—Ey, ¿qué tenemos aquí, amigo? —
dijo Feng con voz cálida y alegre, agachándose inmediatamente sin dudarlo.
El gato lo observó un segundo, como evaluándolo, pero al ver la mano extendida con gentileza, se acercó despacio. Feng rió bajito, un sonido sincero y lleno de cariño.

—Ven, no te voy a hacer nada, pequeño. ¿Tienes hambre o solo quieres compañía?
Con cuidado, acarició la cabeza del gato, rascando justo detrás de las orejas. El animal cerró los ojos y empezó a ronronear fuerte, empujando la cabeza contra la palma de Feng como pidiendo más.

—¡Jajaja! Mira qué exigente eres —
rió Feng, sentándose en la acera sin importarle ensuciarse los pantalones—.
Te ves fuerte, eh. Seguro que también das pelea cuando hace falta.
—Ey, ¿qué tenemos aquí, amigo? — dijo Feng con voz cálida y alegre, agachándose inmediatamente sin dudarlo. El gato lo observó un segundo, como evaluándolo, pero al ver la mano extendida con gentileza, se acercó despacio. Feng rió bajito, un sonido sincero y lleno de cariño. —Ven, no te voy a hacer nada, pequeño. ¿Tienes hambre o solo quieres compañía? Con cuidado, acarició la cabeza del gato, rascando justo detrás de las orejas. El animal cerró los ojos y empezó a ronronear fuerte, empujando la cabeza contra la palma de Feng como pidiendo más. —¡Jajaja! Mira qué exigente eres — rió Feng, sentándose en la acera sin importarle ensuciarse los pantalones—. Te ves fuerte, eh. Seguro que también das pelea cuando hace falta.
0 turnos 0 maullidos
Patrocinados
Patrocinados