• — Cómo caído del cielo, he surgido en esta tierra. Soy aquel que trae consuelo, traigo paz en vez de guerra.

    Soy un soldado sin armas, soy un reino sin fronteras, no más muertes, no más miedo no más hambre ni miseria.
    — Cómo caído del cielo, he surgido en esta tierra. Soy aquel que trae consuelo, traigo paz en vez de guerra. Soy un soldado sin armas, soy un reino sin fronteras, no más muertes, no más miedo no más hambre ni miseria.
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  • — ¡Grooooar!

    Ruge liberando su aliento espectral con los colores verdes de su energía corporal, liberando toda clase de toxinas en aquel vapor ardiente sobre el rostro del que llaman Coronel, responsable de una persecución extrema.

    Suelta al hombre que comienza aferrar sus manos sobre su propio rostro mientras lo pesados pasos del Warframe se dirige hacia el pabellón para continuar con la masacre, un mensaje a través de un exterminio.

    Cambia el color de su energía a un tono rojizo y pronto comienza a exhalar su aliento de fuego dejándose llevar el tenno por la ira de Chroma, cada hueso roto, cada placa perforada, un aliado herido, cada mal momento alimenta la ira del Warframe, la temperatura del fuego incrementa aun más.

    Sin embargo, se detiene inmediatamente, cuando varios soldados sueltan sus armas ante su presencia, podrá ser una bestia implacable cuando se deja llevar, pero el tenno sabe cuando detenerlo y dirigir su furia a los armados y los que no han captado su mensaje, civiles quedan fuera, menores y animales también.

    Hasta que todos dejan sus armas de lado, por lo que se hace n a un lado dejando pasar aquella mole, aquel demonio negro, quien simplemente comprende que ha dejado el mensaje claro con sus acciones y rugidos y no tarda mucho tiempo para irse de ese lugar, esperando que frenaran las persecuciones y lo dejarán en paz con su limpieza de infestados en cuarentena.
    — ¡Grooooar! Ruge liberando su aliento espectral con los colores verdes de su energía corporal, liberando toda clase de toxinas en aquel vapor ardiente sobre el rostro del que llaman Coronel, responsable de una persecución extrema. Suelta al hombre que comienza aferrar sus manos sobre su propio rostro mientras lo pesados pasos del Warframe se dirige hacia el pabellón para continuar con la masacre, un mensaje a través de un exterminio. Cambia el color de su energía a un tono rojizo y pronto comienza a exhalar su aliento de fuego dejándose llevar el tenno por la ira de Chroma, cada hueso roto, cada placa perforada, un aliado herido, cada mal momento alimenta la ira del Warframe, la temperatura del fuego incrementa aun más. Sin embargo, se detiene inmediatamente, cuando varios soldados sueltan sus armas ante su presencia, podrá ser una bestia implacable cuando se deja llevar, pero el tenno sabe cuando detenerlo y dirigir su furia a los armados y los que no han captado su mensaje, civiles quedan fuera, menores y animales también. Hasta que todos dejan sus armas de lado, por lo que se hace n a un lado dejando pasar aquella mole, aquel demonio negro, quien simplemente comprende que ha dejado el mensaje claro con sus acciones y rugidos y no tarda mucho tiempo para irse de ese lugar, esperando que frenaran las persecuciones y lo dejarán en paz con su limpieza de infestados en cuarentena.
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  • ||Rol con Zagreo the Dark Demon Greek Mitology


    Era medio día, en verdad Alexa había dormido hasta tarde, lo cual era normal es su estado.

    Su esposo se había ido muy temprano a cumplir con sus responsabilidades. Así que estaba sola con el pequeño que se encontraba en su vientre creciendo.

    Loa últimos nueve meses habían sido raros en muchos sentidos, pues sus recuerdos habían estado jugando con su mente y sentimientos, este no era su primer embarazo, algo que no había tenido el valor de contarle a nadie de su alrededor, ni siquiera a su amado esposo.

    Suspiro, realmente estaba abrumada, tenia miedo por el pequeño que crecía dentro de ella, por su naturaleza, por la luna, por Ian... No quería estresarse con aquellos pensamientos ni con los recuerdos de su primer embarazo... Tembló ligeramente ante el rápido flashback que contuvo de inmediato, todo lo que ella sentía tambien lo sentía su pequeño así que justo ahora debía tener cuidado.

    - Te prometo que estarás bien, voy a cuidarte y nada podrá hacerte daño...

    Hablo mientras acariciaba su vientre, esta ansiosa por tenerlo entre sus brazos, seria pronto y tendría que estar lista para ello, esperaba que ese día la luna estuviera en el cielo cuidándolos a ambos.

    Había decidió salir a dar un pequeño paseo, caminar por el jardín de la casa Selene, cuando de repente un fuerte dolor la hizo doblarse, era como si alguien intentara romper su espalda de un golpe, su respiración se agito mientras ella detenía su vientre con su mano en pasos torpes y desorientados, no entendió que pasaba aquello se detuvo, su frente perlada y sus piernas temblorosas se relajaron por unos segundos cuando el dolor volvió, mas fuerte recorriendo todo su cuerpo arrancándole un grito de su garganta.

    Tras unos minutos donde arrastro su cuerpo a la residencia como bien pudo luchando contra aquellos dolores lo comprendió, contracciones, su pequeño estaba listo para venir al mundo e iba a necesitar que alguien la ayudara, un par de soldados fieles a su padre la vieron y corrieron en su ayuda, esperaba que su amado notara que algo le sucedía, que su collar le alertara, no quería que el príncipe se perdiera el gran suceso.


    ||Rol con [Dark_demon] Era medio día, en verdad Alexa había dormido hasta tarde, lo cual era normal es su estado. Su esposo se había ido muy temprano a cumplir con sus responsabilidades. Así que estaba sola con el pequeño que se encontraba en su vientre creciendo. Loa últimos nueve meses habían sido raros en muchos sentidos, pues sus recuerdos habían estado jugando con su mente y sentimientos, este no era su primer embarazo, algo que no había tenido el valor de contarle a nadie de su alrededor, ni siquiera a su amado esposo. Suspiro, realmente estaba abrumada, tenia miedo por el pequeño que crecía dentro de ella, por su naturaleza, por la luna, por Ian... No quería estresarse con aquellos pensamientos ni con los recuerdos de su primer embarazo... Tembló ligeramente ante el rápido flashback que contuvo de inmediato, todo lo que ella sentía tambien lo sentía su pequeño así que justo ahora debía tener cuidado. - Te prometo que estarás bien, voy a cuidarte y nada podrá hacerte daño... Hablo mientras acariciaba su vientre, esta ansiosa por tenerlo entre sus brazos, seria pronto y tendría que estar lista para ello, esperaba que ese día la luna estuviera en el cielo cuidándolos a ambos. Había decidió salir a dar un pequeño paseo, caminar por el jardín de la casa Selene, cuando de repente un fuerte dolor la hizo doblarse, era como si alguien intentara romper su espalda de un golpe, su respiración se agito mientras ella detenía su vientre con su mano en pasos torpes y desorientados, no entendió que pasaba aquello se detuvo, su frente perlada y sus piernas temblorosas se relajaron por unos segundos cuando el dolor volvió, mas fuerte recorriendo todo su cuerpo arrancándole un grito de su garganta. Tras unos minutos donde arrastro su cuerpo a la residencia como bien pudo luchando contra aquellos dolores lo comprendió, contracciones, su pequeño estaba listo para venir al mundo e iba a necesitar que alguien la ayudara, un par de soldados fieles a su padre la vieron y corrieron en su ayuda, esperaba que su amado notara que algo le sucedía, que su collar le alertara, no quería que el príncipe se perdiera el gran suceso.
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  • Cada vez tengo sueños mas raros... Como voy a ser yo un rey de las sombras, yo solo soy un soldado que cumple ordenes...
    Cada vez tengo sueños mas raros... Como voy a ser yo un rey de las sombras, yo solo soy un soldado que cumple ordenes...
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  • Yo leyendo y anotando recetas para hacerle a un soldado muy agradable el cual debe comer muy bien, quizas este asi toda la noche porque quiero aprender mucho
    Yo leyendo y anotando recetas para hacerle a un soldado muy agradable el cual debe comer muy bien, quizas este asi toda la noche porque quiero aprender mucho :STK-30:
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  • Tres cosas:

    1:Como detesto encargarme todo el tiempo de los mismos tipos de la misma secta que intenta atacarme

    2:Dejare de perder mi tiempo con gente que no me interesa, porque perdí el interés y me aburrió el discurso del amor, y si sigue con hablarme voy a cometer actos de mayor nivel

    3:Me siento muy feliz porque conocí a un soldado
    Tres cosas: 1:Como detesto encargarme todo el tiempo de los mismos tipos de la misma secta que intenta atacarme 2:Dejare de perder mi tiempo con gente que no me interesa, porque perdí el interés y me aburrió el discurso del amor, y si sigue con hablarme voy a cometer actos de mayor nivel 3:Me siento muy feliz porque conocí a un soldado :STK-21:
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  • Porque me miras tanto? Nunca has visto a un soldado como yo o es que tengo algo en la cara

    -mira a la persona que tiene delante con un rostro serio-
    Porque me miras tanto? Nunca has visto a un soldado como yo o es que tengo algo en la cara -mira a la persona que tiene delante con un rostro serio-
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  • ᴇʟíᴀꜱ
    ──────
    En Knaresborough cada nueva generación de neófitos "Llamas de sangre" eran censados y asignados a una unidad de nodrizas quienes los criarían y educarían desde el momento que terminaran de lactar, asignándole nombres aleatorios con el fin de no poder ser identificados por sus padres a medida que crezcan, el vínculo paternal era roto al momento que la madre dejaba de amamantar, luego de eso, sería un adiós para siempre.

    Así pasaba con cada infante de esta tribu que cada año crecía en número volviéndose más y más poderosa.

    Los padres asumían el arrebatamiento de sus hijos como algo natural parte del ciclo de vida. Los nuevos habitantes del pueblo serían inducidos a un duro entrenamiento y adoctrinamiento militar apenas tuvieran consciencia del porqué y con qué fin habían sido concebidos.

    Este no era el caso de Elías, hijo de Hamza, un Llama de Sangre y Astrid, arquera Nórdica quien se había asentado en la tribu sin saber lo que significaría ser madre en un lugar como ese. La única forma de que una extranjera sea aceptada y recibida en Knaresborough era procrear y pasar por el rito de brazas calientes en cuencos con agua de mar durante la luna sangrienta para que así, por este pacto, el niño naciera con poderes de fuego... un soldado más para la ambiciosa colección del gobernante en ese entonces.

    Las madres quedaban con quemaduras de segundo grado en gran parte de sus cuerpos, era el costo de procrear bebés con poderes sobrenaturales

    Astrid, como las demás sufrió el mismo destino, tardó un largo tiempo en sanar las cicatrices que las brazas habían hecho en su piel. Ella, después de todo este sacrificio no daría su único hijo así como así, lo amaba sin conocerlo aún, no lo dejaría ir. Tenía que encontrar la manera de no perderlo.

    Pasó el tiempo y Elías era un hermoso y feliz bebé pelirrojo de pocos meses, cuando con mucho pesar Astrid le pidió a su esposo Hamza que lo marcara en su espalda, una huella al rojo vivo que no se borarría, la señal que aún estando lejos les indicaría quien era su hijo. Y así fue, el niño creció ganándose el respeto y cariño de las personas que estaban a su cargo. Mientras sus padres biológicos jamás dejaron de verlo y compartir con él a escondidas entregando todos sus conocimientos y amor a su preciado hijo.
    Como pocos pudo conocer a sus padres y mantener una relación de familia en lo secreto de las vigilias, en la soledad y con ellos podía llamarse con su legítimo nombre: Elías, pero para todos los demás era conocido como Gaspar el joven promesa.

    En una de tantas veladas con sus padres recibió una noticia que traía consigo una gran responsabilidad: Su madre Astrid esperaba una niña; su nombre sería Elizabeth y por ella también haría el rito de la luna roja aunque eso significara pasar por el doloroso proceso de sanación.

    Pasó el tiempo y Elizabeth pequeña todavía ya era parte de un grupo que en el futuro tenían todas las fichas puestas para ser el escuadrón combativo más letal de los últimos tiempos.

    A diferencia de su hermano, Liz no fue marcada ya que sus padres fueron asesinados por alta traición (a penas ella nació) al descubrir que mantenían contacto con su hijo, más nunca descubrieron de quien se trataba.
    Elías hizo unos arreglos con una de las nodrisas que afortunadamente lo tenían en gran estima para registrar con el nombre real a la pequeña pelirroja, nunca se presentó ante ella como su familiar, la observaba y cuidaba a distancia siempre que podía.

    El año del Búho llegó y con este el terrible genocidio de toda la tribu, muchos murieron y a él lo tomaron prisionero, entre cinco fue engrillado y arrastrado hasta un barco para hacerlo esclavo en el viejo continente. Su mundo se había destrozado por completo el corazón le dolía causando en cada palpitar agudas punzadas, pero entonces la vio... su pequeña hermanita se escabullía para ser libre. Elizabeth lo logró, eso quería creer, era una chispa de esperanza. Lograría escapar y la encontraría donde sea que estuviera sólo tenía que esperar el tiempo adecuado.

    A͟͞c͟͞t͟͞u͟͞a͟͞l͟͞i͟͞d͟͞a͟͞d͟͞ ͟͞

    Seis años pasaron para lograr su ansiada independencia después de un largo y tortuoso tiempo como esclavo al fin pudo emprender su búsqueda. Recordaba a Elizabeth como una niña, sería difícil dar con ella dependiendo sólo de sus memorias.
    Por suerte para él, después de un par de años de intensa investigación arribó a uno de los poblados donde Liz había adquirido cierta popularidad como la Reina Escarlata: una guerrera de ojos carmesí y la furia de su llama que consumía todo a su paso. Elías no dudó, era ella.

    Siguió migaja por migaja que obtenía de información recorriendo cada lugar que Liz había pisado hasta que despues de miles de kilómetros recorridos de travesía llegó a Kyoto.

    ── Te encontraré Elizabeth, aunque sea lo último que haga
    ᴇʟíᴀꜱ ────── En Knaresborough cada nueva generación de neófitos "Llamas de sangre" eran censados y asignados a una unidad de nodrizas quienes los criarían y educarían desde el momento que terminaran de lactar, asignándole nombres aleatorios con el fin de no poder ser identificados por sus padres a medida que crezcan, el vínculo paternal era roto al momento que la madre dejaba de amamantar, luego de eso, sería un adiós para siempre. Así pasaba con cada infante de esta tribu que cada año crecía en número volviéndose más y más poderosa. Los padres asumían el arrebatamiento de sus hijos como algo natural parte del ciclo de vida. Los nuevos habitantes del pueblo serían inducidos a un duro entrenamiento y adoctrinamiento militar apenas tuvieran consciencia del porqué y con qué fin habían sido concebidos. Este no era el caso de Elías, hijo de Hamza, un Llama de Sangre y Astrid, arquera Nórdica quien se había asentado en la tribu sin saber lo que significaría ser madre en un lugar como ese. La única forma de que una extranjera sea aceptada y recibida en Knaresborough era procrear y pasar por el rito de brazas calientes en cuencos con agua de mar durante la luna sangrienta para que así, por este pacto, el niño naciera con poderes de fuego... un soldado más para la ambiciosa colección del gobernante en ese entonces. Las madres quedaban con quemaduras de segundo grado en gran parte de sus cuerpos, era el costo de procrear bebés con poderes sobrenaturales Astrid, como las demás sufrió el mismo destino, tardó un largo tiempo en sanar las cicatrices que las brazas habían hecho en su piel. Ella, después de todo este sacrificio no daría su único hijo así como así, lo amaba sin conocerlo aún, no lo dejaría ir. Tenía que encontrar la manera de no perderlo. Pasó el tiempo y Elías era un hermoso y feliz bebé pelirrojo de pocos meses, cuando con mucho pesar Astrid le pidió a su esposo Hamza que lo marcara en su espalda, una huella al rojo vivo que no se borarría, la señal que aún estando lejos les indicaría quien era su hijo. Y así fue, el niño creció ganándose el respeto y cariño de las personas que estaban a su cargo. Mientras sus padres biológicos jamás dejaron de verlo y compartir con él a escondidas entregando todos sus conocimientos y amor a su preciado hijo. Como pocos pudo conocer a sus padres y mantener una relación de familia en lo secreto de las vigilias, en la soledad y con ellos podía llamarse con su legítimo nombre: Elías, pero para todos los demás era conocido como Gaspar el joven promesa. En una de tantas veladas con sus padres recibió una noticia que traía consigo una gran responsabilidad: Su madre Astrid esperaba una niña; su nombre sería Elizabeth y por ella también haría el rito de la luna roja aunque eso significara pasar por el doloroso proceso de sanación. Pasó el tiempo y Elizabeth pequeña todavía ya era parte de un grupo que en el futuro tenían todas las fichas puestas para ser el escuadrón combativo más letal de los últimos tiempos. A diferencia de su hermano, Liz no fue marcada ya que sus padres fueron asesinados por alta traición (a penas ella nació) al descubrir que mantenían contacto con su hijo, más nunca descubrieron de quien se trataba. Elías hizo unos arreglos con una de las nodrisas que afortunadamente lo tenían en gran estima para registrar con el nombre real a la pequeña pelirroja, nunca se presentó ante ella como su familiar, la observaba y cuidaba a distancia siempre que podía. El año del Búho llegó y con este el terrible genocidio de toda la tribu, muchos murieron y a él lo tomaron prisionero, entre cinco fue engrillado y arrastrado hasta un barco para hacerlo esclavo en el viejo continente. Su mundo se había destrozado por completo el corazón le dolía causando en cada palpitar agudas punzadas, pero entonces la vio... su pequeña hermanita se escabullía para ser libre. Elizabeth lo logró, eso quería creer, era una chispa de esperanza. Lograría escapar y la encontraría donde sea que estuviera sólo tenía que esperar el tiempo adecuado. A͟͞c͟͞t͟͞u͟͞a͟͞l͟͞i͟͞d͟͞a͟͞d͟͞ ͟͞ Seis años pasaron para lograr su ansiada independencia después de un largo y tortuoso tiempo como esclavo al fin pudo emprender su búsqueda. Recordaba a Elizabeth como una niña, sería difícil dar con ella dependiendo sólo de sus memorias. Por suerte para él, después de un par de años de intensa investigación arribó a uno de los poblados donde Liz había adquirido cierta popularidad como la Reina Escarlata: una guerrera de ojos carmesí y la furia de su llama que consumía todo a su paso. Elías no dudó, era ella. Siguió migaja por migaja que obtenía de información recorriendo cada lugar que Liz había pisado hasta que despues de miles de kilómetros recorridos de travesía llegó a Kyoto. ── Te encontraré Elizabeth, aunque sea lo último que haga
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  • ✖ ──Bonjour! ── Exclamó la pelirrosa con energía explosiva ── C'est l'heure de notre entraînement du matin!. . .── Añadió con la disciplina de un soldado. Por alguna razón era muy activa en las mañanas.

    ── Si no despiertas espero que al menos tengas el desayuno listo para cuándo regrese~. . .──




    ────────────────
    || ❝ ¡Buenos días estrellitas!, La tierra les dice "hola"! ❞️ -WillyWonkaMood-(?

    Estuve algo desaparecida y lo acepto(?
    Pero aquí estoy de nuevo para ustedes mis amores! -hablasola(?- .
    Hoy responderé a todo lo que debo e intentaré iniciar los roles que me quedaron pendientes ♡ .

    Así que ya saben queridos!.
    Cuídense, portense mal, beban agua y escuchen heavy metal♡♡♡♡♡.

    ✖ ──Bonjour! ── Exclamó la pelirrosa con energía explosiva ── C'est l'heure de notre entraînement du matin!. . .── Añadió con la disciplina de un soldado. Por alguna razón era muy activa en las mañanas. ── Si no despiertas espero que al menos tengas el desayuno listo para cuándo regrese~. . .── ──────────────── || ❝ ¡Buenos días estrellitas!, La tierra les dice "hola"! ❞✨️ -WillyWonkaMood-(? Estuve algo desaparecida y lo acepto(? Pero aquí estoy de nuevo para ustedes mis amores! -hablasola(?- . Hoy responderé a todo lo que debo e intentaré iniciar los roles que me quedaron pendientes ♡ . Así que ya saben queridos!. Cuídense, portense mal, beban agua y escuchen heavy metal♡♡♡♡♡. :STK-59:
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  • Jimoto se deslizó entre las sombras, con la vista fija en la gran caja metálica dentro del almacén enemigo. Había sido difícil infiltrarse en la base de la Patrulla Roja, pero ahí estaba: la esfera del dragón, custodiada por unos pocos soldados distraídos. Solo tenía que actuar rápido, tomarla y desaparecer antes de que sonara la alarma.

    Pero entonces, un estruendo sacudió el suelo. Desde el intercomunicador de uno de los soldados, una voz chillona resonó:

    —¡El ataque ha comenzado! ¡Reduciremos la ciudad a cenizas hasta que nos entreguen la información!

    Jimoto sintió un escalofrío. *¿Ataque?* ¿A qué ciudad se referían?

    Salió sigilosamente del almacén y se trepó a una torre de vigilancia para ver a lo lejos. Un humo espeso se alzaba en el horizonte. Desde ahí, pudo ver el resplandor de las llamas devorando los edificios de una ciudad cercana. Gritos, explosiones… gente corriendo por sus vidas.

    Apretó los puños. Tenía la oportunidad de llevarse la esfera ahora. Podía completar su misión.

    Pero…

    Miró la caja. Luego la ciudad.

    Chasqueó la lengua con frustración.

    —Maldición…

    Sin pensarlo dos veces, se lanzó en dirección al caos.

    ***

    Las calles estaban sumidas en el terror. Soldados de la Patrulla Roja disparaban sin piedad, causando explosiones que derrumbaban edificios enteros. La gente huía, algunos atrapados entre escombros, otros rodeados sin salida.

    Entonces, una sombra veloz irrumpió en la escena.

    —¡Hey! ¡Cobardes con uniforme! —gritó Jimoto, aterrizando con un golpe que hizo temblar el pavimento—. ¿Por qué no prueban su suerte con alguien que puede devolver los golpes?

    Los soldados voltearon, sorprendidos.

    —¡Es ese tipo! ¡El de la máscara!

    Sin darles tiempo para reaccionar, Jimoto se lanzó contra ellos, derribando a los primeros con una patada giratoria y esquivando las balas con movimientos ágiles. Cada golpe suyo derribaba a un enemigo, cada salto lo acercaba a más civiles para ponerlos a salvo.

    Pero sabía la verdad: mientras él estaba aquí, los villanos escapaban con la esfera.

    No importaba.

    Ver a las familias reunirse, a los niños correr hacia los brazos de sus padres, le confirmó que había tomado la decisión correcta.

    Cuando el humo se disipó y la Patrulla Roja ya no estaba, Jimoto se quedó de pie entre los escombros, respirando con dificultad.

    Había perdido la esfera… pero había salvado una ciudad.

    Y eso valía más.
    Jimoto se deslizó entre las sombras, con la vista fija en la gran caja metálica dentro del almacén enemigo. Había sido difícil infiltrarse en la base de la Patrulla Roja, pero ahí estaba: la esfera del dragón, custodiada por unos pocos soldados distraídos. Solo tenía que actuar rápido, tomarla y desaparecer antes de que sonara la alarma. Pero entonces, un estruendo sacudió el suelo. Desde el intercomunicador de uno de los soldados, una voz chillona resonó: —¡El ataque ha comenzado! ¡Reduciremos la ciudad a cenizas hasta que nos entreguen la información! Jimoto sintió un escalofrío. *¿Ataque?* ¿A qué ciudad se referían? Salió sigilosamente del almacén y se trepó a una torre de vigilancia para ver a lo lejos. Un humo espeso se alzaba en el horizonte. Desde ahí, pudo ver el resplandor de las llamas devorando los edificios de una ciudad cercana. Gritos, explosiones… gente corriendo por sus vidas. Apretó los puños. Tenía la oportunidad de llevarse la esfera ahora. Podía completar su misión. Pero… Miró la caja. Luego la ciudad. Chasqueó la lengua con frustración. —Maldición… Sin pensarlo dos veces, se lanzó en dirección al caos. *** Las calles estaban sumidas en el terror. Soldados de la Patrulla Roja disparaban sin piedad, causando explosiones que derrumbaban edificios enteros. La gente huía, algunos atrapados entre escombros, otros rodeados sin salida. Entonces, una sombra veloz irrumpió en la escena. —¡Hey! ¡Cobardes con uniforme! —gritó Jimoto, aterrizando con un golpe que hizo temblar el pavimento—. ¿Por qué no prueban su suerte con alguien que puede devolver los golpes? Los soldados voltearon, sorprendidos. —¡Es ese tipo! ¡El de la máscara! Sin darles tiempo para reaccionar, Jimoto se lanzó contra ellos, derribando a los primeros con una patada giratoria y esquivando las balas con movimientos ágiles. Cada golpe suyo derribaba a un enemigo, cada salto lo acercaba a más civiles para ponerlos a salvo. Pero sabía la verdad: mientras él estaba aquí, los villanos escapaban con la esfera. No importaba. Ver a las familias reunirse, a los niños correr hacia los brazos de sus padres, le confirmó que había tomado la decisión correcta. Cuando el humo se disipó y la Patrulla Roja ya no estaba, Jimoto se quedó de pie entre los escombros, respirando con dificultad. Había perdido la esfera… pero había salvado una ciudad. Y eso valía más.
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