• Quizás podría hacer collares, ¿o son demasiado grandes?
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  • "Cenizas de Medianoche"

    La habitación estaba apenas iluminada por las luces bajas del atardecer, filtrándose entre las cortinas como si no quisieran molestarla. Luna yacía sobre la cama, el torso levemente incorporado, los dedos jugando con los collares de metal y cuero que colgaban de su cuello. El aire era denso, no por el calor, sino por lo que no se decía: los pensamientos que danzaban en su cabeza como humo sin salida.

    No esperaba visitas. Y si llegaban, no se molestaría en cambiar su expresión: esa mezcla de desafío y cansancio tan típica en ella, como si llevara siglos sin dormir aunque su piel pareciera de porcelana. Una belleza que no buscaba ser admirada, sino entendida… o al menos soportada.

    Pasó la lengua por sus labios mientras observaba el techo, sin verlo realmente. El corazón latía lento, pero firme. El caos dentro de ella estaba quieto, como un mar antes de la tormenta.

    Una vibración leve sobre la mesa de noche interrumpió el silencio. Miró el celular sin mover un músculo más que sus ojos. Un nombre en la pantalla. Lo leyó. No respondió.

    Se incorporó solo un poco más, lo suficiente para encender un cigarro —aunque no lo encendió— y se quedó con él entre los dedos, como si fuera un recuerdo más que no tenía intenciones de quemar.

    —Hoy no... —murmuró para sí, apenas audible, pero lo suficientemente fuerte para que su reflejo, desde el espejo del fondo, lo escuchara.

    Porque Luna no estaba sola. Nunca lo estaba. Solo había aprendido a vivir con los fantasmas que ella misma se fabricaba.
    "Cenizas de Medianoche" La habitación estaba apenas iluminada por las luces bajas del atardecer, filtrándose entre las cortinas como si no quisieran molestarla. Luna yacía sobre la cama, el torso levemente incorporado, los dedos jugando con los collares de metal y cuero que colgaban de su cuello. El aire era denso, no por el calor, sino por lo que no se decía: los pensamientos que danzaban en su cabeza como humo sin salida. No esperaba visitas. Y si llegaban, no se molestaría en cambiar su expresión: esa mezcla de desafío y cansancio tan típica en ella, como si llevara siglos sin dormir aunque su piel pareciera de porcelana. Una belleza que no buscaba ser admirada, sino entendida… o al menos soportada. Pasó la lengua por sus labios mientras observaba el techo, sin verlo realmente. El corazón latía lento, pero firme. El caos dentro de ella estaba quieto, como un mar antes de la tormenta. Una vibración leve sobre la mesa de noche interrumpió el silencio. Miró el celular sin mover un músculo más que sus ojos. Un nombre en la pantalla. Lo leyó. No respondió. Se incorporó solo un poco más, lo suficiente para encender un cigarro —aunque no lo encendió— y se quedó con él entre los dedos, como si fuera un recuerdo más que no tenía intenciones de quemar. —Hoy no... —murmuró para sí, apenas audible, pero lo suficientemente fuerte para que su reflejo, desde el espejo del fondo, lo escuchara. Porque Luna no estaba sola. Nunca lo estaba. Solo había aprendido a vivir con los fantasmas que ella misma se fabricaba.
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  • Enserio estas ropas occidentales quedan conmigo? Porque la gente usa esto en el cuello?

    ~Extrañado se acomoda las ropas, pensando en ppque usar algo qué parece collar?~
    Enserio estas ropas occidentales quedan conmigo? Porque la gente usa esto en el cuello? ~Extrañado se acomoda las ropas, pensando en ppque usar algo qué parece collar?~
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  • La diosa que olvidó su libertad
    Parte 4
    *Hestia llevó ambas manos a sus hombros y desató lentamente la única prenda que aún llevaba puesta: su toga sagrada. No lo hizo con vergüenza, sino con determinación y serenidad. La tela blanca y dorada cayó al suelo en un susurro de seda antigua, deslizándose como si también entendiera el significado de ese momento.
    La diosa quedó completamente desnuda en medio de la tienda. La luz cálida delineó suavemente la perfección de su espalda, la noble curvatura de su cintura, y parte de su cadera. Patricia, que aún no reaccionaba, se quedó helada al verla así, con la espalda descubierta frente al perchero, contemplando el body como quien observa su destino inevitable.
    Patricia: —¡Eh! Espere... ¿qué está...?
    La joven no sabía si cubrirse los ojos o seguir mirando. La desnudez de Hestia no era vulga, Era sensual en una manera majestuosa. Intimidante. Hermosa en un modo arcaico, como si estuviera viendo una pintura viviente de una época anterior a la vergüenza
    La diosa tomó el body con cuidado, aún sin vestirlo, y lo sostuvo a la altura de su pecho. Se giró apenas, lo suficiente para mirar a Patricia de reojo.
    —¿Esta prenda es de tu propiedad?
    —¿Eh? Yo... no, bueno... es de la tienda. Pero... cuesta dinero, no puedo darte cosas así como así...
    —Lo imaginé —dijo Hestia. Su voz no mostraba decepción, sino comprensión.
    Entonces, extendió su mano con la palma hacia arriba. Cerró los ojos un instante. Una suave llama, pequeña y constante, surgió del centro de su palma. Una flama cálida, danzante, que no quemaba el aire sino que lo envolvía con respeto. Patricia abrió los ojos con asombro.
    De aquella llama, sin previo aviso, comenzaron a materializarse tres monedas doradas, antiguas, brillantes como el sol en la cima del mediodía. Las monedas se sostuvieron en el fuego como flotando, antes de caer con un tintineo metálico en la palma extendida de la diosa.
    Patricia se cubrió la boca. Estaba segura: Hestia no tenía absolutamente nada oculto. Estaba completamente desnuda… y sin embargo, de su mano desnuda y en llamas habían aparecido monedas de oro sólido.
    —¿Esto... es magia? —preguntó la chica, dando un paso atrás con incredulidad.
    —si…así le dicen los humanos….magia…- respondió Hestia con dulzura, pero firmeza—.
    Patricia temblaba. Las monedas eran reales. Podía ver los grabados, el peso. Ni siquiera en películas había visto algo así. Hestia dio un paso hacia ella, aún con el body en una mano y las monedas en la otra.
    —¿Esto será suficiente?
    La joven asintió en silencio, sin poder apartar los ojos del fuego que aún danzaba en la mano de la diosa.
    —S-sí... más que suficiente...
    La diosa sonrió. Y, entonces, lentamente, se llevó la prenda de cuero al cuerpo… lista para vestirla, ahora sí, con toda la dignidad y solemnidad que una diosa puede tener al adoptar su nuevo símbolo.
    El aire en la tienda se había vuelto denso, casi reverente, tras el gesto inesperado de la diosa. Desnuda frente al body negro que colgaba con provocadora elegancia, Hestia lo tomó entre sus manos como si ya supiera que le pertenecía desde antes de tocarlo. Patricia, aún de pie a unos pasos detrás, la miraba sin atreverse a respirar, sus ojos brillando entre la incredulidad y la fascinación.
    Sin temor, sin recato ni vacilación, lo deslizó sobre su cuerpo. El body era ceñido, de tela negra con un leve brillo satinado que se ajustaba como una segunda piel. La parte delantera cubría lo justo, moldeando sus caderas, definiendo su cintura, abrazando sus muslos las piernas y cubriendo los pies como una segunda piel, subió el cierre hasta llegar al busto, se miro en un espejo grande que encontró en una pared cercana, en ese momento la niña reaccionó, y tomo de un aparador cercano unos lentes negros para sol femeninos y se los dio a la pelirroja *
    Patricia: - estos lentes vienen con el traje…es …una promoción, también son suyos ahora-
    La diosa de los puso sonriendo se miro denuevo en el espejo, posa erguida, se nota que le gusta como le queda el nuevo atuendo, en ese momento respira un poco ondo por satisfacción y el cierre comenzó a ceder...

    Un sonido agudo, clack... clack..., rompió el silencio

    El cierre cedió de golpe al sobrepasar la curva de los pechos divinos, y los senos blancos de Hestia emergieron gloriosos y pesados, rebosando con naturalidad desde la abertura, como si rechazaran cualquier intento de ser contenidos. Patricia se tapó la boca con ambas manos, roja como un tomate. Trata de disculparse como si ese accidente hubiera sido su culpa
    Patricia: - hay, disculpa!... El traje ni está hecho para cubrir, tus… encantos son…muy grandes…-

    —No te preocupes —dijo Hestia, bajando la mirada a su pecho descubierto con naturalidad, sin vergüenza ni sorpresa—. Si ya he pagado por él… ¿me pertenece, verdad?

    —S-Sí… totalmente —asintió la joven, sin poder quitarle los ojos de encima a los senos descubiertos …*

    —Entonces puedo modificarlo —afirmó Hestia con calma, y luego la miró sonriendo —. Retrocede.

    Patricia, obediente, dio un par de pasos hacia atrás, como si su instinto entendiera que iba a presenciar algo fuera de este mundo.

    Hestia recita suavemente una palabra ….”consagración” y mientras vuelve a subir lentamente el cierre Una llama roja intensa surgió de sus palmas, girando lentamente en espiral hasta que abrazó todo su cuerpo con un rugido antiguo. Las sombras danzaron por las paredes de la tienda. La temperatura subió. El body negro comenzó a arder sin consumirse, cambiando a medida que el fuego lo transformaba.

    El cierre se volvió grueso, dorado y resistente, con un grabado antiguo en espiral que parecía fundido en el metal mismo. La tela adoptó un diseño más firme y estructurado, lleno de grabados en relieve como llamas sagradas que se desplazaban sutilmente por su cuerpo con cada respiración. Sus caderas fueron marcadas por cortes más agresivos, mientras unas botas negras de tacón alto se materializaban desde el fuego y subían abrazando sus piernas hasta por encima de las rodillas. Cada hebilla y refuerzo de las botas tenía un tinte rojo profundo, como si fueran templadas en el corazón de una forja divina.

    Su cuello fue rodeado por un collar ornamentado de obsidiana y oro, del cual colgaba un pequeño fragmento con forma de llama. En sus orejas, aretes de rubí oscuro aparecieron, suspendidos por cadenas finísimas de oro, Los lentes negros que Patricia le había ofrecido —originalmente sencillos— tocados también por las llamas. Su estructura cambió ante los ojos atónitos de la chica: se curvaron con un diseño más estilizado, adoptando cristales rojo oscuro, semitransparentes, con marco negro elegante decorado con pequeñas líneas incandescentes, como venas de lava encerradas en vidrio. Los ángulos laterales tenían una leve forma de ala, sugiriendo poder, misterio y fuego.

    Cuando la transformación cesó, y el fuego se desvaneció como una exhalación caliente, Hestia no era la misma, su rostro lucía maquillaje suave pero que resalta la intensidad de su mirada y combina aún más con su nuevo aspecto, lo más notorio fue su cabello, ahora luce suelto, un poco más largo y un poco más rizado con luces rubias doradas, la melena de cabello ahora tiene la forma de un velo hecho de fuego

    Patricia cayó de rodillas lentamente, boquiabierta.

    —D-Dios mío…

    —No —corrigió Hestia, bajando la mirada hacia ella con una leve sonrisa—. Diosa…-
    Patricia:- pensé…pensé que … pensé que solo eras….perdón! Perdón, que grosera soy…Pensé que usted era …-
    *Patricia recordó el aspecto con la diosa entro a la tienda , la elegante toga blanca impecable que portaba, la tiara de laureles….ahora tienen sentido…*
    Patricia: - hay no! Que hice ! …Una verdadera diosa griega apareció ante mi…y yo la corrimpi! -
    *La niña lo expreso con auténtica angustia poniéndose las manos a la cara pero hestia soltó una carcajada cristalina *
    Hestia:- tranquila!...jajaja, estoy bien,...no hiciste nada malo, al contrario…le devolviste toda su fuerza a mi fuego, estoy muy agradecida contigo, vamos ponte de pie …-
    *Con la mano de la diosa la niña se puso de pie, comenzó a hablar con algo de tartamudeo, ahora que sabe quién es realmente la visitante está realmente nerviosa apesar de que ya había convivido con la diosa roda noche *
    Patricia: - pe…pero… si usted existe …entonces el resto de los dioses de el Olimpo …-
    Hestia: -...si…ellos también existen, son mi familia, te hablé de ellos , siempre están viajando y haciendo de las suyas, casi nunca están en casa -
    Patricia: - WOW!...pero…ellos, que dirán cuando usted…cuando usted vuelva al Olimpo así ?
    Hestia: - no pienso volver al Olimpo, no pronto, quiero viajar, ahora que estoy aquí quiero dar un paseo en la tierra, me gustaría tener una de esas hermosas motocicleta que aparecen en los videos que mostraste, una Harley Davidson -
    (Continuará...)
    La diosa que olvidó su libertad Parte 4 *Hestia llevó ambas manos a sus hombros y desató lentamente la única prenda que aún llevaba puesta: su toga sagrada. No lo hizo con vergüenza, sino con determinación y serenidad. La tela blanca y dorada cayó al suelo en un susurro de seda antigua, deslizándose como si también entendiera el significado de ese momento. La diosa quedó completamente desnuda en medio de la tienda. La luz cálida delineó suavemente la perfección de su espalda, la noble curvatura de su cintura, y parte de su cadera. Patricia, que aún no reaccionaba, se quedó helada al verla así, con la espalda descubierta frente al perchero, contemplando el body como quien observa su destino inevitable. Patricia: —¡Eh! Espere... ¿qué está...? La joven no sabía si cubrirse los ojos o seguir mirando. La desnudez de Hestia no era vulga, Era sensual en una manera majestuosa. Intimidante. Hermosa en un modo arcaico, como si estuviera viendo una pintura viviente de una época anterior a la vergüenza La diosa tomó el body con cuidado, aún sin vestirlo, y lo sostuvo a la altura de su pecho. Se giró apenas, lo suficiente para mirar a Patricia de reojo. —¿Esta prenda es de tu propiedad? —¿Eh? Yo... no, bueno... es de la tienda. Pero... cuesta dinero, no puedo darte cosas así como así... —Lo imaginé —dijo Hestia. Su voz no mostraba decepción, sino comprensión. Entonces, extendió su mano con la palma hacia arriba. Cerró los ojos un instante. Una suave llama, pequeña y constante, surgió del centro de su palma. Una flama cálida, danzante, que no quemaba el aire sino que lo envolvía con respeto. Patricia abrió los ojos con asombro. De aquella llama, sin previo aviso, comenzaron a materializarse tres monedas doradas, antiguas, brillantes como el sol en la cima del mediodía. Las monedas se sostuvieron en el fuego como flotando, antes de caer con un tintineo metálico en la palma extendida de la diosa. Patricia se cubrió la boca. Estaba segura: Hestia no tenía absolutamente nada oculto. Estaba completamente desnuda… y sin embargo, de su mano desnuda y en llamas habían aparecido monedas de oro sólido. —¿Esto... es magia? —preguntó la chica, dando un paso atrás con incredulidad. —si…así le dicen los humanos….magia…- respondió Hestia con dulzura, pero firmeza—. Patricia temblaba. Las monedas eran reales. Podía ver los grabados, el peso. Ni siquiera en películas había visto algo así. Hestia dio un paso hacia ella, aún con el body en una mano y las monedas en la otra. —¿Esto será suficiente? La joven asintió en silencio, sin poder apartar los ojos del fuego que aún danzaba en la mano de la diosa. —S-sí... más que suficiente... La diosa sonrió. Y, entonces, lentamente, se llevó la prenda de cuero al cuerpo… lista para vestirla, ahora sí, con toda la dignidad y solemnidad que una diosa puede tener al adoptar su nuevo símbolo. El aire en la tienda se había vuelto denso, casi reverente, tras el gesto inesperado de la diosa. Desnuda frente al body negro que colgaba con provocadora elegancia, Hestia lo tomó entre sus manos como si ya supiera que le pertenecía desde antes de tocarlo. Patricia, aún de pie a unos pasos detrás, la miraba sin atreverse a respirar, sus ojos brillando entre la incredulidad y la fascinación. Sin temor, sin recato ni vacilación, lo deslizó sobre su cuerpo. El body era ceñido, de tela negra con un leve brillo satinado que se ajustaba como una segunda piel. La parte delantera cubría lo justo, moldeando sus caderas, definiendo su cintura, abrazando sus muslos las piernas y cubriendo los pies como una segunda piel, subió el cierre hasta llegar al busto, se miro en un espejo grande que encontró en una pared cercana, en ese momento la niña reaccionó, y tomo de un aparador cercano unos lentes negros para sol femeninos y se los dio a la pelirroja * Patricia: - estos lentes vienen con el traje…es …una promoción, también son suyos ahora- La diosa de los puso sonriendo se miro denuevo en el espejo, posa erguida, se nota que le gusta como le queda el nuevo atuendo, en ese momento respira un poco ondo por satisfacción y el cierre comenzó a ceder... Un sonido agudo, clack... clack..., rompió el silencio El cierre cedió de golpe al sobrepasar la curva de los pechos divinos, y los senos blancos de Hestia emergieron gloriosos y pesados, rebosando con naturalidad desde la abertura, como si rechazaran cualquier intento de ser contenidos. Patricia se tapó la boca con ambas manos, roja como un tomate. Trata de disculparse como si ese accidente hubiera sido su culpa Patricia: - hay, disculpa!... El traje ni está hecho para cubrir, tus… encantos son…muy grandes…- —No te preocupes —dijo Hestia, bajando la mirada a su pecho descubierto con naturalidad, sin vergüenza ni sorpresa—. Si ya he pagado por él… ¿me pertenece, verdad? —S-Sí… totalmente —asintió la joven, sin poder quitarle los ojos de encima a los senos descubiertos …* —Entonces puedo modificarlo —afirmó Hestia con calma, y luego la miró sonriendo —. Retrocede. Patricia, obediente, dio un par de pasos hacia atrás, como si su instinto entendiera que iba a presenciar algo fuera de este mundo. Hestia recita suavemente una palabra ….”consagración” y mientras vuelve a subir lentamente el cierre Una llama roja intensa surgió de sus palmas, girando lentamente en espiral hasta que abrazó todo su cuerpo con un rugido antiguo. Las sombras danzaron por las paredes de la tienda. La temperatura subió. El body negro comenzó a arder sin consumirse, cambiando a medida que el fuego lo transformaba. El cierre se volvió grueso, dorado y resistente, con un grabado antiguo en espiral que parecía fundido en el metal mismo. La tela adoptó un diseño más firme y estructurado, lleno de grabados en relieve como llamas sagradas que se desplazaban sutilmente por su cuerpo con cada respiración. Sus caderas fueron marcadas por cortes más agresivos, mientras unas botas negras de tacón alto se materializaban desde el fuego y subían abrazando sus piernas hasta por encima de las rodillas. Cada hebilla y refuerzo de las botas tenía un tinte rojo profundo, como si fueran templadas en el corazón de una forja divina. Su cuello fue rodeado por un collar ornamentado de obsidiana y oro, del cual colgaba un pequeño fragmento con forma de llama. En sus orejas, aretes de rubí oscuro aparecieron, suspendidos por cadenas finísimas de oro, Los lentes negros que Patricia le había ofrecido —originalmente sencillos— tocados también por las llamas. Su estructura cambió ante los ojos atónitos de la chica: se curvaron con un diseño más estilizado, adoptando cristales rojo oscuro, semitransparentes, con marco negro elegante decorado con pequeñas líneas incandescentes, como venas de lava encerradas en vidrio. Los ángulos laterales tenían una leve forma de ala, sugiriendo poder, misterio y fuego. Cuando la transformación cesó, y el fuego se desvaneció como una exhalación caliente, Hestia no era la misma, su rostro lucía maquillaje suave pero que resalta la intensidad de su mirada y combina aún más con su nuevo aspecto, lo más notorio fue su cabello, ahora luce suelto, un poco más largo y un poco más rizado con luces rubias doradas, la melena de cabello ahora tiene la forma de un velo hecho de fuego Patricia cayó de rodillas lentamente, boquiabierta. —D-Dios mío… —No —corrigió Hestia, bajando la mirada hacia ella con una leve sonrisa—. Diosa…- Patricia:- pensé…pensé que … pensé que solo eras….perdón! Perdón, que grosera soy…Pensé que usted era …- *Patricia recordó el aspecto con la diosa entro a la tienda , la elegante toga blanca impecable que portaba, la tiara de laureles….ahora tienen sentido…* Patricia: - hay no! Que hice ! …Una verdadera diosa griega apareció ante mi…y yo la corrimpi! - *La niña lo expreso con auténtica angustia poniéndose las manos a la cara pero hestia soltó una carcajada cristalina * Hestia:- tranquila!...jajaja, estoy bien,...no hiciste nada malo, al contrario…le devolviste toda su fuerza a mi fuego, estoy muy agradecida contigo, vamos ponte de pie …- *Con la mano de la diosa la niña se puso de pie, comenzó a hablar con algo de tartamudeo, ahora que sabe quién es realmente la visitante está realmente nerviosa apesar de que ya había convivido con la diosa roda noche * Patricia: - pe…pero… si usted existe …entonces el resto de los dioses de el Olimpo …- Hestia: -...si…ellos también existen, son mi familia, te hablé de ellos , siempre están viajando y haciendo de las suyas, casi nunca están en casa - Patricia: - WOW!...pero…ellos, que dirán cuando usted…cuando usted vuelva al Olimpo así ? Hestia: - no pienso volver al Olimpo, no pronto, quiero viajar, ahora que estoy aquí quiero dar un paseo en la tierra, me gustaría tener una de esas hermosas motocicleta que aparecen en los videos que mostraste, una Harley Davidson - (Continuará...)
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  • Este es Jack es un jugueton y le encanta jugar con el collar de sangre que siempre llevo a todos lados será porque la sangre que llevo es de un demonio gato? O porque será me causa mucha curiosidad
    Este es Jack es un jugueton y le encanta jugar con el collar de sangre que siempre llevo a todos lados será porque la sangre que llevo es de un demonio gato? O porque será me causa mucha curiosidad
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  • Escena: “Mortis Cola – Edición Prohibida”
    Luna bajó a la cocina con los ojos aún entrecerrados. Había pasado toda la noche estudiando rituales antiguos y necesitaba un respiro… y cafeína. Pero en el suelo, encontró algo aún más desconcertante que cualquier símbolo arcano:

    Mortis, acostado como una estrella de rock retirada, lucía una etiqueta de Coca-Cola alrededor del cuerpo. Inmóvil. Dramático. Y sí, con cara de que lo había hecho a propósito.

    —¿Qué…? —Luna se frotó los ojos—. ¿Estás bien?

    El gato ni se inmutó.

    —¿Eres…? —continuó ella, reprimiendo una carcajada— ¿una edición coleccionable?

    Mortis giró la cabeza lentamente, como si dijera: Soy más raro y valioso que cualquier objeto en esta dimensión.

    Luna no aguantó más. Le tomó una foto.

    —"Mortis Cola: con sabor a caos y conjuros. Solo por tiempo limitado" —leyó en voz alta, divertida.

    De pronto, las luces parpadearon. El aire se volvió denso.

    —Ups… —susurró ella, viendo cómo el collar de Mortis comenzaba a brillar—. No debí burlarme, ¿verdad?

    El gato se levantó lentamente, dejó caer la etiqueta al suelo con un golpe seco… y caminó hacia la oscuridad del pasillo como si nada.

    Pero antes de desaparecer, se detuvo y soltó un leve:

    —Miau.

    La luz volvió. Luna temblaba.

    Mortis Coca-Cola no era una broma.
    🐾 Escena: “Mortis Cola – Edición Prohibida” Luna bajó a la cocina con los ojos aún entrecerrados. Había pasado toda la noche estudiando rituales antiguos y necesitaba un respiro… y cafeína. Pero en el suelo, encontró algo aún más desconcertante que cualquier símbolo arcano: Mortis, acostado como una estrella de rock retirada, lucía una etiqueta de Coca-Cola alrededor del cuerpo. Inmóvil. Dramático. Y sí, con cara de que lo había hecho a propósito. —¿Qué…? —Luna se frotó los ojos—. ¿Estás bien? El gato ni se inmutó. —¿Eres…? —continuó ella, reprimiendo una carcajada— ¿una edición coleccionable? Mortis giró la cabeza lentamente, como si dijera: Soy más raro y valioso que cualquier objeto en esta dimensión. Luna no aguantó más. Le tomó una foto. —"Mortis Cola: con sabor a caos y conjuros. Solo por tiempo limitado" —leyó en voz alta, divertida. De pronto, las luces parpadearon. El aire se volvió denso. —Ups… —susurró ella, viendo cómo el collar de Mortis comenzaba a brillar—. No debí burlarme, ¿verdad? El gato se levantó lentamente, dejó caer la etiqueta al suelo con un golpe seco… y caminó hacia la oscuridad del pasillo como si nada. Pero antes de desaparecer, se detuvo y soltó un leve: —Miau. La luz volvió. Luna temblaba. Mortis Coca-Cola no era una broma.
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  • "— Mi corazón estará contigo, incluso aunque la luna no esté"

    Todavía recordaba las palabras de su amado grabadas en su corazón cada vez que miraba el collar rodeando su cuello.
    Un ópalo de luna real, un collar gemelo que compartía con su amado Ethari. Cada uno portando uno idéntico.
    Un recordatorio de que en su hogar alguien esperaba su regreso cada vez que salía en una misión.

    Acampando escondido en alguna parte de algún bosque, junto a sus compañeros. Sólo se οία las armas siendo afiladas acompañado por un pulcro silencio mientras, él, había dejado las armas a un lado para observar el collar que descansaba en sus manos.
    El sol poniéndose en el horizonte mientras él acariciaba suavemente la superficie de la joyería antes de volver a colgarlo alrededor de su cuello.

    Respiró y exhaló antes de prepararse para la nueva misión. Era un asesino cuyo futuro era incierto en cada misión, aún así, daba lo mejor de sí en cada una sin intenciones de morir para así poder volver junto a su amado.
    "— Mi corazón estará contigo, incluso aunque la luna no esté" Todavía recordaba las palabras de su amado grabadas en su corazón cada vez que miraba el collar rodeando su cuello. Un ópalo de luna real, un collar gemelo que compartía con su amado Ethari. Cada uno portando uno idéntico. Un recordatorio de que en su hogar alguien esperaba su regreso cada vez que salía en una misión. Acampando escondido en alguna parte de algún bosque, junto a sus compañeros. Sólo se οία las armas siendo afiladas acompañado por un pulcro silencio mientras, él, había dejado las armas a un lado para observar el collar que descansaba en sus manos. El sol poniéndose en el horizonte mientras él acariciaba suavemente la superficie de la joyería antes de volver a colgarlo alrededor de su cuello. Respiró y exhaló antes de prepararse para la nueva misión. Era un asesino cuyo futuro era incierto en cada misión, aún así, daba lo mejor de sí en cada una sin intenciones de morir para así poder volver junto a su amado.
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  • Sonidos en el bosque
    Fandom Mahou tsukai no yome, OC
    Categoría Acción
    Rol con: Inah

    En un lugar profundo del bosque, en medio de una noche que solo era iluminada por la luna llena que decoraba el cielo.

    El bosque era denso, apenas permitiendo el paso de la luz a través de las copas de los alargados árboles, que solo le daban un aire tenebroso al lugar.

    En un pequeño claro, donde yacía un árbol hace tiempo caído, se encontraba Elías. La luz de la luna hacía relucir ligeramente su cráneo. Las zarzas que habían en el suelo, claramente no eran naturales, eran de un color negro azabache y se movían ligeramente rodeando a Elías.

    La forma de Elías se dejó ver por completo. Era una bestia, un animal alimentándose de lo que ahora no era más que una masa de carne en el suelo, pero antaño fue un hombre desafortunado por encontrarse con el hambriento demonio.

    Su pelaje negro parecía absorber la luz. Su complexión que, a pesar del tamaño de su cuerpo, era delgada, casi cadavérica, hacía que esta escena fuera similar a una pesadilla.

    Las afiladas garras del demonio se hundían en la carne, tomando trozos de la misma para devorarlos con un hambre que no era de este mundo, un hambre insaciable.

    El suelo, completamente manchado de sangre despertó algo en Elías. Recobró la consciencia. — Ah, ha vuelto a ocurrir. — Dijo con una voz grave pero escalofriantemente calmada, fría como el hielo.

    Parecía llevar un collar puesto, en el cual colgaban plumas negras unidas por una cadena aparentemente de hueso, y, tras su espalda, colgaba una pequeña capa negra que parecía rota y desgastada por el tiempo.

    Cualquiera que lo viera, diría que estaba sacado de un cuento mal contado o una fábula retorcida. Quizás es una burla hacia la humanidad, pues criaturas así nacen de las emociones humanas... O quizás es un recordatorio de lo que alguna vez fue.

    Elías sintió una presencia que no le resultaba familiar. Se dio la vuelta, sus ojos rojos observaron con mirada fija e intensa el lugar donde creía haberlo sentido, esperando respuesta alguna...
    Rol con: [shimmer_charcoal_pigeon_126] En un lugar profundo del bosque, en medio de una noche que solo era iluminada por la luna llena que decoraba el cielo. El bosque era denso, apenas permitiendo el paso de la luz a través de las copas de los alargados árboles, que solo le daban un aire tenebroso al lugar. En un pequeño claro, donde yacía un árbol hace tiempo caído, se encontraba Elías. La luz de la luna hacía relucir ligeramente su cráneo. Las zarzas que habían en el suelo, claramente no eran naturales, eran de un color negro azabache y se movían ligeramente rodeando a Elías. La forma de Elías se dejó ver por completo. Era una bestia, un animal alimentándose de lo que ahora no era más que una masa de carne en el suelo, pero antaño fue un hombre desafortunado por encontrarse con el hambriento demonio. Su pelaje negro parecía absorber la luz. Su complexión que, a pesar del tamaño de su cuerpo, era delgada, casi cadavérica, hacía que esta escena fuera similar a una pesadilla. Las afiladas garras del demonio se hundían en la carne, tomando trozos de la misma para devorarlos con un hambre que no era de este mundo, un hambre insaciable. El suelo, completamente manchado de sangre despertó algo en Elías. Recobró la consciencia. — Ah, ha vuelto a ocurrir. — Dijo con una voz grave pero escalofriantemente calmada, fría como el hielo. Parecía llevar un collar puesto, en el cual colgaban plumas negras unidas por una cadena aparentemente de hueso, y, tras su espalda, colgaba una pequeña capa negra que parecía rota y desgastada por el tiempo. Cualquiera que lo viera, diría que estaba sacado de un cuento mal contado o una fábula retorcida. Quizás es una burla hacia la humanidad, pues criaturas así nacen de las emociones humanas... O quizás es un recordatorio de lo que alguna vez fue. Elías sintió una presencia que no le resultaba familiar. Se dio la vuelta, sus ojos rojos observaron con mirada fija e intensa el lugar donde creía haberlo sentido, esperando respuesta alguna...
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    Individual
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  • En mi mente siempre pensé que la mejor sangre era la humana hasta que probé una que cautivo mis papilas gustativas y decidí conservar un poco de ella en un collar ,de quien será?
    En mi mente siempre pensé que la mejor sangre era la humana hasta que probé una que cautivo mis papilas gustativas y decidí conservar un poco de ella en un collar ,de quien será?
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  • Sesión dos con Francesco, le gustaba más el negro.

    - posando con Francesco al que le coloco un collar en conjunto-

    Te ves bellisimo

    #SeductiveSunday
    Sesión dos con Francesco, le gustaba más el negro. - posando con Francesco al que le coloco un collar en conjunto- Te ves bellisimo #SeductiveSunday
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