• --Terminando el entrenamiento. Pensando en tomar un café antes de todo el trabajo. Pero nunca se sabe quién podría entrar por la puerta para decirle algo.---
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  • Me uní a la Infantería Móvil... Porque tengo cosas que proteger.

    *Unos reporteros habían visitado la Escuela Básica de Reclutas de la Infantería Móvil a fin de hacer un sondeo para conocer el ambiente cotidiano entre los enlistados. La pregunta era ¿Qué fue lo que te convenció de unirte? y después de la comida Elios se disponía a ir al entrenamiento. Se había colocado la armadura para hacer ejercicios de simulación en batalla, ya que quería seguir practicando con las armas.
    Entonces fue abordado por esos reporteros y hablaba con aire serio.*

    -En la clase de filosofía y ciencia moral este tipo de temas son muy frecuentes, y en más de una ocasión me he hecho esa misma pregunta. Lo he pensado mucho, y esa es la conclusión a la que he llegado. Sé que muchas veces mi vida está y estará en riesgo, pero al ver... Las cosas que he visto, imagino que soy una especie de escudo entre el hogar amado y esos peligros que hay ahí afuera...

    *Dijo señalando el cielo.*
    Me uní a la Infantería Móvil... Porque tengo cosas que proteger. *Unos reporteros habían visitado la Escuela Básica de Reclutas de la Infantería Móvil a fin de hacer un sondeo para conocer el ambiente cotidiano entre los enlistados. La pregunta era ¿Qué fue lo que te convenció de unirte? y después de la comida Elios se disponía a ir al entrenamiento. Se había colocado la armadura para hacer ejercicios de simulación en batalla, ya que quería seguir practicando con las armas. Entonces fue abordado por esos reporteros y hablaba con aire serio.* -En la clase de filosofía y ciencia moral este tipo de temas son muy frecuentes, y en más de una ocasión me he hecho esa misma pregunta. Lo he pensado mucho, y esa es la conclusión a la que he llegado. Sé que muchas veces mi vida está y estará en riesgo, pero al ver... Las cosas que he visto, imagino que soy una especie de escudo entre el hogar amado y esos peligros que hay ahí afuera... *Dijo señalando el cielo.*
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  • Lista para nuestro entrenamiento, ¿que sucede? ¿Por que me miras asi? *Parpadea y se rie* Espero no distraerte con los ejercicios.
    Lista para nuestro entrenamiento, ¿que sucede? ¿Por que me miras asi? *Parpadea y se rie* Espero no distraerte con los ejercicios.
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  • ¿entrenamiento?, nadie me dijo nada sobre un entrenamiento, ni que fuera deporte olímpico lanzar rayos
    ¿entrenamiento?, nadie me dijo nada sobre un entrenamiento, ni que fuera deporte olímpico lanzar rayos
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    饾懟饾拤饾拞 饾懐饾拹饾拵饾挅饾拕饾拸饾挅饾拲饾挅饾挃 (饾煇)

    Desde que despertó en aquel viejo laboratorio, Connor no ha hecho más que sobrevivir. En apariencia es un investigador privado especializado en lo que nadie quiere tocar, sean desapariciones, redes de trata, o crímenes que ni la policía registra. Lo buscan porque no duda en pisar zonas grises y porque sus métodos (tan precisos como implacables) no dejan cabos sueltos. Para la mayoría es un profesional frío, para los más atentos es algo distinto: un animal que estudia a su presa mientras finge ayudar.

    Sus días transcurren entre oficinas clandestinas, depósitos húmedos, callejones con olor a óxido y sangre. Se mezcla con traficantes, víctimas y monstruos reales con la misma calma. Pero cada paso, cada interrogatorio, cada vistazo a una escena del crimen no es sólo trabajo. Es instinto, es alimento, es entrenamiento. Sus sentidos (imposibles de catalogar) registran cada tic nervioso, cada sombra, cada olor. Él mismo ignora por qué necesita hacerlo, su cuerpo lo exige, su mente obedece.

    Cuando por fin se queda solo, lejos de testigos, la máscara se afloja. Su cuerpo late distinto, la sangre se calienta, los pensamientos se llenan de imágenes. Hay palabras, apenas recuerdos, quizá órdenes. No sabe si son memorias o sueños, y es cuando entiende que esa doble vida no es teatro, es equilibrio precario entre lo que aparenta y lo que realmente es.
    饾懟饾拤饾拞 饾懐饾拹饾拵饾挅饾拕饾拸饾挅饾拲饾挅饾挃 (饾煇) Desde que despertó en aquel viejo laboratorio, Connor no ha hecho más que sobrevivir. En apariencia es un investigador privado especializado en lo que nadie quiere tocar, sean desapariciones, redes de trata, o crímenes que ni la policía registra. Lo buscan porque no duda en pisar zonas grises y porque sus métodos (tan precisos como implacables) no dejan cabos sueltos. Para la mayoría es un profesional frío, para los más atentos es algo distinto: un animal que estudia a su presa mientras finge ayudar. Sus días transcurren entre oficinas clandestinas, depósitos húmedos, callejones con olor a óxido y sangre. Se mezcla con traficantes, víctimas y monstruos reales con la misma calma. Pero cada paso, cada interrogatorio, cada vistazo a una escena del crimen no es sólo trabajo. Es instinto, es alimento, es entrenamiento. Sus sentidos (imposibles de catalogar) registran cada tic nervioso, cada sombra, cada olor. Él mismo ignora por qué necesita hacerlo, su cuerpo lo exige, su mente obedece. Cuando por fin se queda solo, lejos de testigos, la máscara se afloja. Su cuerpo late distinto, la sangre se calienta, los pensamientos se llenan de imágenes. Hay palabras, apenas recuerdos, quizá órdenes. No sabe si son memorias o sueños, y es cuando entiende que esa doble vida no es teatro, es equilibrio precario entre lo que aparenta y lo que realmente es.
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  • ¡El entrenamiento es una de las cosas en las que puedes confiar porque no te traicionará!
    ¡El entrenamiento es una de las cosas en las que puedes confiar porque no te traicionará!
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  • Aun recuerdo aquel día en donde luche y competí contra diversos nobles y alguno de mis hermanos, sin siquiera tener entrenamiento de guerrero como ellos... fue una humillación tan brutal que incluso casi me matan por ello... fue muy entretenido dentro de todo...
    **ríe levemente mientras mira al cielo recordando aquel día con cierta gracia y de forma despreocupada**
    Cosas de ser "Paris" un hábil combatiente y atlético pero llamado cobarde por el temor a la muerte, y preferir un arco a una espada....
    Aun recuerdo aquel día en donde luche y competí contra diversos nobles y alguno de mis hermanos, sin siquiera tener entrenamiento de guerrero como ellos... fue una humillación tan brutal que incluso casi me matan por ello... fue muy entretenido dentro de todo... **ríe levemente mientras mira al cielo recordando aquel día con cierta gracia y de forma despreocupada** Cosas de ser "Paris" un hábil combatiente y atlético pero llamado cobarde por el temor a la muerte, y preferir un arco a una espada....
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  • Seiko Nura Nanao
    despues de un dia de entrenamiento para superar el dolor del alma descansare me lo merezco
    Seiko Nura Nanao despues de un dia de entrenamiento para superar el dolor del alma descansare me lo merezco
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  • - Ya terminamos los ejercicios de calentamiento!... Ahora toca el entrenamiento real~♥
    - Ya terminamos los ejercicios de calentamiento!... Ahora toca el entrenamiento real~♥
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  • 饾悑饾悮 饾悺饾悽饾惉饾惌饾惃饾惈饾悽饾悮 饾悵饾悶 饾悓饾惍饾惁饾惒饾惃饾惍: 饾悶饾惀 "饾悞饾悽饾惂 饾惂饾惃饾惁饾悰饾惈饾悶".

    Kurogiri Mumyou no siempre fue conocido por ese nombre. En su juventud, ingresó al Cuerpo de Exterminio con el entusiasmo de un guerrero convencido de que el sacrificio era un precio justo por la victoria. Tenía un escuadrón, camaradas con los que compartía entrenamientos, risas y el juramento de proteger la vida de los inocentes.

    Su primera misión importante los llevó a un pueblo montañoso, donde rumores hablaban de desapariciones nocturnas. El aire era espeso, y el silencio de la aldea, perturbador. Esa noche, la luna apenas iluminaba el sendero cuando el demonio apareció. Era más fuerte de lo que cualquier informe había advertido, un monstruo despiadado que parecía disfrutar prolongando el sufrimiento.

    La batalla fue rápida, brutal. Uno tras otro, sus compañeros fueron cayendo. El joven Kurogiri luchó con todas sus fuerzas, pero pronto comprendió que moriría igual que ellos. El instinto, o quizás el miedo, lo llevó a esconderse entre las sombras, aguardando un momento, una apertura. Allí, vio cómo sus amigos eran devorados, cómo gritaban sus nombres entre la oscuridad, rogando no ser olvidados.

    Cuando el demonio bajó la guardia, él emergió de su escondite. Con un golpe preciso, casi desesperado, logró herirlo lo suficiente para obligarlo a huir hacia la noche. Fue el único que quedó en pie.

    Al regresar, los superiores le preguntaron por lo sucedido. Le pidieron los nombres de los caídos, para registrar su sacrificio en los libros del Cuerpo. Fue entonces cuando ocurrió lo imperdonable: en medio de su trauma, de su dolor y de la adrenalina que aún le corría por las venas, Kurogiri no pudo recordar todos los nombres. Algunos se desvanecieron de su memoria como si nunca hubieran existido.

    Ese vacío lo destrozó más que la batalla misma. La idea de haber sobrevivido gracias al silencio, gracias a esconderse, mientras los demás murieron con dignidad… era un peso insoportable.

    Cuando le preguntaron por su propio nombre, respondió con voz quebrada:

    —Ellos murieron con nombre. Yo sigo vivo sin merecer el mío. Desde entonces, llámenme Mumyou… el que no merece ser recordado.

    Desde ese día, se convirtió en una figura sombría dentro del Cuerpo. Peleaba con fiereza, salvaba vidas, pero jamás buscó gloria. Rehuía los honores, las ceremonias, incluso los vínculos demasiado cercanos. Porque cada vez que alguien pronunciaba su nombre, él lo sentía vacío, un recordatorio de que estaba vivo gracias a las sombras y al olvido.

    El joven que una vez creyó en la justicia se transformó en el hombre que aprendió a vivir en silencio. Así nació Kurogiri Mumyou, el Pilar de la Sombra en ese entonces, marcado por la tragedia y por los nombres que no pudo recordar.
    饾悑饾悮 饾悺饾悽饾惉饾惌饾惃饾惈饾悽饾悮 饾悵饾悶 饾悓饾惍饾惁饾惒饾惃饾惍: 饾悶饾惀 "饾悞饾悽饾惂 饾惂饾惃饾惁饾悰饾惈饾悶". Kurogiri Mumyou no siempre fue conocido por ese nombre. En su juventud, ingresó al Cuerpo de Exterminio con el entusiasmo de un guerrero convencido de que el sacrificio era un precio justo por la victoria. Tenía un escuadrón, camaradas con los que compartía entrenamientos, risas y el juramento de proteger la vida de los inocentes. Su primera misión importante los llevó a un pueblo montañoso, donde rumores hablaban de desapariciones nocturnas. El aire era espeso, y el silencio de la aldea, perturbador. Esa noche, la luna apenas iluminaba el sendero cuando el demonio apareció. Era más fuerte de lo que cualquier informe había advertido, un monstruo despiadado que parecía disfrutar prolongando el sufrimiento. La batalla fue rápida, brutal. Uno tras otro, sus compañeros fueron cayendo. El joven Kurogiri luchó con todas sus fuerzas, pero pronto comprendió que moriría igual que ellos. El instinto, o quizás el miedo, lo llevó a esconderse entre las sombras, aguardando un momento, una apertura. Allí, vio cómo sus amigos eran devorados, cómo gritaban sus nombres entre la oscuridad, rogando no ser olvidados. Cuando el demonio bajó la guardia, él emergió de su escondite. Con un golpe preciso, casi desesperado, logró herirlo lo suficiente para obligarlo a huir hacia la noche. Fue el único que quedó en pie. Al regresar, los superiores le preguntaron por lo sucedido. Le pidieron los nombres de los caídos, para registrar su sacrificio en los libros del Cuerpo. Fue entonces cuando ocurrió lo imperdonable: en medio de su trauma, de su dolor y de la adrenalina que aún le corría por las venas, Kurogiri no pudo recordar todos los nombres. Algunos se desvanecieron de su memoria como si nunca hubieran existido. Ese vacío lo destrozó más que la batalla misma. La idea de haber sobrevivido gracias al silencio, gracias a esconderse, mientras los demás murieron con dignidad… era un peso insoportable. Cuando le preguntaron por su propio nombre, respondió con voz quebrada: —Ellos murieron con nombre. Yo sigo vivo sin merecer el mío. Desde entonces, llámenme Mumyou… el que no merece ser recordado. Desde ese día, se convirtió en una figura sombría dentro del Cuerpo. Peleaba con fiereza, salvaba vidas, pero jamás buscó gloria. Rehuía los honores, las ceremonias, incluso los vínculos demasiado cercanos. Porque cada vez que alguien pronunciaba su nombre, él lo sentía vacío, un recordatorio de que estaba vivo gracias a las sombras y al olvido. El joven que una vez creyó en la justicia se transformó en el hombre que aprendió a vivir en silencio. Así nació Kurogiri Mumyou, el Pilar de la Sombra en ese entonces, marcado por la tragedia y por los nombres que no pudo recordar.
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