• 存在の癌
    Fandom Original.
    Categoría Drama
    En el último año se han reportado muchas desapariciones de mujeres y niños, lo que ha mantenido en alerta a la población de la ciudad, así como a la fuerza de seguridad, la policía y la guardia nacional. Se han hecho incesantes búsquedas, interrogatorios, revisiones a cámaras de seguridad, todo; pero no han logrado capturar a nadie, independiente de que los registros muestran como individuos encapuchados se llevan a la gente en horarios nocturnos. El problema es que tras los secuestros, no queda nada, ninguna pista, ninguna sola huella, nada que pueda ayudar a seguir los pasos de esos secuestradores, lo que demuestra que no se trata de individuos ordinarios, son gente con una notoria pericia en lo que hacen. Por supuesto, no todo se ha quedado en informes y archivos policiales, todo lo relacionado con esos secuestros se ha filtrado a los medios, la prensa, las redes sociales, por lo cual se habla y comenta mucho del tema en internet. La gente lo menciona con seriedad, miedo, pero también broma, lo típico. La conclusión que muchos dan en sus propias teorías es que podría tratarse de algún tipo de secta, lo que hace que todo sea notoriamente macabro.

    Recientemente se ha percibido una especie de energía negativa en el ambiente, como es de esperar, los civiles son incapaces de detectar nada, solo pueden notar como sus mascotas, perros y gatos, entre otros animales, están más tensos y nerviosos de lo normal. Algunas personas más sensibles han tenido problemas como decaimiento, desmayos, una sensación extraña que les causa un gran estrés, tristeza y pavor. A pesar de eso, la gente continua con su rutina, después de todo el dinero no se obtiene de la nada, la educación no se gana por arte de magia, la vida continua a pesar de todas las dificultades.

    Fue así, que en las zonas más profundas de la ciudad, pasando por los metros subterráneos, las alcantarillas, entre un sinfín de pasillos ya en lugares más insondables, en lo que parece un laberinto sin fin; se encontraban restos de vísceras, órganos internos, carne y sangre, pegado en las paredes y cubriendo las mismas casi en totalidad. Y lo más bizarro es que de esa carne, de esas vísceras, aparecían ojos que pestañean, parpadean y observan. Un escenario de pesadilla, ni hablar del horrible hedor, era algo bastante grotesco y perturbador de apreciar.

    Lo peor es que en esos pasillos, se apreciaban unos cuantos cadáveres de individuos encapuchados, así como unos seres realmente horribles a la vista, monstruosos en todo el sentido de la palabra, unos más amorfos que otros. Pero todos compartiendo un mismo destino que los llevará a lo más profundo del mismísimo infierno.

    Pero más allá, en el final de todos esos pasillos y habitaciones, había un salón particular. Un cuarto que parecía entre una sala de tortura y una especie de macabro laboratorio, lo que destacaban eran unas camillas que incluían extrañas máquinas y utensilios hechos para una función más que evidente, provocar el mayor tormento posible a la hora de despedazar un cuerpo en vida, brindando un calvario horripilante antes de extinguir la existencia de la desdichada víctima. Sumado a eso, era visible una enorme capsula con un particular diseño, donde se apreciaba un esqueleto que casi parecía un decorado más, pero por su tamaño y forma se podía intuir que se trataba de algún adolescente que hace mucho había partido de esta vida. Pero aparte de eso, en una esquina había una enorme máquina trituradora con una tubería que finaliza sobre una bandeja, donde se verían las vísceras de alguien, más la sangre. Es mejor ni imaginar lo que hacían con eso, a la vista están todas las respuestas.

    En dicho lugar se encontraban tres presencias, bueno, en realidad solo dos, ya que el tercero había muerto hace poco, su cuerpo estaba calcinado, desfigurado a un nivel que sería imposible determinar la identidad del individuo. En cuanto a los otros dos, uno era un individuo encapuchado a quién por la penumbra apenas se le vería la cara, pero por su forma de hablar, podría decirse que era una persona mayor, un hombre de mediana edad. Este decía. ──Solo quería que esta persona pudiera oír la canción de la vida… Cof… ──El encapuchado tosía, escupió sangre, la razón era simple, tenía una espada plateada atravesándole el pecho, se encontraba en plena agonía y desangramiento, sentado a duras penas en el suelo y con su espalda recargada en una de las murallas.

    Por otra parte, el último individuo se encontraba intacto, era un hombre que vestía una larga y negra gabardina, el resto de su indumentaria consistía en un pantalón, botas, guantes, todo de la misma tonalidad, además de portar una espada enfundada y atada que permanece unida a la zona de su espalda. En cuanto a su rostro, este yacía cubierto por una negra máscara con unos ligeros tintes rojos, sumado a unos enormes cuernos, dicha máscara tenía una forma demoniaca bastante siniestra. Debido a que solo su rostro estaba cubierto, era visible y evidente que aquel hombre tiene el cabello oscuro. Este respondió al agónico encapuchado. ──Así que la “canción de la vida”… Ya veo, por eso le pedías a los nuevos aspirantes que te trajeran un alma joven, pura y llena de futuro… Ya que eso revelaría la “sonata y también el futuro”… ¿A través de la carne? ¿A través de las vísceras? ──El hombre enmascarado se encontraba sentado en una silla, no muy lejos del encapuchado, observándole mientras conversaban.

    El enmascarado solo le miraba, era difícil saber en que estaba pensando ya que su rostro se mantenía oculto. Aunque claro, de momento tanto él como su agónico interlocutor ignoraban que pronto habría alguien más por ahí.

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    With
    猫又Rᴇɪ•ᴋᴏ
    En el último año se han reportado muchas desapariciones de mujeres y niños, lo que ha mantenido en alerta a la población de la ciudad, así como a la fuerza de seguridad, la policía y la guardia nacional. Se han hecho incesantes búsquedas, interrogatorios, revisiones a cámaras de seguridad, todo; pero no han logrado capturar a nadie, independiente de que los registros muestran como individuos encapuchados se llevan a la gente en horarios nocturnos. El problema es que tras los secuestros, no queda nada, ninguna pista, ninguna sola huella, nada que pueda ayudar a seguir los pasos de esos secuestradores, lo que demuestra que no se trata de individuos ordinarios, son gente con una notoria pericia en lo que hacen. Por supuesto, no todo se ha quedado en informes y archivos policiales, todo lo relacionado con esos secuestros se ha filtrado a los medios, la prensa, las redes sociales, por lo cual se habla y comenta mucho del tema en internet. La gente lo menciona con seriedad, miedo, pero también broma, lo típico. La conclusión que muchos dan en sus propias teorías es que podría tratarse de algún tipo de secta, lo que hace que todo sea notoriamente macabro. Recientemente se ha percibido una especie de energía negativa en el ambiente, como es de esperar, los civiles son incapaces de detectar nada, solo pueden notar como sus mascotas, perros y gatos, entre otros animales, están más tensos y nerviosos de lo normal. Algunas personas más sensibles han tenido problemas como decaimiento, desmayos, una sensación extraña que les causa un gran estrés, tristeza y pavor. A pesar de eso, la gente continua con su rutina, después de todo el dinero no se obtiene de la nada, la educación no se gana por arte de magia, la vida continua a pesar de todas las dificultades. Fue así, que en las zonas más profundas de la ciudad, pasando por los metros subterráneos, las alcantarillas, entre un sinfín de pasillos ya en lugares más insondables, en lo que parece un laberinto sin fin; se encontraban restos de vísceras, órganos internos, carne y sangre, pegado en las paredes y cubriendo las mismas casi en totalidad. Y lo más bizarro es que de esa carne, de esas vísceras, aparecían ojos que pestañean, parpadean y observan. Un escenario de pesadilla, ni hablar del horrible hedor, era algo bastante grotesco y perturbador de apreciar. Lo peor es que en esos pasillos, se apreciaban unos cuantos cadáveres de individuos encapuchados, así como unos seres realmente horribles a la vista, monstruosos en todo el sentido de la palabra, unos más amorfos que otros. Pero todos compartiendo un mismo destino que los llevará a lo más profundo del mismísimo infierno. Pero más allá, en el final de todos esos pasillos y habitaciones, había un salón particular. Un cuarto que parecía entre una sala de tortura y una especie de macabro laboratorio, lo que destacaban eran unas camillas que incluían extrañas máquinas y utensilios hechos para una función más que evidente, provocar el mayor tormento posible a la hora de despedazar un cuerpo en vida, brindando un calvario horripilante antes de extinguir la existencia de la desdichada víctima. Sumado a eso, era visible una enorme capsula con un particular diseño, donde se apreciaba un esqueleto que casi parecía un decorado más, pero por su tamaño y forma se podía intuir que se trataba de algún adolescente que hace mucho había partido de esta vida. Pero aparte de eso, en una esquina había una enorme máquina trituradora con una tubería que finaliza sobre una bandeja, donde se verían las vísceras de alguien, más la sangre. Es mejor ni imaginar lo que hacían con eso, a la vista están todas las respuestas. En dicho lugar se encontraban tres presencias, bueno, en realidad solo dos, ya que el tercero había muerto hace poco, su cuerpo estaba calcinado, desfigurado a un nivel que sería imposible determinar la identidad del individuo. En cuanto a los otros dos, uno era un individuo encapuchado a quién por la penumbra apenas se le vería la cara, pero por su forma de hablar, podría decirse que era una persona mayor, un hombre de mediana edad. Este decía. ──Solo quería que esta persona pudiera oír la canción de la vida… Cof… ──El encapuchado tosía, escupió sangre, la razón era simple, tenía una espada plateada atravesándole el pecho, se encontraba en plena agonía y desangramiento, sentado a duras penas en el suelo y con su espalda recargada en una de las murallas. Por otra parte, el último individuo se encontraba intacto, era un hombre que vestía una larga y negra gabardina, el resto de su indumentaria consistía en un pantalón, botas, guantes, todo de la misma tonalidad, además de portar una espada enfundada y atada que permanece unida a la zona de su espalda. En cuanto a su rostro, este yacía cubierto por una negra máscara con unos ligeros tintes rojos, sumado a unos enormes cuernos, dicha máscara tenía una forma demoniaca bastante siniestra. Debido a que solo su rostro estaba cubierto, era visible y evidente que aquel hombre tiene el cabello oscuro. Este respondió al agónico encapuchado. ──Así que la “canción de la vida”… Ya veo, por eso le pedías a los nuevos aspirantes que te trajeran un alma joven, pura y llena de futuro… Ya que eso revelaría la “sonata y también el futuro”… ¿A través de la carne? ¿A través de las vísceras? ──El hombre enmascarado se encontraba sentado en una silla, no muy lejos del encapuchado, observándole mientras conversaban. El enmascarado solo le miraba, era difícil saber en que estaba pensando ya que su rostro se mantenía oculto. Aunque claro, de momento tanto él como su agónico interlocutor ignoraban que pronto habría alguien más por ahí. ────────────────────── With [spooky.cat]
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  • El Edén
    Fandom Hazbin Hotel
    Categoría Otros
    // Rp con: Lilith Magne //


    Descendió desde los cielos, con los tres pares de alas extendidas, y tras tocar el suelo comenzó a mirar a su alrededor.
    Rumores habían llegado a sus oídos en el basto reino celestial. Aburrido, paseando por los pasillos, no paraba de oír a sus hermanos hablar una y otra vez de la maravillosa creación que su padre había hecho. Los serafines también parecían de lo más satisfechos.
    No era de extrañar que él no supiera nada al respecto, dejado de lado, como de costumbre, no era la primera vez que se lo excluía de los planes de la creación... Pero, sin embargo, los rumores de la última habían captado su interés y curiosidad.

    Gracias a la magia del cielo, había podido apreciar un poco de lo que era un gran jardín. Eso lo había decepcionado un poco... No encontrando nada singular o especial a lo que había en su tierra celestial... Incluso, apostaba, la vegetación del cielo era mucho más hermosa que la que apreciaba en ese jardín que, luego se enteró, se llamaba "El Edén".
    Se había negado a creer que ese simple jardín era lo que traía tan enloquecido de emoción y felicidad a sus compañeros y hermanos, por lo que tomó la decisión de escabullirse de los cielos y bajar a ver de qué se trataba todo aquello.

    Ahora recorría el lugar andando entre los árboles. Pudo notar algunas pequeñas criaturas cuadrúpedas correr de espanto cuando lo escuchaban acercarse.
    Criaturas de vida finita, por lo que había llegado a averiguar. Cuya existencia efímera no era nada en comparación a la eternidad que vivían los ángeles como él... Entonces ¿Cómo algo tan efímero, tan finito, casi insignificante podía realmente marcar un antes y un después en la tierra creada por su padre? En los planes que los ángeles con tanto esmero y cautela habían planeado. Planes en los que él jamás había podido participar a pesar de las ideas que había propuesto.
    Pero por más que se adentraba en ese extenso jardín, nada encontró que lo hiciera comprender el por qué de la exaltación del cielo... Estaba resignado, creyendo que sólo se trataría del jardín en sí...

    Hasta que de pronto, sus pasos se detuvieron. Una voz llegó hasta sus oídos, suave, hermosa... Una melodía única sin duda y de la voz más exquisita que jamás pudiera haber escuchado, ni siquiera en la eternidad del cielo.
    Se dejó llevar por el ruido, caminando en su dirección entre las plantas, corriendo sus ramas y bordeando árboles; hasta que de pronto lo encontró.
    Una criatura de lo más hermosa, perfecta... Estaba seguro. ¡Esa criatura debía de ser lo que tenía tan revuelto al cielo!

    — Woah.... —

    Exclamó en un susurró apenas audible. Sus ojos brillando, con rostro perplejo ante la mujer delante de sus ojos, metros más allá de donde él se hallaba oculto tras un árbol.
    Intentó no hacer ruido, preguntándose si se espantaría como los animales si lo viera llegar.
    Recargó sus manos en el árbol, sus mejillas teñidas de un suave carmín... Solo por inercia dio un paso al frente, pisando una rama que al crujir delataría su presencia.
    En pánico de ser descubierto, sólo pudo atinar a agacharse tras el árbol, casi abrazándose con sus seis pares de alas mientras cubría sus labios con sus manos... ¿Lo habría visto?....

    Le fue inevitable no asomarse un poco para ver de reojo si es que acaso tal hermosa creación se había percatado de su presencia.
    // Rp con: [He11greatestmom] // Descendió desde los cielos, con los tres pares de alas extendidas, y tras tocar el suelo comenzó a mirar a su alrededor. Rumores habían llegado a sus oídos en el basto reino celestial. Aburrido, paseando por los pasillos, no paraba de oír a sus hermanos hablar una y otra vez de la maravillosa creación que su padre había hecho. Los serafines también parecían de lo más satisfechos. No era de extrañar que él no supiera nada al respecto, dejado de lado, como de costumbre, no era la primera vez que se lo excluía de los planes de la creación... Pero, sin embargo, los rumores de la última habían captado su interés y curiosidad. Gracias a la magia del cielo, había podido apreciar un poco de lo que era un gran jardín. Eso lo había decepcionado un poco... No encontrando nada singular o especial a lo que había en su tierra celestial... Incluso, apostaba, la vegetación del cielo era mucho más hermosa que la que apreciaba en ese jardín que, luego se enteró, se llamaba "El Edén". Se había negado a creer que ese simple jardín era lo que traía tan enloquecido de emoción y felicidad a sus compañeros y hermanos, por lo que tomó la decisión de escabullirse de los cielos y bajar a ver de qué se trataba todo aquello. Ahora recorría el lugar andando entre los árboles. Pudo notar algunas pequeñas criaturas cuadrúpedas correr de espanto cuando lo escuchaban acercarse. Criaturas de vida finita, por lo que había llegado a averiguar. Cuya existencia efímera no era nada en comparación a la eternidad que vivían los ángeles como él... Entonces ¿Cómo algo tan efímero, tan finito, casi insignificante podía realmente marcar un antes y un después en la tierra creada por su padre? En los planes que los ángeles con tanto esmero y cautela habían planeado. Planes en los que él jamás había podido participar a pesar de las ideas que había propuesto. Pero por más que se adentraba en ese extenso jardín, nada encontró que lo hiciera comprender el por qué de la exaltación del cielo... Estaba resignado, creyendo que sólo se trataría del jardín en sí... Hasta que de pronto, sus pasos se detuvieron. Una voz llegó hasta sus oídos, suave, hermosa... Una melodía única sin duda y de la voz más exquisita que jamás pudiera haber escuchado, ni siquiera en la eternidad del cielo. Se dejó llevar por el ruido, caminando en su dirección entre las plantas, corriendo sus ramas y bordeando árboles; hasta que de pronto lo encontró. Una criatura de lo más hermosa, perfecta... Estaba seguro. ¡Esa criatura debía de ser lo que tenía tan revuelto al cielo! — Woah.... — Exclamó en un susurró apenas audible. Sus ojos brillando, con rostro perplejo ante la mujer delante de sus ojos, metros más allá de donde él se hallaba oculto tras un árbol. Intentó no hacer ruido, preguntándose si se espantaría como los animales si lo viera llegar. Recargó sus manos en el árbol, sus mejillas teñidas de un suave carmín... Solo por inercia dio un paso al frente, pisando una rama que al crujir delataría su presencia. En pánico de ser descubierto, sólo pudo atinar a agacharse tras el árbol, casi abrazándose con sus seis pares de alas mientras cubría sus labios con sus manos... ¿Lo habría visto?.... Le fue inevitable no asomarse un poco para ver de reojo si es que acaso tal hermosa creación se había percatado de su presencia.
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  • Busquemos un glorioso propósito
    Fandom Indefinido
    Categoría Fantasía
    (Individual o grupal)
    (Las líneas no son forzosas)
    La frescura de aquel paraje era disfrutable y perfecta para acampar ... Pero quién estuviera ahí, no estaba para darse un descanso, estaba ahí gracias a la guía de un animal, una criatura que cargaba consigo una nota, nota que solo los más aptos, llenos de curiosidad y de habilidad habrían obtenido, pero su contenido no parecía tan interesante, no a simple vista.

    "Aquel hechicero del que has oído hablar en rumores, bares y miles de bocas, está ahora buscando algo que le llene de jubilo, una misión, una idea, un objetivo, algo que le sorprenda y le de un propósito, ¿Crees ser capaz de impresionarlo? Búscalo en el bosque de hojas rojas y césped ardiente".

    Una nota simple, la solicitud del hechicero temido y admirado por partes iguales, solicitud que solo pocos habrían leído, y ahora tu, uno de los capaces, se encontraba en el paraje, aparentemente hogar del mencionado, pero algo no iba bien.
    Podías escuchar a lo lejos gritos, aullidos, cosas rompiéndose que no necesariamente serían ramas, sonidos fuertes, crudos y siniestros que te hacían preguntarte si aquello era una buena idea ...

    Pero tú estabas a salvo, porque el hechicero sabía quienes iban por conveniencia o motivos frívolos, los había estado observando desde que tomaron aquella nota del lomo de alguna criatura pequeña o grande, y sabía que tú, que seguías andando sin un riesgo aparente, tenías algo único en mente, un objetivo, una misión, algo que iba más allá de poder o riquezas frívolas, algo ... "Glorioso".

    Te encontrabas al pie de lo que parecía un pequeño poblado, solitario y sin un susurro que indicara presencias, más allá del sonido del pasto bajo tus pies y los ocasionales quejidos lejanos de aquellos pobres ilusos que habían tocado dicho bosque con absurdas intenciones. A las orillas del poblado había una cabaña algo más amplia que las otras, con la luz vibrante de unas velas visible desde sus ventanas: el hogar del hechicero que había traído tu atención, pero ¿Sería todo tan fácil como presentarte y comenzar una aventura? ¿Qué es lo que buscas? ¿Que es lo que esperas obtener? ...
    (Individual o grupal) (Las líneas no son forzosas) La frescura de aquel paraje era disfrutable y perfecta para acampar ... Pero quién estuviera ahí, no estaba para darse un descanso, estaba ahí gracias a la guía de un animal, una criatura que cargaba consigo una nota, nota que solo los más aptos, llenos de curiosidad y de habilidad habrían obtenido, pero su contenido no parecía tan interesante, no a simple vista. "Aquel hechicero del que has oído hablar en rumores, bares y miles de bocas, está ahora buscando algo que le llene de jubilo, una misión, una idea, un objetivo, algo que le sorprenda y le de un propósito, ¿Crees ser capaz de impresionarlo? Búscalo en el bosque de hojas rojas y césped ardiente". Una nota simple, la solicitud del hechicero temido y admirado por partes iguales, solicitud que solo pocos habrían leído, y ahora tu, uno de los capaces, se encontraba en el paraje, aparentemente hogar del mencionado, pero algo no iba bien. Podías escuchar a lo lejos gritos, aullidos, cosas rompiéndose que no necesariamente serían ramas, sonidos fuertes, crudos y siniestros que te hacían preguntarte si aquello era una buena idea ... Pero tú estabas a salvo, porque el hechicero sabía quienes iban por conveniencia o motivos frívolos, los había estado observando desde que tomaron aquella nota del lomo de alguna criatura pequeña o grande, y sabía que tú, que seguías andando sin un riesgo aparente, tenías algo único en mente, un objetivo, una misión, algo que iba más allá de poder o riquezas frívolas, algo ... "Glorioso". Te encontrabas al pie de lo que parecía un pequeño poblado, solitario y sin un susurro que indicara presencias, más allá del sonido del pasto bajo tus pies y los ocasionales quejidos lejanos de aquellos pobres ilusos que habían tocado dicho bosque con absurdas intenciones. A las orillas del poblado había una cabaña algo más amplia que las otras, con la luz vibrante de unas velas visible desde sus ventanas: el hogar del hechicero que había traído tu atención, pero ¿Sería todo tan fácil como presentarte y comenzar una aventura? ¿Qué es lo que buscas? ¿Que es lo que esperas obtener? ...
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  • Si preguntan si veo, claro que sí...
    De hecho andan cuatros ojos y cuatro brazos vagandos y flojeando, que son míos, probablemente estén descansando en un sillón.
    Tengo vista en lugares que no se imaginan, puedo ver más de lo que creen..

    - menciona la mujer plateada con una venda en sus ojos que mantenía el poder de su visión controlada -
    Si preguntan si veo, claro que sí... De hecho andan cuatros ojos y cuatro brazos vagandos y flojeando, que son míos, probablemente estén descansando en un sillón. Tengo vista en lugares que no se imaginan, puedo ver más de lo que creen.. - menciona la mujer plateada con una venda en sus ojos que mantenía el poder de su visión controlada -
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  • Encuentro casual.
    Fandom Cualquiera.
    Categoría Slice of Life
    Hace poco fuiste aceptado/a en la mejor academia de magia del mundo, quien diría que deberías estudiar formulas mágicas y millares de símbolos para glifos. Es una mierda, pero, al menos la biblioteca dentro del instituto te ha permitido estudiarlos en paz.
    Era un día normal, como cualquier otro, estabas en tú asiento de siempre en la biblioteca cuando una sombra alta se posó frente a tú libro, haciendote levantar la mirada para ver a alguien cuya fama era total en el lugar, no solo era la hechicera más poderosa de la generación, sino que también era la heredera directa de uno de los 4 clanes de hechiceros más poderosos del planeta.

    ❝ ¿Me puedo sentar aquí? ❞ Preguntó la chica con una mirada hueca y apática, no parecía maliciosa ni cruel. Solo vacía.
    Hace poco fuiste aceptado/a en la mejor academia de magia del mundo, quien diría que deberías estudiar formulas mágicas y millares de símbolos para glifos. Es una mierda, pero, al menos la biblioteca dentro del instituto te ha permitido estudiarlos en paz. Era un día normal, como cualquier otro, estabas en tú asiento de siempre en la biblioteca cuando una sombra alta se posó frente a tú libro, haciendote levantar la mirada para ver a alguien cuya fama era total en el lugar, no solo era la hechicera más poderosa de la generación, sino que también era la heredera directa de uno de los 4 clanes de hechiceros más poderosos del planeta. ❝ ¿Me puedo sentar aquí? ❞ Preguntó la chica con una mirada hueca y apática, no parecía maliciosa ni cruel. Solo vacía.
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  • ──── 𝑁𝑜𝑐ℎ𝑒 𝑁𝑒𝑜𝑦𝑜𝑟𝑘𝑖𝑛𝑎 ──── 𝑃𝑟𝑒𝑠𝑒𝑛𝑡 𝐷𝑎𝑦 | 𝕮𝖍𝖆𝖕𝖙𝖊𝖗 [𝟏𝟒.𝟓]

    [🇺🇲] 𝑁𝑢𝑒𝑣𝑎 𝑌𝑜𝑟𝑘, 𝐸𝑠𝑡𝑎𝑑𝑜𝑠 𝑈𝑛𝑖𝑑𝑜𝑠 — 𝟶𝟹:𝟹𝟸 𝐴.𝑀

    La nieve caía ligera sobre las calles casi desiertas del Lower East Side, apenas iluminadas por los faroles anaranjados y los neones parpadeantes de algún bar que se resistía a cerrar.

    Eran las tres y media de la madrugada y Nueva York parecía haberse quedado sin alma, solo el viento helado silbando entre los edificios y el crujir de sus botas militares sobre la capa fina de hielo.

    Santiago caminaba sin prisa, las manos metidas en los bolsillos de su abrigo negro largo, el cuello subido hasta taparle media cara. Con esa presencia que hacía que incluso los borrachos más valientes cruzaran de acera al verlo venir.

    Había llegado hace poco a la ciudad después de tomar un vuelo directo desde Roma; el vuelo a Alemania y se había complicado y tuvo que desaparecer rápido. Ahora tenía un asunto pendiente aquí, uno que pagaba lo suficiente como para justificar cruzar el Atlántico en invierno.

    Sacó un cigarrillo, lo encendió con un Zippo plateado que reflejó por un segundo la luz de un letrero de “Open 24h”, y dio una calada profunda. El humo salió blanco, denso, mezclándose con su aliento.

    Y empezó a canturrear un poco alto donde la noche tenía un poco más de melodía mientras seguía caminando:

    ──── 𝘞𝘩𝘦𝘯 𝘮𝘢𝘳𝘪𝘮𝘣𝘢 𝘳𝘩𝘺𝘵𝘩𝘮𝘴 𝘴𝘵𝘢𝘳𝘵 𝘵𝘰 𝘱𝘭𝘢𝘺. . . 𝘥𝘢𝘯𝘤𝘦 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘮𝘦. . . 𝘮𝘢𝘬𝘦 𝘮𝘦 𝘴𝘸𝘢𝘺. . . ────

    Su voz era grave, ronca por los años, pero llevaba el ritmo perfecto, como si la ciudad entera fuera su salón vacío. Las palabras salían en un perfecto inglés, dejando de lado su español con tonada argentina y disfrutando la noche neoyorkina.

    ──── 𝘓𝘪𝘬𝘦 𝘢 𝘭𝘢𝘻𝘺 𝘰𝘤𝘦𝘢𝘯 𝘩𝘶𝘨𝘴 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘳𝘦. . . 𝘩𝘰𝘭𝘥 𝘮𝘦 𝘤𝘭𝘰𝘴𝘦. . .𝘚𝘸𝘢𝘺 𝘮𝘦 𝘮𝘰𝘳𝘦. . .────

    Un taxi pasó despacio, el conductor lo miró de reojo, extrañado de ver a aquel gigante solitario y elegante cantando swing en medio de la noche helada.

    Santiago ni se inmutó. Dio otra calada, soltó el humo hacia el cielo negro y sonrió apenas, una sonrisa que no llegaba a los ojos.

    Tenía una pistola cargada bajo el abrigo, un sobre con fotos y una dirección en el bolsillo interior, y una cita al amanecer con alguien que ya no vería el próximo atardecer.

    Pero por ahora, solo él, la nieve y Michael Bublé resonando dentro de su cabeza.

    Y siguió caminando, perdiéndose entre las sombras de la ciudad que nunca duerme.
    ──── 𝑁𝑜𝑐ℎ𝑒 𝑁𝑒𝑜𝑦𝑜𝑟𝑘𝑖𝑛𝑎 ──── 𝑃𝑟𝑒𝑠𝑒𝑛𝑡 𝐷𝑎𝑦 | 𝕮𝖍𝖆𝖕𝖙𝖊𝖗 [𝟏𝟒.𝟓] [🇺🇲] 𝑁𝑢𝑒𝑣𝑎 𝑌𝑜𝑟𝑘, 𝐸𝑠𝑡𝑎𝑑𝑜𝑠 𝑈𝑛𝑖𝑑𝑜𝑠 — 𝟶𝟹:𝟹𝟸 𝐴.𝑀 La nieve caía ligera sobre las calles casi desiertas del Lower East Side, apenas iluminadas por los faroles anaranjados y los neones parpadeantes de algún bar que se resistía a cerrar. Eran las tres y media de la madrugada y Nueva York parecía haberse quedado sin alma, solo el viento helado silbando entre los edificios y el crujir de sus botas militares sobre la capa fina de hielo. Santiago caminaba sin prisa, las manos metidas en los bolsillos de su abrigo negro largo, el cuello subido hasta taparle media cara. Con esa presencia que hacía que incluso los borrachos más valientes cruzaran de acera al verlo venir. Había llegado hace poco a la ciudad después de tomar un vuelo directo desde Roma; el vuelo a Alemania y se había complicado y tuvo que desaparecer rápido. Ahora tenía un asunto pendiente aquí, uno que pagaba lo suficiente como para justificar cruzar el Atlántico en invierno. Sacó un cigarrillo, lo encendió con un Zippo plateado que reflejó por un segundo la luz de un letrero de “Open 24h”, y dio una calada profunda. El humo salió blanco, denso, mezclándose con su aliento. Y empezó a canturrear un poco alto donde la noche tenía un poco más de melodía mientras seguía caminando: ──── 𝘞𝘩𝘦𝘯 𝘮𝘢𝘳𝘪𝘮𝘣𝘢 𝘳𝘩𝘺𝘵𝘩𝘮𝘴 𝘴𝘵𝘢𝘳𝘵 𝘵𝘰 𝘱𝘭𝘢𝘺. . . 𝘥𝘢𝘯𝘤𝘦 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘮𝘦. . . 𝘮𝘢𝘬𝘦 𝘮𝘦 𝘴𝘸𝘢𝘺. . . ──── Su voz era grave, ronca por los años, pero llevaba el ritmo perfecto, como si la ciudad entera fuera su salón vacío. Las palabras salían en un perfecto inglés, dejando de lado su español con tonada argentina y disfrutando la noche neoyorkina. ──── 𝘓𝘪𝘬𝘦 𝘢 𝘭𝘢𝘻𝘺 𝘰𝘤𝘦𝘢𝘯 𝘩𝘶𝘨𝘴 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘳𝘦. . . 𝘩𝘰𝘭𝘥 𝘮𝘦 𝘤𝘭𝘰𝘴𝘦. . .𝘚𝘸𝘢𝘺 𝘮𝘦 𝘮𝘰𝘳𝘦. . .──── Un taxi pasó despacio, el conductor lo miró de reojo, extrañado de ver a aquel gigante solitario y elegante cantando swing en medio de la noche helada. Santiago ni se inmutó. Dio otra calada, soltó el humo hacia el cielo negro y sonrió apenas, una sonrisa que no llegaba a los ojos. Tenía una pistola cargada bajo el abrigo, un sobre con fotos y una dirección en el bolsillo interior, y una cita al amanecer con alguien que ya no vería el próximo atardecer. Pero por ahora, solo él, la nieve y Michael Bublé resonando dentro de su cabeza. Y siguió caminando, perdiéndose entre las sombras de la ciudad que nunca duerme.
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  • La mirada de "¿cómo se le quitan las baterías a esta persona?" que pone al cometer el error de escuchar a un vendedor de celulares hablar y hablar de cámaras, pantallas, apps y demás cosas que no entiende. Él sólo quería otro cacahuate sencillo que reemplazara al roto...
    La mirada de "¿cómo se le quitan las baterías a esta persona?" que pone al cometer el error de escuchar a un vendedor de celulares hablar y hablar de cámaras, pantallas, apps y demás cosas que no entiende. Él sólo quería otro cacahuate sencillo que reemplazara al roto...
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  • 15 a 30 líneas por Semana
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    Entre sombras suaves y ecos que no conocen el calendario,
    se abre una invitación para quienes buscan historias que respiren.

    Se solicita compañero/a de rol
    para tramas modernas con tintes antiguos:
    misterio discreto, vínculos que crecen lento,
    lugares que guardan memoria
    y personajes que no temen mirar más allá de lo evidente.

    Si tu historia tiene polvo de invierno,
    una herida vieja,
    o un secreto que aprendió a caminar contigo…
    este es tu lugar.

    Busco:
    • conexiones narrativas profundas
    • estética entre lo vintage y lo rare
    • ritmo tranquilo pero constante
    • mundos que mezclen luz, sombra y curiosidad

    No importa el universo.
    Importa la atmósfera.

    Si tu personaje encaja en ese borde entre lo real y lo imposible,
    mandá tu mensaje.

    A veces las mejores historias empiezan así:
    Con un clasificado que parece escrito en otro siglo.
    Entre sombras suaves y ecos que no conocen el calendario, se abre una invitación para quienes buscan historias que respiren. Se solicita compañero/a de rol para tramas modernas con tintes antiguos: misterio discreto, vínculos que crecen lento, lugares que guardan memoria y personajes que no temen mirar más allá de lo evidente. Si tu historia tiene polvo de invierno, una herida vieja, o un secreto que aprendió a caminar contigo… este es tu lugar. Busco: • conexiones narrativas profundas • estética entre lo vintage y lo rare • ritmo tranquilo pero constante • mundos que mezclen luz, sombra y curiosidad No importa el universo. Importa la atmósfera. Si tu personaje encaja en ese borde entre lo real y lo imposible, mandá tu mensaje. A veces las mejores historias empiezan así: Con un clasificado que parece escrito en otro siglo.
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    La luna de sangre

    No pienso.
    Solo corro.

    Las palabras de Selin siguen ardiendo dentro de mí como un presagio recién nacido.

    Cuando llego a la habitación de Akane abro la puerta sin llamar, sin respirar siquiera.

    —Akane… Yuna.
    Le cuento la leyenda de Yue entre jadeos, las imágenes del sueño, la espada, el escudo, el peligro.
    Y entonces lo entendemos.

    Las dos lo entendemos al mismo tiempo.

    Yuna no está.

    Y esta noche…
    es la luna de sangre.

    La noche en la que los espíritus se agitan.
    La noche en que los velos son papel.
    La noche en que lo puro es cazado.

    La mirada de Akane se afila, su respiración se corta.
    Con un movimiento de muñeca, traza en el aire la misma geometría que usa Jennifer:
    un círculo de plata negra que vibra como una lágrima contenida.

    —Vamos. —dice Akane, sin su habitual elegancia.
    Solo urgencia.
    Solo miedo.

    Saltamos.


    ---

    El templo de Elune

    Aparecemos en la Luna.

    El templo de Elune… o lo que queda de él.
    Ruinas antiguas bañadas en un blanco imposible,
    una pureza que se aferra incluso después de milenios de guerras,
    de sacrificios, de silencios.

    El aire está vivo.

    Las flores lunares —aquellas que solo brotan en lugares donde la magia de Elune aún respira—
    se abren a nuestro paso, blancas, níveas, inocentes.

    Pero la inocencia no dura.

    Las primeras empiezan a teñirse.
    Como si una gota de sangre invisible cayera sobre cada pétalo.
    De blanco
    a rosa
    a rojo oscuro.

    Cada flor que se mancha
    es un segundo menos.

    —Lili… —murmura Akane, pero no hace falta que me advierta.
    El templo nos habla.
    No con palabras.
    Con señales.
    Con símbolos.
    Con heridas.

    Las columnas grietas al sentirnos.
    El viento se vuelve pesado.
    La luz parpadea como si tuviera miedo.

    —Nos está guiando. —susurro.

    O nos está advirtiendo.

    Empiezo a sentir la sombra en mi espalda, inquieta, caminando sola.
    Veythra se remueve.
    El sueño de Selin aún late en mí.

    Y bajo mis pies, el suelo se ilumina.
    Una línea plateada dibuja un sendero que se interna en la parte más antigua del templo,
    donde ninguna luz llega.

    Ahí es donde Yuna está.
    O donde algo la espera.

    —Akane… corre.

    Las flores ya no se vuelven rojas.
    Se vuelven negras.

    La pureza está muriendo.

    La Luna está sangrando.

    Y Yuna…
    Yuna está allí dentro.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La luna de sangre No pienso. Solo corro. Las palabras de Selin siguen ardiendo dentro de mí como un presagio recién nacido. Cuando llego a la habitación de Akane abro la puerta sin llamar, sin respirar siquiera. —Akane… Yuna. Le cuento la leyenda de Yue entre jadeos, las imágenes del sueño, la espada, el escudo, el peligro. Y entonces lo entendemos. Las dos lo entendemos al mismo tiempo. Yuna no está. Y esta noche… es la luna de sangre. La noche en la que los espíritus se agitan. La noche en que los velos son papel. La noche en que lo puro es cazado. La mirada de Akane se afila, su respiración se corta. Con un movimiento de muñeca, traza en el aire la misma geometría que usa Jennifer: un círculo de plata negra que vibra como una lágrima contenida. —Vamos. —dice Akane, sin su habitual elegancia. Solo urgencia. Solo miedo. Saltamos. --- El templo de Elune Aparecemos en la Luna. El templo de Elune… o lo que queda de él. Ruinas antiguas bañadas en un blanco imposible, una pureza que se aferra incluso después de milenios de guerras, de sacrificios, de silencios. El aire está vivo. Las flores lunares —aquellas que solo brotan en lugares donde la magia de Elune aún respira— se abren a nuestro paso, blancas, níveas, inocentes. Pero la inocencia no dura. Las primeras empiezan a teñirse. Como si una gota de sangre invisible cayera sobre cada pétalo. De blanco a rosa a rojo oscuro. Cada flor que se mancha es un segundo menos. —Lili… —murmura Akane, pero no hace falta que me advierta. El templo nos habla. No con palabras. Con señales. Con símbolos. Con heridas. Las columnas grietas al sentirnos. El viento se vuelve pesado. La luz parpadea como si tuviera miedo. —Nos está guiando. —susurro. O nos está advirtiendo. Empiezo a sentir la sombra en mi espalda, inquieta, caminando sola. Veythra se remueve. El sueño de Selin aún late en mí. Y bajo mis pies, el suelo se ilumina. Una línea plateada dibuja un sendero que se interna en la parte más antigua del templo, donde ninguna luz llega. Ahí es donde Yuna está. O donde algo la espera. —Akane… corre. Las flores ya no se vuelven rojas. Se vuelven negras. La pureza está muriendo. La Luna está sangrando. Y Yuna… Yuna está allí dentro.
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    La luna de sangre

    No pienso.
    Solo corro.

    Las palabras de Selin siguen ardiendo dentro de mí como un presagio recién nacido.

    Cuando llego a la habitación de Akane abro la puerta sin llamar, sin respirar siquiera.

    —Akane… Yuna.
    Le cuento la leyenda de Yue entre jadeos, las imágenes del sueño, la espada, el escudo, el peligro.
    Y entonces lo entendemos.

    Las dos lo entendemos al mismo tiempo.

    Yuna no está.

    Y esta noche…
    es la luna de sangre.

    La noche en la que los espíritus se agitan.
    La noche en que los velos son papel.
    La noche en que lo puro es cazado.

    La mirada de Akane se afila, su respiración se corta.
    Con un movimiento de muñeca, traza en el aire la misma geometría que usa Jennifer:
    un círculo de plata negra que vibra como una lágrima contenida.

    —Vamos. —dice Akane, sin su habitual elegancia.
    Solo urgencia.
    Solo miedo.

    Saltamos.


    ---

    El templo de Elune

    Aparecemos en la Luna.

    El templo de Elune… o lo que queda de él.
    Ruinas antiguas bañadas en un blanco imposible,
    una pureza que se aferra incluso después de milenios de guerras,
    de sacrificios, de silencios.

    El aire está vivo.

    Las flores lunares —aquellas que solo brotan en lugares donde la magia de Elune aún respira—
    se abren a nuestro paso, blancas, níveas, inocentes.

    Pero la inocencia no dura.

    Las primeras empiezan a teñirse.
    Como si una gota de sangre invisible cayera sobre cada pétalo.
    De blanco
    a rosa
    a rojo oscuro.

    Cada flor que se mancha
    es un segundo menos.

    —Lili… —murmura Akane, pero no hace falta que me advierta.
    El templo nos habla.
    No con palabras.
    Con señales.
    Con símbolos.
    Con heridas.

    Las columnas grietas al sentirnos.
    El viento se vuelve pesado.
    La luz parpadea como si tuviera miedo.

    —Nos está guiando. —susurro.

    O nos está advirtiendo.

    Empiezo a sentir la sombra en mi espalda, inquieta, caminando sola.
    Veythra se remueve.
    El sueño de Selin aún late en mí.

    Y bajo mis pies, el suelo se ilumina.
    Una línea plateada dibuja un sendero que se interna en la parte más antigua del templo,
    donde ninguna luz llega.

    Ahí es donde Yuna está.
    O donde algo la espera.

    —Akane… corre.

    Las flores ya no se vuelven rojas.
    Se vuelven negras.

    La pureza está muriendo.

    La Luna está sangrando.

    Y Yuna…
    Yuna está allí dentro.
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    La luna de sangre

    No pienso.
    Solo corro.

    Las palabras de Selin siguen ardiendo dentro de mí como un presagio recién nacido.

    Cuando llego a la habitación de Akane abro la puerta sin llamar, sin respirar siquiera.

    —Akane… Yuna.
    Le cuento la leyenda de Yue entre jadeos, las imágenes del sueño, la espada, el escudo, el peligro.
    Y entonces lo entendemos.

    Las dos lo entendemos al mismo tiempo.

    Yuna no está.

    Y esta noche…
    es la luna de sangre.

    La noche en la que los espíritus se agitan.
    La noche en que los velos son papel.
    La noche en que lo puro es cazado.

    La mirada de Akane se afila, su respiración se corta.
    Con un movimiento de muñeca, traza en el aire la misma geometría que usa Jennifer:
    un círculo de plata negra que vibra como una lágrima contenida.

    —Vamos. —dice Akane, sin su habitual elegancia.
    Solo urgencia.
    Solo miedo.

    Saltamos.


    ---

    El templo de Elune

    Aparecemos en la Luna.

    El templo de Elune… o lo que queda de él.
    Ruinas antiguas bañadas en un blanco imposible,
    una pureza que se aferra incluso después de milenios de guerras,
    de sacrificios, de silencios.

    El aire está vivo.

    Las flores lunares —aquellas que solo brotan en lugares donde la magia de Elune aún respira—
    se abren a nuestro paso, blancas, níveas, inocentes.

    Pero la inocencia no dura.

    Las primeras empiezan a teñirse.
    Como si una gota de sangre invisible cayera sobre cada pétalo.
    De blanco
    a rosa
    a rojo oscuro.

    Cada flor que se mancha
    es un segundo menos.

    —Lili… —murmura Akane, pero no hace falta que me advierta.
    El templo nos habla.
    No con palabras.
    Con señales.
    Con símbolos.
    Con heridas.

    Las columnas grietas al sentirnos.
    El viento se vuelve pesado.
    La luz parpadea como si tuviera miedo.

    —Nos está guiando. —susurro.

    O nos está advirtiendo.

    Empiezo a sentir la sombra en mi espalda, inquieta, caminando sola.
    Veythra se remueve.
    El sueño de Selin aún late en mí.

    Y bajo mis pies, el suelo se ilumina.
    Una línea plateada dibuja un sendero que se interna en la parte más antigua del templo,
    donde ninguna luz llega.

    Ahí es donde Yuna está.
    O donde algo la espera.

    —Akane… corre.

    Las flores ya no se vuelven rojas.
    Se vuelven negras.

    La pureza está muriendo.

    La Luna está sangrando.

    Y Yuna…
    Yuna está allí dentro.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La luna de sangre No pienso. Solo corro. Las palabras de Selin siguen ardiendo dentro de mí como un presagio recién nacido. Cuando llego a la habitación de Akane abro la puerta sin llamar, sin respirar siquiera. —Akane… Yuna. Le cuento la leyenda de Yue entre jadeos, las imágenes del sueño, la espada, el escudo, el peligro. Y entonces lo entendemos. Las dos lo entendemos al mismo tiempo. Yuna no está. Y esta noche… es la luna de sangre. La noche en la que los espíritus se agitan. La noche en que los velos son papel. La noche en que lo puro es cazado. La mirada de Akane se afila, su respiración se corta. Con un movimiento de muñeca, traza en el aire la misma geometría que usa Jennifer: un círculo de plata negra que vibra como una lágrima contenida. —Vamos. —dice Akane, sin su habitual elegancia. Solo urgencia. Solo miedo. Saltamos. --- El templo de Elune Aparecemos en la Luna. El templo de Elune… o lo que queda de él. Ruinas antiguas bañadas en un blanco imposible, una pureza que se aferra incluso después de milenios de guerras, de sacrificios, de silencios. El aire está vivo. Las flores lunares —aquellas que solo brotan en lugares donde la magia de Elune aún respira— se abren a nuestro paso, blancas, níveas, inocentes. Pero la inocencia no dura. Las primeras empiezan a teñirse. Como si una gota de sangre invisible cayera sobre cada pétalo. De blanco a rosa a rojo oscuro. Cada flor que se mancha es un segundo menos. —Lili… —murmura Akane, pero no hace falta que me advierta. El templo nos habla. No con palabras. Con señales. Con símbolos. Con heridas. Las columnas grietas al sentirnos. El viento se vuelve pesado. La luz parpadea como si tuviera miedo. —Nos está guiando. —susurro. O nos está advirtiendo. Empiezo a sentir la sombra en mi espalda, inquieta, caminando sola. Veythra se remueve. El sueño de Selin aún late en mí. Y bajo mis pies, el suelo se ilumina. Una línea plateada dibuja un sendero que se interna en la parte más antigua del templo, donde ninguna luz llega. Ahí es donde Yuna está. O donde algo la espera. —Akane… corre. Las flores ya no se vuelven rojas. Se vuelven negras. La pureza está muriendo. La Luna está sangrando. Y Yuna… Yuna está allí dentro.
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