• Las noches de luna llena son mi condena y mi deseo, no me transformo como otros, mis huesos no crujen ni mi piel se desgarra, pero algo en mí despierta, más primitivo, más salvaje. La luna llena me quema la sangre, la testosterona me golpea con fuerza, cada músculo vibra con un hambre que no entiende de calma ni de paciencia. Soy un lobo solitario, no tengo manada que contenga la rabia, y eso me vuelve más peligroso, porque lo único que me calma es el contacto de una hembra bajo mi dominio.

    En esas noches no basta con un roce ni un beso, necesito poseer, marcar, desfogar toda la presión que me arranca la luna. Me vuelvo animal, mis colmillos quieren hundirse, mis manos quieren atrapar, mi mirada se clava como un lazo imposible de romper. La luna me roba el control y me obliga a entregarme desesperado, piel contra piel, sudor mezclado, gemidos quebrados en la garganta, la sensación de que nada es suficiente hasta que la fuerza se me escape en cada embestida.

    No hay cadenas que puedan retenerme, no hay calma que sobreviva en mí cuando la luna está llena. Soy un lobo enjaulado, rugiendo contra los barrotes, exigiendo libertad, exigiendo carne y alma que resistan mi fuego. No busco compañía, no busco manada, solo esa hembra que sepa lo que significa tenerme encima esas noches, cuando no soy hombre ni bestia, sino ambas cosas a la vez, devorando y reclamando hasta que la luna descienda y me deje exhausto, marcado por el mismo deseo que me arranca la cordura.
    Las noches de luna llena son mi condena y mi deseo, no me transformo como otros, mis huesos no crujen ni mi piel se desgarra, pero algo en mí despierta, más primitivo, más salvaje. La luna llena me quema la sangre, la testosterona me golpea con fuerza, cada músculo vibra con un hambre que no entiende de calma ni de paciencia. Soy un lobo solitario, no tengo manada que contenga la rabia, y eso me vuelve más peligroso, porque lo único que me calma es el contacto de una hembra bajo mi dominio. En esas noches no basta con un roce ni un beso, necesito poseer, marcar, desfogar toda la presión que me arranca la luna. Me vuelvo animal, mis colmillos quieren hundirse, mis manos quieren atrapar, mi mirada se clava como un lazo imposible de romper. La luna me roba el control y me obliga a entregarme desesperado, piel contra piel, sudor mezclado, gemidos quebrados en la garganta, la sensación de que nada es suficiente hasta que la fuerza se me escape en cada embestida. No hay cadenas que puedan retenerme, no hay calma que sobreviva en mí cuando la luna está llena. Soy un lobo enjaulado, rugiendo contra los barrotes, exigiendo libertad, exigiendo carne y alma que resistan mi fuego. No busco compañía, no busco manada, solo esa hembra que sepa lo que significa tenerme encima esas noches, cuando no soy hombre ni bestia, sino ambas cosas a la vez, devorando y reclamando hasta que la luna descienda y me deje exhausto, marcado por el mismo deseo que me arranca la cordura.
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  • —Mnh... que pereza.

    No tenía ganas de levantarse, su energía había decaído bastante y, a decir verdad, volver a su rutina de sólo hacer patitos en el estudio era cansino.
    No tenía un propósito de nuevo.

    Terminaba de vestirse, peinando sus cabellos un poco antes de atarlos en una coleta con una cinta, saliendo de la alcoba para ir directamente a su oficina, recorriendo aquellos oscuros y solitarios pasillos de nuevo.
    —Mnh... que pereza. No tenía ganas de levantarse, su energía había decaído bastante y, a decir verdad, volver a su rutina de sólo hacer patitos en el estudio era cansino. No tenía un propósito de nuevo. Terminaba de vestirse, peinando sus cabellos un poco antes de atarlos en una coleta con una cinta, saliendo de la alcoba para ir directamente a su oficina, recorriendo aquellos oscuros y solitarios pasillos de nuevo.
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  • Vestigia

    Tormenta

    Han de sonar los tambores una última vez, alzaron las velas los fantasmas que le siguen y le obedecen, el mar tranquilo se transforma en bestia, he ahí el Encantador, Navío del eterno Aldebaran, pirata, Señor ladrón conquistador, de tormentas conoce y de miedo ninguno, todos los ha dejado caer como lágrimas en el mar, temed aquellos todos los ingratos por sus doncellas, el Pirata ladrón y su barco Encantador han regresado, por todas y ninguna, por sus sonrisas y sueños ocultos, por sus deseos prohibidos y su aliento al darlo en su forma de amar, por eso ha venido el Pirata, por eso navega el varón sin alma, por placer no es, ni por dicha propia, tampoco es orgullo, tan solo es un desalmado vagabundo con una dulce sonrisa don de palabra y sin ningún lugar que pueda llamar suyo en el mundo, Aldebaran el temido Señor del Mar, un pirata sin igual, es unico, lleva estrellas grabadas en su piel y corazones en su diestra, le encantan los perfumes finos y también las rosas rojas y el buen vino,no existe hombre ni bestia que pueda competir con su espada, el Pirata lleva grabada la voluntad de su alma que respalda siempre su palabra, ave mía que no hay mar ni tierra que no pueda conquistar, Encantador como temido, la belleza de su barco oculta con delicadeza la magnificencia de su poder en combate, cañones gigantes y un casco blindado casi impenetrable, orgulloso el varón de su destino, no se queja ni se deslumbra, solitario siempre su camino, con muchas historias y amantes en su bolsillo .
    Vestigia Tormenta Han de sonar los tambores una última vez, alzaron las velas los fantasmas que le siguen y le obedecen, el mar tranquilo se transforma en bestia, he ahí el Encantador, Navío del eterno Aldebaran, pirata, Señor ladrón conquistador, de tormentas conoce y de miedo ninguno, todos los ha dejado caer como lágrimas en el mar, temed aquellos todos los ingratos por sus doncellas, el Pirata ladrón y su barco Encantador han regresado, por todas y ninguna, por sus sonrisas y sueños ocultos, por sus deseos prohibidos y su aliento al darlo en su forma de amar, por eso ha venido el Pirata, por eso navega el varón sin alma, por placer no es, ni por dicha propia, tampoco es orgullo, tan solo es un desalmado vagabundo con una dulce sonrisa don de palabra y sin ningún lugar que pueda llamar suyo en el mundo, Aldebaran el temido Señor del Mar, un pirata sin igual, es unico, lleva estrellas grabadas en su piel y corazones en su diestra, le encantan los perfumes finos y también las rosas rojas y el buen vino,no existe hombre ni bestia que pueda competir con su espada, el Pirata lleva grabada la voluntad de su alma que respalda siempre su palabra, ave mía que no hay mar ni tierra que no pueda conquistar, Encantador como temido, la belleza de su barco oculta con delicadeza la magnificencia de su poder en combate, cañones gigantes y un casco blindado casi impenetrable, orgulloso el varón de su destino, no se queja ni se deslumbra, solitario siempre su camino, con muchas historias y amantes en su bolsillo .
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  • Descenso
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    -alastor despertó alterado llevándose las manos a la frente, sus párpados se abrieron nuevamente solo para dar con.... ¿Un lugar frío, tetrico y solitario? Bajo la mano observando ¿Garras en lugar de dedos? Bajo las orejas inquieto por su vista ¿No estaba en un pantano a punto de ser ...
    Apretó los ahora colmillos amarillentos y arrugó el puente de la nariz con furia recuerda levemente figuras borrosas de un cazador y sus perros atacando lo en un pantano -

    ¿Y esto es todo? ¿Este hedor, esta penumbra, este silencio que grita más fuerte que cualquier alma en pena?
    ¡Ja! Qué decepción....
    Creí que el infierno me recibiría con bombos y trompetas después de todo soy el.... Soy el....

    -movio las orejas tratando de recordar su pasado por alguna razón quizás el disparo en su cabeza le hizo olvidar demasiado. Se llevó de nuevo la mano a la frente mientras suspiraba -

    ¿Se supone que debían recibirme como un rey? Solo fui un simple humano sin pena ni gloria en el paso mortal ...

    Pero no… solo vacío. Solo oscuridad.


    Aún así esperaba algo mejor, no como si el mismo Lucifer se hubiera escondido detrás de una cortina, temblando ante mi llegada. Ohh... Me preguntó si lucifer existe después de todo solo lo leí en un libro que adoctrina a las masas

    -trato de ponerse de pie pero cayó rápidamente, bajo la mirada observando su cambio de pies a pezuñas de ¿Ciervo? Chasqueo los dientes molesto si con eso pensaban que lo detendrían se equivocan. La muerte solo es otro escalón para ser poderoso y amado por la plebe -

    Yo no caí.
    Yo descendí.
    Con estilo, con propósito. Los mortales me llamaban monstruo, demonio, asesino…
    Pero aquí abajo, soy simplemente… seré eso y más jajaja


    -su sonrisa se amplio mientras agarraba un bastón que encontró cerca a el para ayudarse a tener en pie-

    Yo no vine a sufrir... ya sufrí demasiado estando vivo ...
    Yo vine a reinar.
    A convertir este pozo de lamentos en mi reino.
    A hacer que cada grito se convierta en música, cada lágrima en aplauso.

    Así que escuchen bien, criaturas del abismo...
    Alastor ha llegado yel infierno… está a punto de volverse entretenido
    -alastor despertó alterado llevándose las manos a la frente, sus párpados se abrieron nuevamente solo para dar con.... ¿Un lugar frío, tetrico y solitario? Bajo la mano observando ¿Garras en lugar de dedos? Bajo las orejas inquieto por su vista ¿No estaba en un pantano a punto de ser ... Apretó los ahora colmillos amarillentos y arrugó el puente de la nariz con furia recuerda levemente figuras borrosas de un cazador y sus perros atacando lo en un pantano - ¿Y esto es todo? ¿Este hedor, esta penumbra, este silencio que grita más fuerte que cualquier alma en pena? ¡Ja! Qué decepción.... Creí que el infierno me recibiría con bombos y trompetas después de todo soy el.... Soy el.... -movio las orejas tratando de recordar su pasado por alguna razón quizás el disparo en su cabeza le hizo olvidar demasiado. Se llevó de nuevo la mano a la frente mientras suspiraba - ¿Se supone que debían recibirme como un rey? Solo fui un simple humano sin pena ni gloria en el paso mortal ... Pero no… solo vacío. Solo oscuridad. Aún así esperaba algo mejor, no como si el mismo Lucifer se hubiera escondido detrás de una cortina, temblando ante mi llegada. Ohh... Me preguntó si lucifer existe después de todo solo lo leí en un libro que adoctrina a las masas -trato de ponerse de pie pero cayó rápidamente, bajo la mirada observando su cambio de pies a pezuñas de ¿Ciervo? Chasqueo los dientes molesto si con eso pensaban que lo detendrían se equivocan. La muerte solo es otro escalón para ser poderoso y amado por la plebe - Yo no caí. Yo descendí. Con estilo, con propósito. Los mortales me llamaban monstruo, demonio, asesino… Pero aquí abajo, soy simplemente… seré eso y más jajaja -su sonrisa se amplio mientras agarraba un bastón que encontró cerca a el para ayudarse a tener en pie- Yo no vine a sufrir... ya sufrí demasiado estando vivo ... Yo vine a reinar. A convertir este pozo de lamentos en mi reino. A hacer que cada grito se convierta en música, cada lágrima en aplauso. Así que escuchen bien, criaturas del abismo... Alastor ha llegado yel infierno… está a punto de volverse entretenido
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  • Doloroso recuerdo.


    Cada noche se había vuelto un tormento. Cada mañana igual.
    Las tardes se sentían solitarias, aunque en ocasiones así había sido, no había sentido el peso del silencio y la falta de compañía sino hasta ahora.
    Runaan a veces debía irse de Silvergrove por alguna misión y había tardado semanas, sino incluso más de un mes, en regresar. Pero eso jamás le había pesado.

    Jamás había llorado por un lugar vacío a su lado en la cama o lo fría que se sentía en las noches sin una compañía a su lado. Jamás había sentido abrumador el silencioso ruido de su taller solo acompañado por el sonido chispeante las llamas o del metal al chocar.
    Tampoco le había parecido solitario el comer un desayuno, un almuerzo o una cena en soledad. Ir al mercado. Pasear ... Todo se sentía distinto ahora.

    Su corazón siempre partía con cada salida de Runaan, pero siempre lo había acompañado la certeza de que siempre le sería devuelto.
    Sin embargo, esta vez, no sucedió. Días. Semanas. Meses. Finalmente se cumplió un nuevo aniversario. ¿2? ¿Tal vez 3 años? Prefería no llevar la cuenta y, honestamente, también prefería no recordar. Aún así, al mirarse en el reflejo del pequeño estanque donde su flor se hundió aquella vez, pudo ver el reflejo de los accesorios en sus cuernos. Aunque no eran simples accesorios y él lo sabía.

    Un objeto. Una promesa. Una especie de anillo que juraba amor eterno. Unos pendientes que adornaban la base de sus cuernos que jamás había podido quitarse.
    La promesa de un matrimonio cumplido que se había jurado lealtad incluso después de la muerte.
    Y allí estaba él. Solo. Su otra mitad ya perdida habiéndose llevado su corazón.
    Era en momentos como ese donde se decía ya no tenía lágrimas qué derramar. Sin embargo, se sorprendía cuando sentía la humedad correr por sus mejillas ante esos recuerdos.

    — Historia... viventem... —

    Murmuró con voz temblorosa, quebrada, mientras su mano trazaba una runa en el aire tras haber roto una piedra lunar. La runa brilló antes de desaparecer y finalmente todo se tornó en oscuridad.
    Luces y formas se formaron de la magia. Una escena. Un momento. Dos elfos. Y él observaba aquella interacción como un espectro lejano.
    En silencio. En soledad. Con su taller tan a oscuras y en silencio como parecía estarlo desde que perdió su mitad.

    En su mente, como una voz casi inaudible, le deseó a su leal amado un feliz aniversario cuando el recuerdo se desvaneció terminado, mientras, una lágrima, bajó por una de sus mejillas.
    Doloroso recuerdo. Cada noche se había vuelto un tormento. Cada mañana igual. Las tardes se sentían solitarias, aunque en ocasiones así había sido, no había sentido el peso del silencio y la falta de compañía sino hasta ahora. Runaan a veces debía irse de Silvergrove por alguna misión y había tardado semanas, sino incluso más de un mes, en regresar. Pero eso jamás le había pesado. Jamás había llorado por un lugar vacío a su lado en la cama o lo fría que se sentía en las noches sin una compañía a su lado. Jamás había sentido abrumador el silencioso ruido de su taller solo acompañado por el sonido chispeante las llamas o del metal al chocar. Tampoco le había parecido solitario el comer un desayuno, un almuerzo o una cena en soledad. Ir al mercado. Pasear ... Todo se sentía distinto ahora. Su corazón siempre partía con cada salida de Runaan, pero siempre lo había acompañado la certeza de que siempre le sería devuelto. Sin embargo, esta vez, no sucedió. Días. Semanas. Meses. Finalmente se cumplió un nuevo aniversario. ¿2? ¿Tal vez 3 años? Prefería no llevar la cuenta y, honestamente, también prefería no recordar. Aún así, al mirarse en el reflejo del pequeño estanque donde su flor se hundió aquella vez, pudo ver el reflejo de los accesorios en sus cuernos. Aunque no eran simples accesorios y él lo sabía. Un objeto. Una promesa. Una especie de anillo que juraba amor eterno. Unos pendientes que adornaban la base de sus cuernos que jamás había podido quitarse. La promesa de un matrimonio cumplido que se había jurado lealtad incluso después de la muerte. Y allí estaba él. Solo. Su otra mitad ya perdida habiéndose llevado su corazón. Era en momentos como ese donde se decía ya no tenía lágrimas qué derramar. Sin embargo, se sorprendía cuando sentía la humedad correr por sus mejillas ante esos recuerdos. — Historia... viventem... — Murmuró con voz temblorosa, quebrada, mientras su mano trazaba una runa en el aire tras haber roto una piedra lunar. La runa brilló antes de desaparecer y finalmente todo se tornó en oscuridad. Luces y formas se formaron de la magia. Una escena. Un momento. Dos elfos. Y él observaba aquella interacción como un espectro lejano. En silencio. En soledad. Con su taller tan a oscuras y en silencio como parecía estarlo desde que perdió su mitad. En su mente, como una voz casi inaudible, le deseó a su leal amado un feliz aniversario cuando el recuerdo se desvaneció terminado, mientras, una lágrima, bajó por una de sus mejillas.
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  • *En un momento más bien solitario me encontraba caminando hacia una gruta pequeña y oculta hasta llegar a una tumba. En ese momento comencé a hablarle a dicha tumba improvisada.*

    "Buen día Star, ha pasado un tiempo desde que te vine a visitar. Mira, te traje estás plantas que crecían en tu mundo. Las flores que me enseñaste eran muy hermosas, así que vine a traerte algunas.

    ¿Sabes? Han Sido muy buenos estos últimos días, tengo ahora una nueva aprendiz de nigromante. Su nombre es Haku y se parece mucho mucho a ti, solo que tiene el cabello rosa. Es un poco imprudente a veces, Pero tiene mucha energía y carácter. Sé que podrá convertirse en una gran maga.... Tal y como tú lo fuiste alguna vez....tal vez por eso fue que la elegí..."

    *Dije con la voz algo temblorosa y vulnerable casi sollozando, pero sequé mis lágrimas para dejar el ramo de flores en la tumba.*

    "Haré todo para ayudarla, y esta vez no cometeré el mismo error. Volveré a visitarte pronto....Siempre te amé y siempre te llevo en mi corazón, mi querida Starlijne."

    *Di una cordial reverencia a la pequeña tumba, y me retiré del sitio.*
    *En un momento más bien solitario me encontraba caminando hacia una gruta pequeña y oculta hasta llegar a una tumba. En ese momento comencé a hablarle a dicha tumba improvisada.* "Buen día Star, ha pasado un tiempo desde que te vine a visitar. Mira, te traje estás plantas que crecían en tu mundo. Las flores que me enseñaste eran muy hermosas, así que vine a traerte algunas. ¿Sabes? Han Sido muy buenos estos últimos días, tengo ahora una nueva aprendiz de nigromante. Su nombre es Haku y se parece mucho mucho a ti, solo que tiene el cabello rosa. Es un poco imprudente a veces, Pero tiene mucha energía y carácter. Sé que podrá convertirse en una gran maga.... Tal y como tú lo fuiste alguna vez....tal vez por eso fue que la elegí..." *Dije con la voz algo temblorosa y vulnerable casi sollozando, pero sequé mis lágrimas para dejar el ramo de flores en la tumba.* "Haré todo para ayudarla, y esta vez no cometeré el mismo error. Volveré a visitarte pronto....Siempre te amé y siempre te llevo en mi corazón, mi querida Starlijne." *Di una cordial reverencia a la pequeña tumba, y me retiré del sitio.*
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  • "𝑬𝒍 𝒉𝒊𝒆𝒓𝒓𝒐 𝒏𝒐𝒔 𝒑𝒓𝒐𝒕𝒆𝒈𝒆, 𝒍𝒂 𝒔𝒂𝒍 𝒏𝒐𝒔 𝒈𝒖𝒂𝒓𝒅𝒂"
    Fandom Embrujadas
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    >> 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎: Prudence Warren

    Lucien Blackthorne era el mejor cazador de brujas de la comarca. Había muchos más, pero ninguno era como él. Muchas veces, más de las que le gustaría, compartía su trabajo con un grupo más grande de cazadores. Él trabajaba mejor solo, pero las aldeas estaban más tranquilas cuando el número de cazadores superaba al de las supuestas brujas.
    Aldeas que, una vez la amenaza era erradicada, desviaban su miedo y su odio de las brujas hacia ellos.
    La gente corriente no se fiaba de ellos. No eran seres demoniacos como los que poblaban sus pesadillas pero tampoco eran gente corriente, era aquellos que mantenían a salvo a todo el mundo, pero terminaban el día aislados, escondidos, como los seres que perseguían.

    Puede que aquello fuera algo triste, si los cazadores no fueran niños perdidos, huérfanos, bastardos o repudiados que llegaban hasta sus maestros a una tierna edad. Así los hombres en los que se convertían no entendían de soledad, no sabían vivir en comunidad ni añoraban sentirse arropados por iguales, porque jamás lo habían conocido.

    Lucien era el más solitario de todos. El más extraño entre aquel grupo de forasteros, el más callado, el que no se dejaba llevar por nada más que por sus ideas, aunque fueran contrarias a todas a su alrededor. Aquella era una de las razones por las que le gustaba trabajar solo, no iba a aceptar órdenes de nadie, él tomaba sus propias decisiones.
    La última vez que había formado parte de un gran grupo en una gran cacería había sido más de veinte años atrás.
    Melinda Warren había conseguido que una decena de cazadores fueran tras ella, él había sido uno de ellos, pero al contrario que sus congéneres, él había participado en la caza y captura de la bruja, pero una vez atrapada y habiendo seguido el rastro de la misma durante todo aquel tiempo, Lucien sabía que aquella mujer si, era una bruja, pero no, no era una amenaza para absolutamente nadie.

    Se había negado a seguir con aquello, pero no podia enfrentarse a todo el grupo de cazadores y a la aldea, él acabaría en la hoguera junto con ella, alegando que la bruja le había hechizado.
    No había estado de acuerdo con aquello, pero no había hecho nada al respecto, tan solo había dado media vuelta y había desaparecido.

    Aquella había sido la última vez que había colaborado con más personas. Desde ese momento había llevado su política de trabajar solo de forma estricta, él era el único que decidía.
    Y no había si quiera pensado en cambiar aquello, ni si quiera cuando llega a sus manos la petición que requería sus servicios de nuevo en el mismo lugar que 20 años atrás. Pero sus pasos, curiosos, le vuelven a llevar por las cercanías de la aldea, donde encuentra el campamento de cazadores que claramente se estaban preparando.
    El peliblanco baja de su caballo y se acerca a la hoguera central con paso tranquilo.

    — El hierro nos protege, — aquellas primeras palabras dichas con un tono grave son a la vez un saludo y una señal de hermandad, aunque su aspecto no dejaba lugar a demasiadas dudas. — ¿Comenzará la caza esta noche? — Mientras habla, el recién llegado extiende su requerimiento, ofreciéndolo a quien quisiera leerlo.

    — La sal nos guarda, hermano. — El hombre más cercano a él alza la mirada y nada más verle se pone de pie, ofreciendo una mano que Lucien estrecha con fuerza. —Sí, sombras han vuelto a la aldea, y esta noche acabaremos con ellas.

    No hace falta decir mucho más, tampoco era hombre de muchas palabras, pero tenía una pequeña intuición, y quería resolverla. El resultado de su duda determinaría si se quedaba o desaparecía.

    [ 𝑓𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟: Hope Mikaelson ]
    >> 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎: [THESEC0NDWARREN] Lucien Blackthorne era el mejor cazador de brujas de la comarca. Había muchos más, pero ninguno era como él. Muchas veces, más de las que le gustaría, compartía su trabajo con un grupo más grande de cazadores. Él trabajaba mejor solo, pero las aldeas estaban más tranquilas cuando el número de cazadores superaba al de las supuestas brujas. Aldeas que, una vez la amenaza era erradicada, desviaban su miedo y su odio de las brujas hacia ellos. La gente corriente no se fiaba de ellos. No eran seres demoniacos como los que poblaban sus pesadillas pero tampoco eran gente corriente, era aquellos que mantenían a salvo a todo el mundo, pero terminaban el día aislados, escondidos, como los seres que perseguían. Puede que aquello fuera algo triste, si los cazadores no fueran niños perdidos, huérfanos, bastardos o repudiados que llegaban hasta sus maestros a una tierna edad. Así los hombres en los que se convertían no entendían de soledad, no sabían vivir en comunidad ni añoraban sentirse arropados por iguales, porque jamás lo habían conocido. Lucien era el más solitario de todos. El más extraño entre aquel grupo de forasteros, el más callado, el que no se dejaba llevar por nada más que por sus ideas, aunque fueran contrarias a todas a su alrededor. Aquella era una de las razones por las que le gustaba trabajar solo, no iba a aceptar órdenes de nadie, él tomaba sus propias decisiones. La última vez que había formado parte de un gran grupo en una gran cacería había sido más de veinte años atrás. Melinda Warren había conseguido que una decena de cazadores fueran tras ella, él había sido uno de ellos, pero al contrario que sus congéneres, él había participado en la caza y captura de la bruja, pero una vez atrapada y habiendo seguido el rastro de la misma durante todo aquel tiempo, Lucien sabía que aquella mujer si, era una bruja, pero no, no era una amenaza para absolutamente nadie. Se había negado a seguir con aquello, pero no podia enfrentarse a todo el grupo de cazadores y a la aldea, él acabaría en la hoguera junto con ella, alegando que la bruja le había hechizado. No había estado de acuerdo con aquello, pero no había hecho nada al respecto, tan solo había dado media vuelta y había desaparecido. Aquella había sido la última vez que había colaborado con más personas. Desde ese momento había llevado su política de trabajar solo de forma estricta, él era el único que decidía. Y no había si quiera pensado en cambiar aquello, ni si quiera cuando llega a sus manos la petición que requería sus servicios de nuevo en el mismo lugar que 20 años atrás. Pero sus pasos, curiosos, le vuelven a llevar por las cercanías de la aldea, donde encuentra el campamento de cazadores que claramente se estaban preparando. El peliblanco baja de su caballo y se acerca a la hoguera central con paso tranquilo. — El hierro nos protege, — aquellas primeras palabras dichas con un tono grave son a la vez un saludo y una señal de hermandad, aunque su aspecto no dejaba lugar a demasiadas dudas. — ¿Comenzará la caza esta noche? — Mientras habla, el recién llegado extiende su requerimiento, ofreciéndolo a quien quisiera leerlo. — La sal nos guarda, hermano. — El hombre más cercano a él alza la mirada y nada más verle se pone de pie, ofreciendo una mano que Lucien estrecha con fuerza. —Sí, sombras han vuelto a la aldea, y esta noche acabaremos con ellas. No hace falta decir mucho más, tampoco era hombre de muchas palabras, pero tenía una pequeña intuición, y quería resolverla. El resultado de su duda determinaría si se quedaba o desaparecía. [ 𝑓𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟: [thetribrid] ]
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  • -El joven solitario con su guitarra acustica, sus manos se mueven por el instrumento rasgueando y tocando acordes creando una melodia improvisada, mientras su voz trata de encontrar el tono y la letra perfecta para la melodia-
    -El joven solitario con su guitarra acustica, sus manos se mueven por el instrumento rasgueando y tocando acordes creando una melodia improvisada, mientras su voz trata de encontrar el tono y la letra perfecta para la melodia-
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  • - Creo que este lugar es un poco solitario para un erizo como yo
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    - Los momentos solitarios de gozo en los que puedo identificar y encapsular un fragmento de recuerdo antes de que se desvele al mundo son mis recuerdos favoritos.
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