• A primera hora de la mañana La Gran Maestra Interina se encontraba en el campo de la salida secundaria de la ciudad. Tocaba entrenamiento con sus caballeros, si bien no se llevó a todos, si citó a unos 60 a los que entrenaría personalmente.

    Risueña, alegre, despreocupada, un alma libre y hasta rebelde eran algunas de las características por las que se le conocía pero, en el entrenamiento era dura. No llevaba ni dos horas con ellos cuando a más de la mitad de los caballeros ya los tenía abatidos en el suelo, era fuerte, y tenía que serlo puesto que Mondstadt dependía de ella y no pensaba defraudarlos y, a pesar de ser querida y respetada por todos sus caballeros, en los entrenamientos y con el calor del momento más de uno se frustraba y le tocaba lidiar con ello.

    -En este momento estamos entrenando. Es aquí donde pueden equivocarse, donde pueden corregir y mejorar cada una de sus técnicas.

    Decía mientras caminaba entre los soldados blandiendo su espada. Se puso frente a uno de los caballeros que la había insultado frustrado y sin verlo directamente a él dice para todos.

    -En el campo de batalla el enemigo no les va a dar segundas oportunidades. Un cuerpo muerto termina solo siendo un cuerpo muerto. Ustedes eligieron ser caballeros, Caballeros de Favonius, pero cada una de sus vidas están sobre los hombros de sus capitanes y mía. Al final de la batalla, quien cargará con sus muertes seré yo. Tienen esposas, hijos, padres, madres, hermanos, hermanas, amigos, y a mi ¿A caso quieren les entregue la noticia a sus familias de su fallecimiento?. Ninguno de ustedes es solo un número en mi lista a quien pago cada mes, a algunos los conozco desde la academia otros se enlistaron por el Maestro Varka o por mi hay caballeros jóvenes y quienes llevan más tiempo que yo siéndolo, arriesgan sus vidas día a día cuando patrullan fuera de la ciudad, cuando escoltan gente en encargos, cuando hay olas de Hilichurls y otros monstruos.

    Los caballeros se miraban entre ellos, asintiendo, miraron hacia abajo, hacia los lados, murmuraron entre ellos.

    -Mis caballeros no pueden morir hasta haber acabado a 200 enemigos por cuenta propia en una guerra.

    Dijo lo último con una sonrisa y una mirada quebrada, pues, sabía que, aunque no había ninguna guerra próxima, era totalmente verdad que arriesgaban sus vidas día a día. Los caballeros empuñaros sus espadas alzándolas al cielo gritando motivados y hasta disculpándose con ella. El soldado a sus pies se levanta se disculpó e hizo una reverencia a la que Jean le sonrió.

    -Quiero parejas y entrenen entre ustedes. Ataquen, contraataquen y defiéndanse uno del otro.
    A primera hora de la mañana La Gran Maestra Interina se encontraba en el campo de la salida secundaria de la ciudad. Tocaba entrenamiento con sus caballeros, si bien no se llevó a todos, si citó a unos 60 a los que entrenaría personalmente. Risueña, alegre, despreocupada, un alma libre y hasta rebelde eran algunas de las características por las que se le conocía pero, en el entrenamiento era dura. No llevaba ni dos horas con ellos cuando a más de la mitad de los caballeros ya los tenía abatidos en el suelo, era fuerte, y tenía que serlo puesto que Mondstadt dependía de ella y no pensaba defraudarlos y, a pesar de ser querida y respetada por todos sus caballeros, en los entrenamientos y con el calor del momento más de uno se frustraba y le tocaba lidiar con ello. -En este momento estamos entrenando. Es aquí donde pueden equivocarse, donde pueden corregir y mejorar cada una de sus técnicas. Decía mientras caminaba entre los soldados blandiendo su espada. Se puso frente a uno de los caballeros que la había insultado frustrado y sin verlo directamente a él dice para todos. -En el campo de batalla el enemigo no les va a dar segundas oportunidades. Un cuerpo muerto termina solo siendo un cuerpo muerto. Ustedes eligieron ser caballeros, Caballeros de Favonius, pero cada una de sus vidas están sobre los hombros de sus capitanes y mía. Al final de la batalla, quien cargará con sus muertes seré yo. Tienen esposas, hijos, padres, madres, hermanos, hermanas, amigos, y a mi ¿A caso quieren les entregue la noticia a sus familias de su fallecimiento?. Ninguno de ustedes es solo un número en mi lista a quien pago cada mes, a algunos los conozco desde la academia otros se enlistaron por el Maestro Varka o por mi hay caballeros jóvenes y quienes llevan más tiempo que yo siéndolo, arriesgan sus vidas día a día cuando patrullan fuera de la ciudad, cuando escoltan gente en encargos, cuando hay olas de Hilichurls y otros monstruos. Los caballeros se miraban entre ellos, asintiendo, miraron hacia abajo, hacia los lados, murmuraron entre ellos. -Mis caballeros no pueden morir hasta haber acabado a 200 enemigos por cuenta propia en una guerra. Dijo lo último con una sonrisa y una mirada quebrada, pues, sabía que, aunque no había ninguna guerra próxima, era totalmente verdad que arriesgaban sus vidas día a día. Los caballeros empuñaros sus espadas alzándolas al cielo gritando motivados y hasta disculpándose con ella. El soldado a sus pies se levanta se disculpó e hizo una reverencia a la que Jean le sonrió. -Quiero parejas y entrenen entre ustedes. Ataquen, contraataquen y defiéndanse uno del otro.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    - Aqui pasando el día recolectando moras y uvas para hacer vino a mano. Sera un proceso agotador, pero gracias a mi pueblo terminaremos antes.

    Es un agradable día soleado, asi que decidi decirle alguno de mis soldados que me sacaran una foto para recordar el día maravilloso de hoy, tendre que pagarles luego de esto, ya que siempre etare agradecida porque me ayuden en todo lo que hago.

    Es muy recomendable salir a caminar hoy, el sol es maravilloso
    - Aqui pasando el día recolectando moras y uvas para hacer vino a mano. Sera un proceso agotador, pero gracias a mi pueblo terminaremos antes. Es un agradable día soleado, asi que decidi decirle alguno de mis soldados que me sacaran una foto para recordar el día maravilloso de hoy, tendre que pagarles luego de esto, ya que siempre etare agradecida porque me ayuden en todo lo que hago. Es muy recomendable salir a caminar hoy, el sol es maravilloso
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  • - Llega cantando " No estaba muerto andaba de parranda" mientras subía las escaleras de la mansión del ruso descalza con sus zapatos en la mano izquierda y las llaves del auto mal estacionado ( Que probablemente se den cuenta en la mañana). Iba a su habitación luego de que le invitaron a tomar una copa con los abogados, abriendo la puerta en silencio , saludando a pelusa como si fuera una persona mas acariciándole la cabeza -

    Cuida el fuerte soldado

    - dice cuadrandose para ir a meterse a su cuarto antes de que la pillen en ese estado -
    - Llega cantando " No estaba muerto andaba de parranda🎶" mientras subía las escaleras de la mansión del ruso descalza con sus zapatos en la mano izquierda y las llaves del auto mal estacionado ( Que probablemente se den cuenta en la mañana). Iba a su habitación luego de que le invitaron a tomar una copa con los abogados, abriendo la puerta en silencio , saludando a pelusa como si fuera una persona mas acariciándole la cabeza - Cuida el fuerte soldado 🎶 - dice cuadrandose para ir a meterse a su cuarto antes de que la pillen en ese estado -
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  • —Hank regreso al mundo de los mortales a la fuerza,quebrantando todas las barreras de la vida y la muerte,este regreso de una manera particular,este regreso justo en donde fue enterrado,no le costo mucho salir ya que solo tuvo excarvar unos pocos metros hasta descubrir la superficie,por suerte fue enterrado con su espada original,la cual no se daño con el paso de los años gracias al metal de gran calidad,Hank luego de encontrar la forma de bañarse,camino hasta la ciudad y alli intento ubicar la central de operaciones de su hijo,cosa que no fue dificil debido al ataque al cuartel de la A.A.M unos dias antes,este solo siguio a los soldados hasta una base en las afueras de la ciudad,el logro infiltrarse en silencio hasta los apocentos de Sirius,este estaba charlando con Cassandra sobre su triunfo,asi que este decidio interrumpir—

    "En mis tiempos,nosotros dirigiamos nuestro ejercito,no nos mandaba nadie"


    —Ambos se quedaron en silencio,en especial Sirius quien veia a su padre en persona por primera vez—


    "Sirius..hijo mio...has crecido tanto...pensar que la ultima vez que te vi estabas en mis brazos...te pareces tanto a mi"


    —Sirius no pudo responder,bajo el casco habia un hombre al borde de las lagrimas,Cassandra sabía eso por lo que tomo la palabra—


    "No se a quien te refieres..Wimbleton,Sirius murió el dia que una de tus hijas lo dejo morir en una zanja"

    —Dijo Cassandra mientras metia sus manos dentro de su tunica—


    "Eso fue decision de ambos,el querer matarse fue culpa mia por no haber estado alli"


    —Hank tomaba su espada y empezaba a deseunfarla—

    "Pues...que mal padre"

    —Cassandra se quito la tunica y mostro una espada corta pero dentada,por lo que si ella le encajaba un solo espadazo lo dejaria mal herido,ella salto hacia Hank y ambos empezaron un enfrentamiento con sus espadas,mientras Sirius observaba totalmente atonito,no sabia a quien deberia ayudar en el combate—
    —Hank regreso al mundo de los mortales a la fuerza,quebrantando todas las barreras de la vida y la muerte,este regreso de una manera particular,este regreso justo en donde fue enterrado,no le costo mucho salir ya que solo tuvo excarvar unos pocos metros hasta descubrir la superficie,por suerte fue enterrado con su espada original,la cual no se daño con el paso de los años gracias al metal de gran calidad,Hank luego de encontrar la forma de bañarse,camino hasta la ciudad y alli intento ubicar la central de operaciones de su hijo,cosa que no fue dificil debido al ataque al cuartel de la A.A.M unos dias antes,este solo siguio a los soldados hasta una base en las afueras de la ciudad,el logro infiltrarse en silencio hasta los apocentos de Sirius,este estaba charlando con Cassandra sobre su triunfo,asi que este decidio interrumpir— "En mis tiempos,nosotros dirigiamos nuestro ejercito,no nos mandaba nadie" —Ambos se quedaron en silencio,en especial Sirius quien veia a su padre en persona por primera vez— "Sirius..hijo mio...has crecido tanto...pensar que la ultima vez que te vi estabas en mis brazos...te pareces tanto a mi" —Sirius no pudo responder,bajo el casco habia un hombre al borde de las lagrimas,Cassandra sabía eso por lo que tomo la palabra— "No se a quien te refieres..Wimbleton,Sirius murió el dia que una de tus hijas lo dejo morir en una zanja" —Dijo Cassandra mientras metia sus manos dentro de su tunica— "Eso fue decision de ambos,el querer matarse fue culpa mia por no haber estado alli" —Hank tomaba su espada y empezaba a deseunfarla— "Pues...que mal padre" —Cassandra se quito la tunica y mostro una espada corta pero dentada,por lo que si ella le encajaba un solo espadazo lo dejaria mal herido,ella salto hacia Hank y ambos empezaron un enfrentamiento con sus espadas,mientras Sirius observaba totalmente atonito,no sabia a quien deberia ayudar en el combate—
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  • —Sirius se preparo para el dar el primer ataque en contra de la A.A.M,Con los Dixers de su lado podrían tener una segunda opción de ataque en caso de fallar,Sirius se reunió con Cassandra y posteriormente reunió a sus soldados para marchar hacia el edificio—

    —Todo se repetía una vez más,un Wimbleton marchando con miles y miles de tropas a espaldas suya,Sirius decidio esperar afuera y dejó a las tropas que entren por la puerta principal,este tomo un comunicador y se comunico con los generales de las divisiones de los Dixers—


    —Señores,llego el momento...ejecuten...


    "Así será mi lord"


    —dijeron todos,y así las tropas las cuales defendían el lugar,se dispusieron a disparar en contra de los Nexus,poco a poco fueron exterminados,cuando solo quedaron los niños pequeños,este se presento ante ellos y desenfundo su espada—


    —Les doy la oportunidad de que se unan...o mueran..


    —Los niños muertos de miedo después de todo lo que vieron,no tuvieron más opción que irse con el...


    —Unos pocos días después,Sirius fundió todas las espadas de los Nexus muertos y así,forjó un trono de hierro en el cual se sentó y pensó unas cuantas horas—
    —Sirius se preparo para el dar el primer ataque en contra de la A.A.M,Con los Dixers de su lado podrían tener una segunda opción de ataque en caso de fallar,Sirius se reunió con Cassandra y posteriormente reunió a sus soldados para marchar hacia el edificio— —Todo se repetía una vez más,un Wimbleton marchando con miles y miles de tropas a espaldas suya,Sirius decidio esperar afuera y dejó a las tropas que entren por la puerta principal,este tomo un comunicador y se comunico con los generales de las divisiones de los Dixers— —Señores,llego el momento...ejecuten... "Así será mi lord" —dijeron todos,y así las tropas las cuales defendían el lugar,se dispusieron a disparar en contra de los Nexus,poco a poco fueron exterminados,cuando solo quedaron los niños pequeños,este se presento ante ellos y desenfundo su espada— —Les doy la oportunidad de que se unan...o mueran.. —Los niños muertos de miedo después de todo lo que vieron,no tuvieron más opción que irse con el... —Unos pocos días después,Sirius fundió todas las espadas de los Nexus muertos y así,forjó un trono de hierro en el cual se sentó y pensó unas cuantas horas—
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  • —Sirius no sabia como encontrar mas hombres,los cuarteles de la nacion duplicaron su seguridad y fueron autorizados a usar armamento letal y de guerra,por lo que tomarlos seria sumamente complicado,en ese entonces tuvo una idea,recordo que su padre se alio con un ejército privado que estuvo en su contra,La Legion 501 ya no existia pero si habia algo que quedaba de los restos de esa legion,Los Dixers de la A.A.M,el ya sabia como convencerlos sin que se dispare una sola bala—


    —Sirius ubico la central de descanso de los Dixers,sabia que lo reconocerian con su armadura,pero si se quitaba el casco se le haria muy complicado alzar la voz enfrente de miles de hombres y mujeres,este se metio a las zonas descanso de los generales y los tomo como rehenes a todos,este fue hasta las zonas de descanso comunes,las cuales eran para los soldados novatos,los sargentos y comandantes.Todos observaron a los generales tomados como rehenes y decidieron no atacar—


    —¡Damas y Caballeros!,estoy aqui para ofrecerles algo que en la A.A.M no les dara jamas:¡DIGNIDAD E IMPORTANCIA!,¿¡NO ESTAN HARTOS DE QUE TODO EL CREDITO DE SUS SACRIFICIOS SE LOS LLEVEN LOS NEXUS?!


    —Todos pasaron de estar alertas ante la potente amenaza de Sirius a escucharlo atentamente,incluyendo a los generales que estaban de rehenes—


    —¿¡NO ESTAN CANSADOS DE QUE SIEMPRE LOS USEN DE CARNE DE CAÑON,DE QUE LOS TRATEN DE NADA MIENTRAS USTEDES HACEN EL TRABAJO SUCIO POR ELLOS,DE DORMIR EN UN CORRAL COMO ANIMALES?!


    —Algunos movian la cabeza diciendo que si con vergüenza—


    —Vengo a ofrecerles libertad,respeto como lo merecen todos los soldados del mundo,yo no vengo como una amenza,si no como un amigo,y los amigos se ayudan y se cuidan el uno al otro...quienes quieran unirse a mi familia,que de un paso al frente...


    —Hubo un silencio rotundo,Sirius solto a los generales para ver si ellos tambien se unian,algunos soldados caminaron hasta Sirius,este los recibio con un abrazo y una palmada en la espalda,poco a poco,grupos y grupos de soldados se unian a el,hasta que finalmente todos esten de su lado—


    —Mis amigos y amigas....hoy seran parte de la historia..
    —Sirius no sabia como encontrar mas hombres,los cuarteles de la nacion duplicaron su seguridad y fueron autorizados a usar armamento letal y de guerra,por lo que tomarlos seria sumamente complicado,en ese entonces tuvo una idea,recordo que su padre se alio con un ejército privado que estuvo en su contra,La Legion 501 ya no existia pero si habia algo que quedaba de los restos de esa legion,Los Dixers de la A.A.M,el ya sabia como convencerlos sin que se dispare una sola bala— —Sirius ubico la central de descanso de los Dixers,sabia que lo reconocerian con su armadura,pero si se quitaba el casco se le haria muy complicado alzar la voz enfrente de miles de hombres y mujeres,este se metio a las zonas descanso de los generales y los tomo como rehenes a todos,este fue hasta las zonas de descanso comunes,las cuales eran para los soldados novatos,los sargentos y comandantes.Todos observaron a los generales tomados como rehenes y decidieron no atacar— —¡Damas y Caballeros!,estoy aqui para ofrecerles algo que en la A.A.M no les dara jamas:¡DIGNIDAD E IMPORTANCIA!,¿¡NO ESTAN HARTOS DE QUE TODO EL CREDITO DE SUS SACRIFICIOS SE LOS LLEVEN LOS NEXUS?! —Todos pasaron de estar alertas ante la potente amenaza de Sirius a escucharlo atentamente,incluyendo a los generales que estaban de rehenes— —¿¡NO ESTAN CANSADOS DE QUE SIEMPRE LOS USEN DE CARNE DE CAÑON,DE QUE LOS TRATEN DE NADA MIENTRAS USTEDES HACEN EL TRABAJO SUCIO POR ELLOS,DE DORMIR EN UN CORRAL COMO ANIMALES?! —Algunos movian la cabeza diciendo que si con vergüenza— —Vengo a ofrecerles libertad,respeto como lo merecen todos los soldados del mundo,yo no vengo como una amenza,si no como un amigo,y los amigos se ayudan y se cuidan el uno al otro...quienes quieran unirse a mi familia,que de un paso al frente... —Hubo un silencio rotundo,Sirius solto a los generales para ver si ellos tambien se unian,algunos soldados caminaron hasta Sirius,este los recibio con un abrazo y una palmada en la espalda,poco a poco,grupos y grupos de soldados se unian a el,hasta que finalmente todos esten de su lado— —Mis amigos y amigas....hoy seran parte de la historia..
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  • Aunque sea un soldado inactivo, uno siempre debe mantenerse en forma nwn
    Aunque sea un soldado inactivo, uno siempre debe mantenerse en forma nwn
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  • ≫ ──────── ≪•◦ ❈ ◦•≫──────── ≪

    ⠀⠀⠀ ᴄᴀɴᴄɪóɴ ᴅᴇ ɢᴜᴇʀʀᴀ ꜱᴀɴɢʀɪᴇɴᴛᴀ

    El día de la insurrección había finalmente llegado. Miles de hombres, como bestias enjauladas, esperaban la hora de la batalla.

    En el aire se palpaba la tensión; los escuadrones alzaban el estandarte de la Llama de Sangre, símbolo de su reivindicación. Cada batallón había recibido instrucciones claras y precisas de Elizabeth, la comandante y estratega marcial, cuyas decisiones eran la brújula que guiaba a sus hombres hacia la victoria o la muerte.
    Los campamentos de marcha estaban asegurados por fortificaciones robustas, cada unidad posicionada con una segunda y hasta tercera línea de reservas, dispuestas para responder a cualquier cambio en el curso de los acontecimientos. La meticulosidad con la que Elizabeth había organizado su ejército era digna de admiración; ella no solo planeaba cada asalto, sino que también anticipaba las maniobras del enemigo.

    Gedler, el Capitán de los pueblos y comarcas del Norte, lideraba el primer séquito. Sus gritos guturales, impregnados de sed de sangre, resonaban como rugidos de un león, instando a sus hombres a desplegarse en dos y tres líneas de infantería. Su táctica era astuta, apoyándose en reservas abundantes que relevaban a las unidades del frente tan pronto como empezaban a ceder. A los flancos, el peso del combate recaía en la infantería ligera y la caballería auxiliar, quienes rodeaban al enemigo con agilidad y precisión, protegiendo a los legionarios en el centro del campo de batalla.

    Desde allí, Elizabeth dirigía cada movimiento, inmersa en la vorágine del combate cuerpo a cuerpo. Excalibur, su espada legendaria, brillaba con una luz propia mientras cortaba el aire. Con cada roce liquidaba a sus oponentes, dejando tras de sí una estela de cuerpos caídos. Intercalaba sus ataques con dardos de fuego que disparaba a los enemigos a mayor distancia, su puntería implacable. Era de esperar que alguien en su posición montara a caballo, pero para ella, esa idea era un desliz; su fuerte era el ataque a corta distancia, donde podía sentir el pulso de la batalla, donde cada vida arrebatada resonaba con fuerza en su interior.
    La lucha duró dos largos días, un amplio periodo en el que el valle se iba tiñendo de un manto rojo de sangre, un sinfín de almas perdidas bajo los crueles designios de la guerra. Cada guerrero, exhausto, daba lo mejor de sí para lograr la victoria. Aunque el ejército del reino era feroz y estaba bien entrenado, poco a poco empezaba a ceder terreno. Detrás de su fortaleza inicial, comenzaban a mostrar signos de descomposición.

    A medida que Elizabeth avanzaba colina arriba, su determinación ardía con más fuerza. Se acercaba a los cabecillas responsables de tan detestables actos, sus aliados: Cohner y Kingwolf. Ambos, cubriéndole la retaguardia, demostraban la fuerza de sus lazos forjados en la lucha. La promesa de luchar codo a codo se cumplía con fervor.
    En la madrugada del segundo día, el número de soldados de ambos bandos había descendido drásticamente. Los gobernantes, en su arrogancia, habían quedado desprotegidos, expuestos ante la furia del ejército insurgente. Elizabeth, con el escuadrón que avanzaba tras de ella, se acercaba furiosa, ansiosa por degollar las cabezas que tanto sufrimiento habían sembrado en las tierras que amaba. La pelirroja, con los ojos inyectados de sangre, desplegaba fuego y azotes con su arma, dando muerte a dos de ellos en un abrir y cerrar de ojos. El tercero, presa del pánico, escapó colina abajo, desapareciendo entre la bruma del caos.
    A medida que el ocaso se cernía sobre el valle, sus sombras se prolongaban entre los miles de cuerpos tendidos a lo largo del campo como un campo florido marchito. Elizabeth, aún con la respiración agitada, se sentó en el suelo cubierto de tierra y sangre. En su mano, una ocarina resplandecía tenuemente. Comenzó a entonar una melodía, sus notas flotando en el aire pesado por el intenso olor a muerte y hierro. Entre las notas, susurraba la justicia alcanzada, aunque a un gran precio.

    Muchas almas partieron en el proceso, y el eco de su sacrificio resonaría por generaciones. Era un canto de victoria, pero también de luto; una celebración de la libertad, en medio del lamento por los caídos. Al final, en la encrucijada de gloria y dolor, Elizabeth encontró el verdadero significado de la guerra: una balanza en la que la justicia nunca se inclinaría por completo, siempre cargada de un peso insoportable.

    Este peso que asediaba en la conciencia de Liz le hacía desear la paz que contradictoriamente ella misma había espantado, la dulce melodía de la Ocarina la llevaban lejos al único lugar donde realmente había encontrado refugio para su alma atormentada: un monte entre las montañas y dos lumbreras color zafiro… Era tiempo de volver

    ≫ ──────── ≪•◦ ❈ ◦•≫──────── ≪ ⠀⠀⠀ ᴄᴀɴᴄɪóɴ ᴅᴇ ɢᴜᴇʀʀᴀ ꜱᴀɴɢʀɪᴇɴᴛᴀ El día de la insurrección había finalmente llegado. Miles de hombres, como bestias enjauladas, esperaban la hora de la batalla. En el aire se palpaba la tensión; los escuadrones alzaban el estandarte de la Llama de Sangre, símbolo de su reivindicación. Cada batallón había recibido instrucciones claras y precisas de Elizabeth, la comandante y estratega marcial, cuyas decisiones eran la brújula que guiaba a sus hombres hacia la victoria o la muerte. Los campamentos de marcha estaban asegurados por fortificaciones robustas, cada unidad posicionada con una segunda y hasta tercera línea de reservas, dispuestas para responder a cualquier cambio en el curso de los acontecimientos. La meticulosidad con la que Elizabeth había organizado su ejército era digna de admiración; ella no solo planeaba cada asalto, sino que también anticipaba las maniobras del enemigo. Gedler, el Capitán de los pueblos y comarcas del Norte, lideraba el primer séquito. Sus gritos guturales, impregnados de sed de sangre, resonaban como rugidos de un león, instando a sus hombres a desplegarse en dos y tres líneas de infantería. Su táctica era astuta, apoyándose en reservas abundantes que relevaban a las unidades del frente tan pronto como empezaban a ceder. A los flancos, el peso del combate recaía en la infantería ligera y la caballería auxiliar, quienes rodeaban al enemigo con agilidad y precisión, protegiendo a los legionarios en el centro del campo de batalla. Desde allí, Elizabeth dirigía cada movimiento, inmersa en la vorágine del combate cuerpo a cuerpo. Excalibur, su espada legendaria, brillaba con una luz propia mientras cortaba el aire. Con cada roce liquidaba a sus oponentes, dejando tras de sí una estela de cuerpos caídos. Intercalaba sus ataques con dardos de fuego que disparaba a los enemigos a mayor distancia, su puntería implacable. Era de esperar que alguien en su posición montara a caballo, pero para ella, esa idea era un desliz; su fuerte era el ataque a corta distancia, donde podía sentir el pulso de la batalla, donde cada vida arrebatada resonaba con fuerza en su interior. La lucha duró dos largos días, un amplio periodo en el que el valle se iba tiñendo de un manto rojo de sangre, un sinfín de almas perdidas bajo los crueles designios de la guerra. Cada guerrero, exhausto, daba lo mejor de sí para lograr la victoria. Aunque el ejército del reino era feroz y estaba bien entrenado, poco a poco empezaba a ceder terreno. Detrás de su fortaleza inicial, comenzaban a mostrar signos de descomposición. A medida que Elizabeth avanzaba colina arriba, su determinación ardía con más fuerza. Se acercaba a los cabecillas responsables de tan detestables actos, sus aliados: Cohner y Kingwolf. Ambos, cubriéndole la retaguardia, demostraban la fuerza de sus lazos forjados en la lucha. La promesa de luchar codo a codo se cumplía con fervor. En la madrugada del segundo día, el número de soldados de ambos bandos había descendido drásticamente. Los gobernantes, en su arrogancia, habían quedado desprotegidos, expuestos ante la furia del ejército insurgente. Elizabeth, con el escuadrón que avanzaba tras de ella, se acercaba furiosa, ansiosa por degollar las cabezas que tanto sufrimiento habían sembrado en las tierras que amaba. La pelirroja, con los ojos inyectados de sangre, desplegaba fuego y azotes con su arma, dando muerte a dos de ellos en un abrir y cerrar de ojos. El tercero, presa del pánico, escapó colina abajo, desapareciendo entre la bruma del caos. A medida que el ocaso se cernía sobre el valle, sus sombras se prolongaban entre los miles de cuerpos tendidos a lo largo del campo como un campo florido marchito. Elizabeth, aún con la respiración agitada, se sentó en el suelo cubierto de tierra y sangre. En su mano, una ocarina resplandecía tenuemente. Comenzó a entonar una melodía, sus notas flotando en el aire pesado por el intenso olor a muerte y hierro. Entre las notas, susurraba la justicia alcanzada, aunque a un gran precio. Muchas almas partieron en el proceso, y el eco de su sacrificio resonaría por generaciones. Era un canto de victoria, pero también de luto; una celebración de la libertad, en medio del lamento por los caídos. Al final, en la encrucijada de gloria y dolor, Elizabeth encontró el verdadero significado de la guerra: una balanza en la que la justicia nunca se inclinaría por completo, siempre cargada de un peso insoportable. Este peso que asediaba en la conciencia de Liz le hacía desear la paz que contradictoriamente ella misma había espantado, la dulce melodía de la Ocarina la llevaban lejos al único lugar donde realmente había encontrado refugio para su alma atormentada: un monte entre las montañas y dos lumbreras color zafiro… Era tiempo de volver
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  • —La primera mision de Sirius era tomar una serie de cuarteles de extrema concentración de soldados en el pais y ponerlos de su lado para empezar a formar su ejercito,no fue muy dificil,sus nuevas habilidades y su armadura le facilitaron las cosas para convencerlos,este volvio a su base con camiones,jeeps,armamento y obviamente muchos soldados dispuestos a seguir a Sirius,este se presento ante aquella mujer que lo salvo,arrodillandose ante ella—



    —Ya tenemos un ejercito para empezar a dar nuestros primeros pasos...Madam...


    "Excelente,pero aun te faltan soldados..tu padre tenía mas de 900.000 hombres a disposición de el"


    —A Sirius se le colmo la paciencia y decidio hablar—

    —¡YO NO SOY HANK JAMES WIMBLETON!,YO NO SOY MI PADRE Y NO QUIERO SER MI PADRE!


    —A la mujer no le gusto que el le gritara,por lo que tomo su espada y le dio un espadazo en la cabeza,si bien la armadura protegio su cabeza,lo dejo con un dolor fuerte en su cabeza—


    "¿¡COMO TE ATREVES A GRITARME?!"


    —Ella puso uno de sus tacones encima de la cabeza de Sirius,aprovechando que este estaba arrodillado—


    "Recuerda Wimbleton,que si no fuera por mi,estarías en el infierno junto a tu padre,tu trabajas para mi y te aconsejo que lo recuerdes"

    —Aquella mujer se retiro mientras enfundaba su espada,Sirius seguia estando enojado por lo que dijo ella pero decidio ponerse de pie y retirararse—
    —La primera mision de Sirius era tomar una serie de cuarteles de extrema concentración de soldados en el pais y ponerlos de su lado para empezar a formar su ejercito,no fue muy dificil,sus nuevas habilidades y su armadura le facilitaron las cosas para convencerlos,este volvio a su base con camiones,jeeps,armamento y obviamente muchos soldados dispuestos a seguir a Sirius,este se presento ante aquella mujer que lo salvo,arrodillandose ante ella— —Ya tenemos un ejercito para empezar a dar nuestros primeros pasos...Madam... "Excelente,pero aun te faltan soldados..tu padre tenía mas de 900.000 hombres a disposición de el" —A Sirius se le colmo la paciencia y decidio hablar— —¡YO NO SOY HANK JAMES WIMBLETON!,YO NO SOY MI PADRE Y NO QUIERO SER MI PADRE! —A la mujer no le gusto que el le gritara,por lo que tomo su espada y le dio un espadazo en la cabeza,si bien la armadura protegio su cabeza,lo dejo con un dolor fuerte en su cabeza— "¿¡COMO TE ATREVES A GRITARME?!" —Ella puso uno de sus tacones encima de la cabeza de Sirius,aprovechando que este estaba arrodillado— "Recuerda Wimbleton,que si no fuera por mi,estarías en el infierno junto a tu padre,tu trabajas para mi y te aconsejo que lo recuerdes" —Aquella mujer se retiro mientras enfundaba su espada,Sirius seguia estando enojado por lo que dijo ella pero decidio ponerse de pie y retirararse—
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  • No me descuiden tanto que tengo un sin fin de admiradoras ~ la gran verga pierde terminar siendo secuestrado por alguna loca

    -señala a sus mujeres, angeles exterminadoras que lo aman y admiran al punto de dar su vida por el y mujeres incapaces de hacerle daño a excepción de lute y sus buenos golpes cuando la hace enojar pero no por nada es su teniente y mejor soldado. Aun así pocos saben de la buena relación que tiene el padre de la humanidad con ellas y saca ventaja de ello-

    No me descuiden tanto que tengo un sin fin de admiradoras ~ la gran verga pierde terminar siendo secuestrado por alguna loca -señala a sus mujeres, angeles exterminadoras que lo aman y admiran al punto de dar su vida por el y mujeres incapaces de hacerle daño a excepción de lute y sus buenos golpes cuando la hace enojar pero no por nada es su teniente y mejor soldado. Aun así pocos saben de la buena relación que tiene el padre de la humanidad con ellas y saca ventaja de ello-
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