• Emboscada NSFW
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    Categoría Otros
    *Me encontraba en mis dominios, esperando a la siguiente víctima, solía hacer correr rumores sobre artículos especiales y conocimientos perdidos que se encontraban en este lugar. Capturaba a las aventureras lindas para que me sirvieran y me quedaba con los artículos raros para que los rumores continúen creciendo.*
    *Me encontraba en mis dominios, esperando a la siguiente víctima, solía hacer correr rumores sobre artículos especiales y conocimientos perdidos que se encontraban en este lugar. Capturaba a las aventureras lindas para que me sirvieran y me quedaba con los artículos raros para que los rumores continúen creciendo.*
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  • ・‥…━━━━━━━ꜱᴛᴀʀᴛᴇʀ━━━━━━━…‥・

    Quien osara ascender todas las vetustas gradas de piedra que serpenteaban por la montaña habría de recibir una vital visión del destino; pero primero debía enfrentar no solo la extenuante fatiga del cuerpo, sino el juicio inexorable del alma, pues se decía que cada peldaño arrancaba un velo de la mente, exponiendo al viajero a sus más hondos temores y pecados olvidados... la niebla perpetua que cubría el sendero no era sino el aliento de aquellos que habían sucumbido en su ascenso, atrapados entre la ambición y la condena.

    A los pies de la montaña, congregábanse foráneos de miradas crédulas, guerreros con cicatrices de hierro y aventureros consumidos por preguntas que jamás debieron formularse, algunos preparándose con fervor para la subida y otros, espectros aún vivos, descendiendo en un mutismo sepulcral, sus ojos vacíos por visiones que la lengua no osaría describir.

    Aquel día, una mujer de ojos vendados se hallaba cerca del torii sagrado, umbral entre lo mundano y lo divino, su figura envuelta en un aire de inexorable predestinación; su postura, inmóvil, sugería a los ojos ajenos que parecía contemplar la idea de la peregrinación hacia lo más alto...
    ・‥…━━━━━━━ꜱᴛᴀʀᴛᴇʀ━━━━━━━…‥・ Quien osara ascender todas las vetustas gradas de piedra que serpenteaban por la montaña habría de recibir una vital visión del destino; pero primero debía enfrentar no solo la extenuante fatiga del cuerpo, sino el juicio inexorable del alma, pues se decía que cada peldaño arrancaba un velo de la mente, exponiendo al viajero a sus más hondos temores y pecados olvidados... la niebla perpetua que cubría el sendero no era sino el aliento de aquellos que habían sucumbido en su ascenso, atrapados entre la ambición y la condena. A los pies de la montaña, congregábanse foráneos de miradas crédulas, guerreros con cicatrices de hierro y aventureros consumidos por preguntas que jamás debieron formularse, algunos preparándose con fervor para la subida y otros, espectros aún vivos, descendiendo en un mutismo sepulcral, sus ojos vacíos por visiones que la lengua no osaría describir. Aquel día, una mujer de ojos vendados se hallaba cerca del torii sagrado, umbral entre lo mundano y lo divino, su figura envuelta en un aire de inexorable predestinación; su postura, inmóvil, sugería a los ojos ajenos que parecía contemplar la idea de la peregrinación hacia lo más alto...
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  • Entre sombras desenterradas
    Categoría Aventura
    Hacía ya mucho tiempo que Alex no visitaba los vestigios de lo que eran las antiguas academias para alquimistas. La orden solía abandonar los complejos cuando estos ya tenían algunas decenas o centenares de años; la piedra agrietada del viejo templo, los farallones ominosos que relucían ante la cala en la cual habían encallado viejos barcos abandonados, e incluso la presencia de cuerpos y esqueletos parcialmente erosionados no daban una buena señal para los que osaran asomar las narices por aquel sitio. La antigua generación de mutantes era todo un entramado de misterios sin resolver, recovecos en la historia que no debían ser exhumados o esclarecidos por mentes curiosas, pero ahora, ante esa enorme ensenada, el grupo conformado por el susodicho y cinco habilidosas personas más estaban a merced de la oscura senda que se avecinaba.

    Los aventureros habían sido convocados por una antigua y noble casa de la realeza del oeste para recopilar información y hacer un trabajo logístico, con el fin de poder aprovechar todo recurso natural, magia antigua y misterios que se pudieran usar en las próximas guerras que se rumoreaban estaban cerca. El pelilargo miró a sus compañeros de viaje mientras con su índice derecho indicaba el camino a seguir.

    —Muy bien, escuchen todos, se sabe poco de los antiguos alquimistas y sus métodos para ocultar misterios a lo largo del tiempo, ni siquiera la nueva orden conoce mucho de lo que ocurre por estos sitios, así que será difícil. Quien quiera claudicar, que hable ahora o se largue de mi vista; los demás, síganme—Dijo a la par que daba sus primeras pisadas por fuera del barco, sintiendo la humedad en sus pies junto a un ligero vaho en los alrededores.
    Hacía ya mucho tiempo que Alex no visitaba los vestigios de lo que eran las antiguas academias para alquimistas. La orden solía abandonar los complejos cuando estos ya tenían algunas decenas o centenares de años; la piedra agrietada del viejo templo, los farallones ominosos que relucían ante la cala en la cual habían encallado viejos barcos abandonados, e incluso la presencia de cuerpos y esqueletos parcialmente erosionados no daban una buena señal para los que osaran asomar las narices por aquel sitio. La antigua generación de mutantes era todo un entramado de misterios sin resolver, recovecos en la historia que no debían ser exhumados o esclarecidos por mentes curiosas, pero ahora, ante esa enorme ensenada, el grupo conformado por el susodicho y cinco habilidosas personas más estaban a merced de la oscura senda que se avecinaba. Los aventureros habían sido convocados por una antigua y noble casa de la realeza del oeste para recopilar información y hacer un trabajo logístico, con el fin de poder aprovechar todo recurso natural, magia antigua y misterios que se pudieran usar en las próximas guerras que se rumoreaban estaban cerca. El pelilargo miró a sus compañeros de viaje mientras con su índice derecho indicaba el camino a seguir. —Muy bien, escuchen todos, se sabe poco de los antiguos alquimistas y sus métodos para ocultar misterios a lo largo del tiempo, ni siquiera la nueva orden conoce mucho de lo que ocurre por estos sitios, así que será difícil. Quien quiera claudicar, que hable ahora o se largue de mi vista; los demás, síganme—Dijo a la par que daba sus primeras pisadas por fuera del barco, sintiendo la humedad en sus pies junto a un ligero vaho en los alrededores.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Adivinen quien se arrepintió de borrar a su otro personaje :')

    Creo que haré una aventurera
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  • —Los humanos jamás cambiarán su naturaleza destructiva; es de público conocimiento que destruyen todo lo que tocan, todo lo que rozan —dijo con voz ronca mientras elevaba la botella.

    —Y henos aquí, dispuestos a sacrificar todo con tal de salvar su evolución, de velar por su seguridad y de dejarnos matar por aquellos que nos desprecian —concluyó luego de verter el contenido en la taza.

    El alquimista Alex se encontraba muy lejos de sus aposentos, en la lejana tierra oriental del este, en un pequeño y estrecho lugar apartado de las miradas curiosas que algunos aventureros conocían; era el lugar perfecto para meditar y para encontrar la introspección profunda que el maestro de las artes arcanas tanto estaba necesitando. Su viaje había sido un sinfín de peligros y distracciones, deteniéndose para ayudar a viajeros y mercaderes, luchar contra ominosas criaturas y asesinos de las colinas, incluso algún que otro sicario contratado para eliminarlo; la mayoría de todas ellas siendo solucionadas con acero y sangre de por medio.

    Estaba agotado; su viaje había durado mucho más de lo que se propuso en primer lugar. Aun siendo un mutante ascendido y de poseer una resistencia superior al común denominador de criaturas y seres mágicos, el susodicho aun necesitaba descansar después de intensas jornadas sin dormir o comer…

    Se dijo a sí mismo que no debía pensar en nada ni nadie; debía mantener sus sentidos centrados y agudizados para sus próximas misiones, pero un pequeño viaje al "Templo de los arroyos", el lugar en el cual ahora se encontraba reponiendo energías y descansando su alma, nunca le venía mal.
    —Los humanos jamás cambiarán su naturaleza destructiva; es de público conocimiento que destruyen todo lo que tocan, todo lo que rozan —dijo con voz ronca mientras elevaba la botella. —Y henos aquí, dispuestos a sacrificar todo con tal de salvar su evolución, de velar por su seguridad y de dejarnos matar por aquellos que nos desprecian —concluyó luego de verter el contenido en la taza. El alquimista Alex se encontraba muy lejos de sus aposentos, en la lejana tierra oriental del este, en un pequeño y estrecho lugar apartado de las miradas curiosas que algunos aventureros conocían; era el lugar perfecto para meditar y para encontrar la introspección profunda que el maestro de las artes arcanas tanto estaba necesitando. Su viaje había sido un sinfín de peligros y distracciones, deteniéndose para ayudar a viajeros y mercaderes, luchar contra ominosas criaturas y asesinos de las colinas, incluso algún que otro sicario contratado para eliminarlo; la mayoría de todas ellas siendo solucionadas con acero y sangre de por medio. Estaba agotado; su viaje había durado mucho más de lo que se propuso en primer lugar. Aun siendo un mutante ascendido y de poseer una resistencia superior al común denominador de criaturas y seres mágicos, el susodicho aun necesitaba descansar después de intensas jornadas sin dormir o comer… Se dijo a sí mismo que no debía pensar en nada ni nadie; debía mantener sus sentidos centrados y agudizados para sus próximas misiones, pero un pequeño viaje al "Templo de los arroyos", el lugar en el cual ahora se encontraba reponiendo energías y descansando su alma, nunca le venía mal.
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  • Jimoto llevaba años recorriendo el mundo, documentando sus viajes, conociendo nuevas culturas y enfrentando desafíos que pusieran a prueba su espíritu aventurero. Sin embargo, en su interior, siempre había sentido que algo le faltaba, una pieza perdida en el rompecabezas de su existencia.

    Desde pequeño, recordaba haber visto una fotografía en la habitación de su madre adoptiva, Mikasa. En la imagen, ella aparecía junto a un grupo de personas que Jimoto no reconocía, todos sonriendo mientras sostenían siete esferas brillantes de color ámbar, cada una decorada con pequeñas estrellas. Cuando era niño, había preguntado por aquella foto, pero Mikasa solo sonreía con nostalgia y le decía que era un recuerdo de otro tiempo.

    Años después, mientras exploraba una biblioteca antigua en un pueblo remoto, Jimoto encontró un manuscrito que hablaba de aquellas misteriosas esferas. Según el relato, quien reuniera las siete recibiría la oportunidad de ver cumplido un único deseo, sin importar cuán imposible pareciera.

    La revelación lo dejó inquieto. ¿Por qué Mikasa tenía una foto con esas esferas? ¿Quiénes eran las personas que la acompañaban? Y lo más importante, ¿qué había ocurrido con ellas y con las esferas después de que la foto fuera tomada?

    Sin recuerdos de su infancia más temprana, Jimoto siempre había sentido que su pasado estaba lleno de sombras. Había fragmentos de memorias que no lograba conectar, preguntas que nadie podía responder. Ahora, tenía un objetivo claro: encontrar las siete esferas y pedir como deseo la recuperación de sus memorias perdidas.

    Su travesía lo llevaría a cruzarse con aliados y enemigos, desde mercenarios que también codiciaban su poder hasta sabios que custodiaban antiguos secretos. Entre ellos, Shunrei, el dragón azul con el que había forjado una inquebrantable amistad, sería su mayor apoyo, ayudándolo a descifrar los enigmas ocultos y protegiéndolo en los momentos más críticos.

    Pero conforme Jimoto se acercaba más a la verdad, no podía evitar preguntarse: si recuperaba sus memorias… ¿estaría preparado para enfrentarlas?
    Jimoto llevaba años recorriendo el mundo, documentando sus viajes, conociendo nuevas culturas y enfrentando desafíos que pusieran a prueba su espíritu aventurero. Sin embargo, en su interior, siempre había sentido que algo le faltaba, una pieza perdida en el rompecabezas de su existencia. Desde pequeño, recordaba haber visto una fotografía en la habitación de su madre adoptiva, Mikasa. En la imagen, ella aparecía junto a un grupo de personas que Jimoto no reconocía, todos sonriendo mientras sostenían siete esferas brillantes de color ámbar, cada una decorada con pequeñas estrellas. Cuando era niño, había preguntado por aquella foto, pero Mikasa solo sonreía con nostalgia y le decía que era un recuerdo de otro tiempo. Años después, mientras exploraba una biblioteca antigua en un pueblo remoto, Jimoto encontró un manuscrito que hablaba de aquellas misteriosas esferas. Según el relato, quien reuniera las siete recibiría la oportunidad de ver cumplido un único deseo, sin importar cuán imposible pareciera. La revelación lo dejó inquieto. ¿Por qué Mikasa tenía una foto con esas esferas? ¿Quiénes eran las personas que la acompañaban? Y lo más importante, ¿qué había ocurrido con ellas y con las esferas después de que la foto fuera tomada? Sin recuerdos de su infancia más temprana, Jimoto siempre había sentido que su pasado estaba lleno de sombras. Había fragmentos de memorias que no lograba conectar, preguntas que nadie podía responder. Ahora, tenía un objetivo claro: encontrar las siete esferas y pedir como deseo la recuperación de sus memorias perdidas. Su travesía lo llevaría a cruzarse con aliados y enemigos, desde mercenarios que también codiciaban su poder hasta sabios que custodiaban antiguos secretos. Entre ellos, Shunrei, el dragón azul con el que había forjado una inquebrantable amistad, sería su mayor apoyo, ayudándolo a descifrar los enigmas ocultos y protegiéndolo en los momentos más críticos. Pero conforme Jimoto se acercaba más a la verdad, no podía evitar preguntarse: si recuperaba sus memorias… ¿estaría preparado para enfrentarlas?
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  • El era un rey, pero igualmente un aventurero. Un alma errante llena de pasión y curiosidad por lo desconocido, lo prohibido.

    En uno de sus númerosos viajes, terminaría por adentrarse a las cuevas de la Cueva de Movile (Rumania). Un ecosistema completamente aislado del exterior por millones de años. Un lugar que ocultaba grandes secretos. El rey primeramente paso más allá de las aréas delimitadas por investigadores, ya había caminado por aproximadamente 1 hora.


    ⸻Interesante, así que lo que se conoce es solo la entrada, pero este lugar es en realidad una red de varias cuevas. Que maravilloso


    Mantenia una gran sonrisa en su rostro, mientras no se detenía. Desviaba sus ojos ante las grandes revelaciones que llegaban a sus ojos, como lla fluoroluminiscencia que mantenía una buena visibilidad del lugar, las especies éxoticas como arañas de 12 patas, escarabajos de 2 cabezas, grillos de 2m de tamaño, etc. El propio aire del lugar ya era particular cargado de sulfuro de hidrógeno y dióxido de carbono, totalmente incomplatible para la vida humana. Pero ahí estaba él, caminando como si nada en tal lugar. Una de las tantas proesas que acumalaba.



    Rabny Thal Vorel
    El era un rey, pero igualmente un aventurero. Un alma errante llena de pasión y curiosidad por lo desconocido, lo prohibido. En uno de sus númerosos viajes, terminaría por adentrarse a las cuevas de la Cueva de Movile (Rumania). Un ecosistema completamente aislado del exterior por millones de años. Un lugar que ocultaba grandes secretos. El rey primeramente paso más allá de las aréas delimitadas por investigadores, ya había caminado por aproximadamente 1 hora. ⸻Interesante, así que lo que se conoce es solo la entrada, pero este lugar es en realidad una red de varias cuevas. Que maravilloso Mantenia una gran sonrisa en su rostro, mientras no se detenía. Desviaba sus ojos ante las grandes revelaciones que llegaban a sus ojos, como lla fluoroluminiscencia que mantenía una buena visibilidad del lugar, las especies éxoticas como arañas de 12 patas, escarabajos de 2 cabezas, grillos de 2m de tamaño, etc. El propio aire del lugar ya era particular cargado de sulfuro de hidrógeno y dióxido de carbono, totalmente incomplatible para la vida humana. Pero ahí estaba él, caminando como si nada en tal lugar. Una de las tantas proesas que acumalaba. [cyclone_turquoise_whale_133]
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  • "Mi amor, en este día especial quiero recordarte cuánto te amo y cuánto significas para mí. Eres la razón por la que mi corazón late con emoción, la luz que ilumina mi camino y el calor que me hace sentir vivo.

    Gracias por ser mi compañera, mi amiga y mi alma gemela. Gracias por los momentos que compartimos, por las risas y las lágrimas, por los sueños y las realidades.

    Te amo por quién eres, por tu belleza interior y exterior, por tu corazón generoso y tu espíritu aventurero. Te amo por ser mi hogar, mi refugio y mi paraíso.

    En este Día de San Valentín, quiero prometerte que te amaré por siempre, que te cuidaré y te protegeré, que te haré reír y te haré sentir amada.

    Te amo, mi reina, mi amor, mi todo."

    Melínoe Fleur
    "Mi amor, en este día especial quiero recordarte cuánto te amo y cuánto significas para mí. Eres la razón por la que mi corazón late con emoción, la luz que ilumina mi camino y el calor que me hace sentir vivo. Gracias por ser mi compañera, mi amiga y mi alma gemela. Gracias por los momentos que compartimos, por las risas y las lágrimas, por los sueños y las realidades. Te amo por quién eres, por tu belleza interior y exterior, por tu corazón generoso y tu espíritu aventurero. Te amo por ser mi hogar, mi refugio y mi paraíso. En este Día de San Valentín, quiero prometerte que te amaré por siempre, que te cuidaré y te protegeré, que te haré reír y te haré sentir amada. Te amo, mi reina, mi amor, mi todo." [Melinoe_Fleur]
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  • Como empezó todo
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    Categoría Fantasía
    En un alto edificio había una mujer llorando desconsoladamente mientras miraba al vacío, abajo del todo había una multitud grabando en video lo que probablemente iba a suceder. Sin pensarlo más da un paso al frente y su cuerpo cae a toda velocidad hasta impactar contra el suelo. En ese momento despierta en una casa. Más concretamente en una cama que ofrecía echa de paja. A su lado ve que la habitación tenía una ventana y una mesita al lado de la cama. La cual tenía una carta con varias hojas. Al levantarse y leer la carta entiende lo que había sucedido. Había muerto y un dios había decidido apiadarse de su alma y mandarla a un mundo fantástico para empezar una nueva vida. La carta lo explicaba todo. También explicaba que esa casa ahora le pertenecía. Estaba abastecido con todo lo que necesitaba. Y al lado de la carta había una bolsa con dinero para poder empezar. Además incluía instrucciones de como conseguir un trabajo de aventurera, que era lo que más dinero daba.
    Otra cosa que la sorprendió fueron sus brazos y piernas, estos no eran humanos. Eran más grandes y tenían garras afiladas y sus manos estaban cubiertas de un pelaje grueso de color azul oscuro. Sus pies igual.

    - Soy...

    Se levanta y se dirige al espejo de cuerpo entero que había en la habitación. Al verse entiende todo. Según la carta ahora era una Lyne. Una especie mitad humana mitad lobo. Podía ver rasgos exóticos como sus nuevas orejas y cola animal. Le recordaba a aquellos animes que tanto veía. La carta explicaba brevemente los detalles de esa especie. Como que eran expertas en ilusiones y podian transformarse en lobos solo con pensarlo. También podían usar magia. Cosa que la emocionó de sobre manera.

    - Entonces, soy de otra especie...

    Dice girando para verse mejor en desde otros ángulos.

    Luego cohe la bolsa con dinero y abre el armario. Allí ve una espada colgando además de su ropa de aventurera. Al ver aquello se emociona y desenvaina la espada. Podía ver que era de buena calidad. Por alguna razón ahira era capaz de diferenciar materiales de buena calidad de otros inferiores.
    Luego de inspeccionar la espada la vuelve a enfundarse. Se viste con la ropa del armario y se cuelga la espada del cinturón. Luego sale de la habitación, era una casa de un solo piso. Ahora se encontraba en la habitación principal que también servía de cocina.

    - Necesitaré comida y agua...

    Dice para si misma. Sabía donde estaba lo que buscaba, en la despensa. Al abrir la puerta correspondiente ve una bolsa con todo lo necesario dentro. Incluyendo medicinas y comida, también había un pellejo lleno de agua. Se lo cuelga todo y sale de la casa y cierra con llave la puerta.

    - Es precioso...

    Dice al observar el exterior. Era una villa estilo medieval. Había gente de diferentes especies haciendo su vida, también había guardias vigilando que todo estuviera en orden.

    - Bueno... iré por ahí.

    Camina en dirección al gremio de aventureros. El cual era su primera aventura.
    En un alto edificio había una mujer llorando desconsoladamente mientras miraba al vacío, abajo del todo había una multitud grabando en video lo que probablemente iba a suceder. Sin pensarlo más da un paso al frente y su cuerpo cae a toda velocidad hasta impactar contra el suelo. En ese momento despierta en una casa. Más concretamente en una cama que ofrecía echa de paja. A su lado ve que la habitación tenía una ventana y una mesita al lado de la cama. La cual tenía una carta con varias hojas. Al levantarse y leer la carta entiende lo que había sucedido. Había muerto y un dios había decidido apiadarse de su alma y mandarla a un mundo fantástico para empezar una nueva vida. La carta lo explicaba todo. También explicaba que esa casa ahora le pertenecía. Estaba abastecido con todo lo que necesitaba. Y al lado de la carta había una bolsa con dinero para poder empezar. Además incluía instrucciones de como conseguir un trabajo de aventurera, que era lo que más dinero daba. Otra cosa que la sorprendió fueron sus brazos y piernas, estos no eran humanos. Eran más grandes y tenían garras afiladas y sus manos estaban cubiertas de un pelaje grueso de color azul oscuro. Sus pies igual. - Soy... Se levanta y se dirige al espejo de cuerpo entero que había en la habitación. Al verse entiende todo. Según la carta ahora era una Lyne. Una especie mitad humana mitad lobo. Podía ver rasgos exóticos como sus nuevas orejas y cola animal. Le recordaba a aquellos animes que tanto veía. La carta explicaba brevemente los detalles de esa especie. Como que eran expertas en ilusiones y podian transformarse en lobos solo con pensarlo. También podían usar magia. Cosa que la emocionó de sobre manera. - Entonces, soy de otra especie... Dice girando para verse mejor en desde otros ángulos. Luego cohe la bolsa con dinero y abre el armario. Allí ve una espada colgando además de su ropa de aventurera. Al ver aquello se emociona y desenvaina la espada. Podía ver que era de buena calidad. Por alguna razón ahira era capaz de diferenciar materiales de buena calidad de otros inferiores. Luego de inspeccionar la espada la vuelve a enfundarse. Se viste con la ropa del armario y se cuelga la espada del cinturón. Luego sale de la habitación, era una casa de un solo piso. Ahora se encontraba en la habitación principal que también servía de cocina. - Necesitaré comida y agua... Dice para si misma. Sabía donde estaba lo que buscaba, en la despensa. Al abrir la puerta correspondiente ve una bolsa con todo lo necesario dentro. Incluyendo medicinas y comida, también había un pellejo lleno de agua. Se lo cuelga todo y sale de la casa y cierra con llave la puerta. - Es precioso... Dice al observar el exterior. Era una villa estilo medieval. Había gente de diferentes especies haciendo su vida, también había guardias vigilando que todo estuviera en orden. - Bueno... iré por ahí. Camina en dirección al gremio de aventureros. El cual era su primera aventura.
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  • Lisa, la bibliotecaria de Mondstadt, descansaba en su escritorio, hojeando un grimorio con una sonrisa perezosa. Afuera, el viento susurraba entre las hojas, pero dentro, la biblioteca se mantenía en un silencio armonioso, interrumpido solo por el leve chasquido de páginas pasadas. Con un dedo envuelto en relámpagos, cerró suavemente un libro olvidado sobre la mesa de lectura. "Los libros también necesitan descanso", murmuró. Mientras los aventureros llegaban en busca de conocimiento, Lisa, con su elegante languidez, les recibía con una advertencia amable:
    — Retrasar la devolución de un libro tiene consecuencias… y no querrás conocerlas, ¿verdad? —
    Lisa, la bibliotecaria de Mondstadt, descansaba en su escritorio, hojeando un grimorio con una sonrisa perezosa. Afuera, el viento susurraba entre las hojas, pero dentro, la biblioteca se mantenía en un silencio armonioso, interrumpido solo por el leve chasquido de páginas pasadas. Con un dedo envuelto en relámpagos, cerró suavemente un libro olvidado sobre la mesa de lectura. "Los libros también necesitan descanso", murmuró. Mientras los aventureros llegaban en busca de conocimiento, Lisa, con su elegante languidez, les recibía con una advertencia amable: — Retrasar la devolución de un libro tiene consecuencias… y no querrás conocerlas, ¿verdad? —
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