• Ecos
    Fandom Alternative Universe
    Categoría Drama
    Rol privado: Mina Murray

    Los vestigios del tiempo siguen su curso, el hoy se vuelve ayer, esa línea crece y cuando se dió cuenta habían pasado ya varias décadas. La evolución de la cuenta y el crecimiento de la humanidad, las mejoras de sus herramientas más para un mal que para un buen siempre dejan residuos calcinados bajo sus pies.

    Nolan, quizás se ha preguntado más de una vez el porque continúa luchando para mantener esa delgada linea entre el deber y la colisión. No había nadie con quién compartir sus pensamientos, no tenía de quien agarrarse cuando el frío del pasado le nublaba el pensamiento, no tenía claro un hogar en el cual pudiera refugiarse cuando su cuerpo dolería y su cabeza estallará.

    Estaba solo más por compromiso que por devoción. La esperanza se quiebra, la búsqueda no da ningún resultado aunque es lo único que le quedaba para seguir de pie. Solo ahí en la bruma del abismo, en la soledad de las alturas podía concebir algo de perdón por sus crímenes.

    La ciudad es tan frágil más brillante como el Sol de medio día, sus habitantes en gloria o descenso de sus vidas siguen su curso ajenos a lo que se guarda en las entrañas del vacío sobre las sombras.

    De pie, contempla lo que ha protegido o al menos lo que considera que es el resultado de sus convicciones. Sus ojos vacios no demuestran más que una frágil línea que se desploma con las luces artificiales, su estructura corporal es un ancla implacable que no se mece a ningún lado, sus agudos sentidos están despiertos.

    Cada voz, cada petición de ayuda, cada escena de amor o desprecio, cualquier cosa que sucede la escucha con presión más decide ignorar por completo los recursos que no son debatibles con su misión.

    Salvó por aquello que se tiñe de negro y lo acompaña en esa sepulcral soledad. No lo vió venir, su aura es tan callada que al girar su rostro vio esa estructura femenina contemplar el mismo abismo que él.

    ⸻ ¿Piensa que este mundo vale o no la pena?. — Le cuestiona pero sin cruzar miradas.
    Rol privado: [phantom_pink_hippo_912] Los vestigios del tiempo siguen su curso, el hoy se vuelve ayer, esa línea crece y cuando se dió cuenta habían pasado ya varias décadas. La evolución de la cuenta y el crecimiento de la humanidad, las mejoras de sus herramientas más para un mal que para un buen siempre dejan residuos calcinados bajo sus pies. Nolan, quizás se ha preguntado más de una vez el porque continúa luchando para mantener esa delgada linea entre el deber y la colisión. No había nadie con quién compartir sus pensamientos, no tenía de quien agarrarse cuando el frío del pasado le nublaba el pensamiento, no tenía claro un hogar en el cual pudiera refugiarse cuando su cuerpo dolería y su cabeza estallará. Estaba solo más por compromiso que por devoción. La esperanza se quiebra, la búsqueda no da ningún resultado aunque es lo único que le quedaba para seguir de pie. Solo ahí en la bruma del abismo, en la soledad de las alturas podía concebir algo de perdón por sus crímenes. La ciudad es tan frágil más brillante como el Sol de medio día, sus habitantes en gloria o descenso de sus vidas siguen su curso ajenos a lo que se guarda en las entrañas del vacío sobre las sombras. De pie, contempla lo que ha protegido o al menos lo que considera que es el resultado de sus convicciones. Sus ojos vacios no demuestran más que una frágil línea que se desploma con las luces artificiales, su estructura corporal es un ancla implacable que no se mece a ningún lado, sus agudos sentidos están despiertos. Cada voz, cada petición de ayuda, cada escena de amor o desprecio, cualquier cosa que sucede la escucha con presión más decide ignorar por completo los recursos que no son debatibles con su misión. Salvó por aquello que se tiñe de negro y lo acompaña en esa sepulcral soledad. No lo vió venir, su aura es tan callada que al girar su rostro vio esa estructura femenina contemplar el mismo abismo que él. ⸻ ¿Piensa que este mundo vale o no la pena?. — Le cuestiona pero sin cruzar miradas.
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    10
    Estado
    Disponible
    Me encocora
    Me gusta
    5
    0 turnos 0 maullidos
  • 𝗢𝗯𝗷𝗲𝘁𝗶𝘃𝗼: 𝗘𝗹𝗶𝗺𝗶𝗻𝗮𝗿.
    Fandom Multi.
    Categoría Acción
    Emma Müller

    La mañana se desplegaba con una calma glacial, el sol apenas asomaba por el horizonte mientras Winter Soldier se preparaba para su misión. Su mente estaba enfocada en la tarea que tenía por delante, sin espacio para emociones o dudas. La voz de HYDRA resonaba en su mente, como una orden grabada a fuego en su cerebro.

    ━━━ ❝ 𝖶𝗂𝗇𝗍𝖾𝗋 𝖲𝗈𝗅𝖽𝗂𝖾𝗋, 𝗍𝗂𝖾𝗇𝖾𝗌 𝗎𝗇𝖺 𝗆𝗂𝗌𝗂ó𝗇 𝖼𝗋í𝗍𝗂𝖼𝖺. 𝖤𝗅 𝗈𝖻𝗃𝖾𝗍𝗂𝗏𝗈 𝖾𝗌 𝗎𝗇 𝗁𝗈𝗆𝖻𝗋𝖾 𝗊𝗎𝖾 𝗁𝖺 𝖾𝗌𝗍𝖺𝖽𝗈 𝗂𝗇𝗏𝖾𝗌𝗍𝗂𝗀𝖺𝗇𝖽𝗈 𝗇𝗎𝖾𝗌𝗍𝗋𝖺𝗌 𝖺𝖼𝗍𝗂𝗏𝗂𝖽𝖺𝖽𝖾𝗌 𝗂𝗅í𝖼𝗂𝗍𝖺𝗌. 𝖲𝗎 𝗇𝗈𝗆𝖻𝗋𝖾 𝖾𝗌...❞. 𝘓𝘢 𝘷𝘰𝘻 𝘴𝘦 𝘥𝘦𝘵𝘶𝘷𝘰 𝘶𝘯 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰, 𝘺 𝘭𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘪𝘯𝘶ó, ━━━ ❝ 𝖭𝗈 𝗂𝗆𝗉𝗈𝗋𝗍𝖺 𝖾𝗅 𝗇𝗈𝗆𝖻𝗋𝖾. 𝖫𝗈 𝗂𝗆𝗉𝗈𝗋𝗍𝖺𝗇𝗍𝖾 𝖾𝗌 𝗊𝗎𝖾 𝖽𝖾𝖻𝖾𝗌 𝖾𝗅𝗂𝗆𝗂𝗇𝖺𝗋𝗅𝗈. 𝖫𝖺 𝗀𝖺𝗅𝖺 𝖻𝖾𝗇é𝖿𝗂𝖼𝖺 𝖾𝗇 𝗅𝖺 𝗆𝖺𝗇𝗌𝗂ó𝗇 𝖽𝖾𝗅 𝖾𝗆𝗉𝗋𝖾𝗌𝖺𝗋𝗂𝗈 𝗌𝖾𝗋á 𝖾𝗅 𝖾𝗌𝖼𝖾𝗇𝖺𝗋𝗂𝗈 𝗉𝖾𝗋𝖿𝖾𝖼𝗍𝗈 𝗉𝖺𝗋𝖺 𝗅𝗅𝖾𝗏𝖺𝗋 𝖺 𝖼𝖺𝖻𝗈 𝗅𝖺 𝗆𝗂𝗌𝗂ó𝗇 ❞.

    Winter Soldier no respondió, su mente ya estaba procesando la información. La dirección de la mansión se repetía en su mente como un mantra, "ᴄᴀʟʟᴇ 𝟧, ɴúᴍᴇʀᴏ 𝟣𝟤𝟥, ꜱᴇᴄᴛᴏʀ ᴇxᴄʟᴜꜱɪᴠᴏ" . Las instrucciones también estaban claras, 𝐌𝐚𝐭𝐚 𝐚𝐥 𝐨𝐛𝐣𝐞𝐭𝐢𝐯𝐨 𝐲 𝐞𝐥𝐢𝐦𝐢𝐧𝐚 𝐚 𝐜𝐮𝐚𝐥𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫 𝐭𝐞𝐬𝐭𝐢𝐠𝐨. 𝐍𝐨 𝐭𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐨𝐜𝐮𝐩𝐞𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚 𝐝𝐢𝐬𝐜𝐫𝐞𝐜𝐢ó𝐧, 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐥 𝐫𝐞𝐬𝐮𝐥𝐭𝐚𝐝𝐨.

    Las horas pasaban lentas para él, su mente funcionando como una máquina, sin espacio para la emoción o la duda. Se movía con precisión, cada acción calculada para asegurar el éxito de la misión. Su corazón latía con un ritmo constante, sin acelerarse ni disminuir, como si estuviera programado para cumplir con su deber.

    Mientras esperaba la hora de la gala, el soldado se encontraba en un estado de trance, su mente repitiendo las instrucciones una y otra vez. Su rostro estaba cubierto, listo para ocultar su identidad. No había elección, no había duda. Su misión era clara, y él estaba diseñado para cumplirla.

    "𝗠𝗮𝘁𝗮 𝗮𝗹 𝗼𝗯𝗷𝗲𝘁𝗶𝘃𝗼 𝘆 𝗲𝗹𝗶𝗺𝗶𝗻𝗮 𝗮 𝗰𝘂𝗮𝗹𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿 𝘁𝗲𝘀𝘁𝗶𝗴𝗼", se repetía en su mente. La voz de HYDRA resonaba en su mente, como un recordatorio constante de su deber.

    Se levantó, su cuerpo moviéndose con precisión. La hora de la gala se acercaba, y él estaba listo. Su mente estaba enfocada en la misión, sin espacio para la emoción o la duda. Estaba listo para cumplir con su deber, sin cuestionar ni dudar.

    Con un movimiento fluido, el soldado se dirigió hacia la puerta, listo para salir hacia la mansión. La misión estaba a punto de comenzar, y él estaba preparado para llevarla a cabo.
    [zephyr_sapphire_raven_544] La mañana se desplegaba con una calma glacial, el sol apenas asomaba por el horizonte mientras Winter Soldier se preparaba para su misión. Su mente estaba enfocada en la tarea que tenía por delante, sin espacio para emociones o dudas. La voz de HYDRA resonaba en su mente, como una orden grabada a fuego en su cerebro. ━━━ ❝ 𝖶𝗂𝗇𝗍𝖾𝗋 𝖲𝗈𝗅𝖽𝗂𝖾𝗋, 𝗍𝗂𝖾𝗇𝖾𝗌 𝗎𝗇𝖺 𝗆𝗂𝗌𝗂ó𝗇 𝖼𝗋í𝗍𝗂𝖼𝖺. 𝖤𝗅 𝗈𝖻𝗃𝖾𝗍𝗂𝗏𝗈 𝖾𝗌 𝗎𝗇 𝗁𝗈𝗆𝖻𝗋𝖾 𝗊𝗎𝖾 𝗁𝖺 𝖾𝗌𝗍𝖺𝖽𝗈 𝗂𝗇𝗏𝖾𝗌𝗍𝗂𝗀𝖺𝗇𝖽𝗈 𝗇𝗎𝖾𝗌𝗍𝗋𝖺𝗌 𝖺𝖼𝗍𝗂𝗏𝗂𝖽𝖺𝖽𝖾𝗌 𝗂𝗅í𝖼𝗂𝗍𝖺𝗌. 𝖲𝗎 𝗇𝗈𝗆𝖻𝗋𝖾 𝖾𝗌...❞. 𝘓𝘢 𝘷𝘰𝘻 𝘴𝘦 𝘥𝘦𝘵𝘶𝘷𝘰 𝘶𝘯 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰, 𝘺 𝘭𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘪𝘯𝘶ó, ━━━ ❝ 𝖭𝗈 𝗂𝗆𝗉𝗈𝗋𝗍𝖺 𝖾𝗅 𝗇𝗈𝗆𝖻𝗋𝖾. 𝖫𝗈 𝗂𝗆𝗉𝗈𝗋𝗍𝖺𝗇𝗍𝖾 𝖾𝗌 𝗊𝗎𝖾 𝖽𝖾𝖻𝖾𝗌 𝖾𝗅𝗂𝗆𝗂𝗇𝖺𝗋𝗅𝗈. 𝖫𝖺 𝗀𝖺𝗅𝖺 𝖻𝖾𝗇é𝖿𝗂𝖼𝖺 𝖾𝗇 𝗅𝖺 𝗆𝖺𝗇𝗌𝗂ó𝗇 𝖽𝖾𝗅 𝖾𝗆𝗉𝗋𝖾𝗌𝖺𝗋𝗂𝗈 𝗌𝖾𝗋á 𝖾𝗅 𝖾𝗌𝖼𝖾𝗇𝖺𝗋𝗂𝗈 𝗉𝖾𝗋𝖿𝖾𝖼𝗍𝗈 𝗉𝖺𝗋𝖺 𝗅𝗅𝖾𝗏𝖺𝗋 𝖺 𝖼𝖺𝖻𝗈 𝗅𝖺 𝗆𝗂𝗌𝗂ó𝗇 ❞. Winter Soldier no respondió, su mente ya estaba procesando la información. La dirección de la mansión se repetía en su mente como un mantra, "ᴄᴀʟʟᴇ 𝟧, ɴúᴍᴇʀᴏ 𝟣𝟤𝟥, ꜱᴇᴄᴛᴏʀ ᴇxᴄʟᴜꜱɪᴠᴏ" . Las instrucciones también estaban claras, 𝐌𝐚𝐭𝐚 𝐚𝐥 𝐨𝐛𝐣𝐞𝐭𝐢𝐯𝐨 𝐲 𝐞𝐥𝐢𝐦𝐢𝐧𝐚 𝐚 𝐜𝐮𝐚𝐥𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫 𝐭𝐞𝐬𝐭𝐢𝐠𝐨. 𝐍𝐨 𝐭𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐨𝐜𝐮𝐩𝐞𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚 𝐝𝐢𝐬𝐜𝐫𝐞𝐜𝐢ó𝐧, 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐥 𝐫𝐞𝐬𝐮𝐥𝐭𝐚𝐝𝐨. Las horas pasaban lentas para él, su mente funcionando como una máquina, sin espacio para la emoción o la duda. Se movía con precisión, cada acción calculada para asegurar el éxito de la misión. Su corazón latía con un ritmo constante, sin acelerarse ni disminuir, como si estuviera programado para cumplir con su deber. Mientras esperaba la hora de la gala, el soldado se encontraba en un estado de trance, su mente repitiendo las instrucciones una y otra vez. Su rostro estaba cubierto, listo para ocultar su identidad. No había elección, no había duda. Su misión era clara, y él estaba diseñado para cumplirla. "𝗠𝗮𝘁𝗮 𝗮𝗹 𝗼𝗯𝗷𝗲𝘁𝗶𝘃𝗼 𝘆 𝗲𝗹𝗶𝗺𝗶𝗻𝗮 𝗮 𝗰𝘂𝗮𝗹𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿 𝘁𝗲𝘀𝘁𝗶𝗴𝗼", se repetía en su mente. La voz de HYDRA resonaba en su mente, como un recordatorio constante de su deber. Se levantó, su cuerpo moviéndose con precisión. La hora de la gala se acercaba, y él estaba listo. Su mente estaba enfocada en la misión, sin espacio para la emoción o la duda. Estaba listo para cumplir con su deber, sin cuestionar ni dudar. Con un movimiento fluido, el soldado se dirigió hacia la puerta, listo para salir hacia la mansión. La misión estaba a punto de comenzar, y él estaba preparado para llevarla a cabo.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    Me encocora
    2
    3 turnos 0 maullidos
  • La luz tenue del amanecer se colaba entre las cortinas cuando Sailor abrió los ojos. El cuarto seguía en silencio, con la respiración profunda de Alek llenándolo todo de una calma dulce. Se giró hacia él con suavidad, lo contempló unos segundos y, sin pensarlo demasiado, se inclinó para dejar un beso delicado en su frente. Lo hizo con tanto cuidado que ni su respiración cambió.

    Se deslizó fuera de la cama sin hacer ruido, dejando sus pies descalzos sobre el suelo frío, y caminó hacia la cocina. Recordaba perfectamente el desayuno que Alek le había preparado el día anterior. Había algo tan hermoso en ese gesto que decidió devolverlo a su manera. Sin magia. Todo hecho con sus propias manos.

    Se ató el delantal, recogió el cabello y empezó a trabajar. Preparó la masa para los waffles y los vertió con cuidado en moldes en forma de corazón. Doró el tocino, luego lo enrolló en pequeños espirales como flores. Los huevos los cocinó dentro de moldes en forma de estrella, cuidando que la yema quedara perfecta en el centro. La fruta la cortó en cubos y estrellas, disponiéndola como un pequeño arcoíris en un platito.

    Exprimió jugo de naranja fresco, tostó rebanadas de pan en forma de corazón, y preparó muffins esponjosos. Antes de meterlos al horno, con una manga pastelera trazó las iniciales "S + A" en la parte superior de cada uno, usando mezcla de cacao. Sonrió satisfecha al ver cómo quedaban al salir, doraditos y con las letras visibles.

    Cuando todo estuvo listo, lo acomodó con esmero en una gran charola de madera. Colocó servilletas bordadas, una flor silvestre en un pequeño frasco y la llevó de regreso al cuarto, cargándola con ambas manos.

    Alek seguía dormido, enredado en las sábanas, la cara apacible. Con sumo cuidado, Sailor dejó la charola en el lado vacío de la cama. Luego se agachó a su lado, quedando en cuclillas para poder estar a su altura. Lo observó con una dulzura reservada, casi como si quisiera guardar ese momento en su memoria.

    Se inclinó y le dio un beso suave en los labios.

    —Buenos días, amor… —susurró, con la voz baja y cálida, como si su simple sonido pudiera acariciarlo.

    Y se quedó ahí, esperando a que abriera los ojos, con la mirada serena y el corazón lleno.
    Emberwing Alek
    La luz tenue del amanecer se colaba entre las cortinas cuando Sailor abrió los ojos. El cuarto seguía en silencio, con la respiración profunda de Alek llenándolo todo de una calma dulce. Se giró hacia él con suavidad, lo contempló unos segundos y, sin pensarlo demasiado, se inclinó para dejar un beso delicado en su frente. Lo hizo con tanto cuidado que ni su respiración cambió. Se deslizó fuera de la cama sin hacer ruido, dejando sus pies descalzos sobre el suelo frío, y caminó hacia la cocina. Recordaba perfectamente el desayuno que Alek le había preparado el día anterior. Había algo tan hermoso en ese gesto que decidió devolverlo a su manera. Sin magia. Todo hecho con sus propias manos. Se ató el delantal, recogió el cabello y empezó a trabajar. Preparó la masa para los waffles y los vertió con cuidado en moldes en forma de corazón. Doró el tocino, luego lo enrolló en pequeños espirales como flores. Los huevos los cocinó dentro de moldes en forma de estrella, cuidando que la yema quedara perfecta en el centro. La fruta la cortó en cubos y estrellas, disponiéndola como un pequeño arcoíris en un platito. Exprimió jugo de naranja fresco, tostó rebanadas de pan en forma de corazón, y preparó muffins esponjosos. Antes de meterlos al horno, con una manga pastelera trazó las iniciales "S + A" en la parte superior de cada uno, usando mezcla de cacao. Sonrió satisfecha al ver cómo quedaban al salir, doraditos y con las letras visibles. Cuando todo estuvo listo, lo acomodó con esmero en una gran charola de madera. Colocó servilletas bordadas, una flor silvestre en un pequeño frasco y la llevó de regreso al cuarto, cargándola con ambas manos. Alek seguía dormido, enredado en las sábanas, la cara apacible. Con sumo cuidado, Sailor dejó la charola en el lado vacío de la cama. Luego se agachó a su lado, quedando en cuclillas para poder estar a su altura. Lo observó con una dulzura reservada, casi como si quisiera guardar ese momento en su memoria. Se inclinó y le dio un beso suave en los labios. —Buenos días, amor… —susurró, con la voz baja y cálida, como si su simple sonido pudiera acariciarlo. Y se quedó ahí, esperando a que abriera los ojos, con la mirada serena y el corazón lleno. [Emberwing_Alek]
    Me encocora
    Me gusta
    3
    2 turnos 0 maullidos
  • No sangre. No dolor. Sueños. Pequeños hilos de niebla que se deslizan por los poros de su piel, evaporándose en cuanto tocaban el aire de la ciudad. Soñaba incluso despierto: fragmentos de otros mundos se filtraban en su visión, superponiéndose a las calles grises y la lluvia fría que empapaba su abrigo gastado.

    Había bajado demasiado.

    Permanecido demasiado.

    Su cuerpo, esa cárcel prestada de carne y hueso, empezaba a pudrirse por dentro.

    —Estás muriendo —dijo una voz tras él.
    Su cuerpo físico no se giró. Reconocía esa presencia. 

    —Ya lo sé —respondió, y su voz crujió como hojas secas

    —El tiempo se me acaba. El velo se rompe. Yo... ya no pertenezco aquí.—

    No sangre. No dolor. Sueños. Pequeños hilos de niebla que se deslizan por los poros de su piel, evaporándose en cuanto tocaban el aire de la ciudad. Soñaba incluso despierto: fragmentos de otros mundos se filtraban en su visión, superponiéndose a las calles grises y la lluvia fría que empapaba su abrigo gastado. Había bajado demasiado. Permanecido demasiado. Su cuerpo, esa cárcel prestada de carne y hueso, empezaba a pudrirse por dentro. —Estás muriendo —dijo una voz tras él. Su cuerpo físico no se giró. Reconocía esa presencia.  —Ya lo sé —respondió, y su voz crujió como hojas secas —El tiempo se me acaba. El velo se rompe. Yo... ya no pertenezco aquí.—
    Me gusta
    Me encocora
    7
    1 turno 0 maullidos
  • « Magnífico plan, mas no infalible, Ilusionista. No vas a tomarme por sorpresa una segunda vez. »

    Se escucharía como su voz pero el eco delataría que algo dentro de ella fue usurpado y prontamente reemplazado.
    « Magnífico plan, mas no infalible, Ilusionista. No vas a tomarme por sorpresa una segunda vez. » Se escucharía como su voz pero el eco delataría que algo dentro de ella fue usurpado y prontamente reemplazado.
    Me encocora
    Me gusta
    Me shockea
    5
    0 turnos 0 maullidos
  • "Caminando con los Muertos" (Parte I).

    Para caminar por el mundo de los muertos se necesitan dos pies. Siempre lo evitó por ser cojo, pese a que su linaje muestra amplias aptitudes para la materia.

    Pero ya no está cojo, entonces... ¿Cuál es su excusa ahora?

    Flojera.

    Tolek estaba tendido sobre la cama de James, un lecho bien improvisado en la antigua fábrica abandonada, mirando al techo de paneles desgastados por el bien marcado paso del tiempo.

    Todo estaba tranquilo, demasiado silencioso.

    La quietud, hacía varios meses, envolvía su vida y su entorno como una capa plástica pegada a la superficie. Como los trajes de las heroínas de Marvel, constrictora e imposible.

    Irreal.

    Tolek frunció el ceño cuando la palabra irreal se hizo presente en su mente. Había algo en esa irrealidad que no encajaba, por supuesto, frente a lo muy real que era su situación estática.

    El Brujo Cojo era una entidad tan habituada al caos, que el regalo de la estabilidad que hace tiempo ya le había otorgado Veles le parecía impropio, algo que, aunque bien merecido y a veces hasta cómodo, no dejaba de parecerle ajeno.

    Y ahí estaba la respuesta.

    Tolek, como el brujo de tradición profundamente pagana que era, sabía leer las señales que la existencia le susurraba al oído. Sabía que cada día era un ciclo, uno dentro de un ciclo mayor que, a su vez, era envuelto por otro ciclo aún mayor y así sucesivamente. Mientras más amplio el ciclo, más implacable es la fuerza que lo empuja cuyo eco impulsa al ciclo que contiene, y así este último repite el ritmo con el que, a su vez, este contiene.

    En su estabilidad estática, Tolek estaba ignorando cómodamente el ritmo que marcaba el ciclo que le contenía y sólo era cuestión de tiempo para que este le empujara a seguir fluyendo.

    Y la existencia no es amable con quienes ignoran sus ciclos.

    Con un gruñido de desaprobación que no era sino la flojera abandonando su cuerpo, el brujo se puso de pie para emprender su camino. Se calzó sus botas, echó mano a su bastón y se dirigió a la estancia más abierta de la fábrica.

    — Lester, ven aquí. Necesito tu ayuda —llamó.

    Y el ave, un cuervo ligeramente más grande de lo normal, se hizo presente posándose sobre su hombro como una sombra que no necesita luz para existir.

    — Aquí estoy, amo. ¿Adónde vamos? —Preguntó el ave, su voz aterciopelada adivinando las intenciones del brujo.

    — A la tierra de los muertos. Algo me dice que tengo asuntos pendientes ahí... —respondió el brujo.

    — Te tomaste tu tiempo, amo —se mofó el ave.

    Y cómo no.

    #ElBrujoCojo
    "Caminando con los Muertos" (Parte I). Para caminar por el mundo de los muertos se necesitan dos pies. Siempre lo evitó por ser cojo, pese a que su linaje muestra amplias aptitudes para la materia. Pero ya no está cojo, entonces... ¿Cuál es su excusa ahora? Flojera. Tolek estaba tendido sobre la cama de James, un lecho bien improvisado en la antigua fábrica abandonada, mirando al techo de paneles desgastados por el bien marcado paso del tiempo. Todo estaba tranquilo, demasiado silencioso. La quietud, hacía varios meses, envolvía su vida y su entorno como una capa plástica pegada a la superficie. Como los trajes de las heroínas de Marvel, constrictora e imposible. Irreal. Tolek frunció el ceño cuando la palabra irreal se hizo presente en su mente. Había algo en esa irrealidad que no encajaba, por supuesto, frente a lo muy real que era su situación estática. El Brujo Cojo era una entidad tan habituada al caos, que el regalo de la estabilidad que hace tiempo ya le había otorgado Veles le parecía impropio, algo que, aunque bien merecido y a veces hasta cómodo, no dejaba de parecerle ajeno. Y ahí estaba la respuesta. Tolek, como el brujo de tradición profundamente pagana que era, sabía leer las señales que la existencia le susurraba al oído. Sabía que cada día era un ciclo, uno dentro de un ciclo mayor que, a su vez, era envuelto por otro ciclo aún mayor y así sucesivamente. Mientras más amplio el ciclo, más implacable es la fuerza que lo empuja cuyo eco impulsa al ciclo que contiene, y así este último repite el ritmo con el que, a su vez, este contiene. En su estabilidad estática, Tolek estaba ignorando cómodamente el ritmo que marcaba el ciclo que le contenía y sólo era cuestión de tiempo para que este le empujara a seguir fluyendo. Y la existencia no es amable con quienes ignoran sus ciclos. Con un gruñido de desaprobación que no era sino la flojera abandonando su cuerpo, el brujo se puso de pie para emprender su camino. Se calzó sus botas, echó mano a su bastón y se dirigió a la estancia más abierta de la fábrica. — Lester, ven aquí. Necesito tu ayuda —llamó. Y el ave, un cuervo ligeramente más grande de lo normal, se hizo presente posándose sobre su hombro como una sombra que no necesita luz para existir. — Aquí estoy, amo. ¿Adónde vamos? —Preguntó el ave, su voz aterciopelada adivinando las intenciones del brujo. — A la tierra de los muertos. Algo me dice que tengo asuntos pendientes ahí... —respondió el brujo. — Te tomaste tu tiempo, amo —se mofó el ave. Y cómo no. #ElBrujoCojo
    Me endiabla
    Me shockea
    Me gusta
    5
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    "Había una mortal, Níobe, que se resistía a soñar. Su corazón estaba endurecido por el sufrimiento, y cada noche luchaba por mantenerse despierta. Intrigado, decidió visitarla él mismo.

    —¿Por qué temes soñar, Níobe? —le preguntó, apareciendo en forma de un joven envuelto en luz tenue.

    —Porque en los sueños habita lo que he perdido —respondió ella con voz temblorosa—. Mi alma no soporta revivir lo que el día me obliga a olvidar.

    Conmovido, le ofreció un regalo: un sueño en el que pudiera abrazar a sus hijos perdidos una vez más, sin dolor, sin despedidas. Níobe aceptó, y por primera vez en años, durmió sin lágrimas."
    "Había una mortal, Níobe, que se resistía a soñar. Su corazón estaba endurecido por el sufrimiento, y cada noche luchaba por mantenerse despierta. Intrigado, decidió visitarla él mismo. —¿Por qué temes soñar, Níobe? —le preguntó, apareciendo en forma de un joven envuelto en luz tenue. —Porque en los sueños habita lo que he perdido —respondió ella con voz temblorosa—. Mi alma no soporta revivir lo que el día me obliga a olvidar. Conmovido, le ofreció un regalo: un sueño en el que pudiera abrazar a sus hijos perdidos una vez más, sin dolor, sin despedidas. Níobe aceptó, y por primera vez en años, durmió sin lágrimas."
    Me shockea
    Me entristece
    2
    0 comentarios 0 compartidos
  • Una mañana cualquiera, bajo la luz suave que se colaba por las ventanas del dojo, Takeru dirigía una clase exigente, el sudor marcando el esfuerzo colectivo. Sus instrucciones eran firmes, su voz tan serena como siempre. Pero, de pronto, se detuvo en seco.

    Uno de los alumnos lo notó antes que nadie: Takeru había llevado una mano a su pecho. Su respiración, normalmente controlada, se volvió irregular, forzada. Durante un segundo, pareció que lo disimularía con la misma dignidad que siempre cargaba… pero sus rodillas tocaron el tatami.

    No perdió el conocimiento, ni gritó, ni pidió ayuda. Pero por primera vez en años, el hombre al que todos creían inquebrantable… necesitó que lo sostuvieran.
    Una mañana cualquiera, bajo la luz suave que se colaba por las ventanas del dojo, Takeru dirigía una clase exigente, el sudor marcando el esfuerzo colectivo. Sus instrucciones eran firmes, su voz tan serena como siempre. Pero, de pronto, se detuvo en seco. Uno de los alumnos lo notó antes que nadie: Takeru había llevado una mano a su pecho. Su respiración, normalmente controlada, se volvió irregular, forzada. Durante un segundo, pareció que lo disimularía con la misma dignidad que siempre cargaba… pero sus rodillas tocaron el tatami. No perdió el conocimiento, ni gritó, ni pidió ayuda. Pero por primera vez en años, el hombre al que todos creían inquebrantable… necesitó que lo sostuvieran.
    Me gusta
    Me shockea
    Me entristece
    5
    2 turnos 0 maullidos
  • Un día tranquilo
    Categoría Slice of Life
    Afortunadamente llevaba dos meses sin recibir alguna llamada de sus superiores. Eso significaba que las cosas estaban estables, que podía vivir una vida "normal".

    Se dispuso a preparar unas galletas, como su abuela siempre lo hacía todos los domingos. Era algo que le daba una paz interior incalculable.

    - ¡Adelante! - Dijo mientras estaba concentrada en las galletas, luego de escuchar que alguien timbrara.

    Al escuchar las pisadas reconoció que se trataba de alguno de sus vecinos.

    - ¡Buen día! ¿Vino por los recibos? El cartero se ha vuelto a equivocar.- Suelta una risita tierna y escucha como aquella persona se acerca al sofá.

    Mientras tanto, ella estaba enfocada, muy concentrada en lo más importante, adornar las galletas.

    Sin embargo, le interrumpió el ruido de una puerta rechinar, lo cual la hizo voltear al instante. ¡Habia abierto su cuarto privado! Rápidamente corrió y cerró la puerta de un portazo.

    - ¡Usted no debió de ver eso! - Levanta la voz, preocupada. Nadie en el barrio sabía su verdadera identidad, la de una soldado de élite.
    Afortunadamente llevaba dos meses sin recibir alguna llamada de sus superiores. Eso significaba que las cosas estaban estables, que podía vivir una vida "normal". Se dispuso a preparar unas galletas, como su abuela siempre lo hacía todos los domingos. Era algo que le daba una paz interior incalculable. - ¡Adelante! - Dijo mientras estaba concentrada en las galletas, luego de escuchar que alguien timbrara. Al escuchar las pisadas reconoció que se trataba de alguno de sus vecinos. - ¡Buen día! ¿Vino por los recibos? El cartero se ha vuelto a equivocar.- Suelta una risita tierna y escucha como aquella persona se acerca al sofá. Mientras tanto, ella estaba enfocada, muy concentrada en lo más importante, adornar las galletas. Sin embargo, le interrumpió el ruido de una puerta rechinar, lo cual la hizo voltear al instante. ¡Habia abierto su cuarto privado! Rápidamente corrió y cerró la puerta de un portazo. - ¡Usted no debió de ver eso! - Levanta la voz, preocupada. Nadie en el barrio sabía su verdadera identidad, la de una soldado de élite.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    Me encocora
    4
    0 turnos 0 maullidos
  • //Escena con Ryan

    El plan para joder a todos aquellos mafiosos y acabar con ellos ya hacía un tiempo que estaba en marcha (desapareció de la vista de ellos y sabía que le buscaban) y obviamente, los investigaba poco a poco, a cada uno de sus integrantes.
    Ya había recopilado información de un par de esos sujetos y en ese momento estaba investigando a otros tres entre los cuales, se encontraba aquel hombre de cabello rubio y ojos claros.

    La investigación sobre Ryan no iba mal, lenta pues nunca conseguía contrastar del todo la información, pero estaba haciendo bastantes avances. O al menos eso creía Shinobu.
    Se infiltraba en algunos lugares que el rubio visitaba, lo seguía disimuladamente casi a diario, anotaba cualquier dato que pudiera resultar relevante aunque no lo pareciera. Por ejemplo, que bares o cafeterías solían ser más de su agrado o incluso qué le gustaba tomar en el desayuno. Si tenía algún horario concreto para realizar cualquiera de sus tareas o acciones cotidianas, etc. Una investigación cuanto menos exhaustiva.

    Ya tenía bastantes datos del susodicho, sin embargo no era suficiente. El siguiente paso sería infiltrarse en el apartamento de este (si es que podía), pues de seguro allí encontraría muchísimas cosas útiles. ¿Cómo lo haría? Debía ser muy cuidadoso, sigiloso y no dejar absolutamente nada que le delatase.

    -Vamos... Ya queda poco para que pueda deshacerme de todos vosotros de una vez por todas.- Hablaba consigo mismo en voz muy baja mientras observaba a Ryan de lejos, procurando no ser visto.
    //Escena con [Ryan_Al_72] El plan para joder a todos aquellos mafiosos y acabar con ellos ya hacía un tiempo que estaba en marcha (desapareció de la vista de ellos y sabía que le buscaban) y obviamente, los investigaba poco a poco, a cada uno de sus integrantes. Ya había recopilado información de un par de esos sujetos y en ese momento estaba investigando a otros tres entre los cuales, se encontraba aquel hombre de cabello rubio y ojos claros. La investigación sobre Ryan no iba mal, lenta pues nunca conseguía contrastar del todo la información, pero estaba haciendo bastantes avances. O al menos eso creía Shinobu. Se infiltraba en algunos lugares que el rubio visitaba, lo seguía disimuladamente casi a diario, anotaba cualquier dato que pudiera resultar relevante aunque no lo pareciera. Por ejemplo, que bares o cafeterías solían ser más de su agrado o incluso qué le gustaba tomar en el desayuno. Si tenía algún horario concreto para realizar cualquiera de sus tareas o acciones cotidianas, etc. Una investigación cuanto menos exhaustiva. Ya tenía bastantes datos del susodicho, sin embargo no era suficiente. El siguiente paso sería infiltrarse en el apartamento de este (si es que podía), pues de seguro allí encontraría muchísimas cosas útiles. ¿Cómo lo haría? Debía ser muy cuidadoso, sigiloso y no dejar absolutamente nada que le delatase. -Vamos... Ya queda poco para que pueda deshacerme de todos vosotros de una vez por todas.- Hablaba consigo mismo en voz muy baja mientras observaba a Ryan de lejos, procurando no ser visto.
    Me gusta
    Me encocora
    Me endiabla
    3
    5 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados