• Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Maomao si nos hubiéramos conocido muchísimo antes.
    Tendría una amiga tambien boticaria.
    Pues en esta cuenta hice unq oc que lo era.
    [Ma0ma0] si nos hubiéramos conocido muchísimo antes. Tendría una amiga tambien boticaria. Pues en esta cuenta hice unq oc que lo era.
    Me entristece
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  • ❛ Ꭺpartó la vista de su libreta, mirando de reojo el comienzo de su artículo. Aunque algo convencido de que había encontrado un buen punto de partida, no podía evitar la duda: ¿realmente el Mothman existía o todo esto no era más que una historia exagerada? La incertidumbre fue su compañero durante las ultimas horas, mientras escribía sobre aquella criatura, que para algunos parecía más un mito que una criatura real. Apoyó la cabeza sobre su mano, estirando los dedos mientras terminaba de trazar un pequeño boceto en el margen de su libreta. Sus pancakes, a medio terminar, aún se veían tentadores; los pidió y el sabor no había sido decepcionante para su sorpresa. Había hecho una pequeña parada en la cafetería local, justo cerca del lugar donde se había producido el último avistamiento. Había hablado con un par de testigos, recogido sus testimonios y ahora, era momento de descansar un poco.

    ❛ Ꭺl dar un leve bostezo, tomó otro bocado de sus pancakes, pensando distraídamente. ❝ Mhhh... pero si el Mothman se ve tan tierno, ¿por qué tendrían miedo? ❞, se preguntó en silencio, mirando su propio trabajo. Su caricatura del ser parecía más un animal curioso que una criatura aterradora.

    [...]

    ❛ Ꭺl comenzar a caer la tarde, Ren se adentró en la densa vegetación que rodeaba el pequeño pueblo. El aire fresco de la tarde lo rodeaba mientras caminaba, aunque no podía evitar que su mente divagara un poco. Si hubiera llegado más temprano, tal vez el lugar no sería taaan aterrador, pero ahora, con la caída de la noche, la atmósfera se volvía inquietante. Los árboles, altos y enmarañados, apenas dejaban pasar la luz del sol, creando sombras alargadas en el suelo que se movían con el viento. No podía evitar sentirse incómodo. Era más probable encontrar a algún asesino en medio de ese bosque que al propio Mothman.
    ❛ Ꮇientras caminaba con su cámara colgando al cuello, una linterna en la mano y una mochila cargada de equipo, se internó más y más entre los árboles, ¡menos mal habia un sendero! El ambiente en el bosque era denso, como si estuviera siendo observado. Cada crujido de las ramas bajo sus pies parecía amplificado, y el viento, al pasar entre las hojas, generaba ruido, que solo hacia que su corazón latiera rápidamente.

    ❛ Inspeccionando los alrededores, comenzó a notar detalles que no coincidían con lo que esperaba encontrar en un lugar común. Al principio, fueron solo pequeñas irregularidades en el terreno, pero pronto las cosas parecieron más extrañas. Había huellas que no reconocía y marcas en los árboles que no podían ser naturales. Decidió sacar su cámara y tomar algunas fotos, para luego analizarlas con calma. Sin embargo, cuando se preparaba para hacer una captura, algo llamó su atención desde el rabillo del ojo.
    ❛ Ꮇás adelante, entre los arbustos, algo se movió. Una figura se destacaba contra la oscuridad creciente. La silueta parecía humana, cabello rubio y la piel clara, no se veia como un habitante local, sino más bien de otro curioso, tal vez alguien que, como él, estaba investigando el avistamiento del Mothman. La curiosidad lo impulsó a acercarse, a pesar de la timidez que solía caracterizarlo. Si esa persona había sido testigo del fenómeno, tal vez podría ofrecerle una pista valiosa o al menos una perspectiva diferente que hiciera su investigación más interesante.
    ❛ Se aclaró la garganta —tratando de aliviar la rasposidad que siempre sentía cuando intentaba hablar en voz alta— y se acercó con cautela a la figura en la distancia. Al llegar un poco más cerca, levantó la voz y se dirigió al desconocido con una sonrisa un tanto nerviosa.
    —Disculpe, ¿sabe algo sobre el avistamiento del Mothman? —preguntó, intentando sonar amigable y confiado. La forma en que lo dijo, sin embargo, sonó más como una interrogación directa que como una consulta amistosa.
    ❛ Ꭺpartó la vista de su libreta, mirando de reojo el comienzo de su artículo. Aunque algo convencido de que había encontrado un buen punto de partida, no podía evitar la duda: ¿realmente el Mothman existía o todo esto no era más que una historia exagerada? La incertidumbre fue su compañero durante las ultimas horas, mientras escribía sobre aquella criatura, que para algunos parecía más un mito que una criatura real. Apoyó la cabeza sobre su mano, estirando los dedos mientras terminaba de trazar un pequeño boceto en el margen de su libreta. Sus pancakes, a medio terminar, aún se veían tentadores; los pidió y el sabor no había sido decepcionante para su sorpresa. Había hecho una pequeña parada en la cafetería local, justo cerca del lugar donde se había producido el último avistamiento. Había hablado con un par de testigos, recogido sus testimonios y ahora, era momento de descansar un poco. ❛ Ꭺl dar un leve bostezo, tomó otro bocado de sus pancakes, pensando distraídamente. ❝ Mhhh... pero si el Mothman se ve tan tierno, ¿por qué tendrían miedo? ❞, se preguntó en silencio, mirando su propio trabajo. Su caricatura del ser parecía más un animal curioso que una criatura aterradora. [...] ❛ Ꭺl comenzar a caer la tarde, Ren se adentró en la densa vegetación que rodeaba el pequeño pueblo. El aire fresco de la tarde lo rodeaba mientras caminaba, aunque no podía evitar que su mente divagara un poco. Si hubiera llegado más temprano, tal vez el lugar no sería taaan aterrador, pero ahora, con la caída de la noche, la atmósfera se volvía inquietante. Los árboles, altos y enmarañados, apenas dejaban pasar la luz del sol, creando sombras alargadas en el suelo que se movían con el viento. No podía evitar sentirse incómodo. Era más probable encontrar a algún asesino en medio de ese bosque que al propio Mothman. ❛ Ꮇientras caminaba con su cámara colgando al cuello, una linterna en la mano y una mochila cargada de equipo, se internó más y más entre los árboles, ¡menos mal habia un sendero! El ambiente en el bosque era denso, como si estuviera siendo observado. Cada crujido de las ramas bajo sus pies parecía amplificado, y el viento, al pasar entre las hojas, generaba ruido, que solo hacia que su corazón latiera rápidamente. ❛ Inspeccionando los alrededores, comenzó a notar detalles que no coincidían con lo que esperaba encontrar en un lugar común. Al principio, fueron solo pequeñas irregularidades en el terreno, pero pronto las cosas parecieron más extrañas. Había huellas que no reconocía y marcas en los árboles que no podían ser naturales. Decidió sacar su cámara y tomar algunas fotos, para luego analizarlas con calma. Sin embargo, cuando se preparaba para hacer una captura, algo llamó su atención desde el rabillo del ojo. ❛ Ꮇás adelante, entre los arbustos, algo se movió. Una figura se destacaba contra la oscuridad creciente. La silueta parecía humana, cabello rubio y la piel clara, no se veia como un habitante local, sino más bien de otro curioso, tal vez alguien que, como él, estaba investigando el avistamiento del Mothman. La curiosidad lo impulsó a acercarse, a pesar de la timidez que solía caracterizarlo. Si esa persona había sido testigo del fenómeno, tal vez podría ofrecerle una pista valiosa o al menos una perspectiva diferente que hiciera su investigación más interesante. ❛ Se aclaró la garganta —tratando de aliviar la rasposidad que siempre sentía cuando intentaba hablar en voz alta— y se acercó con cautela a la figura en la distancia. Al llegar un poco más cerca, levantó la voz y se dirigió al desconocido con una sonrisa un tanto nerviosa. —Disculpe, ¿sabe algo sobre el avistamiento del Mothman? —preguntó, intentando sonar amigable y confiado. La forma en que lo dijo, sin embargo, sonó más como una interrogación directa que como una consulta amistosa.
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  • El melocotón siempre será mi fruta favorita sin duda.
    -𝑆𝑎𝑑𝑎 𝐴𝑏𝑒 阿部・さだ. Una foto tomada por su amiga.-
    El melocotón siempre será mi fruta favorita sin duda. -[abesada]. Una foto tomada por su amiga.-
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  • - Creó que es así.

    Mirmuraba al tomarse la fotografía perfecta, la idea loca de busca paraja por internet gracias a su amiga no lo dejaba en paz.

    -Ya... Ya está, un poco a la izquierda y... De verdad estoy realmente loco para hacer esto. (?)
    - Creó que es así. Mirmuraba al tomarse la fotografía perfecta, la idea loca de busca paraja por internet gracias a su amiga no lo dejaba en paz. -Ya... Ya está, un poco a la izquierda y... De verdad estoy realmente loco para hacer esto. (?)
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  • El reloj colgado sobre la caja registradora avanzaba con una lentitud exasperante. Las agujas parecían burlarse de Carmina mientras ella apoyaba los codos en el mostrador, jugando distraídamente con un mechón de su cabello pelirrojo. La tienda de conveniencia estaba tan vacía como siempre en días festivos, y el suave zumbido del refrigerador de bebidas era el único sonido que le hacía compañía.

    —¿Por qué tenía que aceptar cubrir el turno hoy...? —murmuró, echando un vistazo al teléfono en sus manos.

    Su abuela, Lucia, había salido temprano para aprovechar las ofertas de San Valentín, dejando a Carmina a cargo del negocio. Pero no había entrado un solo cliente en toda la tarde. Se suponía que las tiendas hacían su agosto vendiendo chocolates y flores en este día, ¿no? Claro, excepto la de su familia.

    Con un suspiro, desbloqueó el teléfono y abrió sus redes sociales. Lo primero que vio fue una foto de Bianca, su amiga de la secundaria, sonriendo junto a un enorme ramo de rosas rojas. “Para la mejor novia del mundo”, decía el pie de foto, seguido de un montón de emojis de corazón. Carmina frunció el ceño, deslizando hacia abajo.

    Otra foto, esta vez de Alessia y su novio cenando en un restaurante elegante. Luego, un video de Giovanna abriendo una caja con un oso de peluche tan grande que apenas cabía en el marco. Siguió deslizando, viendo más y más parejas sonrientes, besos robados, manos entrelazadas, regalos brillantes...

    Sintió una punzada en el pecho y dejó escapar un bufido frustrado.

    —¿Qué tienen ellas que yo no...? —soltó en voz alta, su voz rebotando en las paredes silenciosas de la tienda—. ¡Digo, no es como si fuera horrible! ¿Verdad?

    Giró el teléfono hacia la cámara frontal y se observó en la pantalla. Su melena roja caía en suaves ondas alrededor de su rostro, sus ojos verdes eran grandes y brillantes, y sus pecas le daban un toque juvenil. Frunció el ceño y ladeó la cabeza, tratando de ver lo que los demás veían.

    —No soy fea... entonces... ¿cuál es el problema?

    Cruzó los brazos, apoyándose contra el mostrador. Recordó las veces que había salido en citas, todas tan desastrosas que apenas podía contarlas sin que le diera vergüenza. El chico que se pasó toda la cena hablando de su ex. El que “olvidó” su billetera. El que simplemente nunca volvió a llamarla. Y, claro, aquel con quien realmente pensó que había una chispa... solo para descubrir que había vuelto con su novia de siempre.

    —¿Por qué siempre me toca lo peor del lote...? —gruñó, apretando los labios—. ¿Será que no soy lo suficientemente interesante? ¿O demasiado directa?

    Apoyó la frente en el mostrador, dejando escapar un suspiro que sonó más a un gemido. Se sintió tonta al recordar las pocas veces que, de verdad, había sentido algo genuino por alguien. Contadas ocasiones en las que su corazón latió más rápido, en las que pensó que tal vez, solo tal vez, las cosas funcionarían. Pero siempre terminaban de la misma manera: con la otra persona desapareciendo sin dejar rastro, como si ella fuera tan insignificante que ni siquiera merecía una despedida.

    —¿Es mucho pedir un poco de estabilidad...? —murmuró, pateando el mostrador con suavidad—. ¿Alguien que no salga corriendo a la primera de cambios? ¿O que no resulte ser un completo idiota?

    Levantó la vista hacia el reloj, que parecía haberse congelado en el tiempo. San Valentín era una estupidez.

    —¿Por qué tienen que restregármelo en la cara...? —farfulló, lanzando una mirada amarga al teléfono antes de apagar la pantalla y tirarlo sobre el mostrador.

    Se quedó en silencio, escuchando el zumbido del refrigerador y el eco de sus propios pensamientos. Se sentía pequeña, ridícula. Como si fuera la única en todo el mundo atrapada en una tienda vacía, sin chocolates, sin flores, y sin nadie que le dijera que era suficiente tal y como era.

    —A lo mejor... —su voz se suavizó, casi un susurro—. A lo mejor simplemente no estoy hecha para esto...

    Cerró los ojos, abrazándose a sí misma mientras el zumbido del refrigerador seguía llenando el vacío.
    El reloj colgado sobre la caja registradora avanzaba con una lentitud exasperante. Las agujas parecían burlarse de Carmina mientras ella apoyaba los codos en el mostrador, jugando distraídamente con un mechón de su cabello pelirrojo. La tienda de conveniencia estaba tan vacía como siempre en días festivos, y el suave zumbido del refrigerador de bebidas era el único sonido que le hacía compañía. —¿Por qué tenía que aceptar cubrir el turno hoy...? —murmuró, echando un vistazo al teléfono en sus manos. Su abuela, Lucia, había salido temprano para aprovechar las ofertas de San Valentín, dejando a Carmina a cargo del negocio. Pero no había entrado un solo cliente en toda la tarde. Se suponía que las tiendas hacían su agosto vendiendo chocolates y flores en este día, ¿no? Claro, excepto la de su familia. Con un suspiro, desbloqueó el teléfono y abrió sus redes sociales. Lo primero que vio fue una foto de Bianca, su amiga de la secundaria, sonriendo junto a un enorme ramo de rosas rojas. “Para la mejor novia del mundo”, decía el pie de foto, seguido de un montón de emojis de corazón. Carmina frunció el ceño, deslizando hacia abajo. Otra foto, esta vez de Alessia y su novio cenando en un restaurante elegante. Luego, un video de Giovanna abriendo una caja con un oso de peluche tan grande que apenas cabía en el marco. Siguió deslizando, viendo más y más parejas sonrientes, besos robados, manos entrelazadas, regalos brillantes... Sintió una punzada en el pecho y dejó escapar un bufido frustrado. —¿Qué tienen ellas que yo no...? —soltó en voz alta, su voz rebotando en las paredes silenciosas de la tienda—. ¡Digo, no es como si fuera horrible! ¿Verdad? Giró el teléfono hacia la cámara frontal y se observó en la pantalla. Su melena roja caía en suaves ondas alrededor de su rostro, sus ojos verdes eran grandes y brillantes, y sus pecas le daban un toque juvenil. Frunció el ceño y ladeó la cabeza, tratando de ver lo que los demás veían. —No soy fea... entonces... ¿cuál es el problema? Cruzó los brazos, apoyándose contra el mostrador. Recordó las veces que había salido en citas, todas tan desastrosas que apenas podía contarlas sin que le diera vergüenza. El chico que se pasó toda la cena hablando de su ex. El que “olvidó” su billetera. El que simplemente nunca volvió a llamarla. Y, claro, aquel con quien realmente pensó que había una chispa... solo para descubrir que había vuelto con su novia de siempre. —¿Por qué siempre me toca lo peor del lote...? —gruñó, apretando los labios—. ¿Será que no soy lo suficientemente interesante? ¿O demasiado directa? Apoyó la frente en el mostrador, dejando escapar un suspiro que sonó más a un gemido. Se sintió tonta al recordar las pocas veces que, de verdad, había sentido algo genuino por alguien. Contadas ocasiones en las que su corazón latió más rápido, en las que pensó que tal vez, solo tal vez, las cosas funcionarían. Pero siempre terminaban de la misma manera: con la otra persona desapareciendo sin dejar rastro, como si ella fuera tan insignificante que ni siquiera merecía una despedida. —¿Es mucho pedir un poco de estabilidad...? —murmuró, pateando el mostrador con suavidad—. ¿Alguien que no salga corriendo a la primera de cambios? ¿O que no resulte ser un completo idiota? Levantó la vista hacia el reloj, que parecía haberse congelado en el tiempo. San Valentín era una estupidez. —¿Por qué tienen que restregármelo en la cara...? —farfulló, lanzando una mirada amarga al teléfono antes de apagar la pantalla y tirarlo sobre el mostrador. Se quedó en silencio, escuchando el zumbido del refrigerador y el eco de sus propios pensamientos. Se sentía pequeña, ridícula. Como si fuera la única en todo el mundo atrapada en una tienda vacía, sin chocolates, sin flores, y sin nadie que le dijera que era suficiente tal y como era. —A lo mejor... —su voz se suavizó, casi un susurro—. A lo mejor simplemente no estoy hecha para esto... Cerró los ojos, abrazándose a sí misma mientras el zumbido del refrigerador seguía llenando el vacío.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Que hermosa música y lo bello que danzas, mi querida amiga Nenet. Toda una diosa.
    Que hermosa música y lo bello que danzas, mi querida amiga Nenet. Toda una diosa.
    https://youtu.be/IgZoZKS-ohU?si=7fpM25izt05-g-xZ

    Deep black soul and golden blood.
    My skin is a canvas and I'll paint my story in it so the stars can read it like a book and tell the story to future generations.

    ~ Nenet Nadouri.
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  • Me hice amiga de [zephyr_fuchsia_zebra_535]
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  • - Han habido momentos de mi vida de los cuales no estoy del todo orgulloso. Como esa ocasion en la que ayude a una muy buena y vieja amiga a conseguir... algo... pero para eso, tuve que fingir que era un gato, tu sabes... de verdad. Asi que me dieron en adopcion para que yo pudiera robar... algo. -
    - Han habido momentos de mi vida de los cuales no estoy del todo orgulloso. Como esa ocasion en la que ayude a una muy buena y vieja amiga a conseguir... algo... pero para eso, tuve que fingir que era un gato, tu sabes... de verdad. Asi que me dieron en adopcion para que yo pudiera robar... algo. -
    Me enjaja
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    Tan linda mi amiga, ojalá tener su belleza jeje
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  • "Mi amor, en este día especial quiero recordarte cuánto te amo y cuánto significas para mí. Eres la razón por la que mi corazón late con emoción, la luz que ilumina mi camino y el calor que me hace sentir vivo.

    Gracias por ser mi compañera, mi amiga y mi alma gemela. Gracias por los momentos que compartimos, por las risas y las lágrimas, por los sueños y las realidades.

    Te amo por quién eres, por tu belleza interior y exterior, por tu corazón generoso y tu espíritu aventurero. Te amo por ser mi hogar, mi refugio y mi paraíso.

    En este Día de San Valentín, quiero prometerte que te amaré por siempre, que te cuidaré y te protegeré, que te haré reír y te haré sentir amada.

    Te amo, mi reina, mi amor, mi todo."

    Melínoe Fleur
    "Mi amor, en este día especial quiero recordarte cuánto te amo y cuánto significas para mí. Eres la razón por la que mi corazón late con emoción, la luz que ilumina mi camino y el calor que me hace sentir vivo. Gracias por ser mi compañera, mi amiga y mi alma gemela. Gracias por los momentos que compartimos, por las risas y las lágrimas, por los sueños y las realidades. Te amo por quién eres, por tu belleza interior y exterior, por tu corazón generoso y tu espíritu aventurero. Te amo por ser mi hogar, mi refugio y mi paraíso. En este Día de San Valentín, quiero prometerte que te amaré por siempre, que te cuidaré y te protegeré, que te haré reír y te haré sentir amada. Te amo, mi reina, mi amor, mi todo." [Melinoe_Fleur]
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