran además de la relación que habrá entre ellos.
    Propuesta de rol :3 al que le interesa interactúa con el post o me manda soli. En caso de no interesarle esta trama tengo algunas mas que escribí. Un dia una pareja de científicos estaban apuntó de crear la IA definitiva, una que junto a un cuerpo androide, buscaban replicar la consciencia humana. Y justo aquel dia que iniciarían el proceso para activar a la androide, la esposa del científico tuvo un accidente mientras se dirigía al laboratorio.. Está murió y devastó al científico al Punto en que su mente se quebró. Tanto que decidió usurpar el cementerio donde se encontraba su difunta esposa. Todo con la loca idea de usar a la androide para rescatar de la muerte a su mujer. Su conocimiento e ingenió le daban lo suficiente como para que pudiera transplantar partes importantes del cadáver de su esposa a lo que ahora empezaba a ser un cyborg, un adroide con un cerebro híbrido entre humano y robot. Todo parecia ir bien, eso hasta que hubo una pequeña falla en un momento crítico... Cuando la memoria de su esposa estaba siendo inyectada en la androide, la energia del lugar decayo, haciendo que todo se apagara.. Al tener una sola oportunidad el científico simplemente colapso y quedo tendido en su escritorio mientras pensaba en como había perdido a su esposa.. Pero una luz iluminó el lugar, la Cyborg que ahora aunque se veia casi como una réplica robot de la apariencia joven de su espsoa. Despertó y empezó a hacer ruidos.. El científico creyo que todo estaba bien, pero para su mala suerte, los recuerdos de su esposa habían sido destruidos y reemplazados por la Inteligencia artificial que parecía tener conciencia.. Aqui es donde inicia el rol, el al verla como una falla se desquitara con la androide todo su amargo sentir, aunque no se puede deshacer porque se ve como la versión joven de su esposa, Mientras la androide que con conciencia pero sin saber quien es, resguarda solo las emociones de la esposa muerta. Por lo que ella en un principio sin entenderlo sentira que solo debe vivir por su creador mientras intenta comprender que son las emociones humanas que siente. Muchas cosas pasaran además de la relación que habrá entre ellos.
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  • [ 𝑬𝒔𝒕𝒆 𝒕𝒊𝒑𝒐 𝒔𝒊 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒂𝒃𝒆 𝒄ó𝒎𝒐 𝒑𝒐𝒏𝒆𝒓𝒎𝒆 𝒅𝒆 𝒎𝒂𝒍 𝒉𝒖𝒎𝒐𝒓. — 𝐑𝐎𝐔𝐋𝐄𝐓𝐓𝐄 𝐑𝐔𝐒𝐒𝐀 ]



    Ryan podía parecer tranquilo. Un hombre social, abierto, incluso relajado a simple vista. Había perfeccionado esa personalidad con el tiempo, esa fachada que lo mostraba como alguien más: el caballero encantador, el tipo que sabe escuchar, que sabe sonreír en el momento justo. Lo suficientemente pulido para que muchos olvidaran que sus manos estaban manchadas con la sangre de inocentes y culpables por igual. Algo que muchas personas pasaron por alto cuando lo conocían.

    A veces, incluso él se preguntaba si los demás estaban realmente bien de la cabeza. ¿Cómo podían confiar tan rápido? ¿Cómo podían relajarse ante una sonrisa y un par de bromas sin sentido? No entendía esa parte del mundo. Pero al menos le servía. Esa fachada le permitía estudiar a las personas con calma. Porque para él, la confianza no era algo que se ofrecía. Se ganaba. Y a pocos, muy pocos, se les permitía cruzar esa línea.

    Giovanni, el hermano de Elisabetta, no era uno de ellos. Ni siquiera entraba en la categoría de “detestables”. Simplemente le era irrelevante. Un nombre más. Una sombra más. No tenía valor ni afecto por él y su único recuerdo de él fue cuando le disparó en aquel día que fue a por Yuki. Un evento que había sucedido hace ya varios meses en realidad.

    Entonces… ¿por qué, demonios, le estaba enviando una advertencia?

    Su muerte le importaba poco, pero habían ciertas personas que si le importarian, personas que a él llegaron a importarle en su tiempo. Y que además, había sido él quien lo puso en la lista negra del ruso cuando llevo los documentos a la italiana para el rompimiento de tratado de alianza. Lo sentenció indirectamente.

    Días después del incidente con Kiev, había intentado contactarlo. Después de todo, una amistad de años no podía romperse tan fácilmente. O al menos, eso creyó. Pero no pudo acercarse. No sin que la sangre de sus hombres y los del ruso terminara regada en los jardines de la mansión. No había forma de negociar con los perros que custodiaban la entrada. Sabía cuándo no valía la pena forzar las cosas.

    Así que optó por lo que sabía hacer mejor: moverse en las sombras. Envió hombres discretos, infiltrados, para vigilar los pasos del ruso. Lo suficiente para confirmar lo que ya sospechaba: Kiev había abandonado el país rumbo a Rusia. Y no solo eso, sino que ya había tomado el mando de la Mafia Roja. La herencia maldita de sus antepasados comunistas. El poder que tanto había intentado evitar… ahora lo poseía por completo.

    Ryan, sentado tras su escritorio, tenía el revólver en la mano derecha. Jugaba con él. Con esa calma que a muchos les parecía aterradora. Frente a él, un hombre atado a una silla, con la boca ensangrentada y los ojos desorbitados.

    — Empieza —ordenó con voz baja, sin apartar la mirada del arma, sus dedos se movían con agilidad sobre el arma. No usaba guantes, está era de las pocas veces que podía estar relajado sin tener que temer que alguien notara su piel fría.

    Bruno, a su izquierda, sostenía un informe. Sus ojos no dudaron en bajar la mirada hacia el papel mientras comenzaba a leer con voz clara y pausada:

    —El informe confirma que el señor Romalsko ha estado vigilando sus movimientos desde que despertó. Registros bancarios, llamadas, reuniones. Incluso personas con las que ha cruzado palabras en eventos públicos han sido investigadas. Lo del evento con aquel investigador y con la señorita que conoció en la fiesta que fue con el señor Romalsko.

    La mirada del rubio vaciló está vez. Sus manos se detuvieron cuando introducía una bala al escuchar estos casos, solo basto unos segundos para continuar, cerró el tambor. Lo giró.

    Apretó el gatillo y... nada. El tambor giró de nuevo.

    —Incluyendo a la señorita Di Vincenzo y a su hermano en la mira, Giovanni.

    Nuevamente sonó un "click" pero ninguna gota de Sangre se derramó.

    Ryan alzó una ceja. Ladeó la cabeza hacia el traidor frente a él. El hombre ya no hablaba. Solo temblaba. Si que había tenido suerte.

    —¿Y la carta? —preguntó Ryan con desinterés, como si el arma no estuviera apuntando a una cabeza.

    —Fue enviada. Un hombre encubierto se aseguró de que llegara a manos de la señorita Di Vincenzo. Evitamos cualquier cruce con la vigilancia del ruso.

    La carta, aunque a vista simple un papel cualquiera era una advertencia para que Giovanni no metiera las narices donde no debía. Si lo hacía, no habría marcha atrás. Y también servía como coartada. Ryan no quería que lo arrastraran al infierno de una guerra que no le correspondía. Aún no. Tenía planes más urgentes: volver a Italia, tomar lo que era suyo, poner en orden la peste que su familia había dejado. No podía permitirse tener a los Di Vincenzo como enemigos antes siquiera de haber pisado tierras italianas.

    —Bien hecho. Pero asegúrate de que llegue. Si Kiev la intercepta... estamos jodidos, ese hombre me tomará como enemigo y las cosas terminarán por empeorar. — Apoyó el cañón del revólver en la frente del traidor.

    —También tenemos nuevos nombres —agregó Bruno, pasando al siguiente informe—. Siete contratados por los Di Conti. Cinco desconocidos. Uno de los nuestros. Y el último... un fantasma. Sin rostro. Sin huella. Se mueve mejor que los otros seis juntos.

    Ryan chasqueó la lengua. Giró el tambor por última vez. El traidor sollozaba, ahogándose en sus propias lágrimas.

    —Demasiado ruido por cosas que deberían haber quedado enterradas —musitó.

    Apuntó. No dudo y la sangre por fin salpicó.

    El sonido resonó en la sala como un final inevitable.

    Ryan se inclinó hacia atrás, apoyando el revólver en el escritorio.Su cabello estaba algo desordenado, sus ojos se cerraron, inspiró hondo. Habían sucedido tantas cosas que lo estaban impacientando, aquello que terminaba por volver una piedra molesta en su zapato.

    Que un gato le mordiera un pie era incluso más cómodo que esto.

    —Limpia esto. — Dijo reincorporándose. Estaba agotado, necesitaba un descanso de todo esto.

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    || El user está vivo, con vacaciones desde el lunes pero ayudando con unos asuntos importantes, un amigo se rompió el pie(?). En otras noticias, logré recuperar el Word hace poco en dónde tenía las respuestas de algunos roles que extrañaba por contestar, ya me estoy poniendo las pilas para aprovechar este tiempo, lamento realmente la demora.

    Un abrazo, con todo cariño, el user de Ryan.
    [ 𝑬𝒔𝒕𝒆 𝒕𝒊𝒑𝒐 𝒔𝒊 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒂𝒃𝒆 𝒄ó𝒎𝒐 𝒑𝒐𝒏𝒆𝒓𝒎𝒆 𝒅𝒆 𝒎𝒂𝒍 𝒉𝒖𝒎𝒐𝒓. — 𝐑𝐎𝐔𝐋𝐄𝐓𝐓𝐄 𝐑𝐔𝐒𝐒𝐀 ] Ryan podía parecer tranquilo. Un hombre social, abierto, incluso relajado a simple vista. Había perfeccionado esa personalidad con el tiempo, esa fachada que lo mostraba como alguien más: el caballero encantador, el tipo que sabe escuchar, que sabe sonreír en el momento justo. Lo suficientemente pulido para que muchos olvidaran que sus manos estaban manchadas con la sangre de inocentes y culpables por igual. Algo que muchas personas pasaron por alto cuando lo conocían. A veces, incluso él se preguntaba si los demás estaban realmente bien de la cabeza. ¿Cómo podían confiar tan rápido? ¿Cómo podían relajarse ante una sonrisa y un par de bromas sin sentido? No entendía esa parte del mundo. Pero al menos le servía. Esa fachada le permitía estudiar a las personas con calma. Porque para él, la confianza no era algo que se ofrecía. Se ganaba. Y a pocos, muy pocos, se les permitía cruzar esa línea. Giovanni, el hermano de Elisabetta, no era uno de ellos. Ni siquiera entraba en la categoría de “detestables”. Simplemente le era irrelevante. Un nombre más. Una sombra más. No tenía valor ni afecto por él y su único recuerdo de él fue cuando le disparó en aquel día que fue a por Yuki. Un evento que había sucedido hace ya varios meses en realidad. Entonces… ¿por qué, demonios, le estaba enviando una advertencia? Su muerte le importaba poco, pero habían ciertas personas que si le importarian, personas que a él llegaron a importarle en su tiempo. Y que además, había sido él quien lo puso en la lista negra del ruso cuando llevo los documentos a la italiana para el rompimiento de tratado de alianza. Lo sentenció indirectamente. Días después del incidente con Kiev, había intentado contactarlo. Después de todo, una amistad de años no podía romperse tan fácilmente. O al menos, eso creyó. Pero no pudo acercarse. No sin que la sangre de sus hombres y los del ruso terminara regada en los jardines de la mansión. No había forma de negociar con los perros que custodiaban la entrada. Sabía cuándo no valía la pena forzar las cosas. Así que optó por lo que sabía hacer mejor: moverse en las sombras. Envió hombres discretos, infiltrados, para vigilar los pasos del ruso. Lo suficiente para confirmar lo que ya sospechaba: Kiev había abandonado el país rumbo a Rusia. Y no solo eso, sino que ya había tomado el mando de la Mafia Roja. La herencia maldita de sus antepasados comunistas. El poder que tanto había intentado evitar… ahora lo poseía por completo. Ryan, sentado tras su escritorio, tenía el revólver en la mano derecha. Jugaba con él. Con esa calma que a muchos les parecía aterradora. Frente a él, un hombre atado a una silla, con la boca ensangrentada y los ojos desorbitados. — Empieza —ordenó con voz baja, sin apartar la mirada del arma, sus dedos se movían con agilidad sobre el arma. No usaba guantes, está era de las pocas veces que podía estar relajado sin tener que temer que alguien notara su piel fría. Bruno, a su izquierda, sostenía un informe. Sus ojos no dudaron en bajar la mirada hacia el papel mientras comenzaba a leer con voz clara y pausada: —El informe confirma que el señor Romalsko ha estado vigilando sus movimientos desde que despertó. Registros bancarios, llamadas, reuniones. Incluso personas con las que ha cruzado palabras en eventos públicos han sido investigadas. Lo del evento con aquel investigador y con la señorita que conoció en la fiesta que fue con el señor Romalsko. La mirada del rubio vaciló está vez. Sus manos se detuvieron cuando introducía una bala al escuchar estos casos, solo basto unos segundos para continuar, cerró el tambor. Lo giró. Apretó el gatillo y... nada. El tambor giró de nuevo. —Incluyendo a la señorita Di Vincenzo y a su hermano en la mira, Giovanni. Nuevamente sonó un "click" pero ninguna gota de Sangre se derramó. Ryan alzó una ceja. Ladeó la cabeza hacia el traidor frente a él. El hombre ya no hablaba. Solo temblaba. Si que había tenido suerte. —¿Y la carta? —preguntó Ryan con desinterés, como si el arma no estuviera apuntando a una cabeza. —Fue enviada. Un hombre encubierto se aseguró de que llegara a manos de la señorita Di Vincenzo. Evitamos cualquier cruce con la vigilancia del ruso. La carta, aunque a vista simple un papel cualquiera era una advertencia para que Giovanni no metiera las narices donde no debía. Si lo hacía, no habría marcha atrás. Y también servía como coartada. Ryan no quería que lo arrastraran al infierno de una guerra que no le correspondía. Aún no. Tenía planes más urgentes: volver a Italia, tomar lo que era suyo, poner en orden la peste que su familia había dejado. No podía permitirse tener a los Di Vincenzo como enemigos antes siquiera de haber pisado tierras italianas. —Bien hecho. Pero asegúrate de que llegue. Si Kiev la intercepta... estamos jodidos, ese hombre me tomará como enemigo y las cosas terminarán por empeorar. — Apoyó el cañón del revólver en la frente del traidor. —También tenemos nuevos nombres —agregó Bruno, pasando al siguiente informe—. Siete contratados por los Di Conti. Cinco desconocidos. Uno de los nuestros. Y el último... un fantasma. Sin rostro. Sin huella. Se mueve mejor que los otros seis juntos. Ryan chasqueó la lengua. Giró el tambor por última vez. El traidor sollozaba, ahogándose en sus propias lágrimas. —Demasiado ruido por cosas que deberían haber quedado enterradas —musitó. Apuntó. No dudo y la sangre por fin salpicó. El sonido resonó en la sala como un final inevitable. Ryan se inclinó hacia atrás, apoyando el revólver en el escritorio.Su cabello estaba algo desordenado, sus ojos se cerraron, inspiró hondo. Habían sucedido tantas cosas que lo estaban impacientando, aquello que terminaba por volver una piedra molesta en su zapato. Que un gato le mordiera un pie era incluso más cómodo que esto. —Limpia esto. — Dijo reincorporándose. Estaba agotado, necesitaba un descanso de todo esto. 10 9 8 || El user está vivo, con vacaciones desde el lunes pero ayudando con unos asuntos importantes, un amigo se rompió el pie(?). En otras noticias, logré recuperar el Word hace poco en dónde tenía las respuestas de algunos roles que extrañaba por contestar, ya me estoy poniendo las pilas para aprovechar este tiempo, lamento realmente la demora. Un abrazo, con todo cariño, el user de Ryan.
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  • -Deje los documentos en mi studio y me quite los lentes levantándome de mi escritorio me dirijo a la ventana notando por el vidrio mi apariencia suspiré cansado -

    Bueno al menos volví ....

    -Me desordeno un poco mi cabello tratando de relajarme -

    Cómo desearía un trago de whisky ahora .... Pero no puedo
    Estás transformaciones aleatorias me están cansando deberé arreglarlo

    -Miro el reloj ya era muy tarde pero tenía hambre un bocadillo me vendria bien y algo de aire fresco y más si es el aroma de tierra mojada abrí un portal y me dirijo al mundo humano me dirijo a lugares algo desolados y vegetación abundante afinando mis sentidos enpece a cazar -



    -Deje los documentos en mi studio y me quite los lentes levantándome de mi escritorio me dirijo a la ventana notando por el vidrio mi apariencia suspiré cansado - Bueno al menos volví .... -Me desordeno un poco mi cabello tratando de relajarme - Cómo desearía un trago de whisky ahora .... Pero no puedo Estás transformaciones aleatorias me están cansando deberé arreglarlo -Miro el reloj ya era muy tarde pero tenía hambre un bocadillo me vendria bien y algo de aire fresco y más si es el aroma de tierra mojada abrí un portal y me dirijo al mundo humano me dirijo a lugares algo desolados y vegetación abundante afinando mis sentidos enpece a cazar -
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