• The little mermaid
    Fandom Libre
    Categoría Acción
    Puede que siempre se mostrara calmada, pero su mente era un remolino constante: pensamientos que no dejaban de llegar, sobre todo acerca de su familia y el peligro en que los ponía si daba un solo paso en falso.

    El tintinear de las copas al chocar la sacó de sus pensamientos. Miró a los asistentes a la fiesta con una sonrisa ensayada en los labios. El presidente Ravinstill no dejaba de observarla, y el asco le subía por la garganta como una ola.

    Bajó la mirada. Debajo de ella, una pecera enorme rebosaba de animales marinos reales. Cerró los ojos justo cuando Lucky Flickerman le dedicó una sonrisa falsa.

    —El orgullo de la costa, la novia del Capitolio: Mags Flanagan —anunció con entusiasmo.

    Ella sonrió desde lo alto de la pecera y se lanzó al agua. Movió su cola de sirena falsa y nadó hasta el vidrio. Se desplazaba de un lado a otro, jugando con los peces, hasta que por fin le permitieron salir.

    Ojalá la noche terminara allí. Pero ahora venía la peor parte: pasearse entre los invitados para que le dijeran que, si vomitaba, podría comer aún más. Así que, mientras se vestía, comenzó a identificar lugares estratégicos. Quería desaparecer sin que notaran su ausencia, sin faltar visiblemente a las órdenes de Snow.
    Puede que siempre se mostrara calmada, pero su mente era un remolino constante: pensamientos que no dejaban de llegar, sobre todo acerca de su familia y el peligro en que los ponía si daba un solo paso en falso. El tintinear de las copas al chocar la sacó de sus pensamientos. Miró a los asistentes a la fiesta con una sonrisa ensayada en los labios. El presidente Ravinstill no dejaba de observarla, y el asco le subía por la garganta como una ola. Bajó la mirada. Debajo de ella, una pecera enorme rebosaba de animales marinos reales. Cerró los ojos justo cuando Lucky Flickerman le dedicó una sonrisa falsa. —El orgullo de la costa, la novia del Capitolio: Mags Flanagan —anunció con entusiasmo. Ella sonrió desde lo alto de la pecera y se lanzó al agua. Movió su cola de sirena falsa y nadó hasta el vidrio. Se desplazaba de un lado a otro, jugando con los peces, hasta que por fin le permitieron salir. Ojalá la noche terminara allí. Pero ahora venía la peor parte: pasearse entre los invitados para que le dijeran que, si vomitaba, podría comer aún más. Así que, mientras se vestía, comenzó a identificar lugares estratégicos. Quería desaparecer sin que notaran su ausencia, sin faltar visiblemente a las órdenes de Snow.
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  • — Los lugares que este cuerpo recuerda tienen un aire curioso, lleno de nostalgia. Pero, no hay nadie que recuerde está existencia. Podría ser esto...¿otra oportunidad?.
    — Los lugares que este cuerpo recuerda tienen un aire curioso, lleno de nostalgia. Pero, no hay nadie que recuerde está existencia. Podría ser esto...¿otra oportunidad?.
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  • https://m.youtube.com/watch?v=t68gVXKYk4Y&pp=ygUfVHJ1Y2UgdmVzc2VsIHR3ZW50eSBvbmUgcGlsb3RzIA%3D%3D

    Se había detenido a descansar en los márgenes del Tártaro, justo donde la negrura del Inframundo cedía apenas a una grieta de luz tenue. El entrenamiento con la Espada Estigia había sido duro; su respiración seguía marcada por el esfuerzo, y algunas heridas recientes ardían bajo el sudor seco. Pero no se quejaba. No estaba hecho para ello. Se sentó en la roca caliente, apoyando la espada a su lado como si fuera un viejo amigo, y alzó la mirada hacia aquel resquicio donde el mundo vivo se deslizaba entre sombras.

    Era raro que buscara observar, simplemente observar. Pero aquella escena no le pasó desapercibida. En la superficie, un viudo hablaba con voz entrecortada frente a una tumba recién sellada. Su esposa, muerta días atrás. Las palabras de despedida cruzaban planos como ecos rotos, y aunque ningún mortal podría notarlo, él si que las oía. Las entendía. La esencia del amor, la pérdida y el adiós brillaba con una belleza cruel.

    Él no parpadeó. No interrumpió. Solo observó.

    Su corazón, aún joven para los estándares eternos, se agitó con algo parecido a la melancolía. Ese tipo de amor –absoluto, efímero, humano– era un misterio. Un tipo de fuerza que no podía blandirse como un arma ni sellarse como un pacto. Y, sin embargo, era tangible en ese instante.

    No envidiaba al viudo. No deseaba esa pena. Pero lo comprendía. Lo honraba en silencio. Y tal vez, en el fondo, se prometía a sí mismo que, si algún día le era concedido conocer algo tan profundamente verdadero… sabría sostenerlo con la misma firmeza con la que sostenía la Espada Estigia.

    Sin decir una palabra, esperó a que el viento callara y el viudo se retirara. Luego, simplemente, se levantó, tomó su hoja, y volvió a adentrarse en la oscuridad.

    Porque aún no era su momento. Él no sabía lo que era amar de ese modo –aún–, pero lo respetaba. Lo atesoraba, aunque solo fuera como espectador.

    “Qué manera tan hermosa de decir adiós…” pensó, sin voz.
    https://m.youtube.com/watch?v=t68gVXKYk4Y&pp=ygUfVHJ1Y2UgdmVzc2VsIHR3ZW50eSBvbmUgcGlsb3RzIA%3D%3D Se había detenido a descansar en los márgenes del Tártaro, justo donde la negrura del Inframundo cedía apenas a una grieta de luz tenue. El entrenamiento con la Espada Estigia había sido duro; su respiración seguía marcada por el esfuerzo, y algunas heridas recientes ardían bajo el sudor seco. Pero no se quejaba. No estaba hecho para ello. Se sentó en la roca caliente, apoyando la espada a su lado como si fuera un viejo amigo, y alzó la mirada hacia aquel resquicio donde el mundo vivo se deslizaba entre sombras. Era raro que buscara observar, simplemente observar. Pero aquella escena no le pasó desapercibida. En la superficie, un viudo hablaba con voz entrecortada frente a una tumba recién sellada. Su esposa, muerta días atrás. Las palabras de despedida cruzaban planos como ecos rotos, y aunque ningún mortal podría notarlo, él si que las oía. Las entendía. La esencia del amor, la pérdida y el adiós brillaba con una belleza cruel. Él no parpadeó. No interrumpió. Solo observó. Su corazón, aún joven para los estándares eternos, se agitó con algo parecido a la melancolía. Ese tipo de amor –absoluto, efímero, humano– era un misterio. Un tipo de fuerza que no podía blandirse como un arma ni sellarse como un pacto. Y, sin embargo, era tangible en ese instante. No envidiaba al viudo. No deseaba esa pena. Pero lo comprendía. Lo honraba en silencio. Y tal vez, en el fondo, se prometía a sí mismo que, si algún día le era concedido conocer algo tan profundamente verdadero… sabría sostenerlo con la misma firmeza con la que sostenía la Espada Estigia. Sin decir una palabra, esperó a que el viento callara y el viudo se retirara. Luego, simplemente, se levantó, tomó su hoja, y volvió a adentrarse en la oscuridad. Porque aún no era su momento. Él no sabía lo que era amar de ese modo –aún–, pero lo respetaba. Lo atesoraba, aunque solo fuera como espectador. “Qué manera tan hermosa de decir adiós…” pensó, sin voz.
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  • "La Casa Negra".

    Los días se están volviendo más largos y el frío se va quedando atrás, el invierno se despide poco a poco y con ello se aleja la estación del año favorita del brujo. El anochecer ha llegado más tarde, la temperatura se mantiene agradable, ni siquiera tuvo que encender la calefacción del bar.

    — Tengo que irme y puede que esté perdido por un par de días. No te comas toda la plantita, por favor...

    El bar queda en buenas manos.

    Tolek se dirige a la trastienda donde una habitación sellada por medios mágicos le espera, sólo él es capaz de abrir la puerta que le abre paso directo al único mueble en la estancia: un diván. El brujo gruñe por lo bajo antes de darle la espalda al condenado mueble y cierra la puerta antes de abrir el portal que le lleva a las coordenadas que le ha facilitado su primo.

    Aparece un bosque del otro lado, Tolek puede sentir la vibra perturbadora tan propia de Los Apalaches, pero al contrario de la mayoría, a él no le incomoda en lo más mínimo. Pero aquí, dicha vibra se siente con mayor intensidad, como si las venas mágicas que circulan en el ambiente bombearan de forma errática y distorsionada, una sensación que sólo ha sentido en las backroom.

    Recuerda las palabras de Raffaele: "es la primera vez que me enfrento a espacios liminales".

    — Van a necesitar una guía —concluye, pensando en voz alta y hablándole a la nada.

    "La nada", que en realidad es un todo y algo más. Mientras camina por los alrededores va sondeando la intensidad de la energía que dejó la brecha que trajo la casa hasta aquí en primer lugar. Tras alrededor de media hora de sólo caminar alrededor, Tolek puede establecer un epicentro que debe haber sido el núcleo de la vivienda cuando estuvo aquí, aunque ya solo quedan rastros, potentes, pero con una carga caótica mucho menos significativa.

    Observando a su alrededor, el brujo da cuenta de lo que parece un árbol más pequeño que el resto cuya apariencia le resulta tan familiar como antinatural. Mirando más de cerca, Tolek nota que se trata de un pino de plástico, un árbol de navidad sintético.

    — A Thomas no le gustaba que usáramos árboles de verdad... —murmura, mientras sus dedos acarician tiernamente las hojitas ficticias.

    Ese es el residuo liminal que estaba buscando.

    El brujo clava su bastón justo al costado del pino de plástico.

    — Muéstrame la vena que te alimenta —dice, ordenándole.

    El bastón gana temperatura, la primera señal de que se ha conectado a la fuente de magia más cercana y que, seguramente, sea la que alimenta también al pino.

    Tolek no necesita tocar el bastón para saberlo, pero sí necesita que la vena sea visible para sus ojos humanos, de alguna manera. Para ello, se lleva la mano al bolsillo para sacar un puñado de pequeñas pelotitas similares a pelusas de polvo, de color blanquecino y casi transparente, frágiles como copos de nieve, pero no se derriten. Se acerca la mano a la boca para susurrarles el conjuro que despertará a las pelusas de su letargo, con voz cálida las llama a la vida.

    Las pelusas se sacuden suave y perezosamente hasta desenrollarse como quien extiende el hilo de diminutas madejas de lana clara, van tomando forma de cientos de minúsculas criaturitas largas y aladas, como si a una lombriz le hubieran crecido una docena de pequeñas alitas.

    — Enséñenme el camino —les susurra, antes de liberarlas al viento.

    Las criaturitas, para las que la gente común ha adoptado el nombre de "rods", se dejan llevar con el soplo del aliento del brujo antes de remontar el vuelo. Se vuelven invisibles de lo rápido que son capaces de volar, así que Tolek ya sólo puede esperar a que los pequeños gusanitos con alas puedan cumplirle su petición.

    #ElBrujoCojo ꧁ঔৣ☬✞ 𝕮𝖗𝖔𝖜 ✞☬ঔৣ꧂
    "La Casa Negra". Los días se están volviendo más largos y el frío se va quedando atrás, el invierno se despide poco a poco y con ello se aleja la estación del año favorita del brujo. El anochecer ha llegado más tarde, la temperatura se mantiene agradable, ni siquiera tuvo que encender la calefacción del bar. — Tengo que irme y puede que esté perdido por un par de días. No te comas toda la plantita, por favor... El bar queda en buenas manos. Tolek se dirige a la trastienda donde una habitación sellada por medios mágicos le espera, sólo él es capaz de abrir la puerta que le abre paso directo al único mueble en la estancia: un diván. El brujo gruñe por lo bajo antes de darle la espalda al condenado mueble y cierra la puerta antes de abrir el portal que le lleva a las coordenadas que le ha facilitado su primo. Aparece un bosque del otro lado, Tolek puede sentir la vibra perturbadora tan propia de Los Apalaches, pero al contrario de la mayoría, a él no le incomoda en lo más mínimo. Pero aquí, dicha vibra se siente con mayor intensidad, como si las venas mágicas que circulan en el ambiente bombearan de forma errática y distorsionada, una sensación que sólo ha sentido en las backroom. Recuerda las palabras de Raffaele: "es la primera vez que me enfrento a espacios liminales". — Van a necesitar una guía —concluye, pensando en voz alta y hablándole a la nada. "La nada", que en realidad es un todo y algo más. Mientras camina por los alrededores va sondeando la intensidad de la energía que dejó la brecha que trajo la casa hasta aquí en primer lugar. Tras alrededor de media hora de sólo caminar alrededor, Tolek puede establecer un epicentro que debe haber sido el núcleo de la vivienda cuando estuvo aquí, aunque ya solo quedan rastros, potentes, pero con una carga caótica mucho menos significativa. Observando a su alrededor, el brujo da cuenta de lo que parece un árbol más pequeño que el resto cuya apariencia le resulta tan familiar como antinatural. Mirando más de cerca, Tolek nota que se trata de un pino de plástico, un árbol de navidad sintético. — A Thomas no le gustaba que usáramos árboles de verdad... —murmura, mientras sus dedos acarician tiernamente las hojitas ficticias. Ese es el residuo liminal que estaba buscando. El brujo clava su bastón justo al costado del pino de plástico. — Muéstrame la vena que te alimenta —dice, ordenándole. El bastón gana temperatura, la primera señal de que se ha conectado a la fuente de magia más cercana y que, seguramente, sea la que alimenta también al pino. Tolek no necesita tocar el bastón para saberlo, pero sí necesita que la vena sea visible para sus ojos humanos, de alguna manera. Para ello, se lleva la mano al bolsillo para sacar un puñado de pequeñas pelotitas similares a pelusas de polvo, de color blanquecino y casi transparente, frágiles como copos de nieve, pero no se derriten. Se acerca la mano a la boca para susurrarles el conjuro que despertará a las pelusas de su letargo, con voz cálida las llama a la vida. Las pelusas se sacuden suave y perezosamente hasta desenrollarse como quien extiende el hilo de diminutas madejas de lana clara, van tomando forma de cientos de minúsculas criaturitas largas y aladas, como si a una lombriz le hubieran crecido una docena de pequeñas alitas. — Enséñenme el camino —les susurra, antes de liberarlas al viento. Las criaturitas, para las que la gente común ha adoptado el nombre de "rods", se dejan llevar con el soplo del aliento del brujo antes de remontar el vuelo. Se vuelven invisibles de lo rápido que son capaces de volar, así que Tolek ya sólo puede esperar a que los pequeños gusanitos con alas puedan cumplirle su petición. #ElBrujoCojo [TheCrow]
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    Fuerza, Belleza y Estrategia: La Nueva Cara del Modelaje Táctico

    Bienvenidos a una nueva era del modelaje, donde la elegancia se combina con el poder. Nuestra compañía presenta a Megara, Anais, Ariuss y Fauna: un escuadrón de modelos femeninas que redefine la presencia escénica con trajes militares tácticos de alto rendimiento y armamento ligero tipo carabina.

    Cada una de ellas encarna una mezcla única de actitud, disciplina y estilo, dominando tanto la estética visual como la esencia estratégica del combate moderno. No son solo modelos: son íconos de fuerza y sofisticación, preparadas para desafiar los estándares convencionales con una imagen audaz, impactante y memorable.

    Ideal para campañas fotográficas, videoclips, branding de productos tácticos o moda urbana de alto impacto.
    Megara, Anais, Ariuss y Fauna no solo capturan miradas… imponen respeto.
    Fuerza, Belleza y Estrategia: La Nueva Cara del Modelaje Táctico Bienvenidos a una nueva era del modelaje, donde la elegancia se combina con el poder. Nuestra compañía presenta a Megara, Anais, Ariuss y Fauna: un escuadrón de modelos femeninas que redefine la presencia escénica con trajes militares tácticos de alto rendimiento y armamento ligero tipo carabina. Cada una de ellas encarna una mezcla única de actitud, disciplina y estilo, dominando tanto la estética visual como la esencia estratégica del combate moderno. No son solo modelos: son íconos de fuerza y sofisticación, preparadas para desafiar los estándares convencionales con una imagen audaz, impactante y memorable. Ideal para campañas fotográficas, videoclips, branding de productos tácticos o moda urbana de alto impacto. Megara, Anais, Ariuss y Fauna no solo capturan miradas… imponen respeto.
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  • Miro lo que las palomas de afrodita había dejado en la entrada del inframundo, saco de aquella caja un oso gris adorable, definitivamente combinaría con su cuarto, continuo viendo el contenido de aquella caja para encontrar la cosa mas adorable y hermosa que alguien le había regalado. Una cabra de peluche que era idéntica a Albina su cabra mascota.

    No había conversado nunca con la diosa del amor, su tía vivía en el olimpo y ella no solía frecuentar aquellos lugares. Sin embargo de alguna manera se había enterado de su adoración por aquellos animales.

    -Gracias tía phrodi...

    Susurro para ella misma, con una sonrisa llevando consigo los regalos a su habitación, ahora debía encontrar la forma de devolver aquel dulce gesto.

    𝓐𝐩𝐡𝐫𝐨𝐝𝐢𝐭𝒆 𝑶𝒇 𝐋𝒐𝒗𝒆
    Miro lo que las palomas de afrodita había dejado en la entrada del inframundo, saco de aquella caja un oso gris adorable, definitivamente combinaría con su cuarto, continuo viendo el contenido de aquella caja para encontrar la cosa mas adorable y hermosa que alguien le había regalado. Una cabra de peluche que era idéntica a Albina su cabra mascota. No había conversado nunca con la diosa del amor, su tía vivía en el olimpo y ella no solía frecuentar aquellos lugares. Sin embargo de alguna manera se había enterado de su adoración por aquellos animales. -Gracias tía phrodi... Susurro para ella misma, con una sonrisa llevando consigo los regalos a su habitación, ahora debía encontrar la forma de devolver aquel dulce gesto. [blast_emerald_turtle_646]
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  • "Calor..."

    El tenno no tiene ganas de salir del cuerpo de Chroma, la temperatura está espantosamente alto, aunque existe la energía para salir de ahí, curiosamente, el cuerpo de Chroma está mejor habituado al calor, inclusive con su color carmesí actual.

    Lo que todas sus habilidades se relacionan con el fuego, un elemento primordial para Chroma, el calor, el fuego y las llamas son algo que le agradan mucho a este cuerpo, menos a su Tenno quien está acostumbrado a climas polares.

    "Tenemos un trato"

    Chroma solo asiente con la cabeza.
    "Calor..." El tenno no tiene ganas de salir del cuerpo de Chroma, la temperatura está espantosamente alto, aunque existe la energía para salir de ahí, curiosamente, el cuerpo de Chroma está mejor habituado al calor, inclusive con su color carmesí actual. Lo que todas sus habilidades se relacionan con el fuego, un elemento primordial para Chroma, el calor, el fuego y las llamas son algo que le agradan mucho a este cuerpo, menos a su Tenno quien está acostumbrado a climas polares. "Tenemos un trato" Chroma solo asiente con la cabeza.
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  • Bad News
    Fandom The Animals
    Categoría Acción
    Wolf ᴬᵁ
    Kalhi NigDurgae

    En la actualidad

    Noche de martes. La ciudad respira lento. Afuera, la lluvia apenas roza los cristales del Seven. Dentro, el club palpita suave. Jazz en vivo, humo de cigarro flotando como espectros. Poca gente. Sombras largas. Silencio cómplice.

    Raffaele se hunde en un sofá de terciopelo púrpura, en el rincón más apartado de la zona VIP. Nadie se atreve a molestarlo. Lleva la camisa entreabierta, el rostro medio oculto por la penumbra. Una copa de absenta en la mesa. El móvil entre los dedos pálidos.

    Lee.

    Los titulares no dicen mucho. No para un humano. Pero él sabe mirar más allá:

    ——— Hallan una serie de cadáveres animales sin sangre en Central Park. Las autoridades atribuyen los hechos a "rituales clandestinos" o "lobos urbanos".

    Huele a neofito hambriento. Nada importante. Desliza el dedo por la pantalla.

    ——— Incendio destruye biblioteca del Bronx. “Causa eléctrica”, aseguran los bomberos.

    Un nodo de conocimiento arcano desaparece. Algunos textos no deberían quemarse jamás. Tendría que llamar a Tolek, seguro le ha entrado la depresión.

    ——— Desaparece un músico callejero en el metro de la línea F. Su violín aparece intacto, con las cuerdas manchadas de una sustancia espesa, negra.

    Raffaele enarca una ceja. El Submundo se mueve. Sospecho, estará alerta, aunque no será mayor problema para él y sus negocios mientras se mantengan bajo tierra.

    ——— Testigos afirman ver “un hombre alado” sobre el puente de Williamsburg durante la madrugada. La policía no comenta.

    Mothkind. U otro mutante demasiado descuidado. No tardará en caer.

    ——— Incremento de “crisis nerviosas” en pacientes de un hospital psiquiátrico de Queens. Todos relatan sueños con una figura alargada.

    Curioso, pero irrelevante.

    Raffaele desliza el dedo. Otra noticia. Otro susurro entre líneas. La noche está tranquila, pero algo le dice que no terminará del mismo modo.
    ▷ [Wolfy] ▷ [kalh1] ⏳ En la actualidad ⏳ Noche de martes. La ciudad respira lento. Afuera, la lluvia apenas roza los cristales del Seven. Dentro, el club palpita suave. Jazz en vivo, humo de cigarro flotando como espectros. Poca gente. Sombras largas. Silencio cómplice. Raffaele se hunde en un sofá de terciopelo púrpura, en el rincón más apartado de la zona VIP. Nadie se atreve a molestarlo. Lleva la camisa entreabierta, el rostro medio oculto por la penumbra. Una copa de absenta en la mesa. El móvil entre los dedos pálidos. Lee. Los titulares no dicen mucho. No para un humano. Pero él sabe mirar más allá: ——— Hallan una serie de cadáveres animales sin sangre en Central Park. Las autoridades atribuyen los hechos a "rituales clandestinos" o "lobos urbanos". Huele a neofito hambriento. Nada importante. Desliza el dedo por la pantalla. ——— Incendio destruye biblioteca del Bronx. “Causa eléctrica”, aseguran los bomberos. Un nodo de conocimiento arcano desaparece. Algunos textos no deberían quemarse jamás. Tendría que llamar a Tolek, seguro le ha entrado la depresión. ——— Desaparece un músico callejero en el metro de la línea F. Su violín aparece intacto, con las cuerdas manchadas de una sustancia espesa, negra. Raffaele enarca una ceja. El Submundo se mueve. Sospecho, estará alerta, aunque no será mayor problema para él y sus negocios mientras se mantengan bajo tierra. ——— Testigos afirman ver “un hombre alado” sobre el puente de Williamsburg durante la madrugada. La policía no comenta. Mothkind. U otro mutante demasiado descuidado. No tardará en caer. ——— Incremento de “crisis nerviosas” en pacientes de un hospital psiquiátrico de Queens. Todos relatan sueños con una figura alargada. Curioso, pero irrelevante. Raffaele desliza el dedo. Otra noticia. Otro susurro entre líneas. La noche está tranquila, pero algo le dice que no terminará del mismo modo.
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  • Oye Noah...¿te acuerdas de como nos conocimos?
    Fandom Nana
    Categoría Comedia
    Después de comprar un billete de tren fui corriendo enseguida hasta las vías donde todavía no había salido el tren que me llevaría a Vancouver.
    En la entrada leí el mensaje que me había enviado mi novio donde me preguntaba cuándo iba a llegar y que me esperaría en la estación lo que hiciera falta.
    Todavía no me lo creo, por fin podre verle siempre que quiera.
    Se acabaron los mensajes, llamadas y las videollamadas.

    Sonó enseguida la alarma anunciando que el tren ya iba a salir de la estación de mi pueblo, la verdad es que no me esperaba que estuviera tan lleno.
    Desde la megafonía se disculparon por que el tren había tardado en arrancar y también informaron que debido a la nevada que hace fuera, el tren tendría más paradas.

    Camino despacio con mi equipaje mirando hacia todos los lados buscando un sitio libre, entonces veo a un chico sentado justo pegado a la ventana y a su lado dejo el estuche de su guitarra.

    ⸻Disculpa.

    Al ver que en sus orejas lleva unos auriculares me acerco un poco hacia él y justo cuando le iba a preguntar si me puedo sentar a su lado el tren freno de golpe y caí sobre sus piernas.

    Noah Osaki
    Después de comprar un billete de tren fui corriendo enseguida hasta las vías donde todavía no había salido el tren que me llevaría a Vancouver. En la entrada leí el mensaje que me había enviado mi novio donde me preguntaba cuándo iba a llegar y que me esperaría en la estación lo que hiciera falta. Todavía no me lo creo, por fin podre verle siempre que quiera. Se acabaron los mensajes, llamadas y las videollamadas. Sonó enseguida la alarma anunciando que el tren ya iba a salir de la estación de mi pueblo, la verdad es que no me esperaba que estuviera tan lleno. Desde la megafonía se disculparon por que el tren había tardado en arrancar y también informaron que debido a la nevada que hace fuera, el tren tendría más paradas. Camino despacio con mi equipaje mirando hacia todos los lados buscando un sitio libre, entonces veo a un chico sentado justo pegado a la ventana y a su lado dejo el estuche de su guitarra. ⸻Disculpa. Al ver que en sus orejas lleva unos auriculares me acerco un poco hacia él y justo cuando le iba a preguntar si me puedo sentar a su lado el tren freno de golpe y caí sobre sus piernas. [ThxBlackStones95]
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  • Cuartel Bravo-1.
    Sala de Interrogatorio.
    Hora: 13:23.

    El sonido metálico de la puerta abriéndose lo despertó. Viper no sabía cómo o cuándo se quedó dormido sobre la mesa metálica.

    El capitán Delacroix tomó la palabra.

    — Han pasado poco más de seis horas desde que saliste de esa casa, Viper. Tú solo. ¿Qué demonios pasó con tu equipo?

    Delacroix no estaba poniendo ningún esfuerzo en entender la situación. Viper lo sabía de antemano.

    — Lo que dije —Viper insistió.

    Delacroix golpeó la mesa con la palma.

    — No puedes seguir diciendo eso, Viper. Tienes que darme algo que pueda poner en el informe.

    Viper no se inmutó, su mirada se clavó en la ajena, fría y persistente.

    — La casa se los llevó.

    Su voz era seria y oscura, sin dar lugar a dudas. Como las fechas grabadas en un lápida.

    Delacroix frunció aún más el entrecejo antes de alejarse de la mesa y de Viper. Pocos podían resistir esa mirada depredadora del naga cuando iba realmente en serio.

    — La casa se los llevó... —Delacroix repitió sus palabras en tono estéril, pero Viper sabía que no le creía—. ¿Eso es lo que vas a reportar? ¿Te das cuenta en la posición que eso te deja?

    Viper lo sabía. Su cordura sería la primera en ponerse en duda. Luego, cuando se aseguraran de que no está loco dudarían de su lealtad.

    No le importaba.

    Sin embargo, más tarde, cuando no encontraran pruebas y los ánimos se enfriaran, la decisión sería definitiva: sus compañeros serían declarados como MIA y el incidente sería sepultado sin ceremonia alguna.

    Eso sí le importaba.

    — ¿Por qué tú? —El silencio de Viper ponía a Delacroix impaciente—. Eres el único que no llevaba cámara térmica. No hay rastros de psicoactivos en tu sangre dado que las toxinas desaparecen de tu cuerpo naga en un tris. Tú evaluación psicológica es impecable, siempre lo ha sido, incluso durante tu pasado como sicario en Durga.

    Delacroix ya no quería una confesión. Quería una excusa, estaba acorralándole. Le estaba enseñando su futuro.

    — Tienes que darnos algo. Tenemos cuatro agentes desaparecidos y no hay registro de amenaza real alguna. Sólo tú, saliendo de esa casa por tus propios pies.

    Viper veía en los ojos de Delacroix el peso de la condena.

    No podía culparle, Delacroix prefería salvarse el culo antes de apoyarle. Viper ya estaba bien acostumbrado a no esperar nada de ningún superior.

    — La casa se los tragó.

    Firmó su sentencia.

    Delacroix soltó un largo suspiro justo antes de que se abriera la puerta de golpe. Dos agentes de trajes negros entraron en la sala.

    — Capitán Delacroix, esto es todo. A partir de ahora, el sargento NigDurgae está bajo nuestra supervisión.

    Viper arqueó una ceja. Delacroix frunció aún más el ceño.

    — ¿Qué demonios...?

    Los agentes exhibieron un par de insignias que lograron relajarle el entrecejo a Delacroix. Después de echarle una última mirada en la que a Viper le pareció ver un perturbador rastro de lástima, el capitán se marchó.

    — Sargento, ¿Qué fue lo que vio?

    El agente tomó asiento frente a él, el otro se mantuvo de pie bloqueando la puerta de la sala.

    — La casa se los llevó —Viper repitió, por enésima vez.

    — ¿Cómo se los llevó? ¿Fue a través de espejos que mostraban reflejos irregulares? ¿Oyeron sus nombres? ¿O quizás vieron habitaciones con objetos demasiado personales como para pasar por alto?

    Viper mantuvo su estoicismo sin brecha alguna, pero sentía que este hombre frente a él sabía de lo que estaba hablando.

    — ¿Por qué cree que no se lo llevó a usted?

    Haciendo del silencio su apoyo, Viper esperó un momento antes de responder.

    — Porque no tuve miedo —los recuerdos volvieron a su mente—. Todo era normal en ese sitio hasta que uno de nosotros sintió miedo. Y mientras más miedo sentían, peor se volvía.

    El hombre de negro no reaccionó. ¿Quizás estaba acostumbrado a esta clase de cosas?

    — Sargento, como se habrá dado cuenta, la suya es una capacidad difícil de encontrar.

    La adulación del hombre misterioso cayó en saco roto. Viper no estaba dispuesto a dejarse engatusar.

    — Y aún así, no fue suficiente para sacarlos de ahí.

    Su equipo estaba compuesto por hombres bien experimentados y bien preparados, incluso Dorsey. Todos tuvieron que pasar por un cruel entrenamiento que los preparó hasta para resistir torturas. Pero sólo eran humanos comunes con vidas corrientes. Viper, en cambio, nació para ser convertido en un arma, adicto a la adrenalina, amo de sus emociones y altamente eficiente.

    Controlar su miedo era como dar un paseo por el parque.

    — Sargento, lo que quiero decir es que hay muchas más víctimas ahí fuera siendo tragados por edificios anómalos que gente preparada para protegerlas.

    El hombre dejó una carpeta sobre la mesa. Cuando la abrió, Viper pudo ver una serie de fotografías de diferentes ángulos de la mansión, esa misma mansión, en diferentes paisajes de fondo. Desierto, bosques, en medio de una ciudad...

    — Siempre es la misma casa que sólo aparece allí, en medio de la nada, sólo para cobrarse más y más víctimas desprevenidas.

    El hombre agregó una página con una serie de fotografías de los rostros de las víctimas.
    Su equipo estaba ahí, al final de la lista.

    En ese momento, Viper ató cabos.

    La Frontera. The Animals. Wolf ᴬᵁ . Su equipo podría no estar perdido del todo. Necesitaba personas preparadas de verdad, personas que no tuvieran miedo, que supieran a lo que se enfrentaban. Necesitaba a Wolf.

    El hombre de negro sonrió triunfal.

    — Sargento, necesitamos que nos acompañe. Su experiencia podría ser muy útil para nuestra organización.

    — No —Viper fue implacable.

    — Sargento, alguien como usted comprende las consecuencias de sus actos. Le juzgarán, le culparán, le tratarán de demente. Su vida jamás volverá a ser la mis-.

    Las palabras del agente se interrumpieron de forma abrupta cuando Viper, de pronto, desapareció. Sólo quedó un leve rastro de humo negro que se desvaneció rápidamente.
    Cuartel Bravo-1. Sala de Interrogatorio. Hora: 13:23. El sonido metálico de la puerta abriéndose lo despertó. Viper no sabía cómo o cuándo se quedó dormido sobre la mesa metálica. El capitán Delacroix tomó la palabra. — Han pasado poco más de seis horas desde que saliste de esa casa, Viper. Tú solo. ¿Qué demonios pasó con tu equipo? Delacroix no estaba poniendo ningún esfuerzo en entender la situación. Viper lo sabía de antemano. — Lo que dije —Viper insistió. Delacroix golpeó la mesa con la palma. — No puedes seguir diciendo eso, Viper. Tienes que darme algo que pueda poner en el informe. Viper no se inmutó, su mirada se clavó en la ajena, fría y persistente. — La casa se los llevó. Su voz era seria y oscura, sin dar lugar a dudas. Como las fechas grabadas en un lápida. Delacroix frunció aún más el entrecejo antes de alejarse de la mesa y de Viper. Pocos podían resistir esa mirada depredadora del naga cuando iba realmente en serio. — La casa se los llevó... —Delacroix repitió sus palabras en tono estéril, pero Viper sabía que no le creía—. ¿Eso es lo que vas a reportar? ¿Te das cuenta en la posición que eso te deja? Viper lo sabía. Su cordura sería la primera en ponerse en duda. Luego, cuando se aseguraran de que no está loco dudarían de su lealtad. No le importaba. Sin embargo, más tarde, cuando no encontraran pruebas y los ánimos se enfriaran, la decisión sería definitiva: sus compañeros serían declarados como MIA y el incidente sería sepultado sin ceremonia alguna. Eso sí le importaba. — ¿Por qué tú? —El silencio de Viper ponía a Delacroix impaciente—. Eres el único que no llevaba cámara térmica. No hay rastros de psicoactivos en tu sangre dado que las toxinas desaparecen de tu cuerpo naga en un tris. Tú evaluación psicológica es impecable, siempre lo ha sido, incluso durante tu pasado como sicario en Durga. Delacroix ya no quería una confesión. Quería una excusa, estaba acorralándole. Le estaba enseñando su futuro. — Tienes que darnos algo. Tenemos cuatro agentes desaparecidos y no hay registro de amenaza real alguna. Sólo tú, saliendo de esa casa por tus propios pies. Viper veía en los ojos de Delacroix el peso de la condena. No podía culparle, Delacroix prefería salvarse el culo antes de apoyarle. Viper ya estaba bien acostumbrado a no esperar nada de ningún superior. — La casa se los tragó. Firmó su sentencia. Delacroix soltó un largo suspiro justo antes de que se abriera la puerta de golpe. Dos agentes de trajes negros entraron en la sala. — Capitán Delacroix, esto es todo. A partir de ahora, el sargento NigDurgae está bajo nuestra supervisión. Viper arqueó una ceja. Delacroix frunció aún más el ceño. — ¿Qué demonios...? Los agentes exhibieron un par de insignias que lograron relajarle el entrecejo a Delacroix. Después de echarle una última mirada en la que a Viper le pareció ver un perturbador rastro de lástima, el capitán se marchó. — Sargento, ¿Qué fue lo que vio? El agente tomó asiento frente a él, el otro se mantuvo de pie bloqueando la puerta de la sala. — La casa se los llevó —Viper repitió, por enésima vez. — ¿Cómo se los llevó? ¿Fue a través de espejos que mostraban reflejos irregulares? ¿Oyeron sus nombres? ¿O quizás vieron habitaciones con objetos demasiado personales como para pasar por alto? Viper mantuvo su estoicismo sin brecha alguna, pero sentía que este hombre frente a él sabía de lo que estaba hablando. — ¿Por qué cree que no se lo llevó a usted? Haciendo del silencio su apoyo, Viper esperó un momento antes de responder. — Porque no tuve miedo —los recuerdos volvieron a su mente—. Todo era normal en ese sitio hasta que uno de nosotros sintió miedo. Y mientras más miedo sentían, peor se volvía. El hombre de negro no reaccionó. ¿Quizás estaba acostumbrado a esta clase de cosas? — Sargento, como se habrá dado cuenta, la suya es una capacidad difícil de encontrar. La adulación del hombre misterioso cayó en saco roto. Viper no estaba dispuesto a dejarse engatusar. — Y aún así, no fue suficiente para sacarlos de ahí. Su equipo estaba compuesto por hombres bien experimentados y bien preparados, incluso Dorsey. Todos tuvieron que pasar por un cruel entrenamiento que los preparó hasta para resistir torturas. Pero sólo eran humanos comunes con vidas corrientes. Viper, en cambio, nació para ser convertido en un arma, adicto a la adrenalina, amo de sus emociones y altamente eficiente. Controlar su miedo era como dar un paseo por el parque. — Sargento, lo que quiero decir es que hay muchas más víctimas ahí fuera siendo tragados por edificios anómalos que gente preparada para protegerlas. El hombre dejó una carpeta sobre la mesa. Cuando la abrió, Viper pudo ver una serie de fotografías de diferentes ángulos de la mansión, esa misma mansión, en diferentes paisajes de fondo. Desierto, bosques, en medio de una ciudad... — Siempre es la misma casa que sólo aparece allí, en medio de la nada, sólo para cobrarse más y más víctimas desprevenidas. El hombre agregó una página con una serie de fotografías de los rostros de las víctimas. Su equipo estaba ahí, al final de la lista. En ese momento, Viper ató cabos. La Frontera. The Animals. [Wolfy]. Su equipo podría no estar perdido del todo. Necesitaba personas preparadas de verdad, personas que no tuvieran miedo, que supieran a lo que se enfrentaban. Necesitaba a Wolf. El hombre de negro sonrió triunfal. — Sargento, necesitamos que nos acompañe. Su experiencia podría ser muy útil para nuestra organización. — No —Viper fue implacable. — Sargento, alguien como usted comprende las consecuencias de sus actos. Le juzgarán, le culparán, le tratarán de demente. Su vida jamás volverá a ser la mis-. Las palabras del agente se interrumpieron de forma abrupta cuando Viper, de pronto, desapareció. Sólo quedó un leve rastro de humo negro que se desvaneció rápidamente.
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